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Comprando el el Esclat de Terrassa

en Voyerismo

Buscando por internet encontré que se había puesto de moda, entre muchos adolescentes, quedar en los lavabos de un centro comercial de Terrassa llamado Esclat para mantener relaciones sexuales y la cosa me llamo la atención, así que me propuse investigar un poco más, pero sobre el terreno, así que cogí mi coche y me plante en el citado complejo.

La verdad es que aquello no era más que un supermercado en el centro de la ciudad con un inmenso aparcamiento, en el cual, aparado de todo, habían unos baños para los clientes. Al verlo en directo me di cuenta de porque los chicos quedaban allí: no había cámaras de seguridad y la quedar apartado de la entrada (donde habían otros baños) el tráfico de gente era poquísimo. Además, cuando accedí a los baños pude ver que eran grandes i que estaban relativamente limpios. Vamos el lugar ideal para que dos adolescentes con las hormonas a tope pudieran follar sin tener que gastarse un duro. Aquella soledad y tranquilidad despertó mi curiosidad y mi espíritu voyeur, así que salí de los baños para acercar el coche y ponerlo en una zona donde tenía una visión directa de los mismos.

Mire el reloj y cuando eran las cinco y cinco de la tarde vi aparecer la primera “pareja”. Era un chaval con el uniforme de un colegio cercano. Iba visiblemente nervioso, mirando hacia todos lados y fue directo al baño de discapacitados, en el que entro directo. Un par de minutos después llego al lugar una chica de su misma edad. Una gordita a la que el uniforme de otra escuela que le quedaba como a un Cristo dos pistolas, ya que se notaba a la legua que era de una talla inferior a la que necesitaba. Cuando llego a la zona de los baños, saco el móvil y envió un mensaje. Al cabo de poco, después de que sonara el tono de rigor, saco el teléfono, lo miro y fue directa al baño de minusválidos. Abrió la puerta y se metió. Después de unos diez o quince minutos, se volvió a abrir la puerta y salieron los dos, cada uno por su lado pero congestionados, supongo que después de haber estado follando o metiéndose mano.

No pasaron ni cinco minutos más y otra pareja, con el mismo procedimiento entro en el citado baño. En total, durante las dos horas que estuve de “vigilancia” pasaron unas diez o doce parejas y la verdad, la mayoría de las crías que entraban en el baño de minusválidos estaban entre los doce y los diecisiete años y tenían un cuerpo más que follable. Eso me dio una idea y puse el coche en marcha para volver a casa. Allí recogí un equipo de vigilancia discreta que tengo con cámaras de transmisión remota y objetivos pinhole, fáciles de ocultar en cualquier sitio, equipo electrónico diverso y baterías de larga duración. Con todo eso y un mono parecido a los que vi que llevaban los de mantenimiento, regrese al centro comercial.

Deje mi coche en la otra punta del aparcamiento y con la caja de herramientas y una escalera, me dirigí a los baños. Poco antes de llegar vi como salían del mismo una pareja de chicas de no más de 15 años. Una de ellas con ropa de calle, es decir, sus pantaloncitos tejanos cortos que dejaban ver parte del culo y una camiseta que marcaba sus tetas. La otra, con su faldita gris a media pierna y su camisa blanca. La verdad es que no me habría importado follarme a cualquiera de las dos ahí mismo, pero todavía no era el momento. Cuando llegue, puse un cartel de “en mantenimiento” delante de la puerta y entre. El olor a sexo golpeo mis fosas nasales. La polla se me puso dura al instante al imaginarme a aquellas dos zorritas metiéndose mano minutos antes ahí mismo. Deje la maleta en el suelo y me dispuse a trabajar.

Lo primero que hice fue revisar que nadie hubiera tenido la misma idea que yo y con satisfacción vi que no. Aquello era una zona libre de cámaras i por lo tanto, nadie había instalado una en el baño. Nadie has ahora… Elegí las conexiones correctas de electricidad y prepare tres líneas para que alimentaran las cámaras que pensaba instalar. Una la instale frente a la taza del wáter. Si alguien iba allí aunque solo fuera para mear, quería verlo bien. La siguiente la instale justo bajo el secamanos, de tal manera que parecía un sensor. Con ella, tenía un ángulo lateral de todo el cubículo, ya que al estar situado  en la pared opuesta a la taza me ofrecía una perspectiva perfecta. La tercera la instale al pie del lavamanos y me daba un contrapicado de casi todo el baño. Con esas tres cámaras de alta definición podía ver cualquier cosa que pasara ahí dentro. Una vez realizado el trabajo, puse el equipo a funcionar y tras comprobar la conexión en mi teléfono, recogí el resto del equipo y lo metí en la caja, listo para salir.

En cuanto lo hice me di cuenta que había dos chicos dando vueltas por el aparcamiento, mas disimulando que haciendo nada en concreto, y lo que me pareció una madre con su hijo, así que saque el cartel de la puerta y me apresure a dirigirme al coche, para ver el espectáculo que estaba seguro que estaba a punto de producirse. Y no me equivoque. En cuanto me aleje unos metros, la primera pareja se metió en el baño y cerró la puerta detrás suyo. Lo que a primera vista me sorprendió es que, desde cierta distancia, me habían parecido madre e hijo. Ella era una mujer de unos cuarenta años, pelo largo y negro, recogido en una coleta alta, unas tetas medianas que se le marcaban en su blusa blanca y un pantalón tejano que le marcaba perfectamente el culo. Él, un chaval de unos dieciséis, con apariencia mas bien escualida. Cuando llegue al coche y puse a funcionar la PDA pude ver como “mama” le estaba pegando una mamada al chaval de las que hacían época. El chico agarraba la cabeza de la mujer, mas para mantener el equilibrio que para dirigir la mamada y suspiraba, resoplaba y ponía cara de tener el rabo en una picadora de carne. Mientras ella se la chupaba, con una mano le acariciaba los huevos y con la otra le atraía hacia ella, para que no se echara atrás y pudiera comerle la polla como le apetecía.

Chaval: Hostia, Silvia! Qué bien la chupas – decía entre gemidos – joder qué bien! Ya me lo decían mis amigos que tenía que mandarte un mensaje para venir contigo.

Silvia: Uffff, chaval… que polla tienes… como te babea – le decía la veterana – como me gusta…

La veterana estaba sentada en la taza del wáter, con los pantalones y las bragas por los tobillos, mostrándole al chaval, de manera impúdica su coño. Su mano derecha iba entre los huevos del chico, a los que acariciaba y a su coño, que maltrataba frotándolo con ganas y metiéndose uno o dos dedos de forma frenetica.

Chaval: Joder… me corro tía, me corro!!! – Y mientras decía esto agarro la cabeza de Silvia y se la clavo hasta la garganta.

Silvia: Mmmmmmmmmmmm – gemia – hhmmmmmmmmm. Que buena! Cuanta leche! – dijo cuando termino de tragarse toda la corrida del chico.

Tras la corrida, el chaval se quedo agarrado a los hombros de la mujer mientras esta terminaba de limpiarle las últimas gotas de la punta de su rabo. Se había tragado toda la leche del chico como si fuera un batido. Cuando se la dejo limpia como una patena, le beso en la punta y mirándole a los ojos le dijo.

Silvia: ha sido todo un placer, Marcos. Espero volverte a ver muy, muy pronto – le dijo con voz melosa - Por favor, dile a uno de tus amigos que pase.

El chaval se guardo la polla en el pantalón y tras cerrarse la bragueta, salió por la puerta mientras Silvia seguía frotándose el coño y gimiendo como una gatita en celo. No pasaron ni veinte segundos cuando entro otro de los chavales que esperaban fuera. Este tenía la misma edad, pero era bastante más corpulento que el anterior y sabía perfectamente a lo que venía.

Chaval: Buenas tardes, golfa – le dijo sin cortarse un pelo - ¿Lista para sacarme la leche?

Silvia: Por supuesto, Señor – Le dijo la veterana, adoptando un rol sumiso – estoy deseosa de sacarle toda la leche. La de su nuevo amigo ha sido un buen aperitivo, pero la suya es la que quiero.

Chaval: Sácate las tetas, zorra. Quiero tirarte de los pezones mientras me la comes.

Silvia: Si señor

Silvia se quito la blusa y mostro un sujetador de color negro. Una vez se libero de él, saltaron dos tetas de una buena medida, pero que claramente estaban operadas. Los pezones estaban duros por la excitación y tal como salieron de la prenda interior, el chaval se los pinzo con los pulgares y los índices. Silvia dio un respingo pero siguió con su tarea y abriendo la bragueta del chaval libero una buena polla para un crio de su edad. Ella se froto el coño y luego, libero las pelotas del macho en crecimiento.

Silvia: ¿Puedo comerle la polla, señor? – Pregunto solicita ella

Chaval: Si, profe. Puedes comerme el rabo.

¿Profe? ¿El pichabrava había llamado “profe” a la zorra que tenia espatarrada en el wáter?. ¡Qué buena idea tuve cuando instale una cámara ahí dentro! Mi intención era ver que sucedía ahí dentro, pero esta vuelta de tuerca me había dado una idea muchísimo mejor: usar las grabaciones para “convencer” a los protagonistas para que fueran “amables” conmigo. Y la primera de la lista tenía ahora mismo una polla en la boca… y yo solo tenia que averiguar en que colegio daba clases la comepollas de Silvia.

Ajena a mis planes, la profesora seguía comiendo polla o más bien, siendo follada por ella por el chaval, que la había agarrado por la nuca con la mano izquierda y le metía unos pollazos dignos de un adulto mientras que con la derecha le maltrataba las tetas, tirando de sus pezones, apretándolas o incluso azotándolas, cosa que parecía poner más cachonda a Silvia, ya que se tenía que estar dejando en carne viva el clítoris con el ritmo que tenía su paja.

Chaval: Vamos, zorra, más a fondo! Quiero vaciar los huevos en tu garganta – le decía el crio sin dejar de follarle la boca – Llevo todo el día cachondo pensando en este momento

Silvia: Mmmmmmmmm hmmmmmmmmmm

Chaval: ¿Qué pensaría la directora si te viera ahora? ¿Qué diría de su jefa de estudios si supiera que se la chupa a sus alumnos todos los días en un WC?  - le espetaba mientras aceleraba el ritmo de la follada de garganta – vamos zorraaaaaaaaaaaaahhh

Y con un chillido que se convirtió en un gemido, el chaval vacio los huevos en la garganta de su profesora. Lo hizo con tanta fuerza y abundancia que el semen le salió por la nariz y cayó sobre sus operadas tetas mientras el chaval apretaba la nuca de su profesora para clavársela lo más a fondo posible mientras le pellizcaba con ganas el pezón izquierdo, lo que provoco un gesto de dolor en la jefa de estudios, que en aquel momento tenía poca autoridad sobre el crio que la tenia sometida.

Chaval: Joder, profe, como me pone que me vacié los huevos los días que tenemos clase

Silvia: Es tu premio por aprobar los exámenes – Respondió Silvia mientras con un dedo recogía la leche que tenía en las tetas y se la llevaba a la boca – Pero si no apruebas, se te acabara el chollo, Luis.

Luis: Si deja de hacer esto, se lo diré a la directora – amenazo el crio

Silvia: Si lo haces, se la dejare de chupar a todos los del cole hasta que no te den una paliza y te manden al hospital – respondió ella sin dejar de limpiarle los restos de leche de la polla - ¿Y cuanto crees que tardarían en hacerlo? No me vaciles, chaval. No acepto chantajes. Y para que te enteres, no te la volveré a chupar hasta dentro de una semana.

Luis: Profe, no joda! – se quejo el aprendiz de chantajista – me van a explotar los huevos si no me los vacía en una semana.

Silvia: Te jodes. Por listo – y besándole la punta de la polla, como con el otro chico, le dijo – ahora sal y dile a José que entre. Que me he dejado lo mejor para el final.

Y mientras el derrotado Luis salía por la puerta con la moral mas floja que su polla, Silvia se levanto del wáter y se acerco al espejo a terminar de secarse la leche que el chulito de la clase le había soltado en las tetas. Cuando lo hizo, se acerco a la cámara que estaba en el seca manos y la pude ver mejor. Tal como me parecía, la profesora tendría unos cuarenta años recién cumplidos. Unas tetas bien operadas y de las que apenas se le veía la cicatriz que les hacían a todas para meterles el relleno. Tenía un bonito cuerpo y por lo tanto, era muy posible que después de las clases y su “pequeña afición” de recompensar a los buenos alumnos, se pasara unas cuantas horas en el gimnasio. Cambie de cámara y con la que instale al pie de la pica pude ver un primer plano de su coño de labios salidos. Después de haberse estado masturbando casi sin parar desde hacia media hora, tenía el higo rojo y el flujo le resbalaba por la pierna, dando la sensación de que se acababa de mear. Ante el espejo se limpio lo mejor que pudo sus tetas de plástico y cuando escucho la puerta abrirse, se giro para recibir a su ultimo alumno, con los pantalones en los tobillos

Cualquiera que hubiera visto a José habría dicho que era un chico más bien normalito. Un poco más joven que los otros dos y con cara de tontito, pelo largo y alborotado. Vamos, el típico pringado al que le robaban el bocata en el patio, seguro. Pese a ello, Silvia se acerco a el andando como un pingüino y tras besarlo dulcemente le dijo con una voz extremadamente suave.

Silvia: Jordi, cielo. ¿Qué tal ha ido el día hoy? – Le pregunto cómo quien habla con un niño de siete años - ¿se han metido hoy contigo los chicos de la clase?

Jordi: Bien – dijo también en voz baja, mirando al suelo – no me han dicho nada. Gracias, profe.

Silvia: Claro, cielo. Tu tutora les explico que no estaba bien meterse con un niño con un problemilla de asperger como tu – Le dijo mientras le acariciaba el paquete por encima del pantalón – Además, les dije que si ellos se portaban bien contigo, yo me portaría bien con ellos y así tú te podrías portar bien conmigo ¿Quieres portarte bien conmigo, Jordi?

Jordi: Si, profe – Respondió mientras miraba al suelo, sin tener contacto visual con su profesora – Me portare bien con usted, como todo los días.

Silvia: Así me gusta, cielo – dijo sentándose en el wáter otra vez – no sabes lo que me gusta…

Esta vez, en lugar de desabrocharles únicamente la bragueta, Silvia empezó por hacerlo con el cinturón, soltándolo. Luego el botón y por fin, la bragueta. En cuanto vi lo que escondían esos calzoncillos comprendí porque la profesora cachonda se había dejado aquel chico para el final. Aquel asperger tenía una polla de mínimo unos 25 centímetros. Tendría poco cerebro, pero lo que era rabo… más que el diablo. Cuando estuvo toda al aire y sus calzoncillos, junto a los pantalones, a la altura de sus tobillos, Silvia empezó a lamer aquel cacho de polla. Lo hacía con una amplia sonrisa, diciéndole cosas bonitas al crio para que se relajara y se le pusiera más dura todavía. Cuando “aquello” alcanzo su máxima plenitud a la golfa de la profesora casi no le entraba más que el capullo en la boca. Entonces, tirando de maestría, empezó a chuparle los huevos y a sorberlos, haciendo que al chaval se le pusiera la polla a punto de reventar.

Silvia: Que bonita la tienes ahora Jordi – Le dijo sin dejar de pajearlo - ¿Qué te parece si me rascas de aquella forma que me gusta tanto?

Jordi: Vale profe – dijo con el mismo tono tímido y sin dejar de mirar al suelo – Como quiera…

Entonces Silvia se levanto, escupió en la punta de la polla del chaval y se agarro a la pila para limpiarse las manos, dejando su cara de zorrita, llena de babas y sus tetas operadas  justo en frente de la minicamara. Jordi se acerco lo suficiente al culo de su profesora, como un cachorrito desvalido y espero a que su tutora le agarrara la polla y se la pusiera en la entrada del coño. Luego, poco a poco, fue retrocediendo y se empezó a encajar ese pedazo de rabo en su raja docente, que se dilato hasta lo imposible. Una vez encajado casi medio rabo, las imágenes que me ofrecían las tres cámaras me hacían saltar de una a otra. En la cenital veía como el rabo de aquel chaval iba desapareciendo entre las nalgas de un culo trabajado en el gimnasio, mientras que la cámara del secamanos me ofrecia una vista directa de las caras de “sufimiento” que iba poniendo la docente mientras todo “eso” se le iba metiendo en el coño, tal como me mostraba la cámara de la base de la pica.

Silvia: Ahora cielo – le dijo cuando casi la mayor parte de la polla del asperger estaba dentro de su coño – empieza a moverte poquito a poco. Tal como te enseñe el otro dia…

Jordi: Vale, profe – Dijo el chaval, rojo de vergüenza. Y agarrándola por las caderas, empezó a bombear

Tras un par de minutos, Silvia estaba en la gloria. Por su cara, sus facciones y sus gemidos se diría que tuvo el primer orgasmo nada mas agarrarla el chaval por la cintura y clavarle todo el cipote dentro. El chaval había empezado a acelerar el ritmo y las tetas de goma de la profesora se movían al compas. No hacia todos lados, como harían unas naturales, si no adelante y atrás, como el bloque de silicona que eran. Aquella follada duro diez minutos, al cabo de los cuales el pobre chaval dijo

Jordi: Profe… Tengo ganas de hacerme aquel pipi tan raro…

Silvia: No te preocupes, Jordi – respondió gimiendo como una cerda – hazlo dentro de mi cueva, que así no manchamos el suelo.

Y el chaval acelero un poco más el ritmo y de repente, se quedo quieto, hundiendo todo su pollon en el coño de Silvia, que puso los ojos en blanco al notar la presión en el fondo de su chocho y abrió la boca como para chillar, pero sin emitir un solo sonido. Segundos después, la polla de caballo de Jordi empezó a perder consistencia y termino saliéndose del depilado coño de la docente, dejando con su salida vía libre a todos los flujos retenidos por ese tapón de carne. Silvia, poniéndose una mano en el coño, para intentar contener la catarata, se agacho en busca de la polla de su alumno.

Silvia: Pobre Jordi – Le dijo mientras se metía la polla en la boca, procurando sorber la mayor cantidad de semen – ven, que tu profe te va a limpiar para que no te manches los pantalones.

Y diciendo esto, se la volvió a meter en la boca, sorbiendo, lamiendo y chupando todos los huevos y el miembro del chaval hasta que lo dejo impoluto. Cuando termino, le dijo que ya estaba y todavía en cuclillas le dijo a su alumno que saliera, que no hiciera esperar a los otros chicos ya que lo esperaban para ir a casa. Cuando Jordi salió por la puerta, en la misma postura que estaba, Silvia cerró el pestillo para disfrutar de unos momentos de intimidad. Fue entonces cuando retiro la mano que cubría su coño y, como si fuera una copa, bebió de ella la mezcla entre su flujo y el semen del subnormal con cara de gran satisfacción. Después se levanto y con toallitas húmedas que llevaba en el bolso, se limpio todos los rastros de leche que le habían dejado encima sus alumnos. Casi cuando estaba terminando, sonó su teléfono.

Silvia: ¿Si? Hola cariño! – Respondió mientras se metía un par de dedos dentro del coño, a la búsqueda de algo más de semen – Si, cielo… la reunión ha ido bien… Si. Ya sabes cómo es esto de las tutorías – siguió mintiendo mientras provechaba que su interlocutor, posiblemente su marido, le decía algo para meterse los dedos en la boca y beberse los últimos rastros de macho que llevaba encima – Si, amor. Muy contenta con el cambio de colegio. Ahora que estoy en el IES Terrassa los viajes son mucho más cortos hasta casa y los alumnos, mucho más… interesantes, jijiji. Si… yo también te quiero. Hasta ahora, cariño…

Esa última llamada con el cornudo me rebelo donde trabajaba la profesora y tras buscarlo en el Google me di cuenta que apenas había cien metros entre el trabajo de esa zorra y el lugar donde vaciaba los huevos a sus alumnos. Era toda una campeona… viéndola por la cámara mientras se empezaba a vestir, no pude contenerme y quitándome el disfraz de operario, me dirigí hacia los baños, calculando el ritmo para coincidir con ella justo cuando salía del WC.

Carlos: ¿Silvia? – Me hice el encontradizo con una perfecta desconocida – ¿Eres tú?

Silvia: ehhhh ¿Nos conocemos? – Su cara de sorpresa era evidente

Carlos: ¡si mujer! – Mentía con la soltura que me daba la experiencia en mi trabajo – Joder, pero si hicimos la carrera juntos!. ¿Estás trabajando de profesora tu también?

Silvia: puesssss, si… - respondió confusa. Intentaba encajarme en su pasado, pero no sabía dónde – este año me han dado plaza en el IES Terrassa, aquí cerquita – Dijo, relajándose algo

Carlos: Hostia qué bien! Yo estoy en el Montperdut – le dije, soltando el nombre de un colegio que acababa de buscar en la red - Un poco más arriba

Silvia: Ah! Que bien… pues a ver si nos vamos viendo y nos tomamos algo y hablamos de… los viejos tiempos – Me dijo mientras reemprendía su camino, siendo lomas educada posible.

Carlos: Si! Seguro que nos vamos viendo – Le dije mientras entraba en el baño de caballeros y cerraba la puerta– estoy seguro que nos veremos mucho mas… y que tomaremos muchos cafés. Pero los tuyos, serán con leche. Con muchísima leche, como te gusta…