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Recuerdos

en Dominación

Recuerdos

A veces en el recuerdo se amontonan palabras que un día el corazón hizo que fueran la razón de la vida. Hoy, voy a relatar como los recuerdos hacen que algunos momentos sigan intensos en mi mente y en el pensamiento y como renacen en la acción de ser revividos en el pensamiento.

Evelyn era una joven alta de 1,72 de altura su cuerpo esbelto y bien formado, su pelo moreno con ese brillo azabache que resaltaba cuando el sol lo iluminaba, ojos castaños y una sonrisa encantadora.

Evelyn es alegre, ríe por todo y es muy positiva, mas no obstante desde que termino la relación con Kharlo, se había vuelto un poco distraída de la realidad.

A veces se sentía tan absorta que, incluso rodeada de gente se sentía sola, en otro mundo. En ese mundo, donde su fantasía se adueñaba de ella y se ausentaba de todo y de todos.

Sus amigas la observaban curiosas, porque a veces notaban como no respondía a las preguntas que le hacían, o como no seguía las conversaciones con ellas y la notaban como sonreía, sin ton ni son. Ella, parecía no gozar como antes de la compañía de sus amigas, en esas tardes en las cuales se reunían a tomar café y dialogar sobre cosas de mujeres.

Todas, trataban diversas cosas, como él último modelo de Vittorio & Luccino, o los últimos chismes de la prensa rosa. También surgían otros temas, como el de ¿cómo hacer el amor rejuvenece y adelgaza? Y, las posturas más placenteras, para hacer el amor. Son esas cosas sin importancia, pero las cuales ella antes reía y compartía divertidamente con el grupo.

Aquella tarde era gris, el cielo de un azul plomizo que, dejaba entrever algunas nubes, que preveía que podían hacer llover. Evelyn se asomo a la ventana y miro al cielo, recordando las cálidas tardes pasadas con Kharlo. Eso le dolía, el corazón estaba herido aun, por el abandono de esa persona, a la que tanto amó. A la que tanto le entrego y eso la hacia sentirse muy mal.

En ese momento sonó el teléfono ¡Rinnnnnnng! ¡Rinnnnnnnnnng! ¡Vaya, quien será!

--Evelyn: ¿Dígame?

-- Manoli: Soy yo, Manoli ¿Dime..., a que hora te recojo, para ir las dos a tomar café?

--Evelyn: No sé chica, hoy no me siento con ganas, me duele un poco la cabeza

--Manoli: No seas así mujer; no sé que té pasa últimamente. ¡Es que estás en las nubes!. Anda ven y veras como te animas.

--Evelyn: Esta bien, ¿habíamos quedado a las seis y media no?

--Manoli: OK, te llamo sobre las seis y cuarto, te espero en el portal ¿de acuerdo?

--Evelyn: De acuerdo, y hasta luego.

 

Evelyn, pensaba que no tenía gana de salir. Que quería solo de refugiarse en aquel sentimiento que... tanto la angustiaba, pero que a la vez, la hacia tan feliz. Así viviendo aquellos momentos pasados, los vividos con Ángel.

Ella, recordó como a él le gustaban tanto las tardes así, como la de hoy mismo, que tan gris y melancólica estaba. Recordó pasear juntos y bajo la lluvia, bajo un mismo paraguas, bien abrazado a ella.

Y ella refugiándose entre sus brazos, notarlo atrayéndola hacia sí, besándola suavemente en el cuello y susurrándole palabras hermosas en sus oídos. La luz que iluminaba esos días tan grisáceos ¡Eran todo un bello regalo, tan precioso para ambos!

Solo, les bastaba mirarse a los ojos y ver la luz la pasión que, salía a borbotones por sus miradas. Y revivía, como tan suavemente se acercaban sus bocas para fundirse en el más intenso de los besos.

Entonces, sin darse cuenta rodaban por sus mejillas unas lágrimas que, desembocaban sobre aquella cara de porcelana, surcando el páramo de piel, con la tristeza difuminada por el bello rostro.

Evelyn se giraba, haciendo que su rostro se volviera envuelto en tristeza y amargo poso descendía, con un cariz de pena y congoja. Entonces su piel empalidecía y su gesto eran de una rabia contenida, por la pérdida de aquella persona tan amada. Miro el reloj de pulsera, para ver la hora, y sobre la esfera... las manecillas señalaban las cinco y media.

Y en ese mismo momento, recordó el día en que él (Kharlo), le había regalado aquel reloj. Era un reloj de pulsera, de tamaño mediano, con la esfera de color azul, las agujas y la caja eran cromadas y la pulsera de piel color azul.

Era del mismo color de sus ojos, de aquellos ojos tan intensos, que él tenía. Ella, al mirarlos se perdía en ellos. Se sentía inabastable, al igual que el horizonte en el mar, cuando el agua y el cielo se juntan.

Las pestañas de él eran largas y espesas y aun le daban más profundidad, a esa mirada, de la cual ella se enamoro y donde se veía reflejada con la dulzura del amor, hacia él.

Se lo regalo casi al mes de conocerla, se lo entrego en una cajita dorada, con forma de corazón, con una tarjeta en la cual ponía: ¡Para que midas el tiempo, que estamos separados y veas que, desde hoy, ni un segundo será distancia, entre los dos! ¡Te ama, Kharlo!

Pensó que, era hora de arreglarse y sin ganas... fue al baño. Decidió que, seria mejor darse una buena capa de maquillaje, para que sus amigas no la vieran de tal talante; aunque no tenía ni ganas de mirarse en el espejo.

Bien, así que se dispuso a ducharse, abrió el grifo de la ducha y mientras se desnudaba...

Se saco el pantalón, son unos jins descoloridos, con algunos rotos, de esos que se llevan ahora y el jersey verde pistacho, de cuello vuelto. Por un momento se miro al espejo, paso sus manos sobre su vientre, ese vientre que tenía mil recuerdos, que tantas veces él acarició. Al instante, sintió aleteos y notó que como un mar de olas se movían, dentro de ella.

Y, al llegar a la culminación del amor autocomplaciente, no quiso seguir pensando, solo quería sentir. Y se bajo el tanga y el sujetador y procedió a ducharse, entró bajo el agua (que estaba muy caliente), posó sus brazos en la pared, sujetando su cuerpo delgado, esbelto y dejándose sentir caer el agua por su pelo, espalda y glúteos.

Sí, se centró en esos glúteos bien formados y respingones que tanto le gustaban a Ángel; y en aquel momento, pensó en las series de azotes que él le daba y lo mucho que disfrutaba, cuando el se lo cogía y lo apretaba. Claro que otras veces solo y simplemente le daba una cachetada, como cada vez que aleatoriamente pasaba por su lado (podía suceder que la palmeara o no).

Reviendo todo eso ella se ponía a mil y él lo sabia. Kharlo, sabia como se relamía de gusto y como se mordía el labio, a sabiendas de que él su amo, también estaría excitado, al tocar aquel músculo duro, fibroso y terso. Si ese par de nalgas que asomaban a través de su ropa.

De manera insinuante y llena de auto provocación, tomo el champú, lavo su pelo lo enjuago y cogió la esponja, seguidamente tomó el gel de baño y lo echo sobre ella. El hilo de gel pasándoselo por sus pechos. Los senos, estaban erguidos y sus pezones duros, como piedras. Sus aureolas, eran oscuras como una fresa madura y gordos.

Realmente, desde cualquier perspectiva y para todos los sentidos, era una delicia observarla, y sentirse después de excitarse tanto. Y se paso la esponja, por los brazos, piernas, espalda, glúteos y su conchita, la cual estaba minuciosamente depilada (con el mimo que su Amo hace esas cosas).

A Evelyn le gusta llevarla así... Era más higiénico y más magna la oferta de su ser, a la hora de que él se la chupara y se la relamiera largamente. Además, ella se sentía como una niña. Acto seguido, pasó a enjuagarse abrió a tope el mando del agua, así salía con tremenda fuerza, del teléfono de ducha.

Tras un rato de castigarse con la presión de esos chorros de agua, fue y apago el grifo y cogió el aceite de baño. Apretó y dejo caer, sobre su mano, un poco de aceite y se unto por todo el cuerpo. Percibió agradablemente que tenia un aroma a jazmín y azahares.

Es ese perfume que, la transportaba a la primavera en que estuvieron en Sevilla; donde, el olor de los naranjos los envolvió, un par de noche. Sí, aquel fin de semana, en fueron a ver la Semana Santa y donde esos aromas se confundían, a través del aire y del incienso, con el fervor de los pasos.

Si aquella vez, precisamente así fue cuando conoció a sus padres, unas personas encantadoras y que desde el primer momento la trataron como a una hija. Tenia tantos recuerdos de él , que nunca podría olvidarlo.

Salió de la ducha y se rodeo con una toalla de color teja, que era muy grande , se la envolvió en su talle; y cogió la otra toalla ,más pequeña, para el pelo, lo froto con brío y se lo seco, para ir dejándoselo caer, sintiendo su larga melena, así sobre sus hombros. Y se seco su cuerpo y empezó a elegir entre las ropas.

Finalmente, eligió: un conjunto interior de color negro, de encaje. Consistía en una tanga mínima, de esas con un cordoncito atrás, tan fino que penetraba en su raja sin que apenas se notara, pero que la calaba y se sentía bien dentro de ella.

Esa sensación, que él le remarcaba al colocársela aquellas veces; se gravó en su mente y siempre la excitaba mucho. Y además por delante era todo el conjunto de encaje, con detalles de algunas formas triangulares, de raso negro. Y el sujetador perfectamente a juego, su copa de la talla cien, apresando sus pechos ya que era de firmes aros, transparente tela y los tirantes de una hechura y presión estable y muy fina en raso negro, al igual que la tirilla y el enganche.

Evelyn, se miro al espejo del vestidor y observo como su rostro mostraba un poco de lujuria, pues sin darse cuenta, se había calentado pensando en él y de nuevo empezó a llorar por su ausencia.

Sé, secó sus lágrimas y cogió un pantalón ajustado, de cuero negro, entallado y con unas cremalleras en los bolsillos, un yérsey de lycra negro, con un dibujo en la parte delantera, con brillos azulados. También tomo una chupa de cuero, con unas cadenitas, colgadas en el hombro derecho.

unos hubo vestido, Evelyn ya se notó como se maquillaba, tomo sus dedos y fijo la vista en sus labios a los que pinto bien rojos, se puso el rimel en las pestañas, se colocó pendientes largos, de plata, que formaba, una media luna... incrustada en una estrella de David.

Dejó su pelo suelto, y se percató de que este aún seguía un poco mojado y se le hacían experiencias Sí, esa que... es cierto, recordó que es la que llevaba entonces, esa chupa negra... Se la ponía siempre, cuando salía con Kharlo en su moto, para ir a esos sitios de ambiente a los que él solía ir él y que le enseño a ella; en los cuales habían tenido experiencias únicas y que le había mostrado un mundo nuevo, del cual ella, ahora no estaba dispuesta a renunciar.

El sentimiento, puesto en acción, le decía que era preciso recobrar la fuente de todos sus deseos. Ella era una alumna, deseosa de aprender todo, de dar todo, para ser feliz y hacer feliz a ese ser que tanto le dio, que le adiestra a su mente y cuerpo, como la enseñó a gozar dándose, obedeciendo, entregándose de la forma más intensa que nunca nadie imagino.

Una vez se algunas ondas. Se lo peinó, cogió su bolso y miró de nuevo el reloj, que daba las seis y diez. Así, espero a que su amiga la llamara, para bajar. Y miro por la ventana del salón y vio que no llovía, por lo que decidió no coger el paraguas. Y pensaba eso, cuando sonó el timbre, del portero automático. Fue y lo levanto y escuchó:

 

-- Manoli: Soy Manoli

--Evelyn: ¡Ya. Ya bajo!

Salí de casa, cerrando la puerta con llave y bajé las escaleras. Al llegar al portal, miré y allí estaba mi amiga.

--Evelyn... ¿Qué tal estas ¿

--Manoli.. Bien ¿y tu?

--Evelyn: No sé chica, ¡Aún no me acostumbro, a estar sin él todos los días, es que se me hacen eternos!. Y cada parte de mi casa y de mí persona, son vivos recuerdos suyos, no se como lo voy a enfrentar, es algo duro muy duro para mí Manoli.

--Manoli: Ya mujer es reciente y tienes que pasarlo mal, al menos por un tiempo. Ya veras como luego, cuando pase un poco más de tiempo; té iras encontrando más y no le echaras tanto de menos.

--Evelyn: No sé Manoli- él era mi vida... mi todo. Y a veces, creo que me falta el aire. Cuando pasan los días, y sé que no va a venir, que ya todo terminó.

--Manoli: No sé que decirte Evelyn, solo que no puedes seguir así. Pero, si en algo te puedo ayudarte, no dudes en llamarme, siempre estaré para ti.

--Evelyn: ¡Gracias, lo sé!

 

Fueron marchando hacia la cafetería, hacia frío y ya estaba oscureciendo. Las nubes se dibujaban en el cielo, formando unas figuras que se le antojaron tétricas y que iban amenazando tormenta.

Llegaron a la cafetería y allí se encontraban con todas las amigas, ya dispuestas en la mesa. Evelyn, se vio a sí misma allí, como si estuviera fuera de lugar. Ellas, las otras amigas la saludaron y empezaron a hablar de varias cosas. Eran esas conversaciones banales las que a ella no le satisfacían para nada.

Pidieron cafés y unas pastas, y la reunión le empezó a parecer una jaula de grillos; por lo cual, una vez tomado el café, se disculpo con sus amigas, diciendo que tenia que ir a un recado y las dejo allí. Ella, salió de la cafetería, no sin antes mirar atrás, con una sonrisa y gesticulando un adiós, con la mano.

Se dio la vuelta y se marcho, pareció estar como vagando por la ciudad, deambulaba sin saber bien donde ir. El viento le daba en la cara y hacia que su piel se estremeciera de frío. Así estuvo, no supo cuanto tiempo, fue andando. Sin saber como y de pronto, sin más se descubrió allí, reconoció el sitio.

Y se dijo a sí misma, pero cuando y como es posible. Y se dio cuenta, no era tan casual, pues estaba en la puerta del bar Atlántico, que era donde solía ir con él, con su Amo . A la puerta, de aquel bar, las motos estaban aparcadas, bien alineadas y una al lado de otra.

Recordó la rutina, la secuencia de hechos cuando llegaban, formando un todo con él, ambos se desmontaban y la colocaban y dejaban allí. Se quitaban los cascos y respiraban el aire fresco, de la noche. Dudó, pues no sabía si entrar o no.

Se veía saturada, de sensaciones, ya que aquel bar, le traía demasiados recuerdos; pero finalmente se dijo que, uno mas que importaba. Abrió la puerta y buscando la mesa donde ellos solían sentarse y se tropezó con Ángel.

Ángel, era amigo de Kharlo, compañero de aventuras y desventuras.

Ángel era alto, delgado, de pelo color castaño ondulado, con unos labios muy sensuales y una sonrisa encantadora. Tras, la primera sorpresa de vernos, me invitó a tomar algo, y pedí una cerveza. Galante, como siempre él se levantó y fue hacia la barra, donde pidió dos (él tomaba otra). Y, cuando se levantó, lo miré de espaldas. Yo, hasta éste momento nunca me había fijado en él, "no de esta manera". Su complexión es fuerte, se notaba que había hecho más músculos, pero no de gimnasio, mas bien de trabajos duros.

Me daba toda la impresión de ser una persona segura y firme, en sus actos y movimientos mostraba que él era alguien que sabia lo que quería e iba por ello, costara lo que costase; supe que no se daba por vencido hasta conseguirlo. Así absorta, me sorprendió cuando volvió con las dos cervezas, en las manos y comenzamos a charlar:

 

-- Ángel: ¿Y, como te va... Evelyn?

--Evelyn: Ya ves, aquí esperando.. ¡Que ocurra, un milagro!

-- Ángel: ¿Aun esperas. Evelyn?

--Evelyn: ¡Sí, aún...! Creo que, en algún momento... volveré la vista y "ÉL"estará ahí, detrás de mí.

-- Ángel: Ya ha pasado suficiente tiempo, Evelyn. Tú, debes rehacer tu vida, encontrar a otra persona. Sí, mujer alguien que te haga feliz y te descubra una vida real. Tú, sabes que por mucho que idealices su falta, fue lo mejor para él y para ti; ambos lo sabemos...

--Evelyn. No sé Ángel, después de tantas cosas que vivimos juntos, creo que nadie más me comprenderá.

-- Ángel: ¿No será que, tú no quieres que nadie más te comprenda?,¿Evelyn, no será que no te das, ni quieres volver a sentir otra vez?

--Evelyn: Yo Kharlo, lo siento a él vivo, noto que está en mí.

-- Ángel: ¡Acaso crees que, nadie te puede comprender! ¡Si, me dejaras... yo!

Tras esas palabras... Evelyn, se sorprendió, lo miró a los ojos y sin dudarlo le respondió, ¿Tu, que Ángel?

-- Ángel: Bueno no lo tomes a mal Evelyn. Ya sé que estas, aún dolida. Pero, quiero decirte, algo que llevo tiempo pensando hacerte saber. Y he esperado tiempo para decírtelo y es que debido a tu pena... No me atreví. Así que, voy a por todas Evelyn. Estoy enamorado de ti, desde el día que nos presento Kharlo. Desde que, me acerqué a ti y pude sentir tu olor, tú aroma de mujer.

--Ángel: No te voy a decir que lo tomes en cuenta ni hoy, ni mañana. Pero, quiero que pienses en mí, no como amigo, si no como el hombre que te desea, que te quiere hacer feliz y que nunca se atrevió a dar este paso. Todo, por respeto a su memoria, así que pasado el tiempo, creo que debes saberlo.

Evelyn se quedo perpleja, no supo que decir, por eso opto por callar y solo lo miró; pero lo hizo con una mirada intensa, tanto que hizo titubear a Ángel. Aunque él siguió hablando, y el bar se empezó a llenar,

Por ello, fue que la invitó a ir a su casa, que estaba cerca y así cenaban amigablemente. Y un poco de compañía se agradece. Evelyn aceptó, ya que era tarde y su estómago empezaba a rugir y la verdad, no le apetecía cenar sola.

Al salir del bar, el rozo su cintura, cediéndole el paso y ella noto un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Ya, hacia mucho tiempo, que ningún hombre la tocaba. Y, la presencia de Ángel, le hacia estar insegura.

Desde que le dijo que la amaba, ella se sentía irresoluta de elegir ante él. Pero, a la vez, se sentía muy atraída por su fuerza y su seguridad. Ella, tenía una sensación extraña. Algo, en su interior, se removía, creándole una insatisfacción.

Pensó, y se analizó y su instinto le pedía a gritos amar, solo que... la persona que ella quería no estaba ya para calmar su fuego interior, su pasión y, su locura.

Ella, ya que se pensaba que nadie más reviviría su ser, que no la comprendería otro ser que no fuera su Amo.

Kharlo... dio maneras a su forma de amar, debido a su inexperiencia. Solo había estado con él, tan intensamente y él había sido el único que la había hecho sentir hacer feliz. Ella, sentía como todo su interior se derretía, de placer, con solo notarlo tocarla.

Desde que el se fue, ella no había vuelto a hacer el amor con nadie, aunque su deseo era grande y solo se tocaba en la intimidad, donde dejaba ser libre rodeada de recuerdos para poder aflorar en sus deseos. Recordándole, a su Amo, se dejaba llevar a ese mundo del sexo, en soledad.

Y, aunque la insatisfacción que, sentía al llegar era grande, le hacía falta un hombre que rellenara su interior y que jugara con sus fantasías .Llegaron al portal y Ángel le abrió la puerta y pasaron al ascensor. Él la miró, en el espejo que había en el pasillo y se vio al lado de ella. No podía creer, que hubiese aceptado, en subir a su casa y se sintió el ser más feliz del mundo, a su lado.

Ángel la amaba mucho y desde tanto tiempo atrás. Si, porque había estado deseando que esto, lo de estar juntos sucediese. Y ahora, debería tener mucho tacto con ella. Sentía que, no podía lanzarse al vacío, a la primera de vuelta.

Él, Ángel, sabía que ella necesitaba sentirse segura de sí misma y desear que ocurriera lo que fuera, cuando ella quisiera. Y él, no podía adelantar algo, que la hiciera sentirse más incomoda; por todo lo cual, debería obrar con cautela. Pulsó con su dedo el botón del ascensor y él espera a que la puerta se abriera; seguidamente entraron en él.

Marcó el tercer piso e iba analizando todo mientras ella hablaba, de cosas intrascendentes y de cómo les rugían las tripas. Por lo cual, él le dijo en cuanto subamos, te voy a hacer un plato, con el que te vas a chupar los dedos Evelyn ya verás.

Llegaron al tercer piso, ambos salieron del ascensor y se dirigieron a la puerta del estudio de Ángel. Al traspasar la puerta, Evelyn sintió como un pálpito, y su corazón saltaba, se convulsionaba dentro de su cuerpo; sabía que algo pasaría.

No obstante, ella se adentró en la casa y fue mirándolo todo; examinando y queriendo ver cada detalle, de cómo vivía Ángel. Notó, un aroma muy conocido para ella, y todo estaba en orden y muy limpio. Con eso, ya queda un poco más tranquila.

Río, pues siempre había pensado que, los hombres que vivían solos se arreglaban mal. Forzosamente habían de ser desordenados y creía que todo lo tendría manga por hombro; pero no fue así, la casa estaba impecable. Sobre el sofá, de color beige una manta de lana y en tonos marrones difuminados, que hacían resaltar el color del sofá.

Por lo demás, la decoración era moderna y muy agradable, y ante el sofá una mesa baja, con cristales incrustados, en la madera de color cerezo y que dejaban ver unos fósiles marinos, piedras y flores secas (parecía un cuadro). Las paredes, eran de un tono ocre. Resumiendo, le pareció que Ángel tenía buen gusto, a la hora de decorar, y en fin se sintió a gusto en aquel lugar.

Ángel, la miraba con atención y vio como sin decir nada, le daba su aprobación. Sí, con una sonrisa y la invitó a sentarse, se quito la chaqueta y se acomodaron en el sofá. Ángel, puso un CD de música ambiental, y le dijo:

--Ángel: Enseguida vengo, voy a la cocina... Evelyn.

--Evelyn: De acuerdo.

--Ángel: Sientete como en tu casa OK

--Evelyn: Ok Kharlo. Gracias

La música seguía sonando, a lo cual ella le dijo:

--Evelyn: ¡Es preciosa esta música, Ángel, muy relajante!,

--Ángel: ¡Si, lo es! (respondió). Me gusta escucharla, cuando estoy solo; me relaja mucho, pero claro que es mejor... bailarla.

--Ángel ¡Quieres, Evelyn!

Ella no respondió..., se acerco a él lentamente y echo sus brazos al cuello y se dejo llevar por el sonido que envolvía el salón.

La música, le entraba por los oídos de Evelyn, llenándola de sensaciones nuevas y empezó a sentir filtrarse en ella un deseo adormecido; con el lento rozar del cuerpo de Ángel así, tan pegadito a ella.

Sentía emanar su aroma a hombre, a un macho que deseaba tener y su calor la estaba encendiendo. Aunque no quería pensar, en nada más que en aquella sensación, que al igual que el vino, la estaba embriagando y se estrecho un poco más, al cuerpo de Ángel.

Este, se apretaba contra ella y no pudo evitar, como él le separó su pelo... dejando ver su bello cuello, tomándolo se lo acercó a su boca. Se aproximó al oído, de Evelyn, y le susurro:

--Ángel: ¡Te quiero!

Ella, no quiso escucharlo. Y, solo cerró sus ojos y se dejo llevar, por aquel momento. Ángel, le beso el cuello y notó como aquella mujer, a la que deseaba tanto, le respondía a sus caricias. Las manos de él, empezaron a bajar, desde su cintura hasta sus nalgas; notando así como ella bajaba la cabeza, posándola en su pecho. Por algún sortilegio de amor, ella estaba vencida.

Ángel, no podía creerlo, estaba con la mujer que amaba y ella se dejaba querer. Levantó su cara, con una mano, para poder ver su mirada y notó como sus ojos estaban llenos de lágrimas.

Seguidamente, la miró fijamente, se acercó a su boca y la besó. Y, ella en ese momento, cerró los ojos y una lágrima salió de ellos, para perderse justo en la comisura de los labios, que estaban tiernamente unidos.

Ángel sacó su lengua y lamió aquella lágrima, que como un puñal se clavó en su pecho. Y la conminó a que no sufriera, que si ella no quería no habría nada de sexo, que él la amaba y la deseaba. Ciertamente, la quería tanto que no quería dañarla.

Terminó la canción y se separaron, se sentaron en el sofá y siguieron charlando y bebiendo el vino...

Evelyn, sentía en su interior como un volcán en erupción, su corazón le saltaba sin ritmo propio. Ángel lo notó, notó la excitación que Evelyn sentía, por lo que dejó sus escrúpulos a un lado y la abrazo. Ella se apretó contra él, besando su cuello y su cara. Y él bajo sus manos, tocando aquel seno, que estaba duro... y salido, con sus pezones cual banderas dominantes, señales delatadoras de esa situación, en la cual ya no había manera de salir.

Ella, y también él, se confesaron silenciosamente que sus cuerpos y todo su ser deseaban ser tomados. Evelyn abrió los ojos, con sus órbitas expectantes, como queriendo descubrir algo más. Por ese, misterio de amor, en ese momento... Ángel cogió uno de sus pezones, con dos dedos y los estiró y retorció; por lo que simultáneamente ella empezó a gemir.

Ángel, estaba un poco indeciso, pues su forma de amar no era la más adecuada en aquel momento y no sabia si ella aceptará una actitud de sumisión hacia él. En un instante intemporal, pensó que había sido novia de Kharlo y conociéndolo a él, seguro que había sido un amor intenso y con matices de sumisión, por parte de ella.

Además, observándolo todo era un hecho evidente, que la notaba sumisa y expectante en el modo de ver y en como se desarrollaban los hechos.

Evelyn, por parte suya, se dejaba llevar, mostrando un punto de sumisión que denotaba el deseo de servir, de dar a un Amo, lo que le hiciera feliz a la "amada persona", que le daba tanta felicidad.

Todo eso, se le pasaba a ambos por la mente y por sus sentires. Y Ángel, en ese momento decidió actuar "a su aire" y darse tal cual era, así no habría dudas y si funcionaba sabría a que atenerse en dominación. Y empezó a soltarse con ella, sabiendo que se lo jugaba todo.

Evelyn, un poco avergonzada agachaba su cabeza, intentando que él comprendiera que estaba esperando que la guiara, la ordenara y que la llevara a ese estado inquietante, en el cual ella sin mas propósitos que el de ser sumisa, de pertenecer totalmente a alguien y de servirlo a ESTE NUEVO AMO COMO SIRVIÓ A KHARLO. Seria la única forma de revivir y sentir de veras, de seguir adelante, y quien mejor que su amigo, para comprender la forma de vida, que había llevado junto a un Amo.

En ese momento, Ángel le dijo con una voz dominante, que se sacase el pantalón, ella con voz tenue le dijo:

--Evelyn: ¡No!

A lo que él "tajante y seca"ordenó:

--Ángel: ¡Sá-ca-te-lo golfa!

Ante lo que ella, al oír esa voz de terminante dominación, sal-tó co-mo si tu-vie-ra un re-sor-te en su cuerpo, se le-van-tó y bajo la cremallera, mirándole a los ojos y se agitó porque los de Ángel estaban llenos de deseo, al igual que los suyos. Y se excitó, ya que ambos estaban llenos de lujuria y pasión.

Al bajar la cremallera, e írselos a quitar, él le dijo de nuevo que no se los sacara del todo, que les dejara a la altura de las rodillas y que se agachara y se mostrara frente a él, con la sumisión de la pasión que ella sentía. Seguidamente, le dijo que se subiera el jersey y sacara los pechos del sujetador, que se los mostrara así, de forma que él pudiera verlos y valorarlos, (la situación estaba funcionando).

Evelyn. Se mostraba sumisa, a todo lo que él le pedía; por lo tanto, dedujo instantáneamente que Kharlo la había adiestrado bien, y ella necesitaba ese tipo de atenciones.

Evelyn estaba deseando ser amada, se identificaba con Ángel y su estado de excitabilidad estaba al límite de pedirle ser tomada... cuando él le dijo:

--Ángel: ¡Anda golfa, arrodíllate y chúpamela!

--Evelyn: ... silencio en un nerviosismo creciente....

-- Ángel: ¡Si, no disimules y muéstrame cuanto te gusta y cuanto has necesitado de esto!

-- Evelyn: ... silencio. Si, pero se da cuenta que respira entrecortadamente, abre la boca y siente su respiración acelerarse, le laten las sienes y nota como se humedece incontroladamente... más y más.... Y finalmente siente, despierta y otra vez vive... para un Amo.

-- Ángel: ¡Lo sé, golfa, sí durante tiempo y no me lo has pedido!

Ella se arrodilló, frente a él... Restregándo sus senos por el cuerpo de Ángel, su AMO. Y, a la vez que iba bajando, con sus dientes le bajo la cremallera del pantalón de Ángel. Luego, ayudándose con sus manos, le fue bajando el slip, junto con el pantalón.

Era demasiado, con su osadía lo provocó y sintió que él la paró en seco. Y le indicó no fuera tan rápida.

-- Ángel: ¡Querida quiero que dejes el slip y que me la comas con él!

Evelyn mordió con rabia aquel slip abultado, restregando su cara, oliendo el aroma y mordiendo aquel dulce manjar. Mientras sus dedos penetraban por el lado, tocando así el tacto de su piel, por sus ingles y sus vellos. Le pinzó con ganas el escroto, tomándolo con los dedos y estirándolo, a la vez que miraba a su nuevo Amo, hasta llegarle a los ojos y viéndole con la expresión tan placentera, que su rostro le reflejaba.

Su vagina, a ese punto ya manaba un flujo espeso y abundante que la hacía que corriera a través de sus muslos e iba pidiéndole que la penetraran hondamente en su interior. Ángel ya estaba a las puertas de eyacular, sobre su cara; pero al límite se le contuvo del orgasmo, dejándola que ella gozara de aquel momento. Para ello, la cogió por las manos, la echó sobre la alfombra del salón y dejándola allí tumbada revolcándose en su deseo. La notó, como los vellos de su piel se le erizaban y como temblaba de placer.

Y eso lo hizo excitarse aun más, con lo cual se dirigió hasta la cortina del salón, cogió un cordón que la servia de recogimiento, lo desató y se dirigió a Evelyn. Él, imperioso, le ordenó que se sacara el pantalón del todo y lo lanzara al aire, dejando así sus piernas y glúteos al aire. Sumisa entregada, ella, obedeció mientras su pecho se le agitaba y su respiración casi incontenible le presionaba.

El deseo borboteaba en su pecho, Evelyn con un deseo inmenso de seguir sintiendo esa locura, algo que por tanto tiempo su cuerpo le pedía a gritos, con lo que entregada a su pasión, le dijo a Ángel:

--Evelyn: ¡Métemela Amo, como un cabrón ámame y no me hagas sufrir mas! Si, ella ya se había soltado, y ahora era cuando él jugaba, a hacerla sentir reteniéndola así de su deseo desenfrenado.

Ángel, cogió el cordón de la cortina y la ató, primero los pies y subiendo el cordón ató sus muñecas dejando la borla que colgara y rozase por sus glúteos y espalda (según el movimiento, que ella hiciera, con su cuerpo) y además dejándola así plenamente indefensa ante él.

Evelyn, temblaba como una niña asustada sin saber que le esperaba, pero a la vez ansiando cada movimiento de Ángel.

Ahora Ángel le dijo a Evelyn (para presionarla y hacerla más sensible):

--Ángel: ¡Demuéstrame cuanto deseas ser tomada y cuanto echas de menos a Kharlo; o si por el contrario, lo que echas de menos es un Amo que té de lo que necesitas. Y se incorporó y acto seguido se sentó en el sofá, expectante y excitado, esperando la reacción de Evelyn.

Evelyn, se puso a llorar. Ángel, le espoleó su sentir sumiso, para ver sus límites y le dijo:

--Ángel: ¡No llores como una puta, acaso te crees que no te entiendo y no sé lo que quieres! ¡Anda ven, demuéstrame lo mucho que me quieres, lo mucho que deseas ser tomada por tu Amo!

Ella, se encontraba atada de pies y manos, allí en el suelo, tirada sobre la alfombra; pero era tal su calentura, que se fue reptando como podía, levantando su hombro y arrastrándose cual si fuese una serpiente. Siguió, constante, esforzándose así al límite... hasta llegar a él. Sé apoyada sobre sus rodillas y con ayuda del sofá, pudo ascender y lograr mantenerse un poco incorporada y así estuvo llegando hasta la pierna de Ángel.

El Amo, estaba satisfecho de su sumisión y le dijo:

-- Ángel: ¡Muy bien niña, has comprendido ahora!, ¡Yo, soy yo tu Amo! Y voy a darte esto y todo lo que deseas y a hacerte feliz. Claro, ¿si, tú quieres? A lo que ella asintió, mudamente besando sus pies.

Ángel la cogió por los hombros, la beso en la boca y sus pechos, que aun le asomaban con el jersey subido y arrugado por encima de ellos y el sujetador bajado y rozado. Todo se mostraba tentador y mientras sus pezones "de sumisa", los sentía Evelyn sumamente, salidos y a punto de reventar le parecían estar ofreciéndose en una bandeja de carne para ser dados a su amo y que los tomase.

Ángel, la comprendió y le dio un regalo de amor, "se los beso, los lamió y estiró a gusto" y mientras ella se mordía sus labios y gemía como loca. Evelyn no podía más, y sintió que el Amo, bajaba sus manos por sus costados. Ella iba notando como su piel se erizaba y como un terremoto de sensaciones la hacían que se convulsionara y había un incandescente magma de placer.

Ángel, bajo aun más su mano y soezmente se restregó entretenidamente por su sexo, notando como manaba, le dejo resbalar sus dedos entre esos labios que tanto había deseado e introdujo dos dedos en su vagina y hay, Evelyn ya no se pudo contener.

Evelyn se dejo ir, con un grito incontenido, desahogándose en su placer. Su cuerpo sudoroso, había quedado mudo por un momento, notó que el Amo la miraba extasiado. Su Amo estaba contento, en como había disfrutado, pero aun quería darle más y no dudó ni un instante.

 

--Ángel: ¡Cómo has osado correrte, sin pedir permiso!

¡Eres una sumisa o solo una puta, ahora te vas a enterar!

¡Si, lo que quieres es eso, ahora verás zorra! La desató, se metió entre sus piernas, rozando la cara en su vulva e introduciendo su lengua, entre ese néctar maravilloso destilado de su concha, sorbiéndoselo y haciendo que Evelyn chillara de placer, para llegar de nuevo.

 

Evelyn estaba aturdida de tanto goce, su cuerpo tiritaba de emoción, no podía creerlo. Entonces Ángel le dijo, bien nena, ahora quiero que te quites tu tanga y me lo refriegues por mi cuerpo, quiero que me marques, que hagas que mi cuerpo lleve tu olor, para que todas sepan quien es tu Amo Evelyn.

Entregada, incapaz de negarle eso y nada, después de tanto desespero y encontrar la felicidad, ella se quitó el tanga inmediatamente y lo besó. Se lo rozó por su cara, cuello y vientre... destilaba aun flujo que fue dejándole, esparciéndole su aroma de mujer; a la vez que le chupaba su cuello, dejándole una marca.

Eso la excitaba tanto, que mirando a los ojos de Ángel, le pidió más de nuevo, por su vagina manaba ese elixir, que tanto le gustaba a Ángel. Incontrolada, dispuesta a cualquier castigo o premio, pero con un desespero alocado:

<<"Se puso a horcajadas, encima de él y se restregó por sus piernas. Se bajo hasta sus pies, le cogió el derecho y lo presionó contra su concha y cerro sus ojos. Ya no podía contener la sensación de placer. Ángel cogía sus pezones y los estiraba retorciéndolos de nuevo. Incorporó su cuerpo y sacándole los pendientes, que llevaba puestos, con soltura se los engancho de sus pezones y ellos quedaron así colgados, inmisericordes y expuestos en el aparador de aquellos pechos, que se insinuaban tremulosos y danzantes sobre el caballito de su AMO.

 

Evelyn los notaba, sentía el frío metal, colgando de sus pezones y como se movían en ese vaivén de movimientos. Mientras, Ángel se bajó el slip, la cogió por la cintura y la giró, haciendo que su culo quedara pegado a "su poya", la cual estaba a punto de reventar. El Amo pasó su verga por su sexo, ella gemía de nuevo, mojo en su jugo el glande y algo más y le daba golpecitos en su clítoris.

Ángel le ordenó que como muestra de sumisión, ella misma se estirara los labios vaginales y se diera cachetadas en su clítoris, así lo sensibilizaba mas y notaria más placer al sentir acariciarlos.

Ella obediente lo hizo así y sin esperarlo, notó la punta del pene de Ángel en su ano pasando de un lado a otro, y sabía que iba a entrar y su cuerpo lo deseaba intensamente. Mientras, él rozaba su pene en su ano, ella mentalmente se preparaba para la penetración anal; pues no era la primera vez, sabia que debería estar muy relajada y deseosa.

Notó como su ano se iba abriendo, recibiendo esa dura verga, dura y a la vez suave. Se dejó caer hacia atrás, invitándolo. Ángel fue apretándola agarrando a su vientre, empujo fuer-te-men-te, in-tro-du-cien-do su poya en el ano de Evelyn y se fue moviendo.

Ambos iban, controlando cada sensación, notó sus pliegues dentro de él y como lo aprisionaba y como ella se movía in contenidamente haciéndole llegar. Sus cuerpos sudorosos, reflejaban gran placer contenido y trabajado. Y ahora quedaron así quietitos, solo se escuchaba sus respiraciones agitadas, mirándose y sonriendo; llenos de una complicidad absoluta y sabiéndose afines en su sentir.

 

No supieron cuanto tiempo se llevaron allí, así tumbados, disfrutándose el uno del otro, amándose y dándose mimos y declarándose amantes, cómplices, amigos; y sobre todo sumiéndose en el amor. Supieron que un gran amor desde ese día empezaba a discurrir y dando gracias a Kharlo por haber sido amigo, maestro y compañero de ambos. Dejándole a ellos dos, un futuro de sensaciones indescriptibles, de los cuales disfrutar en ese futuro, que se les hacia deseable.

Ahora Evelyn es feliz y usa el recuerdo de Kharlo, para disfrutar en compañía de Ángel y compartirse dándose, así como se daba a Kharlo, siendo esclava de sus palabras y de sus deseos de nuevo, en el recuerdo de la compañía pero con la felicidad y la sonrisa en el rostro.

Fin

Evelyn45

Mas de evelyn45

Liberación

Un día de estos

Dos mitades de mi misma

Aún no estaba preparada

Me gusta todo de tí

Sentimientos (2: Recuerdos)

Sentimientos

Sumisión en silencio

Como una cometa al viento

El premio merecido

La amiga de mi madre (Maduros y sabrosos)

La amiga de mi madre (así me desvirgarón)

En silencio me hablas

La amiga de mi madre

Carta a un amor (2)

Carta a un amor

Fantasía en la oficina

En tu nido quiero posarme

La cajera del súper

Así te sueño

Treinta horas de amor (5 Final)

Liberando los sentidos

Microsensaciones

Treinta horas de amor (4)

Treinta horas de amor (3)

Treinta horas de amor (2)

Treinta horas de amor

Entre tenerte y no tenerte

Quitemonos la ropa

No se me ocurre más que pensarte en soledad

Cuando no estas a mi lado

Cuando la rutina nos alcanza

Ser y estar en tí

La basura

Una tarde cualquiera

El hombre que me odia

Como dos gotas de agua

Soñar es fácil si te pienso

Así te siento cuando no estas

En un lugar prohibido

Mi amiga Carmen (2o encuentro)

Te acaricio con mis letras

Al calor del fuego

Aquella -madruga- en Sevilla

Locura de amor

Siete rosas rojas

Un día más

Confesiones de un dominante

Triste despedida

Confesiones de una sumisa

La esperanza es mi compañera

La amante mirona

La web cam

Entre bollos y chocolate

La lucha del hombre

Cuando nos vence el sueño

Una noche sin hablarte

Glosa de un poema de Emily dickinson

Quizás, quizás...quizás

Herido muerto de amor

Tal vez... sin distancia

Ternura

Mi ángel es mi musa

Pena y desasosiego

Intesidad de ser

Los secretos de la mente (3)

Tristeza

Suavemente

Los secretos de la mente (1)

Los secretos de la mente (2)

El poder de los sentidos

Amen

El descubrimiento del ser (6: Confesiones desde..)

El descubrimiento del ser (5: Fiesta de carnaval)

El descubrimiento del ser (4: Formando un trio)

A mis lectores

Imaginandote

El descubrimiento del ser (3)

Buscando mi destino

El descubrimiento del ser (1)

Te echo de menos

Sentimiento de culpabilidad

Tormento nocturno

El descubrimiento del ser (2: 1ª infidelidad)

El sonido de tu silencio

Pegadito a mi alma

Mi amiga Carmen me incitó

El beso

Como la hiedra

Buenos dias tristeza

Evolución del deseo

Esperando en soledad

Entre las sabanas

Asi nació el amor

Una tarde fria