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Valle del sol - El regreso

en No Consentido

VALLE DEL SOL – EL REGRESO

Llegué a la casa de mi madre, y la abracé apenas salió a recibirme.

El Inspector me dejó y luego de darme su número de celular se marchó, prometiéndome que cualquier novedad me la diría.

Mi madre me preparó algo para tomar, y le conté todo, lloraba en mi relato y ella estaba escuchándome en silencio.

Mi madre, Nadia, tiene 48 años, es ucraniana, y a pesar de hacer mucho que está acá le cuesta hablar, es viuda pues mi padre murió de un infarto cuando yo tenía 11 años, nunca mas salió con otro hombre, vive sola con una mujer que va 3 veces por semana a hacerle la limpieza. Tiene la jubilación de mi padre mas dinero que tiene invertido fruto de los buenos negocios que mi padre hacía. Es rubia bien amarilla como yo, ojos celestes, el cabello le llega a los hombros, un poco rellena de cuerpo pero sin ninguna arruga y solo son 5 o 6 kilos los que tendría que bajar. Fuma mucho y a veces toma, costumbre que le quedó de su país pues era algo que mi padre no le pudo dominar. A pesar de eso, jamás llegaba a emborracharse. En general, es una mujer muy apetecible y viste con ropa ajustada que marcan sus curvas bien pronunciadas.

Ella está muy arraigada a las costumbres familiares, y quería a Roberto diciendo que era el hombre ideal para mí.

Por eso me escuchó y me dijo" Victoria, es terrible esto que me contas, yo solo pregunto. No habrás hija provocado en cierta manera a tipos paseando sin darte cuenta en ropa interior por dentro de la casa pensando que nadie te veía?, vos sabes, hay gente muy enferma, y Roberto?, lo vas a dejar allá?, de alguna manera tendrás que volver, él debe estar sufriendo mucho".

Le dije que si por cada chica que se ve en ropa interior se justifica que la violen, ya no entendía nada. Y Roberto si sufría tanto porque no vino para acá a verme.

No dijo nada, me preparó mi cama de soltera que ella conservaba igual que cuando yo estaba, me acosté y desde la cama escuché que ella hablaba con Roberto.

Pasaron 3 días, hablé dos veces con Roberto que me pedía que vuelva diciéndome que con todo lo que pasó los tipos que me habían violado ya no estarían mas en el pueblo y que estaba toda la federal invadiendo el pueblo buscando pruebas e interrogando a todos los habitantes de allí.

Mi madre en el fondo me daba a entender que yo me drogaba. Discutimos por eso mucho, pero yo sabía que se le había puesto eso en la cabeza e iba a ser muy difícil que se lo saque.

A los 15 días la presión era insoportable, tanto de Roberto que me llamaba hasta 3 veces por día como de mi madre que me decía que me defina, pero que si me separaba ella no me iba a tener.

Estaba acorralada y presionada, a todo esto a nadie se le ocurrió que yo tuviera una terapia y cuando lo propuse me dijeron que eso era confirmar mi adicción.

Un día mi madre me dijo que ella estaba dispuesta a ir conmigo a Valle del Sol por unos meses hasta que yo me arraigara y quedara tranquila allá.

Al no saber que hacer acepté, pero mientras ella estaba preparando su valija, yo fui a hacer las compras y de un teléfono llamé al inspector y le informé de la novedad.

El inspector me dijo "Victoria, lo lamento, pero en eso no podemos interferir. No hay nada todavía, es muy difícil trabajar en un pueblo tan cerrado como ese donde hasta la policía local coopera a regañadientes. Para colmo de males me trasladan a otro distrito, pero en mi lugar viene la Inspectora Mariela Bernat, que es muy eficiente, aparte de ser joven y muy bonita, eso lo digo como hombre nada mas, yo le doy el celular de ella, ella está informada de todo y la va a atender, sabiendo lo que me cuenta le diré que la vaya a ver ni bien usted llegue para que se conozcan."

Me apenó que se fuera pero me tranquilizó que viniera alguien que se ocupara de mi.

Preparé mis cosas y al otro día estábamos saliendo para Valle del Sol con mi madre.

Llegar me causó un frio interno muy feo, se me cruzaron todas las imágenes de nuevo.

Bajamos del auto de mamá y estaban los viejos vecinos en la puerta de su casa, al verme vinieron corriendo a saludarme.

No me simpatizaban esos dos, pero los tenía que aguantar, les presenté a mamá y enseguida salió Roberto de nuestra casa.

Me abrazó y me besaba con lágrimas. Saludó a mamá y entramos.

Tomamos un café que preparó él, dijo que pidió permiso para no ir al trabajo hoy.

Estábamos sentados y mientras ellos me trataban como una reina sonó el timbre. Pensé que eran los viejos, Roberto fue a abrir y luego de hablar entró una mujer.

Tendría unos 30 años, de cabello negro largo, ojos muy grandes marrones claros, alta, de unos 1, 75 metros, muy buen físico, vestida con una pollera hasta la rodilla azul oscura y una camisa blanca con una saquito azul que hacía juego con la pollera.

Se paró ante mí y me dijo "Seguro sos Victoria, soy la Inspectora Mariela Bernat, vine para decirte que cualquier cosa te comuniques conmigo, tenes mi celular y lo tengo prendido las 24 horas, no temas llamarme a la hora que sea, estoy a tus órdenes". Me dio un beso, miró a mamá, la saludó con la cabeza, le dio la mano a Roberto que la miraba como con bronca y se fue.

Esa noche hicimos el amor con Roberto, pero yo estaba sugestionada esperando escuchar ruidos que nunca escuché.

No fue una relación plena y me costó mucho concentrarme para tener un orgasmo. Ese lugar me ocasionaba rechazo.

Al otro día fui con mamá al pueblo a comprar provisiones y mi esposo se quedó durmiendo pues debía tomar guardia a la noche.

Sentía que todos me miraban y estaba incómoda, por eso apuré todo y volvimos.

A la noche, Roberto se fue y con mamá nos quedamos en el comedor hablando mientras mirábamos el único canal de televisión que se veía bien, Roberto me prometió poner el cable para tener canales para mirar.

Nos fuimos a acostar, yo en mi pieza y mamá en la de al lado.

Cuando estaba por agarrar el sueño sentí un ruido afuera, miré y vi entre las rejas de la persiana una sombra que estaba parada frente a la ventana, salté de la cama y fui a la pieza de mamá, la desperté y le dije que alguien estaba afuera. Se levantó y fue al comedor conmigo pegada a ella, como cuando era chica y tenía miedo a todo.

Mirábamos por la ventana pero no veíamos nada, fuimos a las piezas y mirábamos pero nada, afuera no se veía nada. Vimos que pasaba una pareja caminando por la vereda y salimos de la casa hacia ellos.

Con la excusa de si ayudarnos a correr un mueble, mientras venían a la casa, mirábamos por los alrededores, pero nada. Se fueron luego que le diéramos las gracias y adentro mamá me dijo "Victoria no hay nadie, que te pasa hija?, no te entiendo, no podes vivir así, tenes que calmarte y pensar que puede ser tu imaginación nada mas". No dije nada, y nos fuimos a acostar de nuevo.

No volví a sentir nada.

Al otro día fue sin sobresaltos. Roberto descansaba y mamá conmigo arreglamos el jardín con los viejos allí hablando pavadas.

Pero esa noche............

Después que se fue Roberto, cerramos toda la casa y hacía calor. Yo estaba con mi pantalón jogging gris y una remera blanca y mamá estaba con una remera verde y una bombacha muy chiquita negra.

Me fui a dar una ducha antes de acostarnos. Mientras estaba duchándome me pareció escuchar un golpe pero pensé que mamá estaba corriendo algún mueble. Me puse una tanga blanca y el pantalón pijama rosa de seda, sin corpiño y una remera blanca que usaba para dormir.

Salí y me congelé cuando vi que un tipo con el pasamontañas la tenía agarrada a mamá de atrás tapándole la boca con la mano e inyectándola. El tipo me miró y cuando yo quise salir a la puerta me agarró otro tipo que no había visto, también con la cabeza cubierta y me dio un golpe en el estómago que me dejó sin aire.

Cuando trababa de respirar me metió la inyección.

Quedé paralizada y vi a mamá también inmóvil.

Nos llevaron a la pieza mía y nos tiraron arriba de la cama a las dos, se sacaron las batas negras que tenían quedando desnudos, solo con el pasamontañas, con los penes muy erectos, bien duros.

El mas grande, mas gordo, se inclinó sobre mamá y comenzó a besarla en el cuello y luego en la boca, mientras luchaba para sacarle la remera y rompiéndola un poco en el intento, luego empezó a chuparle las tetas succionándoles los pezones con fuerza y con una mano en la vagina y bajándole la bombacha. Cuando mamá hizo un mínimo movimiento con el puño le dio un golpe en la frente y la agarró del cuello. Por suerte enseguida la soltó y volvió a lo que estaba haciendo.

El otro se puso del lado mío, me arrancó la remera a tirones, me tocó las tetas con las dos manos, luego me bajó los pantalones, me los sacó y se puso a chupar mi vagina con la tanga.

Yo cerraba los ojos pero quería resistirme a un orgasmo, no lo deseaba, pero el tipo sabía lo que hacía y tanto chupar ahí acabé. Enseguida que notó eso me sacó la tanga.

Mientras a mamá el otro la había dado vuelta dejándola boca abajo. Se puso un poco de crema que encontró en la cómoda y le apoyó el pene en la entrada del culo.

La gruesa pija empezó a entrar y mamá se quejaba, siguió presionando mientras el que estaba conmigo miraba y giraba mi cabeza para que yo mire como su compañero le hacía el culo a mi mamá.

La pija seguía entrando y mamá hacía muecas de dolor con su cabeza inclinada hacia mi y con lo poco que podía hablar bramaba y respiraba muy agitada por la boca.

Ya la pija entró toda y el tipo gemía de placer mientras mamá respiraba casi ahogada y solo se le escuchaba "basta" en voz muy baja. El tipo la empezó a bombear y mamá golpeaba contra el colchón cada vez que se la metía.

El que estaba conmigo empezó a levantar temperatura y me besaba la cara metiendome la lengua en la boca, despacio se acomodó y me clavó la vagina, empezándole a dar al sentir que estaba mojada, me cogía con violencia se apoyaba en la cama para meterla bien adentro y yo sentía una perforación aguda sin pausa. Mientras éste me daba el que estaba partiéndole el culo a mamá acabó con un gemido, y al rato se salió. El que me daba por suerte estaba tan caliente que acabó pronto y se corrió de arriba mío.

Pensé que como las primeras veces, se pondrían las batas y se irían, pero me extrañó que se vistieron y se quedaron allí parados mirándonos. En eso sentí un ruido en el comedor, ellos giraron hacia la puerta y al rato entro un tipo. Era enorme de estatura y físico, estaba con la bata negra y un pasamontañas rojo, se notaba por las manos que era negro, bien negro, miró a los otros dos y les hizo una seña que no entendí, parecía jefe porque ellos enseguida lo obedecieron.

Cada tipio se puso al lado de mamá y mío y el nuevo, luego de mirarnos un buen rato, se sacó la bata confirmando que era negro y dejó ver un pene enorme, totalmente duro e hinchado el cual me hizo estremecer.

Hizo otro gesto y me dieron vuelta, sentí que se acomodaba atrás mío y corriéndome el pelo me empezó a besar el cuello, me dio vuelta la cara y me besó en la boca, se levantó y el que estaba al lado me sujetó de los brazos aplastándome contra la cama y sentí que algo enorme empezaba a hacer presión en mi culo para entrar. No podía entrar y seguía presionando y yo estaba inmóvil y sentía un dolor terrible. Esa cosa venció la resistencia que le ofrecía mi culo y se metió sintiendo yo un dolor incontrolable, no se puede describir, era casi mortal. La pija empezó a entrar una vez que mi culo se abrió y su viaje adentro mío era de terror, perdí el conocimiento y me despertaron haciéndome oler sales y la pija estaba mas adentro y no paraba. Tenían a mi madre mirando todo y ella lloraba al verme así, intentó con su mano tomarme pero el que estaba con ella se la sujetó.

Entró toda la pija y me volví a desmayar, y otra vez me reanimaron.

Ahora la pija estaba en pleno movimiento destrozando mi culo, con un entrar y salir violento, penetrando hasta que los huevos chocan con mis nalgas, sentí que estaba todo roto ahí atrás, que me costaría tener retención, que me estaba dejando un agujero terrible. El ruido de cada embestida era brutal, ni quería pensar de lo que de mi culo roto salía, pero la vergüenza, el dolor, la humillación me hicieron llorar y querer morirme en ese instante.

Cada tanto la sacaba, me pasaba la mano por el agujero yo me imaginaba lo que allí abría, murmuraba cosas que no se entendían mientras el de al lado mío, el que me sujetaba miraba serio, hasta diría que con lástima, y la volvía a meter toda. Era tan violento todo, tan asqueroso que el que me tenía estaba ahora con los ojos cerrados, no quería ver esa masacre.

Me siguió cogiendo el culo casi una hora mas hasta que me lo llenó de leche y la sacó.

El tipo que me tenía me soltó y con una toalla me limpió atrás, yo cerré los ojos, no quería ver la toalla, no quería ver nada mas, sentía un dolor, ardor, puntadas terribles en el culo.

Al rato vi que sujetaban a mamá y miré como el negro le ponía la cabeza de la pija en el culo.

Era enorme, no entiendo como me entró eso adentro aunque me imaginaba como estaba mi culo ahora.

La pija empezó a entrar en el culo de mamá que cerraba los ojos y abría la boca largando aire.

No es cuestión de edad, la estaba partiendo en dos y mamá soplaba desesperada y abría la boca buscando aire.

La pija era imparable y enseguida se escondió toda en el culo de mi madre que tenía los ojos fuera de las órbitas casi.

El movimiento se hizo acelerado y veía con asco que entraba y salía manchada, eso era lo que me pasó a mi.

Tal cual había hecho conmigo, cada tanto la sacaba y limpiaba con la mano la zona sucia y la volvía a meter hasta el fondo.

Le dio mas de una hora a mamá hasta que le acabó adentro y la sacó manchada totalmente hasta sangre había allí.

Se limpió la pija mientras el que estaba con mamá la limpiaba atrás, se puso la bata, nos dieron vuelta quedando las dos boca arriba, nos miró a las dos, hizo una sonrisa y se marcharon.

Tardé bastante en reponerme y arrastrándome llegué al comedor. Tomé el número de la inspectora y la llamé.

Me atendió enseguida y me dijo que mandaba a la policía local y que ella iba directo a la clínica pues tenía una hora desde la Ciudad hasta el pueblo.

Al rato sentí la sirena y violentaron la puerta. Entraron y me vieron tirada al lado del teléfono, les dije que fueran a la pieza, uno vino conmigo y los otros dos fueron al dormitorio donde estaba mamá.

Enseguida escuche la ambulancia y nos llevaron a la clínica.

Cuando recobré el sentido estaba en una pieza con mamá en una cama al lado, Roberto y la inspectora parados.

Había un médico que estaba con el aparato de la presión , cuando vio que abrí los ojos me lo sacó y se fue.

La Inspectora me miraba con mucha lástima y Roberto lloraba, en eso entró un policía local y le dijo a Mariela "Inspectora, tenemos a dos sospechosos en el destacamento, si desea puede ver el interrogatorio". Mariela salió diciéndome que tenga ánimo.

Roberto me decía que todo se acabaría y mamá se despertaba y lloraba tanto que vino el médico y le dio una inyección para calmarla.

Como a las dos horas volvió Mariela no con cara de alegría y me dijo "Hay dos detenidos, no se, cuando estés bien tenes que verlos para reconocer algo en ellos, no se...., bueno, reponete ahora", dijo nada convencida.

Al otro día me dieron el alta, a mamá la iban a tener unos días mas porque estaba con crisis de nervios. Me dijeron si quería ir al destacamento a reconocerlos, les dije que si y con Mariela a mi lado los vi a través de una ventana donde ellos no podían vernos a nosotras.

Eran dos linyeras, el físico era parecido al de los tipos pero no me resultaban ellos, los hicieron desnudar y yo estaba confundida. No los pude reconocer aunque me parecía que no eran ellos, pero enseguida el oficial que estaba allí le dijo a otro "Deténgalos, son ellos", yo no había dicho nada y Mariela miró asombrada. Se los llevaron y yo les dije que faltaba el negro. El oficial me dijo que no había ningún negro en el pueblo y que nunca vieron a uno por allí. Le dije que la violó a mamá, pero él dijo que le preguntaron a mamá y ella vio a los dos tipos esos nada mas, y me acordé que mamá estaba boca abajo y cuando me quería agarrar no podía ver al negro pues le habían puesto la almohada en la nuca, solo me veía a mi.

Mariela me miró y no dijo nada. Yo no quería volver a casa y Roberto dijo que me quedaría en el hotel hasta que mamá saliera y viéramos que haríamos.

Mariela me acompañó hasta la habitación con Roberto y recomendó que volviéramos a la capital, yo sabía que ella no creía que esos que estaban detenidos eran los culpables.

Roberto se quedó ese día conmigo y me decía que acá estaba a salvo y que iba a pagarme una terapia e iba a volver con nosotras a la capital.

Yo estaba mas tranquila y al otro día cuando se fue Roberto me quedé mejor estando en ese hotel en el centro del pueblo.

A las 9y30 de la noche me agarraron ganas de fumar y sintiéndome segura bajé, pues mi habitación estaba en el segundo piso, le pregunté al encargado de la noche si había para comprar cigarrillos ahí y me contestó que no, pero que a dos cuadras había un quiosco abierto.

Salí y al ver que estaba la calle bien iluminada caminé al quiosco, compré los cigarrillos y cuando volvía vi que estaba sola caminando por la calle, apuré el paso y cuando estaba a unos 50 metros del hotel sentí que un auto frenaba bruscamente se abría la puerta y me agarraron metiendo un gran algodón en mi cara perdiendo el conocimiento.

Cuando desperté estaba en una pieza toda pintada de negro, sin ventanas, y sobre una cama doble que era lo único que había allí.

Estaba mareada y con fuerte dolor de cabeza, y vi que se abría una puerta y aparecieron los tres tipos con las batas y los pasamontañas. Me puse a llorar enseguida, no lo podía creer, otra vez la pesadilla.

Esta vez el negro se adelantó y por primera vez habló diciéndome " Así que andas con una Inspectora jodiendo?, a ella también le llegará, también le voy a partir el culo como a tu mamá y a vos. Pero ahora te vamos a enseñar que conmigo no se jode, con nosotros no hay quien pueda acá".

Le hizo una seña a los otros, me levantaron teniéndome cada uno de un brazo, y el negro me dio una trompada en la boca que me rompió dos dientes de arriba. Sangraba mucho porque los dientes me cortaron el labio superior, escupí sangre y enseguida recibí otra trompada en el estómago que me dejó sin aire. Doblada y sostenida por los tipos, recuperé el aire dando grandes bocanadas por la boca, me levantaron la cabeza de los pelos y el negro empezó a apretarme el cuello, me soltó cuando me vio ahogada y me dio otra trompada en la boca que me desmayó.

Recobré el conocimiento en la cama y sentía la boca muy hinchada, estaba desnuda y el negro me estaba chupando el culo mientras los otros tenía mis piernas levantadas. Levantó la cabeza, me miró y me dijo "Está abierto pero no como me gusta a mi, esta noche te lo termino de romper porque no me gusta dejar las cosas a medio hacer".

Se sacó la bata y les ordenó a los otros que me dejaran de espalda, boca arriba y que se pusiera uno de cada lado de la cama con una pierna cada uno levantada. Quedé totalmente abierta de piernas y mi culo servido para él.

Se puso encima mío y con muy poquita crema me clavó el culo, mientras me decía que no me iban a inyectar, que acá podía gritar hasta cansarme. La pija enseguida se enterró toda y sentí puntadas por todo el cuerpo, era muy doloroso y grité ya no aguantando mas, en esa posición parecía que me explotaba el estómago.

El negro me daba y me puteaba, me decía "Cagate perra sucia, te voy a destrozar hija de puta" y aumentaba el ritmo ante mi llanto. Entraba y salía a una velocidad terrible y me gritaba en la cara viendo que yo sufría y no aguantaba. Otra vez sentí el ruido de la pija como que estaba lubricada con lo que encontró dentro mío y él se ponía peor cuando la sacaba y la veía sucia, me dijo " Sos una puerca sucia, te voy a sacar todo lo de ahí adentro, sos una chancha inmunda".

Y me la clavaba hasta el fondo moviéndola adentro y haciéndome gritar. Me dio lo que calculé una hora y media, acabó salió.

Me dejaron acostada y me limpiaron toda, estaba todo sucio, las sábanas, yo, el negro, todo.

Se quedaron allí, y como a la hora y media, mientras tomaban bebidas y se drogaban, el negro, que no me quería compartir con los otros, dijo "Se me paró de nuevo, prepárenla".

Yo ni llorar podía ya. Esta vez me pusieron de costado, uno me levantó bien arriba una pierna y el otro me aplastaba la otra pierna contra la cama y me sostenía las manos.

El negro se puso atrás mío y sentí que otra vez la pija entraba en mi culo destrozado.

Me daba y me daba siempre puteando y diciéndome asquerosa y que el culo ya no me servía mas.

"No retenes nada hija de puta, me estoy ensuciando con tu sucio orto, te voy a hacer internar para que te cosan el culo perra", y me daba peor, me pegaba y me la metía toda gritando cada vez que yo estaba clavada.

Mas de una hora duró ese calvario hasta que acabó. Se limpió, me limpiaron, se puso la bata y les dijo "Termínenla por la concha, es de ustedes.".

Se fue y los dos se abalanzaron encima mío cogiendome por la concha con furia. Dos acabada de cada uno tuve que soportar y cuando terminaron yo estaba totalmente destruída.

Me metieron otra vez el algodón en la cara y desperté vestida tirada en el pasto a un costado de la ruta muy cerca del pueblo.

No me podía levantar, me dolía todo, me sangraba de nuevo la boca, el estómago estallaba y vomité, intenté hacer fuerza pero era inútil.

Estaba amaneciendo y sentí un auto, no quise mirar, y una voz me dijo "Que le pasó señora?", miré y había una pareja al lado mío mirándome, la mujer le dijo que no me toque y que avisaran a la policía, ella se quedó conmigo y el hombre se fue en el auto.

Otra vez la sirena y de nuevo a la clínica.

Estaba en una pieza sola cuando desperté, toda dolorida y con el suero puesto. Vi a Roberto y a Mariela.

Ella dijo "Tranquila, ya basta de todo, estamos esperando a la ambulancia que te trasladará junto a tu madre a la Capital, vas a viajar con un hombre nuestro y un auto de apoyo atrás con dos mas. Todo terminó esta vez, nunca mas este pueblo para vos", dijo eso y miró a Roberto, que llorando dijo que él también se iba con nosotras definitivamente.

Le conté a Mariela que el negro había dicho que a ella le tocaría también, me dijo que ella se cuidaría, que tenía que investigar todo aunque no tuviera apoyo y que me quede tranquila.

Al rato entraron dos enfermeros, hablaron con Mariela y Roberto y me pasaron a una camilla.

Cuando me subieron a la ambulancia estaba mamá que me tomó enseguida de la mano, subió un tipo de la Federal que sacó su arma y la dejó al lado de él, Mariela me dio un beso en la frente, cerraron la puerta y arrancamos.

La Inspectora Mariela Bernat, fue a la casa ya vacía de Victoria y Roberto, miró todo, sacó un cigarrillo, lo encendió y le dijo al que estaba con ella "Puede irse, me quedaré unos días acá hasta que todo cierre como debe ser, mándeme mis cosas".

El que la acompañaba dijo que se haría como ella dijo y que hoy mismo le llegarían sus cosas, se fue, y Mariela , sola, se sentó en el comedor pensando que podría pasar ahora.

Eso es otra historia.

MARCEL MILORD

Milord148@hotmail.com