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Jugando con mi muñeco Chucky 1

en Gays

Bueno, han pasado ya 5 años, pero lo recuerdo como si fuera ayer, si, aún recuerdo cuando mi madre trajo el muñeco que tanto había deseado, un Good Guy nuevo, impecable y en perfecto estado.

Se de sobra ahora que se gastó un dinero considerable pero mereció la pena, gracias a él he descubierto mi homosexualidad, él me convirtió en su putito cada noche, aunque se que nadie me cree, es verdad y voy a contar todas las vivencias más importantes que tuve con el.

Era verano, hacía mucho calor, por fin terminé las clases y empezaría el instituto el año que viene, el 8 de Julio era mi cumpleaños y mi madre me regaló un muñeco, el que deseaba tener desde que lo vi anunciado en televisión. Era el mismo que se utilizó en las primeras películas de Chucky, el muñeco diabólico.

Esa noche me fui a mi cuarto y lo puse en la estantería que tenía cerca de mi cama, me lavé los dientes, me di un baño y me fui a dormir. Como hacía mucho calor me acosté en ropa interior, unos boxer ajustados cortos.

Empecé a coger el sueño cuando escuché un ruido, abrí los ojos, todo estaba muy oscuro, pero la tenue luz de la luna que entraba por la ventana me dejaba ver algo, una silueta moverse, abrí bien los ojos pero seguía sin distinguirlo bien.

Entonces miré la puerta, estaba cerrada como siempre, pero algo había cambiado, una silla estaba puesta de forma que no se pudiera abrir, atascaba la manivela, iba a levantarme cuando siento como algo subía por mi cama y se sentó a mi lado.

Pensaba que estaba soñando, era el muñeco, se puso al lado de mi cara y acercó un cuchillo a mi cuello, me miró y puso su dedo en su boca.

-No grites o te juro que te mato.

Esas palabras sonaron en mi cabeza una y otra vez, estaba temblando, se supone que los muñecos no tienen vida, esto era un sueño, no, más bién una pesadilla.

Con voz temblorosa le intenté hablar, pero me costaba bastante.

-¿Que, que, qui, quieres...? Por favor, no me, ha, hagas nada...

-Tranquilo, solo quiero ser tu amigo, vamos a jugar a un juego

-¿Un juego?

-Sí, el juego se llama, esconde tu alma, ¿Te apetece jugar?

Fijé mi mirada en su cuchillo, no podía negarme, iba a meter su alma en mi cuerpo, como en la película, así que o intentaba huír o dejaba que lo hiciera, pero tenía mucho miedo y solo dije lo primero que se me vino a la cabeza.

-Por favor no, no te introduzcas dentro de mí, haré lo que sea, cualquier cosa, pero no entres dentro mío...

Entonces el muñeco se fijó en mí, me daba cuenta que mis palabras sonaron de una forma equivocada y él se dió cuenta, fue bajando la mirada hasta mis piernas, observaba mi cuerpo lentamente hasta llegar a mi cara de nuevo y me sonrió.

-Sabes, aún no me has dicho tu nombre, entiendo que tengas miedo, no todos los días un muñeco te ofrece jugar a un juego placentero y que te gustará, llevo mucho tiempo sin poder follar y lo cierto es que esto me está excitando.

-¿Como? No, yo no...

-Calla, yo tengo el cuchillo, además, si haces lo que te digo y me dejas bien servido, prometo irme y no hacerte daño, ¿Qué me dices? Es una buena oferta.

Me quedé pensando, al fin y al cabo es un muñeco, esto no me haría gay, y quizás en un despiste pueda escaparme.

-Vale, acepto.

-Bien, sé buen chico y bájame el pantalón despacio, vamos a empezar a comprobar que tal la chupas.

Me acomodé lentamente y le empecé a bajar el pantalón, lo hice despacio y me di cuenta que la tenía dura, su pene no era muy grande, mediría unos 11 o 12 centímetros, pero estaba muy dura.

-Ahora pídelo por favor, pide que te deje chupar mi polla, vamos.

-Por favor, Chucky, déjame probar tu polla, por favor.

-Claro mi nene, es toda tuya, disfrutala.

En ese momento se aventó contra mi cara y metió su polla en mi boca de un golpe, soltó el cuchillo y con sus dos pequeñas manos movía mi cabeza sin parar, me estaba follando la boca sin poder resistirme.

A pesar de ser un muñeco su polla parecía de verdad, la sentía caliente y dura, entraba en mi boca y volvía a salir, una y otra vez, notaba el líquido preseminal en mi boca y sin poder evitarlo me lo tragaba.

-Ahhh que rica boca tienes, no se porque no hice esto antes joder, así, chupame la polla bien, putito.

Yo la seguía chupando como podía, y entonces me di cuenta, mi pene se estaba poniendo duro, no sabía el motivo, pero estar siendo sometido por un muñeco y tener su polla en mi boca me hacía tener mi pene duro, estaba ardiendo mi cuerpo, me sentía súper excitado, como nunca antes lo había estado, en cierto modo, me estaba gustando la situación y me dejé llevar.

Estuve chupando la polla de mi muñeco varios minutos y entonces empezó a convulsionarse, sentí un líquido entrar en mi boca, se estaba corriendo en mi boca, ahí reaccione y quise sacarla, no quería tragarme su corrida, me daba asco.

Volvió a coger el cuchillo y sujetándome con fuerza con una mano puso el arma en mi cuello con la otra.

-Estate quieto, quiero que te lo tragues todo putito, y cuando digo todo, es todo.

Me quedé quieto y su corrida iba entrando en mi boca, yo solo la tragaba, pero, no era como yo pensaba, el asco se convirtió en todo lo contrario, me gustaba, sabía rico, era un néctar ardiente que me empezó a gustar, succioné su polla sin parar y me tragué todo lo que soltó, hasta que terminó de correrse y me soltó.

-Ufff joder, estuve con tías y ninguna fue tan puta como tu, eres un chico malo, ya que por lo que veo te ha gustado.

Miró hacia mi boxer y entonces me di cuenta, me había corrido, si, me había corrido mientras le chupaba la polla a mi muñeco, estaba en shock, no entendía nada.

Además me empecé a sentir mareado, había sido un éxtasis muy grande, nunca me había sentido tan bien y agotado al mismo tiempo, mis ojos se cerraron y me volví a dormir.

Los cantos de los pájaros sonaba, la luz del sol entraba por la ventana y me daba en los ojos. La puerta de mi cuarto sonó varias veces a la vez que mi madre empezó a gritar.

-Tomi hijo, voy a salir a comprar, pórtate bien!

Miré hacia la puerta y escuché como mi madre bajó al salón y cerró la puerta de la calle al salir, miré a la estantería y ahí estaba Chucky, sentado, inerte.

Miré mi boxer, estaba limpio, todo estaba ordenado, ¿Lo había soñado? Es imposible, fue muy real, demasiado, me levanté y miré al muñeco, ¿De verdad ha sido un sueño?, ¿Por qué iba a soñar eso, así de repente?

Me fui al baño, me duché y me vestí, me puse una camiseta de manga corta junto a unos pantalones cortos de deporte, hoy había quedado con mis amigos para jugar al fútbol, me disponía a irme cuando al llevar los boxer que me había quitado y ponerlos en el cesto vi otros boxer, me acerqué y los cogí...

Cual fue mi asombro al ver que estaban manchados, eran los que esa noche tenía puestos en realidad, alguien me cambió de ropa, y ese alguien no tardó en hablar.

-Vaya, ya que estamos solos, ¿Por qué no jugamos otra vez? Anoche te gustó.

Miré hacia atrás y ahí estaba, mi muñeco de pie encima de mi cama, no fue un sueño, mi muñeco me había follado la boca, y algo me decía que en esta ocasión no solo iba a follarme la boca.

(Continuará...)

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