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De la conquista de las mujeres

en Textos educativos

De la conquista de las mujeres.

Supongamos que usted no liga chicas mientras que todos tus conocidos sí lo hacen, algo seguramente está sucediendo. Lo más probable es que eres feo y no despiertes ninguna atracción en absoluto. Si eres lo suficientemente hombre y realista, te darás cuenta que el mono atrae a la mona, y así deberás acomodarte con las chicas de tu nivel, y en el mejor de los casos, si tienes dinero, la cirugía plástica hará milagros. Esto significa que si la fealdad es la causa de que no conquistes damas bellas y distinguidas, la única solución a tus males serán: el quirófano, las extremadamente feas, las putas, o deberás seguir practicando y perfeccionando el arte de la masturbación.

Ahora vamos a suponer que usted es relativamente apuesto, o al menos, usted entre los feos es considerado bello, y que la causa de que no levante chicas se deba a su timidez y no a otra cosa, entonces el tema se complica laberínticamente, ya que las causas de sus males pueden ser infinitas. Lo más recomendable que puedo aconsejar es que beba dos o tres cervezas y salga a la conquista, no sin antes haber adquirido cigarrillos, chicles de menta, y una caja de preservativos por las dudas. También la enigmática y confusa ciencia que denominaron psicología podrá despertar alguna desinhibición, aunque le saldrá mucho más costoso y menos eficiente que el leal alcohol.

En el último caso, si tu eres bello y no conquistas mujeres, probablemente el sentido opuesto es tu dirección, y los goles, deberás hacerlos en contra.

Tomemos a la mujer como una raza maravillosa e incomprensible, como lo más bello de la naturaleza; porque en efectivo las mujeres son más bellas que cualquier paisaje montañoso, y cualquier mar profundo, cualquier ciudad moderna, y la suma cualitativa de todas estas bellezas. La mujer podrá ser solamente comparable a la bella obra de arte, al cuadro renacentista, a la melodía penetrante, a la escultura trabajosamente tallada. Y como tal, se debe ese respeto. Pero bajo ningún punto de vista el individuo masturbador deberá demostrar este respeto, porque por una cuestión natural de que el más fuerte se come al más débil, la mujer devorará la voluntad y libertad del hombre. Será el hombre el que impondrá respeto y dejará las igualdades de condiciones para los amanerados románticos irracionales. Será el hombre quien mienta deliberadamente, quién no cumpla con las citas, quién se haga rogar. Sin embargo, será más que difícil que el grueso de la masa atienda a tales asuntos. Mucho menos los jovenenzuelos que leen esta página cibernética artificial, porque para llegar a tratar de esa manera a las mujeres, antes que maltratarlas y engañarlas, hay que primeramente conquistarlas. Y luego de conquistarlas, como se las maltrata, lo único que hará posible que se quedan aferradas a nosotros, será el inacabable sexo que le daremos, en digna calidad de machos, y ustedes, jovenzuelos masturbadores, al haberse fornicado la mano toda la vida, carecerán del talento necesario y nunca podrán llegar a perfeccionarse en el arduo arte de amar.