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La ciudad de las Maduras (3)

en Grandes Relatos

UN LUGAR PARA EL PLACER  (III)

 

Lo cierto es que después de todo este meneo, me quedaban muy pocas ganas para desplazarme hasta mi observatorio, que además no me estaba dando muy buenas actuaciones, puesto que mis vecinos parecían inclinados a follar a oscuras, o simplemente a no follar, pues la racha de calor que estábamos sufriendo, no era como para andar de jodienda con las ventanas cerradas y sin para el desenfreno erótico, pero no parecía que dichas estampas pudieran ser ofrecidas para su observación..

 Incluso “espiar” a Maite se hacía monótono, pues salvo que la excitara alguna llamada de mi tía, apenas si dejaba entrever más de allá de un pecho, en el corto trayecto del baño a la habitación.

 Por lo cual opté por echar una mano en las obras de decoración que estaba llevando mi tía para completar el “Salón de masaje y solariun para Señoras” que estaba montando en la sala del inmenso piso.

 Una amplia estancia donde se reunían las bellas estanterías y armarios de alto contenido y continente erótico que mi tía tenía en la granja, junto con varios artilugios más inclinados a la obtención del placer que a las labores y procesos de su  salón de masajes y solariun para señoras.

 En aquél recinto uno se podía encontrar con sugestivos frascos y utensilios con formas casi fálicas, sus dimensiones, formas y texturas, daban aquellas almas más despiertas sugerencias de múltiples usos, si a ello unimos una simpática bicicleta estática con un más curioso émbolo en la base del sillín que era impulsado por el pedaleo , cabinas de sauna con ambientación musical y la decoración del la casa con cuadros modernistas y grabados antiguos de  diversos autores y  temáticas:  El fauno y la Doncella de Agostino Carracci  ; La dama y su compañía de Franz Von Vayros y Anónimos del Siglo XVII y XVIII con inquietantes equilibrios eróticos y Pinturas aerógrafas de Philip Castle  con sensuales posturas y trozos de cuerpo pasando por espectaculares fotografías de  Bruce Great de Jounelle de grandes globos y pollas que eran sorbidas de forma artística por sus portadores, a majestuosas reproducciones de erotismo hindú y japonés en las  distintas posiciones del kama Sutra .etc  que daban a la casa  un especial aire de sensualidad erótica que incitaba al desenfreno a poco que uno entrara allí con mente y cuerpo abierto a la aventura.

 Para concluir con la decoración, mi tía hizo colocar grandes espejos falsos que comunicaban el Salón con la habitación de ésta, y desde donde podía observar lo que sucedía mediante un mecanismo que desde un lugar se pudiera ver el otro y viceversa sin ser visto, todo ello aderezado con un estupendo montaje de altavoces y filmografía digna de cualquier estudio de rodaje.

 Este era el cuartel de recreo de mi tía, el cual le servía para enmascarar sus inclinaciones y encuentros a la vez que grababa a algunas de sus clientes más perversas y poder hacerles mejor la corte y  sufragar tan cuantiosos gastos.

 Una de sus primeras clientas fue Maite ,  insistentemente  invitada a una sesión de masajes por Arene la invitada y “morbosa viajera de autobús” es una  de esas “marujitas” de volúmenes incipientes a la frondosidad más asilvestrada, pero que poseen ella belleza de lo cotidiano , del la mujer del vecino, que ni es gorda ni bella, ni fea ni delgada pero que tiene un sex-appel que incita  a meterle mano en cuanto se acerca a  uno.

 Maite llegó a media tarde al Salón de Arene, sola aunque comentó que un poco más tarde se incorporaría para otra sesión una de sus íntimas amigas; mi tía cuando llegó me avisó de sus llegada  para que me instalara  cómodamente  en la habitación contigua y poder así  observar  y  admirar a  musa de mis viajes urbanos en autobús.

 Arene la introdujo prontamente en la sala de masajes y la fue ayudando a desvestirse a la vez que la iba suavemente colocando para que la oculta cámara me proporcionara aquellas partes que a mi más me gustan.

 Unas nalgas tendentes a descolgarse de un momento a otro pero que se mostraban espléndidas para el  manoseo, unas tetas redondas con unos negros y rectos pezones que clamaban ser chupados y sorbidos a  la vez que uno perdía la mano en aquella clara mata de pelo que remataba un prominente pubis, donde clavar una bella herramienta como la mía , que ante aquél espectáculo empezaba a adquirir importantes proporciones.

 Arene echo a su clienta  e invitada en la camilla y tapó aquellas blanquecinas nalgas con una toallita, que no impedía  a la oculta cámara observar la entrepierna de la paciente masajeada.  Arene, muy astutamente le abrió un poco las piernas a Maite y en medio de éstas le puso un frasco de cabeza redonda y con suave  balancín en su base,  comenzó por untarle de olorosas esencias afrodisíacas y excitantes que fueron penetrando en cada poro de mi querida compañera de viaje; me puse aún más cómodo me saqué toda la ropa y comencé a sobar el criollo nabo que ya tenía una dimensión más que considerable 

 La masajista dio vuelta a “su nueva víctima” y le cubrió el pubis mientras comenzaba a masajearle las redondas tetas , que al sentir  aquellas esencias  y  prodigiosas manos se  dejó seducir y rompió la coraza de prejuicios que aun le restaba ; el masaje se fue desplazando hacia el estomago y luego hacia cada pierna al llegar a la parte alta del muslo, Arene fue acercándose lentamente a la zona púbica y rozando muy lentamente y como por descuido los prominentes labios rojos de Maite, ésta dio un respingo, lo cual aprovechó mi tía para que el juguetón frasco del aceite oscilara sobre su base de balancín y tocara a modo de vibrador aquella roji-negra entrada que pedía ser consolada.

 Maite se sorprendió de aquellos movimientos tan suaves que no pertenecían  a las manos de masajista, y hacía disimulados esfuerzos porque aquel roce fuera más prolongado y profundo; Arene de nuevo en su papel de masajista volvió a la carga y le volvía a masajear las ingles y la zona pélvica con un poco más descaro, Maite se iba abriendo a medida que Arene le iba abriendo los carnosos labios que parecían tener vida propia , pues ansiaban ser rozados y lamidos, cuestión que en unos minutos cumplía perfectamente mi tía que ya desnuda se echaba encima ya de su amiga Maite que estaba auténticamente desbocada.

 Arene le pasó lentamente su larga lengua por los carnosa caverna que se abrió como los lirios y cuya dueña dejó caer un largo suspiro de  placer a la vez que pedía más acción.

“ Por favor no me dejes así,¡ !Sigue pues tu lengüita me hace muy feliz, ojalá mi marido tuviera algo así en su boca o entre las piernas, sigue y métemela toda hasta el fondo.”

  No te preocupes que te daré todo aquello que me pides y haré todo lo que pueda por consolar y calmar tus ardores , mientras tu sigues con tu manita calentando ese hornito, mira lo que voy a poner.. Arene se acercó a uno de sus aparadores y abrió sus puertas y puso una película sobre juguetes íntimos para señoras; Maite quedó asombrada por partida doble, por un lado por ver todo aquel despliegue de medios eróticos  que hacia mi tía, y por otro ver que había más cosas para darse placer que la mano o la polla de un hombre.

 Arene colocó de nueva a su partenaire boca abajo sobre la camilla y  abrió la camilla en dos a la altura de las piernas, dejando una grana abertura entre la cual colarse y trabajar a fondo a la mujer que ahora ya totalmente desenfrenada se le ofrecía para cualquier sacrificio.

 Arene  se deslizó de nuevo hasta un armario y saco un pequeño consolador anal y le ponía una nueva película a su amante donde se veía a mi tía y alguna de sus amigas consolándose mutuamente; Yo contemplaba todo esto desde mi seguro escondite polla en mano esperando la señal de mi tía para intervenir; ésta se acercó a su clienta y le embadurnó de aceites su abultadito ponpis a la vez que le dejaba caer directamente  en el ojete del culo unas gotitas que se fueron derramando por entre la rizada mata de pelo de Maite , que comenzaba a doblarse sobre sí misma por el calor y sensaciones que le despertaban aquellos efluvios.

 Sonó un timbre, correspondiente a la amiga de Maite que venía en su busca y de su ración de masaje, Arene introdujo a Maite en la minúscula sauna con dos de aquellos consoladores más pequeños, para que ésta hiciera el uso que ella creyera necesario y ella se fue hasta la puerta para recibir a  Alice una fondona mujer de mediana edad de pelo negro, de modales muy resueltos y de cara más bien pícara, ésta pronto se dio cuenta  de que allí había algo más que masajes a juzgar por lo cuadros y fotografías y por lo que podía entrever en aquél armario que estaba medio abierto; mientras todo esto sucedía Maite que se creía encontrar sola en la  sauna era espiada por una oculta cámara que enviaba todas su progresiones a las dos pantallas panorámicas que había instalado mi tía en su habitación y que ahora eran el motivo de mi placer.

 Maite comenzó a sudar y entre aquél calor y los efluvios aceitosos de mi tía sintió la necesidad de dar alguna utilidad a los consoladores que fue aproximando  hasta su dos agujeritos que pedían un poco de guerra, se metió uno en el chocho , que pronto desapareció colmando sus ansias, el otro  consolador con forma de lápiz de labios parecía imponer respeto a su culo y se resistía a darle el correspondiente uso.

 Mientras mi tía ayudaba muy afanosamente a Alice a desprenderse de sus grandes prendas interiores y una vez en potro del placer ésta se dejó hacer incluso anticipándose a las maniobras de mi tía, ésta no desperdició el momento y cargó con toda su batería de caricias y arrumacos que pronto hicieron que la “fondona” se abrazase a Arene como si ésta fuera su salvavidas. Para tranquilizarla un poco y sacarse de encima tan brutal abrazo le endiñó en un descuido de la “madona” un inmenso consolador que ésta recibió con un alarido de placer y gozo y pronto se apresuró a manejarlo ella misma ; el espectáculo iba increscendo y mi polla ya me requería alguna atención más cálida que mi mano.

 Arene levantó a Alice de la Camilla y le enseñó la bicicleta: “Querida..,  mientras me encargo de nuestra común amiga Maite puedes hacer unas kilómetros en esta bicicleta que a buen seguro te sentarán de maravilla tanto a tu cuerpo como a ese chochazo que te gastas, pero ten mucho cuidado vete muy despacito y verás como la sorpresa será muy agradable.

Esta no entendía porqué mi tía tenía tanto interés en montarla en aquél feo artilugio, pero apenas dio un par de pedaladas y vio lo que sucedía bajo el sillín, acomodó sus inmensas posaderas a lo que allí se demandaba y encajando su caverna con el émbolo que surgía del sillín a cada pedalada, se dedicó con briosidad al deporte ciclista en medio de ayes y suspiros y perdiendo la vista en la película porno que mi tía acababa de poner.

 Arene fue  a por Maite casi ya desmadejada de placer y la colocó en la camilla con la antigua posición, boca abajo las piernas muy abiertas y el consolador vaginal dentro, Arene atacó nuevamente el negro  agujero, dándole sonoros  ósculos y lenguatazados , cuando la creyó preparada le insertó muy lentamente aquél frío lápiz que arrancó un gesto de dolor y placer a Maite. Mí tía se subió encima de ella  y le besaba la espalda y  el cuello y me hizo una seña para que me incorporaba al trío.

Querida veo que estás en el séptimo cielo, pero que en la jodienda las sorpresas son la guinda.. -  mientras le decía esto  y le iba sacando el consolador  vaginal yo me  fui sigilosamente aproximando polla en ristre, Alice , cuando me vio estuvo a punto de fastidiarlo todo, pues ya quería abandonar aquél juguete , por uno más salchichero como el mío.

 Apenas estaba el consolador fuera , metí de un empollón la polla en toda su dimensión y erección entre aquella lujuriosa mata que se me venía  esquivando desde hacia días en mis viajes urbanos, está al sentirse tan brutalmente atacada y con herramienta tan caliente, quería ver que era aquello que se le introducía o quien se lo introducía, pero la corpulencia de mi tía  y sus caricias , hacían que le fuera imposible adivinar a Maite  que sucedía más allá de su cintura; me encajé entre aquellas piernas a  las cuales me sujeté firmemente y cabalgué como pude el enhiesto banderín que languileaba  por aquellos suaves conductos , al final notaba cierta presión, señal de que aquellas profundidades nadie trabajaba desde  hacía un tiempo.

 “ No por favor que estoy casada y mi marido.. decía y suplicaba Maite  - “Tú marido es un hijoputa y yo  te voy a dejar un buen recuerdo por aquellos empalmes que me hacías coger en el autobús , so cabrona te voy a dejar el chocho como si un batallón te hubiera follado.. lo cierto es que era un farol, pues ya me estaba corriendo nada más acabar la frase.

 Maite sintió el chorro de semen y se rebelaba a aceptarlo , pero su posición y la lengua de mi tía que enmudecía sus gritos, terminaron por hacerla también correrse, cuando yo me venía encima de ella con intenciones de ensartársela de nuevo pero esta vez en el culo, a lo cual ella estirando lo que podía sus manos me agarraba  para que no me fuera de allí aún.

 Alice seguía pedaleando de forma increíble y babeando de placer por tan bestial consolador que la taladraba a golpe de pedal.

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