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Mis dos amigos y yo (2)

en Trios

Yo, al ver que cada vez les iba creciendo más sus pollas bajo el slip, no paraba de mirárselas, aunque de reojo, pero tan solo les podía ver lo que me dejaban puesto que tal vez por darle corte, se iban tapando ambos, con dos cojines que allí habían.

Entonces al notarme ya demasiado mojada y con miedo de que se me llegase a notar ya en mis braguitas, les dije entre risas que, ya que estábamos los tres tan excitados y no había cojines para taparse todos, lo mejor sería que no hubiese para ninguno, y que nos dejásemos llevar por la situación.

Entonces dicho eso, tiraron al suelo los suyos dejándome ver ya en todo su esplendor, aquellos grandísimos bultos que ambos tenían entre sus piernas y de los cuales uno de ellos, tal vez por tenerla más grande o quizás porque su slip era diferente al del otro, le empezaba a salir ya por la parte de arriba toda la cabeza del glande, cosa que me hizo poner a cien por hora, dándome ganas de lanzarme sobre él para chupárselo.

Aun así, supe resistir la tentación y seguí viendo la película junto a ellos allí en el sofá. Seguidamente el más reprimido de ellos me preguntó qué me parecía a mí todo eso de los tríos, a lo que le contesté que yo desde siempre había tenido una mente muy abierta para esas cosas del sexo y que, si se hacía sin imposiciones y estando todos de acuerdo, por mi parte no había ningún problema, siempre y cuando disfrutásemos los tres y supiéramos que todo se acaba en cuanto que uno ya no esté de acuerdo en algo. A todo eso el otro le preguntó si el estaría dispuesto a unirse a nosotros si decidiéramos hacerlo. Entonces por un momento, se quedó callado sin saber que decir, pero después le contestó que sí, puesto que en el fondo él siempre había querido probarlo, aunque nunca había tenido la oportunidad de hacerlo.

Dicho esto, y con cara de viciosos me dijeron los dos a la vez que, ya que estábamos todos tan calientes y al parecer decididos, porqué no intentábamos los tres hacerlo allí y ahora. Yo entonces, aunque eso era lo que había estado buscando desde que llegué, para dar un poco de morbo y suspense a la cosa, me puse a pensarlo durante un momento sin decir nada, pero al final mirándoles a los ojos y también a sus pollas, aunque esta vez ya muy descaradamente, les dije que sí, que estaba de acuerdo con ellos.

Luego les cogí aquellas pollas tan tiesas que tenían y se las saqué de sus slips, dejándoselas al aire. A continuación, y con ambas manos empecé a hacerles una paja suavemente ante sus atónitos ojos, mientras ellos iban apoderándose de mis tetas cada uno por su lado, las cuales empezaron a sobarme y a mordisquearme los pezones, hasta lograr ponérmelos más tiesos y duros que nunca.

Después nos acabamos de desnudar por completo y una vez apagué mi portátil, nos fuimos a su habitación ya que allí la cama era más grande. Una vez en ella, el más decidido empezó a besarme en la boca y a tocarme las tetas, mientras que el otro tan solo hacía de espectador, aunque eso sí, sin dejar de tocarse y de apretarse aquella gran polla que tenía debido al espectáculo que estaba presenciando.

Entonces le llamé para que se uniese a nosotros y al acercarse a mí, se puso detrás y empezó a besarme en la nuca y por los hombros, mientras que a la vez iba notando como iba restregándome su erecta polla por mis redondeadas y apretadas nalgas.

Después ya, una vez más animados, me tumbaron sobre la cama y me abrieron de piernas. A continuación, el más decidido se puso a chupar mi rasurado coño durante un rato, mientras que el otro seguía todavía haciendo solo de espectador.

Luego por fin, se decidió a ponerse de rodillas frente a mí y me ofreció su herramienta para que se la chupase, cosa que hice al momento y con mucho gusto, empezando a bombear sobre ella hasta llegar a sentirla chocando ya en el fondo de mi garganta una y otra vez. La verdad es que aquello de tener una polla bien gorda dentro de la boca mientras otro me iba lamiendo el coño sin parar, era toda una experiencia nueva y estupenda para mí que hasta entonces no había podido llegar a probar nunca.

Por eso no quería que aquello acabase y les dije que se fueran alternando entre ellos para que así todos pudiésemos probar lo que se podía hacer en un trío, e incluso si querían también entre ellos mismos. Entonces me contestaron al unísono que ellos eran muy heteros y que, si tenían que disfrutar del sexo tan solo lo harían conmigo, a lo cual yo entre risas, les contesté que eso ya era cosa de ellos.

Dicho eso seguimos disfrutando así un buen rato con los intercambios, haciendo entre los dos que me corriese en varias ocasiones debido a tanto placer que estaba recibiendo. Luego me di cuenta de que ellos estaban también a punto de correrse y como yo no quería que aquello acabase tan pronto, decidí darles una pequeña tregua para que a ambos se les bajase la excitación.

Para ello los dejé un momento allí en la habitación y me fui al salón con la excusa de ir a preparar unas copas. Una vez volví con ellas, comprobé que ya estaban más calmados, aunque todavía bien empalmados, y mientras nos íbamos tomando las bebidas, uno de ellos empezó otra vez a besarme sin parar en la boca, mientras que el otro esta vez sí, se unió enseguida al trío que habíamos organizado.

Entonces me di cuenta de que aquella tensión del principio ya se había evaporado y ahora tan solo se trataba de disfrutar los tres lo máximo posible del sexo, quizás por eso me volvieron a coger entre los dos y me tumbaron en la cama.

Seguidamente uno a uno, me fueron chupando y follando el coño sin parar una y otra vez. Después me hicieron poner a cuatro patas y así mientras uno me la metía entera por detrás, el otro me ofrecía toda su polla para que se la fuese mamando. ¡Uf ¡… aquello sí que era ya toda una pasada, puesto que contra más fuerte recibía de uno desde atrás, más polla me metía del otro en la boca, así que ya no sabía porqué parte iba recibiendo más placer, pero debido a que yo había leído ya muchos relatos eróticos, sabía que aquel placer no acababa allí todavía y que habían otras técnicas más para conseguir el doble de placer, y una de ellas sabía que era la doble penetración, cosa que hasta entonces debido a las circunstancias nunca había podido llegar a probar, aunque desde siempre lo había tenido en la mente.

Para ello les hice parar un momento y les estuve explicando mi deseo, el cual a los dos les pareció muy bien y me dijeron que estarían encantados de poder hacer realidad mi sueño. Dicho eso nos pusimos manos a la obra otra vez, y tras volver a ponerlos en situación y bien empalmados a través de mis mamadas, puse a uno de ellos tendido sobre la cama con la polla tiesa mirando al techo y me subí sobre él poniéndome de rodillas. En esa posición y poco a poco cogiéndosela con mi mano, me fui introduciendo toda aquella larga polla en mi húmedo coño para seguidamente empezar a hacer sentadillas sobre ella y cada vez con más rapidez, notando ya como mis nalgas iban chocando una y otra vez sobre sus huevos.

Después una vez conseguí correrme de nuevo como una loca, eché mi cuerpo hacia adelante y empecé a besar en la boca a mi amigo, el cual, aunque ya con menos ímpetu, seguía follándome por el coño sin parar. Así en esa posición pensé que el agujero de mi culo debía de quedarle bien a la vista a mi otro amigo y al descubierto, por lo cual, ya que no paraba de meneársela debido al espectáculo que le estábamos ofreciendo, le dije que empezara a chuparme y a lamerme toda aquella zona, para así ir lubricándomela cada vez más.

Una vez empezó a hacerlo, noté como con su lengua me iba como dibujando unos pequeños círculos alrededor de la oscura aureola de mi culo y todo eso me estaba poniendo mucho más caliente. Y más aún cuando noté como la punta de su lengua intentaba introducirse dentro de mi agujero, pinchando una y otra vez sobre su entrada, al igual que me iba haciendo también con sus dedos.

Yo por mi parte intentaba facilitarle la faena para que mi esfínter se fuera dilatando cada vez más.  Aun así, le dije que se fuese a la cocina y trajese una tarrina de mantequilla que había visto antes para hacerla servir de lubricante al estilo Marlon Brando. Fue así como con una buena lubricación, logré que me pudiese meter al final dos de sus dedos dentro de él sin ningún problema y empezase con un mete y saca frenético que me hacía desfallecer.

Entonces le comenté que creía que ya estaba preparada para intentar esa doble penetración. A continuación, el que me estaba follando el coño paró un momento y yo traté tan solo de concentrarme en mi parte trasera, en la cual tenía ya todo un espectacular glande queriendo entrar en mi hasta entonces virginal culo. Así pinchando en él una y otra vez, fue consiguiendo ir abriéndose camino dentro de él, al igual que hizo después con todo el resto de carne que le precedía, la cual me fue metiendo centímetro a centímetro, hasta que empecé a notar como sus huevos estaban ya casi pegados a mis nalgas.

En ese momento él también se paró un momento y así, bien relajados los tres, nos quedamos un instante sintiendo como sus pollas, aunque cada uno por su lado, se iban rozando y a la vez sentía mis agujeros repletos de carne al estar ya perforada por ambas partes.

A continuación, empezaron los dos a la vez a bombear con cuidado sobre mí y aquello ya fue algo maravilloso e inexplicable. Creo que aquello debía de ser el no va más del placer, y mis continuos gemidos así lo verificaban una y otra vez. Así de esa forma volví a correrme otra vez y en varias ocasiones.

Ya había perdido la cuenta de mis continuos orgasmos y mis gritos se debían de haber oído hasta en el pueblo cercano. No obstante, al notar que ellos también estaban ya a punto de correrse, les dije que me la fueran sacando de sus respectivos agujeros y que si querían les dejaba que se corriesen sobre mi cara y mis tetas, cosa que hicieron los dos tras pajearse frenéticamente ante mí.

Así que, en un momento, me encontré toda llena de una leche caliente y pegajosa tanto en la cara como en las tetas, la cual con mis dedos iba tratando de coger un poco y en plan picarona y mirándoles a la cara, me los llevaba a la boca para con mi lengua ir probando cada una de ellas, para darle aún más morbo a la cosa. Después, una vez acabado todo, nos dimos una buena ducha y a continuación nos dispusimos a ir a dormir, cosa que hicimos al momento debido al cansancio y a la relajación que los tres habíamos conseguido.

Durante los días siguientes que pasamos allí, dicha escena volvió a repetirse en más de una ocasión, y la verdad es que ya lo hacíamos con toda la naturalidad del mundo. Así fuimos disfrutando con todo aquello hasta que al final llegó el día de partir.

Entonces decidimos por unanimidad hacer un pacto el cual consistía en no comentar nada con nadie de lo que allí había pasado en esos días, ni tampoco volver a intentarlo de nuevo una vez ya en la ciudad, cosa que los tres aceptamos sin ningún problema.

Luego al regresar cada uno a su casa, volvimos a nuestra rutina diaria, y cuando a veces hemos coincidido, nos hemos saludado como si nada hubiese pasado entre nosotros y hemos sabido guardar nuestro gran secreto, aunque en el fondo, creo que ninguno descartamos la idea de volver a quedar otra vez en aquella casa rural, en la cual pudimos disfrutar de tanta paz y tranquilidad, además de aquella manera tan fenomenal del sexo.

Y esta ha sido la experiencia que he querido compartir con todos vosotros. Espero que os haya gustado y os haya puesto tan calientes como me he ido poniendo yo al recordarla y al escribirla.

FIN

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