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La dulce Alicia

en Interracial

LA DULCE ALICIA

¿Cómo puedes, mujer, ser tan dulce y tan inocente, como para no distinguir un sueño lleno de ilusiones y primaveras, de un abismo al que has sido arrastrada.?.

Pobre Alicia, no siempre, casi nunca , el entorno es como uno, sería lo de menos, excepto que ese entorno tenga turbio sus pensamientos.

Alicia era como tantas mujeres que andan por allí, y como a muchas de ella, la realidad la pulverizó.

Tenía 30 años, con una silueta que si bien buscaba encaminarse a rellena, todavía estaba en el límite, estado en que a muchos resulta presa apetecible.

Esos pechos chicos pero muy marcada cola, incitan a algunos a crear horribles fantasías, despierta ánimos de perforación, y violencia.

Sus cabellos largos, caobas, y con rulos grandes y rebeldes para el cepillo, tapando a medias una cara con ojos marrones, de mirada inocente y soñadora, dan mucho lugar a gente dispuesta a cualquier cosa para romper por todos lados ese encanto.

Presa muy buscada para los cazadores que hacen del sufrimiento ajeno el placer propio.

Tanta inocencia y dulzura, despiertan el mayor morbo en quienes no tienen interés de compartir una poesía o una flor.

Pero ella seguía soñando que cenicienta se encarnaría en su alma , sin saber que los príncipes actuales no son los del cuento.

Hacía tres meses, que salía con Hernán, cansada de su soltería causada por sus irrealizables sueños.

Su actual amor, era otra cosa, la valoraba por cómo era, era dulce y galante.

Lo que ella desconocía, era que él la usaba como vehículo que lo llevaría a una prima de ella, el polo opuesto a Alicia, y que por eso la respetaba, por indiferencia y no por amor sublime.

Con su inocencia le hablaba en cada salida de mundos inexistentes para la realidad, mientras él escuchaba con la libido en otra parte.

Hay Alicia, algún día hay que caer, y generalmente cuando sucede es sin paracaídas.

Hernán con un plan muy bien elaborado, cumplió su objetivo. Llegó a Julia, la prima de Alicia, pero ahora, ésta era un estrobo al cual había que sacar de encima para disfrutar de su verdadero amor.

En lugar de enfrentar la situación y liberar a la persona usada, argumentando una falsa lástima, había que elaborar junto a Julia, un nuevo plan de despeje de camino.

Alicia, que ya había cansado a sus parientes, con su manera de ser, creyó ser la culpable de que su prometido estuviera distinto, poniéndose más cargosa de lo que ya era.

Junto a Julia, un día y mientras tenían relaciones apasionadas, comenzaron a acelerar el plan.

Julia le dijo "Está insoportable mi prima, siempre fue la misma boluda, pero esta vez se superó. Creo que necesita pasar un tiempo con una terrible pija y que aterrice de una vez por todas".

Hernán, que en el fondo sentía verdadera lástima por Alicia le contestó "No seas tan bruta, tal vez si le voy aclarando las cosa entienda, va a superar el dolor, tal vez tarde un poco, pero lo va a hacer".

Julia no quería medias tintas "No seas boludo vos también. Ella no entiende. En los treinta años que tiene dudo que halla ido a la cama más de dos veces y con estúpidos como ella. Pero vamos a terminar con esto ¿Conocés al negro Joaquín?.".

"Pero qué decís. Ese negro hijo de mil putas es un sádico. Es una basura asquerosa. ¿De qué carajo me hablás", dijo él visiblemente molesto.

"Todo lo que vos quieras, pero el negro sueña con romperle bien el culo y vos sabés la fama que tiene, la vez que la mostró muerta, hizo llorar de vergüenza a los tipos que allí estaban", dijo Julia, ya hablando con odio hacia su prima.

"Estás loca Julia.Es entregarle un corderito a un hambriento león, sabiendo que no va a dejar ni los huesos. Y aparte ¿Cómo vas a lograr que Alicia le dé bola a ese energúmeno?, si ni siquiera lo saluda. Eso sería la bella y la bestia pero en vivo.", dijo Hernán ya preocupado por una matanza que presentía.

"Espera de decir pavadas y escucha. Yo sé bien la calentura del negro, también sé que la va a partir, pero es él o nadie. Yo voy a hablar con él, le voy a explicar que tiene la gran oportunidad de partir a Alicia con su bestial verga por la mitad, que piense en ese culo, penetrado hasta el fondo. El negro se va a poner de la cabeza.Entonces le voy a explicar que ella es un laburo fino y paciente, que va a caer. A ella le voy a decir, luego que vos inventes un largo viaje al exterior por trabajo, que tiene que darse cuenta que vos no sos maduro para ella, que ella está engañada con el negro, que intente y luego a tu regreso compare, que tal vez, vos te hallas cansado de ella por eso te vás y que es injusto no darle la oportunidad al negro, que goza de mala fama por envidia,y así algo más se me va a ocurrir.

Nosotros aprovechamos y nos vamos unos días a mi casa de la costa, y vas a ver que a la vuelta, ella es otra persona", dijo Julia sin pensar ninguna consecuencia.

"Espero que no sea otra persona en un Hospital sanándose el culo y la concha.", dijo él para luego enredarse con Julia y volver a cogerla.

El negro Joaquín, era negro en serio, descendiente de africanos, medía como 1,95 metros, flaco, pelado, con finos bigotes y un aro muy grande en su oreja izquierda, tenía 32 años y fama jodida.

Todos lo que tuvieron la suerte o la desgracia de verlo desnudo coincidían en que calzaba un enorme aparato y que se erguía con extrema dureza. Como buen negro, se lamía por un buen culo, y el de Alicia lo tenía loco, encima veía esa inocencia y esa dulzura y estaba empecinado en romper todos los encantos.

Una divorciada de 40 años que se le animó, con toda su experiencia acuestas, terminó deshecha por él, acusándolo de bestia que rompía sin contemplaciones sus presas e interminable en la cama.

Pensando en Alicia, el panorama era poco alentador para ella.

Julia sabía convencer muy bien a la gente, sabía donde atacar y donde dejar pensando.

Costó un poco, pero Alicia, luego de llorar sabiendo que otro amor pasaba de largo, accedió inocente a buscar el lado romántico de una bestia sexual.

Lo del negro fue arto sencillo. Mientras Julia le decía que Alicia estaba dispuesta a conocerlo interiormente, él pensaba que clase de gritos daría cuando la tuviera ensartada por el culo.

Julia arregló la cita para ese sábado, y le dijo al negro que se controlara, algo que al verle la cara a él se convenció que no valía la pena seguir hablando.

Pero Julia era perversa, disfrutaba del dolor ajeno en todos los aspectos.

Le dijo a Alicia, que tenía que cambiar su hábito de vestir. Le dio una pollera minifalda de ella azul acampanada y una camisa blanca con vivos azules, media trasparente, rematando con unos zapatos azules con altos tacos.

Alicia, luego de dudar aceptó, escuchando el arsenal de argumentos que su prima daba.

Julia le dio un beso y se marchó. Se fue riéndose, sabiendo que cuando el negro la viera así, la tercera guerra mundial comenzaría.

Llegó el sábado, Alicia luchó un poco con los zapatos, pero encontró el equilibrio para caminar.

Fue en taxi al lugar de encuentro que era en una confitería con salón para parejas en el primer piso.

Se paró en la puerta a esperar pues había llegado diez minutos antes de lo estipulado.

Llegó el negro, con los ojos encendido al ver al corderito esperando y mostrando tantos atributos.

Se saludaron con un beso en las mejillas, enseguida el negro la invitó a subir al salón de parejas.

Haciendo malabares por la oscuridad reinante, se sentaron en un sillón para dos, pidiendo él al mozo que los miraba con una linterna un trago largo con mucho alcohol y ella un jugo.

Ella mientras le hablaba de temas actuales, no veía que el negro estaba con una violenta erección ya incontrolable.

El negro astutamente, prendió un cigarrillo iluminando con el encendedor la zona baja.

Vió allí que ella estaba cruzada de piernas y la pollera levantada hasta el muslo mostrando casi la nalga.

Fue el comienzo del fin.

Sin saber qué hacer primero, vio a dos parejas bailando en la pista tenuemente iluminada de verde y la invitó demostrando desesperación en su tono de voz a bailar.

Ella accedió. Como había diferencia de altura, el negro la tomó de la cintura y le apoyó la cara cerca de la de ella encorvándose.

En la segunda pieza, el negro comenzó a apretarla contra él, chocando ella contra una cosa extremadamente dura pero sin eludirla.

El negro ya refregándole el bulto le levantó la cara y la besó con frenesí en la boca.

Ella recibió el beso, confundida, pero convencida que tenía que cambiar según las palabras de su prima.

El negro la tomó de la mano y la llevo de nuevo al sillón.

Apenas se sentaron, le pasó el brazo por sobre el hombro de ella, la llevó contra sí, y la empezó a besar ininterrumpidamente moviendo la lengua dentro de la boca de ella a gran velocidad, a lo que ella respondía.

La otra mano del negro buscó ahora la nalga que sabía que estaba expuesta por su posición.

La apoyó ahí al encontrarla y comenzó a apretarla.

Ella le tomó la mano y le dijo "Por favor, no, te lo pido, es todo muy rápido".

El negro soltó su mano y susurrando con terrible celentura le contestó "Déjame Alicia, por favor, no seas mala, pensá un poco que estoy a la miseria, me va a hacer muy mal quedar así, dejame tocar un poco tu preciosa cola, te lo suplico, es un poco nomás, un poquito dejame".

Y volvió a apoyar su mano en el preciado trofeo, pero esta vez ella lo dejó.

Le apretaba y le manoseaba toda la cola, llegando a la tanga, la cual corría con sus dedos intentando llegar al agujero que estaba protegido abajo. Con la otra mano le levantó toda la pollera y se la metió en la vagina.

Ahora el negro con satisfacción la escuchó gemir y sintió la mano de ella que lo tomaba del cuello, sabiendo que la presa había caído en la trampa.

Mientras se besaban el negro la empujaba bien contra él para liberar al agujero del culo que estaba abajo, lo consiguió a medias pero lo tocó con un dedo al fin.

Lo masajeaba con el dedo todo por alrededor, sabiendo que su estrechez lo hacía cada vez más apetecible. Ella también estaba alterada, dejó que le llevara su mano hacia el bulto desafiante.

Lo inspeccionó por arriba teniendo conciencia que eso era extremadamente grande como para dejarlo entrar sencillamente y le dijo "Mira Joaquín, eso es terrible, me da pavor, lo lamento pero no me imagino eso en mi cuerpo, es demasiado, lo siento".

El negro, que a esta altura volaba de la calentura, le dijo, jugándose su mejor carta, llorisqueando "No seas así, siempre lo mismo, me quiero matar, nunca voy a conseguir a nadie por tener esa maldición allí abajo, ya estoy cansado de escuchar siempre lo mismo, ahora que encontré a alguien con quién me siento bien, a quien estoy comenzando a amar, por quién mi corazón late rápido, me decís eso. Está bien pago y te dejo en tu casa y de mí que sea lo que sea.". Ni el Nóbel de literatura lo hubiera hecho mejor. Perfecto verso para alguien que vive de ilusiones.Excelente actuación para llegar al fondo de una mujer super sensible, Aplausos por favor.

Ella, ya olvidándose que le esperaría una rotura de las que no imaginó, se sensibilizó con ese ser incomprendido por aquellas conchas racionalesy culos pensantes que huían de él.

Lo tomó del cuello, y lo empezó a besar casi llorando, a lo que el negro ahora sí, se dio cuenta que la cena estaba servida y que había que reventar comiendo.

Volvió al ataque llorando, pero sin lágrimas, total allí no se veía nada, con sus manos ahora con peaje libre, a tocar culo y concha simultáneamente.

Lógicamente provocó gemidos y contorsiones en ella al actuar libremente, esperando el momento propicio le dijo "Ali, vamos a casa a tomar algo, allí estaremos más tranquilos, nadie va a ver ni molestarnos".

Ella convencida que lo ayudaba a superar un trauma, le dijo que sí, sin imaginar que el trauma lo iba a tener ella en dos partes de su cuerpo.

En el taxi, y mientras el chofer miraba por el espejo, el negro no quería que el fuego se apague, y seguía tocando y besando.

Llegaron al departamento, luego de seguir el manoseo en el ascensor, entraron a el único ambiente que él tenía, con cama doble ya lista para la batalla desigual que se aproximaba, y el negro luego de servir dos vasos de wisky, entró en el baño.

Mientras ella tomaba de a sorbos, el negro salió del baño totalmente desnudo con el terrible fierro azabache erecto a punto de explotar, provocando que ella se atore con la bebida, al ver eso que ya la hacía caer en la realidad.

Pero era demasiado dulce para volver a acomplejarlo, aunque interiormente supiera que esa dulzura se transformaría en desgarradores gritos de dolor.

El negro se acercó a su lado mirándola fijo, le sacó el vaso de la mano colocándolo en la mesa y la tomó de la cintura comenzando los besos.

Ella lo tomó de la desnuda cintura, y él levantándole la pollera con sus manos, le refregaba el palo por arriba de la tanga sobre la vagina a lo largo gimiendo como si la estuviera penetrando.

Ella sentía el terrible miembro allí y también gimió y hacía el mismo movimiento.

El negro la dio vuelta e hizo lo mismo con el preciado culo de ella y Alicia lo volvió a acompañar sacando y metiendo la cola para afuera.

El negro, viendo que su inocente víctima estaba entrando en el tan necesario trance le dijo con dulzura fingida "¿Te sacás la camisa y la pollerita?, mi amor, que ya no necesitan tapar nada".

Ella, sumisa y comprensiva, quedó en tanga y corpiño mientras él estaba afiebrado ante tan inocente cuerpo para destrozar.

"Mi vida, la tanga y el corpiño, también molestan, sacátelos".

Ella lo hizo despacio, provocando mayor excitación en la futura bestia a transformarse.

Ambos desnudos, él con tono paternal le guió la cabeza a ella para que besara y chupara a su futuro asesino.

Ella cariñosamente para no herir sentimientos, tomó al fierro al cual temía aunque lo disimulara, con sus manos y lo besó y lamía con mucha lentitud, poniéndolo en posición de ataque masivo.

Un largo rato lo tuvo entretenido con sus labios, mientras el negro tomándola de la cabeza, gritaba al aire de placer.

No queriendo que el miembro se entretenga en este momento acabando afuera de los objetivos, la paró y se decidió a preparar bien el terreno para el primer enfrentamiento.

De rodillas se introdujo en su concha chupando y metiendo un dedo, sabiendo el efecto que surtiría.

Ella ya gemía desesperada, un intenso calor la invadió allí abajo, y deseaba ser penetrada a costa de lo que sea.

Y así fue, a costa de lo que sea.

Viendo que la víctima realizaba movimientos con la pelvis para adelante y atrás, como si tuviera algo adentro, el negro decidió que era el momento de darle el gusto.

La acostó boca arriba y luego de lubricarse el terrible palo negro azabache, empezó el destrozo.

Ella le llegó a decir "Despacio, respétame como yo te respeté a vos, pensá en mí".

Justamente, en ella estaba pensando, pero no con respeto que era una palabra nueva para él, sino en cómo enterrar su terrible pene adentro de la indefensa concha y evitar los manotazos y demás signos de supervivencia que seguro vendrían.

La aprisionó contra la cama lo mejor que pudo y empezó a meterse.

Ya brotó el primer alarido, demasiado rápido, al sentir la concha que la abría un objeto no convencional.

Pero el negro no estaba dispuesto a empezar a perder tiempo con obstáculos inevitables, y siguió empujando introduciendo la cabeza en la cueva inflamada.

Alicia manoteaba a los costados de su cuerpo, ahora convencida que eso no era como en las novelas, era real y muy doloroso.

Pero la pija continuaba su perforación sin tregua, mientras el negro le decía al oído aturdido de ella "Abrite a mí mi vida, dame tu concha a pleno, dejame entrar dentro tuyo que lo ansío desesperadamente, relajá tu concha y dámela, dejá que la perfore mi amor por favor".

Ella estaba muy entretenida gritando y moviéndose para todos lados como para escuchar tan dulce pedido.

Ella sabía que la cabeza ya había señalado el camino al resto de la pija que la seguía con más prisa.

Entro toda, mejor dicho, rompió todo, y el con voz de triunfo le dijo "Así mi amor, ahora sí somos uno, es exquisita tu conchita tan calentita, que me recibió, déjame hacerte bien el amor, déjame cogerte con pasión, quiero llenarte bien de mi leche, que la lleves adentro tuyo".

Ella aferrada con sus manos en la espalda de él, no podía contestar, ni la voz le salía, sólo trataba desesperadamente de admitir eso dentro suyo para aplacar ese dolor tan intenso.

Ahora el pene comenzó la perforación total para hacer más fácil el estrecho camino.

Iba y venía, entraba y salía, y la concha trataba de lubricarse para aliviar el terrible roce en sus paredes.

Alicia desorbitada ante ese panorama, volvió a gritar, tratando de avisar que no era goce lo que sentía hasta ahora.

Pero él le marcaba el cuello a chupadas gimiendo ante cada embate perforador, la concha por fín empezaba a comprender que ése era el tamaño que debía aceptar.

Se empezó a lubricar y a dilatar lo máximo para ser perforada lo menos posible.

El pene continuaba ahora más rápido resbalando por las paredes de la ya extremadamente dilatada concha.

Alicia recibió ordenes del cerebro indicando que lo peor ya pasó, y que el dolor podía ser controlado, por lo tanto había que dejar paso al placer.

Despacio empezó a mover la cadera para arriba y abajo, y aunque cada tanto el dolor decía presente haciéndola dar un grito, sus gemidos se hicieron mas continuos .

Ahora le dio permiso a la pija para terminar su misión.

Ambos gemían desesperadamente y se besaban en la boca, dando fuertes golpes sus cuerpos al encontrarse.

El pene pistoneaba rapidísimo dentro de la concha, pero esta ya lo aceptaba.

Mas de una hora duró la movida, hasta que la concha recibió un brutal baño de semen inundándose.

El negro ya colocado al lado de ella le decía mientras la besaba "¿Te gustó amor, te llenó bien?

"Si, pero al principio fue un suplicio creí que me reventabas, que me moría fue terrible, pero después pasó y fue muy lindo".

"Bueno, así va a ser con tu culito dentro de un rato, un poquito de dolor y un placer único", dijo el negro preparando el terreno para la próxima y mas ansiada perforación.

Ella se calló, sabía lo que vendría, pero consolada por lo de su concha, supuso que el culo también luego de resistirse daría paso al placer.

Así sería pero a un costo más elevado.

Después de una hora de arrumacos y muchas caricias, le llegó el turno al tan solicitado culo, que todavía estrecho y sano, ignoraba la clase de visita que tendría.

Nuevamente la crema aceitó las partes en juego, pero en mayor cantidad.

El negro sabía que si la ponía boca abajo los movimientos de resistencia de ella iban a ser incontrolables, por eso , luego de analizar diversas posturas, optó por ella boca arriba, mirándole de paso las caras que vendrían, con las piernas abiertas y levantadas, trabadas por él, dejando al culo totalmente expuesto e indefenso. Quedaban sus brazos, pero si se tiraba bien contra ella los trabaría.

Luego de ver que la posición era ideal, apoyó su pija en ese agujero tan suculento y tentador, después de escuchar pedidos de clemencia y otros ruegos, empujó para adentro la cabeza convencido que había que hacerlo de un golpe para acelerar todo.

La cabeza tan encremada que estaba entró de un saque abriendo violentamente el estrecho orificio.

El grito fue desgarrador, lastimero, y el llanto imparable. Alicia estaba trabada sin poder hacer nada para parar eso y tenía viajando y desgarrando una terrible pija en el interior de su culo.

Lloraba, gritaba, intentaba moverse sin éxito, se mordía los labios lastimándolos, soplaba, se atoraba, todo junto ante una bruta rotura.

El negro mirándola sufrir a mares, empujó más su pija adentro diciéndole "Ya está mi vida, es mejor así, ya está adentro, ya tenés mas de la mitad dentro del precioso culito, relajalo bien, no hagas fuerza para afuera que no va a salir, besame y dejate penetrar toda, está muy duro pero pensá que voy a seguir metiéndola como sea, alíviame el trabajo, déjame entrar bien".

Pero para ella este era otro dolor, doblemente mayor, sentía desgarrarse todo el culo, sentía ganas de hacer todo pero estaba taponada, ahogada, llena, el pene lastimaba en serio y no tenía contemplaciones, dañaba, rompía, destruía todo a su paso.

Media hora tardó el culo en permitir un movimiento fluido y no trabado como hasta allí, se dilató y ella ahora estaba más aliviada.

Nuevamente el cerebro ordenó dar paso al placer, luego del terremoto.

Alicia despacio comenzó a sacar y meter el culo permitiendo a la pija golpear a gran velocidad hasta el fondo.

Rompía y rompía a ese culo ya desarmado.

Caminaba a sus anchas por esos pasillos doloridos pero ahora hambrientos, y el culo se comió al pene totalmente.

Casi una hora y media tardo la rotura pero el culo también recibió su gran dosis de leche.

Quedaron los dos trenzados en un abrazo , durmiéndose así.

Alicia continuó saliendo con el negro, ante la admiración de otras mujeres que sucumbieron en el intento.

Pero ella aterrizó, ya su inocencia dio paso al goce que sólo su actual pareja podía darle.

 

MILORD

Milord148@hotmail.com