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Vacaciones en el México profundo 2 (final)

en Hetero: Infidelidad

VACACIONES EN EL MÉXICO PROFUNDO 2

Astrid:

Después de un día de relax, que ya lo necesitaba, llegó el día de la fiesta, yo estaba con mucho entusiasmo, pues intuía que iba a ser algo especialmente sexi y libidinoso, así que, me puse un vestidito muy corto y transparente y sin nada abajo, quería despertar los deseos morbosos de todos los de la fiesta, ja, ja. Carlos llegó muy puntual y nos fuimos a la cabaña, estaban todos los de la otra noche con excepción de una pareja que se me hizo muy sensual, él, era uno de estos típicos machotes mexicanos, con su gran bigote, bastante más alto que el promedio de los oaxaqueños y tenía una gran barriga, se llamaba Pancho, tenía algo especial que me atrajo sexualmente desde el principio, su pareja, Livia, era lo opuesto, una chica como de mi edad o más joven, muy delgadita y con una cara monísima, parecía una niña de catorce y no una de diecisiete, era italiana, nos hicimos buenas amigas desde el principio, nos identificamos muy bien, Pancho no me quitaba la vista, y por otro lado Livia no le quitaba la vista a Pol, yo creo que querían un trio o algo así, pero Pol es muy conservador en ese sentido, yo en cambio lo hubiera aceptado de inmediato, sin embargo, lo que pasó después estuvo mejor de lo que pensé.

Yo adoro a Pol, pero tenemos un temperamento muy distinto, yo sé que estos encuentros no son muy de su agrado, pero siempre logro que haga lo que me gusta ja, ja.

Estuvimos bebiendo y platicando un buen rato, Pancho también era artista y me dijo que conocía a Salvador, luego, además del alcohol sacó unos porros que me invitó, todo eso me puso muy libidinosa, Pancho me empezó a toquetear y meter mano por todas partes, yo de reojo veía como Livia hacia lo mismo con Pol, después de un rato, Pol salió al baño y Livia lo siguió como relámpago, cosa que aproveché para empezar a meter la mano en el pantalón de Pancho y calibrar el tamaño de su tronco, y vaya que la tenía grande, no aguantaba las ganas de meterlo en mi boquita, él lo adivinó y empezamos a besarnos por todos lados sin importar que nos estuvieran viendo, casi me desviste en la colchoneta, yo creía que quería follarme allí mismo, me dijo que fuéramos a mi cabaña, pero le dije que Pol regresaría dentro de poco y preguntaría por mí, él se rio y me dijo que Livia no lo iba a soltar en un buen rato y que seguramente ya estarían en su casa follando, entonces pensé que, si Pol se fue con Livia, porque yo no con Pancho, y acepté, me acerqué a Oswaldo para decirle que si volvía Pol le dijera que había ido a la cabaña por mi móvil que había olvidado, Oswaldo se rio con malicia y me dijo.

--no te preocupes, mi niña, si regresa lo entretengo un rato, ve con confianza, ja, ja. —

Nos fuimos entonces a mi cabaña, yo ya estaba que no aguantaba las ganas de follarme a este animal, todo el trayecto nos la pasamos en un morreo constante, apenas llegamos, nos desnudamos y nos metimos a la cama, me empezó a besar por todo el cuerpo, yo estaba que me derretía, pero él seguía con sus besos empezando en la boca hasta que llegó a mi vulva, era un experto comedor de coños, me tuvo en orgasmo tras orgasmo, yo le suplicaba que me la metiera de una vez por todas pero él seguía comiéndome el coño, luego me hizo acostarme boca abajo y me empezó a lamer el culo, me metió su lengua lo más profundo que pudo, yo empecé a gritarle que me follara, hasta que por fin se compadeció, la verga de este hombre era realmente grande, creí que me iba a reventar, además tenía mucho aguante o tal vez era el alcohol ingerido, pero el caso es que pasaron como quince minutos y no se corría, en eso noté sus estertores y rápidamente me la sacó y se sentó en mi pecho para descargar toda su simiente en mi boca, me echó como cuatro chorros de un semen espeso y rico, me tragué todo, el hombre era incansable, pues después de esa tremenda corrida ya estaba empinado y quería encularme, cosa que me atemorizó, pues pensaba que me podría reventar el ojete, así que, le dije que regresáramos al bar de Oswaldo, pues Pol ya estaría de regreso y se iba a inquietar al no verme por ahí, el me insistió diciéndome que conociendo a Livia no lo iba a soltar rápido, pero insistí tanto que se resignó y regresamos al bar a seguir con la fiesta.

Cuando llegamos, me dijo Oswaldo que Pol se había quedado durmiendo la mona porque había agarrado una borrachera tremenda y lo había acomodado en su cama, me guiñó un ojo para indicarme su complicidad, por otro lado, Livia se acercó y me dio un beso muy sexi y me dijo que Pol era un magnifico amante, que yo tenía mucha suerte, entonces empezó la verdadera fiesta, ya no hubo más tapujos, empezamos a fumar y beber, Carlos se encargaba de pasarme un vaso de cerveza artesanal buenísima que acabó subiéndoseme a la cabeza, después, empezó un juego de dados y el que perdía tenía que obedecer las órdenes del ganador, tanto a Livia como a mí siempre nos tocó perder, yo creo que se las arreglaban para eso, pues no era posible tanta mala suerte, pero me excitaba cuando perdía el saber quién era el ganador y que cosa me iba a ordenar, la primera orden que recibimos fue empelotarnos, y así, Livia y yo quedamos desnudas rodeadas de todos los hombres, fue algo excitante, pero ellos en solidaridad se desnudaron también, después, las ordenes empezaron a subir de tono, por ejemplo, darle una mamada al ganador y tragarnos la leche, a mí me tocó, dársela a Pancho y a Oswaldo, en esa etapa del juego, entró un mendigo todo feo y sucio, el pobre hombre se llamaba Elías y era conocido por todo el pueblo, pues mendigaba en todos los bares, así, el siguiente castigo fue darle una mamada y me tocó a mí, al principio dije que sí, pero que tenía que lavarse la verga antes, pero todos se opusieron diciendo que precisamente ese era el castigo, y que si yo quería que la tuviera limpia la tenía que limpiar pero con la lengua, aquello me excitó muchísimo, me sentí como la esclava sexual de todos aquellos hombres y le di la mejor mamada de su vida al mendigo, me hinqué delante de él, previamente, Livia se había encargado de quitarle toda la ropa que era únicamente una camiseta rota y un pantalón todo raído y sucio, pues no llevaba ropa interior, su verga estaba aún flácida, pero aun así, estaba de buen tamaño, tenía un gran prepucio que empecé a subirlo para descubrir su glande, el surco balano prepucial estaba cubierto con una gran capa de esmegma amarillento y de un olor a marisco podrido que daba nauseas, pero eso acrecentó todavía más mi morbo, Pancho me ordenó riendo, que tenía que comerme su requesón, así que empecé a lamer y recoger con la lengua aquella sustancia olorosa y volteaba para enseñarles a todos la cantidad de requesón que tenía mi lengua y la tragaba sensualmente para despertar la lujuria de todos, el olor que despidió cuando le levante su prepucio ya había inundado el local, aquello era nauseabundo, seguí chupando hasta dejar su verga limpia bajo el aplauso de todos y la felicidad de Elías, lo seguí mamando casi diez minutos y no se corría el pobre hombre, hasta que sentí su estremecimiento y me soltó como tres o cuatro chorros de esperma que me tragué completitos, después, Livia tomó mi cara y me plantó un beso en la boca metiéndome la lengua lo más que podía para saborear la lefa del mendigo e impregnarse del olor que me había dejado, el pobre hombre quería más. Así que entonces Pancho me ordenó ponerme en cuatro patas para que me enculara, Cuando me vio el mendigo en esa posición, se le volvió a empinar y me la metió en el culo hasta el fondo, yo tuve otro orgasmo, me sentía como una perra, y cuando estaba dentro de mí, escuché a Pancho decirle a Livia que hiciera con el mendigo lo que más le gustaba, Livia se arrodilló detrás de él y le empezó a lamer el culo, el espectáculo era de lo más guarro, cuando Elías se corrió por segunda ocasión, esta vez en mi culo, Oswaldo le dijo que era suficiente, el pobre hombre se resistía hasta que Oswaldo lo sacó casi a patadas.

El siguiente castigo fue todavía más morboso, me ordenaron lamer la verga del fraile, yo me quedé sin saber a qué se referían con el fraile, pero se rieron y le dijeron a Livia que me dijera, ella riéndose me dijo que era el burro de Oswaldo, que lo tenía en el corral que estaba en el traspatio de la Palapa, me tomó de la mano y me llevó, seguidas de todos los presentes, y allí estaba el borrico, ya Carlos lo había atado de sus patas previamente, entonces, guiada por Livia, que parecía tener experiencia en estos menesteres, me indicó como me hincara debajo del animal, y acercó mi cara a su verga previamente excitada por Carlos al darle a oler un poco de secreciones de una hembra, aquel miembro era imponente, estaba completamente empitonado y estaba golpeando su panza, el burro estaba dando rebuznos y moviendo sus patas tratando de dar coces, a mí me dio miedo, en primer lugar de que me fuera a patear, y también de que me fuera a caber en la boca semejante tranca, pero esto no disminuía mi lujuria y calentura por aquel acto bestial, nunca me imaginé verme involucrada en una experiencia zoofílico y menos con un asno, pero me armé de valor y empecé a lamer ese miembro que empezaba a soltar pequeños chorrillos de líquido transparente, imaginé que era el líquido pre seminal, el olor que despedía era muy fuerte y me excitó todavía más, Livia me dijo que tratara de meterme la cabeza de la verga, que era como un hongo, con la suavidad de una esponja y era flexible, con esfuerzos  pude meterme una parte, y recibir sus chisguetes directo en mi garganta, pero cuando sentí los estertores previos al orgasmo del animal, me la saqué de la boca y entonces Livia la tomó rápidamente y se la metió en la suya al momento que soltaba un chorro enorme de esperma denso y oloroso, Livia tragó todo lo que pudo y mantuvo un poco de su simiente en la boca para después besarme y pasarme boca a boca algo del esperma animal, fue algo de lo más perverso que he hecho en mi vida, el sabor fuerte de aquel esperma  perduró un rato en mi paladar, después de esto, Pancho me llevó a mi cabaña, y junto a Livia, hicimos un terceto increíble, gocé como nunca, mientras Pancho se la metía a Livia yo me colocaba detrás y le lamia el culo, o, yo me acostaba boca arriba y Livia sobre mí en posición sesenta y nueve, mientras Pancho se la enculaba sacando la verga de vez en cuando para meterla en mi boca y así probar el sabor de su verga impregnada del sabor del culo de Livia, Pancho terminó dándonos una ducha dorada en el baño. Todavía estuvimos platicando y fumando un rato en la cama, me dijeron que al día siguiente nos mudáramos con ellos, que les encantaría hacer un intercambio de parejas, les dije que yo convencería a Pol.

Pol:

La invitación de Pancho y Livia, me tenían un poco preocupado, aunque estoy muy enamorado de Astrid y ella de mí, su forma de ver y hacer las cosas difieren mucho de las mías, a veces es muy inocente y le hacen hacer cosas que me molestan y me ponen celoso, pero bueno, después pienso que lo hace con buena intención y se me pasa y la pasamos bien, en este viaje, nuestro deseo era hacer  cosas diferentes, tener nuevas experiencias, actuar con toda libertad y aceptar los gustos de cada quien aunque no coincidiéramos.

Pancho llegó por nosotros a la mañana siguiente y nos ayudó con nuestras maletas, cuando llegamos a su casa, Livia nos recibió con una sonrisa y completamente desnuda, cuando vio nuestra sorpresa se rio y nos dijo que así acostumbraban estar en la casa, constaba de tres cuartos muy amplios, el dormitorio, una sala de estar con una cocineta, y un baño, ninguno con puerta alguna, tenían un patio en donde en la parte posterior estaba el taller de Pancho, pasamos al dormitorio en donde habían acomodado dos camas amplias una al lado de la otra, Livia ya nos tenía preparado el desayuno, Pancho nos dijo que ese día visitaríamos un estero que era santuario de aves, se llamaba Chacahua, cenaríamos en Puerto Escondido y después iríamos a un bar muy Bohemio en el Puerto.

Nos fuimos en la Van 4 x 4 de Pancho, el viaje no era muy largo así que llegamos al medio día, alquilamos una lancha en la cual nos llevaron a recorrer la laguna, el paisaje era precioso, Livia se sentó a mi lado y todo el tiempo me abrazaba de una manera muy cachonda, por su parte Pancho no cesaba de meterle mano a Astrid, al final de la laguna nos bajamos a comer en una Palapa de pescadores, ahí tenían pescado fresco y cerveza fría, Livia y Astrid se desnudaron y fueron un rato a la playa. Yo tomé una cerveza y me acerqué a la playa a disfrutar viendo a  estas dos bellezas bañarse desnudas en el mar, el lanchero, cuando las vio, también hizo lo propio y las alcanzó, Livia  descaradamente se puso delante de él y abrazándole le tomó la verga, y le dijo que si quería una mamadita de propina, el lanchero no daba crédito a lo que oía y menos cuando esta se hincó delante de él, y se la empezó a mamar, no tardó mucho en correrse en la boca de Livia. Regresaron a la Palapa a comer, y la muy descarada le dijo a Pancho que ya había comido una pequeña botana, Pancho se rio y le dijo que era una puta. Después nos recostamos en una hamaca y dormimos una siesta, regresamos a Puerto Escondido que eran como las ocho de la noche, fuimos a un bar que recomendó Pancho y seguimos bebiendo y comiendo marisco fresco, Pancho dijo que era para cargar baterías para la noche ya que las íbamos a necesitar, y me guiñó el ojo. Después de un rato, Livia dijo que nos fuéramos a casa, que estaba muy caliente y tomándome la cara me dijo:

--¡necesito tu verga, cabrón! —Y besándome se sentó en mis piernas y me la agarró. Astrid por su parte hizo lo mismo con Pancho.

Cuando llegamos a su casa y sin ningún preámbulo, nos acostamos, yo con Livia y Astrid con Pancho, el ambiente se puso muy candente, los cuatro cuerpos desnudos explorándose uno a otro con la lengua, el ambiente se llenó de olor a sexo, nunca había experimentado estar junto a otra pareja haciendo el amor y menos cuando la otra pareja estaba formada por mi novia y otro hombre, fue algo muy morboso, pecaminoso y muy caliente, mientras yo poseía a Livia Pancho poseía a Astrid, mi novia entonces se volteaba a verme y me besaba a mí y a Livia alternadamente, después las dos parejas hacíamos el sesenta y nueve al mismo tiempo y cuando Livia recibía mi esperma en su boca, Astrid llenaba su boca con el de Pancho, las dos, como si estuvieran de acuerdo, descargaron su boca, Astrid en la mía y Livia en la de Pancho, este acto lleno de lujuria culminó la noche.

Al día siguiente, mientras desayunábamos, Pancho nos dijo que ese día visitaríamos las Bahías de Huatulco, allí comeríamos y para la noche nos propuso un plan. –

--Como nuestros amigos ya se van, propongo que esta noche hagamos realidad alguna fantasía de Astrid y una de Pol, ¿Qué les parece? —

--Si, si, ¡Fantástico! —secundo Livia—

--¿Aunque sean muy morbosas? Ja ja—Preguntó Astrid.

Pancho—Claro amiguita, morbosas y perversas, ja, ja.

Livia—Y mientras más cochinas, mejor—

Pancho—Perfecto, entonces vamos a comenzar por ti, Astrid, dinos tu fantasía—

Astrid—Mmm, siempre he querido visitar uno de esos lugares donde están las putas—

Yo--¿te refieres a un burdel? —

Astrid—sí, sí, pero no un burdel de clase, sino un burdel del México profundo, lleno de obreros y albañiles, de las clases bajas de este lugar, y de putas lugareñas y baratas—

Pancho—Aquí les llaman Congales, ja, ja, Acá cerca, en Puerto Ángel, conozco uno así, a mí también me gusta eso de participar con mis paisanos más humildes, allí no van los extranjeros pues les parece muy sucio y corriente, allí van los albañiles que trabajan en Pochutla y toda esta zona, pero vale, me encanta la idea—

Livia—Yo la secundo, me encanta la idea, además, Pancho nunca me ha llevado a un lugar así, nada más oigo decir a sus amigos que se van de putas y siempre me quedo con los deseos de acompañarlos—

Yo—Pero, ¿No son peligrosos esos lugares? —

Livia—No te preocupes Pol, esa es una fama inventada, además aquí tenemos a mi Pancho que nos cuida, ¿verdad querido? —

Pancho—Claro que sí, ja, ja. —

En ese momento yo tenía mis serias dudas de esta fantasía de Astrid, ya sabía que lo hacía idealizando lo que veía en algunas películas mexicanas de charros y cosas así, o tal vez como simple curiosidad, pero al final ya me estaba dando curiosidad e interesando la idea.

Pancho—Bueno Pol, ahora es tu turno, dinos tu fantasía—

Yo—Bueno…ejem…desde que Livia me contó de sus experiencias en la zoofilia, tengo la fantasía de presenciar algo así en vivo –

Astrid--¡Huauu!, ja, ja, ¡qué fuerte, Pol!, pues a mí también me gustaría ver algo así de morboso—no sabía que te gustaran esas perversidades querido, ja, ja. --

Livia--¡yo me ofrezco a darles el show!, ¿Qué te parece Pancho? -

Pancho—¡Perfecto!, puedo pedirle prestado el perro que uso para las fotos a mi amigo Sebastián—

Ese día, después de visitar Huatulco y comer ovíparamente, nos fuimos a descansar a la casa de Pancho y después de una larga siesta, cenamos en la fonda de Oswaldo, al filo de las diez de la noche empezamos nuestra juerga sexual.

Nos fuimos a Puerto Ángel, que es una población muy cercana a Zipolite y ya de un tamaño regular, tiene varios hoteles y comercios, Pancho nos metió por un barrio de la periferia con calles de terracería y llenas de lodo, al final de una de las calles se veía una casucha con un farol rojo en la entrada.

--Este es el burdel que les dije, se llama “La pulga caliente”, la dueña es Doña Casilda, y es una casa de putas muy famosa entre la población de bajos recursos. —nos dijo Pancho.

--Pues es un nombre muy poético, ja, ja. —bromeó Astrid.

Cuando llegamos a la puerta, nos abrió un hombre que imaginamos que era el que cuidaba el local. Inmediatamente reconoció a Pancho y le dijo:

--Don Francisco, que bueno que nos visita, adelante a su humilde casa, voy a avisar a Doña Casilda—

Dentro de la casa había bastante gente, eran como diez mesas y en cada una estaban tres o cuatro personas tomando, y una o dos putas sirviéndoles y sentadas en sus piernas, efectivamente, los hombres que se encontraban eran obreros o albañiles de la más baja ralea, había de todas las edades, desde mozalbetes hasta hombres viejos, pero predominaban los de mediana edad, las putas, tal como las imaginaba, eran mujeres de mediana edad, aunque había alguna que otra bastante joven, pero la mayoría eran bastante feas, únicamente dos o tres con rasgos indígenas y muy bonitas y que sobresalían del resto, lo que sí,  muy maquilladas, lo que las hacia ver muy corrientes, todos tenían las características físicas del indio Oaxaqueño, tenían un equipo de música en donde se escuchaba la música “grupera” de moda. En un momento llegó una señora gorda y muy pintada, como de cincuenta años que abrazó cariñosamente a Pancho.

--Hola, mi querido Pancho, que gusto de tenerte por acá, ¿y quiénes son tus amigos tan guapos? —

--Hola Casilda, te presento a Livia, mi pareja, y a dos amigos españoles que me visitan, Pol y Astrid—

--“Que guapísima novia tienes y jovencita ¿eh?, grandísimo cabrón, y usted señorita Astrid que bonita es y que fina y ni qué decir de este joven guapetón, pero pasen, que ya limpié una mesa y enseguida les traigo de beber el mezcal favorito de Pancho”—

Nos sentamos a beber del mezcal fortísimo que nos dieron y empezamos a explorar a la clientela, le pregunté a Astrid que cuanto tiempo pensaba que nos quedáramos en ese lugar tan horrible, y ella me respondió riendo y dándome un beso, que hasta que cumpliera su fantasía.

--Pero tu fantasía ya se cumplió, ya estamos en un auténtico burdel del México profundo—le dije

--Pero Pol, su fantasía no es nada más estar de espectadora, es de estar de puta, ja, ja, --dijo Livia

Astrid—sí querido, mi fantasía también tiene algo de investigación socio económica y cultural, quiero ver que se siente que me paguen alguno de estos hombres por mis favores como puta, ja, ja.

Yo--¡estas loca Astrid!, pero bueno, si es así, tienes razón, pero es que son todos unos tipos de lo más feos y sucios—

Astrid—Pues precisamente eso es lo que me da más morbo, es exactamente como lo imaginaba en mis más estrambóticas fantasías perversas, pero no te preocupes, que todo es únicamente investigación, ja, ja.

Lo último me lo dijo dándome un gran beso, que me dejó desarmado, Astrid decía las cosas con tanto desparpajo y contundencia que no podías reprocharle ni negarle nada, mientras tanto, Pancho se había parado a hablar con Doña Casilda y al regresar nos dijo:

--¡Ya está!, hay una habitación disponible para cuando quieras usarla—Le dijo a Astrid, pero luego, dirigiéndose a mí me dijo:

--No te preocupes Pol, que, si se decide a entrar con alguno de estos tipos, yo entraré con ella y cuidaré que no hagan algo que no quiera tu noviecita, además todo lo filmaré con mi IPhone para registrar que tan bien se cumplió su fantasía, ja, ja. —

Enseguida le dijo a Astrid que cuando viera a alguien que le interesara se lo dijera y entonces haría el arreglo.

Livia se sentó al lado de Astrid y empezaron a recorrer con la mirada los diferentes especímenes del lugar, que más que obreros algunos parecían indigentes, mientras tanto, casi nos acabamos la botella de mezcal.

Entonces Livia le susurró a Astrid en el oído—

--Mira amiga, en esa mesa hay tres tipos feísimos y sucios, y además no hay ninguna puta con ellos, yo creo que ni las putas se les quieren acercar, ¿Qué te parecen? —

--Mmm…justo lo que buscaba, eso me despierta mi lujuria, se me hace de lo más morboso hacerlo con uno de ellos—

--Mejor con los tres, amiga, ja, ja. —dijo Livia riendo.

Astrid. – Pancho, a mí me gustaría que te fueras a sentar con ellos y con cualquier excusa les invitaras una bebida, entonces, llego yo y les ofrezco mis servicios de puta, ¿Qué te parece?, esto se me hace más morboso y haría más interesante y completa mi experiencia.

Livia. - ¡qué buena idea Astrid!, se me moja el coño nada más pensar cómo te ofreces a esos tipos, ja, ja.

Pancho. -Ok, yo voy a su mesa y cuando veas que me siento con ellos y empezamos a tomar, te acercas, y así yo también estaré como tu cliente, y podré cuidar que las cosas no se salgan de la raya.

Yo no tuve nada que objetar, me pareció que el juego ya estaba rebasando los límites, pero me daba tranquilidad la presencia de Pancho y no quise contrariar a Astrid que se veía muy emocionada.

Pancho levantándose de la mesa se les acercó y les dijo algo, y se sentó con ellos mientras pedía una ronda de tragos, después de un rato, y viendo que ya platicaban y reían, Astrid se acercó, no pude oír lo que les decía, pero me imaginaba la situación, entonces Livia me dijo. -

Livia—Mira Pol, no es justo que ellos se estén divirtiendo y nosotros aquí sin hacer nada, que te parece si también iniciamos un juego, ¿ves a esa niña con rasgos indígenas que se ve cerca del bar?, está muy mona y no pasa de catorce o quince años o al menos, así lo parece, aunque aquí las adolescentes son tan bajitas de estatura y tan menuditas, que siempre parecen niñas, si quieres hazle una señal para que se acerque a la mesa y le invitamos una copa.

Yo no estaba muy convencido, pero la verdad, la niña me dio mucho morbo, y ya analizándola me pareció muy bonita, una belleza muy auténtica de estos lugares, además, si Astrid estaba jugando a ponerme los cuernos en mis narices, ¿Por qué no iba a hacer lo mismo?, así que le hice una señal y la jovencita enseguida se acercó a la mesa con una encantadora y aniñada sonrisa.

--“Hola, ¿me puedo sentar?”—

Yo—Claro, lindura, ¿quieres una copa? -

--Si, gracias señor, me llamo Estrella (obviamente era su nombre de batalla), y hago lo que usted mande—

Gracias Estrella, por lo pronto tómate una copa conmigo y con mi amiga Livia.

--¿quiere usted que los complazca a los dos?, les puedo hacer un precio especial por pareja—

Todo esto lo decía mecánicamente, como algo muy estudiado.

Estrella—No vienen muchas parejas por aquí, pero yo me avengo a todo lo que quieran.

Livia. - Eres muy guapa Estrella, y dime ¿Cómo que cosas puedes hacer?

Las cosas se empezaban a poner interesantes y me empezó a gustar el juego, es más, me estaba poniendo caliente, la erección que tenía la notó Livia y se sonrió dirigiéndome una mirada de complicidad.

-Estrella. —Hago de todo lo que deseen, pueden usar mi boca o mi culo, que es lo que más me gusta, pero también mi almejita si lo desean—

Livia—Esa almejita se me antoja para comérmela, ¿te gustaría que te comiera la almeja?

La joven se sonrojó y lanzó una sonrisa exquisita-

Estrella—Si usted quiere, y también se la puedo comer a usted si se le antoja, a mí me gusta chupar almejas y pitos por igual—

Livia. - ja, ja, me encantas, Estrella, y dime ¿cuánto cobras por tus servicios?

Estrella—normalmente cobro cincuenta pesos por una cogida normal, cien si quieren darme por el culo y las mamadas son extras, dependiendo del cliente, pero para ustedes dos se los haría gratis, todos los que vienen son muy feos y sucios pero con ustedes sería diferente, lo malo es que Doña Casilda se enojaría conmigo si no le doy dinero, así que les cobraría cien y podemos hacer de todo, y el tiempo que quieran y…también se hacer cochinadas si les gustan—

Livia. —Mmm…suena interesante, pero nos dices de esas cochinadas en el cuarto, vamos Pol, que la mesa está servida, ja, ja.

Ya para entonces Astrid y Pancho habían desaparecido detrás de la cortina en donde estaban los cuartos de las putas.

Astrid:

 

Cuando me acerqué a la mesa de aquellos hombres, me percaté que eran más feos y sucios de lo que parecían a distancia, me miraron con cara de asombro, pues no era del tipo usual de las putas de ese lugar y me dio ternura ver cómo me miraban con asombro, los tres eran de mediana edad y uno era ya bastante mayor,

La mesa era de tablas rústicas con dos bancas en cada lado,  

Pancho se dirigió a mí:

--Hola Guapa, ¿no quieres tomarte una copa con nosotros?, nunca te había visto por acá, ¿Eres nueva? -

--Gracias, y sí, soy nueva y es mi primer día de trabajo, y ustedes podrían ser mis primeros clientes—

Uno de ellos se levantó y me ofreció un lugar en medio de la banca, cada uno se presentó.

-- Me llamo Julián, pero me dicen “El bolas”. —Era un hombre un poco gordo, bien moreno, con pelo grasoso y rizado, estaba a mi derecha y a mi izquierda quedó el que se veía mayor de todos, tenía como setenta años, muy delgado y canoso, igual de moreno que “el bolas”, y su ropa eran casi harapos, parecía más un mendigo que un obrero

--Yo me llamo Roque, pero todos me dicen “El Viejo” --.

 Enfrente de mí, en la otra banca, estaban Ismael, que se presentó como el “el tuerto”, pues le faltaba un ojo, y Pancho. Ismael era de las mismas características que Julián, pero más feo.

Como vi que acá les gustan mucho los apodos, yo me inventé uno.

--Yo me llamo Astrid y me dicen “la mamadora”—

Los tres me vieron con cara de asombro y al que le decían el “bolas” me preguntó—

--¿Y ese apodo es porque te gusta dar mamadas? -

--Claro, me encanta—les dije—Y a ti, ¿Te gustaría que te de una mamada?

--“Me “requeté” gustaría, aquí a las otras putas no les gusta y la que lo hace “pos”, cobra muy caro” --

--No se preocupen, a mí me gustan los cuatro y este día no me importa el dinero—

Me sirvieron una copa y empecé a tomar con ellos, mientras, “el bolas”, por debajo de la mesa metió su mano en mi entrepierna tratando de llegar a mi coño, que por cierto ya estaba todo encharcado de la calentura que tenía, me volteé y le susurré al oído. —

--Me gusta que me toques, sube más y méteme tu dedo en el coño-- entonces, me volteó a ver con una sonrisa libidinosa y empezó a meterme un dedo y luego dos—y me susurró—

--Estas bien mojadita, se ve que eres bien puta y estas bien caliente, güerita, y ese conejo necesita su lechita, ja, ja. —

--Ve más atrás y métemelo en el culo--

--Mmm…saca tu dedo y chúpalo, quiero ver que tan caliente estas—

Todos se habían quedado silenciosos y viéndonos con lujuria, pues se habían dado cuenta de los morreos que tenía con “el bolas”, entonces sacó su dedo y se lo llevó a la boca y lo chupó muy obscenamente, yo tomé su mano y agarrándole el dedo, se lo empecé a mamar lujuriosamente, como si se tratara de una verga y volteé para que todos lo vieran.

--Mmm…que rico, tienes bien cochinos esos dedos, me encanta chupar cosas bien sucias, dime ¿qué otra cosa sucia tienes, que pueda chupar? —

Julián no sabía dónde meterse, pues todos se empezaron a reír, entonces les dije:

--¿Por qué no nos metemos todos a mi cuarto y les enseño que tan bien la chupo?

A ver Julián, ¿cuánto dinero tienes? —

Julián sacó apuradamente unos billetes todos arrugados de su bolsa y empezó a contar. -

--Solo tengo cincuenta pesos güerita, ¿Qué?, ¿alcanza para una mamada? -

--Pues sí. Solo por hoy y porque me agarras bien caliente—

--¿mamada y tragando al final? —

--Yo siempre me trago todito, me encanta la lechita, y tengo mucha hambre, Mmm—

--Pues también tiene que gustarte el queso rancio, porque “el bolas” nunca se la lava. Ja, ja. —dijo “el tuerto” mientras sacaba su dinero y empezaba a contar—Mira güerita, también tengo cincuenta pesos—

--bueno, así comeré más quesito con leche, ja, ja.—entonces volteé a ver a Roque “ El viejo”, que se había quedado callado-- y tú, ¿no quieres una mamada?, mira que soy muy buena en eso, ¿Qué no te gusto? —y entonces le metí la mano en su pantalón todo grasiento y roto, no llevaba ropa interior y agarré su verga, que, aunque grande, estaba toda flácida—Mmm… parece que no te excito, la tienes toda floja—

--No, que va, Astrid, lo que pasa es que no llego ni a diez pesos, como verás no tengo nada que ofrecer, pero si quieres y me dejas, te doy los cinco pesos que tengo y me dejas comerte tu conejo, que ya desde aquí huele como a pescado bien rico—

--Ja, ja, ¿te gustaría comerme mi conejo?, y mi culito ¿no te lo comerías también?

--Yo me la comería a usted entera si se deja, ja, ja.

--Pues sabes, te me antojas mucho, y si me haces correrme con tu lengua, yo también te como la verga y además si me lames el culo te chupo el tuyo ¿qué dices?

El viejo se puso feliz y pude sentir su reacción en mi mano que todavía tenía agarrada su verga—

Pancho no se quedó atrás y dijo que él me pagaría cien pesos para follarme por el culo, pero que, además, quería tomarme un video con su IPhone mientras les hacia el favor a los otros.

Le dije que encantada y que no perdiéramos el tiempo pues ya estaba muy caliente.

El cuarto estaba en un corredor detrás de una cortina, tenía una cama vieja pero grande, y a un lado estaba una tinaja con agua y jabón, me dijo Pancho que era para que las putas lavaran las pijas de los hombres cuando las tenían muy sucias, pero le dije que yo no necesitaba de esas cosas, que ese día quería probar lo autóctono y si estaba en salmuera mejor.

Nos desnudamos los cuatro, y les dije a los dos que habían pagado, que se sentaran en la cama juntos, me hinqué delante de ellos, el olor que despedían a sudor y mugre era fuertísimo, tomé delicadamente la verga del primero y le subí el prepucio, inmediatamente el cuarto se llenó de un olor a marisco podrido, mostrando un anillo grueso de esmegma en el canal prepucial.

--Mmm, que rico queso, me encanta comer el queso de hombre—le dije metiéndome aquella verga casi negra en mi boca y empezándola a mamar como si fuera mi amante, no quería que se corriera tan rápido, así que hice lo propio con Ismael, que estaba igual de sucio, así estuve pasando mi boca de una verga a otra mientras Pancho tomaba el video con una mano y con la otra se masturbaba. No tardaron mucho tiempo en estar a punto, y cuando sentí los estertores previos a la eyaculación, chupé a cada uno hasta que lanzaron sendos chorros espesos de semen en mi boca, no los tragué inmediatamente pues quería enseñárselos a Pancho, cuando tuve las dos corridas en mi boca, volteé hacia él y saqué la lengua llena de ese esperma bien espeso, y puse una cara bien libidinosa para luego tragarlo lentamente y saborearlo ruidosamente. enseguida me recosté, y doblando mis piernas hacia arriba, le dije al “viejo” que era su turno, este se lanzó como abeja al panal, primero me empezó a chupar las tetas, y como casi no tenía dientes sentí bien rico, luego fue bajando lamiéndome todo el cuerpo hasta llegar al coño y me empezó a lamer y chupar con verdadera pasión y devoción, sentía su lengua penetrar completamente y moverse divinamente hasta provocarme dos orgasmos uno detrás de otro, luego me indicó que me volteara boca abajo, y abriéndome las nalgas, metió su lengua en mi ojete, la tenía tan larga y la movía tan bien que sentía como si me estuviese enculando, pero más rico, después empezó con movimientos rápidos, como si me estuviera follando, hasta que tuve otro orgasmo, el viejo era fantástico, me volteé y agarré su cara y le di un beso metiendo mi lengua en su boca casi desdentada y con un fuerte olor a tabaco, le dije que era su turno, se sentó en la cama y yo me hinqué como hice con sus compañeros, ya estaba bien empinado, tenía la verga más grande que la de los otros dos , casi tan grande como la de Pancho y tal vez más llena de esmegma que la de sus compañeros, yo creo que tenía tiempo de no usarla ni lavarla, pero la mamé y lamí como si fuera el mejor de los manjares, hasta recibir una gran corrida de semen bien espeso y fuerte de sabor, el viejo quedó casi inerte, pero le dije que todavía no acababa, se volteó y le abrí las nalgas, si no hubiera estado tan caliente, me hubiera echado para atrás en mi promesa, pero pudo más el morbo que el asco y empecé a lamer y meter la lengua en ese ojete con olor y sabor de mierda, estaba como poseída para hacer esas locuras y gocé sintiéndome la más guarra de las putas, esto cumplió mis fantasías más perversas con creces, Pancho tomó el video para enseñar un antes y después según me dijo, y así fue, cuando terminé, tenía el ojete bien limpio. Por último, le tocó a Pancho, que ya para entonces estaba tan caliente que apenas metió su gran verga en mi culo y se corrió inmediatamente.

Esta fue la experiencia más exótica, libidinosa, perversa y morbosa que haya tenido jamás.

 

Pol:

Livia y yo entramos al cuarto de Estrella, empezó a desvestir a Livia y luego siguió conmigo, lo hizo calmadamente, como si gozara con cada prenda que nos quitaba, hasta que quedamos los dos desnudos, empezó a quitarse su ropa, yo quedé pasmado al ver su cuerpo pre núbil de una belleza indescriptible, tenía las tetas pequeñas y firmes, no había nada de grasa en aquel cuerpo, y su pubis apenas cubierto con una capa de bello negro azabache como su cabellera. Livia la tomó y la recostó en la cama empezándola a besar de su cara a sus pies, yo mientras tanto me quedé como estatua al ver tanta belleza, si bien Astrid era muy bella, Estrella tenía esa belleza exótica que nunca había visto, cuando Livia empezó a lamerle su vulva, yo me recosté junto a ella y comencé a besarla en la boca, toda ella era dulzura y no daba crédito como, semejante belleza, pudiera estar en un lugar así.

Estrella estaba cada vez más excitada con los lamidos de Livia, y me empezó a decir:

--¡Cógeme, cabrón, méteme toda la verga, quiero que me rompas!

Entonces Livia le empezó a meter los dedos y después toda la mano en su pequeño coño, me asombró ver como la tenía metida hasta el puño, Estrella estaba fuera de sí, y empezó a decir obscenidades:

--“¡Así, así, méteme toda tu mano, reviéntame, hija de la chingada!” —

Y dirigiéndose a mí con la cara desencajada:

--¡Y tu cabrón, ¿Qué esperas?, ¡escúpeme en la boca, orínate en mi cara y métemela en el culo!

Livia le sacó la mano y casi la tiró en el suelo, se puso en cuclillas sobre su cara y empezó a mearla mientras me decía que la escupiera, estrella abrió la boca para recibir el líquido dorado de Livia mezclado con los escupitajos que lancé en su boca. Tanto Livia como yo, estábamos como poseídos, terminamos en un sándwich, con Livia acostada boca arriba, y Estrella encima en posición encontrada, lamiendo fervorosamente el coño chorreante de Livia, mientras yo la follaba por el culo, Livia lamia el coño de Estrella y el tronco de mi verga alternadamente cuando entraba y salía de aquel pequeño orificio, al final eyaculé dentro de su culo y Livia se abalanzó para lamer los residuos que salían del maltratado ojete. Terminamos los tres acostados uno al lado del otro, Estrella estaba extenuada y nos empezó a besar diciéndonos:

--Gracias, nunca me habían hecho gozar tanto, los amo—

Livia--¿te gustaría ir con nosotros a mi casa esta noche?, Pol tiene una fantasía que le vamos a cumplir antes de que se vaya a España.

--Me encantaría, y ¿Cuál es la fantasía? —

Livia—quiere verme coger con un perro, y tal vez lo podamos hacer juntas, ¿Te arriesgas?

--Claro, me encanta, ya desde chiquita me encantaba mamar la verga de los perros, ja, ja. Pero nunca he cogido con uno, pero siempre hay una primera vez, ¿no? -

Livia--¿Tu que dices Pol? ¿Nos llevamos a Estrellita? —

Me encantaría, sería sensacional ver a ustedes dos haciendo guarradas, ja, ja.

Livia—y. ¿no crees que Astrid también se animaría? -

No la conoces, no creo que se atreviera a hacer algo semejante

Livia—Mmm…pues yo lo dudo, es bastante aventada mi amiga, ja, ja.

Estrella--¿Y quién es Astrid? —

Livia—Es la novia de Pol, ahora la conocerás.

Salimos del cuarto y no tuvimos que esperar mucho tiempo para que Astrid y Pancho nos alcanzaran, les presentamos a Estrella y les dijimos que había accedido a acompañarnos a casa a cumplir con la siguiente fantasía, a ellos les encantó la idea, Astrid me pico el ojo y me dijo en el oído.

--Cabroncete, se ve que la pasaste bien, por lo visto no perdieron el tiempo, ja, ja. Esta niña está monísima, la vamos a pasar super, ya después te platicaré como estuvo mi investigación, ja, ja. —

Pancho arregló con Doña Casilda la salida de Estrellita del burdel por el resto de la noche, previo pago de doscientos pesos, nos subimos en la van, las tres mujeres en el asiento trasero y Pancho y yo adelante, en el camino, las tres se empezaron a morrear y ya cuando llegamos estaban más que listas.

En la casa estaba amarrado en la puerta el can, era una especie de Mastín cruzado con labrador, negro y muy imponente, pero inmediatamente reconoció a Pancho y moviendo la cola empezó a lengüetear a las chicas, estas se rieron cuando les quería meter el hocico en el culo. -

Pancho—¡Mira!, ya está bien caliente el pinche perro, ya reconoció a Livia y sabe que la va a pasar bomba, ja, ja. ¡Quieto Sultán!, no te desesperes que ahora te vas a divertir mucho con estas perritas que te traemos.

Nos fuimos al taller y Pancho acomodó varias colchonetas en el piso, el perro estaba bien nervioso queriendo montar a las chicas, pero Pancho lo detuvo con una correa mientras las tres se desnudaron.

Luego, mientras Pancho sujetaba a Sultán, Livia se hincó a su lado y agarrándole la verga, que ya estaba bien parada, la pasó por entre sus patas traseras y la sacó debajo de su cola, el perro parecía saber lo que continuaría pues se quedó bien quietecito, mientras, su verga empezó a echar unos chorritos de líquido transparente, Livia se agachó y empezó a chuparla y beber el líquido pre seminal del can, entonces se acercó Astrid y le dijo-

--Que, ¿no me vas a dejar un poquito?, --

--Claro, marrana, anda y mama como solo tú sabes la verga de este perro—

Lo que pasó después no lo creía.

Astrid empezó a mamar aquella verga que desaparecía casi completamente en su boca, entonces Livia que actuaba como la líder del grupo, le ordenó a Estrella que se pusiera en cuatro como perra, Estrella estaba más que dispuesta y tomó la posición , Livia subió al perro y la hizo de mamporrero para meter aquel miembro animal en la juvenil vagina de Estrella, esta gritó cuando Sultán alcanzó a meter su verga completamente, pero aguantó la embestida y pedía que la metiera más, el perro empezó con sus movimientos copulatorios hasta que logró meter la bola completa y pasando la pata sobre la espalda de la joven quedaron culo con culo, el espectáculo era aberrante, lujurioso y depravado, ver a una linda joven ensartada por el enorme perro. Pancho y yo no articulábamos palabra, Astrid entonces se acostó y se puso debajo de la bizarra pareja con la cara directamente debajo de la cópula bestial y levantándose ligeramente empezó a lamer la vagina ensartada por el perro, aquello rebasaba todas mis expectativas, en eso Livia por arriba, también trataba de alcanzar con su lengua el apareamiento, el único ruido que se escuchaba eran los gemidos de estrella y los jadeos del perro, duraron varios minutos hasta que el perro logró sacar la bestial verga de la núbil vagina, Estrella quedó tirada extenuada, mientras Astrid y Livia se turnaban chupando la verga canina con restos de esperma y secreciones de la joven, después Livia se dedicó a chupar el coño rebosante de esperma canina de Estrella. Aquello fue algo que no olvidaría en mi vida, todos nos fuimos a dormir, no articulé palabra alguna con Astrid, no sabía que decir.

Al día siguiente, partimos Astrid y yo de Zipolite, quedando marcados para siempre por esta aventura peculiar y morbosa en el México más profundo, las experiencias que vivimos, en lugar de distanciarnos, nos unieron más, nos conocimos más a fondo y comenzamos a hacer planes para una próxima visita a nuestros amigos entrañables, Pancho, Livia y Estrellita.

Fin.