miprimita.com

La amiga de mi madre (así me desvirgarón)

en Hetero: Primera vez

___La amiga de mi madre (Así me desvirgaron) ____

 

"Este relato es continuación del anterior con el mismo titulo, pero publicado en la categoría de jovencitas. Aconsejo al lector lea antes el primero."

 

 

 

Desde el día que Cecil estuvo en mi habitación, no había dejado de pensar en ella y en lo que me dijo, y la verdad pensando en su marido. Robert es un hombre maduro de unos cuarenta años, su porte es distinguido y se ve que se cuida mucho, pues su físico es envidiable para un hombre de su edad. Pensando en lo que me hablo Cecil, quiero observarlo de cerca y con detenimiento, así que iré a su casa con la excusa de despedirme de mi amiga Zoe, que se va de acampada con su hermano Zeus y así planifico el fin de semana con sus padres.

Zoe, es muy amiga mía y nos llevamos de maravilla. Cuando llegue estaba haciendo las maletas y estaba súper contenta, subimos a su habitación y me eche en su cama, mientras ella un poco excitada por el viaje, me contaba que se lo pensaba pasar muy bien, que también iba Raúl (su novio). Que ya solo pensaba en estar con el bajo las estrellas a la orilla del lago; sintiendo su cuerpo desnudo sobre ella, ¡calla le dije! que me das envidia, a lo que ella me contesto, si no fueras tan miedosa ya estarías disfrutando, porque chicos no te faltan.

A eso entro Robert (su padre) en el cuarto, diciendo que ya estaba la merienda preparada, cuando abrió la puerta me pude fijar en el, ciertamente es un hombre muy atractivo. Me di cuenta como me miraba, sus ojos se posaron en mis piernas, que sin darme cuenta, al estar sobre la cama, la falda se me había subido dejando mis piernas y mi culete al aire. El se acerco a saludarme, me beso las mejillas y me pregunto como me iba, sentí su aliento fresco sobre mi cara, y el tenerlo tan cerca hizo que mis pezones se pararan y me sonroje. Pensé, si Cecil su mujer le había hablado algo sobre lo del fin de semana.

Robert olía muy rico, nada que ver con los chicos con los que yo solía salir, su perfume era intenso y calido, Zoe le dijo espera un momento papi, que entro al lavabo y bajamos enseguida. Robert se quedo sentado en la cama a mi lado, diciéndome que estaba muy linda y que había crecido mucho; que tendría muchos novios, todo eso me lo decía mirando mis piernas y mis pezones que seguían salidos. Yo estaba muy cortada, y excitada por lo que mi respiración, hacía que mis pechos subieran y bajaran muy rápidamente. A eso entro Zoe, diciendo que ya estaba lista, por lo que bajamos al jardín, donde Cecil había preparado una buena merienda.

 

Nos sentamos en el jardín alrededor de una mesa donde había jugos de frutas y algunos dulces. Cecil se acerco a mí y me dio un beso casi rozando mis labios, me estaba incendiando por dentro. Notaba como mi tanga se iba mojando, y como toda yo era un hervidero de pasión. Al terminar ayude a Cecil y a Robert a quitar la mesa, en la cocina, ellos empezaron a acariciarse delante de mi. Robert y Cecil me miraban y yo a ellos, se notaba que tenían mucha complicidad, Cecil me tendió la mano, la cual yo sin dejar de mirarlos se la cogí. Robert se sonreía diciéndome que no me cortara, me acerque a ellos y él me cogió por la cintura. Se puso tras de mi y rozo su pelvis en mi trasero por lo que pude notar la dureza de su miembro. Entre los dos me rodearon y empezaron a besarme, ¡Dios me estaba mareando!

A eso sentimos la voz de Zoe llamándome, nos separamos y ahí quedo todo por ese día, Fui al encuentro de Zoe y le dije que tenía que irme ya, le dije que se lo pasara muy bien, y que me tendría que contar todas las cosas cuando llegara.

Nos dimos un abrazo, y me fui a casa. Nada mas llegar, me fui a darme una ducha fría, estaba tan caliente que solo pensaba en sus labios besándome y en lo duro y grande que tenia su pene. Eso hizo que después de terminar la ducha, cogiera el teléfono y llamara a Cecil, diciéndole que aceptaba su invitación para el fin de semana, pero que mi madre no debería enterarse de que Zoe no estaría.

Por lo que dicho esto, estaba tan nerviosa y excitada que no me quedo otra que hacerme unos dedos, imaginándome con los dos y descubriendo el sexo con ellos.

Los siguientes días se me hicieron eternos, y no paraba de darle vueltas a todo, casi me arrepiento de haber aceptado, pero cada vez que pensaba en la sensación que había sentido, algo dentro de mí se desbordaba, haciendo que tuviera ansias por que llegara el día.

Y por fin llegó, Cecil llamo a mi madre, diciendo que me quedaría con ellos el fin de semana, que así Zoe estaría más acompañada, ya que no había podido ir al campamento, porque estaba con gripe. Mi madre consintió y Robert vino a recogerme el viernes por la tarde, después de dejar a sus hijos en el autobús que los llevaba al campamento.

Salí de casa con una mochila con mis ropas, le di un beso a mamá y entre en el coche con él. Robert se acercó y me beso en la mejilla a forma de saludo, pero cuando el coche se puso en marcha quedamos en silencio. Al cabo de unos Km. Robert paro el coche, y empezamos a hablar seriamente.

Oye Yanira, me dijo, esto que estamos haciendo, es porque los tres lo deseamos, en ningún momento, tienes que hacer lo que tu no quieras, no tienes que sentirte obligada a nada, serás tu y solo tu quien pida lo que quieras, solo se natural y no te reprimas de acuerdo. A lo que yo conteste que de acuerdo.

Entonces Robert se acerco a mí y me beso en los labios dulcemente, mientras su mano se colaba por mi entrepierna. Yo lo miraba fijamente, y me acerque a besarlo de nuevo, dando consentimiento a lo que me hacia. Empecé a notar como sus dedos se colaban en mi tanga, y me dio un poco de corte, pero sus labios no dejaron que yo emitiese palabra. Los introdujo en mi rajita que ya estaba muy mojada, y los fue rozando por mi clítoris. Notaba como mis pezones estaban duros, y aquellos dedos se deslizaban de arriba abajo, cogió una de mis manos y la coloco encima de su pene, notaba el abultamiento que tenia y empecé a gemir. Robert saco sus dedos y se los llevo a la boca, saboreándolos y mirándome me sonrió.

Durante el viaje a su casa, que estaba a unos diez km. de la mía, el no dejaba de mirarme y decirme lo bonita que era, incluso poso su mano sobre mis piernas de nuevo, para mi eso fue un comienzo, un asentir a lo que después vendría.

Llegamos a su casa, y al entrar Cecil me dio un beso y me dijo que me acompañaría a mi habitación, el calor era sofocante y ella estaba en bikini me dijo que se iría a la piscina mientras yo colocaba mis cosas, que me reuniera con ellos allí. Mientras colocaba mis cosas, de vez en cuando miraba a la ventana. Los veía echados sobre las toallas, que estaban colocadas sobre el césped al lado de la piscina. Termine de poner mis cosas en orden y me coloque el bikini, me mire al espejo y me vi muy bonita, elegí uno mínimo que hacia que me resaltaran los pechos y dejara casi mi culete al aire, y baje rauda a encontrarme con ellos.

Cuando baje, Robert había despojado a Cecil de la parte superior del bikini, y sus pechos lucían erguidos bajo la luz del ocaso, que hacía sombras sobre el agua de la piscina y se reflejaba tímida sobre ellos. Al acercarme Cecil me dijo que si quería darme un baño con ellos, y la verdad me apetecía mucho, pues el calor del camino y la imagen que tenia delante de mí me había puesto muy caliente.

Cecil se levantó, beso a Robert y seguidamente se quito la parte baja del bikini. La parcela estaba delimitada por unos setos muy altos, por lo cual nadie podía ver lo que sucedía allí. Robert hizo lo mismo, se bajo el mínimo bañador que llevaba, y pude ver su miembro, el cual me dio un poco de miedo debido a sus dimensiones, y eso que aún no estaba erecto. Entre risas se metieron al agua, y yo aún me quede fuera un momento sin saber que hacer, pero dejando la timidez a un lado me quite el bikini y me tire al agua con ellos.

Al hacerlo y subir a la superficie, pude apreciar que estaban buceando y que se acercaban a mi; sentí sus manos sobre mis piernas, sus bocas, en distintas partes de mi cuerpo. Sobre mis senos, mi vientre, mi sexo, mi culo, allí dentro del agua pude sentir sensaciones nuevas que me llevaban al límite. Claro que yo, no me quede quieta y también acaricie todo lo que pillaba. Pude sentir como la polla de Robert ya se encontraba en un estado absoluto de erección, se acerco a mí y cogió mis pechos entre sus manos, mientras su boca se poso en la mía con mucha suavidad. Era la primera vez que me besaban así, su lengua entreabría mis labios penetrándolos poco a poco hasta que yo misma los abrí y le di mi lengua.

El sabor de su boca es fresco y dulce, y su lengua recorrió mi boca como nunca antes me habían besado, pasó su lengua por mis dientes, mis encías y jugaba con la mía. Entraba y salía por mi boca, sin dejar que sus labios se separaran de los míos !Dios que forma tan maravillosa de besar! Hacía que me sintiera como el primer hombre que llego a la luna como si estuviera en otra atmósfera y el aire que respiraba me ahogara en mi propio respirar.

Mientras eso sucedía Cecil entraba y salía del agua, intentando lamer mis partes bajas, la sentía bajo el agua y sentía además las burbujas que provocaba, al soltar el aire. Subían a la superficie no sin antes chocar con mi sexo, provocando en mí un cosquilleo maravilloso.

Me agarre al cuello de Robert, mientras el lamía mis tetitas y Cecil besaba mi espalda y mi culo. Notaba la polla de Robert que estaba bajo mi sexo, golpeando sin cesar a cada movimiento de agua. De esa forma salimos de la piscina, yo en brazos de Robert y Cecil tras nosotros.

Robert no dejaba de besarme, me dejó en la toalla tendida, mi cuerpo temblaba, pero no de frío, si no de excitación, cerré los ojos y él con sus dedos acariciaba mi vulva que estaba muy húmeda, y les puedo asegurar que no era por el agua. Cecil nos dejo por un momento, con la excusa de preparar la cena, no sin antes acercarse a mí y besarme en los labios dulcemente. Aquella situación me estaba superando, estaba tan caliente que no me importaba que Robert en aquel momento, metiera su polla dentro de mí y arrancara de una vez mi virgo. Pero no fue así, el se dedico a lamer mi coñito y a llevarme casi a un orgasmo, digo casi porque cuando me vio que estaba llegando pellizco mi nalga, y solo pude sentir el dolor que me provocaba haciendo que el gusto que me estaba llegando se alejara.

Eso fue una sensación extraña para mí. El sentir el abandono y de pronto cortarlo, pero eso hizo que me sintiera mas caliente, y que deseara más que me penetrara. A esas alturas mi coñito era un hervidero, mi flujo brotaba de mi interior y sentía como mi vientre y mi sexo latían por dentro. Yo no dejaba de mirar a Robert, que me sonreía y no paraba de darme placer, lamiendo sin descansar mis labios y mi clítoris.

La oscuridad se apoderaba del atardecer, allá en el jardín las sombras iban cubriendo un cielo que empezaba a mostrar estrellas, o era yo quien las veía; no lo se, solo se que en aquel momento, yo me estaba entregando a Robert con una pasión desmedida.

Robert, estaba muy excitado también, su pene tropezaba con mi cuerpo a cada roce, prácticamente se clavaba en mi. Entre mis piernas, en mi vientre; yo notaba como resbalaba por mi cuerpo, que estaba impregnado de su esencia y de la mía.

Mis manos, cogieron su pene y lo llevo hasta la entrada de mi vagina, el me miraba y metió su lengua en mi boca; yo estaba muy caliente, solo quería sentirme llena de el y por fin probar y sentir, lo que era tener una polla dentro de mí.

La tenia entre los labios gruesos sentía su glande resbalarse por ellos y rozar la entrada de mi vagina, la dejó ahí quieta y colocada, dejando que fuese yo con cada movimiento quien la fuera introduciendo. Al principio sentí un poco de dolor pero fue mayor mi curiosidad y mi sentir, que el dolor que sentía.

Robert, estaba un poco tenso, se sujetaba encima de mí esperando a que yo me moviera y dejara entrar su polla. Poco a poco, fui notando una presión dolorosa y placentera a la vez, note que en uno de mis movimientos algo se desgarraba dentro de mí. Y de pronto sentí su pene dentro, un grito salio de mi boca, la cual el callo con sus besos. Me faltaba el aire, y mordía mis labios aguantando el fuego que tenía dentro de mí.

Ya esta mi niña, ya pasó me decía Robert, el cual tenia su pene clavado en mi coñito, esperando que se me pasara la sensación de dolor. Fue muy dulce y tierno, me acariciaba mi pelo y soplaba mi cara dándome un poco de fresco, ya que estaba sudando. Me besaba en el cuello, en la frente, en los ojos y sentí la dulce fragancia de su aroma, cuando notó que me había serenado un poco, empezó a moverse lentamente, y yo empecé a gemir de nuevo algo molesta, pero como estaba muy lubricada el dolor se convirtió pronto en placer.

Los movimientos de Robert, fueron cada vez mas fuertes, mas intensos, y gemíamos los dos sin parar, me estaba volviendo loca de placer; hasta que en un momento sentí como mi vientre se convulsionaba, y las paredes de mi vagina se estrechaban alrededor de su miembro, queriendo atraparlo y no dejarlo salir. Sentía que lo estaba absorbiendo, cuando de pronto Robert la saco colocándola en mi vientre y descargando su leche sobre el.

Se echo a mi lado tumbado boca arriba recuperándose, mientras yo con mis manos extendía su leche notando su textura, incluso note que estaba entremezclado con un poco de sangre, y para celebrar el momento me lo lleve a la boca para notar su sabor. ¡Ese sabor no lo olvidare en mi vida! Robert me miraba sonriendo y diciéndome – bueno mi niña ahora eres toda una mujer, espero que haya sido satisfactorio para ti- se acerco a mi y con la mayor suavidad rozo mis labios y me beso.

Nos levantamos y fuimos al encuentro de Cecil, que me recibió con una gran sonrisa y un fuerte abrazo, el fin de semana fue esplendido disfrute con ambos descubriendo el sexo. Cecil tenía razón, cada rincón de mi cuerpo era un pozo de placer.

Después de esa tarde pasaron muchas cosas que fui descubriendo, tanto de cómo hacer sexo, como de mi misma.

Pero eso os lo contare otro día.

 

 

Evelyn45

Mas de evelyn45

Liberación

Un día de estos

Dos mitades de mi misma

Aún no estaba preparada

Me gusta todo de tí

Sentimientos (2: Recuerdos)

Sentimientos

Sumisión en silencio

Como una cometa al viento

El premio merecido

La amiga de mi madre (Maduros y sabrosos)

En silencio me hablas

La amiga de mi madre

Carta a un amor (2)

Carta a un amor

Fantasía en la oficina

En tu nido quiero posarme

La cajera del súper

Así te sueño

Treinta horas de amor (5 Final)

Liberando los sentidos

Microsensaciones

Treinta horas de amor (4)

Treinta horas de amor (3)

Treinta horas de amor (2)

Treinta horas de amor

Entre tenerte y no tenerte

Quitemonos la ropa

No se me ocurre más que pensarte en soledad

Cuando no estas a mi lado

Cuando la rutina nos alcanza

Ser y estar en tí

La basura

Una tarde cualquiera

El hombre que me odia

Como dos gotas de agua

Soñar es fácil si te pienso

Así te siento cuando no estas

En un lugar prohibido

Mi amiga Carmen (2o encuentro)

Te acaricio con mis letras

Al calor del fuego

Aquella -madruga- en Sevilla

Siete rosas rojas

Locura de amor

Un día más

Confesiones de un dominante

Confesiones de una sumisa

Triste despedida

La esperanza es mi compañera

La amante mirona

La web cam

Entre bollos y chocolate

La lucha del hombre

Cuando nos vence el sueño

Una noche sin hablarte

Glosa de un poema de Emily dickinson

Quizás, quizás...quizás

Herido muerto de amor

Tal vez... sin distancia

Ternura

Mi ángel es mi musa

Pena y desasosiego

Intesidad de ser

Los secretos de la mente (3)

Tristeza

Suavemente

Los secretos de la mente (1)

Los secretos de la mente (2)

El poder de los sentidos

El descubrimiento del ser (6: Confesiones desde..)

Amen

El descubrimiento del ser (5: Fiesta de carnaval)

El descubrimiento del ser (4: Formando un trio)

A mis lectores

Imaginandote

El descubrimiento del ser (3)

Buscando mi destino

El descubrimiento del ser (1)

Te echo de menos

Sentimiento de culpabilidad

Tormento nocturno

El descubrimiento del ser (2: 1ª infidelidad)

El sonido de tu silencio

Pegadito a mi alma

Mi amiga Carmen me incitó

El beso

Como la hiedra

Buenos dias tristeza

Esperando en soledad

Evolución del deseo

Entre las sabanas

Asi nació el amor

Recuerdos

Una tarde fria