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Mi hermanito 9

en Gays

(( Capitulo 9 - Juego epligroso ))

Se dio la vuelta y mientras se marchaba me gritó -Nos vemos el Sábado, blanquito.

 

-Me llamo Tomi.

 

Se giró y guiñándome un ojo mientras sonreía se terminó de alejar, me quedé hasta perderle de vista y salí corriendo a casa, entré y me metí en la ducha, en ella mi cabeza daba vueltas, todo, todo se había complicado, porque ya no estaba seguro.

 

Ya no estaba seguro, me asomé al cuarto de mi hermanito, dormía plácidamente y mientras lo observaba, en mi adentros volvía a pensar en ello, ya no estaba seguro de a quien amaba...

 

-Date la vuelta.

 

Abrí mis ojos, allí estaba mi hermanito de pie en la cama, ya había amanecido, la luz del sol iluminaba su rubio pelo y si blanca piel.

 

-¿Que haces? Nos pueden pillar.

 

-Calla tonto, se han ido de compras, estaremos solos mas de una hora, venga, date la vuelta.

 

Me giré y empezó a masajear mi espalda. Nunca me habían hecho un masaje, pero creo que fue genial, porque me relaje mucho. En esa posición, note que me miraba y tocaba mas de la cuenta.

 

-Lo haces muy bien.

 

-Es que quiero tener contento a mi novio.

 

En ese momento me sentí mal, recordé lo que hice anoche y que ya no estaba seguro de sentir amor por mi hermano, quizás nunca lo sentí, o quizás estaba confundido, no sabía de decir o hacer, estaba hecho un lío.

 

-¿Quieres que te de ahora en los pies? -su voz angelical me regreso a la realidad-

 

-No hace falta.

 

Y sin más, se agacho ante mi y comenzó a frotarme los gemelos. Dedicaba una mano a cada pierna y el masaje fue concienzudo, hasta que noté como sus manos subían hacia mi entrepierna. Sus manos continuaron hacia arriba lentamente, acerco su boca a mi bragueta, no se que pretendía hacer pero yo ya estaba que iba a explotar. En ese momento mi mano derecha se apoyo en su cabeza y forcé un poco a que siguiera acercándose.

 

En ese momento recordé que mi culo me ardía un poco, y todo por la follada que el negro, Rashaad, me dio anoche, así que no podía arriesgarme a que Rubén se diera cuenta, además, como dije, me ardía, así que mejor esta vez me lo follaba yo, así no sospecharía nada.

 

Mi mano izquierda se orientó hacia su culito, llegando a rozar el elástico inferior de su boxer. Con lo que mis dos manos rozaban levemente el boxer. Mis caricias se fueron alargando y ya no abandonaba la tela de su ropa interior, sino que me adentraba en ella poco a poco y en un momento sentí el bulto que su polla hacía. Acaricié su contorno con delicadeza, mientras la mano izquierda ya cubría completamente una nalga de mi lindo hermanito y la oprimía suavemente.

 

Él seguía quieto y con los ojos cerrados, pero la cosa le gustaba y para prueba la erección que tenía, pues ahora yo estaba acariciando su polla por completo, la notaba durísima. En un momento dado se la oprimí y dio un respingo, pero siguió quieto, así que comencé a masajeársela, mientras la mano derecha era ya completamente dueña de su culito, recorriéndole en todos los sentidos y notando su dureza.

 

Para mí la situación ya era difícil de aguantar y decidí pasar a la acción en serio, es decir, meterle mano bajo la ropa interior. Las dos manos a la vez, cada uno en su terreno, se introdujeron bajo su boxer sin encontrar resistencia. Agarré su polla y la apreté con fuerza. Estaba caliente y muy dura. Con mi dedo pulgar le acaricié el capullo, sintiendo que daba un respingo. A la vez, le oprimía con fuerza el culo y un dedito comenzaba a explorar lentamente su raja, camino del agujero posterior.

 

En ese momento me empezó a estorbar su ropa.

 

-Quítate el pantalón -le dije, y como no se movió se lo repetí en tono más serio. Ahora sí, aflojó el botón y bajó la cremallera-

 

El pantalón cayó hasta sus tobillos y yo entonces le bajé delicadamente el boxer, dejando ante mi vista lo que mis manos ya conocían. Una bonita polla de buen tamaño, pero no exagerada, unos huevos redondos y duros, y el culo que lo vería inmediatamente.

 

Orienté su polla hacia mi boca y empecé a lamer suavemente su capullo, para a continuación metérmela en la boca y darle una suave mamada, a la vez que le masturbaba. Su cuerpo reaccionó y ya no estaba quieto. Se agitaba levemente y gemía de vez en cuando. Tuve que parar muy deprisa, si no se me hubiese corrido ya mismo. Le di la vuelta y su culito quedó a la altura de mis ojos. Y qué culo.

 

Dediqué mis dos manos a tocarlo por entero, dándole también algún mordisco suave y varios azotes.

 

Recorrí a fondo las inmediaciones y luego pasé al agujero. Lo ensalivé bien, lentamente y con la punta de la lengua comencé a, casi, follarlo. Su agujerito se relajó y se abrió un poco, con lo que mi saliva entró más aún, rubricándolo lo mejor que pude. Me moría de ganas de meterle la polla hasta dentro, así que le hice doblarse hacia delante, apoyado en la pared con sus manos, y le metí lentamente el dedo índice, con cuidado y previamente ensalivado, que aunque con alguna dificultad fue entrando, notando su calor y su tierno y mullido interior.

 

Al final entró hasta el nudillo y comencé a moverlo dentro, con un sentido de rotación y de mete y saca que le debía gustar muchísimo, ya que ahora no paraba de gemir, mientras se había agarrado la polla con una mano y se la meneaba suavemente. Yo también hice lo mismo pues no podía aguantar sin tocármela.

 

Entonces me levanté sin sacar mi dedo de su culo y giré para colocarme de frente a él, intentó ponerse recto pero no le dejé. Cogí su mano y la puse en mi polla, que empezó a menear torpemente, pero no importaba, para mí era delicioso. A todo esto mi dedo no estaba quieto dentro de su culito, lo saqué y mi saliva, lubriqué otro dedo y le metí los dos. Suspiró de gusto y estuvimos un buen rato en esa posición, el meneándome la polla y yo follándole con dos dedos inquietos, hasta que ya no pude más y le dije que se volviese de nuevo cara a la pared.

 

-Venga hermanito, que te voy a dar por culo.

 

No me lo hizo repetir y rápidamente me presentó su precioso culito, separando incluso sus cachetes con las manos. Yo, ante su agujerito ofrecido difícilmente me pude contener y por poco lo follo a lo bestia. Coloqué mi capullo en su agujero y lo moví poco a poco, apretando suavemente. Entró un poco y me detuve. Luego un poco más. Atrás y adelante, y así hasta que tuve dentro toda mi polla.

 

Entonces sin poderme contener, empujé y en dos o tres viajes se la introduje hasta los huevos.

 

Ahí me quedé quieto, observando como él gemía un poco, de dolor y de placer. Era maravilloso sentir sus blancas nalgas contra mis caderas y su cálida opresión en mi verga. Comencé a bombear lentamente y poco a poco fui acelerando el ritmo, a la vez que con una mano le masturbaba con fuerza.

 

Él no aguantó mucho y se corrió a lo bestia, gritando y todo, que tuve que taparle la boca, y poniendo perdida todas las sábanas. Con la corrida se agitó lo indecible, y sus movimientos de culo llegaron a volverme loco, alcanzando yo también el orgasmo, un orgasmo como hacía tiempo no experimentaba. Me corrí íntegro dentro de él llenándole de leche para después acabar apoyado contra su espalda con la polla dentro.

 

Estuvimos así un rato y al sentir que se movía para sacársela y notar mi polla esos movimientos, se puso en pié de guerra nuevamente y no le dejé irse, sino que nuevamente comenzó por mi parte el vaivén, acompañado esta vez por unos cuantos azotes a su culo. Tan excitantes que rápidamente me corrí otra vez, quedando de verdad esta vez exhausto por completo.

 

-Ufff que rico estuvo, voy a ducharme, ¿te vienes? -mi hermano se levantó de la cama camino al baño-

 

-No, iré después, voy a descansar.

 

Se dio la vuelta y se metió en la ducha, al rato empezó a sonar el agua, con el sonido y yo tirado en la cama empecé a darle vueltas, yo quería mucho a mi hermanito, lo amaba, y el a mi, pero Rashaad me hacía sentir cosas que Rubén no me hacía sentir.

 

No es facil de explicar, me sentía como Julio, el ser usado y humillado era parte esencial de mi, era algo que no podría explicarle a mi hermanito y que quizás no entienda, pero de ser así, si realmente soy así, nunca podría ser fiel, no con alguien que solo me quiera para el, pero Rashaad era distinto, el solo me quería para usarme, para darse placer con mi cuerpo y eso era lo que mas me gustaba.

 

-¿Te pasa algo? -mi hermano salió de la ducha con una toalla en la cintura- Ya puedes entrar, yo voy a salir con Kevin a dar una vuelta a la tienda de cómics.

 

-Vale, ahora voy.

 

Mi hermanito salió de casa y yo aproveché para ducharme, al terminar decidí también salir a dar una vuelta, en la calle vi a nuestro primo Jesús, estaba enrollándose con una tía, se metían la lengua hasta el fondo.

 

-Tsk, qué rápido ha olvidado a mi hermano, solo lo usó para desvirgarlo, cabrón... -la frase la dije en voz alta, pero no me escuchaba desde ahí-

 

Seguí caminando y como no sabía a donde ir decidí ir donde mi hermano, así que aligeré el paso y fui a la tienda de cómics, no quedaba lejos.

 

Entonces una mano me detuvo sujetando mi brazo.

 

-¿Ese es tu hermano?

 

No hacía falta girarme para ver quien era, su voz lo había delatado, era algo que no esperaba, ni de lejos, me estremecí y casi me mareo, me había seguido, estoy seguro que anoche me siguió, fui idiota.

Me giré y efectivamente, allí estaba, tan tranquilo, sabía que tenía la situación cogida en sus manos, y lo que es peor, me tenía donde el quería.

 

-¿Que cojones haces aquí? ¿Esto no es un juego sabes?

 

-Claro que es un juego, y a mi me gustan los juegos, ¿y sabes que? Te has metido en uno muy peligroso, y ahora te toca jugar, además, esto será divertido -Rashaad sonrió y miró a lo lejos, seguí su mirada y vi a mi hermanito, se acercaba hacia nosotros, aún estaba lejos pero nos iba a pillar-

 

-Bueno, es el destino, ¿Que tal si me lo presentas?

 

-¿Estas loco?

 

-Siempre he soñado con un trío, y que mejor que con dos hermanos blanquitos.

 

(Continuará...)

 

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