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Cuatro Días (Capítulo 3)

en Parodias

Capítulo 3

 

Aquella noche me costó dormirme, temiendo volver a soñar con ella. Pero estando despierto tampoco podía dejar de pensar en lo mismo: en ella, ella, ella: Mimi. Las imágenes y los recuerdos se agolpaban en un confuso orden en mi mente… ¿Cuándo había dejado de verla como una amiga para sentir por ella algo más? Hasta entonces nunca me había fijado en las chicas, solo me había preocupado de mi ordenador y de mis estudios. Había observado con desinterés los romances de mis amigos,…, ahora recuerdo con amarga ironía como no entendía a Tai en su indecisión. Si tanto le gusta Sora, que se lo diga, pensaba, No será tan difícil, pero se complican mucho la vida. Ahora mis propias palabras se volvían contra mí. Bueno, no es lo mismo. Todos veíamos que ellos dos habían estado siempre muy unidos. Me deleite en esa idea pensando que me había escudado de mi propia sentencia, pero una vocecilla sonó entonces en mi cabeza, procedente de no sé dónde: Sí, todos lo veíais, excepto Tai. Quizás hoy todos vean algo evidente que a ti se te escapa. Ese pensamiento casi me asustó, no quería albergar falsas esperanzas, pero aquella vocecilla insolente siguió hablando: Mimi y tú habéis estado relativamente unidos, sobre todo desde que ella volvió a Japón ¿Cuántas tardes has pasado en su casa con ella, haciendo algo más que arreglar su ordenador? ¿Cuántas veces has paseado con ella por el parqué? ¿Cuántas veces te ha pedido a ti que te pasaras a recogerla a los estudios cuando se le hacía tarde? ¿Y cuando os reunís los del grupo no se pone siempre cerca de ti? ¿No lo ves todavía? Seguro que los demás sí. Y se preguntarán por qué no das el paso. Quizás te complicas mucho la vida. Finalmente la vocecilla calló. Y se hico un profundo silencio. Apenas llegaba, apagado, el ruido de la calle. ¿Era posible?, me pregunté, o más bien le preguntaba a aquella vocecilla. Las imágenes acudían a mi cabeza: Yo, sentado ante el ordenador de Mimi, haciendo algo, y ella sobre su cama, hablándome mientras sus dedos juegan con su cabello. Ella y yo, en el parque, paseando juntos mientras nos tomamos un par de helados, solemos encontrarnos cuando salgo de la universidad y ella ha ido a hacer footing, llevando su chándal rosa, aún sudando por el deporte y el calor la veo guapísima,…, a veces nos interrumpe algún fan de la serie que la reconoce y le pide un autógrafo, pero ella siempre sabe quitarse de encima a los pesados. Me veo en el coche de mi padre, apoyado en un lateral en el aparcamiento de los estudios de televisión, y la veo a ella venir corriendo, es de noche y acaba de salir del rodaje más tarde de lo normal y me ha llamado para que vaya a recogerla. La veo hace unas semanas en el cumpleaños de Sora, ciertamente no se despego mucho de mí. Y la veía, aquella misma noche, besándome tiernamente en la mejilla,…, y la escena en el callejón,… ¿Es posible? volví a preguntar. La vocecilla volvió: Tú lo estás viendo. Sentía mi corazón latir con fuerza. ¿Debería arriesgarme?, ¿confesarle mañana mismo lo que siento por ella? … Aquella voz ya no contestó. Igual que había venido, igual pareció marcharse. O tal vez calló ante la evidencia de la respuesta.

No dormí mucho. Cuando me desperté y miré el reloj apenas eran las seis y veinte de la madrugada. Podía oír, apagados, ruidos que llegaban desde la cocina, y las voces de mis padres. Me levanté. Lo cierto es que me encontraba bien, mejor de lo que podía recordar haber estado en mucho tiempo. Quizás la decisión que había tomado de no dejar pasar el día de hoy, miércoles, para decirle a Mimi lo que sentía por ella, y la esperanza de su aceptación, había quitado un peso que llevaba días, tal vez más, oprimiendo mi corazón. Mientras hacía la cama y me vestía no podía dejar de imaginarlo, los dos juntos, abrazados y compartiendo nuestro primer beso,…, me prometí mentalmente que no lo haría tan mal como lo hice en mi sueño. Me sorprendí de mi propio estado de ánimo. Ayer no tenía apenas ganas de hacer nada, hoy me sentía como poseído por una extraña energía que me rebosaba, me llenaba, podría haber saltado, bailado,…, la emoción me embargaba y no podía dejar de sonreír. Es sorprendente los efectos que puede tener el amor sobra las personas, pensé.

Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Estaba hambriento. Cuando entré mis padres me saludaron dándome los buenos días. Parecían algo sorprendidos de verme levantado tan temprano. Ellos estaban sentados en la mesa de la cocina, yo me uní a ellos tras servirme una taza de café y servirme dos tostadas con mermelada de fresa. Mi cambio de ánimo no paso desapercibido.

-Hoy te ves de mejor humor-comentó mi madre-¿Lo pasaste bien ayer en la salida con tus amigos?

-Sí, fuimos al cine a ver una película y después pasamos por una cafetería-les conté mientras me tomaba las tostadas y el café. Solía hacerlo porque se quedaban más tranquilos sabiendo por donde me movía, aunque tampoco era del todo detallado, en esta ocasión decidí no contarles que acompañé a una amiga a su casa antes de volver. Y desde luego que me callé la experiencia del callejón.

-Eso esta bien-sentenció mi padre.

-Por cierto. Esta tarde voy a asistir al cumpleaños de un amigo-ya lo sabían puesto que hacía una semana que se lo había dicho, pero debía recordárselo-Primero la fiesta será en su casa, pero seguramente luego salgamos, así que volveré tarde. No me esperéis para cenar. 

-Muy bien, cariño-asintió mi madre-Es el cumpleaños de tu amigo T.K., ¿verdad?

-Sí. Y otra cosa…-empecé a decir. Aunque no sabia como decirles lo del viernes…-El viernes me han invitado a una cena. Así que tampoco estaré.

-¿Una cena?-mi padre arqueo una ceja-¿Con quién?

-Bueno,…-no sabía si decirlo o no-Es con una amiga-dije finalmente.

-¡Ah!, con una amiga…-dijo mi madre en un claro tono insinuante-Una amiga especial, supongo.

-Sí-confesé, me sentía muy seguro, no sabía por qué, y decidí ser sincero-Es una amiga muy especial para mí.

-Algún día nos la presentarás, supongo-comento mi padre, sonriendo. Mi madre también lo hacía.

-Ya la conocéis, de hecho-dude un segundo antes de seguir hablando-Se trata de Mimi-yo miraba hacía abajo, estaba totalmente ruborizado. Era la primera vez que lo decía en voz alta, y que lo reconocía ante otras personas.

-¿Mimi?-repitió mi padre-¡Ah, la chica a la que le gusta tanto el rosa!, ¿no?

-Bueno, sí…-seguía mirando hacía el suelo, recorriendo con la vista el contorno de mis zapatos. Esperaba su opinión, y deseaba no tener que lamentar habérselo dicho.

-Me parece muy bien-dijo mi madre finalmente para mi alivio-Es una chica agradable, maja, simpática y muy guapa.

-¿Y ella sabe que te gusta?-preguntó mi padre.

-Pensaba decírselo hoy mismo-les confieso, siguiendo con mi sinceridad. De hecho, también se lo digo para ver si me dan algún consejo.  

-¿Tú le gustas a ella?

-Yo creo que sí-dije recordando en mi cabeza lo que me había susurrado la vocecilla aquella noche. Cuanto más lo pensaba más seguro me sentía. Y eso quería, quería desterrar toda duda para la “misión” que hoy me había encomendado. Iba a necesitar toda la seguridad en mí mismo que pudiera tener-Estoy casi seguro-me reitero, con el tono más seguro que puedo-Y pienso decírselo esta noche, después del cumpleaños.

Hubo un momento de silencio. Yo seguía ruborizado y mirando el suelo.

-Me alegro por ti, hijo-mi padre me puso una mano en el hombro-Ya has crecido, eres todo un hombre. Y todo hombre necesita a una mujer. Así que si te gusta, ve a por ella y no dudes-Notar su apoyo me hace sentirme un poco mejor. Él se mira el reloj de pulsera y se levanta de la mesa-Bueno, tengo que ir al trabajo. Nos vemos esta noche-rodea la mesa y le da un beso a mi madre-Cariño.

-Sí, cielo-le responde ella.

-Hijo-me pone un momento la mano en el hombro al pasar por detrás de mí.

-¡Hasta luego, papá!

Mi padre sale de la cocina. Se oyen perfectamente sus pasos por el pasillo, y el abrir y cerrar de la puerta de la calle. Hay un momento de silencio. Yo, terminando de desayunar, recojo mis cosas y las llevo al fregadero. Mi madre estaba en silencio, parecía pensativa. Pero yo quería su consejo, quería que me indicara como podía abordar mejor el tema con Mimi.

-Esto,…, mamá, ¿puedo preguntarte una cosa?

-Claro, cielo.

-Me gustaría que me aconsejarás sobre una cosa…

-¿Cómo decirle a esa chica que te gusta?

-Sí, ¿cómo lo sabes?

-Soy tu madre. Mi deber es saberlo. Igual que sabía ayer que me estabas mintiendo.

-Perdona, yo…

-Tranquilo. No pasa nada. Te entiendo. Te voy a dar un único consejo: se tú, y se directo. Tú siempre has hablado claro así que no intentes ahora dar un discurso ni ser poético si no te sale solo. Quedaría falso y mal.

-Gracias, mamá…Bueno, voy a mi habitación-le digo.

-Vale, cielo.

Fui a mi habitación. Al pasar por el salón vi a Tentomon, que seguía durmiendo en el sofá, por lo que no le desperté. Me puse en mi ordenador y empecé a examinar las fotos que tenía guardadas en mi carpeta de imágenes…iba buscando las de Mimi y poniéndolas en una carpeta aparte, también recortaba a Mimi en las demás. Sé que no resultaba objetivo, pero me resultaba guapa en todas… en las fotos de la época de nuestras aventuras, en las fotos de su estancia en América, de su viaje a París, en su casa, en la piscina, en la playa, en la montaña,…, no podía dejar de contemplarla. Y mientras pensaba como iba a decírselo,…, ¿Qué debería decirle? pensé. ¿Me gustas?, bueno, sonaba algo banal, como si ella fuera una cosa, quería algo más expresivo. ¿Te quiero? Quizás demasiado “fuerte”… No sé me ocurría nada. Bueno, me dije, Ya sabré que decir en el momento.

Al poco, iba a dejar el ordenador para ponerme a repasar mis apuntes de ayer cuando alguien me habló a través del Messenger. Un parpadeante cuadro brilló en la barra de herramientas. Lo abrí. ¿Sora? La dirección de correo era la suya, desde luego. No pude dejar de recordar de lo que había sido testigo la noche anterior.

-¡Buenos días, Izzy, madrugador!-leí en la pantalla.

-¡Hola, Sora! ¿Qué tal?-escribí como respuesta.

-Bien, aunque algo cansada. Me he conectado al ordenador porque tenía una cosa que hacer en un juego del facebook y no podía hacerlo en otro momento.

-Ah-me límite a escribir. Yo tenía un perfil en facebook, pero la verdad es que no entendía mucho de ese tipo de páginas. No me interesaban-Oye, supongo que Mimi esta durmiendo.

-¿Mimi? No lo sé. Te recuerdo que estoy en el apartamento de Tai.

-¡Ah, sí!, es verdad.

-Aunque a estas horas seguro que sí. A Mimi no le gusta mucho madrugar.

En este momento no pude dejar de imaginarla…tendida en su cama, entre las sábanas, dormida,…, su bello rostro parece el de una muñeca de porcelana…Un zumbido rompe esas ensoñaciones. Vuelvo a la pantalla. Sora me había seguido hablando y yo no me había enterado. Leí sus mensajes, algo de que Tai estaba durmiendo y de que a las doce tendría que ir a entrenar con su equipo, y algo del cumpleaños de T.K., que era esa misma tarde.

-Perdona, Sora-le escribo-Estaba distraído.

-Ya veo…-durante un largo momento el MSN me dice Sora esta escribiendo un mensaje…, tarda tanto que creo que me va a soltar un discurso, pero finalmente, solo aparece una escueta pregunta-¿Pensando en Mimi?

Yo no supe que contestar a eso. ¿Por qué lo preguntaba? Ella siguió escribiendo.

-Tai me dijo anoche que en el cine no le quitabas ojo de encima.

-Bueno…-empecé a escribir,…, así que sí me había sorprendido,…, al menos no lo dijo ayer con Mimi delante-Tai no debió ver muy bien, estaba ocupado en otras cosas-dije finalmente.

-Es posible-por un momento di un suspiro de alivio-Por cierto-siguió diciendo ella-Mimi me ha dicho que el viernes tenéis una cita, para cenar.

-Sí.

-Y estaréis solos, porque el viernes volveré a pasar la noche aquí, en casa de Tai.

-Bueno…-no sabía que decir. Tenía claro que Sora me estaba insinuando que sabía o se había imaginado lo que sentía por Mimi. ¿Cómo?, ¿era tan evidente? Yo pensaba haber sido discreto. Decidí ser sincero. Ella era su mejor amiga, quizás me podría decir como abordarla, o lo que sentía Mimi por mí-Supongo que lo sabes-dije.

-¿Qué te gusta Mimi? Eso lo sabemos todos desde hace tiempo.

-¿De verdad?-no pude evitar hacer tal pregunta. Me resultaba imposible de creer. Pero quizás aquella vocecilla hablará con razón,…, ¿cuáles fueron sus palabras?,…, ah, sí: ¿No lo ves todavía? Seguro que los demás sí. Y se preguntarán por qué no das el paso.

-Pues claro. Además haríais una buena pareja.

-Pero ella,…, ¿me corresponde?-le pregunté.

-No puedo estar segura, pero yo diría que sí-al leer esto el corazón estuvo a punto de saltarme del pecho. Sora añadió-¿Se lo vas a decir?

-Hoy mismo había pensado decírselo.

-¿Hoy?, ¿cuándo?

-Después del cumpleaños de T.K., supongo que saldremos a tomar algo, entonces la apartaré con alguna excusa y se lo contaré.

-Te deseo lo mejor… bueno, os deseo lo mejor.

-Gracias.

-Bueno, me tengo que ir. Creo que intentaré dormir un poco más. ¡Nos vemos, Izzy!

-¡Hasta luego, Sora!-me despedí.

Cerré el Messenger cuando se desconectó. La verdad es que la conversación me había dado nuevos ánimos a los que ya tenía. Aquella vocecilla había estado en lo cierto cuando dijo que los demás ya sabían lo que sentía por Mimi, ¿acertaría también en que ella sentía algo por mí? Sora creía que sí, y es su mejor amiga y compañera de piso. El tiempo ahora avanzaba a paso de tortuga, estaba deseando que llegara la hora del cumpleaños para verla, estar de nuevo junto a ella, y poder decirle de una vez lo que sentía por ella. Decidí concentrarme en mis estudios para pasar el tiempo, pero no podía dejar de quitarme la idea de la cabeza. Cuando más lo penaba, más seguro estaba de qué aquella misma noche tendría a Mimi entre mis brazos, y entonces más dolorosamente lentas parecían avanzar las agujas del reloj. Mi fantasía, estimulada por lo que había visto en el sueño y por lo de ayer, iba demasiado suelta y traía a mi mente escenas demasiado calientes. Pero no podía dejar de recordarla ahí, contra la pared, masturbándose mientras al lado Sora y Tai follaban en un sucio callejón… Me imagine a mí mismo, con Mimi, siendo espiados a su vez por ellos… Muy morboso. Me agacharía ante sus abiertas piernas para tomar su néctar,…, ella besando mi endurecido miembro…, y el final… Hervía sólo con pensarlo.

Cuando se hicieron las ocho partí en dirección a la universidad. Apenas había podido repasar un tema, pero me daba igual. Lo único que ahora me importaba era Mimi y con que palabras iba a declararme aquella noche. Me senté entre las últimas filas en las clases, y mientras fingía tomar apuntes, en realidad escribía posibles declaraciones. Ninguna me convencía. 

En la cafetería volví a encontrarme con Joe. Aunque estaba vez estaba con su novia, Suzu, cuando llegue.  De todas formas me llamó y estuvimos un rato hablando los tres. De la universidad, del cumpleaños de T.K., del concierto que daba Matt mañana, etc. Y cuando ellos se ponían cariñosos o rehacían algún mimo yo no podía evitar pensar en Mimi. Pero a diferencia de ayer, en que hubiera sido doloroso, hoy me alegraba, pensando que perfectamente podríamos estar ella y yo  haciendo eso al día siguiente, o esa misma noche.

Y según avanzaba el día, mejor me sentía. Cada vez estaba más cerca del momento en que por fin estaría con Mimi. Estaba tan contento que ni siquiera podía dejar de sonreír. Y de repente la vi. Yo caminaba por el parque, de camino a casa. Y ella venía corriendo hacía dónde yo estaba. Como tantas otras veces, nos cruzamos. Ella se detuvo al alcanzarme.

-¡Buenas tardes, Izzy!, ¿qué tal estás?-me dijo al tiempo que me daba un beso en la mejilla-Te veo muy contento.

-¡Buenas tardes, Mimi!, sí, hoy tengo razones para estar contento-le dije, lo cierto es que ya me estaba planteando si decírselo en ese mismo momento, ahí mismo y sin esperar más, Mimi, me gustas. Pero me contuve.

-Me alegró por ti-dijo ella-Hoy es el cumpleaños de T.K., supongo que te veré en la fiesta.

-Claro.

-Y qué después nos acompañarás a tomar algo, ayer Kari nos hablo de un local que han abierto hace poco, estoy deseando conocerlo.

-Claro que iré-dije, mientras pensaba que ella no sabía lo que tenía pensado para esa noche.

-Bien. Además, he invitado a un amigo y quiero que lo conozcas.

-¿A un amigo?-pregunté, intentando poner un tono de neutra pero correcta curiosidad, a pesar de que mi corazón había sufrido un vuelco-¿A quién?

-Se llama Michael, ya lo conoces, americano, rubio, muy guapo y amable. Ha venido a Japón para verme. Aunque es algo tímido, pero le he convencido para que vaya a la fiesta de T.K. 

-Por mi encantado-dije, intentando mantener el fantasma de una sonrisa que hacía tiempo se había desvanecido en realidad.

-¡Estupendo! Bueno, Izzy, voy a seguir con el footing, ¡nos vemos!-me doy un nuevo beso en la mejilla y reemprendió la carrera.

-Hasta luego-apenas pude murmurar una despedida mientras le veía alejarse.

Apenas unas cuantas frases habían lapidado prácticamente todo mi entusiasmo anterior. ¿Un amigo?… No sé por qué pero desde que oí esa palabra se hundieron mis esperanzas. Tal y como la había dicho podía referirse a algo más que un amigo. ¿Y si fuera la persona a la que se refería? No pude dejar de pensar en eso de camino a casa. Puede que solo fuera un amigo, quise pensar. Y si viene de América por qué vive allí no pasará mucho tiempo en Japón, es solo una visita,…, si Mimi tuviera un novio o estuviera enamorada Sora lo sabría y no me habría deseado suerte ni animado a declararme. Este pensamiento volvió a animarme un poco.¡Sí!, Mimi solo quiere presentarme un amigo, es solo eso, no debo desesperar ni ponerme celoso sin motivo. Para cuando llegue a casa estaba de nuevo alegre, pero había pasado un mal rato.

Aquella tarde, después de comer, no hice nada en toda la tarde. No podía concentrarme ni en mis estudios ni en las tareas que tenía pendiente en el ordenador. Estuve todo el tiempo pensando en ese momento tan especial que esperaba ocurriera esta noche. Pensaba en qué palabras le diría, cómo debería ir vestido, si debería llevarle o comprarle algo como flores… Tentomon estaba emocionado por la ocasión. La verdad es que hacía tiempo que no coincidíamos todos, o casi todos, dado que ni Cody ni Ken iban a poder asistir. Al llegar finalmente la hora emprendimos juntos el camino a casa de T.K. Yo andaba lentamente, cargando el regalo de T.K. bajo el brazo mientras Tentomon volaba a mi lado. Estaba muy nervioso, se acercaba el momento en que iba a confesarle a Mimi lo que sentía por ella. Tuve que controlarme para no sonreír ni quedarme sonrojado como un tonto, solo por la idea.

-Izzy, ¿en qué piensas?-me preguntó Tentomon-Estás muy callado.

-No, nada-le respondí-Oye, Tentomon.

-¿Sí, Izzy?

-Verás, luego, después de la fiesta en casa de T.K., cuando salgamos a dar una vuelta, quiero hablar un rato a solas con Mimi, ¿sabes lo que digo?-le pregunte intentando no ser muy brusco en mi manera de pedirle que respetara la intimidad de un momento que iba a ser decisivo en mi vida.

-Entiendo, Izzy, que no este revoloteando por ahí cuando estés con ella-su voz sonó algo apagada. Ciertamente hacía tiempo que no hacíamos nada juntos él y yo.

-Es que tengo una cosa muy importante que decirle a Mimi, estoy muy nervioso-me intente defender-Por eso solo se lo puedo decir si ella y yo estamos solos.

-Vale. Entiendo. Oye, Izzy, ¿qué tienes que decirle a Mimi?

-Bueno, es algo difícil de explicar, ¿sabes?

-¿Es que quieres tener una relación con Mimi como la de Tai y Sora o T.K. y Kari?

-¿Por qué preguntas eso?-estaba sorprendido. No sabía que Tentomon tuviera idea de eso.

-Biyomon me contó este mediodía que ibas a pedirle a Mimi algo así.

-¿Biyomon?

-Sí, coincidimos cuando salí a dar una vuelta. Ventajas de poder volar. Ella me dijo que esta mañana tú se lo dijiste a Sora por el ordenador, que ella estaba presente y lo vio.

Ah, eso lo explica todo, pensé.

-Bueno, pues sí, eso es lo que le tengo que decir-hubo un rato de silencio mientras seguíamos andando, al final le preguntó-¿Tú que opinas, Tentomon, te parece bien?

-A mi me parece bien lo que tú quieras, Izzy-responde.

Le iba a hacer otra pregunta, pero ya habíamos llegado a casa de T.K. Cuando entramos vi que ya estaban allí casi todos.

-¡Buenas, Izzy!, pasa, adelante-me dio T.K. la bienvenida.

-¡Felicidades, T.K.!-le entregó el regalo.

-Muchas gracias-recoge el paquete-¡Uh! ¿Qué será?

Yo recorría con la vista el salón, dónde estaban casi todos,…, buscaba a Mimi, pero no la veía…

-Oye, T.K., ¿Mimi no ha llegado?

-No, todavía no-me responde-Sora ya nos dijo que seguramente llegaría tarde.

¿Llegar tarde?, ¿por qué? De todas formas decidí no preguntar. Decidí no pensar en ello e intentar disfrutar de la fiesta. Quizás este acompañando a su amigo al aeropuerto, ha venido de lejos, vuelve a su país, y quiere aprovechar la visita al máximo Esa idea, aunque fuera una mera fabulación, me alivio bastante.

-Mimi esta muy solicitada, ¿eh, T.K.?-comenta Patamon, que estaba posado en un estante cercano.

-¿Solicitada?-preguntó.

-Bueno…-T.K. parecía no saber que responder-Mi hermano ha preguntado por ella, y un amigo de Joe.

-Ah-me limitó a decir. No pasa nada. Eso no es un obstáculo a mis planes, me digo a mi mismo.

Intente distraerme en la fiesta. Tai contaba chistes y hacía un poco el idiota, Matt sacó la guitarra y tocó una pieza de su último disco, mientras comíamos sándwiches y bebíamos refrescos. Pasé un rato agradable hablando con uno y otro, o lo hubiera sido si no hubiera estado todo el tiempo pendiente de la llegada de Mimi. Empezaba a preocuparme, ¿y si no venía? Palmon si estaba, pues había venido con Sora. En un momento fui a preguntarla si sabía algo de Mimi, pero no, o no lo sabía o sencillamente ella le había dicho que no se lo contará a nadie. Cada vez me encontraba más preocupado y me sentía peor. Al poco tuve que ir al baño para echarme algo de agua a la cara para refrescarme y tranquilizarme.

Una hora después, la madre de T.K. sirvió la tarta. Y Mimi todavía no había llegado. Todos los demás hablaban alegremente mientras comían el pastel, pero yo no podía dejar de pensar en dónde estaría Mimi, qué estaría haciendo, y sobre todo, con quién estaría…Todas esas cuestiones me torturaban.

-Izzy-oí un susurro casi en mi oreja. Me volví, era Sora que se había sentado a mi lado-Dime, ¿de verdad vas a decírselo a Mimi?

-Pero, ¿va a venir?-no pude dejar de preguntar.

-¡Claro!

Iba a preguntarle que creía ella que diría Mimi ante mi confesión cuando alguien nos interrumpió.

-¡Ey, pelirroja mía!-Tai la abraza desde atrás y la besa en el cuello-¿Qué hacéis?

-Nada, hablando de que Mimi no llega-ella le devuelve el beso.

-No te preocupes, Izzy, seguro que tu novia no tarda mucho más en llegar-dice con un tono insinuante, remarcando el término novia.

-Oye, Tai, no te burles-le digo molesto.

-Deja a Izzy tranquilo, que bastante mal lo pasa-le reprocha ella-A ti no te hubiera hecho gracia que se burlaran cuando también estabas indeciso.

-Bueno, tienes razón-admite, para mi sorpresa-Aunque-vuelve a besarle el cuello a Sora-Yo nunca dude de lo que sentía por ti, solo de cómo decírtelo, pelirroja mía.

Ella no le responde, sino que le besa.

-Vamos a dejar a Izzy tranquilo-dijo Tai-¿Salimos al balcón un rato a tomar el fresco?

-Sí.

Yo seguí allí un rato más. Cada vez más desesperado. Me sentía fatal ver a los demás divertirse y no poder unirme a ellos porque no podía dejar de pensar en ella. T.K. primero y luego Kari y Yolei se acercaron, algo preocupados por verme tan apartado y silencioso, temiendo que me pasara algo. Pero me excuse en el cansancio, y en que había comido mucha tarta y eso. Estaba todavía allí, ya sin poder ni pensar, cuando T.K. se me acercó.

-Oye, Izzy, vamos a dar una vuelta por ahí, ¿nos acompañas? Si estás muy cansado quizás deberías irte a casa.

-¿Mimi no ha venido?-fue lo único que pude decir.

-No, lo siento-dijo.

-Bueno, os acompañaré un rato-le digo, levantándome-No estoy tampoco cansado.

Aunque lo cierto es que me encontraba mal. Había depositado todas mis esperanzas en aquella noche, y se iban por el desagüe. Bueno, he de reponerme, me dije. Los demás ya estaban reunidos en la puerta, aunque algunos, como Joe, ya se habían ido a sus casas. Iba a llegar cuando de repente…

-¡Buenas noches, chicos!-oí la voz de Mimi al otro lado. El corazón me dio un vuelco, ¡por fin había llegado!, pero entonces oí-Este es Michael, creo que ya le conocéis.

¿Así que estaba con él?, tan rápido como me había animado, ahora se me cayó el alma a los pies. Yo me quede parado en el salón, mientras los demás salían y saludaban al amigo de Mimi…Pero, ¿de verdad era solo un amigo? Yo me acerque y me puse tras la puerta.

-¿Y dónde esta Izzy?-oí justo en ese momento la voz de Mimi-Ven-supongo que le diría a su amigo-Quiero que le conozcas.

-Hace un momento estaba en el salón-oí la voz de T.K.

En ese momento no sé por qué lo hice, pero salí corriendo y me encerré en el baño, poniendo el pestillo.

-¡Izzy!-oí la voz de Mimi, a la que escuche andando por la casa, buscándome.

No sé que estaba haciendo. Llevaba todo el día esperando este momento y ahora me encerraba en el baño. Ella estaba ahí fuera, llamándome,…, para presentarme a su “amigo”. No sé porque, pero no podía salir. Me sentía fatal, había perdido totalmente la seguridad en mí mismo, me sentía sin control, impotente para cualquier cosa. Y sentía un dolor tremendo. Casi lloré. La chica de mis sueños estaba ahí al lado, llamándome, pero en realidad había un abismo entre los dos. No sé cuanto tiempo pasé ahí, debatiéndome entre mis ganas de salir y las fuerzas que me hacían quedarme. Hasta que, cuando me quise dar cuenta. Todo estaba en silencio. Se habían ido…Solo pude llorar. No sé cuanto estuve sobre el retrete, derramando aquellas amargas lágrimas en la manga de mi chaqueta. Hasta que estaba demasiado cansado y decidí irme a casa.

Abrí la puerta y salí al pasillo. Me encontraba tremendamente deprimido. Pero entonces, escuche un murmullo de voces al final del mismo. Sé que no era cosa mía y que no debería mirar, pero el recuerdo del espionaje de ayer me envalentonó, y la idea de ver algo así me excitó. Me acerque al origen del ruido. Si no me equivoco era el cuarto de T.K.  La puerta estaba entreabierta, y pude mirar sin que me vieran. Los dos estaban en la cama. Me sorprendió pues pensaba que estarían fuera. Estaban hablando de cosas banales, vestidos, y eso me hizo creer en un primer momento que me había alarmado en vano. Pero por alguna razón no me fui. Quizás debería haberlo hecho, pero me quede. Y así confirme la intuición que me había llevado ante su puerta.

Él empezó a acariciar su cuerpo por encima de la ropa. Ella le correspondió. Le quita la blusa. Me sorprende ver que Kari no usa sujetador. Tiene unos pechos bonitos, bien formados y proporcionados. Más pequeños que los de Sora y Mimi, pero apetecibles sin duda. T. K. empezó a recorrerlos con sus manos y lengua, mamando de ellos, succionando como un bebé. Ella, al tanto le acaricia el cabello, casi en un gesto maternal. Pero sus manos pronto bajan hasta la cremallera de su pantalón, que deslizan para, con un sencillo gesto, dejar salir aquella espada de su vaina.

Él sigue recorriendo, inclinándose, con su lengua, el delgado torso de su amada, mientras ella manosea a placer su instrumento. Finalmente llega a la cintura, donde el pantaloncito y el cinturón ponen cota a su descenso. Pero no es obstáculo insalvable. Con un leve gesto de ella, T.K. puede soltar el segundo y retirar el primero. La ropa interior de ella sigue el mismo camino y ésta queda tendida en la cama, abierta ante su amante. Él no tarda en sumergirse en aquel pozo de deseo. A mi vez, estoy tremendamente caliente. Observo el pasillo para asegurarme de que no viene nadie. En teoría no debería haber nadie en la casa. Quizás por eso se muestran T.K. y Kari tan despreocupados. Y yo también puedo hacerlo. Recuerdo la escena de ayer, de Tai y Sora. Y Mimi masturbándose… Ahora me veo impulsado a imitarla.

Ella gime ante las acometidas de la lengua de su amante, que recorre su canal, sus contornos, succiona su botón, entra en sus entrañas… Sin dejar de besar la entrepierna de ella, T.K. hace un giro sobre sí mismo para quedar encima, con cabezas y entrepiernas juntándose. Un 69. Ella abre la boca para recibir su duro miembro en su interior. Él mueve sus caderas, cogiéndole la boca realmente. Ella con sus manos recorre su espalda y aprieta sus nalgas. Poco a poco ambos aumentan la velocidad. Estoy ya caliente y, aunque con ciertos nervios, saco mi propia y dura verga y empiezo a acariciármela.

Después de un rato se detienen. Intercambian algunas palabras que no puedo escuchar y, a continuación, él se tumba boca abajo al lado de ella. Ésta se levanta y se sienta sobre él, introduciéndose su miembro en su interior. Oír su gemido de placer al ser empalada casi hizo que terminará en ese mismo momento. Empieza a cabalgarle. Se nota que tiene experiencia por su agilidad y rapidez. Él acaricia sus pechos mientras ella va cada vez más rápido. Los gemidos de ambos se entremezclan… Él le avisa de que va a terminar. Ella baja al punto y poniéndose sobre él en 69, empieza a masturbarle con fuerza. Él jadea cada vez más rápido. Finalmente, cuando nota que va a acabar ella se introduce la punta en su boca, justo cuando empieza él a eyacular con fuerza. Ésta un rato en esa posición. Realmente no deja que se le escape ni una gota. Sus labios impiden que haya el menos hilillo bajando a lo largo del mástil. Finalmente, se separa. Se ve con las mejillas infladas. Se vuelve hacia él y sonríe. Se delata todavía más el contenido de su boca. Entonces se inclina, sus labios sobre los de él. T.K. no duda en abrir la boca, ella le sigue, y el blanco elemento cae de una a otra. A mí no deja de darme un poco de repelus, pero al mismo tiempo el morbo es inaguantable. Se dan un apasionado beso en que las lenguas sin duda juegan con el fruto de su acción. Yo creía entonces que eso era lo más fuerte que podía imaginar, pero todavía iba a sorprenderme más con otra práctica de la parejita…

Él se puso de rodillas y se inclinó sobre la cama. Ella desde detrás empezó a besarle los testículos para subir después hasta el oscuro orificio. A mí eso nunca se me había ocurrido. No terminaba de gustarme la idea, pero no podía dejar de mirar. No estuvo tampoco mucho lamiendo. Pronto paso a más. Primero, fue un dedo. Al principio pareció que le iba a costar, pero entro con relativa facilidad. Luego un segundo y un tercero. Al tanto, le acariciaba el miembro, que ya volvía a reaccionar. Yo estaba intrigado con lo que hacía, no me imaginaba que solamente era el preparativo de algo mayor.

Finalmente se levanta un momento y se dirige a un sitio fuera de mi ángulo de visión. ¿A dónde va? Me pregunto. Y cuando vuelve no quepo en mí de la sorpresa. Llevaba puesto una especie de pene artificial, ajustado con una especie de liguero a su cuerpo. Parecía de verdad, aunque su brillo denotaba el material del que estaba hecha. Era negra, grande y gruesa... ¿De verdad pensaba hacer lo que me imaginaba? ¿De verdad le gustaba eso a T.K.? Me parecía muy extraño…

Tal y como no podía dejar de ser, ella se coloca encima de él, con su falso miembro colgando cerca de la entrada secreta de él. Ella unta el falo con una especie de crema y la pregunta si está listo. Él responde que sí. Ella se inclina sobre él y la punta de aquella cosa está ya en su puerta. Poco a poco, presiona y va entrando. Solamente de verlo, y de ver los gestos de dolor de él, me dolía a mí mismo. Y ella no se detiene hasta que todo el largo mástil esta dentro de su amigo. Su mano se desliza por debajo de él, acariciando su miembro de verdad para aliviarle del de mentira. Se quedan quietos un momento. Solamente la mano de ella, masturbándolo, se desplaza. 

Pero al poco ella empieza a moverse. Hacia atrás y adelante, atrás y adelante. Realmente se lo esta cogiendo, como un chico a una chica. Nunca me había imaginado tal cosa. Y él empieza a gemir, como si le gustase. Estoy todavía más caliente y aumento el ritmo en que masturbo mientras los veo. Ella le coge ya con plena soltura, él se mueve al compás de su amante mientras ésta le penetra y le masturba a la vez. Yo no puedo evitar imaginarme igual, con Mimi haciéndome lo mismo… Finalmente, no puedo evitar acabar, intentando no gemir para que no me oigan. Derramo mi semilla por el suelo del pasillo. Ellos siguen con lo suyo en la habitación. Yo, intentando no perder la calma, saco un pañuelo del bolsillo y, después de limpiarme un poco, recoge lo caído en el suelo y me retiro lentamente. Lo último que veo es precisamente a T.K. corriéndose sobre las sábanas mientras Kari aceleraba su sodomización.

Todavía impactado con lo que había visto, salí al salón. Y para mi sorpresa allí me encontré a la madre de T.K. que estaba recogiendo la mesa. No la había oído llegar.

-¡Ah, Izzy!, ¿no te has ido con los demás?-me preguntó al verme.

-No, señora, disculpe. Estaba en el baño-le dije, intentado no pensar en lo que acababa de ver. 

-No pasa nada-sigue limpiando la mesa-Mimi estuvo buscándote. Quería que conocieras a su amigo, Michael. Creo que es americano. 

-Ah, no la oí.

Ella se me queda mirando, de repente parece preocupada:

-Tienes mala cara, Izzy, ¿te encuentras bien?

-Solo estoy un poco cansado-busco a Tentomon con la mirada. Tampoco hay rastro de los digimon-Disculpe, ¿ha visto a Tentomon?

-Sí, se ha ido con los demás, creo.

¿Tentomon se ha ido sin mí? No me lo podía creer. Y solo hacía que me sintiera peor. Aunque al menos así no me vería en ese estado. En fin, me despedí de la madre de T.K. y volví a mi casa. Me sentía fatal. Aquella mañana me había levantado con tantas esperanzas,…, y al final había sido un idiota, había metido la pata, y no había sabido afrontar ni aprovechar la que podría haber sido mi gran oportunidad…Todo por culpa de ese americano,…, ¿por qué había tenido que venir?,…, entre ese, Matt, y todos los que pululaban en torno a Mimi, ¿cómo iba a fijarse en mi? Teniendo a chicos más guapos, lanzados, ricos o mejores a su alrededor todo el tiempo…Fui andando lentamente por la calle, cabizbajo…Cuando llegue a mi casa, mis padres todavía estaban levantados, viendo la televisión en el sofá del salón. Yo pasé al lado de la puerta, me llamaron, pero les ignoré, corriendo a mi cuarto y encerrándome con llave. “Otra vez”, pensé, “Otra vez le cierro la entrada a las personas a las que les importó, sin saber por qué, pero lo hago” Solo tenía la certeza de que no me apetecía ni podía hablar con ellos. Solo me apetecía arrojarme sobre mi cama para llorar por mi fracaso.

 

 

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