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Cuatro Días (Capítulo 2)

en Parodias

Capítulo 2

Mis esfuerzos resultaron en vano. Durante toda aquella mañana, todo el martes, casi toda la semana estaría dándole vueltas en mi cabeza a ese dulce, excitante sueño. Retenía en mi memoria, para mi desesperación, todos los detalles: la burla de mis padres, el camino a casa de ella, las flores,…, pero sobre todo a Mimi, tan preciosa, tan seductora, su cuerpo, su cabello, sus ojos, sus labios, aquella magnífica sesión de sexo… Sabía que las posibilidades de que eso fuera real eran prácticamente nulas, pero mi subconsciente parecía deleitarse torturándome con esa ilusión. 

Aquella mañana me había levantado más tarde de lo habitual, así que tuve que desayunar y arreglarme lo más deprisa que pude. Por lo visto el efecto del nefasto despertar se apreciaba en mi rostro, aunque intentara ocultarlo.

-Tienes mala cara, Izzy-señaló Tentomon, revoloteando a mí alrededor mientras me vestía, abrochándome la camisa y poniéndome la corbata-¿No te encontraras mal?

-No, me encuentro bien, gracias-le respondo.

-¿Estás seguro?-insistió.

-Sí, solo he tenido un sueño extraño-le repetí. Normalmente Tentomon era mi confidente. Aquel con quien compartía cosas que no le diría a nadie más. Pero no este sueño, porque me daría vergüenza admitir lo que sentía por Mimi, y porque creía que él, un digimon, no lo entendería y yo no podría explicarle que era todo eso del amor, la atracción, etc. Y todo eso sin necesidad de tener en cuenta el contenido erótico del mismo. La verdad es que me daba vergüenza verme como un pervertido.

También mi madre debió percatarlo. Nada más entre en la cocina me dijo.

-Cielo, ¿es que has dormido mal?

-No-¿Tanto se me nota?, pensé-He dormido bien-le dije acercándome a la encimera y cogiendo mi taza de café, necesitaba despejarme.

-¿Estás preocupado por algo de la universidad?-me preguntó.

-No, mamá-le respondo mientras me tomo rápidamente el café, esta templado.

-¿Algo del ordenador?

-No.

-¿Tiene que ver con alguna chica?

La verdad es que esa pregunta me sorprendió. Mis padres y yo nunca habíamos tratado nada acerca de ese tema. Nunca me habían preguntado sobre si salía o no con chicas. Lo cierto es que nunca había tenido una cita ni pretensión de tenerla. Hasta que empecé a ver a Mimi con otros ojos mi única pasión había sido la informática. Los ordenadores, más complejos pero más simples. Entre computadoras estaba tranquilo, siempre sabía  lo que había que hacer o lograba descubrirlo. Eso me gustaba. Tenía el control. Y un ordenador nunca me rechazaría. Mimi era todo lo contrario. No sabía como reaccionaría si le confesará lo que siento por ella, ni si podría sentir algo por mi hiciese yo lo que hiciese. No sabía que podía hacer. Me sentía impotente y desamparado.

-Así que se trata de eso-dijo mi madre, obnubilado por mis pensamientos se me había olvidado contestar-Una chica. ¿Quieres hablar?

-No es nada-le digo.

-Vale, lo que tú digas. Pero la oferta sigue en pie.

-Sí, gracias, mamá.

Apenas terminado el desayuno partí corriendo en dirección a la universidad. Esperaba que con las clases me distraería, pero tampoco fue así. Para empeorar mi situación el destino me hizo cruzarme con ella en el parque. Llevaba prisa, como yo, para no llegar tarde, así que solo me saludó con un rápido gesto. Yo, claro, le devolví el saludo. No iba arreglada ni nada, como en mi sueño, pero me pareció guapísima. Me quede fijo en el suelo como una estatua, hipnotizado, mientras la veía alejarse camino de su facultad. Llevaba una pequeña minifalda que termino por perderme. No pude dejar de imaginarme su bello cuerpo debajo de su elegante ropa el resto del camino.

Llegue tarde a la primera clase. El profesor no me dejo entrar. Y de todas formas, en las siguientes, no pude concentrarme. Me quede quieto en mi asiento, mirando el vacío, sin poder oír las explicaciones de los profesores, mientras jugueteaba mecánicamente con el bolígrafo,…, solo podía pensar en ella. ¿Qué estaría haciendo en este momento? Veía su imagen en mi mente. Con su vestido rojo y esa gargantilla en su precioso cuello, sus ojos mirándome, y sus labios acercándose a mi,…

-¡Señor Izumi!-escuché de pronto la voz del profesor-Veo que conoce tan bien las teorías de Rutherford que no necesita tomar apuntes.

-Disculpe, profesor-dije-Hoy me encuentro un poco mal-me excusé.

-Bueno, puesto que conozco que no es propio de usted esta distracción no se la tendré en cuenta, pero que no le tenga que volver a llamar la atención hoy.

-Sí, profesor, muchas gracias.

Aquel llamamiento de atención me ayudo a concentrarme. Me centré en la explicación del tema y en la toma de apuntes, y pude tener despejada y calmada la mente,…, un rato al menos. Me encontraba más tranquilo cuando salí tras la siguiente clase. Tenía entonces una hora libre que iba a aprovechar para tomar algo en la cafetería. De camino a ésta me centré en repasar la tabla periódica, las leyes de Newton o incluso la lista de ideogramas, todo por no volver a tener ese sueño en mi cabeza.

-¡Buenos días, Izzy!-me saludó una voz familiar al entrar en la cafetería. Me giré. Era Joe, estaba sentado en una de las mesas, tomando un café.

-¡Buenos días, Joe!, ¿qué tal estás?-le devolví el saludo, sentándome enfrente suyo.

-Sinceramente estoy un poco estresado por los exámenes. Tengo uno el viernes y estoy preocupado.

-Tú ya estás en el año último de carrera, ¿no?, en poco te veremos atendiendo pacientes en un hospital, supongo.

-Me gustaría decirte que sí, pero no estoy seguro de eso, aunque mi padre quiere que trabaja en el suyo. Quiere que sea oncólogo, como él. ¿Y tú que tal estás?

-Bien, sigo con la física.

-¿Sabes?, yo pensaba que estudiarías algo más relacionado con la informática, no física.

-La informática es mi afición, no quiero que sea mi trabajo. Me cansaría de ella entonces-le dije-Además siempre me interesó la física.

-Es una forma de verlo.

-¿Y cómo estás por aquí?-le preguntó-No te había visto nunca venir a estas horas.

-He quedado con Suzu, ella tiene esta hora libre y era una oportunidad para vernos. Debe estar a punto de llegar.

Suzu, la visualice mentalmente. Una joven rubia, muy atractiva, de un cuerpo escultural, a la que había visto varias veces por los pasillos de la facultad, solo sabía que estudiaba Geología, y que ella y Joe eran pareja desde hacía tres meses. Pensar en eso me trajo de nuevo a mi mente a Mimi,…, intente ignorar esos pensamientos.

-Entonces te dejo-le digo, haciendo el gesto de levantarme.

-No hace falta, tranquilo. Seguro que le gusta verte. ¿Sabes? Nos va muy bien.

-Me alegro por vosotros-me limito a decir mientras pienso que por qué me tiene que dar la tabarra a mí con eso. Me fastidiaba ver como mis amigos conseguían el amor de sus vidas mientras a mi me era imposible…, Tai con Sora, T.K. con Kari, Ken con Yolei, y ahora Joe con Suzu.

-¿Y tú, Izzy?, ¿no hay ninguna chica que te llame la atención?

-Ahora mismo no-le digo, aunque mi voz no suena lo tajante que pretendía. No quiero seguir hablando del tema, de hecho, no quiero seguir hablando con Joe ni esperar a que Suzu llegara. Necesito irme-Tengo que irme, ¡hasta luego, Joe!

-Vale, ¡nos vemos, Izzy!

Me fui de la cafetería sin tomar nada. No quería estar cuando Suzu llegará y se saludaran con un beso, igual que Tai y Sora en mi sueño. ¿Por qué los demás tenían que restregarme que tenían pareja? Sé que no lo hacían aposta y que estaba siendo irracional, pero no podía evitarlo. Lo cierto era, además, que no todos mis amigos habían tenido éxito con las chicas. Davis fracasó en su intento de conquistar a Kari, cosa que era previsible por otra parte. Y Matt, a pesar de ser un uno de los músicos jóvenes que más éxito tenían entre las jóvenes también fallo cuando se declaro a Sora. Aunque esto ya debería haberlo sabido. Casi desde que nos conocimos todos pudimos ver que Tai y Sora tenían algo especial, si creyera en esas cosas diría que estaban predestinados. Sin embargo no se puede culpar a Matt de intentarlo, yo mismo sabía que Sora era capaz de enamorar a cualquiera, siendo como era una joven tan atractiva, agradable y tierna, con la mentalidad de hoy y con las virtudes de las antiguas, creo que yo mismo habría caído sino fuera por que otra chica plantó antes su enseña en mi corazón, una enseña de un rosado color pero que ahora había vuelto mi mundo de color gris.

Pase el resto de la hora en el pasillo junto al aula en que tenía mi próxima clase, trabajando en un programa de mi ordenador. Eso si que me ayudaba a relajarme. Cuando trabajaba en mi portátil me olvidaba de todo, incluso de lo que pasaba a mí alrededor, y era eso lo que necesitaba. El sueño había sido un detonante, pero hacía ya mucho tiempo que veía a Mimi con otros ojos. Sin embargo nunca me había atrevido a pedirle salir ni nada por el estilo. Ella estaba en un nivel demasiado alto para mí. Era guapa, muy guapa, y aunque estudiaba una carrera, convencida por Sora, lo compaginaba con un pequeño papel en una serie de esas de adolescentes. Sora nos comento en una ocasión que estuvo a punto de ser modelo pero que en el último momento rechazo la idea, no se sabía bien por qué. Claro esta, tenía muchos admiradores y pretendientes. Era una estrella demasiado elevada para fijarse en su amigo informático. Y además,…, ¡ah!,…, casi se me había caído el ordenador al suelo. Había estado tan abstraído en mis cosas que se me había olvidado lo que estaba haciendo. Ni siquiera la informática podía hacerme olvidarla ni por un segundo.

Las siguientes y últimas clases del día fueron muy molestas. A mi dificultad para concentrarme, que parecía aumentar, se unía el hambre que tenía por no haber tomado nada en mi hora libre. El tiempo parecía estar parado y cada segundo me parecía alargarse una eternidad. Cuando la última clase termino me sentí algo aliviado, pero no del todo. Aún así, salí lo más deprisa que pude y me dirigí a mi casa.

Cuando llegue, como siempre, Tentomon me esperaba en la puerta. Siempre le decía que no hacía falta, pero a él le hacía ilusión esperar a verme aparecer por el pasillo.

-¡Izzy, buenas tardes!-vino volando, empezando a dar vueltas a mí alrededor mientras entraba en la casa-Oye, llegas muy pronto hoy. Y tienes una cara rara.

-¿Cara rara?-le pregunté, poniendo tono de sorprendido.

-Sí.

-Será por el hambre, hoy no he podido almorzar.

-Sí, será-dijo. Sabía que no lo pondría en duda: no solo porque él jamás sopesaría la idea de que le mintiera, sino porque también le parecería una idea aceptable. A él lo único que le causaba molestia era el hambre, el sueño,…, bueno, y mi ausencia-Tu madre esta en la cocina, ha hecho un guisado de muerte.

-Que bueno-digo.

-¡Hola, cielo!-mi madre salía del comedor-La mesa esta puesta si quieres comer, yo antes voy a terminar unas cosas.

-Vale, mamá-le digo.

-¿Estás mejor que esta mañana, cariño?-me pregunta.

-No me pasaba nada esta mañana, mamá-le replico.

-Si tú lo dices-se limito a decir, marchándose por el pasillo.

Comí rápido. No solo por el hambre, sino porque quería terminar antes de que ella se me uniera en la mesa y me hiciera más preguntas. No tenía ganas de hablar con ella sobre esto. Nada más terminar, sin querer tomar postre ni nada, fui y me encerré con llave en mi cuarto. A estudiar. Necesitaba estar un poco solo y concentrarme en mis estudios para no pensar en nada más. A ver si así superaba el efecto de esa devastadora y maravillosa fantasía.

Pero apenas había sentado en mi escritorio y había abierto el libro cuando Tentomon, que había entrado volando por la ventana, me dijo:

-¿Te preocupa algo, Izzy?

-Te he dicho ya que estoy bien, Tentomon-le digo. La verdad es que su insistencia empezaba a molestarme.

-Si no quieres contármelo, no pasa nada.

-No hay nada que contar-ya estaba un poco irritado-Solo estoy un poco estresado por la universidad.

-¿Estás enfadado conmigo?

-No-suspire, no quería ni podía enfadarme con él-Pero ahora necesito silencio para estudiar, por favor.

-Vale, me iré a dar una vuelta-dijo saliendo nuevamente por la ventana.

Intente entonces concentrarme para estudiar, y durante una hora más o menos lo conseguí, hasta que mi móvil empezó a sonar. Lo alcancé y miré quién me llamaba. ¿Sora? Descolgué el teléfono.

-Hola, Sora-la salude-¿Qué tal?

-¡Buenas, Izzy!-me respondió-Oye, ¿estás libre esta noche?

-¿Libre?-bueno, no tenía nada que hacer, era cierto, pero tampoco me encontraba con ganas de hacer nada-¿Por qué?-preguntó.

-A Mimi y a mí nos ha apetecido organizar una pequeña salida, ya sabes, reunirnos esta noche y pasar un rato todos juntos. Sería divertido. ¿Contamos contigo?

Tardé un rato en contestar. Por un lado, la idea de estar con Mimi no podía dejar de llamarme, pero estar en su compañía, sin poder declararle lo que sentía por ella, era algo que me torturaba dolorosamente.

-¿Izzy, sigues ahí?

-Sí, perdona.

-¿Vas a venir, no?

-Sí, claro-dije sin pensarlo más.

-Bien, nos encontraremos a las nueve y cuarto, frente a la casa de Tai y Kari.

-Vale-me limitó a decir.

Ya no pude pensar en otra cosa en toda la tarde. La imagen de Mimi, de la Mimi de mi sueño aparecía cada vez que cerraba los ojos. Sabía que no tenía realmente ninguna oportunidad con ella. Ella me trataba bien, incluso cariñosamente, cuando iba a su casa para ayudarle con el ordenador. Pero sabía que detrás de ella iban pretendientes mucho más capaces de llamar su atención, empezando por Matt y ese amigo norteamericano del que no recordaba el nombre. Chicos más atractivos, más lanzados, más extravertidos,…, ¿cómo podía yo competir? Y ahora salir todos juntos, otra vez a ver como Matt se acercaba a ella e intentaba ligársela… No sabía si podría soportarlo.

No tenía muchas ganas de seguir estudiando, así que me puse a navegar por Internet. Abrí el Messenger y miré mi lista de contactos. Mimi no estaba. Sí que me sorprendió no ver a Yolei, que se pasaba media vida en el Messenger. Cerré la ventana del MSN y pasé el resto de la tarde navegando por la red. Estando tan distraído no noté el paso del tiempo, por eso casi me caí del sobresalto cuando mi madre llamó a la puerta.

-¡Izzy, cielo!, ¡a cenar!

¿A cenar?, pensé, mirando el reloj. Eran ya las ocho y media de la noche. Miré por la ventana, ya casi no entraba luz del sol, en poco tiempo sería de noche. Se me había pasado toda la tarde sin sentirla. Terminé con lo que estaba haciendo y salí de mi habitación, dirigiéndome a la cocina. Mi madre estaba terminando de servir la sopa.

-Hola, cariño, ¿has estado estudiando?-me preguntó.

-Bueno, un poco-me límito a decir.

-¿Tienes hambre?

-La verdad es que no mucha.

-¿Te encuentras bien? Llevas un poco raro todo el día.

-Estoy bien, mamá.

-Debe ser muy especial.

-¿El qué?

-La chica que te haya encandilado.

-Mamá, ya te he dicho que no hay ninguna chica.

-Y yo te he oído pero no soy tonta. Pero si no quieres hablar de ese tema, no pasa nada.

-Vale-me encojo de hombros, como dando a entender que no sé de que me habla, y salgo por la puerta que une la cocina al comedor. Allí esta mi padre, terminando de poner la mesa-Buenas noches, papá-le saludó.

-Buenas noches, hijo, ¿qué tal tu día?

-Bien.

-Te veo algo raro, ¿estás bien?

¿También él?

-Estoy bien.

Por suerte entonces llegó mi madre con la cena y no me hizo más preguntas. Empezamos a cenar. Ellos hablaban: mi padre del trabajo y mi madre de algunas cosas del hogar. Yo no pude dejar de recordar que el viernes estaría cenando con Mimi. La idea, por un lado me emocionaba, pero por otro lado tampoco creía poder esperar que pasara algo.

-Cariño, Izzy, ¿es qué no me oyes?-escuche de repente la voz de mi madre.

-¿Qué?, perdona mamá-reaccioné-¿Me estabas diciendo algo?

-Estás algo distraído, ¿eh, hijo?-comento mi padre. 

-Ésta enamorado-dijo mi madre.

-No, no es eso.

-¿Estás segura de eso?-preguntó mi padre.

-Sí, pero él lo niega, no nos lo quiere contar-dijo ella.

-No es así, no hay nada que contar-insistí yo.

-¿Y quién es ella?-preguntó de nuevo mi padre sonriendo.

-Alguna de sus amigas, es lo más probable-le contestó mi madre, que ya se reía.

-¡No!-no pude decir otra cosa.

-Tranquilo, mira, ya dejamos el tema-dijo mi madre.

De todas formas yo terminé rápido mi cena y me fui a mi cuarto, antes de que pudieran volver a hablar de ello. Recordé entonces que había quedado. Miré el reloj y eran las nueve menos diez. Debería arreglarme un poco para salir pensé, aunque la verdad es que ya no estaba seguro de querer ir,…, bueno, ya no podía dejarles plantados, sería de mala educación. Fui al baño, me lave la cara y me peine. Es una salida de amigos, tampoco es la gala de los Oscar. Solo me quite la corbata, que arrojé sobre la cama al volver a mi cuarto. Miré el reloj una segunda vez. Las nueves. Decidí ponerme en camino antes de que las dudas volvieran.

Salí de mi habitación y me dirigí a la puerta de la casa. De camino me asome al salón dónde mis padres veían la televisión.

-Mamá, papá, voy a salir un rato, he quedado con unos amigos-les digo.

-Bien, hijo, que te lo pases bien-dijo mi padre.

-¡Ve con cuidado!-oí a mi madre mientras seguía mi camino por el pasillo.

Intente no pensar en nada de camino a la casa de Tai. Me distraje leyendo los letreros de las tiendas, las señales de tráfico y con cualquier otra cosa en que pudiera volcar mi atención. De todas formas, no era largo el trayecto que tenía que hacer. Creía que llegaría cuando ya todos estaban reunidos, pero cuando estuve en la calle, vi que junto a la puerta del edificio, frente al portal, estaban solo T.K., Kari, Tai y Mimi.

-¡Ey, Izzy!-me saludó Tai-¿Qué te cuentas?

-Bien-dije, y después de saludar a los demás añadí-¿Estamos solo los cinco?

-Sora ha subido un momento a visitar a su madre-me contó Tai-En cuanto baje nos vamos. Seremos solo la mitad, por desgracia.

-¿Y los demás?

-Joe y Yolei tenían que estudiar para un examen que tienen esta semana, Matt esta ensayando para su próximo concierto, Davis no ha querido venir, y Ken y Cody ya sabes que están de viaje-respondió T.K.

-Será una noche de parejitas, ¿eh?-dijo Tai con un tono que supongo pretendía ser insinuante.

-No del todo-comenté, pensando en lo genial que sería que fuese así. Bueno, al final no iba a tener que ver el cortejo de Mimi por Matt, pero eso no me daba esperanzas en cuanto a mis posibilidades.

-Hermano, no empieces ya a pincharle-le reprochó Kari.

-La verdad es que esta noche no tengo muchas ganas de nada-admito.

-¡No!-saltó Mimi acercándose a mí-¿No me iras a dejar sola con éstos?, luego se pondrán en plan romántico y se olvidarán de que estoy allí. Te necesito.

La verdad es que oír esas últimas palabras casi hace que temblaran mis piernas. Te necesito,…, no lo había dicho por lo que yo desearía, pero eso no me importaba. Evidentemente no pude dejar de atender su petición.

-Claro que no-dije.

-Bien, ¡sabía que podría contar contigo!-me da un beso en la mejilla que me hace sonrojarme-Cuando he visto que nadie más iba a venir he pensado, ¡menos mal que viene Izzy!, él me hará compañía cuando los otros se pongan en plan parejita.

Yo no sabía que decir, estaba en las nubes. Por supuesto ahí estaba Tai para romper ese momento de encanto:

-¡Uy, Izzy, la qué te viene encima!-se rió-¡Ah, por fin!-Sora acababa de salir por la puerta del portal-Ya tardabas, pelirroja-se acerca a ella y la besa.

-Disculpad, ¿os he hecho esperar mucho?-pregunta.

-No, nada-dijo T.K-Bueno, ¿a dónde vamos?

-Podríamos ir al cine-dijo Kari-Quiero ver la última de DiCaprio.

-Me encanta la idea-dijeron Sora y Mimi a la vez.

-¿DiCaprio?, ¿el de Titanic?-preguntó Tai.

-La crítica dice que es muy buena-dijo T.K.-A mi también me parece buena idea. Y después pasar por una cafetería para tomar algo antes de irnos a casa.

-¡Sí!-dijo Kari-¡Votemos!

Yo no estaba seguro de ese plan. No sabía de qué iba la película de DiCaprio, pero tenía pocas ganas de ir al cine. Tai votó en contra. De todas formas cuatro votos a favor decidieron que fuéramos.

De camino al cine. Tanto Sora y Tai como T.K. y Kari iban agarraditos, besándose y achuchándose. Yo miraba de reojo a Mimi, intentando parecer tranquilo mientras las ganas de imitar a mis amigos me devoraban por dentro. Ella parecía tranquila, caminaba a mi izquierda contemplando los escaparates de las tiendas. Así que yo me concentré en el tráfico, en los coches que iban y venían. Estaba en eso cuando al poco note que la mano de Mimi dándome un toque en el hombro.

-¿Los ves?, ya se han puesto a lo suyo-me dice, refiriéndose a las dos parejas que andaban delante de nosotros-¿Dan envidia, eh?

-¿Envidia?-repetí como un loro. ¿Qué había querido decir con eso?

-Izzy, dime: ¿tú no tienes novia, no?

-No, ¿por qué?-¿Por qué me lo preguntaba?, ¿era una insinuación? No podía creerlo, pero deseaba que fuera verdad.

-No, nada. Yo tampoco tengo a nadie ahora mismo. Estamos iguales.

-Bueno-no sabía que debía decir o hacer-Pero tú no tendrás problema con eso-dije tras pensarlo mucho-Cuando quisieras, tendrías. Seguro que le gustas a muchos chicos-comente, aunque me callé lo último que hubiera querido añadir: Empezando por mí.

-¿Tú crees?

-Bueno, ahí esta Matt…

-No, Matt dudó mucho tiempo entre Sora y yo, y finalmente optó por ella. Ahora que le ha dicho que no, viene a por mí, pero yo no voy a ser el segundo plato de nadie.

Ese comentario me arrancó una sonrisa que intente ocultar por si le ofendía.

-¿Y tienes alguna chica en mente, Izzy?-me preguntó.

-De momento,…-ella me miro, esos ojos casi me derretían, quizás debería haberle dicho en ese momento , pero no me atreví-No estoy seguro-dije finalmente-¿Y tú?

-Sí-esa respuesta hizo que un escalofrío recorriera mi espalda, ¿Quién sería?-Hay un chico especial en el que pienso.

-¿Y a él le gustas?-pregunte, intentando que la voz no me temblará.

-No lo sé. Quienes le conocen dicen que es muy probable, pero…, es algo tímido.

-Ah-no sabía que comentar.

¿Podría ser yo? Estaba a punto de abrir la boca para decirle algo cuando llegamos al cine y se interrumpió la conversación, y aunque me senté a su lado en la sala, ya no pude decirle nada. De todas formas no me pude concentrar en la película, solo podía mirarla a ella, pero de reojo, para que no se diera cuenta. Se me pasaron las dos horas de película sin que en ningún momento captara una sola frase ni me enterará de que iba. Al salir del cine las chicas estaban bastante animadas comentando la película, T.K. también, Tai se había aburrido y había pasado las dos horas comiendo palomitas y besando a Sora en el cuello, y a meterle mano,…, cosa que por lo visto a ella le encantaba. Yo me había imaginado haciéndole lo mismo a Mimi, en ese cuello tan grácil y suave,…, me quité esas torturantes ideas de la cabeza. No creía que eso pudiera pasar alguna vez.

-Izzy, ¿a ti que te ha parecido la película?-me preguntó Sora-No ha estado nada mal.

-Bueno, ha estado bien-dije.

-Lo dices por decir, porque no la has visto, no estabas atento-saltó Tai-Qué lo sé.

-¿Qué dices?-pregunté, aunque pretendía sonar algo así como indignado porque cuestionará lo que decía en realidad soné más nervioso que otra cosa.

-Tai-dijo Sora-Deja a Izzy tranquilo.

-Bueno, pero con la película se ha aburrido tanto como yo-sentenció.

Tras ese pequeño susto, en que tuve miedo de que Tai hubiera percibido que me pasé la mayor parte del tiempo mirando a Mimi, fuimos a una cafetería cercana para tomar unas copas. Las chicas se juntaron para hablar de sus cosas, así que me quede con Tai y T.K., hablando de las nuestras. Yo y T.K. de la universidad, pero sobre todo de Tai, al fin y al cabo, era el que tenía la vida más emocionante, futbolista profesional nada más y nada menos. Yo había sabido que le gustaba el fútbol, pero para dedicarse a eso,…, y le iba bastante bien según nos contó. Fue una noche agradable. Cuando vi que era la una de la madrugada decidí despedirme. De hecho, estaba cansado.

-Bueno, ¡adiós chicos! ¡Nos vemos!

-Sí, hasta mañana, Izzy-se despidió Tai.

-No te olvidarás de que mañana es mi cumpleaños, ¿verdad?-dijo T.K.-Bueno, en realidad ya es hoy.

-¡Felicidades, tío!-saltó Tai.

-Claro que me acuerdo-dijo-Felicidades.

-¡Gracias!, espero que no faltéis, mi madre hará una tarta de chocolate que está…

-No faltaré, bueno, ¡ciao!-me despedí de ellos y me acerque a la mesa en la que se habían sentado las chicas-Oíd, chicas, me voy a ir a casa. Nos vemos mañana.

-Oye Izzy, yo también iba a irme ya, ¿me acompañas a casa?-dijo Mimi.

-¿No vais a volver juntas?-le pregunté, mirando a Sora.

-No, yo y Tai nos vamos a ir su apartamento, voy a pasar con él la noche-me respondió ella.

-¡Ah, bueno! Claro, puedo acompañarte.

-¡Bien!-dijo ella levantándose-¡Hasta mañana, chicas!

-¡Adiós!-se despidieron las dos.

Mimi y yo salimos del local y emprendimos el camino hacía el apartamento de ella. Era de noche, pero gracias a las luces de la ciudad no había problemas de luz. Durante un breve segundo pensé como serían las noches de Tokio antes de que existiera la luz eléctrica. Muy oscuras, seguro.

-Espera, Izzy-me dijo de repente-Me he olvidado algo, tenemos que volver.

-De acuerdo-le respondí, dando la vuelta.

No nos habíamos alejado mucho, así que pronto estuvimos cerca de la cafetería. Estábamos pasando frente al callejón cuando unos murmullos nos detuvieron. Se oía gente hablar en la callejuela, y se trataba de voces conocidas…

-¿Has oído eso?-le pregunté

-Vamos a ver-dijo ella.

Nos acercamos sigilosamente, y…al doblar una esquina pudimos ver a Tai y Sora. Nos pusimos de forma que no nos pudieran ver. Estaban hablando de algo banal, no me acuerdo qué, pero sí de que ella se había quitado su blusa y su sujetador y de que Tai acariciaba sin pudor sus dos pechos. Eso me excitó directamente, pero pensé que lo mejor era marcharse.

-Vámonos-le susurré a Mimi.

-Espera-me dijo-Es excitante verles.

-Me da cosa, y me parece mal,…, a ellos no les gustaría saberlo…

-Tranquilo, no se enteraran,…, ya les he espiado a veces-me dijo.

Ella miraba atenta, y yo estaba ya tan encendido, por eso y el recuerdo del sueño, que hice lo mismo.

Tai dejo de acariciar los pechos de Sora, que se veían brillantes y hermosos a la luz de la farola que iluminaba la estrecha callejuela y se arrodilló ante ella. Le bajo la falda y acarició con las manos la entrepierna de ella, a través de una tela ya húmeda. Ella le acariciaba el cabello, soltando pequeños gemidos. Entonces le bajo poco a poco las bragas y dejo al descubierto la concha de ella.

-¿Has visto qué bonita lo tiene Sora?-eso ya remataba el morbo de la escena, que Mimi se dedicara a comentar-Un triángulo perfecto. Que bonito se ve el pelo pelirrojo…Así me gustaría tenerlo a mí.

No lo pudimos tampoco ver mucho, ya que pronto Tai se sumergió entre las piernas de Sora, empezando a degustar de la puerta de su cuerpo. Ella le agarraba de la cabeza y se la apretaba, quería sentirlo más y más dentro…Y gemía, suave pero excitantemente.

Tai lamía y desplegaba su lengua a lo largo de la abertura, centrándose en el divino botón, mientras acariciaba los suaves muslos de ella. Yo la sentía cada vez más dura. Mimi, que miraba a mi derecha, se retiro un poco y se apoyo contra la pared.

-Tai es muy profesional-comentó.

Yo no sabía que pensar. Pero me quede más helado todavía cuando Mimi, sin vergüenza, se introdujo descaradamente la mano entre su ropa…Su ajustado pantalón denunciaba el rumbo de su mano, acariciándose sus profundos secretos.

-Me he calentado al ver a esos dos… ¿Y tú?

-…-no me atrevo a contestar. Vuelvo a mirar la escena…Verla tocándose es algo que no sé si podría resistir. En ese momento Tai se estaba levantando,…, los muslos de Sora se veían brillantes y húmedos, él se relamió los labios antes de besarla con pasión.

Se arrodillo ahora ella ante él, bajándole los pantalones. Me sorprendió ver que no llevaba ropa interior. Él estaba, claro, totalmente excitado y se notaba. Ella se la acarició suavemente, con una mano le cogía los testículos, con la otra le recorría la piel del mástil. Cada vez parecía más grande y gruesa en las manos de ella. Pero no tardo en pasar a más. Primero, posando sobre su punta los labios, para luego besar todo su contorno. A eso le siguió su lengua, recorriendo cada centímetro, muy lentamente. Finalmente, sus labios rodearon el glande, mientras su lengua jugaba en torno a él y ya, poco a poco, se la fue introduciendo en la boquita. Él soltó un leve gemido… Y Mimi también. Me volví hacia ella, seguía tocándose por debajo de su ropa.

-¿A ti no te apetece acariciarte?-me susurra con voz sugerente. Yo estoy totalmente rojo y ya no sé que pensar.

-Creo que deberíamos irnos-le respondo.

-Espera que acabe-me dijo. Yo la tenía a punto de reventar-Y juega tú también si te aburres.

Entrecierra sus ojos, no pronuncia palabras, pero su expresión habla más claramente que cualquier otra cosa. Noto perfectamente como sus dedos aumentan el ritmo…Se relame los labios… ¿Qué estará imaginando? Vuelvo a mirar a Tai y Sora. Sora seguía lamiendo y devorando el duro miembro de Tai, y él le acariciaba el cabello. No puedo resistirlo y dirijo mi mano a mi miembro, duro bajo el pantalón. Lo acaricio levemente por encima.

-No te cortes, Izzy-me dice ella sin dejar lo suyo.

En ese momento, Sora se levanta y ella y Tai se dan un nuevo beso. Entonces se apoya en una especie de banco, se veía sucio, pero eso solamente aumentaba el morbo y se abre de piernas hacía Tai. Pude ver nuevamente ese suave y dulce agujero, por el que Tai no tardo en entrar. Empezó a penetrarla suavemente, las piernas de ella le envolvieron mientras volvían a besarse. Las manos de él le acarician las piernas y el trasero, las de ellas se agarran de su espalda. Ella gime un poco más fuerte. Él acelera poco a poco sus movimientos.

-¡Um!-oigo a Mimi…seguía apoyada contra la pared, ahora cada vez se contorsiona más, sin dejar de acariciarse-Ahora se la esta cogiendo, ¿no? La está penetrando…-gemía cada vez más, yo no sabía como podía aguantar… Finalmente tiembla de piernas y a duras penas contiene un grito-¡Oh, sí!-termina…, me mira con ojos radiantes mientras saca su mano mojada y la expone en alto. Luego lentamente se la lleva a los labios y se la lame… Yo no sé ya ni como estoy…-Bueno, Vámonos antes de que nos descubran-dice arreglándose la ropa.

Sora volvía a estar de rodillas ante Tai cuando miro. Él se masturbaba y ella estaba con la boca abierta. Finalmente, con unos espasmos él se corrió en la boca de ella, que lo recibió todo como si fuera un manjar.

-Vamos-oigo a Mimi en mi oreja.

Emprendemos el camino. Pasamos por la cafetería y vemos a T.K. y Kari hablando. Mimi coge su bolso y volvemos a tomar dirección a su casa. Estamos un rato sin hablar, por el efecto de lo visto. Sobre todo, más que haber visto a Sora y Tai, lo que me llamaba la atención había sido la actitud de Mimi,…, no podía dejar de pensar en ello. Estaba que me moría por proponerle hacerlo…

-Gracias por acompañarme, Izzy-me dijo ella entonces. No sé como lo hacía, pero caminaba de forma completamente normal, como si no acabara de pasar nada anormal. Yo me encontraba descolocado y no sabía que pensar ni hacer. Estaba algo bloqueado por el shock.

-No pasa nada. No hay de qué.

Estuvimos un momento en silencio. Estar caminando junto a ella era a la vez un paraíso y un infierno. Cada vez su compañía tenía en mí un efecto más intenso. La miré. Deseaba abrazarla, estrecharla contra mí, y besarla, que hiciéramos lo mismo que habíamos visto a Tai y Sora. Pero no podía ser.

-Estás muy callado, Izzy, ¿en qué piensas?

-En nada.

-¿Te va bien en la universidad?

-Sí, gracias, ¿y a ti?-me asombraba la normalidad de la conversación después de haberse masturbado delante de mí.

-Sí, aunque gracias al apoyo de Sora, sin ella no estaría estudiando. Me centraría en mi carrera como actriz. Pero ella me ayuda y sigo en la universidad. ¿Tú has visto mi serie?

-Alguna vez-le dije, aunque en realidad solo veía las escenas en que salía ella. Las había visto tantas veces en you tube que me sabía sus diálogos de memoria.

-Me han ofrecido un papel más importante, pero no sé si cogerlo. Me costaría más compatibilizarlo con mis estudios. Pero por otra parte, el director de la serie me ha dicho que me ve con talento para prosperar como actriz, y eso me encantaría, ¿sabes? Pero no quiero arriesgarme.

-Entiendo-fue todo lo que alcance a decir-Aunque si lo que tú quieres es ser actriz, un papel más importante en la serie sería un buen paso adelante, ¿no?

-Sí, ¿crees que debería aceptarlo?

-Yo creo que sí-le dije-Si lo piensas bien, la carrera podrías retomarla, hay gente que abandona los estudios y luego vuelve, pero la oportunidad para actuar diría que no.

-Sí, tienes razón, ¡gracias por ayudarme!-me da un abrazo, durante un momento me siento en el cielo, rodeado por sus brazos con su mejilla contra la mía-Eres un buen amigo.

-Bueno, lo intento-bromeo para intentar relajarme.

-Y lo consigues-me dio un beso en la mejilla, no sé como pude contenerme, me estremecía cada vez que se acercaba a mí, y más de ese modo y después de lo mismo. Era la misma boca que antes había lamido el fruto de su interior.

Por suerte llegamos pronto a su casa.

-Buenas noches, Mimi-me despedí.

-Buenas noches, Izzy-me dijo, entrando en el portal-Oye-dijo volviéndose.

-¿Si?-no sé que esperanzas tenía pero realmente esperaba algo.

-No olvides que el viernes tenemos una cita.

-No-dije, ¿Cómo lo iba a olvidar? pensé.

-Bueno, te lo recuerdo para que no me falles. ¡Hasta mañana!

-¡Hasta mañana!

Tras despedirme y verla desaparecer por la puerta, emprendí el camino de regreso a mi casa. Por supuesto pensando en Mimi. ¿De verdad se me había insinuado cuando íbamos al cine? Me gustaría creerlo, pero ahora no había dicho nada en ese sentido. Y ese chico tímido no tenía por qué ser yo. No podía dejar de pensar en ello. Mi deseo intentaba encajar las piezas para demostrarme que yo le gustaba mientras mi razón iba demoliendo sus teorías una tras otra. Y lo de tocarse delante de mí e incitarme a imitarla… ¿Había sido una insinuación, lo habríamos hecho si la vergüenza y la sorpresa no me hubieran paralizado?

Volví a mi casa lo más silenciosamente que pude, para no despertar a mis padres y llegue a mi cuarto. Tentomon dormitaba sobre el sofá del salón. Me cambié y me acosté. Lo cierto es que apenas tenía sueño. No podía dejar de pensar en Mimi. Cerré los ojos esperando dormirme, y que no viniera otro sueño a atormentarme. Bastante mal lo había pasado durante el día. Lo último que hice antes de dormirme fue masturbarme, pensando en ella y en lo que mi caliente mente me decía que podría haber pasado.

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