miprimita.com

ISABEL

Relato erótico tomando como base, el libro de Emmanuelle Arsán “Emmanuelle”

 

Isabel era una joven muy guapa tenía una piel color canela clara, delgada, una cara bellísima y además muy inteligente, desde muy pequeña mostró un carácter muy pasional y sexual, en especial se sentía atraída hacia el sexo sucio y el bestialismo, que incluso practicaba con su perro, un bóxer muy grande con quien disfrutaba sintiendo su lengua en su coño y chupándosela después. Constantemente su imaginación se centraba en el sexo, especialmente el sexo sucio.

Estando aun estudiando en la Universidad, conoció a un hombre (Gerard), cuando asistió a una conferencia que dictó, le pareció muy atractivo y además con una gran cultura, era de nacionalidad francesa y trabajaba de diplomático para su país. Él también sintió una gran atracción enamorándose de inmediato, y después de un noviazgo muy corto, contrajeron nupcias pues tenía que presentarse en la embajada de Francia en Hong-Kong que era donde trabajaba.

Tenían pocos días de haberse casado, cuando Gerard tuvo que regresar a Hong-Kong, por lo cual Isabel lo tuvo que alcanzar unos días después.

Para Isabel era su primer viaje fuera de América y se sentía feliz de la aventura, ella y Gerard siempre mantuvieron una relación muy liberal y aunque muy joven, apenas había cumplido sus 18 años, ya había estado viviendo con Gerard durante el mes previo a su boda, él era unos cuantos años mayor y aunque venia de una familia muy conservadora era bastante liberal en cuanto a las relaciones matrimoniales, era partidario del amor libre lo cual al principio asustó un poco a Isabel, sin embargo trató de aceptarlo, aunque seguía con el temor de que la practica de tales principios pudieran afectar a su amor por Gerard, también se sentía preocupada pues los sueños y fantasías de sexo sucio y bestial no la abandonaban, y cada vez que hacia el amor con Gerard ella tenia que imaginarse estar en situaciones morbosas para tener orgasmos satisfactorios, pero no se atrevía a confesárselo a Gerard.

Al arribar a Bangkok la estaba esperando una limousine, la llevó por la periferia de la gran ciudad hasta un fraccionamiento de lujo, allá estaba su nueva casa, una residencia de lujo en donde Gerard la estaba esperando

Isabel lo abrazó amorosamente, mientras dos jóvenes sirvientes se encargaban de bajar su equipaje, la casa era de ensueño, con un gran jardín, terrazas y una enorme piscina.

--¿Qué te parece querida?, aquí pasaremos unos días maravillosos. —

--No tengo palabras Gerard, ¡es espectacular!, pero en este momento, ¿sabes lo que me apetece? —Le preguntó Isabel.

--Mmm…me parece que es lo mismo que a mí—y tomándola en sus brazos la llevó a su dormitorio. Esa tarde hicieron el amor dos veces. Sin embargo, siempre que hacían el amor, Isabel estaba pensando en otras situaciones más morbosas, pensaba que Gerard la llevaba a un sitio en donde varios hombres muy sucios y rudos la hacían hacer cosas degradantes, pero con eso ella tenía sus orgasmos.

Reposando, le preguntó Gerard con una sonrisa:

--Ahora, dime querida, ¿Dejaste muchos amantes en Costa Rica? —

--¿estas celoso? —le respondió con una sonrisa pícara.

--tu sabes que no, eres tan bella, que me excita la idea de que otros hombres te posean físicamente mientras piensas en mí. —

--Que raro y extravagante eres, querido, tú sabes que eres mi hombre, mi amor, ¿Por qué buscaría en otros lo que ya tengo en ti? —Le dijo Isabel mientras le acariciaba sensualmente su miembro que empezaba a tomar vida una vez más.

--No me molestaría en absoluto, siempre y cuando me contaras a detalle tus infidelidades, creo que gozaría con ello—

Isabel se rio y empezó a besarlo suavemente en su oreja mientras le decía, casi susurrando:

--¿y, te gustaría que me entregara a varios hombres? ¿hombres sucios y repugnantes que me hicieran de todo? —

--Eso me enardecería-- le contestó, y empezó a besarla por todo el cuerpo hasta llegar a su vulva que ya estaba anegada y empezó a chuparla hasta que tuvo otro orgasmo.

--Imagínate como te sabría si algún otro hombre me hubiera llenado de esperma—le dijo sonriendo.

--¡Igual me lo comería! —le dijo, sorprendiéndola con su respuesta.

La vida en Bangkok era sumamente tediosa para las esposas de los diplomáticos, rodeada de lujos y sirvientes, pasaba el día en la piscina y paseando por los jardines esperando que llegara Gerard al final del día.

Una noche, Gerard le dijo que los habían invitado a cenar los embajadores de Dinamarca, Isabel estaba feliz de hacer algo diferente, esa noche se vistió de gala, siendo una joven bellisima, delgada, con una figura de maniquí y una cara de portada de revista, era una joven sumamente modesta y hasta un poco tímida.

En la cena estaban varias parejas de diferentes embajadas, el embajador danés era un hombre muy distinguido de unos cincuenta años y su esposa Elka tendría unos veinte años menos que él. Era una mujer muy hermosa y fina, tenían una hija bellísima, Erika, jovencita, casi una niña y de una cara con rasgos muy finos, una cabellera rubia dorada y grandes ojos azules que contrastaban con sus cejas oscuras casi negras.

 La mayoría de las esposas de los cónsules y embajadores que asistieron eran mujeres relativamente jóvenes y bellas como suele suceder en las clases privilegiadas, y a pesar de ello, Isabel destacaba entre todas por su belleza y juventud.

--Tienes mucha suerte, Gerard, en tener una esposa tan guapa y joven, tiene casi la edad de nuestra hija—Le dijo Elka.

--No exageres, mujer, hay algunos años de por medio, ja, ja. —Le respondió, abrazando a Isabel.

Al terminar la cena, Elka tomó a Isabel de la mano y la invitó a salir al jardín a tomar una copa con algunas de las mujeres allí presentes.

--Ven conmigo querida, dejemos a los hombres con sus aburridas charlas de política—

Salieron y se sentaron a charlar en el jardín saboreando un licor dulce.

--Tienes que buscarte una diversión o vas a acabar histérica querida, el trabajo de nuestros maridos les toma mucho tiempo y salen muy seguido varios días, mañana nos podemos reunir  en un bar en el centro de la ciudad que frecuento con mis amigas, te daré la dirección para que te lleven—le dijo Elka.

Cuando salieron de la reunión, y ya en el auto le preguntó Gerard a Isabel:

--Y ¿qué tal te fue?, ¿Hiciste varias amigas? —

--Bueno, si, tal vez, mañana quedé de reunirme con Elka en un bar del centro, ¿Te parece bien que vaya? —

--Claro, querida, Elka es muy simpática y como lleva ya varios años aquí, conoce muchos lugares en donde pueden divertirse, ve y ya me contarás, pues en dos días salgo en una misión diplomática por cuatro o cinco días y así tendrás con quien divertirte. —

Al día siguiente Isabel salió hacia el lugar de la cita con Elka, este era un bar muy popular entre las esposas de los diplomáticos en uno de los centros comerciales de lujo.

Elka era una mujer muy abierta y liberal y congeniaron inmediatamente, desarrollando una amistad que las llevó a contarse todas sus cosas intimas.

--En esta ciudad tenemos que formar nuestra vida dejando a un lado a nuestros maridos, de otra manera seria aburridísimo—Le dijo.

—Cité a un amigo para que lo conozcas, se llama Pierre, yo me divierto mucho con él y me ha enseñado cosas muy interesantes de esta ciudad, es un hombre mayor, pero no te guíes por su edad, es muy atractivo y tiene un imán muy especial que te hace sentir deseada desde el momento de conocerte—

--Y… ¿has intimado con él? —le preguntó Isabel.

--¿quieres decir, si he follado con él?, pues sí, varias veces ja, ja. Aunque al muy degenerado le gustaría más follarse a mi hija Erika. Además, aunque es español, ha vivido mucho tiempo aquí y conoce Bangkok a la perfección, sobre todo ciertas zonas muy interesantes que pocas personas conocen, pero ya lo veras por ti misma que ahí viene acercándose. —

Pierre era tal como lo describió Elka, e inmediatamente cautivó a Isabel por su gran personalidad y don de mando.

--Hola soy Pierre, y tú has de ser Isabel, eres mucho mas bella de lo que me dijo Elka y también más joven de lo que imaginaba—le dijo, besándole la mano caballerosamente.

Isabel se sintió turbada y no pudo reprimir el rubor de su rostro. Pierre de sentó con ellas y empezaron a hablar de banalidades hasta que Elka, fingiendo una aflicción se levantó de la mesa.

--¡Dios mío, pero que tonta, había olvidado completamente mi cita en el salón, Isabel, discúlpame, pero te dejo en buenas manos, Pierre te acompañará a tu casa después!

 Claro que todo esto lo había planeado con Pierre con anterioridad para dejarla a solas con él.

Ya estando los dos solos, Pierre llevó la platica para conocerla mejor, en sus lecturas, aficiones y gustos. De improviso y poniendo la mano sobre su pierna le dijo:

--Sabes Isabel, me precio de conocer a la gente en el primer acercamiento, y puedo decirte que eres una mujer muy sensible, pero también muy pasional, tienes una sensualidad innata que seria una pena que desperdicies, este lugar es muy interesante, pero lleváis una vida muy monótona entre gente que se ocupa más de guardar las apariencias, y tú naciste como un espíritu libre que necesita probar todas las formas del placer, necesitas llegar a experimentar todo lo que tu mente y tu cuerpo tienen guardados por la estúpida moral o por la religión, que nos tiene amarrados en nuestra libertad a través de cosas como el matrimonio.-

Isabel se sentía cada vez más atraída, sentía como la mano de Pierre iba subiendo por su pierna, pero no hizo nada al respecto, es más, abrió un poco sus piernas para darle la oportunidad de subir más, cosa que el experimentado Pierre no desaprovechó, y sin darse cuenta Isabel iba cayendo en las redes de Pierre que la llevaba hacia donde él deseaba.

--Todo eso me parece muy bien, Pierre, pero yo estoy muy feliz con mi matrimonio y no me siento atada—

--No me malinterpretes querida, lo sé, y también que tu esposo esta enamorado de ti, pero hay que distinguir entre el amor y el sexo como la manifestación más libre del ser humano, que no permite ningún tipo de ataduras, y la felicidad de un matrimonio es disfrutar de esa sexualidad sin egoísmos, compartiendo las experiencias de la pareja y gozando de ellas. —

--Hablas igual que mi marido al respecto Pierre, pero hasta ahora no lo comprendía bien. -

Isabel ya estaba completamente encharcada y dejó que los dedos de Pierre llegaran hábilmente al punto erótico.

--Yo creo que tu marido se sentiría complacido viéndote como un espíritu libre, sin ambages de ninguna naturaleza—Continuó Pierre tomándola con firmeza de la mano.

--¿Quieres acompañarme esta tarde a un lugar especial?, estoy seguro de que disfrutaras, a Elka le gusta mucho y me hace llevarla cada vez que necesita disfrutar plenamente. —

Isabel lo miró pensativa y sonrió al decirle:

--Bien, Pierre, ¿Por qué no? Pero prométeme que si no me encuentro a gusto me llevaras sin dilación a mi casa—

--Prometido, querida, no te  arrepentirás, estoy seguro—

El chófer de Pierre estaba esperándolos a la entrada del centro, enseguida y sin preguntar, el chófer se dirigió hacia una zona de la ciudad que se veía más popular.

--Estamos entrando a la zona prohibida de Bangkok, aquí se mezclan todo tipo de gentes, desde los muy encumbrados hasta la escoria de la sociedad, nada está prohibido—

Isabel miraba todo estupefacta, nunca había estado en este tipo de lugares, sentía miedo y también curiosidad. El auto se paró en una zona apropiada para que el chofer los esperara.

Pierre y la joven caminaron por calles llenas de gente de distintas razas y condiciones sociales, proliferaban las prostitutas que se acercaban ofreciendo sus servicios, muchas eran muy jovencitas y hermosas tailandesas, pero también había jovencitas rubias de rasgos occidentales.

--¿Has solicitado alguna vez el servicio de alguna de estas putas, Pierre? —

--Si, no te imaginas lo serviciales que son, especialmente las tailandesas, ahora te llevaré a una casa de masajes que conozco—

Entraron en un edificio en donde se leía “Masajes tailandeses”, los recibió una bella empleada y le dijo unas palabras a Pierre que Isabel no entendió, pasaron a un salón y empezaron a desnudarla en presencia de Pierre, ella se ofuscó un tanto y le preguntó:

--¿Y tu no vas a tener un masaje? —

--Yo solo veré, querida y te serviré de traductor—le dijo sentándose en un sillón.

Entraron dos jóvenes tailandesas desnudas que no llegaban a 20 años y acostaron boca abajo a Isabel en un reposet de masajes, empezaron un masaje muy erótico, en donde una de ellas se acostó encima después de embadurnarle de un aceite muy oloroso y empezó a restregarse en el cuerpo de la Manú mientras la otra empezaba a chupar cada uno de los dedos de su pie, enseguida, la que estaba encima empezó a lamerle la espina dorsal bajando hasta sus glúteos para abrir sus nalgas y empezar a lamer su culo para después penetrarlo con su lengua, mientras, Isabel empezaba a gemir de placer, enseguida la hicieron voltearse y empezaron a restregarse con sus senos encima de ella y luego procedieron a lamer su cuerpo hasta llegar a su vulva que ya estaba inundada de placer.

El masaje erótico duró más de veinte minutos y al terminar, Isabel se quedó tendida sin moverse después de haber tenido multitud de orgasmos.

Cuando salieron  abrazó a Pierre por el cuello y  le dijo que había estado maravilloso, luego caminaron por varias calles hasta llegar a un callejón, en la calle había una cola de hombres formados para adquirir un boleto.

--¿Qué hay aquí, Pierre? —preguntó Isabel.

--Es una especie de “Glory hole”, las mujeres pagan por entrar a un cuarto en donde hay tres tipos de hoyos en los muros, allí pueden satisfacer de diferentes formas a los hombres que pagan y están del otro lado, y ellas por supuesto se satisfacen sintiéndose como objetos de placer, como ves, hay de todos los tipos, edades, razas y condición social. A las mujeres les resulta sumamente morboso y excitante no conocer a los hombres que tienen que satisfacer e imaginarse a qué tipo de hombre le dan servicio, se guían por su olor, color, forma y por la higiene de los hombres que meten una parte del cuerpo. —

--¿Y que es lo que hacen exactamente?, ¿para que son los tres tipos de hoyos? —Preguntó Isabel visiblemente excitada.

--Hay hoyos pequeños como de 10 centímetros de diámetro en donde meten sus miembros los clientes para ser chupados, hasta correrse en las bocas o incluso orinar en ellas si les place.

También hay unos hoyos grandes en una pared inclinada en donde las mujeres pueden casi sentarse y sacar su culo para ser utilizado de múltiples maneras.

Y por último otros hoyos grandes en donde los hombres al otro lado se sientan para ser atendidos analmente por lenguas o dedos que les hacen un masaje prostático. —

--¡Pero … es asqueroso!... pero también excitante —

--Exactamente, y eso es parte de la satisfacción de ambas partes del muro, además, nadie sabe quien está o a quien sirven en ese momento, aquí le gusta mucho entrar a Elka y paga por usar los tres tipos de hoyos. Y será parte de tu enseñanza, si es que aceptas, te aseguro que no te arrepentirás—

Isabel estaba visiblemente consternada y su yo interior quería probarlo, esto se parecía en lo sucio y morboso a lo que ella constantemente pensaba, pero todavía su moral le dictaba otra cosa. Pierre, como si le estuviera leyendo el pensamiento, le dijo.

--No dudes, querida, libérate de ese lastre llamado normas morales o preceptos religiosos, acuérdate que eres una mujer libre y que te hará feliz probar nuevas experiencias, y si no te gustan, todo están sencillo como no volverlo a probar, estoy seguro de que a Gerard no le molestará que experimentes nuevas cosas sexuales, es más le va a gustar.

Isabel se quedó pensativa y le dijo:

--De acuerdo Pierre, me encanta la idea, haré lo que tu digas, mañana iras por mi y haremos todo lo que tengas pensado para mí.

Cuando llegó a su casa, Gerard ya la estaba esperando para cenar, destapó una botella de champagne y brindaron.

--Y cuéntame mi amada, ¿qué hiciste hoy en esta tarde?, Elka me contó que habías estado con Pierre.

Isabel se ruborizo, y al verlo, Gerard inmediatamente le dijo:

--No temas, yo conozco a Pierre y me excita saber lo que han hecho y si te ha gustado, recuerda que me agrada que tengas nuevas experiencias, sobre todo en el plano sexual—

Isabel le contó a detalle todo lo que hizo, mientras Gerard se excitaba con su relato, al finalizar la llevó a la cama e hicieron el amor.

--Dime, querido ¿tu has estado alguna vez en el glory hole? —

--Ja, ja. Claro que sí, es la experiencia más excitante que he tenido—

--¿Te importaría si supieras que había estado allí? —

--No, al contrario, me encantaría que después de haber ido me relataras tu experiencia. —

Al día siguiente por la tarde, Pierre pasó a buscar a Isabel, quien lo esperaba ansiosamente

--Tengo varias opciones para ti, Isabel, iremos a donde te plazca.

--Gracias Pierre, tengo mucha ilusión de ir al Glory Hole, además, no puedo llegar muy tarde  pues Gerard sale esta noche y cenaremos juntos, además es la primera vez que me deja sola por varios días y no quiero perderme ni un minuto a su lado cuando llegue, pero desde mañana puedo pasarme todo el día contigo y la noche si lo deseas—

--Estupendo Isabel, nuestra visita al Glory Hole no nos llevará mucho, bueno, el tiempo que desees, se paga por tiempo, puedes pagar por 30 minutos y seguir el tiempo que desees y al final pagas la diferencia. Mañana tengo varias cosas que te van a sorprender—

--¿Porque no me adelantas algo?, me muero de curiosidad, además me servirá para imaginarlo—

--El primer lugar a que iremos es un espectáculo de sexo muy especial, es un lugar clandestino, frecuentado por mujeres y hombres de las altas esferas—

--¿Y qué tipo de sexo? ¿Algo especial? —

--Hay de todo, desde espectáculos sado hasta bestialismos—

Isabel le miró con una sonrisa maliciosa y le dijo:

--Me vas a corromper Pierre, ya estoy mojada de solo pensarlo. —

Pierre no se imaginó que el bestialismo era una de las cosas que más excitaba la mente libidinosa de la joven.

Cuando llegaron al sitio del Glory, Isabel le dijo a Pierre:

--Pierre, ¿Podríamos dar una vista a la cola de hombres que esperan?, así me daría cuenta de que es lo que espero.

Pierre tomó a Isabel de la cintura y recorrieron la fila de gente que esperaba, efectivamente había de todo tipo, turistas occidentales, personas rudas y sucias, negros y orientales, incluso un enano que llevaba un perro muy grande. Cuando terminaron de recorrer los cerca de 20 hombres que esperaban, Isabel se acercó a su oído y le dijo:

--Me excita que haya hombres tan sucios, me da mucho morbo, y también los negros—

--Normalmente son pescadores, pero hay de todo, hombres a los que no se les acercaría ninguna mujer si los vieran, aquí permanecen anónimos—

--Entremos, estoy que me derrito, ¿me puedes acompañar? —

--Te esperare en la pequeña salita de la recepción pues no permiten entrar hombres, pero no te preocupes, aquí estaré—

Pierre espero más de una hora, cuando vio a Isabel salir con una sonrisa de satisfacción y complicidad, le dijo que tenía que entrar al lavatorio pues olía terriblemente por todo su cuerpo.

--A puro sexo y cosas más querida, pero eso es muy excitante—le respondió Pierre.

Isabel no veía la hora de llegar a casa y contarle a Gerard su fantástica experiencia.

Esa noche, en el lecho, después de varias copas de vino, Isabel abrazó el cuerpo desnudo de Gerard y le susurró:

--¿Quieres que te cuente, amor? —

--Lo espero con ansia—fue la respuesta.

Isabel empezó su relato casi susurrándole al oído mientras lo tocaba lascivamente.

--El local de los hoyos era alargado, nos hacían desnudarnos y colocar nuestra ropa en unas cabinas y había varios hoyos de los tres tamaños, delante de cada uno había una banca, había seis mujeres, la mayoría de mediana edad y muy guapas, aunque había una bastante mayor y otra muy jovencita que parecía una niña. Yo me senté delante de uno de los hoyos pequeños, los otros estaban ocupados, la niña estaba en el ultimo hoyo y tenia materialmente sumida su carita en el culo del cliente mientras le agarraba de las nalgas, me impresionó mucho pues las nalgas pertenecían a un negro y estaban llenas de sudor. En los hoyos intermedios estaban dos mujeres sentadas con el culo hacia afuera que parecían estar gozando mucho  y a mi lado una encantadora mujer muy rubia y relativamente joven que disfrutaba haciéndole una felación al hombre anónimo que había metido su miembro. Me senté, y enseguida vi que introducían una verga bastante grande semi erecta sin circuncidar, tenía un olor bastante fuerte por lo que supuse que no estaba muy limpia—

--¿Te excitó que fuera una verga sucia y anónima? —Le preguntó Gerard visiblemente enardecido.

--¡Si!, ya estaba completamente mojada, entonces, tomé esa verga con los dedos y me la metí en la boca, así como estaba, sin descapuchar, pero con la boca le fui subiendo el prepucio y sentí como se empinaba completamente, seguí hasta tener el glande descubierto en mi boca, tenia un gusto extraño muy fuerte y un olor penetrante a orín y marisco. No tardó mucho y me llenó la boca de un semen espeso entre amargo y dulzón—

--¿Y te tragaste todo? —Preguntó Gerard completamente excitado.

--¡Si!, me trague todo, y me gustó tanto que me ocasionó un orgasmo, después se retiró y ocupó su lugar una verga negra más grande que la anterior, pero igual de sucia, la descapuché antes de metérmela en la boca y vi una gran cantidad de esmegma que tenia acumulado en sus pliegues alrededor del glande y que olían muy fuerte, esto me excitó más y le lamí todo para finalmente metérmela completamente en mi boca  y descargara su leche que también tragué—

--Dime ¿Cuántos más gozaron en tu boca? —

--Fueron seis—le dijo Isabel mientras su mano empuñaba la tranca de Gerard a punto de explotar.

--¿Experimentaste los otros hoyos? —

--Si, me senté en uno de ellos, y sentí como me empezaban a hurgar el ano con los dedos, esto me calentó, y después sentí como me empezaba a penetrar una verga, por fortuna no era muy gruesa y gocé mucho, luego la sacó y sentí un chorro caliente, enseguida me imaginé que era, pero me quedé hasta que terminó, después me sentí muy sucia. Luego iba a pasar a los siguientes, pero estaban ocupados, la chiquilla seguía allí, yo creo que era el sexto o séptimo culo que chupaba…yo creo que a la siguiente vez que vaya empezaré por estos. —

Gerard ya no aguantaba más la excitación y estaba a punto de reventar.

--¡Mámamela!¡Mámala como lo hiciste con esos desgraciados! —Exclamó Gerard llevando la cara de Isabel hasta su verga enhiesta y metiéndosela en la boca hasta la empuñadura y eyacular profusamente en su boca.

Después de reposar, Isabel le dijo a Gerard:

--Mañana después de que hayas salido, iré con Pierre a un lugar que me dijo que hacían espectáculos de sexo que me iban a gustar, ¿no te importa que vaya? —

--Claro que no, es más me excita que vayas a esos espectáculos y después me cuentes todo—

Esa noche se abrió otro capitulo en la vida matrimonial de Isabel.

Continuara…