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Valle del sol - Final

en No Consentido

VALLE DEL SOL – FINAL

 

Soy la Inspectora Mariela Bernat, y estoy en la casa que habitaban Roberto y Victoria, en el lugar donde ocurrieron todas la violaciones a las que fueron sometidas Victoria y luego su madre también.

Tengo 28 años, soy muy alta, 1,74 metros, comparada con compañeras de trabajo. Tengo el cabello negro azabache, largo y muy lacio con flequillo hasta mitad de la frente, mis ojos son marrones claros y grandes. Tengo un muy buen físico, cuidado por la constante gimnasia y entrenamiento que tengo en la policía. Soy soltera, me dediqué a la carrera y tengo la vocación que tuvo mi padre ya retirado de la fuerza policial.

Tuve solamente dos novios con los que salí aproximadamente 1 año con cada uno, pero mi dedicación a mi profesión terminaron haciendo fracasar los intentos de casamiento.

Soy muy seria, nunca dentro de la policía sufrí algún tipo de acoso o de bromas, me conocen bien, saben que no da mi perfil para eso y en contadas ocasiones conocieron mi risa.

Tengo una foja ejemplar, jamás me corrompería ante ningún soborno, lo saben, por eso me dan casos donde realmente hay que investigar y descubrir al culpable, sea quien sea.

En esta casa no veo a simple vista indicios de violencia, ninguna puerta esta forzada, no hay manchas en ninguna pared ni marcas en el piso, nada.

Los que entraron lo hicieron con llave, de eso no había duda, solo había que determinar como tenían las llaves.

Al rato que estaba allí me trajeron mis cosas, las acomodé en el placard de la pieza donde fue la violación, y salí a ver al dueño de la casa, uno de los cuales podía haber entregado llaves a alguien.

Mientras cerraba la puerta vi a un matrimonio mayor que estaban parados en la casa de al lado mirándome. No dijeron nada, por eso tampoco dije nada, subí a mi auto y me fui.

Llegué adonde vivía el dueño, era una casa grande en el centro del pueblo, toqué el timbre y apareció un hombre muy mayor, de unos 80 años casi, que me invitó a pasar cuando me presenté.

Le dije que yo iba a rentar la casa tal como habíamos acordado por teléfono, le di el dinero de dos meses y le pregunté quienes habían estado antes de Roberto y Victoria.

Me trajo los contratos y era gente de muy lejos. Después que me aseguró que siempre tenía las llaves él solo me fui.

Pasé por el lugar donde dejaron a Victoria tirada la última vez, miré pero no veía nada que me llamara la atención. Como hacía frío volví a la casa.

Vi de nuevo al matrimonio cuando guardaba el auto mirándome de la ventana de su casa.

Entré, prendí el hogar a leño del comedor, puse el arma arriba de la mesa, prendí el equipo de música que me habían llevado, me serví un vaso de licor y me quedé sentada pensando mientras prendía un cigarrillo.

Era un pueblo muy cerrado, iba a ser muy difícil sacar datos de los habitantes de allí, y la policía local no aportaba nada, solo tenía celos de nosotros porque invadíamos su jurisdicción, y algo me decía que ocultaban cosas, como que cubrían a alguien o a algunos, era solo presentimiento, no alcanzaba para presionarlos.

Solo me quedaban dos cosas por hacer, caminar el pueblo esperando encontrar a alguien que hablara y a alguien negro, y la otra era ofrecerme como carnada, si les interesaba me vendrían a agarrar en esta casa, solo esperaba no ser otra víctima..

Cené algo liviano, y me fui a la pieza a acostarme, pasé antes por el baño, y como la pieza estaba bien caliente por el hogar que calefaccionaba toda la casa, me empecé a desvestir.

Me saque el pantalón quedando con una tanga verde claro, me saqué el pulóver y la camisa, como dormía sin corpiño me lo saqué y me puse un buzo azul que usaba para dormir.

Me acosté destapada y me puse a leer un libro de suspenso que tenía por la mitad.

Tenía las rodillas flexionadas y mi culo apuntaba a la ventana y cuando estaba concentrada en el libro que estaba en la mejor parte sentí un ruido afuera, giré mi cabeza mirando hacia la ventana que estaba cerrada pero se veía a través de las hendijas de la persiana, no vi ninguna sombra , ni nada por lo que seguí leyendo, volví a sentir un ruido, esta vez como que alguien se tropezaba.

Dejé el libro en la cama, tomé el arma que estaba en la mesa de luz y así como estaba fui al comedor, no encendí las luces, me paré al lado de la puerta de entrada y tomando aire la abrí un poco para mirar. Afuera había mucho viento y al asegurarme que no había nadie cerca salí apuntando a la nada, a lo que se moviera. No había nadie, solo los árboles del jardín de entrada que se movían azotados por el viento, nada mas.

Volví a entrar y fui a la pieza, antes de retomar el libro pensé si ya no sería sugestión.

Al rato me quedé dormida con el libro sobre mi pecho.

Al otro día estuve en el pueblo buscando comida y tratando de entablar conversación con alguien, pero era como que me ignoraban o huían de mi.

Cargué las cosas en el auto y me metí en un bar chiquito, con solo 5 mesas a tomar algo caliente porque el día estaba muy nublado y hacía mucho frío.

Me vino a atender un chico de unos 15 años muy lindo, rubiecito, con ojos claros y le pedí un café doble.

Mientras me lo servía le pregunté si estaba solo porque no veía a nadie mas, me dijo que el padre estaba atrás preparando la comida para la noche. Estaba yo sola ahí, y le pregunté antes de que se fuera donde estaba el río y como se llegaba allí.

Me dijo que estaba como a 10 kilómetros y que la parte en la que se podía ir con auto era por el camino que quedaba al lado del campo de la "Comunidad".

Asombrada le pregunté que era la "Comunidad", y me dijo que era una gente que rehabilitaban drogadictos y tenían ese campo para eso. Cuando me estaba por contar mas, apareció el padre de atrás, lo llamó, le habló algo, el chico me miró y volvió solo para cobrarme ahora bajo la mirada atenta del padre.

Nadie me había hablado de eso, ni siquiera la policía de allí, quedé pensando un rato, salí, subí al auto y marché hacia el río.

Pensé que me había perdido en un momento y encima cada vez estaba mas negro el cielo, paré donde se terminaba el camino, en una tranquera que no decía nada, pintada de negro con los hierros blancos, al lado del río.

La casa se veía lejos, la tranquera estaba con candado y solo de ahí parecía una casona enorme, de dos plantas con una casa mas chica a unos 50 metros y un galpón mas lejos. Pero estaba muy lejos. Como empezó a llover, tenía miedo que el camino que era de tierra se pusiera intransitable, por eso me metí rápido en el auto, pegué la vuelta y me fui a mi casa.

Entré y estaba lloviendo torrencialmente ahora, prendí el hogar porque el frío era muy intenso, y me quedé ahí hasta entrar en calor.

Pensé en ese lugar y en quienes estarían allí y estaba convenciéndome que tenía la clave de lo que había pasado.

Como a la hora mi cuerpo se normalizó, prendí un cigarrillo, acomodé las cosas que había bajado del auto y me serví un vaso de licor.

Estaba sentada y escuchando la tormenta que estaba fuertísima, y decidí darme un baño caliente antes de comer.

Llené la bañera y con la espuma estaba mas que tentador, llevé el libro, me desvestí, y me metí adentro, a gusto de estar allí escuchando la lluvia en el techo. Estaba disfrutando del baño y miré dándome cuenta que había dejado el arma en el comedor, me reí pensando que si mi instructor se enteraba me diría de todo pues decía siempre gritándome en la cara "El arma la lleva hasta cuando va a cagar al baño", no estaba cagando, peor, me estaba bañando que duraba mas, volví a sonreir y retomé la lectura.

Como a la hora decidí salir, me sequé, me pasé la crema humectante por todo el cuerpo, me perfumé bien, me puse una tanga roja, me gustó como se me metía en el culo, y arriba un pulóver negro, sentí que seguía lloviendo a cántaros y salí. Fui al comedor y enseguida vi que el arma no estaba. Segura de que la había dejado allí, presentí lo peor, cuando intenté girar un terrible golpe en la cabeza me desmayó.

Me despertaron con sales, estaba sin atar, sobre la cama y sin el pulóver, solo con la tanga, no me podía mover, me di cuenta que estaba inyectada al sentir un dolor en mi brazo derecho. Vi a dos hombres a cada costado de la cama. Estaban con una bata negra larga y pasamontañas negros que le cubrían toda la cabeza, solo los ojos y los labios estaban visibles. Estaba muy mareada y vi que entraba alguien por la puerta, también estaba con la bata negra larga y el pasamontañas era rojo y tenía mi arma en su mano. Se paró en los pies de la cama, me mostró el arma, hizo con la cabeza señas que no, la dejó sobre una silla, vino al lado mío corriéndose el otro que allí estaba y ahí vi que era el negro del que había hablado Victoria.

Se inclinó sobre mi y me empezó a besar en la boca, no abrí mis labios, al contrario los cerré bien, se incorporó, me miró y me dio un terrible cachetazo que me dobló la cabeza, me acomodó de nuevo enderezándome y me dio un revés del otro lado de la cara que casi me desmaya. Me volvió a acomodar y con las dos manos empezó a apretar mi cuello hasta que notó que me estaba asfixiando y me soltó, tosí y traté de tomar aire, esperó a que se normalizara mi respiración, se volvió a inclinar y me besó de nuevo.

Entendí claramente que tenía que abrir mi boca, pues sino la iba a pasar peor de lo que me esperaba, por eso recibí su larga lengua sin resistencia.

Me besó un rato largo, metiendo su lengua y girándola con la mía, me abría la boca con la mano apretándome las mejillas y me escupía adentro obligando a que trague, me largaba mucha saliva y después que la tragaba me besaba. Tenía una sensación de asco total, porque hacía fuerza para escupirme saliéndole flemas amarillentas que me producían arcadas cuando las tragaba, y él muy tranquilo me cerraba la boca esperando que tragara para volver a besarme.

Luego bajó a mis grandes tetas y las apretaba con las manos y chupaba los pezones. Lo tuve media hora en mis pechos dejándolos colorados y los pezones inflamados .

Se incorporó, se sacó la bata mostrándome una terrible pija bien negra, larga y muy ancha, la puso en mi boca, y yo para no enojarlo, saqué mi lengua y la lamí un rato.

La pija ya se movía de lo dura y caliente que estaba entonces les hizo una seña a los otros, me dieron vuelta dejándome boca abajo, me sacaron la tanga, me abrieron mucho las piernas y sentí que el negro se acomodaba en mi espalda.

Con una mano me sostenían la cabeza para abajo, mi cara estaba casi enterrada en las sábanas y otra mano me apretaba para debajo de la espalda, uno de cada lado me agarro una mano y sentí que la pija ya tocaba el agujero de mi culo.

La presión para meterla era terrible, mi culo estaba bien cerrado y parecía no querer abrirse. Empecé a sentir un dolor tal que intentaba gritar sabiendo que no podía bien y me aplastaron bien sujetándome fuerte las manos. La pija insistía en meterse y mi culo en no abrirse y yo veía venir algo terrible atrás de eso. Y vino, la cabeza negra enorme esa empezó a vencer la resistencia que mi pobre culo ejercía y lo abrió y sentí que el mundo me aplastaba, que se metía por ahí atrás. Nunca imaginé que podía haber un dolor de ese tipo, agudo, punzante, lacerante, el dolor del desgarro, sin querer lloraba, veía luces, parecía que me iba pero seguía ahí, sentía que me estaban llenando por atrás a la fuerza, maldije estar ahí, maldije ser mujer, maldije ser linda, maldije haber nacido.

Sentía cono si me estuvieran abriendo con un hierro, caliente, me quemaba, y la pija estaba entrando ya la cabeza enorme esa estaba adentro, la sentía como un tapón que me destrozaba el culo, no podía parar de llorar, mordí la sábana hasta romperla, tenía un pedazo en mi boca.

Ya tenía bastante de ese trozo dentro mio y me acorde de mi instructor"El arma la lleva hasta cuando va a cagar", doble mensaje, dejé el arma, imperdonable, y sentía que estaba por cagar.

Eso adentro mío ya en una buena proporción me daba esa sensación, la de cagar.

Mientras yo estaba con toda la cara mojada de lágrimas y mordiendo ya el colchón, el negro hijo de mil puta ese también se dio cuenta de mis ganas y con la voz susurrante a mi oído y distorsionándola me decía" Que le pasa a este culito divino?, que estoy tocando?, esta llenito, tenemos que vaciarlo bien. Donde está esa mujer tan aguerrida?, aca llorando y cagándose encima. Tenes un culito hermoso, lo deseo desde que te vi, es durito, parado, un sueño.

No sos tan valiente, no aguantas mi pija en tu culo y encima me la vas a ensuciar toda, quiero verte avergonzada, humillada, llorando como una nena", y la metió mas gimiendo en mi oído y yo sentía que era mi fin, que no soportaría mas ese dolor que se multiplicada cada vez que la pija se metía un poco.

Intentaba moverme, algo, pero estaba bien agarrada. Empujó con un grito, esta vez sentí que se trababa dentro mío y la puntada fue fatal, ya no tenía fuerzas, me sentía un trapo. Siguió empujando y ahora sí sentí que la tenía toda dentro mío, estaba ahogada, reventaba, tenía nauseas y esa maldita sensación que pensar que me ensuciaría y estaría avergonzada para satisfacción de ellos.

El hijo de puta la movía, para que sufriera mas de lo que estaba sufriendo. Me respiraba en el oído y me decía a cada rato "la sentís bien linda?", "te duele?", "Aguantarás antes de llegar al baño?", la sacaba unos centímetros y la volvía a enterrar sabiendo que me hacía mucho daño y gozaba con mi dolor, me tuvo 15 minutos así, escarbando adentro, quería verme sucia, y empezó un bombeo infernal. Me daba para que me muera, aguanté un poco pero enseguida me venció el dolor. Sentía la cabeza entrando y saliendo en mi culo y era desesperante, lloraba y grité pero enseguida me aplastaron la cabeza contra el colchón. Me daba y gemía en cada enterrada. Por fin después de un tiempo que me pareció interminable acabó, la sacó y riéndose todos ellos me la mostró, estaba sucia de semen, sangre y bueno, eso que tantas ganas tenía de hacer.

Me la pasaba por la boca, me la abrían apretándome como cuando me escupía y me ensució toda la boca.

Se puso la bata y me entregó a los otros. Me dieron los dos por la concha, al segundo que era mas gordo lo tuve casi una hora y media arriba mío dándome con todas sus fuerzas y acabando una cantidad enorme de leche que me desbordaba.

Se fueron y quedé destrozada, era imposible moverme, me sentía una piltrafa humana, lloraba de la impotencia, de la humillación.

Amanecía cuando intenté moverme y lo hacía con muchísima dificultad, me dolía todo.

Llegué agarrada de las paredes al comedor y tomé el celular y llamé a mis compañeros.

A la hora pararon dos autos y entraron, me agarraron y yo lloraba abrazada al oficial que me acariciaba la cabeza.

Les dije que por favor no fueran a la pieza, no quería que vieran toda la cama sucia , era un chiquero y quería evitar esa vergüenza, se dieron cuenta y no fueron.

Me dijeron que me llevaban a la clínica y les dije que no, que no iba a denunciar y respiré aliviada entre tanto padecimiento cuando vi a un agente con mi arma en la mano, la había encontrado debajo de la mesada de la cocina, se ve que el negro la agarro de la silla en que la había dejado y la llevó adonde fue encontrada.

Les comenté lo de la "Comunidad" y me dijeron que no tenían orden de un juez y que yo lo sabía.

Les pedí tanto que me llevaron allá cuando me repuse un poco.

Después de andar por el barro, llegamos a la tranquera que estaba sin candado. No había huellas de auto, algo en contra porque si eran de allí, como volvieron?.

Llegamos con los dos autos y bajamos, éramos 7 . Salieron a recibirnos dos hombres de unos 30 años y después que nos presentamos nos hicieron pasar. Adentro era una casa muy grande y nos dijeron que los que estaban por la rehabilitación recién se levantaban. Nos mostraron el comedor y apareció un tipo de unos 40 años que nos preguntó si nuestra visita era oficial. Le dijimos que no pues no teníamos orden, nos miró fijo y antes que dijera nada, dijimos que nos íbamos, que estábamos allí por una denuncia no oficial.

No vi nada extraño, ni nadie me resultaba conocido.

Nos fuimos a casa y después de un par de horas les dije que ya estaba bien y que se podían ir.

No querían irse y me dijeron que mandarían a alguien para que se quede conmigo, pero les hacía entender que para atraparlos me tenía que quedar sola, que ellos volverían y el inspector me dijo "Mariela, ya estuviste sola y mira el resultado, la próxima puede ser fatal".

Tanto les pedí que se fueron. Me encerré bien aunque sabía que no vendrían hoy y con el arma me fui a bañar.

Esa noche estaba en la cama con muchos dolores. El culo estaba a la miseria me tenía que poner de costado, ni la tanga soportaba.

Me dormí con el arma bajo la almohada vencida por un terrible cansancio.

Al otro día me volví a bañar y me daba con agua fría en el culo porque parecía que tenía fuego allí.

A duras penas subí al auto y manejé hasta el centro para comprarme algo para la descompostura.

Me la pasaba en el baño y cada vez que iba de cuerpo era un suplicio.

El farmacéutico me dio unos comprimidos y otros para el dolor.

Volví a la casa, me encerré , prendí el hogar y otra vez escuché que empezaba a llover.

No podía sacarme a la "Comunidad"de la cabeza, sabía que ahí estaba la clave, pero me costaría convencer a mis compañeros pues no había visto nada y tenían temor a una denuncia por invasión a la propiedad privada.

Esa noche estuvo todo tranquilo, al otro día seguía lloviendo, ya parecía que era un temporal y recibí llamados de mis compañeros preguntando como estaba.

Decidí no salir, por la lluvia torrencial que caía y para terminar de reponerme. Tomaba los comprimidos y estaban haciendo efecto. El dolor había cesado bastante y la descompostura también.

Estaba junto al hogar, y me serví una copa de licor.

Era de noche y yo seguía a régimen para dejar tranquilo al estómago después de tanta descompostura.

Eran las 9y30 de la noche y me senté mirando al hogar cerca del fuego. Tenía el arma en la mesita de al lado. Me quedé dormida, me despertó un ruido, por instinto estiré la mano hacia donde estaba el arma pero recibí un nuevo golpe en la cabeza y otra vez me desmayé.

Otra vez en la cama drogada, pensé, no, de nuevo!!!!!!!!!, estaban los dos tipos y apareció el negro pero esta vez sin ocultar la voz me dijo "Fuiste muy lejos querida y esta vez tenes que tener un escarmiento. Primero te voy a terminar de romper el culo bien roto, quiero que no puedas caminar por unos días, que te cagues encima por la calle, y después con este bisturí te voy a cortar la lengua para que dejes de hablar y joder", me mostró un bisturí, lo dejó en la silla y le hizo señas a los otros para que me acomoden.

Me dieron vuelta y me abrieron de piernas, el negro me dijo "Esta vez vas a sufrir un poco mas, pero te va a gustar, te voy a poner una enema y con el agua adentro te voy a enterrar la pija en el culo así te limpiamos bien por adentro, vamos a ensuciar un poco pero te vas a sentir muy liviana después, me lo vas a agradecer".

Era un enfermo total el hijo de puta y yo su juguete.

Sentí que venía del baño y sentí que me agarraban bien y una cánula se metía en mi todavía dolorido culo. Sentí el agua bastante caliente empezar a entrar, al rato me sacó la cánula, y me empezó a meter la pija.

El acabóse, el fin del mundo, la cabeza de la pija se metía con el agua adentro y me sentí un globo al que seguían inflando y estaba a punto de estallar.

Era una botella de gaseosa agitada y con un tapón, lloraba a mares y empezó a bombearme el culo, al rato la sacó y el desastre. Ahora lloraba de la vergüenza que sentía, no podía retener y era una canilla por atrás, ellos miraban excitados y el negro me acariciaba las nalgas y me empezó a besar la cara bañada en lágrimas y aplastada contra el colchón. Esperó muy paciente que salga todo y así nomás me enterró la pija hasta el fondo y me empezó a dar para matarme. Ya el culo estaba totalmente roto pero el dolor no cedía, no se como escuche sonar el celular, estaba bajo pero lo sentí y ellos no, al rato paró y no sonó mas, una mínima esperanza renació en mi.

Me daba duro en el culo, la metía toda, la sacaba toda, la volvía a meter y me lo bombeaba aplastándome las nalgas de la furia. Después de lo que calculé casi una hora me levantó un poco la cadera y me la enterró en la concha. Me daba tan duro como en el culo, yo ya no podía ni llorar.

Pasaron que calculo media hora mas y se sintió un estruendo en el comedor y cuando quisieron reaccionar tres hombres de mi querida fuerza estaban a los gritos apuntando con armas largas a los tipos. Al negro lo sacaron a los golpes de arriba mío, y entre las lágrimas vi entrar a mi jefe en persona. Se inclinó hacia mi y me abrazó, yo, presa de una crisis de nervios le dije "No mire Señor, estoy toda sucia, soy un asco, por favor no mire", cerró los ojos y con mi cabeza en sus manos me acarició la cara y me decía que todo pasó, que no estaba sucia, que él no miraba.

Me llevaron muy despacio al comedor y vi que tenían a los tipos contra la pared, había mas de 12 hombres de la Federal y cuatro de la local que estaban serios cooperando.

Les sacaron los pasamontañas y les vi las caras.

Los dos blancos eran de unos 40 años, uno canoso y el otro rubio, el negro tendría 35 años, la cabeza rapada y cara de asesino depravado.

Ellos me miraban y yo a ellos.

En el destacamento de la policía local y con un secretario de un juez de la Ciudad nuestra confesaron que pertenecían a la "Comunidad", que ellos agarraron a Victoria, la madre, y varias mujeres que estuvieron en esa casa y que no denunciaron nada, que los viejos vecinos les indicaban los movimientos de las mujeres de allí y les dieron las llaves para entrar y que la "Comunidad" financiaba a la Policía local, autoridades del pueblo y a la clínica donde Roberto estuvo y por eso tenían impunidad.

Fueron presos ellos, los viejos y se removió a todas las autoridades empezando los juicios.

Estuve 1 semana internada en la clínica atendida ahora por médicos que vinieron de la Ciudad nuestra.

Volví a la casa con dos compañeros a buscar mis cosas, y cuando salí para irme, me di vuelta y la miré. En ese momento me pareció un castillo del horror, subí al auto y nos marchamos.

Como policía que soy, tuve varias experiencias mas después no muy agradables, pero eso lo decidirán ustedes si quieren que se las cuente.

MARCEL MILORD

Milord148@hotmail.com