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Descorchando a Marta V

en Dominación

Marcos: Ya está bien, vaca. Hay que ver cómo te gusta el olor a tu propio culo – le dijo su marido a la sumisa que tenia de rodillas ante él, mientras ponía un pie entre sus pechos y la empujaba de una patada hasta que cayó al suelo – tienes trabajo. Hazlo y deja de vaguear – y diciendo esto, vino a sentarse a mi lado en el sofá.

Neus se levanto y agarro el arnés que ella misma se había quitado hacia un rato. Era un arnés doble, de los que tenía una polla para fuera, para follarse otro agujero y uno para adentro, que se encajaba en el coño de la que se ponía las cintas, para notar un rabo mientras la zorrita hacía de macho. Cuando termino de ajustárselo, vaca cerro los ojos.

Marcos: Ni se te ocurra correrte sin permiso, vaca! – le chillo a su mujer – si lo haces, estarás toda la semana con las bolas vibradoras puestas las 24 horas y veras que gracia le hace a tus jefes que su encargada de quirófano se “mee” en plena intervención!

Para vaca ese era un castigo terrible. Era enfermera de quirófano en un importante hospital catalán y le había costado mucho esfuerzo (y comerse las pollas adecuadas) llegar allí. Sabía que si su Amo le castigaba con las bolas vibradoras durante todo el día, sus orgasmos serian casi constantes y que cuando encadenaba más de tres con aquello metido en el coño, el squirt era inevitable. Y una de sus corridas húmedas en medio de una intervención le llevarían a tener que dar muchísimas explicaciones y comerse muchas más pollas, algunas de ellas más que desagradables. Así que se centro e intento imaginarse a sí misma comiéndole la polla al director de personal, un tío gordo y siempre sudoroso para intentar bajar su tremenda excitación, pero sin éxito. Estaba tan cachonda y necesitada de correrse que incluso aquella imagen humillante, la excito más.

Marcos: abre la boca, fresa – le ordeno su padre y le ajusto una bola de látex de color rojo que solía usar su madre cuando empezamos a azotarle el culo con las fustas para castigarla por sus faltas hasta que se acostumbro a aguantar el dolor en silencio – esto te ayudara. Si te duele mucho, muerde fuerte, como hacen los perros, pero no quiero ni que chilles ni que desobedezcas a vaca ni en un solo detalle de aquí en adelante. Tú, esclava, procede y cuando estés lista para entrar en ella, avísanos.

Vaca: Si, Amo – respondió Neus con la mirada baja - fresa, quiero que beses el suelo y te abras las nalgas. Te voy a desvirgar el culo y tal como ha dicho el Amo Marcos, no quiere ni que te muevas ni que digas nada. Para otras sumisas, hay palabras de control. Para nosotras, no existen. Servimos a los Amos sin límite. Si has entendido el ejercicio, asiente y ponte en posición.

Marta, con la boca totalmente llena por la bola y con los ojos desmesuradamente abiertos, asintió y se puso en la posición que le había ordenado su madre. En aquel momento volvía Marcos de la cocina, con dos cervezas y mientras me pasaba una, comento en tono jocoso

Marcos: hay que ver cómo pasa el tiempo… hace unas horas, estaba abriendo los regalos de reyes con sus primos y ahora, está a punto de perder la virginidad anal con la misma bola en la boca que le regalamos a su madre hace tantos años… nos hacemos viejos, Carlos… nos hacemos viejos…

Carlos: Que va, colega – le dije sin perderme un solo detalle de cómo Neus ponía gel dilatador en el ojete de su hija a trabes de la pantalla de mi teléfono móvil, con el que llevaba grabando un buen rato – lo que pasa es que ahora empiezan muy jóvenes, pero tómalo por el lado bueno: podrás disfrutarla durante más años – le dije mientras nos reíamos

Vaca: Amos – llamo nuestra atención la esclava. Se había situado con la punta del consolador tocando el ojete de fresa, que temblaba como una hoja mientras su madre le apuntaba con aquella polla de plástico a un ojete totalmente rebosante de gel lubricante – estamos listas ¿Cómo quieren que lo haga?

Marcos me miro y yo le sonreí. Él sabía que yo quería que Neus lo hiciera a su manera y el también. Ambos teníamos ganas de ver como vaca le partía, literalmente, el culo a su hija. Y los dos lo queríamos porque sabíamos que iba a ser un punto de inflexión en la relación familiar que hasta ese momento llevábamos todos.

Carlos: Vaca, nos pediste ser tu quien le desvirgara el ojete a tu hija y te hemos concedido ese honor, así que hazlo de la forma que mejor consideres que se ha de hacer. Solo ordenamos una cosa al respecto: que fresa mire a cámara. No queremos perdernos su expresión cuando lo hagas.

La cara de mi comadre cobro un tono sádico, dejando a un lado el matiz sumiso que había tenido mientras se dirigía a nosotros. Con un “fresa, mira al Amo Carlos” y una fuerte palmada en la cacha dio cumplimiento a nuestra condición y cuando se aseguro que la niña miraba la cámara del teléfono, de un empellón metió más de un tercio de consolador en el virgen agujero anal de su hija.

Cuando la niña noto aquello dentro de su ojete dio un fuerte chillido que, al tener la boca ocupada por la bola de látex, quedo amortiguado en un sordo mugido. De sus ojos brotaron lágrimas casi al instante y un torrente de moco salió por su nariz. Su madre, detrás suyo, la miraba con aire de satisfacción. Cuando la cría dejo de mugir, le saco el consolador de plástico del culo durante un segundo, solo para dar un segundo empujón que lo enterró casi hasta el fondo. Hacia menos de un minuto, aquel agujero solo era usado para cagar y ahora, albergaba una polla de 20 cm y tres dedos de grosor. Marta volvió a mugir una y otra vez, mientras su madre dejaba que su agujero se acostumbrara a las dimensiones de aquel objeto invasor. No lo hacía por su hija, lo hacía por ella misma. Sabía que tenía prohibido correrse hasta que le diéramos permiso y esos dos empujones la habían llevado al borde de un orgasmo. No tanto por el hecho mecánico en sí, si no porque le estaba partiendo el culo a la única mujer de la que podía tener celos por el cariño que le mostraban sus machos: su propia hija.

Fresa: Hmmmmmmmmmmm!!!! Hmmmmmmmmmmmm!!!!! – mugía con aquel ruido sordo que era lo único que le permitía hacer aquella bola de látex mientras miraba con cara suplicante a su padre y a su padrino, que la observaban tras la pantalla del teléfono con el que lo grababan todo – Hmmmmmmmmmmmm!!!!!!!

Marcos: ¿Te gusta, fresa? – le pregunto tras darle un sorbo a su cerveza – te aconsejo que te relajes, pequeña, porque tu madre es capaz de estar horas bombeando con ese trasto si le damos permiso para correrse ¿Verdad vaca?

Vaca: Si Amo – respondió solicita su mujer - ¿Le da permiso a esta sucia vaca para correrse, Amo?

Marcos: No, coño! – le dijo mientras levantaba el culo del sofá y le pegaba una sonora torta a su mujer – quiero que mientras la niña sufre, lo hagas tu también. Mientras le estés dando por el culo, tienes prohibido correrte y cuando decidas que ya está abierta para nosotros y salgas de su ojete, ella se pondrá el arnés y tendrás la vergüenza de correrte mientras te encula tu propia hija. Y ahora, déjate de mierdas y empieza a follarte a la niña que su ojete no se dará por si solo.

Neus empezó a bombear asimilando lo que le acababa de decir su marido. Mientras que disfrutara dándole por el culo a su propia hija, se le negaba el orgasmo que tanto necesitaba, pero cuando considerara que la niña estaba preparada para nuestras pollas y por lo tanto diera por finalizado el acto de su desvirgación anal seria ella la que recibiera polla por el culo de parte de su hija, que se podría vengar usando el mismo instrumento. La rabia de vaca empezó a hervir y con esa rabia, empezó a bombear cada vez más fuerte y más rápido. El consolador que tenía en el coño la estaba torturando con tanto placer al estarle prohibido el orgasmo, pero iba a hacer que su hija no se olvidara de esa enculada.

Al cabo de quince minutos ambas estaban profusamente sudadas. Fresa por aguantar las embestidas salvajes por el culo que su madre que la habían llevado hasta el suelo por los empujones que le daba y vaca por tener que llegar a clavarse las uñas en las nalgas para controlar el placer que recibía del consolador que tenia introducido en su coño. Cuando no pudo mas y ni tan siquiera toda su habilidad y experiencia como sumisa le podían proporcionar un minuto mas de “sufrimiento”, se rindió.

Vaca: Amos – dijo estirada encima de su hija, con sus tetas tocándole los omóplatos a la cría – Cre… creo que fresa esta lista para ustedes.

Marcos: muy bien, vaca – dijo mientras nos levantábamos del sofá y nos acercábamos a ver cómo le había quedado el ojete a la pequeña después de más de veinte minutos de uso intensivo. Cuando estuvimos posicionados, le ordeno – retírate del culo de tu hija y que limpie el consolador con la boca. Lo que una ensucia, lo ha de limpiar. Luego ayúdale a ponerse el arnés y ponle el consolador más gordo que encaje para que te folle el culo a ti.

Vaca: Si, Amo – dijo la sumisa mientras tiraba del arnés, retirándolo del agujero del culo de su hija.

Si bien llamarle a aquello “agujero” era un eufemismo. Después del uso intensivo que le había dado al ojete de la aprendiz su madre, se le podría llamar mas bien “socavón”. La musculatura peri anal había perdido toda capacidad para contraerse y cuando su padre le metió dos dedos, no toco pared, ya que el consolador era algo más ancho. Me miro y sonrió. Sabía lo que quería hacer y asentí con la cabeza. La primera polla real que entraría en ese ano sería la de su padre. Y yo estaba de acuerdo con esa decisión, puso a la niña a 4 patas y le separo las nalgas para que pudiera grabar bien los detalles. El ano estaba totalmente rojo, irritado y si no hubiera sido por el gel dilatador y lubricante, ahora mismo lo tendría sangrando. Y entre los restos blancos del gel, pequeños matices marrones que todos supimos al instante de que se trataban. Cuando termine el plano, su padre la agarro por la cintura y le hundió la polla en el ojete sin violencia, pero de un solo puntazo. Marta volvió a mugir y a poner los ojos en blanco. Creía que se había deshecho de aquel dolor tan intenso, pero en realidad, había cambiado una polla de plástico por otra de “carne y hueso”. Marcos se tomo su tiempo antes de empezar a bombear ya que ese agujero lo había deseado con intensidad los últimos meses. Se concentro en su polla y en notar como el ano de su hija le envolvía la polla y como su coño le empapaba los huevos.

¿Empaparle los huevos? ¿Era cierto lo que estaba notando? Y paso la mano por la cadera de su hija hasta tocarle el coño. Lo tenia empapado. Primero Marcos pensó que era gel lubricante, que había resbalado desde el agujero posterior de fresa hasta su coño, pero cuando metió los dedos en su entrada delantera, la niña empezó a convulsionar y a emitir pequeños gemidos cortos hasta que, poniendo los ojos en blanco, se corrió con un chorro que superaba a todo lo que le habíamos visto hasta ahora.

Marcos: Hija de puta! – dijo sorprendido - ¿Pues no se acaba de correr la muy cerda? Me ha dejado empapado la cabrona! ¿Te ha gustado, guarra? – Le pregunto a su hija mientras le daba fuertes pollazos en el culo y le masturbaba el clítoris

Fresa, fuera de sí misma solo alcanzaba a convulsionar con los ojos en blanco y a correrse una y otra vez, encadenando orgasmos, squirts y meadas como si estuviera poseída. Neus miraba a su hija incluso con admiración y yo tenía la polla que me iba a reventar de un momento a otro, así que tome la iniciativa y le quite el bocado a mi ahijada para que pudiera limpiar los restos de “todo” lo que había en el consolador que su madre llevaba todavía colgando. Cuando su boca quedo libre de obstáculos, un torrente de babas salió de ella, quedando muchas de ellas colgando de la boca de marta, en forma de hilos.

Neus: fresa, chupa esto – le dijo mientras le metia el consolador en la boca a su hija, sin contemplaciones – el Amo Marcos ha dicho que lo quiere ver brillante antes de que… - y dejo ahí la frase

Carlos: antes de que le revientes el culo a tu madre – complete yo la oración mientras le daba una sonora torta en las ubres de vaca – que ganas tengo de ver a tu bastarda mientras te folla el culo, hija de puta.

Neus, en un gesto casi automático agarro la nuca de su hija y le empezó a follar la boca con el consolador sucio, recién salido de su ojete y por mera sincronización inconsciente, se coordino con su marido para que cuando la polla del padre entrara hasta el fondo en el ojete de su hija, fuera el consolador el que casi saliera de Marta y cuando empezara a entrar en su garganta, el padre iniciara la retirada del ojete. Y Marcos, que no perdía detalle mientras bombeaba a su retoño empezó a resoplar, anunciando un inminente orgasmo.

Marcos: Hostia que culo. Hostia que culo! Vaca, apriétale los pezones a tu puta hija!!– Decía mientras entraba y salía del ojete de su hija a toda velocidad. Neus paso las manos por los laterales de la pequeña y buscándole los pezones, los estrujo de golpe, sin piedad. El dolor provoco que fresa contrajera el ano, apretando a su padre con todas sus fuerzas – Joder no me puedo creer lo que aprieta ahora! Joder… joder… joderrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

Y diciendo esto, agarro a su hija fuertemente de las caderas y apretando todo lo fuerte que pudo contra ella, para entrar lo máximo posible, vacio todo el contenido de sus huevos en el recto de la niña que primero abrió mucho los ojos y después, cerrándolos tuvo un placentero orgasmo húmedo que empapo los cojones de su padre, que, agarrándose a ella, se sostuvo como pudo de ese brutal orgasmo mientras le comía los morros a su mujer.

Carlos: vaca, sácale el arnés de la boca a fresa y quítatelo – ordene yo, haciéndome cargo de la situación – y cuando este fuera, ve a por el consolador que te ha dicho el Amo Marcos. Quiero que lo tengas aquí ahora mismo.

Neus se levanto y quitándose el arnés, lo dejo encima de la mesita. Cuando lo hizo, libero el tapón que formaba el consolador interno y todos los flujos contenido en el interior de su coño se desbordaron, bajando por el interior de sus muslos hacia sus rodillas.

Carlos: Eres una cerda, Neus. La de flujo que has producido mientras le rompías el culo a tu propia hija – le dije metiéndole dos dedos en el coño, que entraron sin ninguna resistencia. Incremente el ritmo y la lleve al borde de un orgasmo que tenía prohibido - ¿Recuerdas que tienes prohibido correrte, vaca? No te equivoques o te costara muy caro… Anda, ve a por lo que te he ordenado y trae además la caja de los juguetes. Al volver, límpiale el ojete a tu hija, que la polla de su padre ya está bien cuidada.

Neus se dio la vuelta y vio como Marcos se había sentado en el suelo y tenía la cabeza de su hija entre las piernas, limpiándole con la boca los restos de semen que tenía en la polla y la mojadura general que le habían provocado los orgasmos de la pequeña. Mientras, un torrente de lefa salía del ojete de la joven aprendiz, resbalando a través del ano, tremendamente dilatado y rojo.

Cuando vaca volvió con la caja y el consolador, lo coloco en el arnés y lo dejo listo para el uso. A continuación, se arrodillo detrás de su hija y le metió la lengua de nuevo en el culo, para limpiar la leche que su marido le había metido en lo más profundo de su culo. Si la primera vez que entro en el culo de fresa tuvo que separar las nalgas para acceder bien, ahora todo su apéndice entraba en el ojete de Marta sin apenas resistencia, localizando casi inmediatamente un gran grumo de semen que sorbió con gusto, sin saber diferenciar porque era de su marido o porque lo había localizado en el agujero marrón de su propia hija. Después de un rato, Marcos se dio por satisfecho con la limpieza practicada en su miembro por su hija y ordeno pasar a la siguiente fase del juego.

Marcos: vaca ponte las pinzas con cascabel que tienes en la caja y cuando lo hayas hecho, adoptaras la postura que  tenía fresa cuando empezaste a darle por el culo – su mujer, sumisa a sus órdenes, las ejecuto al momento – bien, fresa. Ahora, ponte el arnés de tu madre.

Marta se coloco lo mejor que supo el arnés, pero puesto que era la primera vez, no sabía ajustarlo, así que le eche una mano. Primero le introduje el empapado consolador interior en su coño y note como, literalmente, chorreaba cuando aquel cacho de látex perforo su entrada delantera. Luego, ajuste las correas para que le quedara perfectamente firme y pudiera darle con fuerza a su madre y por último le puse a ella también un par de pinzas que se unían mediante una cadena en sus infantiles pezones, ajustando al máximo la presión ejercida en ellos. Cuando termine, le hice una seña a Marcos.

Marcos: Muy bien, fresa, ahora, quiero que se la metas por el culo a tu madre y que le des duro y sin piedad hasta que yo te diga que pares. Ella tenía prohibido correrse, pero tu no. Cuanto más duro le des, eso que llevas en el coño, mas placer te dará. Así que no te cortes y reviéntala.

Y por primera vez vi la cara perversa de mi ahijada. Agarro el consolador de 25 cm por la base y puso la punta en la entrada del ojete de su madre, que gracias a todas las babas de su hija, los fluidos propios y el sudor estaba absolutamente lubricado y dijo una sola palabra, que hizo girar de inmediato a vaca: “mami”

Cuando Neus se giro con cara de echarle bronca por desobedecerle, la niña dio un potente golpe de caderas y le hundió todo el consolador en el culo a su madre, empalándose a sí misma con el que había dentro del arnés. Tomada por sorpresa y con el pie cambiado, vaca noto una oleada de placer tremendamente necesitado y sin poderlo contener, mientras chillaba como una cerda en el matadero, se corrió mientras soltaba un gran chorro de líquido. La niña, con el chocho abierto por el nada despreciable consolador interno hizo lo propio, empezando a convulsionar encima de su madre en otra corrida espectacular y esta, mientras, recibía consolador por el culo en un movimiento espasmódico que le provoco un segundo orgasmo cuando todavía no estaba ni preparada para recuperarse del primero. En menos de cinco minutos fresa, con sus propios orgasmos consiguió que vaca se corriera tres veces, igualando el numero la niña.

Al cabo de ese pequeño lapso de tiempo, el ímpetu de fresa empezó a decaer, entre otras cosas por el agotamiento que le suponía tanto orgasmo para una jovencita de su edad, así que me puse detrás suyo e hice que vaca separara todo lo que pudiera sus rodillas, apoyara las ubres en el suelo y montando mas a fresa sobre su madre, le separe las nalgas a la pequeña Marta. Ahí estaba aquel ojete rojo, irritado y extremadamente abierto, que todavía goteaba el semen que más profundo había entrado en la descarga de lefa de su padre. Aquel pequeño agujero había estado tragando falo, ya fuera de látex o de carne durante la última hora, de forma casi ininterrumpida y sabia que si le metía mi polla, más gorda y larga que lo que antes había tenido metido en el culo, le provocaría un gran dolor y escocedura, así que agarre a Neus con la mano izquierda por las caderas y puse la punta de mi polla en el ojete de la cría: el sufrimiento enfortece el carácter.

Agarrando con la derecha la nuca de mi ahijada, hice que sus tetitas se pegaran a la espalda de su madre y entonces, cuando ese pequeño agujero se abrió todo lo que podía, empuje mi polla hacia su interior. Fue un movimiento lento pero sin pausa. Note perfectamente como su esfínter se abría para alojar mi polla y como se dilataba para ser tres veces mayor que lo era de forma ordinaria. Cuando mis cojones tocaron la parte posterior de su coño note tanta humedad que fue como si alguien me hubiera escupido en ellos.

Marta boqueaba buscando desesperadamente aire para abstraerse de aquella polla que le acababan de meter por el culo. A ella le parecía como si le hubieran metido el puño por el ojete y que una vez dentro, hubieran abierto la mano. El consolador de su madre le partió el culo y el pollón de su padre se lo había ensanchado, pero el padrino la estaba desgarrando. Y para colmo, cada vez que el macho apretaba, el consolador que llevaba metido en el coño ejercía presión contra su matriz, lo que le provocaba un placer salvaje. Le estaban haciendo la primera doble de su vida y pese al dolor, no podía dejar de correrse.

Reconoci los espasmos del orgasmo de fresa que contraían su ojete y empuje hasta el fondo para que el movimiento se transmitiera a la madre, a quien me estaba follando a través de la niña. Aquellas contracciones habían sido constantes desde que la había empezado a encular hacia más de diez minutos. Sabía que la niña estaba al borde de su resistencia, pero quería todavía probar una última perversión en el estreno de mi ahijada, así que saque la polla del hasta hace poco virgen ojete y comprobe que podía meter dos dedos sin que estos le tocaran pared.

Carlos: cambio de postura, cerdas – ordeno a las dos sumisas, que permanecían a 4 patas mientras le daba una fuerte palmada en las ya maltratadas nalgas de fresa – vaca, quítale el arnés y cuando lo hagas, quiero que te comas todos sus flujos.

Marta a duras penas pudo levantarse después del castigo físico al que había sido sometida, pero cuando saco el arnés del culo de su madre pude ver los agujeros de vaca. Su chocho, por el que había salido la pequeña fresa hacia relativamente tan pocos años, estaba totalmente empapado. Sus labios babeaban obscenamente y su ojete era algo parecido al agujero que deja una tuneladora al hacer su trabajo. Cuando la pequeña apenas se retiro unos centímetros, la mano de marcos la agarro por la nuca y la obligo a acercarse al ojete de su madre, para que lo limpiara con la lengua ya que vaca había sufrido un pequeño percance y no estaba limpio del todo del todo. Cuando la pequeña termino, su padre la soltó y volvió al sofá para no perderse detalle de la grabación que estaba haciendo con el móvil desde el principio. Al notarse libre de la lengua de su hija, Neus se giro y desajusto el arnés de la pequeña, para luego estirarse en el suelo, justo debajo de su coñito y retirar el arnés que hasta ahora había tenido introducido en él. Como paso con ella, cuando le retiro el tapón que formaba el consolador, todos los flujos de fresa cayeron en la boca de su madre, que los trago con devoción. Fresa gemía y se contorsionaba con el contacto de la lengua de su madre en el ya delicado coño, así que aproveche y agarrándola por la nuca, la empuje sobre el cuerpo de su madre, metiéndole la cabeza entre sus piernas, restregando su cara por el empapado higo de mi amiga tetuda.

Cuando noto el contacto de la cara de fresa en su coño, Neus le agarro la nuca y empezó a frotar su cara contra él, a la vez que le decía entre gruñidos que sacara la puta lengua, que tenía algo para ella, a la vez que metía ferozmente la lengua en el agujero delantero de su hija. Cuando la niña obedeció, su madre empezó, literalmente, a follarse el coño usando sin ningún tipo de miramiento la lengua de su hija, quería demostrar quién era la hembra alfa después de la enculada que le había metido.

Carlos: vaca, deja la cabeza de tu hija y separa sus nalgas. Y tú, pequeña puta, como dejes de follarle el higo a tu madre tal como te ha enseñado, pienso azotarte el culo hasta que te desmayes – amenace a mi ahijada, que sacando fuerza de flaqueza empezó a follar ella sola el higo de Neus – vamos, vaca. Haz que esta niñata sepa quién manda, que te ha vacilado antes de darte por el culo – pique a mi comadre.

Neus separo las nalgas de Marta, ofreciéndome otra vez la vista de ese ojete maltratado y tremendamente morboso. Apunte y esta vez, de un solo golpe, le metí mis 20 cm hasta que mis pelotas tocaron la nariz de vaca. Pese a todo el castigo que llevaba, el ano de fresa apretaba terriblemente, así que empecé de menos a más a bombear dentro de aquel agujero, cada vez más fuerte, más duro y más profundo. Y mientras lo hacía, azotaba las redondas nalgas de la zorrita a la que estaba enculando, le tiraba de los pezones y la insultaba y degradaba todo lo que me apetecía, tirando a la vez de los pezones de vaca, hasta poner sus ubres tirantes, lo que provocaba también sus gemidos, ahogados por el coño de la pequeña fresa.

La cachondez de los quejidos de Marta, los lengüetazos en los cojones que me brindaba Neus de tanto en tanto y la presión de leche que tenía en ellos hizo que no pudiera estar más de quince minutos follándole el culo a mi ahijada. Cuando empecé a gemir, vaca supo que mi corrida estaba cercana, así que abandono el trabajo con la lengua el clítoris de su hija y se centro en mis huevos y mi ojete. Para compensar la pérdida, metió dos dedos en ese coñito diminuto y los movió frenéticamente.

La primer en estallar fue la pequeña fresa. El cambio de tercio en su higo hizo que no pudiera contener una de sus corridas humedas pese al dolor que le producía mi rabo por el culo y cuando se corrió, empapo toda la cara de su madre, que en lugar de apartarse, abrió la boca a tope para tragárselo todo mientras ella también le daba un potente squirt a la aprendiza, que no tuvo otra opción que tragarse mientras provocaba mas espasmos en su ojete, apretando mi rabo hasta que, agarrándola fuertemente por las caderas, como hizo su padre, se la clave más allá del límite y empecé a soltar chorros de semen dentro de su cavidad rectal.

La presión de mi polla al agrandarse mientras eyaculaba y que se la había hundido hasta el fondo hizo que Marta perdiera el control de su vejiga y le soltara una larga meada en la cara de Neus. Eso sí que no gusto nada a la progenitora, ya que la lluvia dorada se hace a seres inferiores en la escala jerárquica, así que cuando termine de rellenarle el culo a su hija de lefa, se lo limpio mientras chorreaba orín mientras yo se la metí a la jovencita para que me la limpiara de restos de semen, flujo e incluso mierda que había dejado ir.

Cuando di el trabajo por terminado, me levante y me fui a la cocina a por otra cerveza, mientras le ordenaba a Neus que ya podía dejar de limpiarle el culo a su hija con la lengua. Entonces la madre se giro de forma brusca, haciendo que su hija cayera como un fardo al suelo y poniéndose rápidamente de rodillas sobre su hija le pego dos guantazos épicos.

Vaca: ¿Pero que te has creído, hija de puta? Tú no eres más que un puto agujero para que los Amos vacíen sus huevos cómo y cuando quieran!!! – Le chillaba fuera de sí mientras le soltaba otros dos guantazos, sujetándola del pelo – Jamás!!! Jamás te volverás a mear en mi cara si no se te ordena!!! Has entendido puto agujero???

Fresa: S… si, Ama. Perdón!!!  - dijo Marta con los ojos llenos de lagrimas, que se mezclaban con el flujo espeso de su madre.

Neus le pego otras dos tortas a la niña y camino de rodillas hasta situar su coño a la altura de la boca de la pequeña y advirtiéndola de que si se le escapaba una sola gota sin tragar aquellas tortas le parecerían una caricia, empezó a mear. Fue una meada larga, de las que marcan el territorio y la hizo mientras miraba a su marido y a mí con cara de satisfacción, no solo por liberar su vejiga del fluido, si no por hacerlo en la boca de quien hasta entonces era su hija y a partir de ahora, sería su juguete sexual.