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Alicia Fernández. 12

en Amor filial

Alicia Fernández. Capítulo 12

 

Personajes (Presentación para quienes empiecen a leer esta historia desde aquí)

 

- Eric: padre de Alicia. Alto y moreno. Es informático y trabaja en casa.

 

- Lucía: madre de Alicia. Alta, delgada, rubia de ojos verdes y con un cuerpo muy sexy. Su hija es una copia de ella físicamente hablando. Es psicóloga.

 

- Iván: dieciocho años, hermano de Alicia. Alto y moreno, aunque no tanto como su padre. Tiene como novia a su hermana Carolina, de su misma edad, y viven de hacer vídeos porno en directo desde su cuarto, con la aprobación de sus padres.

 

- Carolina: dieciocho años (melliza de Iván), hermana de Alicia. Alta y de pelo castaño claro (casi rubio), ojos verdes y un cuerpo muy sexy. Como su hermano, vive del porno. Bisexual.

 

- Alicia: dieciséis años. Alta (+1.75cm), delgada-bien de peso, piel clara y suave, melena muy

rubia (con mechones blancos naturales), larga (media espalda) y lisa u ondulada (dependiendo del día), carita angelical, ojos azules / verdes, nariz respingada y blanca, labios finos y rojos, buenas tetas (grandes, duritas y erguidas) y un culito respingón y amasable acompañado de unas piernas depiladas y muy sensuales. Muy coqueta, siempre le ha gustado lucirse. Protagonista de esta historia. Bisexual.

 

- Raúl: hermano fallecido de Alicia, un año menor que esta. Murió en un accidente de tráfico.

 

- Alfonso: tío de Alicia y padre de Alex y Julia.

 

- Clara (‘Lara’): tía de Alicia y madre de Alex y Julia.

 

- Alex: diecisiete años, primo de Alicia. Alto y moreno. Está en bachillerato. Tiene como novia a su hermana Julia.

 

- Julia: dieciséis años, prima de Alicia. Piel clara, pelirroja con el pelo liso, ojos verdes y un cuerpo bastante sexy, con unas tetas firmes y un trasero respingón, aunque un tanto pequeño. Está en bachiller y tiene un lío con su hermano. Bisexual, aunque con preferencia lésbica.

 

- Carlos: dieciséis años. Simpático y amigable, delgado, de pelo castaño y ojos claros. Vive con su familia a las afueras de la ciudad. Alicia debe seducirlo.

 

- Ana Bosch: madre de Carlos. Morena de ojos verdes, bajita y algo rellenita.

 

- Leticia: dieciséis años, mejor amiga de Alicia. Rubia como ella y muy, muy guarra. Bisexual.

 

Argumento resumido hasta el momento

 

Alicia se muda con su familia a la ciudad, con el objetivo de seducir a Carlos por una razón que aún se desconoce. En su familia follan entre primos, hermanos, padres e hijos… La joven entabla amistad con Carlos rápidamente, pero no tardan en llegar los problemas. Una extraña furgoneta negra los persigue a ella y a su primo Alex el día de Halloween… y al parecer, la familia conoce de sobras esa furgoneta y a sus conductores, dando a entender que llevan tiempo siguiéndoles.

Duodécimo relato

 

- Ali, quédate detrás de mí – me ordenó Alex, y miró a Sergio fijamente -. Ni te acerques.

- Y tu quién coño eres.

- Soy su primo, y no voy a dejar que la toques.

- Leti ¿no decías que no iba a estar en la fiesta? - le pregunté a mi amiga, asustada.

- Y no iba a estarlo, me lo aseguró Andrés – su novio.

- ¡Ja ja! - se rió mi ex - ¿Andrés? ¿Enserio? Verás, Leticia, deberías saber que tu novio, al que por cierto sabemos que le pones los cuernos, está más de mi lado que del vuestro.

- ¿Cómo? - ahora era mi amiga la que se empezaba a asustar.

- Ay, Leticia… ¿Quién te crees que me ha avisado de que Alicia estaba en la fiesta? ¡Bingo! ¡Andrés!

- ¿Andrés? - Leticia no se lo creía - ¿Pero por qué?

- Pregúntaselo tú misma – sugirió Sergio -. Lo tienes justo detrás.

En efecto, detrás nuestra estaba el chaval.

- ¡Andrés! - mi amiga estaba asustada y cabreada al mismo tiempo, su cara era un poema y empalidecía por momentos - ¿Por qué se lo has dicho?

- ¿Y tú por qué me engañas con el novio de Alicia? ¡Eh! ¡Por qué!

- Yo… No… - apenas podía hablar ya.

- ¡Espera un momento! - intervino Sergio – Andrés, ¿acabas de decir “el novio de Alicia”? - Se giró hacia Alex y yo - ¿Pero no me habías dicho que erais primos?

La situación se estaba descontrolando cada vez más.

- Te lo ha dicho para que no te cabreases aún más, pedazo de gilipollas – intervine cabreada.

- Así que eres su novio ¿eh? - habló directamente a mi primo – Me pregunto qué te habrá contado esta zorra… ¿Te ha hablado del montón de tíos con los que me puso los cuernos? ¿Te ha hablado del montón de borracheras y blancazos que le tuve que aguantar porque la muy puta no sabía beber? ¡¿Te ha hablado de cómo desapareció de la noche a la mañana, de cómo me dejó tirado y hecho una puta mierda y de cómo se ha cambiado hasta el número del teléfono para que no pueda localizarla?! Ahí donde la ves, de mosquita muerta, ¡es una puta zorra infiel y mentirosa!

- ¿Has acabado? - le cortó Alex, viendo que yo estaba al borde de las lágrimas – Muy bien, pues te informo de que me lo contó todo cuando empezamos a salir, le dije que me daba igual y se ha portado maravillosamente bien conmigo. Tal vez deberíamos hablar también, por ejemplo, de cuando la forzabas a tener sexo contigo, llegando casi a violarla, y de cuando la obligabas también a drogarse contigo amenazando con compartir las fotos que le hacías mientras dormía desnuda. ¿De eso también te apetece hablar, eh? No ¿verdad? Pues cállate la puta boca si no quieres que te denunciemos por violación y también, ¿por qué no?, por violencia de género. Porque si no estás ya hasta el cuello de mierda, es porque Alicia no quiere verte ni en pintura, ¿te enteras? ¡Así que apártate de nuestro puto camino ahora mismo y lárgate, violador de mierda!

Las palabras de Alex acobardaron completamente a mi ex y a sus esbirros, que se marcharon con sus bicicletas cagando ostias al grito de “¡Esto no ha acabado!”. A estas alturas yo ya estaba temblando y medio llorando, y Leticia me abrazaba con fuerza diciendo “Shh, ya está, ya ha pasado todo”. Andrés se había ido con ellos.

- ¿Estás bien, Ali? - se preocupó mi primo, viéndome en este estado.

- Solo quiero irme de aquí – dije con un hilo de voz.

Afortunadamente, el coche de mis tíos no tardó en llegar. Nos montamos los tres rápidamente y nos fuimos de allí. Los padres de Alex se dieron cuenta enseguida de que algo había pasado. Entre mi primo y mi amiga se lo contaron, pues yo aún estaba temblando de miedo y apenas podía hablar.

- ¡Me cago en Dios, el niñato ese! - gritó mi tío - ¿Sabéis dónde vive?

- No, por favor, no vayáis – conseguí decir -. No quiero verle...

Mis tíos me entendieron y decidieron que ya ajustarían cuentas otro día. Pero ahora teníamos otro problema: Leticia. Después de lo que Sergio, Andrés y sus amigos habían descubierto, quién sabe lo que le harían si la pillaban sola por la calle. La llevamos en coche hasta la puerta de su casa y nos dijo que explicaría a sus padres lo que había ocurrido, para que estos también tomaran cartas en el asunto.

Volvimos a casa y se lo contamos todo a mis padres. Estaba mentalmente agotada y me acosté. Mamá me hizo compañía hasta que me dormí.

 

El domingo no salí de casa, pasé el día hablando con mi madre de lo de Sergio. Mamá es psicóloga, así que me estuvo aconsejando. Después de estar llorando un buen rato y de conversar con ella durante horas, llegamos a la conclusión de que lo mejor era denunciarlo por violación y exigir, como mínimo, una orden de alejamiento. Yo no estaba con cuerpo para ir a poner una denuncia, así que fueron mis padres, mis tíos y Alex, y Julia se quedó en casa haciéndome compañía.

 

El lunes fui a clase, y ya estaba mejor. Era incapaz de prestar atención y además el temario no me interesaba lo más mínimo, así que estuve pensando en todo lo que había ocurrido ese fin de semana. Carlos llegó algo tarde, y en cuanto se sentó me mandó un mensaje. Abrí WhatsApp y leí “Tengo algo que decirte, Alicia. En el descanso hablamos.” Me hizo gracia el secretismo, y decidí no insistir.

En el descanso, fuimos a unos bancos que había en una punta del patio y, para mi sorpresa, me habló sin rodeos:

- Alicia, llevo todo el fin de semana pensando en algo, y creo que ha llegado el momento de decírtelo – no tartamudeaba al hablar pero sí se notaba que estaba muy nervioso -. Verás… No hace mucho que nos conocemos, tan solo un par de meses, pero en este tiempo te has convertido en mi mejor amiga – sonreí por sus palabras -… Y mira, he hasta ensayado – se rió brevemente– para decirte esto, pero creo que no me hace falta… - Respiró hondo y, finalmente, dijo - Alicia… Te quiero. - Se me iluminaron los ojos cuando lo oí – Así que si quieres, podem... – No le dejé acabar.

Lo besé con tanto amor y cariño como me fue posible. Estuvimos unos segundos así, como si nada hubiera a nuestro alrededor. Carlos no besaba muy bien por su nula práctica, pero se esforzaba por estar a la altura, y eso fue lo único que me importó.

- Gracias, Carlos – le miré a los ojos -. Te ha costado decírmelo, pero me alegro de que finalmente te hayas soltado.

- ¿Entonces yo también te gusto? - supongo que querría confirmarlo.

- Sí, Carlos. Me gustas. Me gustas mucho.

- Entonces… ¿Ya somos pareja? - se notaba de lejos que el chaval era nuevo en esto.

- Supongo que sí jiji – lo cogí de la mano –. Ven conmigo.

- ¿Adónde?

- Ya lo verás.

Entramos al edificio y fuimos a los baños de hombres.

- Esto… Alicia, aquí no puedes entrar…

- No te preocupes por eso.

Nos metimos en una de las cabinas, puse el pestillo y volví a besarle. Esta vez se dejó llevar un poco más, rodeando mi cintura con sus brazos y atrayéndome hacia él. Me separé unos centímetros, le bajé la cremallera de los pantalones y agarré su polla con las manos.

- Ali… ¿Qué haces?

- Sshh… Tú solo disfruta, mi amor – le guiñé el ojo, sonriendo.

Lo empecé a masturbar mientras nos besábamos. Quería que, al igual que yo, disfrutase al máximo de nuestra relación. Claramente pensaba iniciarlo en el mundo del sexo, quería convertir al tímido e introvertido Carlos que había conocido en una máquina de follar que hiciese buen uso de la polla que la naturaleza le había dado, miembro que por cierto no estaba nada mal.

- Aaahh… Alicia… - suspiraba – Qué manos…

Mientras nos besábamos, mi ahora novio me tocaba los pechos suavemente, por encima de la camiseta. Sin duda, aún tenía que acabar de coger confianza… Y eso iba a ser ahora.

- Espera – me separé un momento de él y acto seguido me quité la camiseta -. Esto te ayudará.

- Dios… - se le abrieron los ojos como platos, cosa que me hizo gracia - Qué tetas…

- Jiji quítame el sujetador tú, venga – le animé -, así podrás tocármelas mejor.

Nervioso y temblando, se pegó a mí, me pasó las manos por detrás de la espalda – momento que aproveché para besar sus labios dulcemente – y me desabrochó el sujetador, que casi al momento cayó al suelo.

- Joder… Alicia, tienes… Tienes unos pechos magníficos.

- Jiji muchas gracias, cari. Venga, no te cortes, tócalos.

Puso una mano en cada seno y me las empezó a masajear lentamente, deleitándose con su suavidad y tamaño. Volví a agarrar entonces su polla y seguí con la masturbación, sin separar mis labios de los suyos.

- Umm… - suspiraba Carlos sin dejar de besarme, que sin duda debía encontrarse en el cielo.

Su miembro no tardó mucho en empezar a endurecerse más y más. Saqué un pañuelo rápidamente, envolví su pene con él y, en efecto, eyaculó una generosa cantidad de semen a los pocos segundos. Se quedó súper relajado, sin duda. Apoyó la espalda en la pared y, con una carita de satisfacción que me encantó, me dijo:

- Gracias, Ali… No sabes lo bien que me he quedado… Eres una diosa…

“Me llama diosa solo por una paja. Para cuando follemos ya se le habrán acabado los piropos”, pensé, divertida y agradecida por sus palabras.

- No ha sido nada, Carlos. Solo una muestra de amor.

- Ven aquí.

Y sin más, me abrazó.

- Te quiero, Ali.

- Y yo a ti, Carlos.

Estuvimos abrazados casi hasta que sonó el timbre que anunciaba el fin del descanso. Me ayudó a ponerme el sujetador negro y la camiseta y, antes de salir de la cabina, pasó su mano por detrás de mi cuello y me dijo:

- Pero qué guapa eres, coño.

Me dio un último beso en los labios y salió de la cabina. Y sonreí como una tonta, pues por fin había conseguido al chico que me gustaba, y había cumplido mi objetivo. Salí de los baños y volvimos juntos a clase. El resto de la jornada la pasamos hablando por el chat de Skype, sin más.

 

Al llegar a casa di a mi familia la buena noticia, y evidentemente me felicitaron. Había cumplido mi objetivo, y lo que era más importante: había terminado enamorándome de Carlos. Aquella noche hicimos una fiesta en casa e invitamos a mis abuelos, tíos y primos, y si no invitamos a más familia fue porque vivían lejos.

Me vestí bien para la ocasión, con una camisa negra y unos vaqueros. Muy mona. Mi abuelo incluso se emperró en hacerme una foto con cada uno de los allí presentes, y eso hicimos.

- Ya no seré el único que te folle, primita jeje – me soltó Alex en medio de la cena, delante de todos.

- ¡Alex! - le di un puñetazo cariñoso en el brazo.

- ¿Qué pasa? - me fijé en que iba contentillo - ¿He dicho alguna mentira?

- Alex, por favor… - agaché la cabeza y me puse roja como un tomate.

- Deja a tu prima, anda – le dijo mi tío -. Y para de beber ya, que mañana tienes clase.

Se rieron todos por su comentario, incluida yo.

- Bueno, hermanita – se pronunció Carol -, ¿y cuándo lo traerás a casa para presentarlo formalmente?

- Qué capulla eres jiji ¿acaso os presentasteis formalmente cuando empezaste a salir con Iván?

- ¡No hacía falta, hermanita! - fingió enfadarse – A él ya lo conoces.

- Sshh, chicas, chicas, no os peléis por mí, gatitas – soltó mi hermano.

Volvimos a reír todos. Si algo tenían en común Sergio e Iván, era que ambos tenían cierto carisma que solía convertirlos en el centro de atención. De hecho, así conocí a mi ex, en parte.

Después de cenar, estuve hablando con mis abuelos un rato en la terraza. Además de por Carlos, me preguntaron también por mis estudios. Sabían tan bien como yo que la informática ni me atraía ni era mi fuerte, y que solo estaba haciendo aquel curso por mi príncipe azul.

- ¿Qué tienes pensado hacer, Alicia? - me preguntó mi abuela - ¿Acabarás este curso o lo dejarás y estudiarás otra cosa?

- De momento voy a seguir, pero solo por Carlos. Depende de cómo me vayan las notas decidiré si continuo después de Navidad o si no. Ya veré…

- Bueno, aún tienes tiempo para pensarlo. Además, no quiero calentarte la cabeza ahora, que estamos de celebración.

Estuvimos charlando una media hora más sobre temas intrascendentes y luego me fui con mis primos, que estaban en mi cuarto, liándose en la cama.

- Anda que esperáis, cabrones – dije cerrando la puerta y desnudándome -. Hacedme sitio.

- No queríamos interrumpiros – se excusó Julia, con su hermano encima chupándole las tetas.

- No pasa nada.

Me abalancé sobre mi prima y cada uno le sobamos una teta, Alex la izquierda y yo la derecha. Y mientras tanto, Julia gemía de placer y miraba al techo mordiéndose el labio.

- Aahhh… Mmm…

- Disfruta, golfilla mía jeje – la animaba mi primo.

- Hay que ver que putita te has vuelto, ¿eh prima? Jijiji

- ¡Siii! ¡Soy vuestra putita…! ¡Aaahh…! ¡Y me gusta!

- ¿Pues sabes qué hacen los putitas, hermanita? Chupar pollas.

Acto seguido le metió todo el rabo en la boca, miembro que Julia tragó sin demasiadas complicaciones.

- Hay que ver con qué facilidad le entra ya tu polla en la boca, ¿eh, Alex? Jiji

- Y que lo digas, Ali… Aahh... Toda una puta domesticada, ella misma lo ha dicho jeje. Um…

No tardó mucho en correrse en la boca de su hermana, que se empachó de leche caliente y le empezó a salir por la boca, haciéndola toser.

- Alex, un momento, ahora te limpio yo la polla – le dije.

Me acerqué a mi prima y la besé con lengua, tragándome yo también la corrida de mi primo. Y allí estábamos las dos primas, dando un espectáculo lésbico de lo más morboso.

- Joder, chicas, qué dura me la ponéis, enserio…

- Normal jiji estamos muy buenas.

Cuando ya no hubo más semen que tragar, me metí la polla de Alex en la boca y se la limpié, aunque inevitablemente terminé haciéndole otra mamada.

- Una rubia tetuda desnuda haciéndome una mamada, ¿qué más se puede pedir? Aahhh… - gimió Alex.

- Que te folle. - Acto seguido, me abalancé sobre él y lo tumbé, momento que aproveché para ponerme sobre él y meterme su mástil en el coño.

- Ahhh… - suspiramos al unísono.

- Ali, cuando te queda semen en la boca… - me avisó Alex, viendo que al abrir la boca me resbalaba algo de leche por la comisura de los labios.

- Uy, sí jiji – cerré la boca al momento -. Julia, ayúdame a limpiarme.

- No hay problema – me dijo mi prima, que había comenzado a masturbarse mientras nos veía follar.

Se acercó a mí a gatas y me besó con lengua para tragarse ella la corrida de su hermano. Cuando terminó, se relamió y pasó la lengua por los labios mirando a mi primo.

- Qué burro me pones, hermanita… Aahhh… – la alabó.

Alex se levantó un poco de la cama sin dejar de follarme y me besó con lengua.

- ¿Mejor así, primito? Mmm… - esperé su veredicto.

- Mucho mejor, sí.

Seguí cabalgándole viendo como el movimiento de mis pechos lo tenía embobado.

- ¿Te gustan, eh? - pregunté, picarona y sonriente.

- Muchísimo, Ali.

- Cátalas, mi amor… Ahh...

No se hizo de rogar y volvió a levantarse ligeramente, tarea que yo le facilité agachándome un poco hasta que metió la boca entre mis senos. Le abracé la cabeza para que pudiese comérmelas mejor.

- Aaahh… - gemí por sus lamidas – Qué riiico…

- Qué buenas están tus tetas, primita.

- Gracias jiji no eres el único que me lo dice. Aahhh...

- Chicos, ¿os queda mucho? Que yo también quiero catar esa polla… - nos pidió Julia, que ya llevaba unos cuantos orgasmos y tenía su chochito chorreando.

- Tranquila, hermanita, que ya estoy a punto de correrme…

Se separó de mis tetas y me besó con ternura mientras su rabo se iba hinchando cada vez más y más y se aproximaba al orgasmo. Nos abrazamos mientras nos besábamos e inundaba las paredes de mi vagina con su semen.

- Eres deliciosa, Alicia… - dijo sacándome la polla del coño y dándome un último beso en los labios y la punta de mi nariz antes de levantarse.

No sé qué me ocurría pero no podía dejar de sonreírle dulcemente, como una tonta. Me quedé tumbada ahí mismo, en la cama, mientras Julia le chupaba la polla y se preparaba para ser penetrada por aquel gran mástil.

 

Carlos

 

Ajeno al trío de mi chica con sus primos estaba yo, que me encontraba en casa jugando a CS:GO en mi ordenador mientras mis padres veían una serie en el salón. Lo cierto es que no estaba muy concentrado en la partida, pues mientras iba disparando a los enemigos no dejaba de darle vueltas al tema de Alicia. Aún no me lo terminaba de creer, la verdad. No entendía como una chica como ella se había fijado en un enclenque como yo. Sin embargo, no me quejaba en absoluto, pues mi pareja era súper sexy y había demostrado ser un encanto de persona.

Pensaba en sus tetas cuando me mataron. No me apetecía seguir jugando, de modo que cerré el juego y abrí Facebook para masturbarme con una foto suya. Alicia había actualizado su perfil con una fotografía con sus primos, Alex y Julia. Empecé a fantasear con la idea de hacer un trío con ellas, siendo yo su primo. Inevitablemente, esos recuerdos, que habían quedado aparcados en mi cabeza durante un tiempo, volvieron al primer plano: sus hermanos follando. Aquello me parecía repugnante. Hermanos follando… ¡Puaj! Gente así debería estar encerrada en un manicomio, pues era antinatural. ¿Alicia sabría que sus hermanos se acostaban antes de verlo yo? No estaba seguro… Aun así, ella no tenía la culpa del incesto.

Al final me paré a pensarlo: me di cuenta de que era irónico que sintiese náuseas por lo de Iván y Carol pero que luego fantaseara con enrollarme con las dos primas y con que ellas también se liaran. No sabía qué pensar de todo aquello…

 

Alicia

 

Mientras mi novio reflexionaba sobre el incesto, yo seguía tumbada en la cama, viendo como mis primos se liaban. Julia había terminado de limpiarle la polla a Alex y ahora se estaba insertando el nabo de su hermano en el chocho, que ya estaba de sobras lubricado por las varias masturbaciones que llevaba. Mi primo la había levantado por el culo y se la empezó a follar.

. ¡Ah…! ¡Ah…! ¡Ahh…! - gemía su hermana.

- Joder, vaya chochazo que tienes, hermanita… Ummm… Está muy bien lubricado… Oohh…

- Claro… Mientras te follabas a la puta de Ali me he masturbado varias veces… Aahhh… ¡Párteme en dos, cabrón!

- Eso no lo dudes, hermanita. Ah… Ahh… Qué buena estás y qué bien está mi polla en tu coño… Mmm… Estás para follarte todo el día, Julia… Ooohh…

- Pues hazlo, capullo. ¡Aaahh…! ¡Aahhh…! ¡Quiero que me folles en la calle, en casa, en clase y en todas partes!

- Lo haré, eso tampoco lo dudes… ¡Aahhh…! ¡Te follaré estés donde estés y te dejaré embarazada!

- ¡Siii, cabróon, dame un hijo…! ¡Te quierooo…!

- Chicos, bajad un poco la voz que os va a oír toda la calle jijiji – les recomendé, divertida.

Me hicieron caso y continuaron follando pero sin gritar como si estuvieran matando a alguien. Aunque había aumentado desde que empezamos a hacer tríos, el aguante de mi prima en el sexo seguía siendo inferior al nuestro, de modo que al rato ya estaba algo cansada. Aún así, hizo todo lo posible para continuar con el polvo. Finalmente, Alex se corrió en sus entrañas y le sacó la polla, miembro que su hermana limpió con la boca de buena gana.

- Julia, ¿te ayudo a limpiarte la corrida? - me ofrecí.

- Mmm… No… Después me limpio… - eso fue lo último que murmuró antes de quedarse dormida.

- Parece que nos hemos quedado solos, primita – Alex me abrazó por detrás con dulzura, restregando su polla en mis nalgas.

- Dame un momentito para quitarme el semen de la vagina y vuelvo, no te preocupes jiji

Mientras me sacaba la corrida de mi primo de mis entrañas con agua y unas toallitas, estuve pensando en lo que me había ocurrido. Cuando Alex se había corrido dentro había sentido la misma sensación que tenía al estar con Carlos… casi como si me estuviera enamorando de mi primo. Alex era mi principal hombre y durante un tiempo creí amarle, como si de una pareja se tratase. Pero aquello no podía ser. No ahora. No con Carlos como novio. ¿Tal vez debería separarme de él un tiempo para centrarme en mi relación sentimental con Carlos, aunque fuese solo temporalmente para eliminar cualquier brote de amor que pudiera estar comenzando a sentir por mi primo? Decidí dedicarme a Alex en cuerpo y alma lo que quedaba de noche (que no era mucha porque al día siguiente había clase), y después reflexionar y decidir lo que hacer.

- Lista – anuncié sonriendo al entrar en mi cuarto.

- Si que has tardado, ¿no? - estaba tumbado al lado de su hermana, besándola en el cuello y los labios - ¿Qué hacías?

- Quitándome tu corrida del coño, que te has corrido muy adentro y me ha costado jiji.

- ¿Y con la suya qué hacemos? No quiero que se quede embarazada…

- Eso déjamelo a mí, primito jiji – me puse a cuatro patas delante de Julia – Fóllame el culo – le guiñé el ojo.

Puse el culo en pompa e sentí su polla adentrándose en mi cavidad anal. Al principio fue despacio, pero no tardó en empezar a follarme con más fuerza y velocidad.

- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Alex… Sí… Así… Sigue… No pares…

- Te voy a romper el culo, primita jeje Uf-Uf-Uf… No podrás sentarte en una semana…

Mientras tenía a su hermano entretenido, me puse con mi prima. Al separarle los labios vaginales vi que tenía una importante cantidad de leche en su coño, leche que tendría que quitarle. Pero antes de comenzar a limpiar su chochito, metí la cabeza entre sus piernas y la nariz en su vagina, para así oler el dulce aroma del semen y los fluidos vaginales juntos. Olía muy bien, la verdad.

- ¿Cómo vas, Ali? - me preguntó Alex, que seguía a su rollo, petándome el ojete.

- Aún no he empezado. Estoy oliendo el coñito de tu hermana jiji.

- Ah, bien, bien… ¿Y qué tal? ¿Te gusta?

- Um, sí, está bien. Dan ganas de comerlo jiji.

Dicho esto, me puse manos a la obra. Le abrí bien la vagina sujetando los labios y comencé a lamer y tragar semen y fluidos vaginales. Me costó lo suyo, pero tras un rato terminé. Para cuando lo hice, mi primo ya se había corrido en mi trasero.

- ¿Cómo te gusta correrte dentro, eh, cabrón?

- Ya ves. Y a ti tragar lefa, ni te cuento jeje.

- No voy a negarlo jiji – me pasé la lengua por los labios, con gesto provocativo.

Volví al baño a enjuagarme la boca, porque estaba un poco cansada de tragarme las corridas de los otros y aún me quedaba leche en la boca.

Cuando salí del baño me encontré a mi madre en la puerta, con lo que enrojecí porque estaba desnuda y con claros signos de acabar de tener sexo.

- Veo que os lo estáis pasando bien, ¿eh? - afirmó, divertida.

- Mamá…

- Ali, ya sé que estabais haciendo un trío. Vamos, vístete y baja a despedir, que los abuelos y los tíos ya se van.

- Voy.

Cuando entré a mi habitación Alex estaba despertando a Julia.

- Dice mi madre que tus padres ya se van – le informé mientras me vestía.

- Sí, me lo acaba de decir. Ha entrado al cuarto de golpe…

- Sí, bueno, a mí también me ha pillado desnuda jiji.

Despertamos a su hermana y nos vestimos. Nos despedimos de la familia y me metí en la cama, no sin antes ponerme el pijama de invierno. Estaba calentita leyendo entre las sábanas cuando llamaron a la puerta.

- ¿Quién es?

- Yo – era mamá.

- Pasa.

- Vaya, hija, estarás calentita con tanta sábana ¿no?

- Sí jiji se está muy bien.

Se sentó en la cama.

- Verás, Alicia, yo no soy nadie para meterme en las cosas que haces con Alex y Julia… Os lo pasáis muy bien juntos en la cama y me parece genial. ¿Me sigues?

- Ajá – asentí.

- El caso es que quiero pedirte algo, aunque realmente es un poco tontería…

- Dilo ya, mamá, no te vayas por las ramas.

- Está bien – rió entre dientes -. Te quería pedir que, ahora que ya has conseguido a Carlos, te centres más en él. Sé que tienes una relación muy profunda con tu primo, pero ya sabes que tu nuevo novio tiene prioridad… Además, supongo que dentro de poco querrás hacerlo con él ¿verdad?

- Sí jiji hoy le he masturbado en los baños, pero tengo ganas de sentir su polla dentro… - suspiré mirando al techo.

- ¿Cómo la tiene?

- Oh, normalita, está bien. Tiene un buen tamaño.

- Me alegro entonces… Me preocupaba que tuviese un micropene jijiji.

- No, no, tranquila, está bien dotado jiji. - Recordé lo que me había pasado con mi primo y decidí contárselo – Ah, y en cuanto a lo de Alex…

- Dime, cielo.

- Verás, antes de que tú me lo dijeras ya pensaba pasar un tiempo viéndome menos con él… Porque creo que me estoy enamorando.

- Pues entonces haces bien, hija. Ya sabes que no podéis estar juntos…

- Sí, lo sé. Ya me cabreé un poco con él cuando creí que se estaba colando por mí… Ahora me pasa a mí, y no puede ser.

- Confío en que harás lo correcto, Ali. - Me sonrió dulcemente - Yo me voy a dormir que estoy agotada. Qué descanses.

- Buenas noches, mamá.

Me dio un beso de buenas noches y salió de mi dormitorio. Me quedé un rato más leyendo, pero finalmente apagué la luz y me dormí.

 

Esa noche tuve un sueño erótico. Estaba en mi habitación con Carlos y nos besábamos, tumbados en la cama. Se ponía sobre mí y me sobaba los pechos a voluntad, ante mi mirada y suspiros de satisfacción. Me encontraba en una posición de sumisión, postura que parecía agradar a mi novio. Me besaba la boca y el cuello y me pellizcaba los pezones mientras restregaba su miembro en mi entrepierna, yendo de la barriga a la vagina.

- Ah… Umm… Ahh… - gemía yo, mordiéndome el labio para evitar gritar demasiado.

- ¿Te gusta, Alicia? - me preguntaba en una posición claramente dominante que parecía excitarnos a ambos - ¿Te gusta lo que te hago?

- Ufff… Siii… Sigue… Lo haces muy bien…

- Estás muy mojada, Alicia… Esto te está encantando… ¿Quieres que te folle ese chochito tan jugoso que tienes…?

- Sí… ¡Siii…! Follame, por favor…

Rozó y restregó la punta de su polla en la entrada de mi jugoso e hinchado coñito, pero, cuando creía que iba a penetrarme, se deslizó hacia abajo y metió la cabeza entre mis piernas. Cuando noté como empezaba a comerme el coño, tuve claro que su intención era hacerme sufrir y ponerme aún más cachonda antes de hundir su rabo en mis entrañas. Carlos se iba tragando todos mis jugos vaginales y lamía mi hinchado clítoris a placer, provocándome olas de gusto.

- ¡Aaahh…! ¡Cabroon…! ¡Follame ya! - le suplicaba.

- Todavía no, Ali… Antes quiero ponerte aún más caliente.

Yo ya me agarraba a los bordes del colchón para evitar las convulsiones que estaban apoderándose de mi cuerpo y que mi pareja parecía querer seguir aumentando. Pero mayor fue mi tormento al notar como Carlos sacaba la cabeza de mis piernas justo cuando notaba que iba a correrme.

- Qué… ¿Qué haces?

- Antes de follarte, quiero que me prepares la polla – me ordenaba con una sonrisa maliciosa.

- ¿Cómo? - en ese momento ni siquiera entendía lo que me estaba diciendo.

- Cómeme el rabo.

No hacía falta decir más. Estaba ya tan desesperada por sentir aquel mástil dentro de mí que se la agarraba rápidamente y la engullía enterita. Estaba de sobras empalmada, así que suponía que querría que se lo lubricase bien y además terminar de hacerme sufrir.

- Para, para – me ordenaba de repente -, que vas a hacer que me corra ya. Ahora sí que voy a follarte, Ali.

Me pasaba rápidamente dos dedos por el chocho para comprobar que volvía a estar chorreando jugos y me la iba metiendo lentamente. Ahora sí que mis gemidos eran olímpicos. El muy cabrón me iba penetrando muy lentamente a propósito, disfrutando de cada centímetro de mi vagina y de cómo sus paredes abrazaban y envolvían su miembro en un cálido mar de fluidos y líquidos vaginales.

- ¡AAHH…! ¡SIII…! ¡QUÉ GUUSTOOO…! - mis gemidos eran ya apoteósicos, y había hundido la cara en su pecho para tratar de ahogar así mis gritos.

- Oooh… Siii… Esto es la ostia, Ali… Vaya pedazo de coño que tienes… Qué gusto, joder…

Al llevar ambos un buen rato súper calientes, aquel polvo no duraba demasiado. Después de correrme unas tres o cuatro veces, sentía como su polla en calentaba y endurecía aún más y terminaba por descargar sus semillas en mis entrañas, sintiendo así un río de semen caliente invadir mi vagina a la vez que olas de placer conquistar mi cuerpo.

Carlos caía sobre mí y nos estirábamos en mi cama, abrazados. Tumbada hacia él a su izquierda, ponía la mano en su vientre y le daba besitos en el cuello mientras le susurraba cositas al oído, con una dulce voz bajita muy sensual que me salía sola:

- Me lo has hecho genial, Carlos. Me ha encantado…

- Gracias… Me tienes loco, Ali… Jeje

- Y tú a mí jiji nadie me había follado tan bien en mi vida… Gracias.

Desperté de madrugada con el coñito humedecido. Me metí un par de dedos hasta llegar al orgasmo y me quedé súper relajada. Suspiré y sonreí recordando el sueño y volví a dormirme.

 

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