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Ceres

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Ceres

En diciembre el sol pega fuerte sobre la testa del viejo provinciano que sentado en una esquina del ayer como esperando la nada en tácita paz interna me indica un hotel barato que posiblemente cobijará mi aventurero ser que recién comienza una aventura muy grosa.

No amigo, me dice el hotelero un poco asustado por mi aspecto (presumo yo), vaya más al centro, no me queda más habitación, y la única disponible no tiene siquiera ventilador, por eso no se la ofrezco, se va a cocinar allí dentro, vaya más al centro y si de última no consigue, bueno, ya sabe, tiene ésta.

Con esto me doy idea del calor intenso que hace por esta región. En el siguiente hotel sin problemas conseguí una habitación con ventilador y televisión. Sencilla. Rústica. Y sobre todo barata. No necesitaba más. Incluso la televisión ya era un lujo innecesario. Mi viaje era largo y recién comenzaba y quizá si no cuidaba mi dinero no llegaría muy lejos aunque la idea también era ir trabajando en lugares que me llegaran al alma y mi espíritu sintiéndose más libre decidiera quedarse un tiempo indeterminado hasta que las ansias de explorar otros lugares maravillosos y llenos de energía aparecieran y así volaría, simplemente. Pero ahora estaba en Ceres, y cómo me dolía el culo hermano. Mi moto, una irrompible Honda Transalp de 650 cilindradas, poderosa y rugiente de una fuerza leal, pero de un asiento duro que luego de una jornada de ocho horas hace que realmente los cachetes sufran. Y ese bañito con agua caliente qué bien que me vino. Rápidamente me lavé el pelo y el cuerpo, y me quedé bajo la lluvia boludeando como media hora y de paso me masturbé.

Y qué se te dio por viajar solo en moto?

Uff. Qué pregunta! Crecer como individuo. Superarme y ser una persona mejor. Obtener conocimientos que solo se gana viajando, descubriendo y explorando otras realidades y así al regresar a mi hogar ser definitivamente otra persona. Más allá de que el río no es el mismo cada segundo que inevitablemente pasa y el hombre a su vez es más barbudo, este viaje en solitario con mi moto como transporte alrededor del mundo subdesarrollado, compartiendo mi arte, (porque toco la guitarra, no sé si la vio colgando al costado de mi moto cuando llegué), mi cultura y mis ideas con todas esas personas diferentes que cruzaré, harán que necesariamente cambie, crezca como ser humano. Será de ellos que recogeré la humildad de los siglos, aprenderé los valores que los hace feliz, y escucharé la voz de sus dioses (más allá de que yo no creo en nada sobrenatural), pero sobre todo, con ellos, hermanos latinos, africanos, asiáticos, u oprimidos de cualquier parte del mundo, lloraré, renegaré las injusticias que padecen, lucharé con ellos, nos rebelaremos juntos y a su vez gozaré su cultura, lo grandioso que es vivir y claro, sus mujeres, seres tan especiales que alegrarán mi existir, y ya presagio la dimensión de semejante viaje, y sé que la realidad, amiga, superará cualquier anticipación imaginaria que pueda hacerse del incierto futuro. Viva la aventura. No?

Y sin entender mucho la gorda fea del hotel gruñe y hace una mueca indescifrable y se tira un pedo hediondo. Recibe mi llave de la habitación y salgo a caminar las calles cálidas de la ciudad, o mejor dicho pueblo del norte santafecino casi provincia santiagueña, bajo una media luna golpeada por piedras de otros tiempos.

Llego pronto a un boulevard agradable con palmeras decorosas que brindan sombra a la gentuza; es la avenida principal. Mucha gente. Todo el pueblo se reúne o pasa por aquí, como dando la vuelta al perro. El ambiente es tranquilo, uno percibe la cordialidad general del provinciano y los ojos curiosos me siguen y saben que no soy de allí. Paro en un pub que tenía mesas y sillas en la vereda. Pido cerveza. Por lo general tomo Quilmes, pero acá ya vendían cerveza regional entonces pedí una Norte que resultó bastante rica. También un sandwichito de lomo que me lo sirvieron con amplia porción de papas fritas a la francesa que le eché bastante ketchup como hacía en Australia cuando era niño.

En estos pueblos todo el mundo se conoce y saluda. A diferencia de las grandes ciudades que uno saluda al prójimo en la calle solo si lo conoce o es amigo, y como es muy difícil conocer a todo el mundo existe un sentimiento anónimo del individuo en la sociedad que hace que en las masas pase desapercibido, paradójicamente sólo entre millones. En cambio en estos pequeños pueblos, todos saben todo del otro, en especial las peores noticias, ya que éstas son las primeras en desparramarse. Existe tanto placer morboso en la plebe en contar lo nefasto. Surgen en ellos una simpatía obstinada con las desgracias ajenas y el chismerío popular invade los pequeños almacenes donde se demora una hora en despachar medio kilo de pan. Por eso en los pequeños pueblos es muy difícil ligar. Están acostumbradas a noviar antes de sumergirse en la liberación fisiológica. Necesitan demostrar al pueblo, al candidato, que ellas no son putas. Y a su entender, puta significa cualquiera que se acuesta con un pibe la misma noche que lo conoce. Entienden su retraso? Para mi puta (muy distinto a prostituta) es aquella que traiciona deslealmente a su pareja, cogiendo con un amigo, o haciendo que de algún modo todos éstos se enteren de los cuernos existentes que agigantan su morfológico aspecto. No es puta si lo traiciona con lealtad, esto es, sin que el cornudo se entere, y claro, sin que sus amigos sepan. Mucho menos es puta si desea intercambiar su energía, su espíritu libre, sus pasiones y deseos con alguien con quien se siente cómoda y feliz, más allá que lo haya conocido hace unos pocos minutos.

Dentro del pub hay un escenario. Tal vez le cope mi tango, pienso. Una sola vez toqué en el interior del país y fue en Salta en la peatonal como músico callejero y realmente no me fue muy bien, creo que hice 1 solo peso hasta que un ortiva de la municipalidad vino a joderme y me amenazó con hacerme llevar preso. Pienso que ahora podría ser una buena oportunidad de tantear la cosa en las provincias, total, esto recién comienza.

Che viejo, qué onda ese escenario?

El mozo me cuenta que tocan los viernes una banda de rock y los sábados por lo general se toca folklore. Y que el lugar era como la movida nocturna y tango vendría bien ya que es inusual por estos lares y que, ningún problema en que muestres tu arte y se verá cómo te pagan de alguna manera de acuerdo a como pegás en la gente.

Tomé el poquito de cerveza que me quedaba y le digo al mozo que voy a buscar las pistas y a traer mi viola y cuando le pregunto por la cuenta me dice que invita la casa.

Fumé mi marihuana que traje de Buenos Aires en la habitación del mugroso hotel con televisión y salí esta vez con mi moto y mi viola Ibáñez rumbo a la cita con el arte y a intercambiar vida con esta gente se ha dicho. Arriba, en el cielo caliente provinciano, me miraba con indiferencia la media luna brillante.

Extraña sensación debo provocar porque todo el mundo me mira bajar de mi moto y se me quedan mirando mientras camino directamente con mi guitarra tipo Antonio Banderas al escenario. Comienzo a preparar las pistas. Dudo qué tocar primero. Por suerte he traído de todo un poco. Piazzolla es lo que más me mueve y su música del futuro con mi sonido eléctrico midi que provoca cualquier sonido imaginable desde una oboe hasta un piano suele gustar en las metrópolis.

Largo con Fuga y misterio. Acentúo el ritmo bien tanguero, pero alargando, o simplemente no tocando algunas notas, haciendo un sonido muy individual. Todos prestaban total silencio. No tenían la menor idea qué iba a tocar. Se imaginaban cualquier cosa menos un tango así. Mi aspecto era desconcertante para ellos: pelos rulientos despeinados que me hacían una turbada porra a lo Valderrama, barba descuidada a lo che Guevara en la selva, anteojos oscuros de rock star que ocultan mis drogados ojos en la noche, fumando un cigarrillo que emana un humo serpenteante que como una bruma o velo de misterio cubre mi rostro interesante del artista virtuoso. En el transcurso del tema me equivoco varias veces y no logro realmente ponerme la armonía al hombro pero ellos como si nada. Intento ganar la calma tocando más a tiempo y como indica la partitura y dejo para el final el despliegue del virtuosismo a lo Joe Satriani o Steve Vai y cometo muchos errores pero ellos me aplauden con fervor y enseguida se llenó el pub. Luego toqué la muerte del ángel. Un tema que bien podría ser del año 3006. Las mesas mantenían una atención cuan alumno aplicado. Ya más suelto al haber tenido muchos aplausos, logro meterme de pleno en la música y gozarla y disfruto cada nota. También me aplauden mucho cuando lo concluyo con una hermosa y triste improvisación que lamenté no grabarla. Decido no convertir el espectáculo solo en una velada tanguera y meto Salando las heridas de los redonditos y esos temas son los que nunca fallan y todo el mundo consumiendo mucha cerveza y feliz con el artista foráneo que apareció repentinamente montado a una moto como un ángel barbudo. El público respondía, vitoreaban la letra y sacudían su cabeza, hasta los más comunes se sacaron la remera y comenzaron a revolearla. Es éste el tema que más aplausos provoca.

El mozo se me acerca y me pregunta qué deseo tomar. Dame el mejor Whisky que tengas. También me dice que está la cantante de la banda que toca los viernes y que quiere tocar un tema conmigo. Claro hermano.

Subió una linda pelirroja de cabellos lacios recogidos tímidamente y los ojos grandes y muy azules de inocencia vivían detrás de unos anteojos que daban a su look un aspecto sensual y elegante de esas secretarias calientes y esos ojos penetraron los míos y supe que habíamos conectado y es tan lindo encontrar a alguien así que de antemano esté dispuesto a entregar su arte desinteresadamente y solo por el placer del acto, de la liberación artística.

Qué tocamos? Le pregunto. Algo tranqui para matizar, como el oso, de morris, lo sabés? Y su voz ya la supe tan coincidente para hacer un tema así de puros sentimientos. Claro hermosa. Se me ocurrió cuando te vi llegar en tu moto magnífica con tu instrumento que representabas la libertad, eso tan apreciado por el oso y todos nosotros.

Mejoramos un poquito el sonido y con mi guitarra, sin ninguna pista, comienzo a ejecutar los primeros acordes. Yo vivía en el bosque muy contento... comienza y a medida que canta cierra los ojos como se deben cerrar cuando sentimos algo profundo y acoplamos de verdad... pero un día vino el hombre con sus jaulas... y la acompaño bien en la tristeza y los sentimientos y ella me sigue bien y la gente toda en silencio... y me encerró, y me llevó a la ciudad... y a mi me encanta porque ella mantiene su estilo... han pasado cuatro años de esta vida... y no imita como los pasajeros artistas de moda que siguen la veleta... en un pueblito alejado, alguien no cerró el candado... y abre su corazón respetando la libertad, el placer de vivir... vuelvo al bosque, estoy contento de verdad, la, la, la, la, la ... y al terminar muchos pero muchos aplausos, y debemos ir a tomar algo, le digo, a conocernos, pero la gente pide otra cuando saludamos y agradecemos y procedemos a bajarnos del escenario y lo hacen con tanta insistencia que nos encanta y no podemos decir que no y esta vez soy yo el que le pregunta si conoce un tema de tango y por suerte sabe bastante y le pegamos con los mareados con una fusionada pista de funk y tecno que prepararé días atrás con mi computadora. Sin previo ensayo se equivoca en la letra pero verdaderamente siente la música entonces tararea lo que no sabe y sin querer provoca una sensación más extraña y loco que lo buscado y su voz femenina enamora a todos, incluyéndome.

Al terminar el tema y entre un tsunami de aplausos sube el mozo que entendió mi seña y dice a la gente que los músicos van a descansar y tomar algo que luego posiblemente siguen y todos aplauden y el bravo es general.

No puedo intimar bien con ella porque me presenta al guitarrista y al bajista de su banda y nos sentamos todos en una mesa y mucha gente venía a saludarme y felicitarme por mi sonido. Les cuento que estoy viajando con mi moto alrededor del mundo, del mundo que me interesa, que es el subdesarrollado. Más allá de que me gustaría conocer yanquilandia y el viejo continente antes quiero conocer bien los países que son explotados naturalmente por las leyes de mercado, así como el patrón explota al proletario, los países más fuertes explotan a los más débiles. Mi meta es recorrer los países más débiles primero y aprender de ellos y ver y palpar su realidad.

Todos me tratan con mucho respecto, creo que piensan que estoy completamente loco. Son seres semejantes bien interesantes que les fascina el whisky. Me invitan a tocar con ellos mañana por la noche, incluso me puedo quedar a dormir en la casa del guitarrista que vive solo y tiene un cuarto libre. Me manifiestan su amistad, me brindan su casa, me extienden su arte. Solo falta que ella me dé su calor. Digo que agradezco la propuesta y la voy a pensar pero como ya pagué en el hotel y tengo mis cosas allí, mañana será otro día pero que sin dudas me tienen ensayando.

Cruzamos mucho la mirada. Sus ojos celestes me cautivaron por completo, los dejaba reposados en los míos y su belleza hacía que yo tímidamente mirara para otro lado. Era mucho para mi y me quedaba grande el saco y yo estaba muy por debajo de su nivel ya que una vez alguien parecida a ella me dijo cuando yo borracho la acosaba, buscate una chica de tu nivel, de todos modos, no sé por qué, casi siempre he terminado con las más guapas.

Le pagamos duro al whisky y para cuando el mozo viene a presentarme al dueño y a preguntarme si voy a continuar estaba un poco borracho para interpretar buena música así que lo dejamos pasar pero de todos modos me propusieron tocar cuando quisiera y que de algún modo íbamos a arreglar lo financiero, pero por el momento no me tiraron ni cinco hermano aunque ese no es mi propósito en esta vida sino sobrevivir libremente como se me da las ganas con la menor cantidad posible de limitaciones y condicionamientos siendo estos sociales o legales inclusive morales.

Los dos músicos se retiran como intuyendo algo entre nosotros y me dejan el campo libre y comienzo a tirarle todos los galgos que traje conmigo y ella deja caerse en mis brazos y en la moto la llevo atrás como un premio de guerra.

El sexo es una liberación fisiológica del individuo. Es la carne que busca carne. Se conecta uno con la otra persona naturalmente en la noche íntima de los amantes, y se busca el placer de la carne que dominante busca gozar. Resulta transitorio. Al dejar de fornicar ya no hay placer. Como la droga, también artificial, que produce su efecto por limitado tiempo, el sexo es placentero mientras se lo hace y sus efectos se consumen en la práctica misma. Ahora cuando se conecta no solamente los genitales, sino el espíritu del otro, la belleza interna, el placer mismo alcanza otras dimensiones porque el efecto se incrementa y es mucho más bello el asunto. Liberarse completamente en el placer, en esa satisfacción mutua y absoluta de amor, hace que el sexo sea la más exquisita droga.

Sus besos mojados deleitaban mis labios que contentos rozaban una boca rica de amor y una atrevida lengua que jugaba con la mía. La cama crujía entonces completamente despojados de ropa y pudor tiramos una frazada en el piso y sin preámbulos de chuparnos empezamos a fornicar y ya estaba muy mojadita y entró hasta el fondo y largo una exclamación de disfrute que junto al olor de su sexo me calentó mucho y comenzó el vaivén del placer. La tenue luz de la media luna que entraba por la pequeña ventana oxidada pegaba e iluminaba esos ojos azules de un cielo caribeño que permanecían inocentes pero ahora con un destello de satisfacción lujuriosa en la mirada, y mordiéndose el labio inferior o pasando su rosadita lengua por la boca tan dulce y con esa voz de coro dominical diciéndome cojeme así, así, me encanta, me encanta y liberada de las vergüenzas sociales alcanzamos la liberación juntos y quedo satisfecho y cansado, para no ser tan dramático y decir exhausto, arriba de ella, y nuestros cuerpos completamente transpirados junto a un sudor aromático que se fusiona con el olor abundante de sexo que dejamos tendidos en la caliente atmósfera de la pequeña habitación.

Nos pegamos un baño juntos y no pude evitar bajo la ducha chuparle esa concha pelada y tan deliciosa, incluso su culo lamí bastante tiempo hasta que se terminó el agua caliente y ambos desnudos nos pusimos a fumar la yerba de la paz al lado de la ventana oxidada mirando la media luna colgada en el cielo que atestiguó nuestra pasión desde el comienzo, tal vez siempre sabiendo lo que iba a acontecer. Solo voy a fumar un poco para probar, me dijo, y así hizo, y luego se puso a chuparme el miembro mientras yo terminaba el porro. Por lo general me produce cosquillas que me chupen los huevos, pero ella no me daba esa desagradable sensación. Tampoco placer. No me gusta que me chupen las bolas, pero no se lo dije, dejé que hiciera lo que quisiera con mi aparato reproductivo y cuando atacaba con lengüetazos la punta de mi verga me encantaba y excitaba mucho y terminamos otra vez en el piso, sobre la frazada que desplegaba las manchas del sexo anterior, pero esta vez en cuatro y se la di por la vagina caliente y la dominaba a mi voluntad y ella también embestía y desinhibida por el placer me chupaba los dedos de la mano y exclamaba tanto que tuve que taparle la boca y cuando llegó al orgasmo me mordió y gritó tan fuerte que creí que todos los del hotel se iban a despertar. Yo no había terminado entonces le seguí dando duro y aumentó ella su pasión y llegó prontamente a otro orgasmo. Yo ya estaba también por culminar entonces la saqué y comenzó a chapármela y me masturbaba mientras succionaba con esa boca deliciosa que horas atrás cantaba tan atrayentemente junto a mí. Le pregunto ordinariamente, te acabo en la boca? sin sacar mi glande de acero de su jeta hermosa y mueve su cabeza afirmando y le inundo esa rica boquita y por sus comisuras escapan gotitas de semen que luego recoge con el dedo meñique y chupa. Dios!

Para cuando vamos a dormir, empiezan a cantar los de gallos que parecen estar dentro de la habitación. De todos modos dormimos hasta el mediodía, y cuando me despierto veo durmiendo conmigo una bella mujercita desnuda y recuerdo la tremenda noche que acabo de tener. Me subo arriba de ella y comienzo a penetrarla como augurios de buen día. Perezosamente comienza a levantar su cintura y en un movimiento sincronizado y extremadamente suave traveseamos con el placer. Sin darnos besos copulamos apaciblemente una parva de tiempo y no sé si no fue uno de los mejores polvos de mi vida: ambos llegamos al éxtasis del sexo al unísono y fue casi como amor.