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Una cosa muy perversa

en Fantasías Eróticas

UNA COSA MUY PERVERSA

 

No siempre la perversión es humana, a veces es inexplicable.

Si quien tiene una experiencia inexplicable para la mente humana la esconde, deja la puerta abierta para que otro entre, pero si la cuenta, corre el riesgo de terminar en un manicomio, que es lo que me sucedió a mi y a mi madre.

Desde un manicomio, en un pabellón para mujeres con alteraciones graves, aunque no peligrosas para otros pacientes,estoy con mi madre esperando el alta psiquiátrica que nos prometieron para la semana que viene.

Iremos a nuestra casa, pero jamás estaremos tranquilas, aunque los médicos, creen lo contrario.

Yo soy Cecilia, tengo 24 años, y mi madre es Susana y tiene 47 años.

Ahora estamos muy desmejoradas físicamente, flacas y pálidas, pero vamos de a poco mejorando.

Pero voy a la fecha y al momento del horror.

Yo tenía 22 años y mamá 45.

Vivíamos solas en un departamento, pues mi padre, según cuenta mamá, se fue con otra mujer cuando yo tenía tan sólo 6 años, y nunca más apareció.

Yo no lo recuerdo muy bien, tal vez, al tomar conciencia con el tiempo de lo que hizo, trate de borrarlo de mi mente.

Mamá trabajaba en un estudio jurídico, y yo en una empresa como secretaria.

Mamá era muy linda mujer, alta, delgada, de cabellos rubios oscuros, ojos verdes, con un cuerpo muy atractivo, teniendo muy buenos pechos.

Yo era de estatura mediana, también rubio oscuro era mi cabello, con ojos verdes y flaca, pero con buena figura y pechos medianos.

Llegaron las vacaciones de invierno, y combinando en los trabajos con mamá, conseguimos que nos toque juntas salir.

Como un hermano de mamá, estaba muy grave de salud, decidimos ir a verlo, pues sabíamos que no le quedaba mucho de vida.

Mi tío vivía en el norte, en una ciudad chica, junto a su mujer, sin tener hijos.

Nunca habíamos ido allí, y mi madre solo mantenía contacto con él por carta.

Fuimos en avión, y al llegar a su casa lo vimos muy mal, estaba en cama y no reconocía a mamá.

Visiblemente impactadas, nos sentamos en el comedor a hablar con su mujer, que estaba conmocionada ante ese cuadro.

Al rato entró una mujer muy vieja, que luego de saludar a mi tía fue a la pieza donde estaba mi tío.

Mi tía nos explicó que era una mujer rara, que vivía sola en un caserón, a 10 cuadras de allí, no recibiendo jamás visitas, y que hablaba solo con ellos, pues mi tío, que era policía de la ciudad esa, le había impedido varios allanamientos que le quisieron hacer a la vieja, tocando influencias, sin saber mi tía explicar el porqué de los allanamientos.

La vieja salió de adentro, y con muy poco diálogo compartió la mesa, solo al rato y luego de escuchar que mamá dijo que iríamos a un hotel dijo "Vengan a mi casa para no gastar, total allí sobran habitaciones", ante la sorpresa de mi tía.

Mi madre, luego de mirarme y ver mi aprobación, aceptó, mientras mi tía no salía del asombro.

Antes de salir para allá entramos los cuatro a la pieza donde estaba mi tío, y la vieja, acariciándole la cabeza le dijo "Ponte contento Luis, tu hermana y tu sobrina vienen a casa, todo va bien por suerte", mientras mi tío trataba de reír sin conseguirlo.

Llegamos a la casa, que era tétrica de lo vieja y gris, pero muy grande.

Nos sentó en un comedor gigante, mientras ella servía licor.

Luego de un largo rato de charlar y tomar, sentí un ruido a mi espalda, en el pasillo, y cuando giré para mirar vi una sombra que cruzaba la puerta por el pasillo.

"¿Tiene un perro?", le pregunté a la mujer.

"No es un perro. Es algo que trajimos con tu tío de la selva y lo tenemos guardado aquí. Nadie se tiene que enterar porque lo llevarían y lo matarían. La gente acá lo que no entiende lo quiere destruir.Tu tío evitó varias veces que entren, porque acusan al pobrecito guayra de hacer cosas que nunca hizo. Yo se los muestro, pero ustedes por su tío, me tienen que jurar que no dirán nada".

Mi madre y yo le juramos como cinco veces que no saldrá de nosotras.

Y la vieja, luego de pararse e ir en busca de su secreto, apareció con algo que nos dejó, mudas.

Traía de una mano a un ser de un metro aproximado de altura, todo pelado y blanco, con la piel rugosa, los brazos que casi rozaban el piso, y los ojos saltones y muy grandes blancos.

"¿Qué es eso?", dijo mi mamá adelantándose a mi, mientras nos levantamos del susto.

"Tranquilas, esto es una especie de animalito, que según deducimos con Luis, sobrevivió en la selva a través de siglos. Todos lo creen extinguido hace muchísimo tiempo, pero nosotros de casualidad lo vimos y con mucha paciencia lo pudimos traer para salvarlo de los cazadores. Se decían muchas cosas de él, pero son todas mentiras, dijo la vieja.

Mientras nos volvimos a sentar, creyendo ver a eso también asustado por nosotras, ese ser horrible, pero hasta allí muy tímido nos miraba de atrás de la vieja y noté que tenía colgando algo entre las piernas muy raro, por lo que pregunté "¿qué es eso que le cuelga abajo?".

La vieja riéndose sin dientes me dijo "Pero hija, eso demuestra que es un macho".

Durante ese día con mamá lo pasamos mirando ese extraño ser, y dándole de tomar agua al entrar mas en confianza.

Le pregunté qué comía, a lo que la vieja me contestó que tomaba agua y otra cosa que hacía rato que no conseguía. No pregunté que era eso, porque me pareció mucho por un día.

Luego de cenar y con eso siempre mirándonos pero animándonos a tocarle la mano y a hablarle aunque él no respondía, la vieja nos llevó a una habitación con cama doble, diciendo que las otras no tenían cama.

Nos acostamos las dos en ropa interior, con bombacha corpiño y una remera cada una.

Mientras leíamos ví que la puerta se entronaba un poco, asomando la cabeza el bicho, mirándonos detenidamente.

Con mamá lo miramos y le hablábamos, pero él mantenía distancia mirando, lo que noté nuestras zonas bajas, eso era nuestros culos y vaginas.

Le dije a mamá que como era macho no había que dejarlo mirar mucho, por lo que nos tapamos con la sábana, retirándose él enseguida.

Al otro día y como presintiendo haber sido miradas por el ser de mucho más cerca mientras dormíamos, fuimos a hacer compras por la ciudad, preguntando antes de salir por el bicho, a lo que la vieja nos contestó que de día duerme.

Mientras mamá elegía un pulóver, fui a una librería que estaba enfrente atendida por una mujer grande.

Le pregunté si tenía algún libro sobre el guayra. Ella mirándome seria me dijo "¿Dónde escuchaste eso?", a lo que respondí que me había hablado un pariente mío sobre algo así .

Ella me dijo "El guayra no es algo común para la gente de donde venís vos. No se sabe si existió o no, se dice que estaba en la selva, pero no hay datos ciertos. No hay libros de él, solo testimonios de mujeres, en edad de merecer, que dicen que fueron seducidas por ese animal por llamarlo de algún modo, no pudiendo resistirse, para ser penetradas violentamente y él chupar todos los fluidos de sus vaginas, que según dijeron es su alimento preferido.

Pasa todo un día con sus víctimas, penetrándolas vaginal y analmente, de forma muy dañina, es salvaje. Pero todo lo que te digo son testimonios de hace muchos años, pruebas nunca hubo, a pesar que se llegó a pagar recompensa por cazar uno.

Lo que te digo es por escuchar de generaciones anteriores,lo que nunca vieron realmente.".

Escuché el relato de la vendedora aterrada, pero en el fondo y por mi deducción, me parecía que exageraba a medida que hablaba.

Ese bichito no podía seducir a nadie, simplemente porque era horrible, y por su aspecto parecía totalmente inofensivo.

Aparte no supo describírmelo, cosa que denotaba que hablaba sobre comentarios que seguro se iban agrandando a medida que pasaban de boca en boca.

Evidentemente, era una gran mentira, ante algo desconocido.

Yo luego me daría cuenta, que mi pensamiento era el comienzo de la seducción del ser ese.

Volvimos con mamá a la casa, y yo no le comenté nada de esa estupidez que escuché.

Esa noche, luego de jugar las dos con el bicho, haciéndolo tratar de dibujar con un lápiz, cosa que no entendía para nada, nos fuimos a acostar con mamá.

Estábamos las dos intranquilas, no sabíamos que nos pasaba.

Mamá dijo que no soportaba el calor que tenía, y quedó en bombacha y corpiño, moviéndose inquieta.

Yo tenía como fuego en mi vagina y supuse que eso era lo que tenía ella..

A todo eso, el bicho estaba parado en la puerta que había abierto sin darnos cuenta, mirándonos.

Las dos giramos la cabeza, y lo vimos.

Mamá me dijo "Míralo, está allí, ¿Lo hacemos pasar?".

Pero apareció la vieja, lo tomó de un brazo y lo llevó, apareciendo al rato.

Nos preguntó que nos pasaba, a lo que mamá le respondió "No sé, estoy muy rara, debe ser el ver a mi hermano así, no sé, casi no puedo dormir".

La vieja me miró, comprobando que yo estaba igual, y nos dijo "Yo sé como se sienten, pero es muy rápido todavía. El guayra todavía no puede jugar aquí con ustedes, mañana tal vez, pero esta noche no", cerró la puerta y se fue.

Dormimos no sé cuanto, pero me desperté a las 4 de la mañana muy excitada, con una mano en mi vagina tocándola, mientras mamá dormía pero respirando agitada.

Al otro día, nos quedamos en la casa, luego de ver temprano al tío, que parecía que quería decirnos algo pero no podía.

Mientras estábamos con la vieja en el comedor, mamá, que estaba enseñándole al bicho a agarrar un libro que se le caía, en ese juego, el bicho le rozó la cola con su mano, a lo que mi mamá le dijo "¿Qué querés hacerme puerquito? Eh.".

La vieja se levantó, tomo al bicho nuevamente de la mano y lo llevó no sé adonde.

Cuando volvió nos volvió a decir "Este bicho siempre gana, está muy alterado por ustedes, y ya quiere su parte. Esta noche si quieren jueguen con él, pero cuídense".

Terminamos de cenar y nos quedamos un rato sentadas hablando, pero el bicho no apareció desde que la vieja lo llevó.

Nos fuimos a acostar, y la peor de las pesadillas comenzó.

Mamá quedó sólo en bombacha, algo muy raro en ella, sin corpiño, y era como si estaba desesperada por un hombre en ese momento, y yo estaba casi igual, conciente de que me pasaba algo que jamás me había pasado.

Se abrió la puerta, y apareció el animalito.

Esta vez entró, hasta colocarse frente a la cama y nos miraba, pero ahora su cara no era tan inocente, los ojos estaban ya como poniéndose rojos de a poco, sus extrañas manos se movían constantemente y su miembro viril me parecía que estaba un poquito más levantado.

Lo miramos, y por mi parte me quería resistir por dentro, pero no podía controlarme y le dije "¿Querés venir a la cama a jugar con nosotras?".

El bicho, que entendía muy bien todo, esbozó una especie de risa, dejando ver dientes largos y una lengua que salió para afuera, roja, y muy larga que se movía saliendo y entrando.

Estaba perdiendo de a poco su inocente y divertido aspecto, para ir transformándose en algo indefinido y como recordándonos que era macho.

Mamá lo miró, media desencajada, y le dijo "Vení querido, subí acá, no se que tengo, pero siento que debo jugar con vos".

El bicho estaba cada vez más horrible, ya los ojos estaban casi totalmente rojos, las manos no paraban de moverse, de la boca y entre esos grandes dientes, caía como una especie de saliva pero más espesa, y el miembro seguía cobrando tamaño.

El animalito se subió a la cama, soplando fuerte por eso que parecía nariz, y emitiendo gemidos bajos pero audibles, colocándose en el medio de nosotras.

Mamá le acariciaba la pelada cabeza y yo le tocaba el pecho, mientras él, con la boca abierta y ya gimiendo más fuerte y respirando a mayor ritmo, puso una de esas raras y arrugadas manos en una teta de mamá apretando con mucha fuerza.

Mi madre le dijo "Despacito, no te pongas tan loco ¿Tanto te gustan los pechos?, sos medio asqueroso vos".

Pero me dí cuenta que ya sin poder resistirnos estábamos bajo su poder y que él no debería ser tan ignorante en materia de sexo.

Siguió apretando la teta de mamá y mostrando los dientes a ella, le acercó su cara horrible y ya transformada en lujuria, y sacó su larga e indefinida lengua, metiéndola en la boca de ella.

A todo eso como notó que yo le frotaba la espalda, y para no dejarme sola mirando desde atrás, estiró su brazo hacia mi y puso su mano sobre mi vagina, tocándola por arriba de mi tanga.

Luego de meterle la lengua tan adentro a mi mamá, que más de una vez la obligó a empujarlo del pecho para atrás, fue a los pechos de ella y se prendió de allí, estirando los pezones para afuera de una manera tal que pensé que los sacaba de su lugar.

Mamá gemía al ser chupada de esa manera, y yo gemía pues su mano frotaba mi vagina y la apretaba a un ritmo enloquecedor.

Cuando el ser vió que se acercaba un orgasmo, sacó rápidamente la bombacha de mamá, enfrentó su cara a la vagina,le abrió bien las piernas,le mostró esos grandes dientes y justo en el momento del orgasmo, enterró su cara en la concha.

Mamá se arqueaba para arriba, de lo que supongo el bicho estaría haciendo ahí.

Gemía y gritaba, mientras el bicho hacía ruidos de succión fuerte en esa zona.

Mamá le tomaba la cabeza y le dijo con voz temblorosa "Salí de ahí por favor, que no aguanto más, sácame esa lengua, me vas a matar".

Pero él seguía absorbiendo todo, alimentándose.

Cuando con su mano en mi vagina notó que seguía yo con un orgasmo, se desprendió de mi mamá con la boca sucia de líquido que sacaba de allí, y vino, previo sacarme la tanga y abrirme de piernas, directo a mi concha.

Ahí comprendí a mamá. Metió su gran lengua muy adentro, mientras la movía , y cuando tuve el orgasmo, comenzó a succionar todo los líquidos, siempre activando el proceso con la lengua, y rozando con sus dientes mis labios vaginales.

Succionaba con tal fuerza que me hizo arquear del placer pero también del dolor que allí sentía.

Lo tomé con mis manos de su cabeza, como para separarlo un poco pero estaba prendido allí.

Cuando creo que terminó, al no encontrar mas nada, pasó su lengua por mi clítoris para activar otro orgasmo.

Pero creo que desistió para más tarde eso y mirándome, era como que me decía que quería introducir otra cosa en mi vagina en lugar de la lengua.

Siempre de costado hacia mí, y cuando mi madre empezaba a besarle la rugosa espalda, me tomó de la mano, clavándome sus rojos ojos en los míos, y la llevó a su pene.

Sin poder decir nada, ahora lo ví. Había crecido muchísimo.De largo tendría unos veinte centímetros,pero de largo, creo creo que 7 y la cabeza llegaba a los diez.

Era todo un palo, sin la piel que tienen los hombres.

Mirándome siempre, como para que no salga de su dominio, yo era conciente de ese palo que buscaba refugio dentro mio, pero no podía hablar.

Se colocó encima mío, luego de abrirme todo lo que pudo las piernas, y empezó a introducirlo mientras con sus dientes golpeándose pegó un grito seco.

Era algo imposible aguantar esa cosa espeluznante que porfiaba por entrar.

Mi dilatación era terrible y la cosa por fín, rompiendo reglas de la naturaleza, metió esa cabeza para comenzar a explorar una vagina humana que tanto le atraía.

Instintivamente, y ante un terrible dolor que hacía eco hasta en el pecho, traté con las manos de pararlo, pero me las atajó al vuelo, y sosteniéndolas contra el colchón, siguió penetrando sin importarle mi situación.

Me miraba ahora con la lengua afuera tocando mi boca, pero nunca dejando de panetrarme.

El desgarro que sentía era terrible, el dolor se me hacía insoportable y su dañina pija no paraba de entrar.

Por fín grité, me retorcía llorando para todos lados, sintiendo como un tronco me llenaba por dentro con su gran tamaño, y cómo esa terrible cabeza seguía su camino destructor sin parar.

Mi madre, presa de una locura por la calentura le decía por la espalda "Despacio bebé, que es chica, y le duele, hacedlo despacito para que su conchita se acostumbre a tu hermoso palo".

Mientras la escuchaba dar consejos para que el desastre fuera mas lento, seguía luchando a los gritos para que frene la carnicería ahí abajo.

Pero él inmutable, tenía ahora su lengua jugando con la mía, hasta que por fin creo llegó al fondo.

La entretuvo un rato allí, para comenzar a meter y sacar lentamente.

Por suerte, dentro de toda la desgracia, la sacaba más de la mitad y la volvía a enterrar toda, pero el ritmo era bastante lento.

No quitaba eso, que semejante cabeza en movimiento, provocaba dolores, ardores, y creo que algún desgarro aunque no de los mayores.

Seguía y seguía al mismo ritmo, pidiendo yo que por lo menos lo mantenga. Era terrible el dolor pero soportable.

Mi concha ya recibía al tronco más aliviada al haberse adaptado a algo que jamás hubiera soñado que entraría allí.

Pensé que si lo acompañaba, tal vez acabaría más rápido, sacando eso de adentro mío.

Me moví, aunque me costaba mucho soportar el dolor, lo tomé con mis manos de lo que por su ubicación sería su culo, afirmándome allí , comenzé el movimento.

El bicho seguía con su ritmo, pero estaba más animado, como conforme con mi actitud colaboracionista.

Luego de un tiempo, y siempre con mi madre lamiéndole la espalda, la sacó violentamente, pegando yo un sacudón con grito incluido, y rápidamente y abriendo mi boca con su mano llenó mi garganta de un líquido medio verdoso como gelatina pero horrible.

No sé cuanto tragué de eso pero me hizo vomitar, y él volvió como loco a meter su cara en mi concha ya abierta al extremo y succionó todo lo que allí encontró.

Mientras yo quedé desarmada y destrozada boca arriba, él se dio vuelta para ocuparse de mamá que por la calentura ignoraba lo que le esperaba.

Ella se puso sola de costado, dándole la espalda al animal, pensando que su vagina, ya acostubrada a haber tenido una hija, recibiría mucho más a gusto al pene ese.

Pero él le dobló una pierna dejándole la rodilla a la altura del pecho de ella, mientras la otra pierna estaba estirada, y sin que mamá supiera decidió cambiar de agujero.

En un rápido movimiento, puso la fenomenal cabeza del pene en el ano de mamá, y antes que ella tomara conciencia que todo venía mal, comenzó a introducirla.

La presión terminó por hacer ceder al culo de mamá, mientras la cabeza ya encontraba otra puerta, que chirriando, pero se abría.

Mamá manoteaba los bordes de la cama, y gritaba que parara, que por ahí no, pero el bicho no se había equivocado, sabía bien lo que buscaba.

La cabeza se escondió en un culo que daba impresión de tan abierto que estaba, y mamá luego de soportar la intrusión, y sintiendo que la cabeza iba por más, se desmayó.

Pero él siguió, ahora aliviado al no escuchar gritos, enterrándosela toda y comenzando a mover su pija a manera de taladro.

Yo lo tomé por la espalda y le dije "Pará que se recupere, la vas a hacer mierda, sácala un rato".

Giró su cabeza mostrándome los dientes como un perro al que le quieren sacar la comida, lo que hizo que me fuera para atrás, y continuó rompiendo a mamá que inconsciente no sabía que su culo pronto no serviría mas para nada.

Casi media hora le perforó el culo inerme, y la sacó, pero viendo que mamá no reaccionaba, nuevamente fui yo el depósito para su descarga.

Fue a la concha de mamá y se vé que algo encontró porque se quedó un rato succionando.

Al rato, y él sin dar tregua, pues ahora, puso su asquerosa pija en mi boca para recibir lengüetazos, luego de un rato de intentar que la chupe, cosa que era totalmente imposible, pues jamás mi boca podría abrirse tan grande, mamá comenzó a recobrar el conocimiento dándose cuenta por el dolor y al tocarse que su ano estaba en rotura total.

Estaba florecido para afuera, y mamá casi llorando.

Se vé que le gustó mucho el efecto anal al bicho, porque empezó a darme vuelta, buscando dejarme boca abajo, a pesar que yo me quería resistir con fuerza.

Como vio que yo no entraba en razones, me miró y como transmitiéndome algo sin hablarme al rato me aflojé, y haciendo lo que pedía , quedé sin poder resistirme con el culo para arriba, como ofreciéndolo para el sacrificio.

Se puso encima mío y la cabeza comenzó a buscar romper otro sitio nuevo.

Me ahogaba llena de dolores y ardores, cuando la cabeza doblegó al agujero de ano.

No me desmayé aunque pedía hacerlo.

Sentía que me estaban destrozando y no había perdón para mí.

Seguía esa vívora picando con saña mi culo, como buscando, aunque sea a costa de romperlo, entrar.

Y lo hacía a cualquier precio, como sea, con sangre o sin ella, con extremado dolor y soportando gritos de súplica para parar ese martirio que no disminuía siquiera.

Veía todo girar alredor, mis ojos empañados totalmente por las lágrimas, parecían querer salir de sus órbitas.

Cada milímetro que entraba era una insoportable puntada en el vientre.

Así estuve, tan ahogada que no gritaba, solo buscaba aire que me parecía faltar.

Hasta que llegó al punto máximo de penetración, lo que a mí parecía que estaba alojada en mi vientre.

Era la más grande de las vívoras que buscaba su presa en mi cueva.

Asi, mientras yo estaba con la cabeza levantada y mi boca toda abierta buscando desesperada respirar, la anaconda comenzó a moverse dentro de mi culo, tratando de abrirlo para no estar tan apretada.

Dolor,dolor,y más dolor, era todo lo que sentía, no había gozo, solo dolor del peor.

Y eso dentro mío no detenía su horrible invasión, seguía su movimiento continuo, notando que el culo, ya roto y maltrecho, ahora cedía a su presencia.

Ni idea cuanto pasó, el tiempo se perdió dentro mío, hasta que sentí que eso comenzaba a salir, pero sin dejar su última marca al salir la cabeza a respirar.

Corrió esta vez a la boca de mamá, yo no estaba en condiciones de tragar otra cosa que fuera aire.

Le llenó la boca de su líquido, mientras yo sentía con la mano, las hemorroides recién formadas y con sangre tratando de descargarse.

Tremendo, horrible, indescriptible, era mi estado.

Girando como pude la cabeza, vi que mamá ahora recibía lo suyo por la vagina, eso no paraba nunca, seguía y yo me preguntaba hasta cuando.

Mientras mamá gritaba como loca, pero al rato su concha, ya acostumbrada a abrirse bien al recordar mi paso por allí, recibió al monstruo y lo acogió dentro suyo.

Mamá ahora sentía que era penetrada por algo que jamás lo volvería hacer y gozaba con cada empujón tratando ella que llegue al fondo.

Miré por instinto hacia la puerta, y vi parada a la vieja, mirando como su bebé destrozaba a dos mujeres por cuanto agujero se le cruzara.

Luego de llenarle a mamá otra vez la boca de ese líquido y alimentarse en su vagina, sentí con horror como volvía a darme vuelta.

Otra vez no, dije sin ser escuchada, pero él parece haber dejado algo pendiente en mi ano, y volvió para terminar el trabajo.

Lo último que sentí fue cuando su cabeza me volvió a romper el agujero con saña y comenzó a entrar, de allí en más perdí el conocimiento.

Cuando me desperté, estaba sola con mamá en la cama, la sábana con sangre en mi lado y en el de ella, sin poder siquiera girar para un costado, totalmente rota, avasallada, destruida, pensé ¿Qué hombre a partir de ahora podría hacerme feliz?.

Miré a mamá que estaba llorando del dolor, y mientras me miraba aumentaban sus lágrimas.

Estuvimos todo el día allí, atendidas por la vieja, que nos ponía cremas caseras en nuestros destrozados culos.

A los dos días nos fuimos, mi tío había fallecido.

Nos fuimos en silencio igual que la vieja de esa manera nos vió partir.

Al llegar a nuestra casa y luego de pensarlo y hablarlo mucho, decidimos contarlo, para evitar que otras mujeres fueran víctimas de ese encanto horrible.

Nos hicieron estudios y análisis.

Los médicos y los psiquiatras llegaron a la conclusión que fuimos violadas por tipos con grandes penes ocasionando los daños que teníamos.

No entendieron nuestra versión de los hechos, siguieron con su violación traumática, decidiendo que debíamos internarnos para sacar de nuestra psiquis ese personaje inventado por el subconsciente para ocultar la vergonzante violación.

Ahora les dimos el gusto, reconocimos una violación sufrida por cuatro tipos muy desarrollados virilmente.

Ellos satisfechos, preparan nuestra alta médica, pero nosotras sabemos que jamás olvidaremos eso, aunque quisiéramos creer en la versión médica.

MILORD

Milord148@hotmail.com