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Una suegra muy especial aficionandola a la zoo...

en Zoofilia

 

UNA SUEGRA MUY ESPECIAL.AFICIONNADOLA A LO ZOO

Al final hubo que hacer algunos cambios en toda nuestra vida, pues mi querida suegra, tuvo que ocuparse de su casi extinto marido, que llevaba en coma unos cuantos años, o sea en estado vegetativo, y ya los dineros menguaban, y tenerlo en una cara residencia ya no era posible salvo quedarse arruinados.

Por tanto, Doña Piedad dictaminó que su esposo-vegetal, pasase a residir al Palacio de los Omaña, y con ellos, nosotros para poder turnarnos en el cuidado de D. Anselmo, junto con algunos de sus cuidadores, vender nuestro piso y pasar a vivir todos al palacio.

Nos trasladamos personas y mascotas, y para mi dolor tuve que desmotar el tinglado de las cámaras, con la idea de poder hacerlo en el Palacio de Doña Adela, que pronto ella repartió, la planta baja para Don Anselmo y sus cuidadores, la 1º Planta para mi señora y yo mismo junto con nuestro gran danés Asdrúbal, y encima en la última planta y desvanes Doña Piedad.

Le propuse a Doña Piedad montar un circuito de TV para poder vigilar mejor a D. Anselmo desde cualquier lado de la casa, y esta se negó en redondo, y eso me escamó, por tanto, a escondidas monté mi propio circuito de cámaras de vigilancia tanto en la planta de D. Anselmo como en la recamaras de Doña Piedad.

Pronto la vigilancia dio sus resultados, pues yo trabajaba en casa y podía dedicar muchas horas a la vigilancia, mientras mi mujer laboreaba por la ciudad.

Lo que primero que observé es que Doña Piedad a estas alturas le iba la carne y el pescado, y achuchaba a la jovencita y tetona Carmencia , cuidadora de D. Anselmo como al joven Alí.

A la primera la obligaba a empitonarla con un arnés rematado con un buen príapo de color ébano y de buenas dimensiones, mientras Doña Piedad chupaba la larga polla de D. Anselmo, que parecía ajeno a todo, salvo su polla que tomaba dimensiones importantes al menos a la hora de las mamadas, cuando pretendían otras maniobras el pollón perdía consistencia para cabreo de Doña Piedad, que quería ser taladrada por el arnés y el pollón de su marido, pero no había manera.

Salvo, cuando a Doña Piedad se le ocurrió  coger a Carmencita de un brazado y sentarla en el pollón de Don Anselmo, lleno de babas de las  relamidas de su buena esposa que logró con aquella gran bocaza mantener compostura, para delicia de la Carmencia, que pronto dejó ver una sonrisa bobalicona,  mientras le caía la baba de los orgasmos que iba consiguiendo en base al pollón de su amo, y como no por la conjunción de las lamidas de chocho y polla  que daba a todo el conjunto Doña Piedad, que a su vez metía su dedazo pulgar en el culo de su marido, y todo parecía mantener enhiesto el príapo del Sr. Marqués, para delicia de todos aunque a Doña Piedad, le sabía poco, mamar las tetonas y el chocho de la cuidadora, junto a la polla de su marido, sin poder ella hacer casi nada para su propia satisfacción, más allá de encalomarse un príapo de goma en medio de toda la faena.

Otra de las escenas semanales era cuando le tocaba el turno al joven marroquí Alí con su larga y afilada polla, que Doña Piedad probaba todas las semanas, mientras chupaba el vergón de su marido, que no parecía sufrir ni gozar. En esas posturas se ponía la recatada Doña Piedad que se dejaba que se le hiciera a un lado sus enormes bragas y pasarle las manos por su madura chocha rezumante, para luego lidiar el pobre Alí toda una pelea por poder calzarse a la vieja ama, con aquella inmensa culera. Debía llegarle muy poco del príapo marroquí para desesperación de uno y otro, una por no ser encalomada hasta el tuétano y el otro por terminar corriéndose entre los muslos y alguna que otra vez en los labios vaginales de la dueña de la casa, que además no le valía otra postura que esa o querer mamar el príapo marroquí con el vergón en el culo de este último, a lo cual Alí se negaba de todas, todas.

Por tanto, Doña Piedad vivía en su penar por no poder dar rienda suelta a sus más lascivos sentimientos.

Dado que nosotros llevamos con nosotros a nuestra Gran Danés (Asdrúbal) al que Doña Piedad parecía tener miedo y tenía a raya en nuestros aposentos y en el jardín, ella en ese intermedio se hizo con un perro salchicha (Pilatos) para hacerle compañía, y era de suponer que algo más… aunque la vigilancia no daba nada más que para arrumacos y hacerle alguna medio pajilla a Pilatos que mostraba un buen aparato, pero no era la talla que necesitaba Doña Piedad, a la que yo iba acorralando, y estrujando como no quiere la cosa en las tareas cotidianas, aunque esta pronto mostraba su desaprobación.

Estaba convencido de que Doña Piedad nos vigilaba a través de mirillas de dobles tabiques y techos que mostraban muchos trampantojos, y por tanto aproveché sus ausencias para ir descubriendo tales atalayas voyeurs. La bribona tenía unas cuantas.

Por tanto, ya que tenía perrillo faldero, le fu mostrando las artes de la zoofilia canina, pues nuestro Asdrúbal daba placer a ambos a Adela y a mí mismo, y en una de estas sabiendo que Doña Piedad andaba a la caza de nuestras artes amatorias, pues le propuse a Adela, que le diera un premio especial a Asdrúbal, pues hacía meses que no cataba su rabo. No le hizo mucha gracia, estar en casa de su madre y tensa como estaba, como que no, por tanto forcé la situación al magrearla todo lo que pude ponerla a cien y poniéndola cuatro patas encalomarle mi polla de unos 25 cm y cebollona en su culo mientras con un arnés le arrimaba otra polla de goma, y así berreaba la muy puta, aunque en sordina, pues sus bragas le taponaban la boca.

En un respiro de la jodienda me fui a la cocina a beber y de paso a soltar a Asdrúbal y dejarle chupar los fluidos de mis manos y polla, lo que le puso a cien.

Volví a la cama y propuse a Adela que se pusiese encima de mí y se ensartara en mi polla dejando su culo en pompa, eso si jugando a amordazarla, y ponerle un viejo antifaz dejando la luz justa para que Doña Piedad pudiese ver toda la escena. El juego a Adela la puso a cien, y ya pronto cabalgaba frenéticamente sobre mi polla cabezona, la cual derramó toda su simiente, por su chocho, y lo cual yo aproveché cuando se calmó y se echó encima de mí, para rebozarle todo el condumio por su elástico ojete, que se dejaba hacer.

Estaba Adela relajada y recibiendo las atenciones anales de mis dedos embadurnados de saliva, semen y vaginisil, cuando a un chasquido Asdrúbal saltó a la cama ya armado como estaba, y estando atada Adela, pronto sintió el vergazo del Gran Danés que entró a la primera y le encalomó todo el vergazo. Para cuando Adela quiso resolverse, ya era tarde, estaba atada, no veía, y la polla y bulbo de Asdrúbal crecían en su culito a la vez que yo empezaba a bombear mi cebollón, pues era toda una sensación sentir la polla perruna rozarse con la mía tras una fina membrana. Me matáis cabrones, balbucía Adela, y José no dejes que la saque, el cabrón se está cebando y noto como su semen me encharca hasta las orejas.

Agarré a Asdrúbal del collar y le impedí darse la vuelta, para de este modo Doña Piedad pudiese ver tan intensa escena, el chocho de su hija ensartado por mi polla cebollona y curvada a la izquierda y hacia arriba, y el nabo que se gastaba Asdrúbal, del cual ella hasta ahora solo había visto sus inmensos huevos.

Presentía que Doña Adela estaba tomando buena nota, y durante las noches en las cuales se recogía pronto, era yo quien aprovechaba para poder verla en los dispositivos que había ido montando por casa, poco a poco iba entrando en vereda y de las pajillas que le hacía a su perro salchicha Pilatos, que para su raza era todo un pollón, que Doña Piedad se encargó de sacarlo de su caparazón y ver la inmensa bola que tenía en la parte anterior a la punta, se atrevío la muy marrana a darle una chupada, pero se ve que el sabor algo salino  del instrumento y las semicorridas  de Pilatos, la cosa no le gustó mucho.

Intentó pues alguna otra maniobra para gozar de aquel regalo de dioses pero no había manera, pues su gordura le impedía algunas maniobras y posturas, se echaba en la cama y ponía a Pilatos encima, y sin que el pobre debía llegarle a algún lado, pero este al final se corría casi que a la entrada de la gran chocha de su ama,  por tanto cuando el pobre Pilatos ya tenía todo el trabuco sacado, con bola y todo , la Sra. Piedad y sin piedad alguna se dedicaba a restregarlos por su choco esperando poder ser satisfecha. AL final Pilatos empezaba a quejarse, y ante tanta quejumbre por temor a que se oyeran los lastimeros aullidos de dolor pues esta Doña Piedad dejaba de lado, y se dedicaba a enchufar una maquila polla que escupía una semileche y con eso se complacía.

A mi Doña Piedad me tenía a raya, motivo por el cual yo no le quitaba ojo y ocasión para enardecer sus instintos.

Esta como quería gozar del perro, y Asdrúbal le daba miedo, y alguna vez que se lo quiso llevar por las buenas a la habitación, este le enseño los dientes, por tanto, Doña Piedad dio un salto atrás, y vio que nuestro perro pocas migas.

En ese tiempo Doña Piedad se agenció una especie de semitubo forrado en el cual apoyarse para que de este modo Pilatos, pudiese entrar por el tubo y lamerle a capricho su chocha, incluso poder follárselo, estando el perro de espaldas, sin por ello este quedara aplastado, el que Pilatos, le diera culeo anal o vaginal estando a cuatro patas la señora Piedad, apoyada sobre el citado semitubo, no parecía que fuese muy ideal la solución, pues Pilatos, no llegaba bien  y al final todo eran corridas de mala manera por lo cual, Pilatos, nadaba todo el dia con la tranca afuera enseñando su gran nudo pero sin recompensa alguna que lamerse el rabo.

Todas estas escenas que se iban repitiendo noche a noche, me dieron una idea que pronto puse en marcha para poder vengarme de mi suegra especial y poder tenerla a mi merced.

Una noche en la cena en la bebida le puse a partes iguales un estimulante sexual, un relajante muscular y una dormidina, y ese coctel me iba a permitir beneficiarme a mi suegra y hacerle alguna trastada.

Empezó la juega ya en la cena, donde le di unas puyas a Doña Piedad, he hice por debajo de la mesa algún que otro arrumaco con el pie descalzo, quedó desconcertada a la vez que le iba poniendo más cachonda por el vino ingerido.

La ayudé a subir a su cuarto y allí la dejé, estimulando a Pilatos, mientras la dueña iba al WC, salí y me fui a mi puesto de control, y vi a mi suegra debatirse entre la somnolencia y la lujuria, digamos que la cama tiraba más, pero Pilatos pedía su ración de roce y con el rabo ya sacado pedía atención,  Doña Piedad echada en la cama , se abrió de muslos y pronto Pilatos, a base de lametones le llegó a la madama hasta el mismo útero, lo que hice retorcerse a más no poder e intentar que Pilatos la follara desde esa posición de apoyarse en su barriga, como Pilatos no llegaba y se caía hacia atrás.

Doña Piedad se fue a su potro de placer, el medio tubo, y dejó que Pilatos maniobrase como le viniera en ganas, que eran muchas pero los logros pocos, y en eso Doña Piedad se iba quedando en un estado semi-comatoso para poder entrar en escena tanto Asdrúbal como yo mismo.

Entré en la habitación y ver a suegra allí espatarrada sobre el medio tubo, era todo un espectáculo, Pilatos ladraba porque veía venir competencia y quería su parte, por tanto reboce mi mano con los rezumos de mi suegra, y me restregué bien mi verga cabezona, a la cual pronto de aficionó dados los sabores ya conocidos, su polla amenazaba con explotar , por tanto le dí de premio que me enculara mientras yo chupaba las lefas de mi suegra, que  dejaba escapar algunos suspiros por el placer de saberse  de nuevo lengüeteada por algo que ello no reconocía.

Cuando ya Pilatos se sació de mi culo lo que quiso se echó a un lado para lamerse el vergajo, mientras so llamaba a Asdrúbal que no quitaba ojo a lo que sucedía y que con algún que otro lengüetazo ayudo al pobre Pilatos quedar servido dado su cada vez alarmante priapismo

Lo siguiente fue meterme por dentro del tubo y follarme a la suegra en una expuesta chocha, mientras que Asdrúbal, con un poco de aceite y las lefas se la encalomaba de un certero vergazo que hizo que entrase todo por el coladero trasero de Doña Piedad, que además se empezaba sentir abotonada por mi verga cabezona.

Tan fuerte fue la sensación de verse abotonada por ambos extremos, creciendo bolas y tamaños en culo y chocho, por lo cual abrió los ojos como platos, teniendo mi cara a un pal de palmos de la suya, y no dando crédito a lo que estaba sucediendo, tan mágico fue el momento que eché toda la lechada retenida de toda la semana, y Asdrúbal, al que mi mujer Adela tenía como restricción no  dejarse meter el gran bulbo del glande, o sea la gran bola del Gran Danés, pues este (Asdrúbal) aprovecho que lo tenía todo dentro para comenzar el inflado y empezara escupir potentes chorros de pis y semen, que dado el taponamiento era abundante, se dio vuelta quedando  culo contra chocho, y allí le fue soltando todo lo que tenía dentro, por mi parte al sentir los inflados , los líquidos, bombee a mi suegra todo lo que puede , mientras esta me babeaba y berreaba en mudo, pues le había metido una de esas máscaras con bola, y descargué parte de mi semen.

AL final nos fuimos relajando, y Doña Piedad, mi suegra se medio adormiló, Asdrúbal salió de su  monta y yo de  la mía, y cambiamos posiciones, me dedique a follar a gusto y placer a la autoritaria Doña Piedad por su choco y culo, alternando como me vine en gana, hasta que ya agotado le dí un buen pollazo a su culo, y le metí uno de sus grandes juguetes en el chocho, y le daba de mamar el vergón de Asdrúbal, con el cual parecía feliz , la corrida última fue sensacional y Doña Piedad ponía cara extravica y de felicidad, a la vez que  hacía fotos automáticas en diferentes ángulos del singular  grupo, las cuales le enviaría en su momento para poder hacerme con sus servicios y su posesiones, allí la dejamos con su Pilatos, lamiendo cuando podía.

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