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Fantasía en la oficina

en Fantasías Eróticas

_____Fantasía en la oficina_______

Hoy es un día de tantos, un día como cualquier otro en los que el vacío rodea las vivencias de mi vida.

Salí esta mañana como todas las demás, y durante el camino al trabajo todo se hacia cuesta arriba. Vi el sol salir en el horizonte, sentí el silencio abstrayente de las calles, la solidez del día, se iba haciendo cada vez mas nítida. Yo seguí pasando por las calles hasta mi trabajo, como siempre me pare en el café de la esquina, me senté en la misma mesa de siempre, abrí el diario y pedí mi café como de costumbre.

Dentro de la cafetería, el sonido de la maquina de café, el bullicio que empezaba a respirarse, la gente entrando y saliendo, todo ello me hacia pensar que me quedaba poco para entrar en mi oficina. Bebí el último trago de mi café, cerré el diario y lo deje sobre la mesa, dirigiéndome a Tomás el camarero, que cada día servia mi café, después de tanto tiempo, ya ni tenia que pedírselo, de sobras sabia como lo quería y como me gustaba, le pague y entre bromas como siempre me fui.

Salí de allí apresurado, eran menos cinco y no me gusta llegar tarde, entre en la oficina. Aún, no habían llegado los demás "como de costumbre", siempre ponían la excusa de que si el metro o el trafico, y por la cara llegaban siempre más tarde de su horario- eso si bajo justificante-.

Siendo el encargado de aquel lugar, mi deber era advertir que eso no podía ser, aunque lo comprendía de sobras. A todos le disculpaba menos a Esther la telefonista, siempre llegaba tarde, no había día que no tuviera que llamarle la atención. Esther es una chica de veintisiete años, alta, delgada, sus ojos de color miel, y con una larga melena que le caía en cascada por sus hombros. Tras un año de trabajar en la empresa, siempre la veía un poco distinta al resto, siempre estaba un poco retraída, a veces la observaba y la notaba lejana, como si estuviera en las nubes.

Aunque tan bien debo constatar que hacía bien su trabajo, incluso más de lo que le pertenecía, pues ayudaba a los compañeros en el momento que no entraban llamadas, parecía que lo que pretendía, era estar ocupada el mayor tiempo posible, como si no quisiera pensar en nada mas, concentrar su mente y tenerla ocupada.

Eso hacía que yo, como encargado del personal de oficinas me fijase en ella, pues es una mujer que destila misterio por los poros de su piel, me siento atraído por ella desde hace tiempo. A veces al pasar por mi lado noto su aroma, un perfume fresco que aspiro y que me excita.

Cuando nos cruzamos en el pasillo - como es bien estrecho- me echo a un lado para que pase, rozo mi mano por su cintura en un gesto de cederle el paso, y se posa levemente sobre ella, noto como su falda roza mis piernas al igual que una caricia sobre mis muslos, y su larga melena aletea con sus prisas y sus movimientos que son sensuales y femeninos.

Más de una vez, he tenido que disimular una erección, menos mal, que casi siempre llevo una carpeta o papeles en las manos, así poniéndolos delante he podido disimular, porque me la pone tan dura que el pantalón parece que me va a reventar.

Cuando le llamo la atención por llegar tarde, ella siempre se disculpa y achaca al trafico o que el despertador no sonó, y la verdad es que noto sus ojeras, como si no hubiese dormido en toda la noche. A veces de broma le digo que si ha estado de juerga, pero la verdad es que ella no contesta, agacha su cabeza y lo único que dice es que intentara que no pase más.

Cuando hace ese gesto a mi me vuelve loco, miro sus labios, sus ojos y me parece de lo mas sumisa, ella se avergüenza, se sonroja cuando la miro de frente, y eso que lo hago para que se de cuenta de lo mucho que me atrae, pero solo se disculpa y se va a la centralita, allí se coloca los auriculares y sigue su trabajo.

Mi despacho esta enfrente de la recepción, allí es donde ella se ubica y la puerta de mi despacho casi siempre esta abierta, por lo que puedo verla desde mi mesa. A veces cuando trae puesta alguna falda corta la miro, sus movimientos son precisos cuidadosos y se mueve sobre la silla muy despacio, desplaza las ruedas de un lado a otro, me fijo en su perfil cuando gira la cabeza, cuando la agacha, como se desplazan sus manos cuando teclea el ordenador, y sus labios, esos labios que veo entreabrir.

A veces coge el bolígrafo y se lo mete en la boca, lo rueda entre sus labios, y la veo pensante, embebida en su trabajo. Ella ignora lo que me hace sentir, pero lo cierto es, que me esta creando un sentimiento de deseo que me desborda.

Cuando vuelvo a casa, en la soledad que me rodea pienso en ella, mentalmente pronuncio su nombre ¡Esther!, la deseo, sin darme cuenta la pienso y la visualizo. Veo en mi mente su imagen, su sonrisa, y hasta parece que huelo su aroma, entonces aspiro fuertemente como si quisiera absorberla, y el veneno entra en mí. Sin darme cuenta mis manos acarician mis costados y mi vientre, y mi pene empieza a erguirse. Noto como se va alargando y se endurece, se va estirando y como una serpiente, serpentea dentro de mi slip.

Bajo mi mano la cual he ensalivado, agarro mi pene por dentro del slip, mojo mi cola, y siento un placer y un cosquilleo que me vuelve loco, entonces la imagino desnuda frente a mí. Pienso que me mira con el bolígrafo en la boca, cogido por sus dedos, lo pasea por sus labios, de un lado a otro lentamente, y como cómplicemente nos damos miradas de deseo, imagino que se echa hacía atrás, sobre el respaldo de su silla, se deja caer hacía atrás y yo me acerco sobre el respaldo, paso mis manos sobre sus hombros, y dejo mis manos caer sobre su pecho, los cojo de la base y con mis dedos acaricio sus pezones.

Dejo correr la silla hacia atrás, y me coloco delante de ella, veo sus pechos como se separan hacía los lados, y sus pezones erectos. En esos momentos mi polla parece que va a reventar.

Pienso que me meto debajo de su mesa, y lamo su coñito hasta que no pueda más. Y después parar, dejándola con las ganas y haciéndola rabiar. Coger con mis labios, ese bolígrafo que pasea insinuante por sus labios. Bajarlo e introducírselo en su cueva, hasta siento como contrae sus nalgas para sentirlo dentro de ella, y como le baja el flujo hasta mojar el asiento de la silla, mirarla y ver como cierra sus ojos, mientras mi lengua le va separando sus labios íntimos y se desplaza hasta el clítoris, el cual muerdo con mis labios y le doy golpecitos de lengua.

Mientras pienso eso no dejo de mover mi verga, que esta morada y a punto de reventar, y que cuando paro, ella con esa cara de niña buena, me mira llena de lujuria, diciéndome que no pare, y me aprieta la cabeza a su coñito para sentir más presión, y yo como un corderito a sus pies, me siento un niño mamando la vida que ella me da. De pronto siento, como se deja ir en un orgasmo loco y desenfrenado se mueve en su silla como una loca, refregando mi cara, apretándola contra su concha, y noto el latir de su vientre y de su sexo que va destilando su néctar.

Saco el bolígrafo de su sexo, y sigo lamiendo toda la dulce miel que destila, mientras ella se deja caer extasiada sobre el respaldo del sillón. Entonces mi verga explota y mi leche sale abundante y espesa, corre por mi mano y salpica mi vientre y así quedo un buen rato, hasta que mi mente de nuevo grita su nombre Esther mi vida te amo.

Puede que algún día, me atreva a decirle algo pero como ya dice el refrán, donde tengas la olla no metas la polla, y de momento solo disfruto con el deseo de tenerla. Y así paso mis días, uno tras otro, viéndola de día y soñándola de noche y así seguiré.

Al salir del trabajo a veces hemos hablado, es muy correcta y siempre tiene una palabra de ánimo para todos. Pero cuando sale un coche la espera, ella entra con una sonrisa en sus labios, y veo como su rostro se ilumina. Se introduce en el coche y besa a esa persona con pasión. Entonces el coche se pone en marcha y yo solo me quedo con la esencia que deja su perfume en mi alma.

 

Evelyn45

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