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La cajera del súper

en Lésbicos

_La cajera del súper_

Era un día más, como cualquier otro iba al súper a comprar, a veces voy varias veces achacando mi mala memoria, así la veo mas. La primera vez que la vi mi corazón dio un vuelco, mis ojos se posaron en ella y solo podía mirarla, tanto fue así que tropecé con el carro, dejando caer una de las estanterías que había en una de las esquinas de la calle, conteniendo ofertas de unos productos de baño.

La caja estaba vacía, y ella salió para colocar las cosas en su sitio, por supuesto me disculpe, ella agradablemente me dijo que no importaba, que la estantería estaba colocada en muy mal sitio. Su voz y su sonrisa me cautivaron, pude ver sus movimientos cuando se agachaba, sus muslos quedaban al aire mientras su estrecha falda se oprimía sobre ellos dejando ver sus piernas ante mí.

Aquel día descubrí unos ojos y una mirada, unos labios y una voz, una persona que me atrajo, tanto que mis manos y mi voz temblorosas, no supo en aquel momento que decir, ni que hacer, y me quede embobada mirándola. Por un momento mis oídos dejaron de oír, y mis pensamientos solo pensaron en aquella mujer. Fue un golpe de corazón, un tragar saliva y un imaginar a aquella mujer así agachada ante mí, todo sucedía como a cámara lenta, cada uno de sus gestos, su abrir y cerrar de ojos, su entreabrir de boca, las palabras se quedaron en el aire como algo secundario, no escuchaba solo oía y veía un entornar de labios ¿que me estaba pasando?, ¿que me sucedía?

Pedí perdón de nuevo, y la ayude a poner las cosas en su sitio. Volví a la realidad y pude ser más normal y comportarme de lo más lúcida con ella, bromeando sobre mi torpeza y explicándole que iba distraída pensando en las cosas que iba a comprar.

Una de las veces, al coger uno de los botes del suelo mi mano se poso sobre la de ella, fue como un calambre, una energía que se desplazaba por mi brazo hasta mi corazón, una descarga de energías que note, que ella también la sintió. Separo la mano rápidamente y me miro a los ojos diciéndome – Vaya desde luego, si que tienes energía- nos reinos y seguidamente ella se fue hacia la caja y yo seguí comprando.

Nunca me había sucedido algo así con una mujer, si que a veces me he sentido atraída por alguna amiga. Me fijo a veces en los cuerpos femeninos, en sus pechos y sus curvas su trasero y admiro un cuerpo bonito.

Alguna vez, he pensado como seria hacer el amor con una mujer, ya que hasta ahora solo había echo el amor con hombres. Pero algunas veces, he pensado en acariciar un cuerpo femenino, y sentir la suavidad de su piel, tocar sus pechos y besarlos con mucha dulzura, y sentir que me acarician a mí también. La verdad es que creo que me gustan las dos cosas, por lo tanto en mi mente me considero bisexual, aunque nunca ejercí de ello.

Al atravesar las calles, note como ella clavaba su mirada en mí, mientras pasaba los productos que otra señora había comprado,- me sentía intimidada- de vez en cuando yo también la miraba, su pose sus movimientos diestros, en el corto espacio de la caja registradora y la barra deslizante, me fije en como su cintura se movía y de vez en cuando se giraba, dejando entrever su trasero respingón ajustado a su falda.

Terminé de comprar y pase por la caja, charle con ella mientras me pasaba los productos adquiridos, y me fije en su nombre que llevaba sobre su pecho en una plaquita que decía,

Srta. Ángela, más abajo "cajera" y el nombre del súper.

Nuestras miradas no dejaron de cruzarse, de nuevo mi corazón daba brincos, y me puse muy nerviosa, cosa que para ella no paso desapercibida, al darme el cambio, poso su mano sobre la mía y de nuevo sentimos esa corriente que nos atravesaba el ser.

Salí de allí sin dejar de pensar en su rostro, en sus labios, y su mirada. Me lleve todo el resto del día, pensando en ella y en lo que había sentido, y fue desde entonces una fijación en mí.

Hace ya tres meses que la veo a diario, antes hacia la compra para la semana, ahora estoy deseando de bajar y hacer la compra, así la puedo ver más. He notado que ella también me mira, y hemos tomado un poco de confianza. Así que cuando tengo que pasar por caja, espero que no haya nadie, así me quedo hablando con ella un rato.

La deseo, quiero ser la silla en que se sienta, rozar mis pechos en su espalda sujetándola, que mis brazos la abracen y rozarlos por sus pechos , bajar mis manos por sus costados y sentir su cintura, seguir bajando y notar como se va ensanchando su cuerpo, hasta tocar sus caderas, sentir su culo prieto sentado sobre mis piernas, y notar como se moja y se excita cuando mis manos se pasean por su cuerpo; meter mis dedos por debajo de su falda, y abrir camino hasta su concha húmeda de deseo, penetrar entre sus labios separarlos con mis dedos y hacerla sentir, hasta que no pueda ni ver lo que tiene delante y se deje ir.

Claro que esto solo es una fantasía, pero es lo que cada día siento cuando la veo. He notado, que a ella le gusta cuando la miro, cuando le digo que tiene un cuerpo envidiable, hasta se ha puesto roja alguna vez. He visto como cuando llego, después de haber cruzado algunas miradas, se muerde la comisura del labio inferior, y cuando me ve se desabotona los dos primeros botones de su blusa, mostrándome su canalillo, y cuando la veo mis ojos, automáticamente se posan sobre su escote, noto como mis mejillas se ruborizan, entonces la miro y me doy cuenta que ella sonríe y se lame los labios.

Creo que en definitiva las dos nos atraemos, y que debería quedar un día con ella, o invitarla a mi casa a comer un día de estos (quizás hoy me atreva a invitarla, pero temo que me diga que no) Las dudas surgen en mí, a veces pienso que son fantasías mías, pero esta atracción que siento- quiero realizarla- al fin y al cabo por exponérselo no pierdo nada, así que de hoy no pasa por que no puedo seguir deseándola tanto y soñándola cada noche, cuando mi mente me lleva a tenerla en sueños.

Lo hice, me atreví por fin y me dijo que si, que a mediodía cuando saliera vendría a mi casa, estoy nerviosa y contenta. He pasado toda la mañana arreglándome, y haciendo una buena comida. Quiero que se sienta bien, darle todo el cariño que desde este tiempo mi corazón le guarda.

Son las dos de la tarde, ya no tardara en llegar, preparo la mesa y la adorno con unas flores, miro y remiro la mesa no quiero que falte un detalle, suena la puerta es ella , estoy temblando, noto como mi interior es volcán de deseos, un terremoto interior hace que me sienta insegura y nerviosa.

Abro la puerta, es ella la hago pasar, le digo que se ponga cómoda que enseguida sirvo la comida. Suelta su bolso y viene hacia mi que estoy en la cocina y hablamos de cosas triviales, del calor, de que casa tan bonita, y cosas que las dos sabemos no tienen sentido y que en realidad lo que queremos es estar juntas.

Vamos intimando y le digo si se quiere poner algo mas fresco, a lo que me dice que si porque el uniforme, le da mucho calor, la llevo hasta mi habitación, abro el armario y le digo que coja lo que quiera y se lo ponga, mientras abro el armario ella sin corte alguno se quita la blusa y deja sus pechos a mi vista, no lleva sujetador y veo sus pezones sonrosados y erectos, descorre la cremallera de la falda y se queda con un tanga – Dios casi me da un patatús- la tenia delante así desnuda como la imaginé tantas veces, baje mi cabeza y ella se puso delante de mi.

Me cogió por la barbilla, y se fue acercando me miro a los ojos y lentamente se acerco a mis labios rozando los suyos ¡no podía creerlo! No esperaba tanto, y allí estaba yo, como una niña de quince años delante de su primera experiencia, mis manos se posaron en su cintura, mientras nos dábamos el beso mas tierno que jamás sentí, la suavidad de sus labios, esos labios carnosos y sensuales, que día tras día había estado admirando y deseando.

Por un momento cerré mis ojos, dejando fluir todo lo que me estaba haciendo sentir, no hubo palabras no hacia falta, las dos lo estábamos deseando, no había sido una fantasía, las dos habíamos estado atraídas la una por la otra, y ahora dábamos rienda suelta a tanto sueño a tanto deseo.

Nos echamos en la cama y sentí sus besos por mi piel, sus manos sobre mi cuerpo, todo era ternura, dulzura. Todo era diferente, aunque parecido a lo que había sentido en mis relaciones con hombres, solo que mas dulce, mas suave y muy placentero.

Su boca y mi boca se posaron invertidas sobre nuestros sexos, su lengua se paseo sobre mis labios íntimos, la mía iba abriendo los suyos e internándose en su interior, saboreando sus flujos que manaba de su vagina, aquello me gusto, lo saboree y lamí su néctar, como si se tratara de la miel mas dulce, ella hacia lo mismo, estábamos gimiendo las dos, ella me metió dos dedos mientras su lengua lamía y mordía mi clítoris, yo seguí lamiendo su vagina, de pronto note como se contraía y supe que estaba orgasmando. Note como salía su esencia y me recree en ella, metiendo mi lengua más y más dentro, sacando y apurando todo el manjar que salía de aquel paraíso donde, por primera vez probé la fruta prohibida.

Cambiamos de posición y nos besamos, ella se puso encima mí, incorporo su torso dejando sus pechos a la altura de mi boca, apoyando su sexo contra el mío, frotándose contra mí, mientras yo chupaba sus pechos y estiraba, sus pezones con mis labios, mis manos la apretaban contra mí y en ese vaivén, nos dejamos ir, y caímos una al lado de la otra, agitadas y recuperando el aliento, cogidas de la mano y sonriendo nos abrazamos y quedamos allí, con la sonrisa en los labios y el corazón y el vientre latiéndonos sin cesar.

Desde ese día nos vemos a menudo, nos hemos confesado lo que sentimos, ella también es bisexual, por lo que hemos decidido que algún día haremos un trío, aunque de momento, estamos bien juntas, "eso será otra fantasía a cumplir".

 

Evelyn45

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