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Cuatro Días (Capítulo 6)

en Parodias

Capítulo 6

-¿Te falta mucho, cariño?-volví a escuchar la voz de mi madre a través de la puerta del baño.

Yo me volví a contemplar en el espejo, y me volví a pasar el peine, y a ajustarme el nudo de la corbata. Nuevo repaso. Estaba nervioso y no terminaba de verme bien.

-¡Salgo en seguida, mamá!-contesto de nuevo a través de la puerta.

-¡Vas a llegar tarde a tu cita!-oigo la voz de mi padre desde el salón.

Cuando oí a mi padre me quede un momento quieto. ¿Era imaginación mía o todo parecía pasar como lo recordaba de aquel sueño? Lo cierto es que todo parecía realmente un sueño y todavía no podía creerlo del todo. Me volví a pellizcar para comprobar nuevamente que estaba plenamente despierto.

“Bueno, esto es diferente del sueño”, pensé: En éste quería declararme a Mimi, pero en la realidad ya lo he hecho. En el sueño era una cita con una amiga, en la realidad tengo una cita con mi novia. No pude evitar esbozar una sonrisa al pensar esa palabra: “Novia”. De hecho era algo más que una cena, puesto que íbamos también a pasar la noche juntos. Estaba muy nervioso por lo que iba a pasar.

La verdad es que llevaba nervioso desde el día anterior, desde el mismo momento en que, al despedirme de Mimi frente al portal de su casa, esta me prometió algo especial para la cena de hoy.

¿Qué podía ser ese “algo especial” prometido? Ayer no había conseguido sonsacarle una sola palabra cuando fuimos por la noche al concierto de Matt… Tengo las sensaciones de la noche tan presentes como si siguiera viviéndolas.

Recuerdo que cuando me despedí de Mimi ante el portal de su edificio volví a casa prácticamente volando, me sentía como en una nube y parecía levitar, me sentía como si fuera de aire y pudiera desplazarme como el viento. Había probado en mis propios labios la ambrosia, el manjar de los dioses, y me sentía como si la propia Afrodita me hubiera otorgado su favor.

Desde que llegué a casa sólo pude esperar el momento de volver a verla. Después de los altibajos y las angustias de los últimos días las nubes se habían disuelto y un nuevo radiante sol iluminaba mi vida. Intente estudiar para pasar el tiempo pero al final acabe dándole vueltas a como debería decírselo a mis padres y como se lo diríamos a nuestros amigos, aunque estos por lo que parecía no necesitarían mucha explicación. De todas formas si se lo conté a Tentomon:

-Oye, Tentomon-recuerdo que le llamé cuando creí tener las palabras oportunas.

-¿Si, Izzy?-me preguntó.

-¿Te acuerdas de lo que te comenté acerca de Mimi y yo?

-Sí.

-Pues ya le dije lo que quería decirle-al soltar esas palabras no me parecieron tan perfecta la expresión como cuando la había oído en mi mente-Y bueno, ahora somos pareja-añadí tras pensármelo mucho. Decirlo en voz alta había sido como un bautismo de fuego y solo en ese momento me pareció darme cuenta de que era algo real y no una ilusión.

-¡Felicidades, Izzy! Ya note que estabas más contento cuando volviste hace un rato aunque no sabía por qué.

-Gracias-estaba más aliviado ante su buena reacción-Pero no se lo digas a nadie de momento, ¿de acuerdo?

-Claro, Izzy, yo haré lo que tú me pidas.

-Oye-la verdad es que me sentía algo mal, lo cierto es que llevábamos distantes algún tiempo. Desde hacía unas semanas pero sobre todo ésta me había centrado tanto en mi relación con Mimi que prácticamente no pensaba en otra cosa-Sé que llevamos algún tiempo sin hacer nada juntos…-no sabía como decirlo.

-Sí, pero no pasa nada, Izzy, tienes muchas cosas en que pensar y eso, ya tendrás algún rato para mí.

-Es que tú siempre fuiste un amigo y confidente y ahora parece que hemos perdido algo de esa relación y quisiera recuperarla.

-No hemos perdido nada, yo siempre seré tu compañero.

La verdad es que no supe que decir ante eso, pero lo cierto es que me emocioné por sus palabras.

Poco después, cuando cenaba con mis padres tuve el valor y se lo comunique. Su reacción fue mejor de lo que esperaba, mi padre me felicitó por mi relación y mi madre comento que debía llevarla a comer algún domingo para que la conocieran. Aquel día, a pesar del mal inicio, parecía enderezarse cada vez mejor y solo esperaba que el final fuera el canto de cisne de mi felicidad.

Después de la cena me fui a arreglar. Aquella noche Matt daba un concierto. No es que me hiciera mucha ilusión ni era fan de su música pero él tenía la costumbre de regalarnos a todos entradas para ir y además en esa ocasión no iba sólo sino con Mimi. Era nuestra primera salida, nuestra primera cita como pareja.

El concierto era a las nueve y media por lo que a las nueve menos cinco salí de casa en dirección a la casa de T.K., frente a la que solíamos reunirnos antes de ir juntos a un concierto de Matt. Por la impaciencia que tenía debí salir muy pronto y andar demasiado deprisa porque no había casi nadie cuando llegue, solo estaban T.K. y Kari en el portal hablando.

-¡Buenas noches, Izzy!-me saludó T.K. cuando llegué.

-Buenas noches, Izzy-le siguió Kari.

-Buenas noches a los dos-respondí yo para acto seguido preguntar-No interrumpo nada, ¿verdad?-dije, sin poder recordar lo que vi aquel miércoles, deseando en lo más hondo que nunca supieran que les había espiado. Aunque lo cierto es que algunas de sus prácticas habían despertado mi curiosidad.

-No-dijo T.K.-Hablábamos de que hace mucho tiempo que no podemos reunirnos todos, los doce.

-Bueno-dije yo-Esta noche salvo Ken y Cody que siguen de viaje, Ken en China y Cody de visita en casa de su abuelo en Nagoya yo creía que íbamos a estar todos. Bueno, y Tai que ha ido a reunirse con su equipo en Sapporo.

-No va a ser así-me respondió Kari y me contó-Joe y Yolei tienen ambos un examen mañana temprano y no han podido venir. Así que seremos seis sin contar a Matt: nosotros tres, Davis, Sora y Mimi.

-Ah-dije aunque al oír el nombre de Mimi no pude dejar de pensar en como sería la mejor manera de comunicarles nuestra nueva relación y decidí que lo más prudente era esperar a que viniera y decidir juntos-Bueno-dije al poco para romper el hielo-¿Qué tal os va?

Ambos se miraron mutuamente y respondieron a la vez:

-Mejor que bien.

-¿Así que vais a dar una vuelta?-se escuchó una voz desde alguna parte. La busque pero no hallé de donde venía hasta que las ramas de un árbol cercano se agitaron y Gatomon saló ágilmente desde éstas hasta el suelo, junto a nosotros.

-Vamos al concierto de mi hermano-respondió T.K.

-No sé como os gusta ese ruido estridente que arman Matt y sus amigos, porque según mi opinión es eso, ruido-dijo mientras se limpiaba una pata.

-Bueno, es que como le diga la verdad me podría pegar-le replico T.K. y todos reímos.

-¿Y tú de dónde vienes, Gatomon?-le preguntó Kari.

-De dar una vuelta, ya sabes, por ahí. Me gusta las noches en la ciudad cuando hace fresquito como hoy-respondió la felina-De hecho, estoy a punto de irme otra vez.

-Pero volverás esta noche, ¿no?

-¿Y tú?

-Pasaré la noche en casa de T.K.

-Pues yo volveré por la mañana a dormir al solecito en el balcón. Nos vemos. T.K., Izzy-se despidió y de un saltó desapareció nuevamente entre las ramas de un frondoso árbol cercano.

-¡Vive como quiere esta gata!-dijo T.K. riendo.

-Sí bueno-replicó igualmente Kari en todo alegra-Es difícil no consentirla.

Seguimos hablando un poco, pero no tardaron en llegar los restantes: Davis y Sora. Yo esperaba a Mimi, pero el tiempo pasaba y me empezaba a preocupar. ¿Por qué se retrasaría? Cuando se hizo demasiado tarde para seguir esperándola nos marchamos y por el camino Sora la llamo por el móvil. Cuando colgó nos dijo que le había dicho que una estaba en una reunión que se había alargado pero que iría en poco tiempo. Eso me alivió e intente distraerme mientras la esperaba.

Lo cierto es que llegó al acabar el concierto. Yo no había estado muy atento a la música y en esta ocasión por algo más que mi desinterés por la ella. Aunque por lo visto mi opinión era más que minoritaria y Matt tenía muchos seguidores y sobre todo muchas admiradoras por lo que pude ver.

Cuando nos reunimos después de que Matt y los demás músicos se hubieran retirado del escenario y el público comenzara a dispersarse yo casi me ruborice al dudar de cómo debía saludarla. En eso estaba pensando cuando ella vino hacia mí y me besó apasionadamente como antes en el portal, incluso note sus manos tocándome descaradamente el culo. Nuestros amigos se quedaron un segundo como sorprendidos pero luego, como esperaba, sencillamente acogieron el hecho como una consecuencia natural, claro esta que entre alguna burla pero por suerte Tai estaba lejos ese día sino habría estado haciendo sus chistes malos toda la noche que pasamos juntos por ahí.

Cuando nos separamos acompañé a Mimi a su casa. La verdad es que estaba muy cansado pero no quería que el día acabase y me resistía a separarme de ella. Íbamos caminando por la calle, cogidos de la mano y de vez en cuando me acercaba a ella y olía y besaba su cuello, y ella reía de forma cristalina y decía que le hacía cosquillas. Le pregunté por su reunión y ella me dijo que su agente le había dado buenas noticias y habían estado tratando sobre su futuro profesional como actriz. Llegamos a su casa y ella me invitó, con voz pícara a entrar. Ni ella ni yo pudimos esperar, sino que nada más entrar por la puerta y aún el riesgo de que Sora llegará, hicimos el amor ahí mismo. Me hubiera gustado pasar la noche allí, peor no había avisado a mis padres y a esas horas no podía llamarles. Nos despedimos y ella me acompañó hasta la puerta, dándome un beso de despedida. Ella entonces cerró la puerta de su piso y yo tome el camino a mi casa. Pero antes de llegar tuve un encuentro con Sora.

-Buenas noches, Sora-saludé.

-Buenas noches, Izzy-me devolvió el saludo-¿Vuelves a tu casa?

-Sí, es que estoy muy cansado y además no les dije a mis padres que fuera a quedarme fuera ni nada por el estilo-le dije como si quisiera justificarme ante una acusación.

-¿Padres? Izzy, creo que ya eres bastante mayor para tomar decisiones por ti solito, ¿o no?-dijo casi riendo.

-Bueno, sí, pero si no volviera y sin llamar se preocuparían.

-Sí, creo que fue Confucio el que dijo: “Los padres se preocupan con la sola idea de que sus hijos puedan enfermar”

-Creo que sí pero no sé mucho de Confucio-admití.

-Al final se lo dijiste a Mimi-comentó de repente-Me alegro. Y supongo que habréis aprovechado el tiempo que os he dejado para que tuvierais la casa para vosotros solitos.

-Sí, claro-no pude evitar ruborizarme.

-¿Te sonrojas? Eso es que habréis hecho unas cosas muy guarras, ¿eh?-dijo riendo.

-Eh…-no supe que decir.

-No seas vergonzoso, lo decía en hombre, ¡hombre! Ay que saber disfrutar de los placeres de la vida, y hay muchas cosas que se pueden probar, no sólo lo “normal”.

-Sí…

-Dejemos el tema, que veo que aún no estás preparado…, dime, ¿te costó decírselo?

-Un poco, y además por un momento me arrepentí, ya sabes…

-Sí, lo sé.

-Tai pasó por mi casa y me lo dijo.

-Lo sé, le mandé yo.

Eso me sorprendió.

-¿Le mandaste tú?

-Sí. Ambos estábamos preocupados y decidí que fuera a hablar contigo después de que hablé con Mimi.

-Ah-me limité a decir.

-Me pareció oportuno viendo que vosotros dos no sabías apañároslas.

Tras escuchar su confesión solo podía preguntarme si también Biyomon había venido a mi casa enviado por ella, pero decidí no decir nada por si ésta había venido realmente por su propia voluntad y le metía en problemas por decirlo.

-Pero dime, ¿cómo se lo dijiste?-me pregunté.

Yo sé lo conté, aunque tuve la tentación de adornarlo un poco pero al final le dije la verdad.

-No pasa nada-me replico ella cuando lamenté que no hubiera sido una declaración muy romántica-Tai tampoco fue un Romeo cuando se declaró y me pidió que ser su novia. Dijo algo parecido a ti pero añadiendo al final: “¡Venga!, pelirroja, ¡di que sí!”. Lo has hecho bastante bien hasta ahora, así que no te preocupes.

Estaba recordando una y otra vez esa frase que me dijo Sora cuando mi madre volvió a llamar a la puerta. Miré mi reloj y constaté que, en efecto, era muy tarde. Así que terminé de peinarme y salí.

Un flash casi me dejo ciego al salir del cuarto de baño.

-¡Mamá!-protesté.

-¡Venga, cielo!-dijo-Quiero tener muchas fotos de este momento crucial, la primera cita de mi niño con su novia. ¡Venga, sonríe!-dijo tomando otra foto-Además esta muy guapo, ¿no crees, cariño?

-Claro que sí-dijo mi padre desde el salón-Ya es todo un hombre.

Vuelvo a mirar el reloj y veo que ya casi es la hora de la cita, solo tengo veinte minutos, he pasado demasiado tiempo en el baño y voy a llegar tarde, así que me despido pronto de mis padres y salgo de casa. De camino, además, quería pasar por una floristería, para lo cuál ya le había pedido dinero a mi padre.

Mientras caminaba lo más rápido que podía por la acera no pude dejar de pensar que lento se me había hecho el viernes: la mañana, las clases, la tarde, etc. y que rápido me parecía ahora el tiempo. Y es que llevaba varias horas arreglándome, quería estar perfecto para Mimi.

Cuando llegué era un mar de nervios. Tenía miedo de que cualquiera cosa pudiera salir mal. Además era una noche fundamental para nuestra relación. Cuando llegue al portal me detuve un momento, respiré hondo y llamé al timbre. Sin preguntar la puerta se abrió y entre sin más demora. En pocos minutos estaba ante la puerta del apartamento de ella.

Cuando ella me abrió me quede de piedra. En mi sueño estaba hermosa pero entonces,…, estaba divina. Llevaba un precioso y ceñido vestido púrpura que dejaba al descubierto sus gráciles brazos dado que no tenía mangas, y acababa como en una pequeña falda que dejaba ver sus esculturales piernas. Llevaba dos zapatos de tacón y de color oscuro a juego con el vestido. Esto me hacía sentir todavía más enano, igual que en el sueño, pero tampoco me importo. De joyas llevaba solamente una pequeña gargantilla, pero no como la que había visto en mi sueño sino de plata, que resaltaba hermosamente su cuello de cisne. Sus labios también estaban rojos y brillaban como el fuego. Su cabello le caía, suelto, liso como una cascada, por la espalda y como un flequillo alrededor de su rostro. Y sus ojos, esos ojos miel que tanto me encandilaban al mirarme estaban bellamente perfilados por el rimel. El sueño anterior había quedado muy lejano ante esa divina visión.

-¡Hola, Izzy!-me saludó antes de que nos besáramos-Pasa.

-Hola, perdona por llegar tarde-me disculpo y tendiéndole las flores añado-Te he traído estas flores.

-¡Oh, que bonitas!, las pondré en agua-dice cerrando la puerta y acercándoselas para olerlas.

-Flores para una flor-digo recordando la expresión que use en el sueño. 

-¡Que dulce eres!-me dice antes de besarme otra vez. Yo ya me sentía derretirme y apenas acababa de entrar.

Ella se dirige por el pasillo a la cocina y yo la sigo pero quedándome en el salón. A través de la ventana que une ambas habitaciones la veo poner las flores en un jarrón con agua. Vi que en el comedor la mesa ya estaba preparada. El aroma de la comida llenaba la pequeña habitación. Había preparado salmón, acompañado por una guarnición de patatas asadas y para beber vi una botella de vino. Casi sonreí cuando pensé que solamente faltaban las servilletas con forma de pájaros extraños para que fuera casi como sueño.

Vuelve entonces y coloca las flores sobre uno de los estantes de la habitación, al lado de la televisión.

-Bueno, ¿cenamos?-pregunta-Espero que este todo a tu gusto.

-Está perfecto-digo, sentándome al mismo tiempo que ella.

Empezamos a comer y, también a charlar y a beber. En un momento recordé lo que me había dicho mi madre:

-Hoy se lo he contado a mis padres-le comento.

-¿Te refieres a lo nuestro?-me pregunta.

-Sí

-¡Muy bien!, ¿han dicho algo?

-Están contentos con la noticia y, bueno, mi madre me ha dicho que debo invitarte para que algún domingo vengas a casa a comer. Quieren conocerte.

-Me encantaría-responde-Pero con una condición.

-¿Cuál?-le pregunto no sin notar que empieza a crecer en mí algo de ansiedad.

-Que tendrás que venir tú un día a comer con los míos-dice sonriendo.

-Claro-dije, tranquilizado.

-¿Sabes? Sora y yo hemos hablado muchas veces sobre el próximo verano, sobre que deberíamos hacer algo juntos como un viaje. Me refiero a todos.

-Parece buena idea-le digo.

-Podría ser a Hawai, Tahití o alguna isla del Caribe, algo exótico y tropical.

-Sería un gran verano-comento, teniendo en mente playas de aguas cristalinas y hermosos anocheceres. Recordaba varios relatos de Murakami que tenían como escenario Hawai. La verdad es que nunca había salido fuera de Japón salvo en un pequeño viaje que hice una vez a Singapur y sin contar el mundo digital. Pero una imagen se impuso entre todas, entre las azules olas y los cielos carmesí algo irrumpió con más fuerza: la imagen de Mimi en bikini, su figura escultural,…

-Izzy-escucho de repente.

-Sí.

-No me escuchas, ¿qué estas pensando qué estás tan distraído?

-Perdona, Mimi-me disculpo-Es que recordaba una cosa que había leído sobre Hawai.

-No pasa nada.

-La verdad es que estaría muy bien, me he imaginado estar en esas hermosas playas, con el sol de atardecer y, bueno-aquí dudo sobre si seguir-Contigo, claro.

-¡Oh!, ¡qué bonito!, ¡y que dulce eres!-extiende su brazo y me acaricia la mejilla-¿Sabes? Hoy he hablado con mi agente. La semana que viene tendré una prueba para una película y dice que tengo muchas posibilidades.

-¡Enhorabuena!-le felicito.

-Gracias, ¿a ti que tal te va la universidad?

-Bastante bien, aunque estos días estuve un poco distraído.

-Lo entiendo, oye, ¿cómo esta Tentomon?

La pregunta me sorprende.

-Bien, gracias-respondo-¿Y Palmon, dónde esta?

-Esta muy bien. Esta noche esta en casa de mis padres. Quería que tuviéramos intimidad.

-¡Ah!, bien.

-Recuerda que te tengo una sorpresa.

-Lo recuerdo y estoy impaciente-confesé. No me imaginaba que podía ser y estaba ansioso por saberlo.

En ese momento habíamos acabo de cenar y ella se levanta y empieza a recoger los platos. Yo hice igual y me levante para ayudarla. La seguí a la cocina y dejamos los platos en el fregadero.

-Fregaré mañana-me dice.

-¿Tomaremos algo de postre?-pregunto.

-Claro, ya casi esta listo, solo hace falta servirlo-dice saliendo de la cocina. Eso me extraño. La seguí, ella se dirigió a la puerta de si habitación.

-¿Qué has preparado de postre?-pregunté, no entendía lo que hacía.

-Dame diez minutos para que termine de prepararlo, te avisaré-dice guiñándome un ojo mientras entra en su habitación y cierra tras ella.

Yo estuve un rato esperando sin saber que hacer ni poder imaginar lo que estaba pasando. “¿Qué postre tendría allí, qué estaría haciendo, estaría relacionado con la sorpresa?” No podía dejar de calentarme la cabeza.

A los diez minutos oí su voz a través de la puerta.

-Pasa, cielo, a por tu sorpresa.

No tarde un segundo en abrir la puerta…

Increíble…, la estancia estaba iluminada por una multitud de velas dispuestas por toda la habitación, y se escuchaba una suave melodía. Mimi estaba en el centro, delante de su cama pero ya no llevaba su vestido sino un suave batín de seda.

-Verás, Izzy, la sorpresa es el postre y el postre soy yo.

Al poco el batín caía al suelo…

Su cuerpo espectacular estaba todo exhibido ante mí. Mi pene no tardo en responder sólo ante tal visión. Sus delicados pies, sus largas y suaves piernas, su embriagadora entrada, su cintura de avispa, sus dulces senos, sus brazos de ninfa, su cuello de cisne, su boca divina, su bella nariz, sus ojos profundos y su perfecto cabello, coronando el conjunto más bello que se pueda imaginar. E iba a ser mío.

-¿A qué esperas, cielo?-me dice.

Me acerco poco a poco y la abrazo, acariciando con mis manos su espalda mientras nos besamos. Nuestras lenguas juegan y la suya entra con experiencia en mi boca, adueñándose con facilidad de ella. Ella me sueltan los botones de la camisa y descorre mi cinturón. Sin dejar de besarla le ayudo con mí ropa y al poco ya estoy desnudo y mi ropa esparcida por la habitación. Ella entonces, acariciando, agarrando mi ya duro miembro, me lleva hasta la cama como si me condujera con una correa.

-Tiéndete, que ya verás que tengo preparado-me dice.

Yo, aún sin idea de lo que podía estar planeando, me dejo llevar me acuesto boca arriba. Ella con sus manos me abre de piernas y sube desde abajo. Acerca su boca a la punta de pene erecto y deja caer unas gotas de saliva desde su boca…¡oh que dura la tengo! Se acerca y besa la punta, metiéndosela poco a poco en la boca hasta que la tiene entera dentro…¡Oh, el calor y la humedad de su boca y sus ojos clavados en los míos! Se la saca y, para mi sorpresa, sigue avanzando sobre mí y se sitúa, rodeándome con sus piernas apoyadas en las rodillas, sobre mi pecho.

-Ahora no te muevas y déjame hacer-me dice, inclinándose para coger una cosa de un cajón-Cierra los ojos-me pide. Yo lo hago. Oigo como saca algo metálico. Sus manos cogen una de mis muñecas y, acariciándola la acercan a uno de las barras de la cabecera de la cama. Entonces, con un breve sonido, noto de repente algo frío junto a mi mano. Al poco hace lo mismo con la otra. No necesito abrir los ojos para saber que ha hecho: me ha esposado a la cama.

-Mimi, ¿qué haces?-no puedo evitar preguntar.

-Tú tranquilízate y disfruta.

Estoy un poco nervioso, me siento indefenso al no poder mover los brazos. Veo su sonrisa al abrir los ojos, una sonrisa pícara,…, ¿qué más me tendrá reservada?

-No te he dicho que puedas mirar, Izzy, niño malo…¡Um!-finge un gruñido de enfado-Pero aquí tengo la solución-dice vendándome los ojos.

La noto descender y con su boca vuelve a jugar con mi miembro. Noto su lengua recorrer mi dura verga, jugar con el glande, succionar la cabeza, profundizar con la puntita en el pequeño agujero. Sus manos mientras acarician mis testículos.

Ella me abre más las piernas y, mientras con una mano me masturba, con otra noto que empieza a explorar mi ano. Yo no puedo dejar de sobresaltarme:

-Tranquilo, cariño…¿No sabes que con esto tú también puedes jugar? Ya verás.

Me dice mientras empieza a besar y lamer mi ano con la lengua. Mientras su mano recorre, arrastrando la piel de mi poya en una dulce vaivén, su lengua pugna por entrar en mi interior por aquella extraña puerta mientras sus dedos acarician mis nalgas.

Al poco, percibo algo, un dedo que va entrando no sin dificultad, abriendo mis carnes. Me duele ligeramente, casi como un pinchazo.

-¡Mimi!-no puedo evitar exclamar.

-Tranquilo, Izzy, déjame a mí y ya verás-insiste ella.

Primero entra un dedo. Y poco a poco va dilatando mi esfínter y mis ocultos interiores. Luego son dos, y finalmente tres. Realmente, junto con la masturbación, el placer ya es increíble, indescriptible.

-Bien, creo que ya estás listo-me dice. Yo intuía que venía a continuación, pero no estaba seguro de quererlo. Es verdad que lo que vi el miércoles en casa de T.K. y lo de mi sueño me excitó, pero tampoco estaba seguro.

No tarde en notarlo.

-¿Qué es eso, Mimi, qué vas a hacer?

-Es algo especial, Izzy. Es un amigo que me acompañaba en mis noches solitarias…Es difícil resistir sola cuando a veces oía en la habitación de al lado a Tai y Sora…Y ahora vas a gozar tú también de él…de mis juguetes, este consolador es mi favorito.

No pude decir nada más. Antes de que pudiera siquiera pensar si responder o no, ya empezó a empujar. La punta cruzo entre mis nalgas y pronto se presento como ariete ante la debilitada puerta. Con un fuerte empujón, ¡no sabía que Mimi pudiera ejercer tanta fuerza!, me debió meter más de la mitad.

Durante un breve momento, vi las estrellas y me sentí quebrarme, partirme…Mi visión se nublo y tuve que luchar por contener un grito de dolor. Mimi cogió mis piernas y las puso sobre sus hombros,…, poco a poco, sin fijarse en mi dolor, de otro empujón la clavo hasta el fondo. Notaba esa verga artificial introducida hasta el ombligo.

Durante un momento deja de moverse y estamos quietos un segundo. Me noto totalmente lleno…, y por un momento casi pude llegar al orgasmo. No era solamente el mero hecho físico de la penetración y el estimulo de la próstata. Era el sentimiento de estar a disposición plena de ella, se ser sometido, sumiso, de estar siendo penetrado, follado lo que lo hace tan morboso…Ahora, experimentándolo, comprendía que le gustará a T.K. Me pregunto que estaría sintiendo Kari al dominar a T.K., al ser ella la que le pusiera a cuatro patas para clavarle fiera estaca…¿Y que sentiría Mimi al hacérmelo a mí?

Empieza a moverse, primero suave y luego con crecidas embestidas. Poco a poco empiezo a gemir…Estando tan indefenso, esposado y sin poder ver,…, es totalmente excitante…Solo quiero más…

-¡Oh Mimi! ¡Más, por favor!-le pido entre jadeos.

-¿Te gusta, eh?-dice, empezando a masturbarme de nuevo.

-¡Sí…!

Ella acelera penetrándome y tocándome. En esa situación no puedo durar mucho.

-Voy a acabar-le aviso. Ella acelera y, como esperaba, me llega el orgasmo y mi pene eyacula con fuerza. ¡ah, ella no deja de masturbarme mientras sale el semen! Lo noto caer en mi vientre, espeso, un poco caliente al contacto con la piel.

Ella sale lentamente y durante un momento siento mi culo extraño al volver a estar vacío. Quedo un momento, exhausto tras el orgasmo. Entonces noto su lengua recorriendo mi pecho, lamiendo los restos de mi eyaculación. A continuación desciende y la noto limpiar mi verga. Ella entonces se acerca nuevamente y me besa. Cuando nuestras bocas se juntan, la suya todavía contiene restos de mi propio néctar y se lengua todavía lleva su sabor, pero incluso eso me gusta y saboreo por ella mi propia corrida.

-Ahora es mi turno-me dice entonces.

Noto como se acerca y, de repente, siento su cuerpo sobre mi cuello y mi pecho. Sus manos en mis mejillas las acarician y de repente encuentro mis labios junto a los de su vagina. De nuevo tengo a mi alcance ese sabor extraño pero agradable. Empiezo a recorrer con mi lengua la raja y me concentro luego en el clítoris, succionándolo, chupándolo, casi mordisqueándolo, dándole todas las atenciones…Ella gime de placer por ello.

-Sí, Izzy, cielo…

Yo quiero entonces succionar con más fuerza y llenar toda su entrada con mi vagina, hago presión como si quisiera entrar en su interior… Entonces ella hace un movimiento y la tengo sobre mi cabeza.

-No olvides la otra puerta-me indica.

Yo lo capto y empiezo también a lamer el otro orificio, más pequeño y escondido, pero más morboso. Como ella  el mío, intento penetrarlo con la lengua y recorrer sus interiores, pero sin manos disponibles es difícil.

-Mmm… ¡Sí!

Entonces de repente me quita la venda y me desata las esposas.

-Hasta ahora he sido tu dueña, pero me toca a continuación ser tu esclava-me dice. Solamente con oírlo se endurece mi miembro.

Me levanto y la tumbo en la posición en que estaba yo. Ella, como indefensa prisionera ahora, se deja hacer. Yo hago como ella antes y esposo sus muñecas pero no le vendo los ojos, quiero que vea lo que hago. Quedo un momento de pie ante la cama, mirando ese cuerpo que tengo sólo para mí. Me acerco suavemente y me pongo encima, besándole en sus labios y por su cuello y mejillas. Ella abre dulcemente sus piernas para acogerme con más facilidad y mi dura verga no tarda en hallar el camino.

La tengo del todo dura cuando entró en su cálido interior, estrecho y suave. Era algo indescriptible, la sensación de entrar dentro de ella en tan confortable hogar…Siento el placer de recorrer sus entrañas con mí pene, el calor de su cuerpo bajo el mío, ver su sus codiciadas carnes expuestas ante mí, indefensas, voluntariamente indefensas para mí, el brillo del sudor, sus dulces ojos bajo unos mechones de bello cabello castaño adheridos a la húmeda frente, sus suaves y delicados gemidos, cuál música llegan a mis oídos.

Entonces decido acelerar y dar fuerza a mi embestidas…Y, de golpe, se la saco y se la introduzco en su culo. Empujando con fuerza la meto hasta el fondo de una sola vez. Ella, sorprendida, deja escapar un gritito de dolor, pero pronto se contiene…

-¡Oh Izzy! ¡Sí! Dale lo que quieras a tu esclava, lo acepto todo.

Entonces la saco y la meto a gran velocidad, intento ir cada vez más rápido al tiempo que alterno los dos orificios, follándolos los dos de la forma más dura que puedo.

-¡Izzy! ¡Llego, ya llego!-grita convulsionándose en el clímax de su orgasmo, agitándose,…, ¡que hermosa visión! Verla totalmente poseída por el placer, su bello torso agitándose como una flor al viento. Al poco queda quieta-¡Oh, Izzy! Ha sido…

Yo entonces salgo. Ella esta totalmente rendida y parece agotada, sudorosa, acostada y esposada a la cama…Pero todavía no voy a soltarla. Quiero hacer yo también algo que la sorprenda, probar algo nuevo y excitante, algo que ni siquiera haya visto más allá de una porno. Voy hacia ella y me pongo de rodillas sobre su vientre, rodeando mi poya con sus suaves pechos y, con estos, empieza a masturbarme…

-¡Oh Mimi! Que suaves tetas tienes… ¡Y que grandes!

-Son para que te hagas buenas cubanas, cielo-responde pícara.

El tacto de sus suaves pechos es exquisito y no tardo en llegar a una segunda corrida.

-¡Oh Mimi! Creo que voy a acabar otra vez…

-¡En mi boca! ¡Tienes que acabar en mi boca!

Yo me muevo hacia ella y cogiendo su cabeza, le penetro la boca sin más y se la follo sin contemplaciones. Ver sus dulces ojos fijos en mí, suaves pero invadidos por el morbo, notándose que disfruta cada centímetro de verga que le meto, es demoledor. No tardo en correrme en su boca y ella traga toda mi leche sin dejar de mirar.

-¡Oh Mimi!

La verdad es que estoy cansado. Ella también lo parece. La suelto y así mismo, desnudos, nos dormimos uno junto al otro.

El sonido de los coches y del tráfico me hizo abrir lentamente los ojos. Por un momento me alarmé, ¡no habrá sido otra vez un sueño!... Durante unos minutos cerré los ojos y no quise ver nada para no reconocer mi habitación y pensar que otra vez todo había sido falso.

Pero un movimiento a mi izquierda me llamó la atención y me obligo a mirar. Mimi dormía, tranquila, a mi lado. Recorrí la habitación, iluminada por el sol que entraba por la ventana y reconocí el cuarto de Mimi. Eso me tranquilizó, todo había sido tan real como lo había soñado. Extendí la mano y acaricie la piel de su espalda, sedosa y suave. Con cuidado para no despertarla me levante y me vestí. No podía dejar de contemplarla, estaba tan bella durmiendo. Pensé en que sería buena idea sorprenderla trayéndole el desayuno a la cama, que sería muy romántico.

Salí sigilosamente y llegué a la cocina. Allí me encuentro con Sora, la verdad es que no me lo esperaba.

-¡Buenos días, Izzy!-me saluda.

-¡Buenos días, Sora!, ¿cómo estás por aquí?

-Tengo que hacer unas cosas en casa, limpieza y eso, y como Tai se ha ido temprano al aeropuerto pues pensé en venir y ponerme a ello cuánto antes. Espero no molestarte.

-¡No!

-Habréis pasado una buena noche, supongo.

-Claro.

-¿Ella todavía duerme?

-Sí. Había pensado prepararle el desayuno.

-¿Sabes? Vuelve con ella y yo os prepararé algo para que desayunéis en la cama, juntos, como reyes.

-¿De verdad? Te lo agradecería…-pero entonces recordé algo-Bueno, es que ahora ella esta, ya sabes.

-Tranquilo, no entraré, llamaré a la puerta para que lo recojas, ahora ve con ella, ¿o quieres que se despierte y se pregunte dónde estás?

Ella tenía razón, así que volví a la habitación. Ella estaba todavía durmiendo, pero poco después de recostarme junto a ella despertó y me miro con sus bellos ojos marrones. Esos ojos que eran como dos estanques de agua cristalina.

Iba a decir algo, pero ella selló mis labios con los suyos.

Había empezado el primer día de mi nueva vida.

FIN

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Poemas de un Gato

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Cuatro Corazones (Capítulo 4)

Rocío, ¿la criada? (9. Dos Señoritas de compañía)

Cuatro Corazones (Capítulo 3)

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Cuatro Corazones (Capítulo 1)

Ella, Claudia (2. Manos Mágicas)

Rocío, ¿la criada? (7. Madre e Hija)

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Rocío, ¿la criada? (5. Los Preparativos)

Rocío, ¿la criada? (6. Un Ama para Tres Esclavas)

Cuatro Días (Capítulo 5)

Rocío, ¿la criada? (4. El Trabajo)

Cuatro Días (Capítulo 4)

El Erómenos

La Amiga de mi Madre. 2: La Revancha

Cuatro Días (Capítulo 3)

La Amiga de mi Madre

Rocío, ¿la criada? (3. Un Duro Día)

Cuidando a mi Hermanito (4. El Gran Final)

Rocío, ¿la criada? (2. Las Compras)

Cuidando a mi Hermanito (3. Una Clase Decisiva)

Rocío, ¿la criada?

Cuatro Días (Capítulo 2)

Cuidando a mi Hermanito (2. La Amiga y la Piscina)

Ayudando a Recoger

Cuidando a mi Hermanito

Cuatro Días (Capítulo 1)

Una Amiga y una Fiesta

Carta de Gatonosoy