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Vacaciones en el México profundo 1

en Hetero: Infidelidad

VACACIONES EN EL MÉXICO PROFUNDO

 

 

 

Es un relato en dos partes, agradeceria sus valiosos comentarios y valoraciones, es una forma de retroalimentación y poder mejorar. gracias

Astrid y Pol, son estudiantes de la UPC en Barcelona y deciden tener unas vacaciones en el México profundo, las tres semanas en ese país durante el final de verano, resultan en una experiencia inolvidable para la joven pareja, estos son sus relatos por separado:

Pol:

Me llamo Pol, tengo 25 años, esto sucedió en el verano que acaba de terminar cuando mi novia Astrid y yo nos fuimos tres semanas de vacaciones a México, Astrid tiene 17 años y estudia Diseño gráfico, es rubia de ojos verdes con una cara y una figura de película, tiene una carita de niña que enloquece a hombres y mujeres que la miran, todos me envidian desde que salimos juntos hace poco más de seis meses, es bastante liberal en su modo de pensar en contraste conmigo que soy muy conservador, sobre todo en lo que al sexo respecta, pero en general formamos una pareja muy avenida, nos gusta el arte, la música, conocer gente de otras costumbres etc., yo estoy en ultimo grado de Historia del Arte, ambos en la UPC, y claro, coincidimos en el lugar ideal para pasar unas vacaciones y es el sureste de México, en especial el estado de Chiapas y Oaxaca.

Cuando llegamos a México capital, nos quedamos tres días maravillosos, aunque claro, no era el tipo de ciudad que pensábamos visitar, así que partimos hacia Oaxaca, que queda al sureste de la ciudad de México, visitamos los lugares arqueológicos y el centro histórico de la ciudad, que tiene una gran cantidad de sitios muy interesantes, Astrid estaba fascinada con las artesanías y con la gran cantidad de artistas plásticos que habitan en la ciudad.

 Una tarde, caminando por el centro histórico, encontramos un lugar en donde exponían pinturas y fotografías en la calle, Astrid quedó fascinada con las obras de uno de los expositores, Salvador, este también quedó prendado de Astrid y no le quitaba el ojo de encima, yo los dejé un momento mientras veía algunos libros antiguos que vendían en otro puesto, estuve como quince o veinte minutos observando, cuando sentí a Astrid que estaba junto a mí. -

“Pol, este pintor Salvador, es fantástico, me dice que me invita a ver más de sus obras que tiene en su casa y podría darme un buen precio, ¿Quieres que vayamos?, me dice que no está lejos, tardaremos una hora cuando mucho en ir y volver”.

--“Si quieres ir, estoy de acuerdo, yo te espero en el hotel y mientras voy al museo de los textiles que tengo mucho interés en visitar”.

--“De acuerdo, amorcito, te prometo que no compraré mucho, ja, ja”.

Nos despedimos con un beso y se regresó con el pintor que ya estaba guardando sus cosas. Lo observé más cuidadosamente, era moreno como la mayoría de los Oaxaqueños, tendría como treinta y tantos años y lucia una barba descuidada, con apariencia de bohemio, y sucio como la mayoría de los artistas callejeros.

Yo me encaminé al museo cuando los vi partir en una motocicleta vieja, estuve más de dos horas en el museo y después me fui caminando hacia el hotel, eran cerca de las siete de la tarde, y pensé descansar un poco mientras la esperaba, cuando llegué me recosté y me dormí casi de inmediato, cuando desperté eran cerca de las nueve  de la noche y Astrid todavía no llegaba, esperé otra media hora y decidí dejarle un mensaje con el portero que la esperaba en el restaurante que habíamos ido la noche anterior.

Ya en el restaurante tomé un lugar y pedí un mezcal mientras esperaba, cerca de las diez de la noche la vi entrar, detrás iban dos hombres, uno era Salvador y el otro era un moreno más o menos de la misma edad, pero más descuidado en su aseo, llevaba una gran cabellera amarrada en una trenza toda grasosa y sucia.

Astrid se dirigió a mí y me dio un gran beso que me hizo quitar el cabreo que tenía.

“Mira mi amor, este es Salvador y su amigo José, perdóname la tardanza, pero me enseñaron tantas cosas que estaba fascinada, José es un gran fotógrafo y tiene una obra impresionante, y le serví de modelo”.

Nos sentamos los cuatro en la mesa y noté la forma en que José tomaba a mi novia por el culo, y una vez sentados no paraba de meter su mano por debajo de la mesa para ponerla en su pierna. Estuvimos cenando y charlando un buen rato, claro, yo tuve que pagar la cuenta de todos. Después nos llevaron a una mezcalería, estos dos bebían como cosacos, Ingrid también ya estaba un poco mareada y las metidas de mano por parte de los dos cada vez eran más descaradas.

Astrid se dirigió a mi diciéndome:

“ Mi amor, Salvador me dio una gran idea, me dice que no lejos de aquí hay una playa preciosa en un lugar que es el santuario de las tortugas, se llama Mazunte, y podemos estar en cinco horas en camionetas de pasaje, allí tiene un amigo que alquila unas cabañas a orilla del mar en una playa muy cerca de Mazunte que se llama Zipolite, es una de las primeras playas nudistas de Oaxaca, ¿qué te parece?, podríamos ir pasado mañana si te apetece, él le puede hablar a su amigo para que nos reserve una cabaña.”

--“Bueno, me parece bien y si te apetece, podríamos estar dos o tres días”.

Esa noche nos despedimos de los dos amigos y quedamos que le avisarían a su compañero de Zipolite, de que estaríamos en la cabaña en dos días más. Al despedirse José y Salvador se mostraron más que cariñosos con Astrid, y me puse un poco celoso. Ya en el cuarto le pregunté a mi novia.

“Y ¿qué tanto hicieron en el taller de Salvador que tardaron tanto tiempo?”.

“Ja, ja, ¿no estarás celoso verdad?, estuvimos viendo sus cuadros y las fotos de José, terminó tomándome unas fotos que también servirán para que Salvador haga una pintura”.

--“¿Un retrato?”.

“Bueno más bien de cuerpo completo, Salvador tiene unos desnudos preciosos”.

“O, sea, ¿posaste desnuda para esos dos?”.

“Si, tontito, pero son cosas artísticas, no te pongas con celos tontos”.

Así, paso la conversación, y no quise abundar en el tema.

Astrid:

Me llamo Astrid, estudio diseño gráfico en la UPC, este verano pasado fuimos mi novio Pol y yo a un recorrido por México, a mí siempre me excitó mucho la idea de visitar este país, sobre todo el sureste mexicano, tan lleno de folklore y arte, yo soy bastante lanzada y Pol es bastante conservador y también un poco inocentón en cuanto sexo se refiere, pero congeniamos muy bien y acepta mis locuras la mayoría de las veces.

Cuando llegamos a Oaxaca, me fascino todo, su gente, sus costumbres, su gastronomía y en especial los artistas plásticos que abundan, me pone loca cuando veo uno de estos artistas bien morenos y con pinta como de hippies. Pues bien, al segundo día de nuestra estancia, paseando por la ciudad llegamos a un lugar en donde se reúnen gran cantidad de pintores y fotógrafos que exhiben sus obras a los turistas, allí conocí a Salvador, tenía todo el tipo del artista bohemio, todo sucio con pelo largo y barba y sobre todo bien feo, pero muy atractivo, me daba mucho morbo, siempre me han dado morbo los hombres de ese tipo, inmediatamente hicimos contacto, tenía unas pinturas muy buenas, algo eróticas pero de calidad, empezamos a platicar y me dijo que tenía más obra en su taller y que si quería podríamos ir a verla, yo inmediatamente dije que sí, ya tenía mojadas las bragas nada más de pensar en estar con este ejemplar de la raza zapoteca, sabía que Pol no iría, pues tenía un gran deseo de visitar un museo de arte textil, así que no tuvo mayor empacho en dejarme sola y quedamos de vernos en el hotel por la noche. Salvador también estaba contento y con rapidez recogió todas sus cosas y montamos en su vieja moto y fuimos a su taller, este estaba en un barrio de la ciudad, era una casa vieja en la que rentaba un espacio, allí dormía con otro artista amigo suyo, era fotógrafo, cuando llegamos, José ( el fotógrafo), estaba dormitando, este era un poco más alto que Salvador pero de las mismas características, descuidado en todo su aspecto, tenía una gran trenza toda grasienta de no haberse lavado en meses, pero también despertó en mi un morbo especial, y si ya estaba calentorra, ahora estaba más. Los dos eran muy amables y empezamos a beber un mezcal que me invitaron y estuvimos viendo tanto las pinturas de Salvador como las fotografías de José, este sacó de un sobre unas fotos que me dijo eran su tesoro, en ellas estaban mujeres realizando diferentes actos sexuales, yo empecé a estar cada vez más predispuesta a todo y con el coño encharcado, José y Salvador cada vez se acercaban más y sentía sus manos tocar mi culo, y se entusiasmaron más al ver mi disposición absoluta, José me mostró unas fotos de una mujer joven de tipo indígena chupando una gran verga, eran muy sensuales, terminaba la serie enfocando su cara llena de semen, José me preguntó:

--“¿te apetece que te tome unas fotos como esas?”—

--¿Porque no? —le dije--¿Y quién sería el fotógrafo?

--Primero yo, y luego Salvador, compartimos todo—

--Bueno ¿Qué esperan? —les dije.

Aquello fue super sexi, nos desvestimos y nos acostamos en la cama y les dije:

--acuéstense los dos boca arriba y déjenme que los excite—

Les empecé a besar partiendo de sus caras y bajando lentamente por sus pechos sudorosos les lamí sus axilas y el olor fuerte que despedían despertó aún más mi morbo, lego baje lamiendo hasta llegar a sus miembros que parecían estacas, pasaba mi boca de una verga a otra, les subí su prepucio y limpie todo el esmegma que tenían acumulado con mi lengua, lamí sus bolas y luego les dije que se voltearan e inicié la misma operación empezando en la nuca y terminando en sus culos, separé sus nalgas y empecé a meter mi lengua lo más que podía alternadamente en sus ojetes, los tuve así hasta que ya no podían más luego  follamos de todas las maneras, mientras uno me la metía en el culo o en el coño, el otro hacia acercamientos con la cámara, fue sumamente excitante estar follando sabiendo que otro te toma fotos o hasta videos, pues también tomaba con su IPhone, no recuerdo cuantos orgasmos tuve esa tarde, pero cuando me di cuenta ya era tardísimo, así que nos vestimos y caminamos hacia el hotel, ya no se encontraba Pol, pero vi su nota de que estaría en el restaurante, así que fuimos Salvador, José y yo, y mientras caminamos me dijeron que debería ir a la costa Oaxaqueña, que sabían de un lugar muy exótico y unos amigos tenían unas cabañas a orilla de la playa y que podrían hablar para que nos reservaran una, y que allí también podría tener muchas aventuras. Me encantó la idea, cuando llegamos al restaurante encontré a Pol bastante cabreado y receloso, pero yo sabía cómo manejarlo y así aceptó ir a la costa de Oaxaca.

Pol:

El viaje a Zipolite, fue bastante pesado, la carretera era terrible, sumamente sinuosa y en mal estado, y a pesar de estar a solo 250 Km, la Van turística en la que íbamos tardó casi seis horas, pero valió la pena, el lugar era paradisiaco, las cabañas muy rusticas pero cómodas, frente al mar, con una gran cama y terraza con hamacas, Astrid estaba encantada, apenas llegamos se puso su pequeña tanga y nos fuimos a la playa a bañarnos y asolearnos, Astrid estaba eufórica, esa tarde hicimos el amor dos veces, comimos deliciosamente, pescado fresco y ostiones ( ostras), vivas.

En la tarde noche, estando tirados en la playa , llegaron a saludarnos dos muchachos con rasgos muy indígenas, venían desnudos como la mayoría de los bañistas de esa playa, se presentaron como Carlos y Antonio, ambos rondaban los veinte años, nos dijeron que eran amigos de Salvador y que querían invitarnos al día siguiente a comer en la fonda de su tío, Oswaldo, que estaba a unos doscientos metros del lugar en dirección al pueblo de Zipolite, pero pasarían por nosotros alrededor de las cinco de la tarde, aceptamos de inmediato. Esa noche fue estupenda, nos sentíamos en completa libertad en ese ambiente, sin televisión ni ningún aparato que nos quitara la intimidad.

Al día siguiente, estuvimos también en la playa y visitamos Mazunte en donde fuimos al museo de las tortugas, nos informaron que no era la época en que salían a desovar y que sería interesante que los visitáramos en esa época. Regresamos y al filo de las cinco de la tarde pasó Carlos muy puntual, Astrid se puso un vestido ligero, pero sin ropa interior, me dijo que le gustaba sentirse desnuda, Carlos no le quitaba el ojo de encima, pues se veía más atractiva que con el tanga, y hacia que sus formas se acentuaran más.

La fonda del tío Oswaldo era muy rústica , era una construcción a base de madera y palmas que ahí le llaman Palapa, tenían como diez mesas a lo sumo, Oswaldo era un indígena costeño muy moreno, casi negro, como de setenta años pero muy fuerte, con un poco de barba blanca y delgado, nos recibió muy cariñoso y nos presentó a otras cinco personas todos nativos del lugar, pero ya maduros, nos sentamos a comer una comida exquisita de langostinos y un caldo muy picante, previamente tomamos varias copas de mezcal hecho en un lugar cercano y la cena acompañada de cerveza, ellos se mostraban muy interesados oyéndonos hablar de Barcelona y sus costumbres, estuvimos cerca de tres horas y ya anocheciendo me pregunto Oswaldo si me gustaba la pesca, yo le dije que me encantaba, entonces le dijo a uno de los invitados que me invitara a pescar a una laguna cercana , que de noche era una experiencia fantástica, no me apetecía gran cosa pero no pude negarme, así que le pregunté a Astrid si quería ir conmigo pero se negó rotundamente, que me fuera y me divirtiera que ya me esperaría en el hotel y dándome un beso muy pasional me susurró que me esperaría en la cama.

Mario, que así se llamaba el tipo que me invitó, me llevó en un vehículo viejo hasta una laguna cercana, que estaba a una hora de Zipolite, allí tenía una lancha y cañas de pesca. Estuvimos cerca de dos horas, pero no logramos pescar nada, me dijo que no era una buena temporada, y cuando nos preparamos para volver, el motor de la lancha no arrancó, estuvimos cerca de dos horas más hasta que pudo echarlo a andar, con todo eso estuvimos de regreso cerca de las tres de la madrugada. Cuando llegamos a la fonda ya estaba cerrada, pero salió el viejo Oswaldo y me dijo que Astrid se había ido al hotel hacia un buen rato y la habían acompañado Carlos y Antonio, así, caminé por la playa hasta llegar a las cabañas, allí estaban en la playa sentados, Carlos y Antonio, cuando me vieron me llamaron y me dijeron que los acompañara con una cerveza.

--Gracias, Carlos, pero creo que Astrid ya me espera. —les dije.

--No te preocupes amigo, ha de estar bien dormida a esta hora, vamos toma una con nosotros—

. Bien, les dije, una sola pues también ya tengo sueño, ja, ja. —

Resulta que la cerveza se convirtió en tres, estábamos platicando cuando veo salir cerca del lugar en donde estaba la cabaña a dos individuos que se acercaron a nosotros, venían un poco tomados, parecían ser “Usacos” que ahí les dicen “gringos”, ambos eran jóvenes y tenían facha de vagabundos.

__Hi, Carlitos, estuvo fantástico la chica, era bien fogosa y puta como dijiste, te ganaste bien tu dinero—

Y sacó un billete de cien pesos que guardo Carlos e inmediatamente le dijo:

--Mira, Charlie, Ted, les presento a Pol, él es el novio de la chica española que estaba en la fonda de Oswaldo.

--Chat!!, Oh, mucho gusto, nosotros ser gringos desmadres, te felicito, tienes una novia muy bonita—

Y agarraron camino tambaleándose,

--Estos gringos son bien borrachos, pero son amigables, nosotros también ya nos vamos Pol, que pases buenas noches, ya te dirá Astrid que mañana haremos una fiesta y están invitados, hasta mañana.

Cuando entré a la cabaña, encontré a Astrid dormida totalmente desnuda, estaba bellísima y me cuidé de no despertarla, ya me platicaría al despertar.

Astrid:

El viaje a la costa Oaxaqueña fue sensacional, el paisaje bellísimo, disfruté muchísimo, y al llegar eso era el paraíso, tal como lo imaginaba, extraño, virgen, todo natural, las cabañas no estaban mal, un poco incomodo el baño, pero era parte del folklore, yo me sentía eufórica y ese día me la pasé haciendo el amor con Pol, la playa, aunque con grandes olas era bellísima.

En la tarde, se presentaron Carlos y Antonio para invitarnos a comer al día siguiente, los dos tenían como veinte tantos años, morenos, eran de pequeña estatura, pero me parecieron muy atractivos, además, como iban desnudos me pude percatar del tamaño de sus miembros que eran bastante más grandes que el de Pol, me imaginé chupando esas bellas vergas y pensé que los días en la costa iban a ser muy divertidos.

Al día siguiente fuimos a la fonda del tío Oswaldo, no estaba lejos de las cabañas, nos fuimos caminando por la playa guiados por Carlos, era una palapa clásica de la costa Mexicana del sureste, me pareció bellísima, ya nos estaban esperando el tío, un amigo de él, Antonio y otros nativos ya maduros, pero interesantes, la comida fue magnifica, pescado fresco, ostiones vivos y langostinos al ajo, además nos dieron un mezcal buenísimo pero que a la cuarta copa me hizo sentir un poco mareada, también había cerveza para la comida. Yo sentía como todos no me quitaban el ojo de encima, al principio me hizo sentir incomoda, pero después me gustó, e incluso, a propósito, cruzaba las piernas para que me vieran mi sexo desnudo, me divertía la cara de deseo que despertaba en ellos, en ese momento me apetecía tener sexo con todos. Pol también se percató de las miradas lujuriosas que me tiraban nuestros anfitriones. Ya entrada un poco la noche Oswaldo le preguntó a Pol si le gustaba la pesca, yo me imaginé por donde iba la cosa, y no estaba equivocada pues cuando Pol le contestó que le gustaba mucho, enseguida le dijo a uno de los hombres que lo invitara a pescar a una laguna cercana, que sería una experiencia inolvidable, Pol no se pudo negar, además yo lo animé, ya me sentía un poco húmeda imaginándome como continuaría la noche.

En cuanto se fue Pol, Carlos puso un poco de música tropical y seguimos con la cerveza, tanto Carlos como Antonio estaban lanzadísimos, me dijeron que bailara con ellos y aprovecharon para meter mano mientras los otros miraban con lascivia, fue entonces que llegaron Jimmy y Ted, eran unos “gringos” como les dicen a los americanos de USA, vivían en una población cercana, tenían un bar y se veían muy bohemios, uno era negro como de 1.80 metros muy atlético, el otro, Jimmy, era el típico americano tipo hippie, sucio y con barba descuidada, Carlos los presentó y en seguida se me lanzaron, pero la verdad estaba muy a gusto con Carlos y Antonio. Nos sentamos a platicar y beber cerveza, mientras, Carlos me abrazaba y aprovechaba en meterme mano, después todos aprovecharon para bailar conmigo como pretexto para abrazarme y pegarse a mi como lapas, incluso el viejo Oswaldo no perdió la oportunidad, después de un rato les dije que ya quería irme a mi cabaña pues ya estaba un poco mareada y con sueño, pero en realidad tenía otros planes, así que les pedí a Carlos y Antonio que me acompañaran. Nos fuimos caminando por la playa y me quité la ropa para meterme al agua, cuando estábamos los tres desnudos me empezaron a abrazar, Carlos por delante y Antonio por detrás, mientras Carlos me besaba en los labios, Antonio me comía a besos desde la nuca hasta mis nalgas, yo me derretía en deseos que me poseyeran ambos, así que les dije que mejor fuéramos a mi cabaña.

 En cuanto llegamos nos metimos a la cama, yo estaba excitadísima, pasaba mi boca de una verga a la otra, Carlos se acostó bocarriba y yo me ensarte encima de él, y mientras lo besaba en la boca levanté el culo incitando a Antonio que me tomara por detrás, Antonio se hincó detrás y me abrió las nalgas para ensartarme por el culo, era la primera vez que tenía dos hombres dentro de mí, estaba excitadísima, no sé cuántos orgasmos tuve, y cuando ambos se corrieron casi al unísono, les pedía más, me dijeron que era la chica más puta que conocían, a mí me gustó que me dijeran eso y les dije:

--sí, soy muy puta y quiero más verga—

--Repite eso, dime que eres nuestra puta—me dijeron.

--Si, si soy vuestra puta y podéis hacer conmigo lo que os plazca—

--Te vamos a vender como puta—

--¡sí, véndanme a cuantos quieran para que me follen todos! —les dije completamente fuera de mi por la excitación, entonces sucedió algo que no esperaba, Carlos levanto el brazo e hizo una señal hacia la puerta, hasta ese momento me percaté que había dos hombres desnudos observándonos, en primera instancia me asusté, pero entonces Carlos les dijo:

--Entren, pueden cogerse a mi puta, por cien pesos se la pueden coger por el culo el coño y la boca—

Nunca me imaginé que tomaran por hecho lo que les había dicho que sería su puta y que tenían el objetivo de excitarnos más, pero ya entrada en hechos, la situación se me hizo de lo más morbosa y seguí el juego de actuar como una puta. Reconocí a los dos gringos y les dije:

--Bueno, ¿Qué esperan para follarse a esta puta?

 Jimmy se lanzó sobre mí y se puso en posición de sesenta y nueve, chupando mi coño rebosante del esperma de Carlos, me metía su lengua como si me estuviera follando, yo, por otro lado agarré su verga y la empecé a chupar con tal pasión que no reparé en la sucia que la tenía, pero el olor me penetraba y me excitaba, entonces, y estando en esa posición, Ted se arrodilló detrás de mi cabeza y abriéndole las nalgas a su amigo lo empezó a follar por el culo, el espectáculo era de lo más morboso, pues justo arriba de mis ojos, veía como la tremenda tranca negra entraba y salía del culo de Jimmy, el olor del negro y del culo sucio de su amigo acrecentó mi morbo, aproveché para sacar la verga de Jimmy de mi boca y empezar a lamerle los testículos al negro y lamer aquel  tronco de ébano que entraba y salía del ojete del gringo, el negro sacó la verga completamente y tomando mi cara acercó aquella tranca negra a mi boca y aproveché para metérmela completamente en mi boca hasta casi la campanilla, chupando y saboreando su sabor a suciedad que en lugar de despertar mi asco despertó mi morbo, después cambiaron lugares y tuve oportunidad de mamar aquella enorme verga negra recién salida del ojete de su amigo, mientras Jimmy lo enculaba a su vez, terminaron llevándome al baño para que les limpiara sus vergas con mi lengua, Ted se meo encima de mí y terminaron masturbándose delante de mi cara para llenarla de esperma y hacerme lamer lo que había caído en el suelo, aquello fue lo más perverso que había experimentado, estaba encantada de ser usada de esa manera.

Salieron de la cabaña, pues escuchamos voces afuera, reconocí la voz de Pol, así que me acosté y me hice la dormida cuando el entró.

Pol.

Al día siguiente estuvimos descansando y asoleándonos, Astrid estaba especialmente cariñosa, aunque evasiva cuando le preguntaba que había hecho la noche anterior, yo creo que se cansó de mi insistencia y por fin me dijo:

--Cuando te fuiste de pesca, empezamos a bailar y platicar, todos son muy amables, pero creo que me excedí un poco con el mezcal, y ya sabes cómo me pongo cuando me paso de copas, y la verdad, Carlos y Antonio se me antojaban, me dieron deseos de pegar un morreo con ellos, ja, ja, y ellos no me quitaban la mano de encima, después les dije que me acompañaran a la cabaña y cuando llegamos les di su premio—

--¿Premio? —

--Si cariño, una pequeña mamada a cada quien—

--Pero ¿Y lo dices así? —

--Claro amor, pero eso fue únicamente sexo, tú sabes como soy, además no pasó de ahí. --¿Pero, estas celoso? -

--no, no, solo quería saber lo que habías hecho—

--Claro, ya sabes que te cuento siempre todo—

--Pero vi a dos tipos saliendo cerca de la cabaña ¿Los viste? -

--Ah, sí, ya recuerdo, eran unos amigos de Carlos que me pidieron pasar al baño un momento, espero que no te haya molestado—

--No, por supuesto, pero encontré el baño lleno de meados por todo el piso, eran unos marranos. —

--Si, pero no podía negarme, pobres chicos. —

Esa noche nos metimos temprano a la cama e hicimos el amor deliciosamente, solo como Astrid sabe hacerlo.

Despertamos tarde y fuimos a Puerto Ángel, pasamos el día recorriendo las playas y las tiendas de artesanías y regresamos a comer y tomar un placentero baño de mar, Astrid ya había adquirido un bronceado que la hacía ver todavía más apetecible.

Al filo de las seis de la tarde, pasó Carlos por nosotros para la fiesta, Astrid se había puesto un vestido casi transparente que hacía ver su cuerpo desnudo, le dije que iba a despertar la lujuria de todos los hombres, y ella se sonrió divertida y me dijo que ese era el propósito.

Cuando llegamos ya estaba la mayoría de los invitados, eran los mismos de la noche anterior con excepción de los dos gringos y una pareja muy peculiar, él era un moreno casi negro, muy alto y con una gran barriga, ella en cambio, era una jovencita muy rubia con cara de niña y delgada, casi de la edad de Astrid, tenía tipo de italiana y efectivamente, cuando nos presentaron lo corroboré, él era un pintor amigo de Salvador y vivían en Zipolite desde hacía seis meses, ella vestía un pareo y debajo iba completamente desnuda. En la palapa habían colocado varias colchonetas en donde nos acomodamos, Livia, (que así se llamaba la italiana), se sentó junto a mí, mientras Pancho, su pareja, se acomodó junto a Astrid, había abundantes mariscos para comer, pero lo que más abundaba era la cerveza y el mezcal, que combinados son una bomba. Livia era bien lanzada, me ponía su brazo por detrás y cuando podía metía su mano descaradamente en mi pantalón hasta alcanzar mi culo y tratar de meterme un dedo, mientras tanto, Pancho hacia lo mismo con Astrid, la conversación se fue enfocando al arte y luego pasó al sexo, pues a Pancho le gustaba mucho el arte erótico y le decía a Astrid que ella era la modelo perfecta para su próxima obra, Livia me dijo que a Pancho le gustaba la zoofilia, que la había iniciado en eso desde que empezaron a vivir juntos y ahora los dos disfrutaban mucho practicándola, en eso estaban cuando veo que Pancho tomo la cara de Astrid y le planteó un beso que parecía comerla, Livia al darse cuenta me tomó y empezó a morrearse conmigo lascivamente, tomó mi mano y la metió entre sus piernas para que le acariciara el pubis, mientras tanto, las cervezas fluían y mi vejiga estaba por reventar, me levanté al  servicio, que por cierto, estaba en un cuarto fuera de la palapa y era uno solamente, con un retrete y un orinal que era un canal en la pared de lado a lado, aquello estaba asqueroso, todo el piso lleno de meados, me paré frente al canal y lancé un chorro interminable, en eso estaba, cuando sentí unas manos que tomaban mi cara y la volteaban para besarme, era Livia, pero inmediatamente se arrodilló junto a mi sin importar lo sucio del piso, y tomando mi verga aun goteando de orina se la metió en la boca dándome una mamada sensacional, se tomó parte de mis orines y toda la lefa que descargué en su garganta, se levantó y me dijo:

--¡No sabes que ganas tenia de comerte!, a Pancho le encanta que se la chupe cuando termina de mear--. Pero ven, vamos a mi cabaña, está cerca de aquí—

--No sé, prefiero que sea en otra ocasión, Astrid se va a inquietar si no regreso-le dije.

--¡Qué va!, Pancho se encargará que no te extrañe, ja, ja. —

Caminamos hacia su casa que estaba a no más de trescientos metros, era una especie de choza muy rústica pero espaciosa, ahí tenía su taller Pancho, cuando entramos, Livia materialmente me envolvió y me empezó a besar por todo el cuerpo quitándome la ropa, después se desnudó y nos revolcamos pasionalmente en la cama, me tomó de la cara y me dijo:

--¡Pégame!, azótame, por favor—

Se levantó y tomó del respaldo de una silla un fuete.

--Ten, azótame fuerte con esto –

Se acostó boca abajo levantando el culo, yo nunca había hecho nada parecido, pero también me excitó la idea y comencé a azotarla—

¡Más!, ¡Dime que soy una puta!, dime que me la vas a meter por todos lados, en la boca, en mi coño y en el culo, -

Le seguí azotando hasta que se dio la vuelta y me atrajo hacia ella dándome un beso que casi me comía la boca.

--Dime que me vas a hacer de todo, dime que te vas a mear en mi boca, ¡dime que me vas a hacer comer mierda!, --

Sus palabras me excitaban cada vez más, me empezó a besar por todo el cuerpo haciendo que temblara del deseo, me lamia igual la verga que el culo, nunca me habían comido el culo de esa manera, parecía como si me estuviera follando con la lengua, Livia además de hermosa era una joven super pasional, estuvimos largo rato morreando y dándonos mutuamente placer con la boca, la follé en el coño y en el culo, que por cierto no tuve que lubricarlo, mi tranca entró como en un guante. Quedamos exhaustos en la cama, ella sacó un porro y estuvimos fumando y bebiendo un licor raro que me dijo que tenía algo de marihuana,

Empezó a contarme su historia de cómo fue a parar en las costas de Oaxaca.

--Llegué hace casi dos años, vine en un viaje con cinco compañeras de escuela en un paseo que nos habían obsequiado nuestros padres antes de ingresar en el bachillerato. Llegamos a Oaxaca y luego Puerto Escondido, un día se nos ocurrió venir a Zipolite en donde había playas nudistas, debo decirte que siempre fui muy puta, me encantaba coquetear con los hombres, en especial con los maduros, claro era muy chiquilla y no me daban muchas libertades, así que aquí encontré lo que andaba buscando, bañándonos en la playa se acercó Pancho, lo primero que me llamó la atención era la verga que se cargaba, parecía de caballo, apenas me vio se me lanzó, creo que hicimos contacto desde el primer momento, grande, moreno, feo, tipo bohemio, en fin todo lo que me gustaba lo tenía, el hecho de llevarme casi veinte años no me importaba, mis amigas se burlaban diciendo que ya había ligado un vagabundo, total a final de cuentas les dije a mis amigas que me quedaba, mis padres se escandalizaron, pero no cambié de opinión, creo que hasta querían demandar a Pancho porque yo era menor de edad, pero después se dieron cuenta que no ganaban nada, así, desde entonces vivimos juntos y me ha enseñado muchas cosas, le encanta el sexo y a mi también, el es un gran artista pero también un bohemio y disfrutamos siempre, desde el principio vivimos en pareja pero sin ataduras, el traía a sus amigas y me enseñó que compartir experiencias sexuales quitaba la monotonía, ya no tengo celos, luego incluso, traía amigos a la casa y le encantaba que compartiéramos el sexo, también me enseñó a disfrutar del SM, incluso a veces tenemos sesiones de SM con algunos de sus amigos que son adictos a estas prácticas, además soy su modelo en muchas de sus obras, en especial de tipo erótico, luego te mostraré unas fotos en donde hago de todo incluso con perros, me encanta la zoofilia.

Enseguida saco otra bebida y casi nos acabamos la media botella, me dijo que nos quedáramos unos días con ellos y que nos llevarían a visitar unos lugares muy interesantes a donde no van los turistas, le dije que Astrid tenía planeado visitar otros lugares de México y no creía que quisiera quedarse más días.

--Estoy segura que Pancho ya la convenció, ja, ja. —

me sentí bastante mareado y le dije que regresáramos al bar de Oswaldo. Cuando llegamos eran casi las dos de la mañana, ya se habían ido la mayoría pero no veía a Astrid, se acercó Oswaldo y me dijo que se había ido a la cabaña por algo que olvidó, pero la había acompañado Pancho, como me vio tan mal, me dijo que me recostara en su cama y dormitara mientras llegaba, que me iba a caer bien un sueñito, así fue, nada más hice caer en la cama para quedar como tronco.

Desperté que ya era de día, únicamente oía a Oswaldo haciendo limpieza en el local.

--Hola, Pol, que tal dormiste, ya te ves repuesto—

--¿Y Astrid? —le pregunté.

--Ella hace horas que se fue, también la había mareado un poco la cerveza y no quiso que te despertáramos—La acompañaron Pancho y Livia, no te preocupes—

En ese momento se levantó un mendigo que estaba tirado en el piso durmiendo, el tufo que despedía de la mugre y el alcohol era inaguantable, vestía unos harapos por ropa.

--¡Eah, Elías, ya vete, que molestas al señor, ya ayer te dieron bastante! —le gritó Oswaldo.

--Ya, Ya. Más chupada, quiero más chupada—le dijo el mendigo y se fue

--Este pobre mendigo, pasa todos los días por algo para comer, pobre hombre, pero esta tan sucio que asusta a la clientela, ja, ja. —

Le agradecí la hospitalidad y regresé a la cabaña.

Cuando llegué, me encontré a Astrid, profundamente dormida, no quise despertarla, así que me acosté a dormir un poco, cuando desperté eran casi las doce del mediodía, me duché y me fui a la población a tomar algo pues tenía un vacío de estómago tremendo, le dejé una nota a Astrid de que regresaría en un rato, que me esperara en la playa, así, me fui al centro de la pequeña población en donde encontré un pequeño bar, pedí un coctel de ostiones y me senté en una mesa a tomar una cerveza, junto estaban dos parroquianos jóvenes.

--Caray, te perdiste de una fiesta muy cachonda, ja ja, --le decía uno al otro, yo agucé el oído para oír su conversación.

--mira, había una niña buenísima, muy chula y re puta, estaba con el cabrón de Pancho y Livia su niña italiana—

--Porque dices eso, ¿Paso algo? —

--Pues sí, el que la traía casi cogiéndosela era el cabrón de Pancho, que no se conforma con tener a Livia, este quiere a todas, ja, ja.—ya las tenía bien pedas y todos le metían mano, pero ellas no decían nada, luego el Carlos les pasaba cerveza tras cerveza, y ¿sabes que les ponía?, les llenaba medio vaso y la otra mitad la llenaba con sus meados, y la españolita decía que era una cerveza deliciosa que nunca había probado una igual, ja, ja. Y Carlos le decía que era una cerveza artesanal, ja ja,

 --Luego empezaron a jugar a los dados y el que perdía tenía que obedecer al ganador, ya sabes, ellas siempre perdían, ja, ja. Primero les ordenaron que se encueraran y luego, si perdían, les decían que hicieran cosas bien marranas, imagínate que todos hicieron que les mamaran la verga, y para colmo, cuando entró Elías, el mendigo ese que nunca se baña, el cabrón de Pancho que era el ganador en turno, le ordenó a la niña española que se la mamara, ¡tomate esa!, ja, ja. Y no puso ningún reparo, yo creo que hasta disfrutó la muy puta, pues luego se puso en cuatro patas y se la metió en el culo hasta el fondo, y la puta de Livia se puso atrás del mugroso y le empezó a lamer el culo, imagínate si no será cochina la cabrona. Después, el viejo Oswaldo nos sacó del bar y nada más se quedaron con las niñas, sus sobrinos y Pancho, pero me contaron que siguieron con el juego, y en una de esas, les ordenaron a las dos que se la mamaran al fraile, ja, ja. —

Ya no quise oír más y me fui a la playa a ver a Astrid, no podía creer lo que estaban diciendo, ya sabía que Astrid era muy fogosa, pero no creí que llegara a tanto. Cuando llegué a la playa estaba nadando, me saludo alegre con un ademán, y yo, mientras, me recosté a tomar el sol, noté que su IPhone estaba en la toalla y prendido, lo tomé y vi su WhatsApp, no me gusta entrometerme en sus cosas privadas pero esta vez me ganó la curiosidad.

WhatsApp. Carlos. “Hola guapa, buenos días, ¿qué tal? ¿Ya te pasó la resaca?, espero que vengan otra vez el próximo verano o antes, y esta vez tienes que terminar lo que empezaste con el fraile y que terminó Livia, ja, ja.”

Astrid- “Claro, guapo, regresaremos y te prometo que llegaré hasta el final en la mamada al fraile ja, ja. Besos y chao”.

Cuando Astrid salió de la playa corrió a abrazarme y besarme,

--que tal amorcito, ¿Ya te encuentras bien?, porque ayer te encontré profundamente dormido del pedo que agarraste en la cama de Oswaldo y no quise despertarte.

--sí, ya se está quitando la reseca, y tú que tal, cuéntame que hiciste—

--Ay cariño, pues hice de todo, estuvo muy divertido, hice muy buen ligue con Pancho y rematé con Livia, ja, ja. ¿Bueno también sé que tu hiciste más que amistad con Livia eh? Ja, ja.

--Bueno si—le contesté,

--¡vamos!, que te vi muy bien los morreos que le pusiste, además me contó todo lo que hicieron en su casa. Ja, ja. —

--bueno, pues si, la verdad…--

--vamos querido, tú sabes muy bien como pienso, no me importa que de vez en cuando tengas tus escapadas, yo también la pasé muy bien con Pancho y ella, hicimos un trio con mucho morbo, y es que Pancho se carga una tranca que le hace competencia al fraile, ja, ja. —

--¿El fraile?, ¿acaso estaba un fraile en la fiesta? —

--Si, si, ja, ja, en el corral de atrás de la palapa de Oswaldo—

--¿Qué? —

--sí, querido, el fraile es el nombre del burro que tiene Oswaldo, ja, ja.

--Pero ¿Lo viste? —

--Si, es más, estábamos jugando dados y el que perdía tenía que obedecer al que ganaba, yo estaba de una suerte fatal, perdía todas las veces, y en una de ellas el castigo era montar al borrico, fue muy gracioso—

--¿Y también Livia? —

--huy, si, a ella le fascina el burrito, pero, ¿a qué viene tanta pregunta?, ¿acaso tienes celos del burro? Ja, ja.

--Por cierto, ¿Quién es ese Elías, que dicen que llegó a la fiesta? —

--Ah, ja, ja, es un pobre mendigo que llegó pidiendo algo de beber, y como apesta de tanta suciedad que lleva, lo querían sacar a patadas al pobre hombre, pero Livia y yo nos opusimos y hasta se sentó con nosotros y participó en el juego, ja, ja. —

--Por cierto, Pol, Pancho y Livia nos invitaron a pasar unos días en su casa, y nos van a enseñar más lugares bellos, casi vírgenes, y en la noche nos iríamos de juerga sexual, que me dicen que hay unos lugares muy especiales en Puerto escondido, a unos cuantos kilómetros, ¿Qué te parece?, yo les acepté por anticipado, pues no tengo duda que también te gustaría, ¿Qué dices?

Bueno, adelante, que caray.

Continuara…