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ISABEL segunda parte

en Dominación

ISABEL 2

Al día siguiente Isabel se despertó excitada de pensar que Pierre pasaría por ella para pasar alguna aventura morbosa, desnuda en su cama, con los ojos cerrados, se empezó a acariciar pensando en escenas sucias y llenas de morbo, hasta tener un orgasmo.

Durante el día recibió una llamada de Pierre dándole instrucciones de como vestir, le dijo que se pusiera un vestido muy delgado y sin ropa interior.

Ya entrada la noche pasó Pierre a recogerla y se dirigieron a la misma zona de tolerancia de la casa del glory hall, se metieron por callejuelas obscuras hasta llegar a un lugar con una luz roja muy pequeña, había un negro enorme resguardando la entrada, Pierre habló con él y le dio un manojo de billetes, bajaron por unas escaleras en caracol hasta llegar a otra puerta metálica que abrieron inmediatamente, era un lugar con forma de teatro, estaba lleno de humo y una luz muy tenue que apenas dejaba ver el área de los espectadores, había unas veinte mesas pequeñas con cuatro personas en cada una, arregladas en semicírculo rodeando un escenario pequeño al frente. La mesa que había reservado Pierre era la única desocupada y estaba en primera fila. La música era muy exótica y no estridente sino sensual, en el escenario estaba una mujer muy joven y bonita completamente desnuda bailando eróticamente con movimientos semejando a un coito y que era secundado por exclamaciones groseras del auditorio, o al menos así le pareció a Isabel pues no entendía el idioma. Isabel y Pierre se sentaron y mientras Pierre ordenaba unas bebidas, Isabel estaba hechizada viendo a la joven bailarina que abría las piernas y se empezaba a tocar el coño.

Entonces entró al escenario un hombre negro desnudo con una serpiente enorme de color cremoso enrollada en su cuello, la bailarina tomó a la serpiente y la puso alrededor de su cuerpo mientras las tamboras aceleraban el ritmo, la joven llevó la cabeza de la serpiente con sus manos y empezó a abrir la boca lascivamente, mientras acercaba la cabeza del áspid simulando que era un falo, sacando la lengua y metiéndola ligeramente en su pequeña boca.

Isabel estaba estupefacta viendo el espectáculo y sin darse cuenta metió su mano debajo del vestido y se empezó a tocar, Pierre lo notó enseguida y le pasó el brazo besándola en el cuello.

Después de varias intentadas de mamar la cabeza de la víbora, la joven bailarina se acostó en el escenario y abrió las piernas enseñándolas a todo el auditorio, entonces llevó la cabeza del reptil hasta su vulva completamente abierta y húmeda y la empezó a meter poco a poco emitiendo sonidos guturales muy provocativos, cuando se hubo metido aproximadamente veinte o más centímetros empezó a tomar el cuerpo de la víbora y dar un movimiento de mete y saca teniendo una especie de coito impresionante.

Isabel abrazó a Pierre y le susurró al oído:

--Pierre, quiero que me regales una serpiente como esa—

--Claro que sí, querida, te daré una ya entrenada—

Cuando terminó su actuación la gente ya estaba enardecida con el morbo del espectáculo.

Isabel empezó a observar al resto de los espectadores, y entonces le pareció ver a alguien conocido, observándole más detenidamente le pareció Erika la hija de Elka.

--Pierre, ¿Qué esa niña que esta en esa mesa con unos negros es Erika? —

Pierre dirigiendo la vista hacia donde ella le señalaba le dijo:

--Si, querida es Erika, no es la primera vez que la veo en este lugar—

--Pero… ¡si es todavía una niña! —le dijo Isabel

--Y además está con tres hombres negros bastante mayores—

--Así es, le gustan los hombres mayores, pero aquí en estos lugares no es tan raro ver a jovencitas de la alta sociedad comportarse como putillas, ja, ja. —

Isabel no salía de su asombro y le preguntó:

--Y Elka ¿Lo sabe? —

--Claro que sí, pero lo disimula—

En eso estaban y empezó a sonar la música, salieron dos hombres que montaron una especie de potro de gimnasia, una vez terminado salió un negro casi gigante y dijo en un mal inglés,

“Queremos a una joven que quiera formar parte del espectáculo”

En el mismo momento se levantaron los tres negros que estaban con Erika y la llevaron cargada hacia el escenario, enseguida el gigantón la amarró boca abajo en el caballo, mientras Erika estaba visiblemente gozando.

Entonces metieron en el escenario un perro enorme, parecía un gran danés.

Isabel no pudo reprimir un grito de asombro, y apretando la mano de Pierre le dijo:

--¡La va a deshacer! —

--No te preocupes querida, ya la he visto hacer esto varias veces, y créeme, no la deshace, ja, ja. —

Todo el auditorio se puso en silencio cuando el negro paró al perro en dos patas y lo llevó delante de la niña, el perro ya estaba completamente empitonado mostrando una verga imponente y echando chorrillos de lubricante. Lo acercó a la boca de la pequeña, mientras ella la abría recibiendo los chorritos en su lengua, enseguida le acercó más la verga y se la metió en la boca anhelante de Erika, la jovencita la estaba mamando como si se tratara de un hombre, estuvo varios minutos hasta que el negro le sacó la verga de la boca y lo llevó a que oliera el coño de la chica, el perro inmediatamente se entusiasmó y la montó de inmediato entonces, el negro, actuando de mamporrero, le guio la verga hasta el pequeño coño, insertándola toda mientras Erika daba un grito de dolor. El perro empezó sus movimientos copulatorios mientras la niña ya no gritaba sino gemía de placer, los tres negros se pusieron al frente turnándose la boca de la pequeña para descargar su semen, después subieron al escenario seis hombres más que ocuparon el lugar de los negros eyaculando en la boca de la niña que tragaba toda la leche y pedía más.

El espectáculo era tremendamente morboso y perverso, y antes de que el negro gigante destrabara la verga del perro, los tres negros tomaron turno orinando en la boca de la pequeña.

Isabel se había quedado sin habla, parecía que todos sus sueños morbosos se habían vuelto realidad ¡y con creces!

Los tres negros levantaron a la pequeña Erika, que estaba en estado de éxtasis y la llevaron a cuestas hacia fuera del local.

--Pierre, ¿Estará bien Erika? —Pregunto Isabel visiblemente afligida por el estado de la niña.

--¡Claro!, ahora la llevarán a otro lugar a seguir con la orgia, ya la he visto otras veces salir en ese trance, y a la media hora está pidiendo más. Y a ti, ¿Qué te pareció? —

--Estoy sumamente excitada, Pierre, llévame a otro lado—

--¿Te gustaría haber estado en el lugar de Erika? —Le preguntó Pierre con mirada lasciva.

--¡Si!, quiero que me vuelvas a traer y ser yo la que suba al escenario—

--Por ahora es suficiente querida, te llevaré a otro lugar, quiero estar seguro de que estas preparada antes de seguir a otras cosas extremas—

--Si, haré lo que tu quieras, Pierre, pero llévame contigo—

--Desde ahora serás mi perra Isabel, quiero que me obedezcas en todo y te llevaré a los caminos del éxtasis y gozarás como nunca has experimentado—

--¿Me harás hacer cosas sucias? —

--Si, te haré hacer las cosas mas viles y perversas, y las vas a gozar—

Cuando salieron del cabaret era ya entrada la noche, el chofer esperaba en la entrada con su limousine, pero Pierre le dijo unas palabras y se retiró.

--Hoy tomaremos un carromato clásico de Hong Kong, pues a donde vamos no entran los autos—

Diciendo esto llegó el carromato jalado por un nativo, Pierre le dijo algo al conductor y ambos subieron al carro, Isabel se arropó con Pierre y le preguntó a donde iría, Pierre no le contestó, pero ella entendió.

El carromato paso por varios callejones hasta llegar a un lugar parecido a un basurero, pero en malas condiciones, había varias hogueras en donde se veían varios hombres al derredor.

--Este es el lugar preferido de los malvivientes, aquí todo está permitido, pero no temas, no es peligroso—Le dijo Pierre.

Al pasar cerca de un hombre con pinta de vagabundo, Pierre le hizo una señal al conductor, quien detuvo el carro, enseguida le dijo unas palabras y el conductor se bajó dirigiéndose al malviviente.

--¿Quién es ese hombre Pierre?, me da temor—

--No te preocupes Isabel, ahora baja, quiero que lo esperes hincada—

El hombre que se acercó era un individuo de edad indeterminada, con barba y pelo largo y desaliñado, desnudo del torso. Isabel apretó el brazo de Pierre cuando le vio de cerca.

--Ahora Isabel, quiero que me demuestres lo que me dijiste, quiero que satisfagas a este andrajoso con la boca—

--Pero Pierre, es que está terriblemente sucio—

--Mejor Isabel, eso me dará más placer al ver como te degradas para darme placer—

Isabel lo miró a los ojos y sonrió, entonces, encarándose al hombre, le empezó a lamer el pecho bajando hasta ponerse de rodillas, le bajó el pantalón quedando desnudo, pues no llevaba prendas interiores. El olor a macho y suciedad llegó hasta Pierre, quien se masturbaba viendo la degradación de Isabel, ella miró de reojo a Pierre mientras tomaba el miembro semi erecto del vagabundo y se lo metía en la boca para empezar la felación, recordó que Gerard le había dicho que era la mejor felatriz del mundo y puso todo su empeño, el infeliz tomó a Isabel por los cabellos y enterró ferozmente la sucia verga en la boca juvenil de Isabel hasta que empezó a temblar y descargó profusamente su simiente en la boca ansiosa de la joven, cuando terminó, Isabel se levantó y acercándose a Pierre, le abrió la boca para mostrarle todo el semen y luego tragarlo voluptuosamente.

Pierre despachó al hombre después de darle unas monedas, subiendo de nueva cuenta al carromato.

--¿Lo hice bien? —Le preguntó a Pierre.

--Estupendamente, querida, ahora te llevaré a otro lugar—

--Quiero estar contigo Pierre, quiero que me hagas tuya, por favor—suplico la joven

--Primero haremos otras cosas, quiero que me demuestres más tu obediencia, esto me satisface por ahora—

El carromato se adentró en unas calles oscuras, hasta llegar a un local con bastante gente esperando entrar, la mayoría orientales, aunque había algunos occidentales.

Isabel y Pierre se adentraron al antro, en donde se ubicaba una especie de ring de boxeo, había cerca de cincuenta espectadores esperando la pelea, a Isabel le pareció excitante el ambiente y se aferró al brazo de Pierre. Entonces entraron los dos pugilistas, eran dos hombres muy fornidos uno de aspecto chino y el otro era occidental, al parecer ruso.

Pierre se adelanto y les habló a ambos luchadores señalando a Isabel.

Cuando volvió a su lado le dijo:

--Isabel, te he ofrecido como premio al que gane la pelea, obviamente se cobrarán el premio en este mismo lugar –

--¿Quieres decir que tendré que hacer lo que quiera el vencedor? —Preguntó Isabel con la voz temblorosa de la emoción. -

--Claro querida, y dime ¿Quién te gustaría que te ganara? —

Isabel se les quedó observando detenidamente y le dijo:

--Me gusta el chino—

La pelea no tardó en empezar. En estas peleas podían usar puños, pies y cuerpo. La multitud estaba enardecida, no tardaron en hacer apuestas. Después de casi treinta minutos, el pugilista oriental superó al ruso quien quedó tendido en la lona.

 Pierre tomó a Isabel de la mano y subieron al ring en donde esperaba el luchador, estaba desnudo a excepción de un taparrabo, el hombre estaba cubierto de sudor y se mantenía a la expectativa, Isabel se acercó sensualmente y lo empezó a besar, lamiendo el sudor de su rostro para ir bajando por su cuerpo desnudo lamiendo el pecho y los sobacos. A todo esto, los espectadores esperaban ansiosos cada movimiento de la preciosa joven, Isabel se hincó y quitando el taparrabo tomó la verga erecta del pugilista que apenas cabía en las manitas de la joven y la empezó a lamer hasta metérsela completamente en la boca mientras la audiencia aplaudía. El púgil no aguantó más, y brutalmente arrancó el vestido de Isabel, quedando desnuda ante los ojos de  todos, entonces la volteó y la empujó hasta quedar a cuatro patas y la embistió ferozmente metiendo todo el cipote en el pequeño ano de Isabel, quien lanzó un grito de dolor, pero el luchador no mostró ninguna compasión y la empezó a sodomizar como una bestia en celo, ante la vista de la muchedumbre quien le aplaudía a cada embestida, finalmente cuando terminó eyaculando en su intestino, Isabel quedó tendida en el ring, entonces el pugilista hizo una seña y subieron cuatro individuos, aparentemente los ayudantes y el entrenador y cada uno tomó su turno sodomizando a la joven quien parecía un trapo a merced de aquellos hombres. Pierre se apiadó y subió al ring para rescatar a Isabel no sin antes permitir al joven luchador que orinara encima de su victima como señal de victoria.

Ya de camino a su casa, Isabel se acurrucó con Pierre y besándole la oreja le dijo:

--Quiero ser tuya Pierre, quiero que me hagas de todo, tómame como tú quieras, desde hoy soy tu esclava—

--Ya lo sé, querida, mañana será la ultima prueba, si la soportas te tomaré como tú lo desees—

Esa noche Isabel apenas pudo conciliar el sueño pensando que le esperaría al día siguiente.

Continuará…