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Descorchando a Marta II

en Dominación

Poco a poco los invitados fueron marchando, bien porque los niños empezaban a estar muy pesados al acercarse la hora de dormir, o porque a los mayores se nos había terminado casi toda la bebida disponible. Lo que si era seguro es que cada vez éramos menos y que en el transcurso de la tarde, desde que habíamos subido del trastero tanto Neus como Marta, me habían tocado la polla cinco o seis veces, cosa que hacía que estuviera de un cachondo tremendo pese haber vaciado los huevos en mí ahijada unas horas antes.

Neus: Carles, ¿Te quedas a cenar? – Me pregunto cuando apenas faltaba por marcharse los suegros de mi amiga

Carles: Si, claro

Neus: Pues habrá que volver a por más bebida al trastero – Dijo con cierta maldad - que nos lo hemos bebido todo

Marta: Ya bajo yo, mama! – Dijo al momento mi ahijada, que estaba en el comedor, al haberse marchado ya todos los niños

Neus: Tu lo que has de hacer es pegarte una ducha y ponerte el pijama, que después te pones de un pesadito… - Le dijo su madre a la cría – Además, no sé cuanto llevas sin ducharte y has estado sudando con tus primos, así que hueles a  chotuna, señorita…

Marta: Jo, mami… - dijo protestando por la orden se fue hacia la ducha, quitándose la camiseta de camino, dejando ver la parte superior de la raja de su culito…

Carlos: Ya bajo yo. No os preocupéis – dije ofreciéndome antes de que lo hiciera Marcos, para que no viera como había quedado el trastero después de nuestra pequeña fiesta.

Neus: Pues te acompaño – Dijo al tiempo que se levantaba - He de recoger unas cosas para el lunes, que he quedado en llevárselas a una compañera del curro…

Cuando se cerraron las puertas del ascensor, Neus salto hacia mí y me agarro la polla por encima del pantalón mientras me comía los morros como si no hubiera un mañana. Yo le agarre por la nuca y le respondí al morreo. Nuestras lenguas se encontraron y se enzarzaron en una lucha por ver quién de las dos tenia la hegemonía sobre nuestras bocas a la vez que mi mano derecha subía por debajo de la blusa, llevándose la agradable sorpresa de que mi amiga se había quitado el sujetador y por lo tanto, sus tiesos pezones quedaban al alcance de mis dedos. Se los agarre y se los apreté al tiempo que se los retorcía. Ella mugió como una vaca en celo y acoplándose a mi pierna, se froto el coño.

Esa zorra era una mujer de cuarenta años, con unas tetas de la talla 100 y con unos pezones como la primera falange de mi meñique. Esos pezones se le habían quedado así después de dar de mamar a su hija y desde entonces, cuando los apretabas y maltratabas, le proporcionaban un placer tremendo a su propietaria. De aproximadamente 1.70, con melena corta de color negro y unos ojos morbosos como pocos, era la propietaria de un trasero sobre el que se podía partir mármol y de un coñito depilado a laser que, como el de su hija, era una hucha en toda regla de lo cerrado que lo tenía, pero cuando le abrías los labios vaginales, el flujo no paraba de manar.

Neus: Te has… follado a… mi hija,… cabrón – me decía mientras me seguía morreando apasionadamente – ¿como… coño se te…. Ha ocurrido?

Carlos: Tu hija… es tan zo…rra como tu… - Se conteste sin cortar el beso - ¿Sa… bes lo de… la apues…ta?

Neus se separo de mí. Sus labios brillaban por mi saliva y se le había corrido el pintalabios, dándole una pinta de zorra increíble. Me miro con cara de digna pese a su aspecto y me conto que por supuesto que lo sabía. Que como buena madre había “supervisado” tanto el diario de Marta como sus comunicaciones por teléfono móvil. Me explico que como era ella la titular de la línea, había hecho un “supletorio” de la SIM y recibía todos los mensajes dirigidos a su hija. Además, sabía que fotos había enviado y recibido, algunas de ellas tan subidas de tono que eran directamente pornográficas ya que a parte de aparecer con las piernas abiertas, lo hacia metiéndose rotuladores gordos por el coño  y me confesó que con algún amigo del instituto se había mojado al ver unas pollas tan “tiernas”.

Carlos: Eres una cerda, Neus – le dije con una sonrisa – te mojas mirando pollas a las que harías correrse en dos minutos.

Neus: Tú no eres mucho mejor – me respondió con cara de vicio – te has follado a tu ahijada hasta que no has podido mas.

Carlos: Y no veas como chorrea la niña – le dije, provocándola - me recuerda a cierta zorra que no para de soltar flujo de principio a fin. La muy cabrona me ha empapado.

Neus se puso de rodillas, me bajo la cremallera y saco la polla mientras el ascensor seguía su descenso y en lugar de metérsela en la boca, la olio.

Neus: Ufffffffffff – Dijo mientras se tocaba el coño - ¿Este es el olor del coño de mi hija? Ufffffff

Carlos: Si zorrón – Le dije mientras la agarraba del pelo – Y la muy golfa se corre como tú. A lo bestia. Tengo flujo suyo hasta en el ojete.

Neus: Lo quiero! – Dijo la muy golfa. Esa hembra que tenia a mis pies era totalmente bisexual y disfrutaba tanto con un buen rabo como con un coño mojado – Dámelo!

Pero el ascensor había llegado al sótano y el tiempo para jugar en él había finalizado, así que agarre a la madre de mi ahijada por el pelo y tire de él para ponerla en pie. Ella protesto pero el dolor en su cuero cabelludo hizo que se levantara.

Carlos: Vamos, zorra – le dije mientras la arrastraba hacia el trastero – Tienes suerte de que pueda venir algún vecino, porque si no, te iba a reventar el culo en el ascensor

Cuando llegamos al trastero y entramos en él, el aroma de sexo reciente nos impacto en la nariz. En el suelo estaban las toallas empapadas con el flujo y las meadas de Marta. Sobre la mesa todavía descansaba la funda del preservativo que se había llevado lleno de semen mi ahijada. Agarre a Neus y la puse donde unas horas antes había estado su hija, pero a diferencia del trato cariñoso que tuve con Marta, con Neus fui todo pasión, agarre su pantalón y se lo baje hasta las rodillas de un tirón, dejando a la vista un tanga rojo, medio transparente en la parte delantera. Lo acaricie y lo note humedo. “Eres una perra” le dije y ella se lanzo a comerme otra vez la boca. Cuando nuestros labios se encontraron, de un fuerte tirón le arranque el tanga y lo lance, convertido en un trapo, al fondo del trastero.

Libre del impedimento de tela, toque en el coño de Neus y lo encontré como me esperaba: totalmente empapado. Al momento, metí dos dedos y gracias a la práctica que te da haberlo hecho miles de veces, localice su punto G y empecé a trabajarlo sin piedad. Como unas horas antes, mami se corría con la misma facilidad que su hija, empapándome la mano, el brazo y parte del pantalón, mientras la perra con una talla 100 de pecho mugía.

Carlos: ¿Por qué has bajado antes, vaquita? – Le pregunte sin sacarle los dedos del coño

Neus: había leído el diario de Marta y sabia que estaban en medio de una apuesta con las niñas de su clase para saber quien de ellas follaba mas – me conto mientras chorreaba – leí en una conversación por Whatsapp que le contaba a una amiga que su padrino estaba muy bueno y que le encantaría follarselo y como la amiga le animaba a que lo hiciera. Y esta tarde vi desde la cocina como te agarraba la polla mientras jugabais y me di cuenta que había decidido que te iba a atacar, así que propicie que bajaras con ella aquí para que te la pudieras petar.

Carlos: ¿Querías que me follara a tu hija, golfa? – le pregunte al tiempo que cambiaba los dedos en su coño. Sacaba el índice y el medio de su agujero y metía el pulgar desde la parte delantera y los otros dos, con lo lubricados que estaban, se introducían sin resistencia apenas en el ojete – ¿Enviaste a la niña a que se me follara en el trastero y luego bajaste a mirar?

Neus: Si, joder – exclamo cuando noto el cambio de dedos y que empezaba a moverlos – Marcos y yo, desde que descubrimos la apuesta que tiene la niña no podemos dejar de imaginarnos como la han tenido que follar. Nos imaginamos a Marta siendo penetrada por sus compañeros del insti en todas las posiciones y por todos sus agujeros y no podemos parar de joder.

Carlos: Sois unos viciosos – le dije mientras aceleraba el ritmo en su coño - ¿Os gustaría follaros a la cría, pervertidos?

Neus: Hostia puta, Si!!!!!! – Me dijo agarrándose a mi brazo, notando que le venía la segunda corrida – Hace un par de semanas Marcos me dijo que había visto unas bragas de la niña, empapadas de flujo y que no se había podido resistir a olerlas primero y lamerlas después. Le encanto el sabor del flujo de su propia hija – me explico entre gemidos – El muy hijo de puta las tenía en la mesita para que las oliera. Una cosa llevo a la otra y me las termine poniendo y me follo con ellas puesta!!! Joder, hacia años que no me daba tan duro por el ojete!!! Hostia, que me corro!!!!!

Carlos: ¿Queréis ver como se follan a la niña? – Le dije, con el brazo empapado del flujo de Neus – Hoy lo vais a ver. Va a ser una noche muy larga, golfa! – y sacando los dedos de su coño le pegue un empujón, sentándola sobre las toallas empapadas del flujo de su hija y del suyo propio y mientras me bajaba los pantalones le dije – Chupa polla, cerda! Límpiame los restos de flujo que ha dejado la golfa de tu hija cuando me la he follado como a una hembra en celo.

Neus era una puta aspiradora. Tenía una experiencia extraordinaria en comer pollas y la mía hacia muchos años que sabia como tratarla. Eso, unido a la extrema cachondez que tenia por estar saboreando el flujo de su hija hizo que me pegara una de las mejores mamadas que recuerdo. Empezó por los cojones y me los lamio a conciencia. Los ensalivo y los chupo hasta ponerme el rabo como una roca. Luego se dedico a mi ojete y me lo limpio tanto que me metió la lengua dentro del culo, provocándome un verdadero torrente de placer. Yo le agarre la nuca y le apreté en contra de mi esfínter mientras le decía que se empleara bien, que hay había restos de su hija y que quería que los catara en mi antes de hacerlo en la almeja de la niña. Eso la puso tan cachonda que tuvo que empezar a meterse los dedos mientras yo la llamaba de todo y le contaba las mayores perversiones de cómo nos íbamos a follar a Marta. Cuando no pudo más y sus dedos no le bastaron, me pidió que la follara.

Neus: Por Dios, Carlos, métemela! – Me suplicaba mientras me comía la polla y me acariciaba los huevos para ponérmela a tope – Follame como te has follado a la cerda de Marta, por favor…

Carlos: ¿Quieres que te la clave, puta? – Le decía mientras le follaba la garganta tirándole del pelo para que le entrara hasta los mismos huevos - ¿Quieres que te la meta mientras el cabrón de tu marido revienta a pollazos  a tu propia hija en su cama?

Neus: Joder! Si! Reviéntame!

Carlos: Arriba puta! Vamos! – Le dije al tiempo que le tiraba del pelo otra vez y la empujaba contra el botellero donde había estado su hija sentada – Quiero que pegues el morro al mueble y que huelas el chocho de tu hija mientras te follo, golfa!

Y diciéndole esto, me puse detrás suyo. Si bien el culito de marta era una preciosidad dura y compacta, el de su madre era más gordo, pero con la carne igualmente prieta. Tenía un ojete tremendamente entrenado y muy tragón, así que valiéndome de la saliva que me empapaba hasta los huevos, puse la cabeza de mi polla en su ojete y apreté. El rabo entro como un cuchillo caliente entra en un bloque de mantequilla: sin ninguna resistencia. Aquel agujero estaba acostumbrado a dar placer a mi polla y se adaptaba perfectamente a ella incluso sin haberlo preparado lo mas mínimo. Cuando mis huevos tocaron su empapado coño, Neus ya se estaba corriendo mientras mugía otra vez como la vaca que era. Le subi la blusa hasta el cuello y le agarre por las ubres y empecé a follarle con dureza el culo, como se que le gusta. Era una maravilla aquel agujero. Apenas llevaba unos segundos dentro de él y ya estaba succionándome  y adaptándose a mí como un guante.

Carlos: ¿Te gusta que te dé por el culo, vaca? – Le decía mientras le palmeaba las nalgas y le tiraba de los pezones para ordeñarla - ¿Quieres ver cómo le rompo el ojete a Marta hasta rellenárselo de lefa para que luego te la comas tú, so puta?

Neus: Si, si, si, si!!!! Quiero ver cómo le desvirgas el culo a la niña – Me decía sin parar de correrse y mientras ella misma se frotaba el clítoris – Quiero que la folles duro y después lo haga Marcos y cuando os hayáis corrido los dos en su culo, quiero meterle la lengua y vaciarle vuestras corridas! Cabron!!! ME PARTES!!!!!

Carlos: ¿Y que mas quieres, cerda? – Le tiraba de la lengua – Vamos, cacho de puta. Explícame que quieres hacerle a esta pequeña bastarda

Neus: Joder, Carlos… Joder… yo… - se lo estaba pensando y dudaba en decírmelo, pero unas embestidas duras mientras le tiraba tremendamente de los pezones hicieron que se soltara – Hostia puta!!! Quiero ponerme el arnés y darle yo!!! Quiero que esa bastarda aprenda que en casa mando yo y que no voy a consentir sus chorradaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa – dijo mientras se corría con ganas

Carlos: ¿Quieres marcarla? ¿Quieres enseñarle su puesto en el escalafón?

Neus: Siiiiii Hostia… Me voy a correr otra vez!!!… es de los fuertes… Mierda… JODER!!!!!!

Y mientras decía eso, la vaca de mi amiga se corrió con uno de sus famosos squirts empapando las toallas, sus piernas y todo lo que teníamos alrededor. Yo seguía dándole duro y seguía estimulando su imaginación, por lo que sabía que en breve, llegaría otro.

Carlos: ¿Así que quieres que tu niña sea tu puta particular, eh? Quieres que cuando llegues de trabajar, si se lo ordenas, se te amorre a tu coño sudado para que te lo coma ¿Eh? Eres una guarra, Neus. Quieres convertir a una niñata adolescente en tu comedora particular de coños

Neus: Si, si, si! Quiero que me coma el coño cuando y como yo se lo diga – Decía Neus fuera de sí – Quiero que me limpie toda la leche que me metáis Marcos, tú o mis amigos y que si se lo ordeno, incluso se trague mi meado!

Carlos: Eres una puta guarra. Eso no es de ahora. Eso hace años que llevas pensándolo – le pinche sin vacilar - ¿Desde cuándo quieres convertirla en tu esclava, cabrona?

Neus: Desde hace dos años, joder!!!! Desde que la pille rebuscando en mis cajones y con uno de mis consoladores en la mano!!! – me conto hiperexcitada por el recuerdo – Fue… fue la única vez que le he pegado! Me la puse en las rodillas y le azote el culo con las bragas en las rodillas! Joder, Carlos! Me tuve que masturbar después de pegarle. Tres veces!!! Ver su carita mientras aguantaba el consolador me pudo!!! Y todavía me pajeo con esa imagen!!!

Yo tenía la polla que partía hielo con ella. Me imagine a mi ahijada, pillada con el consolador de su madre en la mano y luego sobre su madre, con las bragas en las rodilla mientras Neus la azotaba y las ganas de lechear a aquella vaca se multiplicaron por siete.

Carlos: Eres una cerda, Neus. Eres una puta guarra viciosa y te voy a rellenar el culo de lefa caliente. Golfa!

Neus: Si! Si! Lléname el culo por favor, Carlos! Dame tu lefa. Métemela bien adentro hostia!!!

Y agarrándola por las caderas, di un último empujón que le metió el rabo hasta lo más profundo de su recto y vacié los huevos por segunda vez en pocas horas dentro de una hembra de la misma familia. El orgasmo con Marta había sido brutal, pero el que estaba soltando ahora dentro de Neus no era menor. Acabada de descubrir que mi amiga tenia sueños de dominación con su propia hija y eso era algo que no iba a dejar pasar.

Cuando ambos recuperamos la normalidad en la respiración comentamos lo que acababa de pasar y pese que al principio Neus lo atribuyo al calentón, termino reconociendo que le encantaría someter a su hija para que fuera su perrita, la de su padre y, por supuesto, la mía

Carlos: ¿Sabes que en la apuesta que se llevan entre las niñas, se nota que no se las follan bien y que no saben ni que se pueden correr?

Neus: No jodas! – Comento extrañada – Que poca educación sexual les dan.

Carles: Pues si – le dije con una sonrisa que ella capto al momento.

Neus: ¿Quieres darles clase de educación sexual a las amigas de Marta?

Carles: A sus amigas no… Solo a las que participan en la apuesta

Neus: Eres un hijo de puta – me dijo mientras se ajustaba un tapón de cava en el ojete para que no le saliera la leche. Yo la mire y sonreí y mientras se subía los pantalones empapados por sus corridas me dijo, refiriéndose a la lefa que el tapón impedía salir – para después. Si sale lo que he planeado mientras me reventabas el ojete, esta noche Marta terminara comiéndome el culo. Literalmente.

Y agachándose, me limpio la polla con la boca, llevándose por delante los restos de flujo que me habían salpicado de sus corridas, restos de lefa de mi corrida y todo aquello que hubiera podido salir de su ojete mientras me la había follado. Ella era de las que pensaba (como así se lo dije a su hija) que las cosas hay que dejarlas tal como se encuentran.

(Continuara)