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Descorchando a Marta IV

en Dominación

Neus: gírate, pequeña – le indico a su hija mientras se ponía de rodillas detrás suyo y le daba una palmada en el culo – el padrino te ha hecho un regalo y si tu no lo aprovechas, lo hare yo

Y diciendo eso, le separo las piernas y luego metió la lengua en el coño a Marta. Lo hizo sin preámbulos. La madre quería todo el semen que tenía en su interior su hija y no estaba para que este fluido que tanto le gustaba se desperdiciara. Bebió de la raja de su hija todo aquel semen que salía y cuando ya no había más, metió la lengua para llevarse con ella los últimos rastros y cuando termino con ellos, empezó a lamerle el inflamado clítoris a la cría. Lo hacia con movimientos precisos. De quien hace muchos años aprendió a comer un coño y a disfrutar con ellos. Neus sabia como comerse un coñito joven y cuando noto que iba a correrse, le metió dos dedos y apretó en el punto G mientras la follaba con ellos, haciendo que la cría, una vez más, se corriera con un potente squirt que le salpico toda la cara a su madre.

Neus: Uffffffffff te corres como una putita, cielo – le dijo sin darle descanso con los dedos -  Me has empapado la cara y mereces que te castigue por eso - Y sin decirle nada mas, la agarro por las caderas y la volvió a poner a 4 patas - ¿Te han follado el ojete alguna vez, perrita?

Marta: N…. no, mama. Siempre he pensado que es solo para hacer caca

Neus: Pues hoy aprenderás a que los agujeros de las hembras como tú o como yo, están para dar placer a los machos como tu padre o el padrino – le dijo a su hija, poniendo aquella cara de viciosa que tanto me gustaba y cuando termino la frase, le dio una fuerte palmada en el culo, que le dejo la marca – ábrete las nalgas, cerda. Voy a hacer que te sea menos difícil tu primer anal…

Marta obedeció a su madre y se separo las nalgas. El pequeño agujero marrón que había estado mirando cuando me la follaba a 4 patas era ahora un agujerito tremendamente apetitoso. Neus empezó a lamerlo y lo hacía saboreándolo de verdad. Esa golfa estaba disfrutando el olor y el gusto del ojete de su hija sin sacarle los dedos del coño.

Carlos: joder, pequeña – le dije sentándome delante suyo – hoy vas a tener de bautismo de fuego. Bueno… más bien de lefa… anda, límpiame la polla de flujo y semen, cerdita.

Marta subió la cabeza y abrió la boca, empezándome a chupar la polla para limpiarla de todos los abundantes flujo que me había dejado hasta en los huevos y los pocos restos de semen que quedaban todavía. Aquella cría había sido muy bien educada y nunca había tenido un “no” para sus padres y ahora lo estaba demostrando. Era una perra educada y perfecta.

Neus: Joder, que delicia de ojete tienes, pequeña – le dijo la madre a su hija – te sabe a fresa…

Carles: Fresa… - repetí – me gusta el nombre. Es un nombre adecuado para una pequeña puta sumisa como ella ¿No creéis? – Les pregunte a los padres.

Neus: Mmmmmmm Mmmmmmmmm – Solo decía la madre, que no quería sacar la lengua del ojete de su hija pero asentía con la cabeza

Marcos, simplemente cabeceo. Estaba absorto viendo como su mujer le metía ya media lengua en el agujero del culo a su hija. Estaba en cuclillas, con la vista atenta a la lengua de su mujer y con cada una de sus manos en los coños de las mujeres de su vida. El de la mayor, lo masajeaba con ímpetu, poniendo el flujo de la madre a punto de nieve a la altura del clítoris. Sabía como le gustaba que se lo hicieran a la tetuda de su pareja y disfrutaba con ellos. En el coño de su hija era más delicado, pero le metía los dedos hasta el fondo, lenta pero constantemente y de tanto en tanto, los sacaba, los lamia y se los volvía a meter a su hija, cada vez con menos delicadeza.

Carlos: Sea pues… Marta, mírame – le dije quitándole la polla de la boca. Se quedo como el bebe a quien le quitan el chupete y no supo reaccionar. Quedo con la boca abierta y notando como sus padres hacían lo que querían en sus agujeros – Marta! – al ver que estaba en una nube, le solté una torta que la hizo reaccionar. Jamás le había pegado, pero hasta ahora la había visto como a mi ahijada. Ahora la veía como a una pequeña sumisa que requería adiestramiento.

Neus: hazle caso a tu padrino, coño! – le dijo sacándole la lengua del culo y dándole una fuerte torta en la nalga derecha – pareces tonta, joder! – y poniéndose en pie, la agarro por los cabellos y empujo hasta que sus labios tocaron mis pies – a partir de ahora serás “fresa” cuando se te ordene. Fresa no tiene opinión, ni voz a menos que se lo digan y cuando se le ordena algo lo hace, al momento – y sin venir a cuento, le subió la cabeza tirándole del pelo, le dio dos tortas y la volvió a poner en contacto con mis pies - ¿Te queda claro, fresa?

Neus estaba como fuera de sí. Para los que no la conocieran podría parecer que se había tomado algo, pero los que si la conocíamos era un síntoma inequívoco de su extremada cachondez. Cuando a mi comadre tenía el coño empapado, perdía los papeles y se convertía en una ferviente sumisa. Y lo más importante, si las mujeres que estaban con ella también lo eran, se convertía en una sumisa Alpha, capaz de hacer bailar a todas las otras hembras al son que sus Amos querían, convirtiéndose en la más extrema que había en la sala y obligando a las demás a imitarla. Y ahora estaba ejerciendo ese rol, con sus enormes tetas colgando, con un arnés que tenía una polla muy parecida a la de su padre o a la mía y con la que estaba seguro que iba a jugar cientos de horas en los agujeros de su hija.

Fresa: Sssss… si, mami – Respondió mi ahijada casi sin poder despegar los labios de mis pies

Neus: Cuando seas fresa, no seré tu mami, bastarda! – le rectifico aquella valquiria, repitiendo el proceso de las dos tortas – seré tu Ama y como tal te dirigirás a mí. Si te diriges de cualquier otra forma, te castigare con 10 fustazos en el culo y te juro por la memoria de mi bisabuelo que te los daré para hacerte mucho daño ¿Has entendido, esclava?

Fresa: Si mam… Ama

Neus: Muy bien, bastarda! Aprendes rápido – le dijo mientras le daba otra palmada en el culo, dejándole el otro cachete marcado.

Mientras tanto, marcos había sacado su mano del coño de su hija y aprovechando que tenía el culo en pompa mientras me besaba los pies, se coloco detrás y, de un solo empujón, se la clavo hasta los huevos mientras la agarraba por las caderas.

Marcos: Hostia puta, fresa – exclamo al tocar sus huevos el final del coño de su hija – tienes un chochito tan apretado como tu madre cuando empezamos a follarla ¿Verdad, Carles?

Carles: Ya te digo, socio – le respondí a mi amigo antes de agarrar a Neus por la nuca y comerle la boca mientras le tiraba de los pezones sin ninguna piedad – pero vaquita tenía unos años mas cuando empezamos a follarla.

Vaca era el nombre de sumisa de Neus. Se lo pusimos cuando tenía algunos años más que Marta y éramos unos chavales jóvenes disfrutando de la sumisión de la morenaza con las tetas más gordas que conocíamos. La verdad es que no nos esforzamos mucho buscándolo, si no que, como el de fresa, salió por sí solo. Neus sabía que mientras no la llamáramos así, tenia autonomía para comportarse como quisiera, pero en el momento que el nombre de “vaca” salía a la palestra, su única obligación era proporcionarnos placer, de la forma que consideráramos oportuna.

Carlos: ven aquí, vaca. Quítate esa polla falsa y móntame – le ordene a la mujer de mi amigo y esta, obediente como siempre, lo hizo al momento, metiéndose toda mi polla en su empapado agujero -  y tu, fresa, lámeme los huevos. Hazlo también con la raja y el ojete de tu madre.

Y echándome hacia atrás, deje ángulo para que la joven aprendiz pudiera seguir mis instrucciones y mientras le comía los morros a vaca, note la lengua de su hija en mis cojones. Fue un contacto electrizante y un segundo después, el gemido de mi comadre me indico que la niña había alcanzado su ojete con la lengua. Mi sumisa empezó a cabalgar con más velocidad, clavándose mi rabo hasta los cojones y no tardo ni tres minutos en alcanzar el orgasmo mugiendo como una verdadera vaca mientras le tiraba de los pezones y le abofeteaba las ubres.

Mientras tanto, Marcos se estaba follando cada vez  más duro el coño de su hija, convirtiendo su flujo en una pasta blanca que salía a grumos de entre sus piernas, empapando los huevos de papa y los muslos de fresa. Además, aprovechando la humedad que había dejado su mujer en el agujero marrón de su hija empezó a meterle el dedo índice, haciendo que se dilatara. De tanto en tanto lo sacaba, le escupía dentro del ojete y se lo volvía a meter. Al principio fresa ponía cara de dolor, pero conforme se iba dilatando su ojete, empezó a centrarse solo en el placer que le proporcionaba la polla de su padre y volvió a correrse. Cuando lo hizo un par de veces, mientras seguía trabajando con la lengua mis huevos y el ojete de su madre, Marcos paro, se la caco y le dio una fuerte palmada en el culo.

Marcos: fresa, métele la lengua en el ojete a tu madre, que le vamos a hacer una doble. Veras como disfruta – le dijo mientras la agarraba por la nuca y la amorraba al agujero marrón de mama.

Vaca se echo sobre mí, pegando sus tetones a mi pecho y se abrió ella sola las nalgas para que la lengua de su hija entrara lo máximo posible, pese a que después de tantos años de sexo anal, casi no necesitaba lubricación. Sabía que estaba a punto de experimentar una de las cosas que mas le gustaban en esta vida: tener los dos agujeros rellenos de polla. Marcos había convertido el pelo de Marta en una improvisada coleta y la usaba como agarradera para follarle el culo a su mujer con la lengua de su hija y aprovechaba para llamarlas de todo mientras azotaba las nalgas de la pequeña

Marcos: Vamos, zorrita – le decía mientras la azotaba – cómele el ojete a tu Ama. Eso es… que quede bien lubricado… perfecto. Ahora aparta! – Y le pego un tirón en la coleta que la echo un palmo para atrás todavía con la lengua fuera – agárrame el rabo y llévalo hasta el agujero del culo de la vaca de tu madre. A partir de ahora, cuando quiera follármela, tu serás mi mamporrera ¿Has entendido? – Y diciéndole esto, le pego una torta a la cría.

Fresa: ssss si… ¿Amo? – Pregunto la aprendiza

Marcos: Muy bien, cerdita! – le contesto acariciándole la cabeza como si fuera una cachorrita – aprendes rápido – vamos, agárramela y métesela en el culo a la perra de tu mami.

Fresa agarro la polla de su padre y con un cuidado exquisito, lo puso en la entrada del culo de su madre, que había parado de moverse para facilitarle la operación, pero cuando noto que la polla de su marido entraba por su recto empezó otra vez a galopar, notando los dos machos como nuestros rabos chocaban dentro de sus entrañas. Al momento vaca volvía a estar fuera de sí y girándose hacia su hija la agarro por la nuca y la atrajo hacia sí para darle un morreo con lengua como nunca se lo habían dado a la cría. Neus le metió toda la lengua en la boca, luchando por meter todo lo que pudiera dentro de la cavidad de su hija mientras con la otra mano, tiraba con furia de los erectos pezones de la pequeña, haciéndola gemir de dolor. Y con cada gemido que se tragaba su madre, su excitación crecía más y más.

Vaca: Darme duro, Amos – decía entre jadeos – follaros a la madre de vuestra nueva sumisa. Hacer con nosotras lo que queráis, pero os suplico solo una cosa: quiero poder estrenar su culo yo. Os lo implorooooooooooooh - Y diciendo esto llego a un tremendo orgasmo que nos empapo a los tres mientras tiraba sin piedad de los pezones de su hija, lo que hacía que se retorciera de dolor.

Carlos: eres una guarra, Neus – le dije a nuestra vaca mientras se corría y le solté un par de guantazos en las tetas, que chocaron la una contra la otra, sin dejar de moverla agarrándola por las caderas- ¿Quieres desvirgar a tu hija, zorra?

Vaca: Si Amo! Por favor! – Suplicaba al regresar de su viaje tras la corrida pero sin dejar de moverse para darnos placer – dejarme que la desvirgue y hare todo lo que queráis. Os lo suplico!

Marcos: Ya haces lo que nosotros queremos, golfa – le aspetó mientras le palmeaba las nalgas - Como tú hija, eres nuestra cerda y no puedes negarte a nada, cacho de mierda!

Vaca: Si Aaaaaahmo – Neus volvió a acelerar el ritmo, señal de que aproximaba a otro orgasmo – soy su esclava y no tengo derech… no teng… - vaca estaba realmente cerca de uno de los grandes de verdad…

Y entonces Marcos saco su polla de repente del culo de su mujer y agarrándola por la cintura, la arranco de mi polla, cortándole en seco el tan deseado orgasmo. Eso era algo que sacaba lo peor de mi amiga. Perder un orgasmo como aquel era algo que la ponía de un humor de perros.

Neus: Pero qué coño… - le dijo girándose hacia su marido, pero no termino la frase, porque mi colega le metió una torta que la tiro al suelo.

Marcos: No eres más que un agujero, vaca – le soltó a bocajarro – siempre has sido un puto agujero y no tendrás nunca clase para ser otra cosa que un agujero donde meter la polla para vaciar los huevos yo y mis colegas – la agarro por el pelo y la puso de rodillas – pero ahora tienes la opción de demostrarnos que puedes manejar a esta niña malcriada que tienes. Así que por una vez en tu miserable vida, estate a la altura y enseñamos como le abres el culo para que luego la podamos usar nosotros. Y no me mires con esa cara de imbécil y límpiame la polla, que sabes que no soporto que me huela como tu ojete

Marcos sabía perfectamente lo que hacía. Había provocado la furia de su mujer para que preparara a su hija para que la usaran dos machos como si fuera una puta muñeca de trapo y Neus iba a poner todo su talento, ganas y experiencia para que el agujero del culo de su hija quedara tan abierto como el de su propio coño aquella misma noche. Y mientras vaca se metía su polla en la boca para limpiar sus propios restos, mi colega me guiño un ojo en signo de complicidad.