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Descorchando a Marta VII. Ruth y la gran familia

en Dominación

Carlos: Estamos llegando. Abre la puerta y nos vemos arriba. Te recojo y sube a la parte de atrás – Le dije a marcos cuando estábamos doblando la esquina de su bloque, en una importante avenida de Barcelona – Bueno, no hace falta que os repita como tenéis que recibir al Amo Marcos ¿Verdad?

Fresa y rubita (al unísono): No, Amo Carlos.

Cuando pare en la puerta del aparcamiento comunitario ya estaba allí mi compadre. Accione los seguros y en cuanto entro en la parte trasera vio a las dos crías desnudas. Subió y se sentó entre ellas. Al instante fresa le bajo la cremallera a su padre y se metió su morcillona polla en la boca, mientras rubita le morreaba con más pasión que arte. Mientras, yo empezaba el descenso hacia la plaza de aparcamiento contigua a la suya. Era de un viejo que no tenía ni coche, pero que había comprado la plaza con el apartamento y siempre había dicho que cuando la necesitáramos, que la usáramos.

Cuando estacione mire hacia atrás. Fresa se estaba empleando a fondo con la polla de su padre y Marcos le estaba metiendo dos dedos a la amiga de su hija, bombeando como si no hubiera un mañana mientras con la mano izquierda agarraba la nuca de la cría y le metía la lengua hasta la garganta. Mire la escena y saque mi teléfono móvil para inmortalizarla. No transcurrieron ni tres minutos que marcos agarro a la nueva adquisición y apartando la boca de su hija, la sentó sobre su rabo, hundiéndosela hasta el fondo de un solo pollazo, haciendo que rubita gimiera de placer. Sin que su padre se lo esperara, fresa se incorporo y le pego una fuerte torta en la cara de su amiga que casi la descabalga.

Fresa: Te acaba de meter la polla el Amo Marcos – le dijo desafiante – junto con la polla del Amo Carlos son los dos regalos mayores que te pueden hacer en este mundo. Cuando te la meta, se lo agradecerás, so guarra – y le soltó otra hostia digna de un combate de resling – tú, yo y mi madre solo somos agujeros para ellos, así que agradécelo, cerda! – Y le cayó la tercera hostia.

Rubita: Gracias Amo Marcos – le dijo, cabalgando como una loca – gracias por clavarle la polla hasta los huevos a esta cerda. Tiene muy buena polla! La siento hasta adentro. Y gracias a ti, fresa, por compartir a tu padre y enseñarme como tengo que comportarme. Ah! Ah!

Fresa le soltó una cuarta hostia. “No es mi padre. Es mi Amo” y diciendo esto, se separo para ver la escena, masturbándose mientras grabava la escena con su teléfono móvil.

Marcos: Joder, que guarra es la niña ¿no? – Me dijo dirigiéndose a mí

Carlos: Ya te digo. Además, la muy hija de puta es masoquista y disfruta cuando le dan caña, le hacen daño y la humillan.

Fresa: Si, Amo Marcos – Le dijo Marta a su propio padre – No te cortes. El Amo Carlos ha hecho que se corriera ya unas cuantas veces y yo le he metido el puño en el coño a esta fulana.

Marcos: Joder con la pequeña Ruth… - dijo mientras le pegaba una torta – abre la boca, niñata.

Y cuando la pequeña rubita le hizo caso, Marcos escupió en su boca, mientras le apretaba sin compasión los pezones. Pillada por sorpresa y montando la polla de uno de los padres con los que había fantaseado que la tratara como lo estaba haciendo, la pequeña noto como se acercaba un nuevo orgasmo que lucho por contener.

Rubita: Permiso para correrme, Amo Marcos.

Marcos: Y una mierda! – Le soltó mi colega – Quiero que te corras sin mi permiso para poder castigarte como me dé la gana. Si supieras las veces que se me ha puesto dura imaginando como te usaba. Y ahora resulta que eres una perra masoca. Te vas a cagar. Literalmente… Carlos ¿Le has desvirgado el ojete?

Carlos: No. Tengo pensado hacerlo a lo grande. Encima de la mesa de tu casa – le conteste a mi compadre – pero su ojete todavía no se ha comido nada, así que…

Marcos lo entendió a la primera y metió el dedo pulgar derecho sin ninguna contemplación en el coño de su hija que, evidentemente, estaba empapado. Se lo follo menos de medio minuto y cuando noto que lo tenía bien empapado se lo saco de un tirón, agarro las mejillas de Ruth con la mano izquierda y la obligo a que le mirara a los ojos. Cuando sus miradas se cruzaron, Marcos le metió todo el dedo por el ojete a rubita de un solo golpe. La dilatación de su esfínter sin previo trabajo ni aviso le dio otro calambrazo en el cerebro y no pudo contener un nuevo orgasmo que Marcos recibió con una sonrisa y con cara.

Marcos: Si, puta perra! – Dijo mientras disfrutaba de cómo rubita le estrujaba la polla con las contracciones de su orgasmo – Eres mía… - le dijo sacándole el dedo del ojete y metiéndoselo en la boca para que se lo limpiara de los restos de mierda que ella misma le había dejado - fresa, hija de puta, cómeme los cojones. Voy a rellenar a esta cerda como si fuera un bollo de crema.

Y diciendo esto, la agarro por las caderas y empezó a hacerla saltar sobre su polla como aquel que usa una vagina de látex. Rubita, después de su orgasmo, como era habitual en ella, había quedado totalmente rota y a merced de lo que le hiciera Marcos, que la estuvo taladrando más de veinte minutos, mientras fresa le comía los huevos y, de refilón, el ojete a su amiga. Ya que la posición más cómoda era ponerse a 4 patas sobre el reposabrazos de mi coche, tenía todo el culo ofrecido y mientras que con una mano inmortalizaba la escena, con dos dedos de la otra mano le follaba el ojete a fresa, que estaba considerablemente más abierto que la última vez que lo use, hacia unas semanas. Cuando su padre se canso, tumbo a la cría boca arriba y poniéndole las rodillas a la altura de los hombros, la penetro, haciendo que sus flujos mancharan mi tapicería de cuero lo que aprovecho fresa para hacer el segundo video de la tarde, donde se veía el chochito de Ruth siendo penetrada por una segunda polla, con mas pelo que la primera. De tanto en tanto, la polla paraba la follada y salía de la raja de la propietaria del teléfono, pudiéndose ver un dilatado y babeante agujero.

En el tercer video, que se mando diez minutos después, se podía ver como la polla bombeaba y de repente, paraba, mientras se escuchaban los gemidos de Ruth. Al salir esta vez la polla, lo que se vio no fueron los flujos de la niña, si no un torrente de espesa lefa de macho y como los dedos de una chica, que todas sabían que era Marta, recogía parte de la mezcla de flujo y semen de la vagina y se la llevaba a la boca a la joven sumisa que decía a cámara “Chuparos esa! Ya llevo dos punt…!!!” no termino la frase, ya que una mano le agarro la cabeza y le incrusto una polla en la garganta para que le limpiara los restos de flujo y semen que tenía en ella.

Marcos: Chúpame la polla, fulana! Quiero que me la dejes reluciente – Estaba totalmente fuera de si ya que la niñita había sido su fantasía sexual mucho antes de empezar a fantasear con su propia hija – Te voy a usar tanto que va a parecerte que toda tu vida antes de conocerme había sido monótona. Tú! Hija de puta! – Le dijo a su hija – Quiero que le comas el coño y se lo dejes tan limpio que cuando lo lama tu madre no note una molécula de mi semen en él.

Cinco minutos después, salimos los cuatro del coche como si no hubiera pasado nada. Tanto Marcos como yo, con nuestra ropa inmaculada y las niñas, con los uniformes bien puestos. Eso sí, antes de hacerlo le había ordenado a las chicas que limpiaran con la lengua la tapicería y que no quería ver un solo resto de semen en ella. Lo hicieron tan bien que se ganaron unas palmadas en la cabeza, como buenas perras. Si alguien hubiera podido observar de cerca debajo de las faldas de las niñas, se habría percatado de que ninguna de las dos llevaba bragas y que sus coños estaban tremendamente calientes y chorreando flujo. Nos dirigimos al ascensor sin el menor gesto que denotara de dónde veníamos ni a dónde íbamos, pero cuando se cerraron las puertas del mismo, Marcos levanto la falda de rubita y le pego una torta en el culo que le dejo marcados los cinco dedos. Ella profirió un gemido, mezcla de placer y dolor.

Marcos: Eso es una caricia – le dijo mientras la agarraba de las trenzas - Te daré tan duro que cuando me veas, te correrás solo con recordar lo que te he hecho. Vas a ser mi agujero particular.

Marcos me miro y yo le sonreí. Sabía que aquella niñata le ponía mucho y más poder tratarla de aquella manera. Era amigo de su padre desde antes de que naciera, ya que ambos jugaban juntos al futbol y siempre había visto a la niña como un angelito a quien quisiera pervertir. Ahora, después de los videos que había hecho y de que había descubierto lo que realmente le gustaba, ambos sabíamos que la pequeña Ruth seria un juguete como anteriormente lo habían sido Neus y Marta.

Cuando llegamos a casa, la pequeña fresa se desnudo, indicándole a rubita que hiciera lo mismo. Le conto a su amiga que ante los Amos, en su casa, lo único que podían llevar puesto era un collar de perra, ya que para ellos, no eran otra cosa. Fresa dejo la ropa colgada en una percha del recibidor y se puso un collar de color negro que tenía robre la repisa para dejar las llaves del recibidor. En cuanto a rubita, Marcos se fue a su habitación y trajo un viejo collar de un perro que habían tenido y que habían tenido que dar ya que no se acostumbraba a vivir en un piso.

Marcos: Tú no tienes ni el derecho a tener un collar propio – le dijo a rubita – cuando termine contigo te correrás con solo ordenártelo, sin ni siquiera tener que tocarte. Ven aquí. De rodillas – le ordeno a la cría – fresa tiene permiso para caminar como una persona, pero tú, no lo tienes. Delante de mí caminaras a 4 patas siempre.

Rubita: Si Amo.

Marcos le puso el collar con una cadena y tirando de ella, la llevo hasta el sofá. Una vez allí, hizo que la niña le desnudara y se sentó tranquilamente, como si tener a su hija y a una de sus amigas en pelotas fuera la cosa más natural del mundo. Por su parte, fresa hizo lo mismo conmigo y se puso de rodillas ante mí, esperando mis instrucciones. Su padre le pidió dos cervezas y mientras la niña iba a buscarlas a la cocina, moviendo ese culito que tenia, su padre/Amo le ordeno a rubita que le lamiera las pelotas y me conto que estaba muy contento de la evolución de su hija y que desde reyes, habían estado usándola como les había venido en gana.

Marcos: Pero, claro… - me confesó – hay ciertas cosas que no nos atrevíamos a hacer a nuestra propia hija, claro… - y sonrió mientras miraba a la nueva cerdita de la piara – ¿Crees que podremos usarla bien o que será solo algo momentáneo?

Carlos: Esta pequeña fulana es masoquista – le explique a mi colega, ignorando el hecho de que estuviera presente. Rubita seguía lamiendo los huevos a Marcos como si no escuchara nada – por definición, su placer está en su humillación. Te esta lamiendo los huevos y lo está haciendo no porque se lo hayas ordenado. Lo está haciendo porque la muy cerda está disfrutando con ello – Y dirigiéndome a ella le dije – ¿rubita es cierto lo que digo? - Rubita, sin dejar de pasar la lengua por los cojones de mi colega, asintió con la cabeza – He conocido a unas cuantas de estas. No hace falta que te las folles para que se corran. Observa…

Y agarrando a la niñata por una de las trenzas, le pegue un tirón y la tumbe sobre mis rodillas, con el culo mirando hacia Marcos. En aquella postura sus nalgas quedaban expuestas y su rajita parecía una raja de sandia, roja, apetecible y muy mojada. Marcos comprobó este último extremo y hundió dos dedos sin apenas resistencia.

Marcos: hostia puta! – Exclamo  con sorpresa – si esta empapada!

Carlos: Y eso no es nada… veras…

Y sin previo aviso, solté una torta de considerable intensidad sobre la nalga derecha de la cría. El impacto de mi mano marco toda su cacha con el perfil de mis dedos, cubriendo casi la totalidad de la misma. Sin esperar a nada, solté una segunda torta y luego otra serie de siete hostias más. Su culo paso de rojo a bermellón. Marcos miraba con los ojos muy abiertos y fresa, que había vuelto de la cocina con las bebidas, las había dejado encima de la mesa y se estaba masturbando con una mano y grabando la escena con la otra. Cuando llevaba diez golpes, la pequeña rubita pidió permiso para correrse.

Carlos: Si pequeña cerda. Córrete. Pero antes juranos lealtad y pídele al Amo Marcos que te meta el puño en el coño como lo ha hecho antes fresa. Júranos lealtad y sumisión y tu vida de mierda cambiara ahora mismo.

Rubita: Lo juro! Lo juro! – Repetía la niñata notando como el orgasmo empezaba a crecer dentro suyo – Les serviré siempre! Lo juro! No soy más que su cerda, su agujero, no soy nada!!! Métame el puño, Amo! Métamelo sin piedad, por favooooooooooooorrrrrr!!!!!!!!

Marcos apenas había esperado a que se lo pidiera y cuando lo hizo, introdujo su puño sin contemplaciones en la vagina de la niñata y esta lo absorbió como si siempre hubiera estado allí. Marcos me miro con cara de sorprendido y yo le dio otro fuerte golpe en la maltrecha nalga que desencadeno una nueva tanda de convulsiones húmedas en el cuerpo de Ruth. Lejos de permanecer quieto, mi compadre empezó a mover el puño dentro del coño de la colegiala y esta experimento el mayor orgasmo de los que tenía en su haber hasta ese día. Fue tan intenso que su boca se abrió al máximo, como sus ojos y no pudo controlar sus esfínteres.

Ver como se meaba y cagaba aquella cría fue un espectáculo. La propia humillación de ver que se hacia una cosa tan intima encima, en presencia de personas que eran relativamente desconocidas, de su amiga, que no perdia detalle con el móvil  y del padre de esta hicieron que la vergüenza fuera mayor y por lo tanto, el placer.

Carlos: Joder como se ha puesto la muy cerda…

Marcos: Menos mal que estábamos en pelotas y que estaba encima de ti, si no, me arruina el sofá – dijo mientras seguía con el puño metido dentro del coño de rubita – eres una puta cerda - Y empezó otra vez a mover el puño dentro del coño de la adolescente, que boqueo como un pez fuera del agua hasta que el masaje intimo la llevo, irremisiblemente, a otro orgasmo que la dejo totalmente exhausta.

Cuando Marcos saco la mano del coño de la niñata, dejándolo obscenamente dilatado, cosa que aprovecho fresa para fotografiarla con unos primeros planos y otros donde se veía su cara y su coño abierto, estire las piernas y la deje rodar hasta el suelo. Allí quedo inmóvil, estirada boca arriba y con la respiración agitada. Un par de minutos después, parpadeando como si volviera de un largo sueño, rubita volvió al mundo de los vivos.

Carlos: fresa, trae los trastos de limpieza para que esta pequeña cagona limpie lo que ha manchado. Quítale el palo a la fregona, quiero que la zorrita fregué de rodillas, enseñando su culazo

Fresa: Si Amo – y salió otra vez hacia la cocina. En breves segundos, regreso con lo ordenado y se lo dio a su amiga.

Mientras dejamos a rubita fregando y arreglando el estropicio, fresa, Marcos y yo nos fuimos a la ducha, pero ya que él apenas se había manchado, se lavo las manos y regreso al salón. Yo sabía cuales serian sus intenciones, pero no dije nada, ya que me parecían bien. Me ponía mucho mas su hija que esa niñata, así que cuanta más atención le dedicara al otro agujero, menos a mi ahijada. Cuando nos quedamos solos, hice que fresa me duchara y me enjabonara con la esponja y cuando me quite todos los restos orgánicos de su amiga, hice que me diera un masaje con sus incipientes tetas.

La niña se empleo a fondo y después de rozármelas contra la espalda, el culo y el pecho, bajo hasta la polla y estuvo frotándose hasta que me la puso dura, cosa que aproveche, dándole la vuelta y penetrándola contra la pared. Estaba empapada. Llevaba una hora siendo usada por su padre y por mi y todavía nadie se la había metido hasta los huevos, así que me apiade de ella y apoyando mi miembro en la entrada de su coñito se la meti poco a poco. El resultado no se hizo esperar y fresa pidió permiso para correrse. Me encanta ver como una adolescente se corre, así que se lo di y ella, en su línea, se pego una larga corrida mientras empezaba a bombear.

Carlos: Me encanta tu coñito, fresa

Fresa: Gracias Amo – Me dijo gimiendo – A mi también me gusta mucho que me use como quiera

Carlos: ¿Te usan mucho los agujeros los Amos?

Fresa: Si señooooor. A diariooooooh

Carlos: ¿Y ya te han regalado tus primeras bolas chinas?

Fresa: No A…Amo… ¿Qué son? Aaahh oooh! Permiso para correrme, Amo.

Carlos: No fresa. Ahora no lo tienes – le dije mientras seguía follandomela y metiéndole el pulgar por el ojete – Rubita!!! Ven aquí!!!

Al cabo de un momento, se presento en el baño. Andaba raro, como con las piernas separadas y en la cara, una mezcla de placer y de dolor. Cuando me fije, me di cuenta que en sus labios vaginales llevaba unas pinzas de la ropa y en los pezones, otras. Marcos estaba usando ese agujero para hacerle todo lo que le apetecía. Y a mí, me encantaba la idea.

Carlos: cerda, entra en la bañera y empieza a comerle el coño a mi ahijada – le ordene a la masoquista mientras le sacaba la polla de ese agujero.

La  nueva entro en la bañera y se puso de rodillas. Para que su boca quedara a la altura del coño de fresa tuvo que inclinarse, exponiendo su culo, cosa que aprovecho marcos para meter un par de dedos en su coño. Cuando sus labios se pegaron a chocho de mi ahijada, se la metí por el culo sin contemplaciones, notando como el trabajo de sus padres lo había dilatado lo suficiente como para entrar duro sin desgarrarlo. Usando su propio flujo como lubricante, empecé a darle duro por detrás a fresa, que se agarro a la pared para no caerse hacia adelante. Agarré las incipientes tetas de mi sobrina e incremente el ritmo. Ella solo gemía, procurando retener el orgasmo. Quería saber cuál era su límite de resistencia y concentración y la estaba llevando al límite. Marta estaba sudando frio. La cara que reflejaba el espejo, delante de la bañera, me decía que lo estaba pasando realmente mal para contener el placer que le estaba dando la experta lengua de su amiga y mi polla que la estaba taladrando realmente duro por detrás. Quince minutos después escuche la débil voz de fresa que decía “por… favor…”

Aquel sacrificio merecía una recompensa, así que agarrándola por las caderas, se la clave hasta el fondo y empecé a soltar una importante descarga de lefa en sus entrañas a la vez que le daba permiso para correrse. Ella cumplió al instante y soltó un potente chorro en la boca de rubita a la vez que gritaba para liberar presión y sin poder controlarlo, pero sin pedir permiso a nadie, también le pego otra potente meada en la boca de su amiga. Toda esa presión se repercutió en mi rabo, que seguía dentro de su recto y del que exprimió hasta la última gota de semen. Cuando termine de vaciarlos, se la saque del culo a fresa y se la metí en la boca a rubita, que se la trago sin esperar la orden. Ahora, lo que estaba limpiando no era suyo y lo hacía sin ascos. Llegaría muy lejos.

Carlos: rubita, estírate en la bañera. Bien… fresa, ponte a horcajadas encima suyo, quiero que te limpie hasta la última gota de lefa que te he metido en el ojete. Eso es… y ahora abre la boca. Voy a castigarte por mearte sin permiso.

Y apuntando mi polla hacia la boca de mi ahijada, empece a mearme. Para mi grata sorpresa, ella se lo trago casi todo. Y lo que no consiguió engullir, resbalo por su cuerpo hasta la boca de rubita, que seguía esforzándose por meter la lengua en el culo de su amiga y cumplir con la orden de limpieza.

Yo seguía disfrutando del espectáculo que me ofrecían las dos pequeñas perras, que ahora estaban haciendo un potente 69 en la misma bañera, cuando escuche que cerraban la puerta de la calle. Mire el reloj y confirme que eran las siete, la hora de llegada de mi  comadre a casa. Escuche como llamaba, preguntando quien había en casa y como Marcos, le respondía que estaban en el baño. Un par de minutos después, entraba totalmente desnuda, con sus grandes y duras tetas bamboleándose y su coño totalmente depilado, únicamente vestida con un collar rojo al cuello. Cuando me vio, sonrio, se puso de rodillas y se llevo mi polla a la boca, chupándola durante un rato, sin olvidarse de los cojones. Cuando la dejo bien ensalivada y repasada, se la saco de la boca y dijo

Vaquita: Buenas tardes, Amo Carlos. Que agradable sorpresa – me dijo con aquella sonrisa que tanto me gustaba. Luego, sigio con el protocolo establecido y empezó a lamerme los huevos como una buena perra hasta que se le ordenara otra cosa.

Carlos: Coño, Marcos… ¿No le dijiste a tu mujer que venía a cenar? – Le pregunte a mi compadre que seguía mirando como las niñas se comían los agujeros en el interior de la bañera

Marcos: eh… no. Me olvide – Y elevo los hombros, con una falta total de preocupación – pero ahora hacemos que nos traigan unas pizzas y listos.

Carlos: Yo todavía no tengo hambre, pero… ¿Qué le dijiste al padre de rubita? ¿Hasta cuándo podemos disponer de ella?

Marcos: Le dije que iban a hacer un trabajo. Que seguramente se quedaría a cenar, pero teniendo en cuenta que hoy es viernes, seguramente le podamos pedir que se quede a dormir – me explico mi colega – no sería la primera vez que se queda, pero te aseguro que si llego a saber antes como es, no hubiera dormido demasiado.

Vaca: ¿Cenar? ¿Dormir? ¿Quién? – Dijo mientras seguía lamiéndome las pelotas.

Marcos: mira dentro de la bañera, vaca

Desde que había entrado en el cuarto de baño, Neus no había tenido visión dentro de la bañera. Primero por el ángulo y luego por la posición arrodillada. Pero cuando se asomo y miro dentro su cara se pinto de asombro. Ahí estaban su hija y una chica a la que conocía desde hacia muchísimos años, con restos de flujo, semen y orina por el cuerpo mientras se comían desesperadamente los coños. Vaca nos miro algo desconcertada al principio, pero cuando pillo la idea, sonrío con maldad, acariciando el culo de su hija.

“veo que lo has pillado” dijo Marcos a su mujer mientras se colocaba detrás de ella y abriéndole las nalgas le ponía la polla en la entrada del culo. “Tenemos juguete nuevo” y diciéndole esto, le hundió toda la polla en el esfínter de un solo empellón.