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El descubrimiento del ser (2: 1ª infidelidad)

en Hetero: Infidelidad

Maria se levanto aquella mañana, con la sonrisa en el rostro recordando el sueño de la noche anterior, no sin sentir como su interior se revolvía y como su vientre sentía unas ganas locas de hacer el amor, de llegar a ese mundo que la hizo ser tan feliz.

El descubrimiento del ser (2)

Primera infidelidad

Como cada día se arreglo, pero no sin antes regocijarse ante el espejo acariciando sus senos, sintiendo como su corazón palpitaba y como su pecho en una constante agonía que la dejaba totalmente fuera de su sitio subía y bajaba, ansioso por ser lamido, tocado y estrujado, sentir así ese placer intenso que la recorría el ser, termino de vestirse.

Se maquillaba sintió su sensualidad, perfilo los labios lentamente, casi acariciándolos, los pinto de un tono rosa casi fucsia que en contraste con su piel blanca y su pelo rojizo la hacia resaltar aún mas si cabe ,se sentía bonita, sabia que ese día la iban a mirar al pasar por el barrio, los vecinos que siempre se ponían en la terraza del bar , aquellos salidos que siempre la piropeaban y se le quedaban mirándola embobados, con aquella mirada deseosa y lasciva que siempre la ponían nerviosa.

Eligió una falda entallada de color negro, una blusa muy fina de seda en color verde y una chaqueta que hacia juego con la falda, la chaqueta tenia detalles de piel y unas cremalleras en los bolsillos. Seguidamente eligió la ropa interior, decidió que ese día seria blanca, un tanga con unos encajes en los bordes de las ingles y el sujetador a juego.

Al ponérselos se miro al espejo y pensó que no estaba mal después de haber tenido dos hijos y que aun resultaba atractiva, rozo sus pezones y noto lo duros que estaban y como el encaje transparentaba el color de ellos. Tenía unos pezones gordos y duros y su copa de la talla ciento diez, era una delicia para aquel que la miraba !ella lo notaba!, a los hombres se le iba la vista hacia abajo cuando hablaban con ella si llevaba algún escote. Se perdían en ese canal que se mostraba invitante, allí donde los deseos se perdían.

Maria empezó a excitarse pensando solo en aquello y después del sueño de la noche anterior aún mas, sus mejillas empezaron a sonrojarse y su mente quería volar, mas en ese momento solo tenia tiempo para llevar a los niños al cole y hacer las compras así que termino de arreglarse, se puso la blusa y la falda, realmente se vio hermosa, cogió la chaqueta, el bolso, el teléfono móvil y llamo a los niños.

Maria... niños vamos que se nos hace tarde.

Ya vamos mama.

 

Salieron de la casa y cogieron el ascensor, al abrirse la puerta del ascensor noto las miradas de miguel, un vecino del piso superior que siempre la piropeaba. Olió su aroma ese perfume inconfundible a Hugo boss que siempre llevaba y que a ella le resultaba tan sexy.

Miguel era alto 1,74 de estatura, ojos azules, rubio, y un cuerpo de escándalo, era de esos chicos que una se vuelve a mirar o que cuando mira, el corazón da un brinco de deseo, Miguel era profesor de aeróbic y tenia a las chicas locas por el, pero ella nunca había visto que saliera con ninguna al menos en serio, vivía solo en el piso superior, justo encima de ella y nunca había sentido que tuviera compañía, cuando llegaba por la tarde ella sentía sus pasos, y como iba de un lado a otro del piso, a veces había imaginado que haría solo tanto tiempo, y lo había tachado de solterón y solitario.

Mientras el ascensor bajaba cruzaron el saludo oportuno:

¿Buenos días Maria que tal ¿

Hola Miguel, ya ves a llevar a los niños al cole y a la compra.

¿Quieres que te lleve?, precisamente hoy tengo el día libre y también voy al centro comercial.

No quiero molestarte Miguel.

No es molestia Maria de todas formas voy para allá.

Pues si esperas que deje a los niños en el autobús me voy contigo.

OK, Maria mientras voy sacando el coche.

De acuerdo hasta ahora.

Llegaron a la planta baja los niños corrían hacia la puerta y salieron hacia la calle, entraron al autobús y se fueron al colé.

Maria quedo pensativa un momento y pensó si había sido buena idea el aceptar ir con Miguel en el coche, pero la verdad es que le apetecía un poco de compañía, de pronto el sonido de un claxon la saco de sus pensamientos, vio que era el, le abrió la puerta y ella entro sin decir palabra, al subir al coche la falda se subió un poco dejando ver las piernas de ella, cosa que a Miguel no se le paso por alto. Miguel cruzo su mano por delante de ella para cerrar la puerta, rozando su brazo por el borde de la falda, en ese momento ella sintió un escalofrío que la hizo estremecer, Miguel noto como se sonrojo y como quedo así quietita ,pero para no violentarla empezó a conversar con ella:

Miguel: ¡eh! ¿Maria y como va todo hace tiempo que no nos vemos?

Maria: bien ya sabes Manuel trabajando los niños al cole y yo como siempre atareada.

Miguel: te parece si tomamos un café Maria

Maria: de acuerdo pero invito ok?

Miguel: ok Maria de acuerdo

Estaba sorprendida por la soltura que estaba teniendo ya que no estaba acostumbrada a salir ni hablar con chicos, para ella su casa y sus hijos eran prioritarios, pero desde esa noche ella se sentía desbordada por deseos que la inquietaban, de tal manera que parecía buscar, situaciones que la mantuviera con esa inquietud constante de excitación, eso la hacia sentirse mas mujer mas viva.

Miguel paro en una cafetería del centro aparcó, salio del coche, le abrió la puerta y ella salio de este, al hacerlo noto de nuevo el perfume de el, respiro profundamente su aroma de nuevo, y se lleno de el, se fijo en sus movimientos en la seguridad que demostraba en todos y cada uno de ellos, y en lo galante que era.

Entraron a la cafetería y pidieron, ¿que vas a tomar Maria? , un café con leche bien cargado haber si espabilo, ¡rió Maria!, el miraba su sonrisa, era atractiva no podía negarlo. En ese momento se sentía la persona mas feliz del mundo, por llevar al lado a semejante mujer, el tomo un zumo de naranja tostadas y un café.

Mientras desayunaban estuvieron hablando de cosas intrascendentes, pero ambos sabían que detrás de toda esa palabrería se quedaban cosas por decir, que él por respeto y ella por vergüenza callaban, hasta el momento en que el decidió lanzarse.

Decirle lo bien que se cuidaba, que si iba al gimnasio y así entre bromas hacerle sentir a ella mas excitada si cabe, Maria se sentía en las nubes, no creyó nunca que Miguel se fijara en su físico, acostumbrado a estar con chicas tipo barbi en el gimnasio todos los días, y así se lo dijo, el le contesto que estaba harto de tratar con niñas que solo saben hablar de sus cuerpos y que solo viven para eso, que le gustaban las mujeres mas naturales y con mas conversación y vivencias humanas, pero que por desgracia escaseaban tanto, a lo cual ella contesto que aun quedaban muchas que solo era cuestión de encontrarla.

El sin pensarlo dos veces le dijo que ya la había encontrado, pero que no estaba disponible, que la tenia tan cerca que solo el poder verla u olerla le daba la vida, y solo quería que llegara un día que ella se diera cuenta de lo que el sentía por ella, a lo cual ella le respondió y porque no se lo dices, en ese momento Miguel la miro a los ojos fijamente y su mirada la desarmo por completo.

A lo cual dijo sin eludir un momento, pues ya lo sabes aquí estoy esperando que te des cuenta de lo mucho que te quiero y deseo. Maria se puso roja, notaba como se mojaba de la excitación de sentirse deseada de aquella manera, de saber que aquel hombre sin ella darse cuenta la estaba sintiendo de manera indescriptible. El le cogió la mano la cual estaba temblorosa pero no la retiro, su cabeza estaba echa un lío, ¡que le estaba pasando!, se miraron por un momento, ese momento fue intenso, tanto que sin hablar supieron lo que querían y se agarraron fuerte de las manos.

Maria noto como le subía un calor que iba desde su mano a través del brazo, era como una descarga de energía que entraba por sus venas y se instalaba en su vientre, noto como palpitaba su corazón elevándose en un deseo desenfrenado. Por un momento pensó en su familia, pero era tan grande aquello que sentía que se dejo llevar.

El noto como ella estaba dispuesta y no dudo ni un segundo en proponerle ir a un hotel si ella quería, ¡por supuesto sin que se sintiera ofendida! Maria titubeando un poco, se dejo llevar por lo que en aquel momento sentía y acepto, se levantaron, salieron de la cafetería y se dirigieron al coche.

Al llegar al coche el se acerco a abrir la puerta, no sin mirarla a los ojos, en ellos se adivinaba la pasión y el deseo que se escondían en su interior, Miguel se acerco a ella, lentamente la tomo por la cintura atrayéndola hacia si, miro a un lado y a otro y al ver que nadie observaba se acerco a su boca y la beso, noto como Maria temblaba y como su rostro delataba la calidez que su cuerpo sentía.

Entraron al coche y allí se entretuvieron en manoseos Miguel estaba frenético, bajo su pantalón algo estaba a punto de estallar, sentía su pene como palpitaba y crecía al acariciar a Maria, tocaba aquellos pechos tan deseados, que al igual que su pene endurecían y se mostraba invitante a caricias, de nuevo se miraron a los ojos confirmando aquel deseo que sentían, se separaron y sin palabras Miguel arranco el coche, sus respiraciones estaban agitadas y sus corazones latían sin ritmo propio, al igual que aquel coche tomaba velocidad, ellos a su vez también marchaban a pulso acelerado deseando tomarse y descargar aquel deseo que sentían.

Miguel la condujo hasta un hotel de las afueras, llegaron allí aparco el coche y para que no se enfriara la situación de nuevo la beso y la acaricio, Maria agachaba la cabeza dudosa y avergonzada, pero a la vez deseosa de sentir, de embriagar sus sentidos, de llenarse de ese calido deseo que desde su interior nacía y que esos brazos la perdía, pero lo mas curioso es que ella lo deseaba y se dejaba llevar, así entre susurros Miguel le pregunto ¿estas segura Maria?, a lo que ella asintió con un leve movimiento de cabeza.

Salieron del coche y se dirigieron al hotel, la habitación era pequeña, una cama con almohadones grandes, un armario, dos grandes ventanales, y un cuarto de baño. Las cortinas estaban echadas, cuando Miguel fue a descorrerlas, Maria le dijo que las dejara echadas, que sentía un poco de corte, a lo cual el respondió que de acuerdo, se acerco a ella lentamente en la semipenumbra de la habitación, la abrazo susurrándole al oído que no tuviera miedo, que el la amaba y deseaba desde que la conoció aquella tarde en el parque, cuando estaba con los niños y el hacia goginn, y que desde entonces el la amaba en silencio, le explico como sin ella notarlo, el la observaba y escuchaba a través de la ventana del patio, y que sabia que algo le pasaba por las noches que la escuchaba gritar.

Ella quedo desarmada y no supo que responder solo se dejaba hacer, el noto como ella temblaba cuando la estrecho hacia si, la rodeo con un brazo por la cintura sus labios la besaban en el cuello y su otra mano, le acariciaba la nunca, ¡Maria creía morir! su interior era un torbellino y sus manos empezaron a volar y su corazón a saltar como un caballo desbocado estaba agitada.

El le repetía tranquila, tranquila que amar no es malo, no hacemos daño a nadie y en aquel momento se dejo llevar, le acerco sus labios y los rozo con los de el, saco su lengua y los perfilo con la puntita y después se la entrego en un beso calido y apasionado. Las manos de Miguel desplazaba la chaqueta de ella la cual callo al suelo, y sintió el tacto de la piel bajo la blusa de seda verde, le acaricio la espalda y poso sus manos sobre esas montañas que tanto deseó.

Los pezones de Maria seguían duros y salidos y un mar de sensaciones recorría su vientre, el cual se contraía como si fuese un mar de olas que vienen y van, y donde ella estaba ahogándose en ese sentido intimo de placer y no quería salvarse, quería ahogarse en el y no terminar nunca de sentir ese apasionado sentir que la estaba elevando al éxtasis.

Miguel desabotono la blusa muy suavemente mientras la besaba, ella ni siquiera se dio cuenta, le saco la falda y allí estaba en ropa interior, Miguel no podía creer tanta belleza, su corazón saltaba y la deseaba tanto que no podía creer que al fin estuviera allí con el, quería hacerla tan feliz que se contuvo para hacerla gozar como nunca le habían hecho en su vida.

La acerco a la cama y la recostó, sus manos acariciaban sus pechos con suavidad por encima del sujetador, ella estaba muy acelerada, le quito el yérsey y la camiseta, y sus manos y boca empezaron a lamer como una loca, primero su pecho, acerco la boca y lo lamió, con la lengua fue pasando alrededor de la aureola de Miguel que gemía de gusto, mientras el le cogía el pezón con los dedos y se los estiraba eso la volvió loca. Entonces ella empezó a morder los de el, con una pasión frenética, primero uno y después el otro y sus manos bajaban rozando sus costados y llegando a sus glúteos, pero el pantalón le molestaba, con lo cual miguel se separo un poco lo desabotono y lo bajo hasta media pierna entonces ella metió su mano, disfrutando de ese glúteo firme y duro y lo masajeo y estrujo, Miguel estaba ya con su verga dura a punto de explotar ella noto su excitación, le bajo el bóxer y dejo al descubierto una poya dura y grande, la cual se alzaba pidiendo caricias.

Maria no lo pensó se sentó en la cama arrodillada frente a Miguel, beso su torso y le paso la lengua por esos músculos duros y marcados, bajo por su vientre hasta llegar a su pene, pero no lo lamió, lo empujo hacia la cama dejándolo allí bocaarríba, metió sus manos entre las piernas de el, cogiendo sus bolas que estaban duras, paso su lengua por ellas, sorbió el escroto y lo introdujo en su boca, paso la lengua por las ingles ignorando su poya, que estaba deseosa.

Miguel la cogió con la mano y se la dio, pero ella en un gesto lo rechazo siguió lamiéndole las ingles y el interior del muslo, lo mordió, lo sorbió, y solo por un momento le cogió la poya la ensalivo, la rodeo con su lengua, Miguel quería tocarla quería cogerle sus pechos y estrujarlos, pero ella no lo dejo le dijo que se pusiera bocabajo. Y allí se echo encima de el restregándose por su culo y espalda se sentó encima de el, se quito el sujetador y fue rozando sus pezones salidos por toda su espalda y glúteos, bajando por las piernas.

Miguel estaba frenético se dio la vuelta le saco el tanga estaba mojado por su flujo, cogió el tanga y se lo metió en la boca, lamiendo ese elixir que tanto deseaba, Maria lo miraba, estaba deseosa de aquel ser que le estaba dando tantas sensaciones nuevas para ella.

Maria cogió sus pezones con sus dedos los estiro y los giro y Miguel bajo su cabeza y se metió en ese pozo de deseo, le abrió las piernas y bebió de su flujo que resbalaba por sus muslos, Maria gemía rompiendo el sonido del silencio de aquel cuarto, donde solo eran testigos aquellas cuatro paredes. La lengua de Miguel se introdujo en su vagina, bajando y subiendo por ese liquido sensual que transcurría por aquel canal lujurioso, la subió hasta llegar a su clítoris notando como sus labios vaginales estaban duros y erectos, cogió su poya y la paso por su capuchón haciendo que Maria diera gritos de placer, allí le sobrevino el primer orgasmo que la fundió en un mar de oleadas, donde su vientre era un ir y venir de sensaciones que jamás había sentido en ese momento, Miguel metió su poya en la vagina de Maria, la cual grito aun mas, no podía aguantar mas placer era algo solo soñado, algo que no sintió jamás Miguel se empezó a mover, metiendo su poya hasta muy adentro, al principio despacio y después con movimientos fuertes y rápidos y así llegaron juntos al mas increíble orgasmo que jamás ninguno de los dos hubieran tenido.

Cayeron desfallecidos y agitados en la cama se miraron con una complicidad inaudita, sonrieron y se besaron, no cabía mas palabras que el silencio y el saberse cómplices en aquella habitación. Al cabo de media hora, salieron hicieron las compras juntos y regresaron a casa, se despidieron como buenos vecinos sabiéndose amantes.

Desde aquel día ella sube a casa de miguel a invitarle a café, y el baja cuando esta sola, descubriéndose en mitad del día cuando la soledad de los amantes se descubren en el ser.

 

 

Evelyn45

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