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El descubrimiento del ser (3)

en Lésbicos

El descubrimiento del ser (3)

Maria descubre su bisexualidad

Para estar más tiempo al lado de Miguel, Maria decide apuntarse al gimnasio tres días a la semana. Habían pasado tres meses, desde el día que se entrego a Miguel y se hicieron amantes. Desde entonces ella había disfrutado del sexo con él, como jamás antes lo había echo. Sus pesadillas habían desaparecido y todo transcurría normalmente entre ellos.

Su marido la notaba mas relajada y tranquila, por lo que solo le dio la importancia de algo pasajero, ni siquiera se enteraba de lo que sucedía, o si se daba cuenta se hacia el desentendido No era persona de complicaciones y dejaba transcurrir la vida así sin mas, siempre que no hubiese escándalos y todo estuviera bajo unas normas de respeto.

Era la mañana del lunes, Maria se levanto y se dispuso como cada día a arreglarse, hoy tocaba gimnasio así que se colocó el chándal, y unas zapatillas deportivas para salir al gimnasio, ni que decir tiene que después del fin de semana, con su marido y los niños en casa, el contacto con Miguel había sido nulo, estaba deseosa de verlo y hablar con el, de sentir su piel y respirar su aroma.

Preparo la bolsa de deporte con ropa de repuesto. Para cambiarse al terminar las clases, salio aprisa de su casa, bajo las escaleras y salio del portal apresurada, en la calle el sonido del claxon del coche de Miguel, la hizo mirar en la dirección donde este estaba aparcado, se aproximó abrió la puerta y entro en el, con la familiaridad y la confianza que entre ellos existía.

Al entrar se miraron y se dieron un apretón de manos, tenían que disimular ya que la gente del barrio miraba. Miguel puso el coche en marcha y se dirigió hacia el gimnasio, durante el camino, estuvieron hablando de cómo les había ido el fin de semana, y comentando las ganas que se tenían, Maria tocaba las piernas de él mientras conducía, rozándole el paquete que estaba abultado bajo el pantalón, él la miraba deseoso y le sonreía, diciéndole ¡como sigas así no llegamos al gimnasio!. Con lo que Maria dejo sus manos quietas y siguieron con la charla.

Llegaron al gimnasio cogieron sus respectivas bolsas y se introdujeron en el, allí se separaron y cada uno se dirigió a su vestuarios, dejaron sus cosas en las taquillas, entraron a la sala de aeróbic donde Miguel era profesor.

Había unas veinte alumnas todas suspirando por él, pero su mirada solo era para Maria. Sonaba la música y todas empezaron ha seguir los pasos de Miguel que se movía de un lado a otro, exhibiendo su anatomía y marcando los pasos aeróbicos, que se iban repitiendo a la vez que añadía nuevos pasos.

Habían pasado unos cuarenta y cinco minutos, los cuerpos de todas las chicas estaban sudorosos, empezaba la relajación y todas allí en el suelo tumbadas estirando y relajando sus músculos, Miguel desde su puesto las veía allí tumbadas, exponiéndose a la vista de él. Cualquier hombre se hubiera excitado ante semejante vista. Pechos erguidos, culos duros y respingones, piernas estiradas invitantes ¡uf! había veces que salía de allí muy excitado, tenia que hacer verdaderos esfuerzos para que su pene no saltara enardecido y abultara en su malla.

Una vez terminada la sesión Maria se dirigió a las duchas, comentando con las compañeras lo bien que había estado la clase del día, y escuchaba atenta los comentarios de las chicas, sobre lo bueno que estaba el monitor, ella asentía disimulando. Todas se fueron desnudando y empezaron a meterse en las duchas.

Aquello parecía un gallinero los cuerpos de aquellas chicas, todas hablando entre ellas, alborotando entre risas y gritos. El ambiente lleno de vapor que el agua dejaba evaporar, lentamente subía hacia el techo siendo aspirado por el mecanismo que justo estaba en el rincón derecho. La mescolanza de olores pululaba por el vestuario, era una mezcla rara en el ambiente y decidí esperar a que terminaran para ducharse después, cuando todas hubieran terminado.

Se quedo allí sentada en el banquillo central del pasillo, delante de las taquillas a medio desvestir, y se quedo observando desde ese puesto lo vario pinto de los cuerpos femeninos, la hermosura de las curvas y los pechos. Sin darse cuenta Maria sintió deseo de tocarlos, en sus diferentes tamaños y pieles cerro los ojos y se imagino la situación.

Las chicas habían terminado cerraban sus taquillas y se marchaban alborotadas a la cafetería, se levanto cogió su bolsa de aseo y se dirigió hacia la ducha, aquello estaba solo, se desnudo y entro a la ducha envuelta por el calor del agua y el vapor, no noto que había entrado alguien mas.

Maria oyó como le decían hola, perdona no me había dado cuenta, no importa estabas tan relajada ahí, que sabe dios que estarías pensando. Cierto dijo Maria mi mente estaba divagando, en no se que cosas Ana.

Pues chica divagas muy bien, tu cara tenia un gesto !Uhm! que invitaba a acercarse a ti, y ayudarte a elevarte aun mas al cielo. Que dices Ana, nada chica que si quieres pasar un buen rato podría ayudarte, Maria se quedo un poco anonadada. Bajó la cara y termino de ducharse, bajo la mirada atenta de Ana que no le quitaba ojo de encima.

Por un momento cruzaron las miradas, y Maria salió de la ducha liada en su toalla. Ana terminó y fue tras ella, se sentó a su lado, no dando importancia a lo que le dijo anteriormente. Cogió la toalla y comenzo a frotar la espalda de Maria, que se quedo allí parada como una mojigata, Ana le decía que tenia una piel muy suave, gracias dijo Maria tu también la tienes, suave y tersa, a lo que Ana aprovecho, le cogió la mano y se la puso sobre su pecho desnudo.

La sensación que Maria sentía era extraña, nunca había tocado el pecho de una mujer, solo el suyo. Era agradable y ni corta ni perezosa, su mano siguió tocando a Ana, que con una sonrisa en su boca y los ojos cerrados se dejaba llevar por el tacto de Maria. La mano de Maria la fue recorriendo los costados y el vientre y Ana noto como sus respiraciones se iban haciendo mas profundas.

Los ojos de Maria comenzaron a destilar lujuria y mordiéndose los labios, elevó su cabeza y miro a los ojos de Ana. Esta acercándose a su boca, la beso suave y lentamente los labios, la abrazo y susurrándole al oído le pregunto ¿no lo has hecho nunca con una mujer Maria?

Maria movió negativamente su cabeza y en un ahogado halo de voz dijo ¡no! ¿ y quieres? a lo que Maria dijo: en estos momentos siento que haría lo que fuera, por seguir recibiendo este placer, que quema mi vientre y mi pecho. Ana se levanto se fue hacia la puerta del vestuario y cerro el pestillo, a lo que Maria dijo ¿Qué haces estas loca? Sssss… calla tenemos media hora hasta que termine la clase siguiente.

Ana era una Alumna antigua del gimnasio por lo que sabia todos y cada uno de los rincones y horarios. Maria noto que eso lo había echo mas de una vez y en medio de sus calenturas se dedicaron a gozar de sus cuerpos.

Ana lamió los pechos de Maria, mientras esta gemía mordiéndose el labio inferior, ahogando el placer que le sobrevenía, Ana hundió sus dedos dentro de aquella vagina que se le mostraba invitante, notando el abundante flujo que Maria destilaba. Mojo los dedos en ese fluir calido, que salía de aquella concha, los sacos chorreantes, y resbalando sus dedos, los bajo hacia su ano, rozándolo y penetrándolo lentamente, haciendo que Maria diera un grito de placer. Levantándole el culo con la misma mano, acerco su cara al sexo de Maria, lamiéndolo y colando su lengua dentro de aquella cueva, donde Maria se dejo ir, quedando extenuada sobre el banco del vestuario.

Ana le cogió la mano a Maria y la guió hasta su sexo, donde Maria empezó a mover sus dedos tímidamente en el clítoris de Ana, y penetrándola seguidamente haciendo que esta se dejara ir también.

Después de unos minutos Ana se incorporo beso a Maria en la mejilla y abrió la puerta de nuevo. Le dijo apresúrate que ya van a ir llegando la siguiente clase, se metieron de nuevo en la ducha y en ese momento el vestuario se fue llenando de nuevo de chicas.

Salieron de la ducha cruzando miradas y sonrisas Ana se acerco a Maria y le dijo si te ha gustado podemos repetir cuando quieras, pero mas tranquilamente. Ana termino de vestirse le dio un beso en la mejilla y se marcho.

Maria no podía dejar de pensar, en la experiencia que había tenido. Nunca había pensado lo agradable que podía ser, hacer el amor con una mujer y la sensación, de coger sus pechos entre sus manos, lamerlos , tocar su sexo y notar como se contraía en sus manos, le había gustado y se dijo a si misma que si que repetiría.

Se vistió y salio de allí rápidamente, dirigiéndose a la cafetería donde Miguel la esperaba. Perdona un contratiempo le dijo, no importa acabo de llegar dijo Miguel que la observaba. Maria estaba nerviosa y no dejaba de pensar en Ana y en sus caricias, y en como antes se había calentado mirando el cuerpo de las chicas, realmente había disfrutado. Y se descubrió a si misma como bisexual, miro a Miguel y se sonrió.

¿De que te ríes Maria? Pregunto Miguel.

No de nada contesto.

Pero Miguel que ya la iba conociendo le dijo ¡algo andarás tramando!

Salieron del gimnasio y se fueron a casa, ellos seguirían disfrutando del sexo hasta que llegaran las seis de la tarde cuando los niños llegaran del colegio.

Maria no dejaba de pensar en Ana, y pensaba que si con Miguel, sentía tanto placer y con Ana también, que con los dos seria algo inaudito así que se puso a pensar en la idea de realizar un trío. Jajjajaj Reía ante la Mirada de Miguel que ajeno a sus pensamientos le decía ¡algo estas tramando.!

Pero lo descubriremos otro día, Maria tendría que convencer a Ana y a Miguel para seguir descubriendo ella misma, las posibilidades que su cuerpo y su ser le brindaba.

 

Evelyn45

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