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Natalia en la granja 7, la despedida.

en Zoofilia

Llegó el día más triste para Natalia, el tiempo de estar con su padre había acabado, le dolía abandonar a todos aquellos animales que eran para ella amantes íntimos, sobre todo cuando no había tenido tiempo de probar la polla de Laurel, el tercer caballo de la granja.

¿Que iba a hacer ahora? Conseguir un perro, aunque añoraría mucho a Duque, era fácil, pero un caballo, estaba claro que debía despedirse de ser abierta por un rabo de tal tamaño, de sentir ese dolor que, no obstante, la excitaba, que la hacía sentirse violada como una puta sedienta de sexo.

--Que pena—pensó—Al menos espero despedirme de ellos.

¿Despedirse? Debía follárselos, a todos, sería la mejor despedida, ofrecerse a esos animales sin preocuparse de su estado físico, solamente de pensarlo su coño comenzaba a gotear, pero debía esperar el momento que, sabía llegaría.

Llegó el domingo, el último domingo que estaría allí, y su padre comió con ella y se marchó a una reunión, Natalia sabía que estaba sola, ella y sus amantes, así que se preparó, se puso su vestido corto sin nada debajo, ni siquiera bragas, sabiendo que acabarían sucias en el suelo del establo, salió sintiéndose excitada, casi como si andase desnuda, Duque, que como siempre jugaba por el jardín, se acercó corriendo al verla, ella le recibió con los brazos abiertos, su perro, su mas fiel amante, sintió la lengua del cánido contra su boca y probó el rosado órgano, saboreando su saliva, aquella esponjosa y mojada lengua la excitaba.

Se incorporó y lo codujo hacia las caballerizas, allí estaban los tres caballos, Capitán, su favorito y el primero que la había penetrado, Blanquito y Laurel.

Cerró la puerta y se acercó a los podencos, su coño latía sediento de aquellos falos gigantes, sin poder esperar más se quitó el vestido y quedó tan solo con las zapatillas.

--¡Madre mía!--gimió-¡Que cachonda que estoy!¡No se ni como empezar!

Esa pregunta estaba ya respondida, tenía un plan para recordar ese placer, al menos con la vista, sacó su móvil y un trípode y buscó un lugar donde ponerlo, un bidón cerrado le sirvió, el objetivo cogía los rediles de los caballos y el montón de paja, a la distancia ideal para que todo quedase grabado detalladamente.

--Esto me servirá para masturbarme—pensó--Hasta que encuentre un sustituto a estos campeones.

Sabía que aquellos podencos podían aguantar lo que ella no, decidió empezar saboreando aquellos deliciosos miembros equinos, así que se agachó debajo de Capitán y agarró el nardo, como siempre, estaba caliente y no tardó en ponerse erecto, nunca se cansaba de esa visión, de ese aparato que solo podía darle placer, ya cachondísima abrió la boca y lamió la punta, su salvaje sabor le hizo temblar, sin dejar de masturbarla comenzó a mamar.

--Mmmm, mmm.

Capitán se dejaba, sabía que esa hembra le daría placer, como las otras veces, que era una buena yegua.

Natalia estaba dispuesta a ir a por todas, vio como Duque se acercaba curioso y, sin dudarlo, sacó su culo fuera ofreciéndoselo, el perro olisqueó su golosina favorita, que chorreaba para él, y comenzó a lamer, Natalia tembló de placer al sentir de nuevo la lengua de su cánido contra su sexo excitado, aceleró la mamada extasiada, el placer que sentía era indescriptible, las babas de Duque junto con su propio flujo caía por sus muslos, incluso el perro le lamía los glúteos y el ano sin remilgos, algo que la excitaba todavía más.

--¡Aha, Duque!--gimió--Haz que me corra, si, vamos.

Sintió como la polla de Capitán goteaba. ¡Venía la corrida! Comenzó a mamarla a una velocidad endiablada, como nunca había mamado un nardo, Capitán relinchó y su polla comenzó a correrse, Natalia tragó un gran chorro y el orgasmo la sobrevino.

--¡Me corroooo!--pensó sin poder sacar ese pollón de su boca.

Correrse a la vez que Capitán fue para ella lo mejor, su cuerpo tembló mientras su coño chorreaba como si mease, por suerte Duque estaba ya enganchado a ese sabor, a ese líquido, y lo lamía y tragaba como nadie jamás lo había hecho, la leche de Capitán la bañó con su manguera de leche caliente, le gustaba ser empapada por esa corrida salvaje, sentirla por todo su cuerpo desnudo.

--¡Que delicia!--exclamó.

Salió de debajo del caballo, el esperma goteaba de su pelo, de su cara y de todo su cuerpo, iba a levantarse cuando Duque saltó sobre ella, lo cual la sorprendió, pero se dejó hacer, estaba claro que su perro quería encalomarla ya, penetrarla, darle un pollazo.

--Quieres darme ya—dijo ella—Pues dame, soy tu perra, follame si quieres.

Puso el culo en pompa en medio de la granja, en el suelo sucio de paja,el orgasmo todavía estaba candente en su cuerpo, pero quería más, quería ser follada una y otra vez por sus animalitos.

Duque empujaba ansioso, su nardo estaba erecto y chocaba contra su dueña.

--Ahaa--gemía Natalia—Duque, espera.

Llevó una mano hacia la polla y la puso a la entrada de su sexo, pero Duque estaba tan nervioso que, en un movimiento, se separó de la mano de la mujer, empujó hacia delate y la punta chocó contra el ano.

--Ahyy--gritó Natalia—Mi culo, Duque.

El perro empujó y la polla entró por el culo, Natalia sintió el dolor, cerró los ojos y apretó los dientes, Duque iba a entrar por detrás.

El nardo entró despacio, abriéndola, Natalia gemía, pero aguantaba, en el fondo le gustaba, su amo,que era ese perro la estaba forzando, obligando.

--Follame mi culo—suplicó.

La polla entró del todo y Natalia notó la bola, la cual no entró, se encomendó al cielo cuando Duque sacó un poco su nardo y empujó de golpe, la bola la abrió, entrando hasta el fondo con violencia.

--Ahaaa--gritó--La bola, joder, mi culo.

Duque empezó a follarla con la violencia del animal que era, Natalia gemía con cada empujón, extasiada, el dolor la seducía y le daba placer, y cuando el dolor paso sintió todavía más placer.

--Siii,follame, siii, maaaassss.

Duque babeaba sobre su hembra, gemía mientras la penetraba, Natalia, en el suelo, engachada a su cánido, sintió otro orgasmo, la respiración de aquel animal en su nuca la hacía temblar, era una respiración salvaje, ansiosa, parecía hablarle.

Estaba casi desmayada de placer cuando el rabo de Duque se hinchó dispuesto a correrse, la rellenó analmente, lo sintió calentorro y pastoso, después, supo, estaba enganchada a ese animal, se quedó quieta mientras Duque cogía aliento sobre ella, lo sentía sobre su espalda desnuda, su polla todavía soltaba pequeños chorros de semen, giró la cabeza y le besó, lamiendo su lengua perruna y recibiendo sus babas.

Después de unos minutos Duque se desenganchó, Natalia se tumbó sobre el suelo para descansar, toda llena de corrida equina, la de Duque salió de su ano dolorido, la paja se había pegado a su cuerpo manchado.

--No puedo parar—se dijo—El que no me folle hoy ya no lo hará.

Se levantó y miro a Laurel, el cual todavía no había tenido la suerte de follársela, entró y se acercó a él, acarició su crin y y se agachó para ver su polla, era algo corta, pero gruesa, ideal para su coño el cual no había sido estrenado hoy, lo sacó y se dirigió al montón de paja, Duque estaba ya tranquilo, lamiéndose su nardo en un rincón.

Natalia se tumbó boca arriba sobre la paja y abrió sus piernas, ofreciéndose a aquel majestuoso podenco, Laurel se acercó a ella, no parecía saber lo que esa hembra se proponía, Natalia sintió el nardo sobre su vientre, lo cogió y lo acarició, sintiendo en sus manos como se ponía tieso, cada vez más. La punta de la polla cayó sobre sus tetas, Natalia no lo dudó y comenzó a estrujarlas, sintiendo el glande entre ellas, Laurel pareció reaccionar, ¿Que era esa hembra tan extraña que le daba ese placer? Poco importaba, era placer y necesitaba alargarlo, comenzó a moverse como si la quisiera embestir, Natalia se excitó todavía más, las ansias de ese equino por taladrarla la volvía loca, cogió el nardo caliente y lo llegó hacia su sexo palpitante, Laurel se dejó, y como si supiera lo que aquella perra quería empujó en el momento justo, empitonando de una a la mujer.

--Ahhyyy--gritó Natalia—Ahy, mi coño, joder.

Los labios sexuales se cerraron alrededor del pollón, el cual palpitaba caliente y goteaba. Natalia tuvo que aguantar de nuevo el dolor, de nuevo era una perra follada, estiró las piernas gimiendo cuando Laurel comenzó la follada, el nardo entraba en ella sin remilgos, decididamente y le gustase o no, mandaba el caballo y no la mujer.

--Ahaaa, mi coño, me lo rompe—gemía Natalia—Me va a partir en dos.

Pero sabía que no era cierto, que aquel tubo de carne marrón le iba a arrancar gemidos de placer y maravillosos orgasmos.

Laurel relinchaba, respiraba deprisa, excitado mientras disfrutaba de su hembra, Natalia se sentía traspasada por ese manubrio, era descomunal para su sexo,pero lo estaba disfrutando como jamás había disfrutado un nardo, este abría las paredes de su vagina con violencia, con decisión, y llegaba hasta el fondo de su ser.

--Ahhh--gritaba--Siii, mas, siii, Ahaaaa.

Se convulsionaba de gozo fuera de si, con los ojos en blanco y sacudiendo las piernas con cada penetración, aquel animal casi la alzaba del bloque de paja, con cada empujón le arrancaba pequeños orgasmos, el pollón salía mojado de su líquido, del flujo que su coño soltaba para poder tragarse ese brazo de carne caliente.

--Ahhaaa, quiero tu semen—gritó Natalia fuera de si.

Luarel relinchó y pareció temblar. ¿Acaso comprendía la petición de su yegua humana? Pudiera ser, porque Natalia comenzó a sentir como si interior se llenaba de la descomunal corrida del equino.

--Siii, me corro, que caliente esta, me corrooooo, ahaaaa.

Comenzó a sacudirse como una auténtica puta, casi a punto de desmayarse por tal follada, el semen la llenó y escapó por donde pudo, saliendo de aquel sello polla -coño, mojandolo todo, Laurel retrocedió, sacó su nardo y dos chorros más mojaron de lleno a la mujer.

Natalia se quedó tumbada sobre la paja, exhausta, pensó en parar, pero, algo se lo impedía, era aquella ninfomanía que sentía respecto a los animales, eso y el saber que seguramente pasaría mucho tiempo hasta que encontrase otro caballo que la penetrase como aquellos.

Se levantó manchada de semen, le dolía el coño, pero hubiera repetido al instante, e iba a hacerlo.

Guardó a Laurel y cogió a Capitán, a su favorito, fuera, se agachó, miró su nardo, gordo y delicioso, lo agarró y lo acarició, Capitán, que ya era un maestro en follarla, reaccionó ante esa suave mano y su pollón se puso erecto en segundos, Natalia acercó su boca a él, besó su punta y comenzó a lamerlo, su sabor salvaje la hipnotizaba. ¡Como de menos iba a echar esos manubrios!, abrió la boca y lo engulló, jugó con él dentro de ella, se tragó dos goterones que avisaban de la corrida, pero no quiso seguir, esa polla, como las demás tenía que entrar en ella.

Cogió al animal y se dirigió de nuevo al montón de paja, se puso sobre él, pero boca abajo y con las piernas fuera, ofreciendo su culo al equino.

--Vamos, Capitánn—dijo--Disfruta de mi culo,quiero que me lo rompas antes de irme.

El caballo continuó sin moverse, Natalia tiró de él y la polla se colocó sobre la espalda de la mujer, la cogió y la dirigió hacia su ano.

--No tengas piedad—setenció ella.

Capitán, al sentir de nuevo la mano, empujó como acto reflejo, la punta del nardo dio contra el ano cerrado, Natalia aguantó el dolor y lo intentó de nuevo, esta vez estuvo a punto de entrar.

--Vamos--gritó ella como si diera una orden—Metemela de una vez.

Harta de esperar, cogió el pollón con dos manos y lo puso a la entrada de su ano, empujó, Capitán embistió de una y el glande animal entró de golpe.

--Ahuuu, aaa—gritó Natalia---¡Mi culo! ¡Joder, me lo has roto!

De nuevo comenzó a ser follada, golpeada de tal forma que sus pies se escurrían del suelo, sentía todo su ano dolorido, abierto sin delicadezas, Capitán empujó y se sintió levantada, manejada por ese animal salvaje.

--Me corro—gritó.

Su coño dejó escapar una corrida que mojó sus piernas, pero por supuesto su amante no había terminado, se agarró a donde pudo y se dejó llevar, casi desmayada, con la boca abierta y los ojos en blanco, disfrutando del momento.

--Ahaaa, Ohoo, siii, ahaaaa—gemía casi susurrado.

No tardó en llegar el momento, Capitán relinchó y eyaculó dentro de aquel ano abierto,Natalia apretó los labios gozosa, le encantaba sentir su vientre caliente, sus tripas apretadas y mojadas por la corrida.

--Ahu, que gusto, me ha rellenado entera.

Capitán se apartó despacio cuando había satisfecho sus deseos y Natalia se agarró para que aquel rabo no la llevase con ella, este salió haciéndole daño, sonó un Plof y un chorro de semen escapó de él mojando el suelo.

Natalia tuvo que coger aliento antes de seguir,pues todos sus agujeros le dolían, palpitaban y sentían todavía resquicios de los orgasmos.

Se sentía sucia, pegajosa, pero feliz, iba a levantarse para acabar con Blanquito, con el más bestia en cuanto a follar, pero vio como Duque corría hacia ella y se ponía, sin miramientos, sobre ella.

--Duque!--exclamó--¿Que haces!

El perro comenzó a lamerla, sentía curiosidad por la sustancia con la que su ama y amante estaba cubierta, Natalia no pensó en nada, solamente cogió el nardo y se lo metió en el coño de una vez.

Era su personalidad de puta zoofilica, la que no la dejaba pensar en nada que no fuera el follarse a animales.

Duque comenzó a penetrarla, no se esperaba aquello, pero no iba a rechazarlo, Natalia necesitaba un nardo normal después de tanto pollazo de caballo, acarició la cabeza de su perro y vio como este lamía su boca, respondió al beso.

--Mmmmhhmm, Duque--gemía--Como me gustas.

La lengua de Duque goteaba de una forma salvaje sobre ella, llenaban su boca y manchaban sus dientes y sus encías, resbalaban por su barbilla, la saboreaba y tragaba mientras el rabo del perro penetraba su sexo.

--Eres el mejor amante—le dijo—El mejor que he probado.

Mientras su amante animal la follaba, sintió pequeños orgasmos que la hacían temblar, babear como él y acariciar su cabeza deshecha de placer, cuando el nardo se hinchó dentro de ella estiró las piernas deseando el semen perruno.

Duque se corrió abundantemente, gimiendo como él lo hacía, y, como siempre, enganchado a su hembra, Natalia continuó besándole rota de placer y con su interior repleto de aquella corrida animal, no quería pensar en que iba a perder todo eso, todo ese placer.

Cuando Duque se apartó, se levantó y se miró, sucia, guarra, puta, perra, miles adjetivos la definían, y todos la excitaban, se acercó a Blanquito y lo sacó de su redil, no sabía si aguantaría otra follada más, pero no quería dejar a Blanquito sin probar su cuerpo, ya que era la última vez.

Se agachó sobre él y cogió su nardo, en segundos estaba mamándolo, saboreándolo, sintiéndolo dentro de su mojada y sedienta boca, Blanquito relinchaba gustoso como el buen semental que era, su nardo palpitaba y deseaba a aquella hembra, su cuerpo debilucho y suave pero que tanto placer le daba.

Natalia comenzó a sentirse excitada de nuevo, como si los polvos anteriores solo hubieran servido para calentarla antes del polvo maestro, su cuerpo manchado de varias corridas estaba caliente otra vez y su sexo y su culo, que todavía soltaban restos de eyaculaciones animales, palpitaban calientes de nuevo.

--Madre mía—pensó--Estaría follado toda la vida con estos animales.

La polla se hinchó de repente y una oleada de semen calentorro la bañó, fue inesperado pero le gustó tanto que se corrió un poco, el violeto chorro golpeó su cara, entró de lleno en su boca y bañó su cuello y sus tetas.

--Ahaaaa--gimió--Si que eres un semental.

Se levantó y se acercó a la paja, sabía que Blanquito aguantaba eso y más, se tumbó boca arriba y atrajo al animal, este no tardó en entenderla y querer abrirla, Natalia cogió el nardo y lo puso a la entrada de su coño, este, que ya había sido roto, lo recibió a la primera, entró hasta el fondo, de nuevo sin avisar, raass, tenía un nuevo pene de caballo dentro de ella.

--¡Madre mía!--exclamó sintiendo un calambre de dolor, sintiéndose llena—¡A entrado de golpe!

Blanquito comenzó a taladrarla de una forma violentisima, a follar a su yegua como si estuviera poseído, Natalia gritó de dolor, puso sus manos sobre el vientre del equino, pero ya era imposible detenerle, así que solo pudo aceptarlo y gritar de dolor y de ese placer que solo esas pollas le daban.

--Ahaaa, Ahyyy madre, siii, me esta destrozando, mi coño, ahaaaa, porque me gusta tanto....

Creía que iba a lesionarla, pero no podía parar, estaba siendo violada, en cierto modo, por Blanquito, la penetraba de tal forma que su coño soltaba chorros intermitentes con cada calambre de placer,

sus ojos estaban lloroso y su boca babeaba, así como la boca del caballo babeaba sobre su cara desencajada de gusto.

--¡Que pare, que pare!--suplicaba.

Pero inmediatamente un indescriptible placer la sorprendía y gritaba.

--¡Siii! ¡Si!, ¡Siii, ahahaaaaaa!

Y deseaba más.

Intentaba no desmayarse de placer y dolor, porque temía que, de hacerlo, su padre la encontrase al volver, allí, desnuda y forzada, como una yegua ofrecida al sexo con su semental, goteando esperma de los animales y babeando gustosa.

--Te quiero—gritó desencajada, fuera de si mientras se corría a raudales—Te quiero, siii, rompe a tu yegua, follame, mas, mas, siiii, Ohooo, Ahaaaaaa.

Blanquito relinchó como una bestia y comenzó a correrse a raudales y sin titubeos, Natalia se convulsionó como nunca, ahí estaba, el máximo placer, que también traía, como ella ya sabía, dolor.

--Siiii, ssiiiii, Ohooo, ohohoooaaaaaa—gritó.

¿Como era posible el ser follada de esa forma? ¿Ser maltratada y a la vez premiada con esa gigantesca polla?

Se agarró donde pudo para que Blanquito sacase su nardo de ella y sintió como su coño literalmente meaba la corrida, que mojó todas sus piernas temblorosas,

Cogiendo aliento, se giró, no dijo ni hizo nada, se ofrecía como la puta sumisa que ya era, asumiendo el dolor y el placer.

Blanquito se acercó de nuevo a ella con su descomunal badajo y Natalia lo agarró, lo masturbó unos minutos y se lo metió de una en su culo.

--Ahy--gimió.

Se sujetó donde pudo, se preparó para el embiste, y Blanquito comenzó de nuevo a follarla.

El culo le dolía horrores, pero con cada empujón sentía que iba a correrse, o quizás a mearse, poco importaba, era placer, eso era lo importante.

--Ahaaa, aahaaaa—gemía—Despacio, por favor, no me rompas...

Pero deseaba ser rota, por eso cuando Blanquito aceleró la follada sonrió gozosa y comenzó a gritar como la perra que ya era.

--Ahaaa, maaas, siiii.

El caballo la alzaba de la paja, la manejaba como quería, Natalia sentía un orgasmo tras otro hasta que las ganas de correrse o de mearse estallaron y su coño de nuevo expulsó violetos y orgiásticos chorros.

--Siii, ahaaaa, aahaaaa, aahhhhh.

Después se dejó manejar por ese gran penetrador, que no había terminado con ella, su coño continuaba teniendo pequeño orgasmos, su cuerpo temblaba, su culo palpitaba recibiendo ese badajo marrón caliente y mojado.

--¡Por Dios que placer!---gimió casi inentendible debido a el goce.

El rabo de Blanquito se hinchó y la rellenó violentamente, un chorro directo a las tripas, otro y otro que escapó como pudo.

Cuando el caballo se separó, como siempre tuvo que sujetarse para que no la arrastrase por toda la granja, se quedó tumbada boca abajo, cogiendo aliento y sintiendo sus agujeros chorrear, no se reconocía, creía que esa Natalia era otra mujer, pero era ella, lo sentía en todo su cuerpo profanado.

--Que... gusto—balbuceaba--Que puto gusto... joder.

Después de unos minutos se levantó, el culo y el coño le dolían como nunca, pero sabía que había merecido la pena, se acercó al bidón de agua y se limpió con detenimiento, pues jamás se había ensuciado tanto, también limpió los restos de corridas animal y humanas que habían quedado por ahí, se vistió y cogió el móvil, el cual había grabado toda la orgía, cada mamada, cada penetración y cada rotura de culo, había quedado testificado, lo cual le servía como un grato recuerdo de su estancia allí.

Encerró a los caballos y se marchó con Duque, su padre vino después de una hora, como siempre, no sospechó nada.

Días después se marchó, entristecida por lo que dejaba allí, una nueva Natalia había sido descubierta en esa granja, una Natalia que le caía bien, volvería a estar con su padre, pero ya en su casa de la ciudad.

--En fin—dijo--Al menos he disfrutado como nunca.

Volvió a casa, a los tres días acudió a un refugio para perros, una mujer muy simpática la recibió.

--Hola--le dijo--¿Que desea?

--Quisiera adoptar un perro—dijo Natalia deseando que no se le notase su nerviosismo.

--La mujer la acompañó a través de un pasillo donde, en diferentes jaulas, los perros esperaban ser adoptados, uno de ellos tendría la suerte de penetrarla cuando ella quisiera.

No quería uno pequeño, por lo que descartó a caniches y chiguaguas, quería uno grande, que la supiese encalomar.

Vio un boxer, era grande, pero temía que también fuera agresivo, al lado había un dogo argentino de color negro, que la miraba con pena, se inclinó hacia él.

--¿Que tal este?--preguntó--¿Es bueno?

La mujer se arrodilló a su lado.

--¿Café?--se interesó por el animal—El más dócil que conozco, su dueño era un cazador que lo abandonó.

Natalia acercó la mano a la verja, el perro la lamió, su lengua era larga y rosa, su saliva caliente, se imaginó disfrutando de esa boca.

La mujer lo llamó por arriba, Café saltó y Natalia pudo ver su miembro, ya relajado era descomunal, se excitó nada más verlo, y al imaginarlo entrado en ella casi la volvió loca.

--Así que es un buen perro-- dijo sin impedir tartamudear.

--Si--sonrió la mujer—Es dócil, cariñoso, y esta educado, le hará mucha compañía.

--Pues me lo quedó dijo--Natalía sin disimular su alegría.

--Buena elección—dijo la mujer.

Fueron a rellenar los papeles, después de cinco minutos Natalia ya tenía a Café sujeto por su correa, el perro parecía encantado de marcharse de allí, como si intuyera lo que le esperaba.

--Ah, y por cierto—apuntó la cuidadora.

--¿Si?--preguntó Natalia.

--Folla como nadie, te lo aseguro.

Natalia palideció, la mujer sonrió y ella le devolvió la sonrisa.

--Folla como nadie.

FIN