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Decorchando a Marta X. Cena en Burguer King

en Dominación

Marcos: Se ha portado genial José – dijo marcos mientras jugueteaba en su teléfono móvil con el programa que controlaba los huevos vibradores que las tres sumisas llevaban puesto. Los tres eran del mismo modelo y por lo tanto, cuando se accionaba el grupo al que habían sido incorporados, los tres se ponían en funcionamiento a la vez.

Carlos: La verdad es que si… - le conteste mirando el asiento de atrás. Allí estaban las tres sumisas con sus nuevos juguetes metidos

A parte de la cola de zorra para Neus y las colas de perrita para Marta y Ruth, las sumisas habían salido de su tienda con un buen surtido de complementos. A la vista saltaban los tres vestidos que dejaban ver sus tetas si no se ataba tras la nuca un triangulo de tela que cubría cada seno. Además, los vestidos llevaban un corte recto, que se juntaba por el efecto de la gravedad y que se iniciaba en el ombligo por la parte delantera i en la base de la columna por la trasera. Mientras estuvieran de pie y andarán con paso corto, el traje se mantendría cerrado, pero si aceleraban o daban zancadas, los trajes se abrirían y dejarían ser sus agujeros. Eran unos trajes inspirados en la película de “historias de O” y la verdad, estaban muy bien pensados.

Vaca y fresa seguían conservando su collar, pero para  agujero, José insistió en regalarle uno de color blanco, simbolizando su iniciación en la sumisión. Como el de madre e hija, era de cuero y llevaba en la parte anterior una argolla para poder fijar la correa o aquel complemento que se considerara oportuno en cada momento.

Por último, en sus sendos coños, que nos mostraban al mantener las piernas abiertas, un juguete vibrador con baterías de larga duración, que iba conectado mediante bluetooth a sus teléfonos móviles y que permitía elegir programa de vibración o controlarlo manualmente desde nuestros propios dispositivos. Sin duda, un juguete la mar de interesante, ya que permitía hacer que todas sintieran la vibración al mismo tiempo, estuvieran donde estuvieran, siempre que tuvieran cobertura de datos.

Todos eran juguetes caros, pero José contaba en recuperar el dinero atrayendo a clientes con la boca de vaca una vez por semana. Aquellos que más compraran, tendrían derecho a una de sus espectaculares mamadas. Y eso de por sí, ya era una apuesta segura.

Marcos: ¿No crees que se haya pasado de optimista? – Dijo mi compadre refiriéndose a la bolsa que tenía en los pies. Dentro había dos sets de productos completos, igual que los que llevaban las perras del asiento de atrás, para las otras dos chicas que quedaban por pasar de la fantasía a la realidad - ¿Te imaginas que las otras se echan para atrás? – dijo sonriendo

Carlos: jajajaja no. No me lo imagino. Entre otras cosas, por esto – y le pase el teléfono a mi amigo, explicándole que abriera el grupo de whatsapp llamado “vamos a pillar”. Cuando lo hizo se quedo con la boca abierta.

Marcos: Hijo de puta!!! – dijo riendo y dándole al play a uno tras otro de los videos que allí había. En ellos se veía como nos follabamos a fresa y a agujero. Pero allí también había un par de videos que no habían mandado las zorras que nos acompañaban.

En uno de ellos se veía a Carla comiéndose una polla de buenas proporciones. La criaja se aplicaba a fondo comiéndole el miembro y los huevos a quien, por la voz que tenia mientras la llamaba de todo y el aspecto del rabo, no era un chico de su edad. En él, la repetidora se veía en la parte final de la mamada, mientras pedía leche y justo en el momento en que la polla empezaba a escupirla, ponía la boca y la recogía toda, para, después de mostrarla a cámara, tragársela con una sonrisa. Se notaba que el video no estaba hecho para el grupo, pero sí que era reciente, posiblemente de antes de empezar el juego, ya que si no, habría llevado la leche en un condón para demostrar el polvo.

En el otro, se veía a Carla estirada en su cama, con el teléfono colocado a sus pies. El objetivo gravaba con nitidez su peludo coño y como la chavala se frotaba el clítoris. Primero despacio y luego con más energía hasta llegar a un tremendo orgasmo. Pero tras el cual no paro y consiguió encadenar tres seguidos en los cinco minutos que duraba el video. Después de correrse por tercera vez, se veía como agarraba el teléfono móvil y dirigiéndose a cámara decía que ella no quería ser la única que no “puntuara”. ¿Así que la muy cerda se había excitado con los videos de sus amigas? … bien… bien…

Marcos: pero que banda de putas! ¿Y con esas cerdas te juntas tu, cacho de?… - dijo mientras se giraba hacia el asiento de atrás. Luego, soltó una profunda carcajada cuando se fijo en la raja de su hija, que le sonreía y dirigiéndose a fresa le dijo – qué coño… si tu eres igual que ellas. Y tú, también – le dijo a agujero, a la vez que le soltaba una torta que la pillaba desprevenida. Lo hizo por el simple placer de hacerlo y porque sabía que en el fondo, a ella, también le gustaba – hacer algo útil y comerle las tetas a vaca, que lo está deseando. Fresa, enséñale a esta inútil como ha de hacerlo con tu madre – dijo mientras volvía a girarse hacia adelante, como si lo que acababa de ordenar fuera lo más normal del mundo.

Fresa agarro a agujero por la nuca y la amorro a la ubre izquierda de vaca para que le chupara el pezón. Le explico que tenía que hacerlo como hacían los bebes cuando maman de sus madres, que eso era algo que la excitaba terriblemente. Ese comentario me hizo sonreír. Aquel detalle sobre vaca lo conocía desde que había nacido Marta. Y lo conocí concretamente cuando empezó a amantarla, ya que nos comento que cuando la niña le chupaba las tetas para alimentarse, no podía evitar mojarse tremendamente, así que no era extraño que tuviera de forma habitual a la niña en un pezón y una polla en un agujero. Su marido, yo o algún otro amigo de confianza la habíamos follado mientras amantaba a quien hoy le explicaba a una amiga como chuparle las tetas a su madre. Era algo que me excitaba terriblemente y que había hecho con otras golfas, como mi mujer o mi cuñada.

Consulte el reloj del salpicadero. Eran las 22:13 y teníamos unos 25 minutos hasta llegar al Burguer King donde quería ir a buscar las hamburguesas para la cena, así que si no queríamos encontrarlo cerrado, mejor que me diera prisa. No es que me entusiasmara ese local, pero estaba situado en un área de servicio, en plena AP7, en el término municipal de Santa Perpetua de la Mogoda, una población industrial con gran tráfico de vehículos pesados.

Carlos: Taparos las tetas – les dije a las tres esclavas – estamos llegando. Tenemos 15 minutos justos para pedir antes de que cierren, así que vamos a por faena.

“Si, Amo” respondieron las tres a la misma vez, atando el cordón de sus trajes tras la nuca. Aquel simple nudo era la diferencia entre ver a una madre con elegante vestido acompañada de sus hijas o tres sumisas con las ubres listas para ser usadas.

Tal como entramos en el local me di cuenta que había elegido bien. En él solo quedaban un par de camioneros que estaban terminando de cenar y cuatro empleados, más ocupados en dejar aquel chiringuito limpio lo antes posible y poder marchar a su casa que en otra cosa.

Justo como nos dirigíamos hacia la barra, uno de los comensales, lanzo los restos de su comida a la basura y tras darle un repaso con la vista a las chicas, abandono el local, no sin antes comentar para sí mismo lo buenas que estaban esas tres y tal como llegamos al mostrador, el otro cliente se había fijado en ellas.

Dependiente: Lo siento – dijo dirigiéndose hacia nosotros – estamos a punto de cerrar y las planchas ya están apagadas.

Carlos: Vaya… - dije mientras metía un dedo en el escote de vaca y tiraba del trozo de tela que le cubría la ubre, casi dejándola al descubierto - ¿Y no podemos hacer nada para que las pongan en marcha y que las chicas puedan cenar “algo caliente”

Dependiente: Yo… eh… bueno… esto… - dijo mientras miraba nerviosamente a un lado y al otro – es que…

Marcos: Bueno… igual al chaval le gustan las “hamburguesas de carne mas tierna” – dijo haciendo el mismo gesto que acababa de hacer yo, pero con el escote de fresa.

Dependiente: Bue… Bueno… no… no se – estaba sudando copiosamente – yo… yo, se lo pregunto al encargado – y salió disparado hacia la zona de la cocina, donde hablo atropelladamente con un hombre de mediana edad. A diferencia del polo que vestía el chaval, el hombre usaba una camisa de color blanco y corbata. Tras dedicarnos una mirada, se acerco hasta el mostrador.

Encargado: Buenas noches, señores – dijo en un tono formal y serio – mi trabajador me ha dicho que, tras informarles de que el local estaba sin disposición de atenderles, han intentado… como lo diría… “convencerle” para que les sirviéramos unas hamburguesas mostrando los pechos de las señoritas.

Marcos: Le ha informado mal, caballero – dijo mi colega – el chico ha dicho que estaban las planchas cerradas y mi amigo y yo hemos dicho estábamos dispuestos a negociar alguna forma que nos sirvieran unas hamburguesas para cenar y que, a cambio, estábamos dispuestos a ser “generosos”. Y ha hecho esto – dijo tirando de la tela que cubría la teta derecha de vaca, dejándola al descubierto – y esto – dijo haciendo lo propio con la de fresa.

Encargado: Ca… caballeros… - dijo perdiendo todo el aplomo que tenia al principio, mirando fijamente la teta al descubierto de fresa - ¿Sa… saben que podría llamar a… a los Mossos?

Carlos: Por supuesto – le dije con una sonrisa - ¿Y qué les diría? ¿Qué han venido dos hombres y tres mujeres y les han enseñado un par de tetas? Seguro que desplazarían inmediatamente un coche hasta aquí ante semejante agresión visual – me deslice tras agujero y con el mismo gesto, libere una de sus tetas, que todavía llevaba una pinza de castigo enganchada a su pezón – pero para cuando llegaran, nosotros ya no estaríamos. Todos perderíamos. Nosotros nos iríamos sin cenar y ustedes se preguntarían siempre a que sabrían las “hamburguesas” que habían ahuyentado con la llamada a los Mossos

Entre tanto, el chaval que nos había atendido al principio, no se movía de al lado de su jefe. Debería de tener unos diecinueve años como mucho. Moreno, delgado y desgarbado parecía que aquel era el primer trabajo de su vida. Miraba las tetas de las chicas con verdadera pasión y los ojos muy abiertos. Tan absorto estaba que llamo la atención de sus compañeros de la cocina, que se asomaron al ver qué pasaba. Los “cocineros” eran un paquistaní de unos cuarenta y pico años. Moreno de piel y de constitución más bien oronda. A su lado, una mujer de unos cuarenta, con el pelo moreno recogido en una coleta dentro de una redecilla, piercing negro bajo el labio y un polo que le era dos tallas pequeño y que le marcaba unas tetas capaces de rivalizar con las de vaca.

Encargado: Bueno… supongo que algo se podría hacer – dijo mirando a sus “compañeros” – pero yo no puedo obligarles a plegar tarde… el convenio…

Marcos: No se preocupe. Nosotros entendemos que es algo voluntario y si no se quieren quedar, no tienen por qué hacerlo. Pero si ellos quieren, nosotros somos… generosos – y diciendo esto, tiro de las cintas que sujetaban las telas protectoras de vaca y fresa, dejando sus tetas al aire.

“Y a  parte de unas buenas tetas, hay algo mas en el menú que no sea solo pescado” se escucho decir desde la cocina a una voz femenina. Marcos y yo nos miramos, sonriendo.

Carlos: Por supuesto! Es una oferta completa. Pero como vuestro mostrador es muy alto, no podemos enseñarte el “menú” para que lo veas desde donde estas, así que tendrías que salir tu a ver la oferta.

Cocinera: No. Y una mierda. Estáis bastante buenos y me mojáis la pepitilla. Y la del collar rojo, también, pero en la zona del mostrador hay cámaras y si salgo y meto la mano en el paquete de un cliente “este” – dijo apuntando con la barbilla al encargado – lo usa para que se la chupe más de una vez a la semana como hasta ahora– dijo con un acento que denotaba que era una choni –.

Marcos: ¿Entonces?

Cocinera: Seguirme – dijo saliendo de la zona reservada a los trabajadores y llevándonos a una mesa redonda. Por su situación, en medio del local, quedaba a cubierto de todas las cámaras de seguridad y el banco alto que servía de respaldo, ocultaba la posición de las miradas que se pudieran lanzar desde fuera del local – Aquí es donde se la chupo a ese cabrón. Y como se que no tiene acceso al sistema para parar la grabación, supongo que esta zona queda sin cobertura.

Carlos: Chica lista… - le dije mientras sonreía y me desabrochaba el pantalón, dejándole ver a la cocinera mi polla morcillona – este es medio menú – y viendo como Marcos hacia lo mismo, en cuanto su polla quedo al aire, le dije – y este es el menú entero ¿Qué te parece? ¿Cocinaras para nosotros?

Cocinera: Wala chaval! – Exclamo – vaya par de trabucotes. Los tenéis más gordos que cualquiera de los que trabaja aquí – y mirando a cocinero dijo – Faisal, incluso la tienen más gorda que tú! – Dijo mientras empezaba a acariciárnoslas y nos sopesaba los cojones como si estuviera evaluando cuanta leche teníamos para ella.

Marcos: ¿Entonces tenemos tu aprobación?

Cocinera: Coño, claro! – Dijo con desparpajo mientras nos agarraba las pollas y las movía a la vez, para ponérnoslas duras – yo os cocino lo que queráis con una sola condición: que me hagáis una doble ¿Qué me decís?

Carlos: Que quiero un menú grande de King bacón. Con patatas y birra – le dije mientras la acariciaba por encima de los legins, que ya estaban húmedos - ¿Vosotras, chicas?

Marcos: Pero primero el trabajo y luego el placer – dijo mientras le daba un cachete en el culo – no queremos que nadie que no quiera plegue tarde.

Por descontado y tras apuntarse la hembra, el resto de los trabajadores dijeron que se quedaban voluntariamente a hacer “horas extras”. Así que tras tomarnos el pedido y hacer unas excelentes hamburguesas, el encargado intento cerrar el local algo pasadas las 23 horas. Se dirigió al caminero que no había perdido un solo detalle de “la negociación” y este, como era de esperar, se negó a marcharse sin ser parte de la fiesta, ante lo cual, el encargado se cago y dijo que no podíamos cumplir nuestra parte del trato. Que no quería problemas con los clientes. Podríamos habernos ido sin cumplir nuestro acuerdo, pero soy un hombre de palabra y me enseñaron a respetar los tratos. Así que me dirigí hacia aquel currela de la carretera y me senté en su mesa.

Carlos: ¿Me permite sentarme? – Le pregunte educadamente al camionero, un hombre de cerca de sesenta años, con pelo y barba canos, algo pasado de peso, pero todavía en buena forma física

Camionero: ¿Tú eres el que ha traído a las putas, no? – dijo entrando en el asunto sin rodeos. Me gusto su actitud.

Carlos: No son putas – le corregí – son mis esclavas y las de mi amigo.

Camionero: Me importa una mierda quienes sean o lo que sean. No pienso marcharme de aquí sin follármelas a las tres.

Carlos: Bueno… eso es muy presuntuoso.

Camionero: ¿Qué es presuntuoso?

Carlos: Querer follarse a mis perras y no pedirlo correctamente.

Camionero: Pues es lo que hay – dijo poniéndose en pie, de forma intimidatoria.

Carlos: Caballero – le dije mientras me ponía yo también en pie. Mis más de dos metros hacían que su cabeza me llegara a la altura del pecho – si usted quiere podemos pelear, pero no le será agradable y además, no conseguirá nada. Sin embargo, si lo pide educadamente, igual consiga alguna cosa.

Camionero: Yo… - dijo evaluando una situación que no le era demasiado favorable, entre otras cosas porque frente a si tenía a un oponente veinte años más joven, que le sacaba de una cabeza de altura y por la constitución física, en buena forma. No iba a ser una pelea igualada. Y lo sabia – quiero follarme a tus tres sumisas… por favor.

Carlos: ¿Ves? – le dije sentándome y relajando la situación – eso está mucho mejor. Sin embargo, después de cómo te has portado, has de entender que no pueda acceder a tus peticiones.

Camionero: ¿Así no me vas a dejar que me las folle? – dijo arrugando la boca y mostrando un tono derrotista.

Carlos: No. Follártelas, no te las vas a follar. Y menos a las tres. Pero… dejare que la que elijas, te la chupe hasta que te corras en sus tetas. Es lo máximo que puedo ofrecerte. Lo tomas o lo dejas…

Camionero: La zorrita del collar negro – dijo el conductor

Carlos: Buena elección – le dije tendiéndole la mano, para cerrar el trato. Cuando me la estrecho, me gire hacia las chicas – fresa! Ven aquí.

Marta, que había cenado como su amiga y su madre, con las tetas al aire, se acercó hasta la mesa del camionero y allí, espero instrucciones mientras el currela se la comía con los ojos.

Carlos: Fresa – le ordene – te llevaras al caballero a la mesa redonda que antes nos han indicado y le sentaras en ella. Luego, le bajaras la cremallera y se sacaras la polla.  Y cuando la tenga fuera, le pegaras la mejor mamada que ha tenido el gusto de experimentar. Eso sí, antes te quitaras el vestido. No quiero que se manche con la leche que te echara en las tetas.

Fresa: Si, Amo

Durante la cena, los trabajadores del local habían movido un par de lonas publicitarias para que la zona quedara oculta a la vista desde el exterior, ya que las vidrieras no podían cerrarse. Así que la esclava llevo al conductor hasta donde se le dijo, por supuesto, todo el grupo la seguimos y nos distribuimos por la zona para caber en el recinto rectangular que habían formado los trabajadores y se quitó el vestido, dejando al descubierto la cola de perra que salía de su culo y la antena del vibrador, que hacía lo propio de su coño.

Cocinera: Coño! La cría lleva sorpresa! – Y girándose hacia vaca y agujero les pregunto - ¿Vosotras también? - Ambas separaron las piernas y sus trajes se abrieron, mostrando sus colas – Hostia puta! Qué bueno!!! Ellas de perritas  y tú de zorra. Ahora… cuéntame… ¿Que hace una veterana como tú con dos criajas como ellas? Lo de los machos dominantes adiestrando a dos adolescentes sedientas de morbo, me cuadra, pero vuestra diferencia de edad…

Vaca: fresa es mi hija -  le respondió con naturalidad mientras señalaba con la barbilla a la zorrita que se preparaba para la mamada – y agujero es una compañera de su clase a la que estamos pervirtiendo.

Cocinera: Pero… pero… - no acertaba a hacer ninguna pregunta ni razonamiento.

Vaca: ¿Qué si me follo a mi hija y a su amiga? Sí. Y cuando te coman el coño veras que bien las estamos educando.

Cocinera: ¿Y si primero me lo comes tú? ¿Vaca he oído que te llamaban? – Le dijo al tiempo que le acariciaba las ubres y jugaba con sus pezones – desde luego, es un nombre adecuado…

Vaca miro a Marcos, que asintió con la cabeza. Entonces, su mujer se puso en cuclillas, ante el asombro de la cocinera y le desabrocho el cinturón y los botones del uniforme, tirando del pantalón para abajo, dejándoselo a la altura de los tobillos. Debajo llevaba un tanga de color azul eléctrico que tapaba parcialmente un tatuaje que nacía en la ingle y subía por la dorsal, enroscándose en el lateral de la choni, hasta salir por su brazo izquierdo y cuando tiro de él, un coño depilado a laser alrededor de la raja, pero con una abundante mata de pelo en la parte superior del monte de Venus apareció en escena.

Aquella currela acababa de terminar un turno de diez horas, al lado de las parrillas en un día en el que no había hecho nada de frio, así que tenía la raja bien empapada y no solo por la cachondez que le daba ver como fresa le estaba comiendo una polla de tamaño estándar y unos huevos peludos al conductor. El chofer estaba estirado literalmente sobre la mesa, con la mano derecha sobre la cabeza de fresa, intentando influir, sin conseguirlo, en el ritmo de la mamada y el brazo izquierdo tapándose los ojos, en un vano intento de controlar un orgasmo que se acercaba a más velocidad de la que quería. Si el coño de la currante olía fuerte, la polla del conductor era una mezcla de sudor y orín a partes iguales. Pese a ello, fresa estaba comiéndosela como si se tratara del helado más delicioso del mundo.

Vaca: Bonito peinado – dijo, dirigiéndose a la cocinera, antes de meterle la lengua en una raja con unos labios menores que sobresalían ligeramente y un clítoris que estaba claramente hinchado. Vaca la abrió de patas y la sentó en la mesa para  trabajarle el coño, tirando de oficio y usándola como si fuera una sumisa a la que ella quisiera comerle el coño. La choni, se dejó hacer y soltando un gemido de placer se echó hacia atrás.

Marcos: El camionero y vuestra compañera, porque ya están en harina, pero el resto de vosotros, si pretendéis follaros a mis perras, ya estáis lavándoos la polla y las pelotas con jabón inmediatamente.

Sin perder un minuto, los tres currantes del local salieron disparados. Dos de ellos hacia el baño y el paquistaní hacia la cocina, seguramente para aprovechar la pica donde se lavaban los alimentos, a cumplir el requisito higiénico de mi compañero.

Aprovechando mi situación tire suavemente del polo de la camarera y se lo quite. Debajo de él apareció un sujetador negro, con flores de distintos colores, que no pegaba en absoluto con el tanga. Cuando libere los cierres, cedió ante la presión que ejercían un par de tetas que fácilmente llegarían a la talla 95, con unas aureolas oscuras y unos pezones tiesos, tan grandes como los de vaca. Unos pezones de madre. Pese a su tamaño, las tenía duras. Tirando suavemente de sus hombros, hice que se estirara totalmente sobre la mesa y sin dejar de comerle el coño, vaca le quito el pantalón y el tanga y los dejo caer al suelo. Marcos no había perdido detalle de la jugada y tenía a agujero de rodillas, con su polla en la boca otra vez. Si conocía a mi colega, aquella chavalita iba a desarrollar la musculatura de la mandíbula cosa mala…

Camionero: Hija de puta!!! Saca el dedo de ahiiioooooooooooooh!!!!! Me corro, joder!!! Que me corro!!!

Fresa, que había recibido la orden de finiquitar cuanto antes posible su mamada al camionero, había usado todos los trucos que le había enseñado su padre y algunos que había aprendido viendo videos porno y lo había vaciado en menos de cinco minutos, introduciéndole un dedo por el culo, para estimular su próstata. El pobre hombre, que no estaba acostumbrado a eso ni a que le miraran a los ojos mientras se la chupaban empezó a descargar una escasa ración de semen, que fresa pudo dirigir sin problema a sus adolescentes pechos. Una vez finiquitado, Marcos ordeno a agujero limpiarle con unas servilletas las tetas a fresa. Mientras, el camionero, se subió la cremallera y salió del local, no totalmente satisfecho por lo pronto que se había corrido, pero si totalmente vacío.

Marcos: Bien hecho, fresa – dijo mientras sacaba el teléfono móvil y accionaba a plena potencia los huevos vibradores que llevaban todas – La primera que se corra, se gana una meada.

Cocinera: Dame caña, hija de puta! Quiero esa meada para mí!  - Dijo sorprendiéndonos a todos aquella choni poligonera mientras le apretaba la cabeza a vaca con ambas manos – Vamos, puta vaca de mierda! Seguro que a la cerda de tu hija le comes mejor el higo!

Vaca miro de reojo a su marido y este asintió con la cabeza, así que la veterana sumisa puso toda la carne en el asador y empezó a ponerle a punto de nieve el flujo a la trabajadora de aquel local. A parte de trabajarle el clítoris con la lengua, empezó a jugar con los dedos índice y medio, metiéndolos dentro de la raja depilada de aquella zorrita.

Camarera: Hostia, si! Que bueno!!! Ufffff!!! Sigue puta vaca, sigue – Decía mientras se tiraba de los pezones – follame con los dedos, cabrona. Dame caña. Yo no me rompo como esas niñatas a las que estas acostumbrada…ahh aah ahh…

Aquello toco el orgullo de vaca que dejo de jugar y empezó a follarle el coño en serio. Conforme avanzaba hacia el orgasmo, la camarera se mojaba más y conforme más lubricada la notaba vaca, más dedos le metía. Primero fueron dos, luego entro casi sin darse cuenta el tercero. Cuando vi que en breve entraría el cuarto, tire suavemente de los pezones de la cocinera y se estremeció. Así que aquella zorra los tenia sensibles… perfecto…

Carlos: fresa, agujero, chuparle los pezones a esta zorra. Estoy seguro que se va a poner tan cachonda que le dará un bonito regalo a vaca. Si no me equivoco, es una mami y a las que han dado el pecho, les pone que les coman los pezones ¿verdad, golfilla?.

Cocinera: Joder, si!!!!!! – Dijo mientras apretaba los parpados, concentrada en su próximo orgasmo.

En cuanto noto los labios de las chicas, abrió los ojos y se encontró con mi polla a cuatro dedos de su cara. Soltó un bufido y me agarro la polla con la mano derecha mientras me empezaba a lamer los huevos. Las chicas sabían cómo se han de mamar unas buenas ubres y cuando empezaron a hacerlo, aquella cerda, empezó a gemir, transmitiéndome toda la vibración a los cojones, mientras me movía la polla como si quisiera arrancármela.

En ese momento volvieron los currantes del local, todos con la polla limpia y encontraron a su compañera sobre la mesa, con la boca de vaca en su coño y a las crías a cada lado de la mesa, con sus culos expuestos, del que salía una cola de perra y que se movía al ritmo de las chupadas en los pezones que le daban a la choni. El paquistaní se puso detrás de agujero y miro a Marcos, como pidiéndole permiso para penetrarla.

Marcos: Ponte una goma, sácale la cola del ojete y reviéntaselo – dijo mi colega al Paqui –no te preocupes, lo que llevas entre las piernas, se lo traga sin problemas.

Aquel tío, proveniente de una cultura en la que la mujer es tratada como un objeto sexual, hizo lo que se le dijo y después de enfundarse la goma, quito de un tirón la cola a la aprendiza y después de escupirle en su maltrecho ojete, se la clavo hasta los huevos de un empujón. Después de las tres pollas que había soportado apenas una hora antes, aquella no suponía ningún problema… si hubiera sido con más tiempo. Su maltratado ojete se resentía con cada nueva penetración, así que cuando los huevos del  currante chocaron contra su empapado coño, no pudo controlar un pequeño mordisco en el pezón. La choni, de forma instintiva, soltó mi polla y le pego una torta a agujero.

Camarera: Oh si! – Dijo a la cría –muérdeme los pezones como hace mi hija. Vacíamelos de leche, zorra! – y le volvió a soltar otra torta. Luego, soltándole una tercera a fresa le dijo – ¿y tú? ¿No me has escuchado? Muérdeme!

Carlos: Así que tienes una niña… - le dije a la curranta -  y te pone que te chupen las tetas y te saquen la leche de vaquita que tienes ¿Eh?

Camarera: Bufffff siiiiii me encanta que me las chupen!!! Y los imbéciles de… oh!!! los tiooos que me follo les da asco cuando me las aprietan ah! y sale leche. Dicen que… oh, joder!!!  Parezco una puta vaca y pasan de follarme oh! Oh! Oh! que lengua tiene la puta vaca de los cojones – dijo la choni – Necesitaba algoooo oh! En mi coño a parte de las pa… pa.. oh! Pajas! Y estas dos crías, como me están chupando los pezones las hijas de puta!!!Cuando llegue a casa voy a tenerle que dar biberón a la… Oh! pequeña, porque me están dejando seca!!!

Carlos: Bueno, no te preocupes, seguro que encontraremos algo de leche que darle a tu hija cuando llegues a casa… Que vicio tiene, zorra… ¿Cómo te llamas? – le pregunte mientras le pasaba la punta de la polla por los labios – me gusta conocer el nombre de las que reciben una lluvia dorada de mi parte.

Cocinera: Carmen! Bufffffffff me llamo Carmen! Joder que lenguas – dijo aquella zorrita mientras agitaba su respiración

Carlos: fresa, aparta la boca – le ordene a mi ahijada mientras apretaba la base de la teta a la camarera. Aquello hizo que brotara un chorro de leche de su pezón estimulado  - chupa fuerte, fresa. A las madres zorras como ella, les pone que les saquen la leche.

Carmen: me voy a correr, puta vaca de mierda – dijo Carmen a vaca, a quien cogió por la nuca para follarse literalmente con su lengua - Toma!!! Toma!!! Tomaaaaaaa!!!!!!!

Vaca noto como se le empapaba la boca y como los dedos que tenía dentro del coño encontraban más espacio para entrar, así que en un rápido movimiento, saco el dedo meñique del ojete de Carmen y plegando el pulgar, metió todo el puño en el espasmódico coño de la camarera, que al notarse llena pego un chillido y se volvió a correr, con un flujo abundante mientras vaca le sorbía el clítoris con pasión.

La calentura de Neus también iba en aumento. En parte debida a que le encantaba comerse un sabroso chocho como el de la currela y en parte por la estimulación manual que le estaba haciendo en el coño el encargado del local, que se había arrodillado a su lado y le estaba metiendo dos dedos como si no hubiera mañana. La corrida de Carmen fue brutal y era justo lo que necesitaba… para entrar en calor…

Por su parte, el camarero le había quitado el huevo vibrador a fresa y después de apartarle la cola, la estaba follando el coño como un conejo: con movimientos cortos y secos. Mas que una follada parecía que le hubiera dado un ataque epiléptico estando en pie mientras la agarraba por las tetas, sin importarle lo más mínimo que ella siguiera comiéndole las tetas a su compañera de trabajo.

Carmen: joder, como necesitaba correrme y que no fuera por una paja! – Dijo mientras le acariciaba la cabeza a vaca, que tenía toda la boca y las mejillas llenas del flujo blanquecino de la camarera – Pero ahora necesito un buen pollón como los que he visto antes…

Vaca: claro que sí, zorra – le dijo al tiempo que se levantaba y la agarraba por la nuca para darle un morreo en el que le paso una parte del flujo que se había guardado en la boca – ahora mis Amos cumplirán su parte del trato – y girándose hacia el encargado le dijo - ¿No te apetece meter algo más que los dedos?

Y diciendo esto, se quito el vibrador del coño, se lo metió en la boca (lugar donde se guardaba, según las normas que le dictamos hace años) y se inclino sobre la mesa de al lado, apoyando sus codos y dejando colgar sus tetones para que los acariciara su hija mientras era follada por el dependiente, ofreciéndole el coño mientras apartaba la cola de zorra. El encargado se agacho y empezó a comerle el coño y el ojete.

Carmen: este cerdo es un vicioso del sexo oral – le dijo a vaca mientras sopesaba una de sus ubres para luego apretarle el pezón – si le dejas, estará comiéndote el coño hasta el día del juicio final

Vaca: Ufffffff por mí, como si no me quiere follar nunca – le respondió a la camarera, con la boca llena del huevo vibrador. Luego abrió más las patas para que el encargado pudiera meter mejor la boca – Mmmmmmmm - gimió vaca…

Mientras ellas hablaban, yo había rodeado la mesa y me había quitado los pantalones ante la camarera. Ella miraba mi rabo con cara de vicio y cuando saque el condón para ponérmelo me dijo que no lo usara, que le gustaba sentir como la leche la inundaba y que si había tenido a su hija había sido por eso. Me dijo que había parido hacia tres meses y que desde mucho antes no la “ponían fina sus colegas” y que una semana después de tener a la cría, se había hecho una ligadura de trompas.

Carlos: Lo siento, zorrita. Pero yo no me follo a nadie que no conozco sin usar una goma, a menos que tenga análisis recientes…

Carmen: Espera! – dijo, pego un salto de la mesa y salió corriendo

Mientras volvía la choni, mire el panorama… Marcos estaba haciendo de maestro de ceremonias y había puesto a las tres esclavas una al lado de la otra, hombro con hombro y les había hecho que se quitaran la cola, manteniendo el huevo vibrador en el coño. Luego, había puesto a cada uno de los currantes a darles por el culo y cuando contaba un minuto, hacia que se las sacaran, se las metieran en la boca para limpiar los condones (si los habían manchado) y luego, clavársela a la siguiente de la fila. Es decir, cada cinco minutos, le habían dado por el culo a las tres.

No había pasado un ciclo todavía cuando Carmen regreso del vestuario. Traía en la mano su teléfono y me enseño, a través de una web, la última analítica que se había realizado, de apenas una semanas. Me explico que se las hacia porque estaba baja de hierro y que se lo tenía que controlar y además, aprovechaba para ver si tenía algo “chungo”.

Carmen: y la puta mierda es que mis colegas no me quieren follar mientras me pase esto – dijo mientras se apretaba las tetas y hacía saltar un chorro de leche materna – dicen que les da “repelús”, joder… y con la tripa, desde que se notaba, nada!!!

Marcos: ¿Y con tus compañeros de curro?

Carmen: Naaaaa – dijo poniéndose delante mío y agarrándome la polla con una mano y los huevos con la otra – a ellos se la chupo porque me gusta la lefa y… porque así hacen lo que yo quiero, menos al cabrón del encargado, que se lo hago para que no me eche.

Después de mirar las analíticas, sonreí. Estaba en lo cierto y sana, así que la agarre por la cintura y la puse sobre la mesa, la eche hacia atrás y agarrándola por los tobillos, los subí hacia el techo y se la metí de un pollazo. Después de lo que le había metido vaca, entro sin ningún problema.

Carmen: Hostia, que polla, hijo de puta!

Carlos: El tratamiento correcto es “Señor”, zorra – le dije mientras le soltaba un tortazo en la teta. El impacto hizo que saliera un pequeño chorro de leche materna.

Carmen: Ufffff hijo de put… - la cocinera no termino la frase. Marcos la estiro sobre la mesa, poniendo su nuca justo en el borde de la misma, lo que hacía que se le inclinara hacia atrás y le enchufo la polla en la boca, quedándole los huevos justo a la altura de la nariz. Lo hizo con tanta convicción que Carmen supo instintivamente que tenía que obedecer

Aquel chocho, después de haber parido relativamente hacia poco y del trabajo que le había hecho vaca, con un espectacular fist, estaba realmente abierto y pese al tamaño de mi polla, apenas ejercía presión, así que agarré las tetas por la base y las apreté sin piedad. La presión hizo que empezaran a gotear leche y que el coño se cerrara por el dolor. Ver a una madre goteando mientras le daba caña es algo que me pone mucho, así que empecé a bombear más duro. La choni respondió con una serie de orgasmos, uno tras otro, que denotaba que realmente iba muy falta de polla mientras gorgoteaba con la polla de Marcos metida hasta la garganta.

Por su parte Marcos seguía follandole la boca a Carmen mientras le comía los morros a agujero, que era la primera de la fila de zorras. De tanto en tanto, le soltaba una hostia en la cara, así que ya la tenía bastante roja, pero con cada torta, la cría tenía un nuevo orgasmo.

Marcos: Eres una cerda, fresa – le decía marcos con cada nueva hostia – si tu padre viera como te están dando por el culo tres tíos a los que no conoces, se moriría de vergüenza.

Agujero: ah… ah… ah… Si Amo… ah – respondía gimiendo por la follada que le estaba dando en ese momento el paquistaní – soy su cerda, Amo ah… Mi padre se… ah… moriría si me viera.

Marcos: Díselo, hija de puta – le ordeno Marcos mientras la gravaba con su teléfono móvil.

Agujero: ah… papaaah… me están dando por el culooooostia en una hamburguesería un tío a quien no conozco. Soy la cerda de tu amigo Marcooooos – recibió otra hostia - Joder! Me corro papaaaaaah!!! Me están dandoooo por el culo y me coooroooooo. Papa miraaaa como se cooore tu hijitaaaaaa!!! joooooooder!!!!

Vaca, que se había puesto en medio de las dos aprendices para que le comieran las tetas, comprendió tarde que ponerse a comer la polla que acababa de salir del culo de su hija era un error. No porque la chiquilla manchara, ya que hacia muchas horas que todo rastro de mierda en su tramo final del intestino había desaparecido, si no que tenía que limpiar los huevos y estos, después de chocar durante un minuto con el coño de su hija, solían contener gran cantidad de flujo. No era algo que le disgustara si lo tomaba directamente del coño de su hija, pero no de esa forma.

Carlos: ¿Tú querías una doble, verdad, zorrita? – Le dije a Carmen, que luchaba por tragarse toda la polla de Marcos mientras lo tenía agarrado por las nalgas para que le metiera toda la polla en la garganta. Ella gruño, sin poder hacer otra cosa, y movió ligeramente la cabeza – Marcos ¿Me permites?

Mi compadre le saco la polla de la boca. La tenia llena de babas, como la cara de la camarera. La agarre por los sobacos y la atraje hacia mí, pegando sus tetones a mi pecho. Luego, baje las manos hasta sus nalgas y rodeando la mesa cargue con sus apenas 50 kilos de peso hasta la cara de agujero.

Carlos: date la vuelta y ofrece tu ojete boca arriba – le ordene a la aprendiz que lo hizo de forma inmediata. Cuando adopto la nueva postura, le dije, separando las nalgas de Carmen ante sus morros – prepáralo para la polla de tu Amo.

Y como ya había hecho anteriormente, demostrando que era una experta en el uso de la lengua, agujero empezó a comer el culo de Carmen mientras el encargado del local le taladraba su propio ano sin piedad. No era una gran polla, pero al follarla duro, hacía que sus movimientos no fueran todo lo precisos que estaba acostumbrada la cría. Pese a ello, preparo el ojete sudado de la cocinera y lo lubrico con la lengua de tal forma que cuando, unos minutos después de ponérsela, separe las nalgas de su cara, su frente estaba manchada con el flujo que le había dejado el contacto con mis huevos, que rezumaban flujo de la choni.

Cuando me gire hacia él, Marcos ya estaba preparado. Tenía la goma puesta (un ojete sin preparar con un enema casi siempre deja “regalo”) y aprovechando que la cocinera tenia las nalgas abiertas, apoyo su rabo en el ojete y sin ceremonias, la penetro hasta los huevos. Ella dio un chillido que fue inmediatamente silenciado por mis labios, comiéndome literalmente su queja. Cuando mi compadre empezó a bombear, tardamos escasos segundos en coordinarnos y así, en menos de lo que se esperaba, la cocinera estaba siendo follada por sus dos agujeros a la vez mientras me morreaba frenéticamente al tiempo que marcos le apretaba las tetas desde atrás.

Carmen: Hostia, qué bueno!!!! Hostia que buenooooooo – decía la choni una y otra vez, mientras notaba como mi polla le entraba hasta la matriz y se abrazaba con las piernas a mi cintura, dejando expuesto totalmente su ano – Diossss como lo necesitaba!!!

Marcos: Joder tío! ¿Te has corrido? – Dijo sacando la cabeza por detrás de la zorra  y mirándome a mí – tengo los huevos empapados!

Carlos: Que va! Es esta perra, que entre todo lo que está soltando por el coño y que con tu masaje no para de manar leche por las ubres, está dejando el suelo cojonudo.

Marcos: Jajajajaja ¿Te gusta que te revienten dos machos de verdad y no los mierdas de tus colegas, eh, cerda?

Carmen: Joder si!!!! – Dijo agarrándose más fuerte a mi cuello – darme caña!!! Mas, mas, mas, que me cago, joder!!! Que me lo revientas!!! Que gusto, coño!!!

Marcos: Ni se te ocurra cagarte, cerda – le dijo mientras le daba una palmada en el culo – porque te lo tragas!!!

Mientras, y puesto que Marcos había dejado de dirigir el cotarro para centrarse en el ojete de Carmen, los currantes del local se habían quedado estáticos follando el culo de quien les había tocado después del último cambio.  La que más suerte había tenido era la pequeña fresa, que era taladrada por el paquistaní con verdaderas ansias. La aprendiz estaba disfrutando realmente con la follada de Faisal que al ver como la trataba Marcos había empezado a apretarle los pezones y la abofeteaba mientras se la clavaba a fondo. Ella gemía y se movía cada vez más rápido, hasta que sus contracciones hicieron que el parrillero, tras agarrarla por las caderas y clavársela hasta el fondo, se corriera abundantemente dentro del condón.

Vaca movía las tetas al ritmo de la follada que ella misma se estaba dando con la polla de tamaño medio del encargado. Lo hacía con resignación e intentando disfrutar de aquello que tenía en el culo, pero únicamente obtenía placer del huevo vibrador que todavía llevaban todas a plena potencia en el interior de sus coños y que provocaba que las piernas de vaca y fresa correaran regularmente con sus orgasmos. Cuando se dio cuenta que Faisal se había corrido, tiro de oficio y en menos de un minuto hizo que su enculador también lo hiciera. Una vez libre de su “compromiso” se acerco hasta donde estaba estirada agujero y subiéndose sobre la mesa, se puso en posición de 69 y le coloco el coño en la boca, a la vez que empezaba a azotar el coño de la aprendiza, que recibía las hostias con verdadero placer mientras movía la lengua con agilidad en el coño de la hembra Alpha, lo que le provoco, pese a estar verdaderamente cansada, un par de potentes squirts que se trago agujero mientras gemía.

Fresa, por su parte, al casi no tener rozamiento con la pequeña polla del tercer trabajador, que además había bajado el ritmo para no ser el primero en correrse,  se dedicaba a jugar con las ubres de su madre y a tirar de sus pezones cuando notaba que se acercaba a un orgasmo, lo que provoco que el pobre follador se sobreexcitara y eyaculara al poco de empezar el espectáculo.

Tras diez minutos de doble penetración Carmen ya se corría a chorro una y otra vez. Con tanto flujo, leche de sus ubres y tanta dilatación había dejado de apretar mi polla con las paredes de su maternal coño, así que diciéndole a Marcos que se la sacara del culo,  me tumbe en la mesa e hice que me cabalgara. Cuando la cocinera empezó a clavársela, le hice una señal a Marcos y quitándose el condón (por supuesto, lleno de mierda) se coloco detrás suyo y apunto su polla, que entro no sin cierta dificultad en su lubricado coño.

Carmen: Hostia!!! – Dijo abriendo los ojos y separándose un poco de mí – me la ha clavado por el coño! Tengo dos pollas en el chocho!!! JODER!!! Me vais a reventar, cabrones!!!

Carlos: ¿No te habían hecho nunca una doble por el coño, zorra? – Le pregunte mientras le tiraba de sus pezones lechosos.

Carmen: No, joder!!! Uffffff Me vais a partir el chocho!!! Que puntazo!!!! Hostia puta como me arde!!!

Marcos: ¿No decías que necesitabas que te dieran bien? – Le susurro a la oreja mientras la agarraba de las caderas – Pues veras lo que son capaces de hacerte dos pollas dentro del coño – y empujo sus ubres lecheras contra mi pectoral, mientras que empezaba a darle pollazos frenéticamente.

Aquella postura no era nueva para nosotros. La habíamos practicado una infinidad de veces cuando vaca se dilataba tanto que no era placentero follarle el coño. Era una postura perfecta para aquellas zorras que habían sido madres y que la criatura había salido por el coño y no por cesárea.

Tras más de quince minutos de follada, durante los cuales, los compañeros de Carmen no habían perdido detalle, mientras se tocaban y le decían de todo a las chicas, ya fuera a su compañera o al trió improvisado que se habían montado las sumisas, Marcos le pregunto a Carmen si estaba lista para recibir ese semen que tanto deseaba.

Carmen: Si, joder!!! – Dijo moviendo el culo todo lo que podía – Rellenarme bien!!! Preñarme, joder!!!

Marcos agarro bien las caderas de Carmen y empezó a soltar leche en el interior de su coño de madre. Al notar la descarga la muy zorra empezó a boquear, puso los ojos en blanco y sin que se las apretara nadie, sus dos ubres empezaron a soltar leche. Aquello me excito un montón y relaje el control que tenía sobre mis huevos, que soltaron su carga en el interior de la cocinera, rellenándola con una segunda descarga que se mezclo con la leche de marcos. Notar una segunda polla escupiendo en su interior provoco mas espasmos que hicieron que su coño apretara las dos pollas que tenia en su interior como si las estuviera chupando. A los pocos minutos de quedar rellena, Marcos hecho hacia atrás y le ordeno a fresa que le comiera el coño para limpiárselo bien de la lefa de su padre y del padrino.

Marta, adicta como se había vuelto al semen de su padre, se sentó inmediatamente en la silla que tenía delante la cocinera y empezó a comerle el coño, metiendo la lengua y los dedos en lo más profundo de su dilatada vagina, a fin de recuperar el mayor volumen de semen depositado ahí dentro. Y tal como salían los borbotones, era una buena cantidad. Mientras limpiaba el coño de la cocinera que había quedado en trance sobre la mesa, después de tanta caña, no paraba de jugar con sus pezones, lo que provocaba continuos chorros de leche.

Marcos: agujero, vaca, limpiarnos – Ordeno Marcos

Inmediatamente las dos sumisas deshicieron el 69 y se arrodillaron ante nosotros. Mientas vaca daba buena cuenta de mi polla,de los restos de lefa y flujo que tenía en ella, agujero hizo lo propio con el miembro de Marcos. Ambas sabían perfectamente cómo usar la lengua para limpiarnos y lo hicieron desde la punta del capullo hasta el agujero del culo, hasta donde había resbalado parte de la vaca lechera de Carmen. Mientras lo hacían, fresa seguía con su concienzudo trabajo en el coño de la cocinera.

Carmen: Joder con la cría! – Dijo recuperada de su vahído y mientras le agarraba la nuca a fresa – Hostia puta!!! Es mejor que su puta madre con la lengua!!! Hija de puta, toma, tomaaaaaaa

Un nuevo orgasmo sacudió el cuerpo de la cocinera, dejándola totalmente rota de placer. Parecía que la habían lanzado desde un tercer piso y había aterrizado sobre la mesa: sus brazos se relajaron a cada lado de la mesa y sus piernas, bien abiertas por fresa para comerle todos los rastros permanecían separadas. Mientras, sus tetas habían ido manando leche, que le corria como dos riachuelos por las ubres, hasta formar un pequeño charco en la mesa, a su espalda.

Carlos: Menudo espectáculo – le dije a Marcos mientras nos vestíamos – sería un buen fichaje para la piara.

Marcos: Hmmmmm pues sí. Ha demostrado estar a la altura – y acercándose a la destrozada camarera, mientras le acariciaba las caderas, le pregunto - ¿Te apetece que te llevemos a casa?

Carmen: S…. Si, por favor – dijo sin abrir los ojos – estoy reventada. Si me hacéis el favor…

Carlos: Tendrías que saber que nosotros no hacemos favores. Solo tratos.

Carmen: Vale. Lo que queráis… además… todavía tengo que cobrar mi premio

Marcos: ¿Premio?

Carmen: Si – Dijo mientras levantaba con esfuerzo la cabeza, pero conservando la sonrisa de zorra que había llamado mi atención – He sido la primera que me he corrido.

Marcos: jajajajaja – rió a gusto – es cierto! Por partida doble. Te debemos una meada y si… serias una buena incorporación.

Una vez todos vestidos, advertimos a los currantes del local que si alguno había hecho video, fotos o algo parecido y nos enterábamos, iba a aparecer en la reseña del local un buen numero de videos y fotos que habíamos estado haciendo con los móviles. Los currantes, habían estado tan centrados en las chicas que no vieron como al principio del espectáculo, tanto Marcos como yo, poníamos cuatro teléfonos a grabar, desde unas cuantas ubicaciones privilegiadas de donde habíamos estado follando.

De cómo llevamos a Carmen a su casa, como ceno su hija y como se incorporo la cocinera a nuestra piara os lo contare en privado. Hay cosas que no son para los ojos de cualquiera. Tenéis mi correo, así que a los interesados… ya sabéis como localizarme…