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Apocalipsis III

en Amor filial

Javier: ¿Qué hacéis aquí? – dijo curioso – Mariana está bien, solo cansada – dijo pensando que estarían preocupadas – Dejarla descansar.

Olga: Sabemos lo que le pasa – dijo celosa.

Rachel: Sí y queremos una explicación – dijo celosa y envidiosa.

Javier: ¿De qué? – dijo tranquilo.

Olga: Queremos saber por qué te la has follado primero – dijo enormemente celosa.

Rachel: Sí, la primera a la que te follarás debería ser a mí.

Olga: De eso nada, la primera debería haber sido yo – dijo enfrentándola

Rachel: La primera debería haber sido yo, su hermanita, la que más le ama, y con la que mejor se lo va a pasar en la cama – la enfrentó altanera.

Olga: No te lo crees ni tú – dijo picada - ¡Yo soy la que más placer le va a dar y la que más le ama!

Rachel: ¡Deja de decir tonterías! ¡Yo le amo y deseo más!

Olga: ¡No, yo!

Rachel: ¡No, yo!

Olga: ¡No, yo!

Rachel: ¡No, yo!

Javier, harto de la discusión entre ambas y de que no dejaran descansar a Mariana, las cogió a ambas del brazo y las llevó a la habitación de Olga, cerrando la puerta tras de sí. Cabreado con ambas, las sentó en la cama y se colocó delante de ellas.

Javier: ¡Callaos! – ordenó – En primer lugar, ninguna de vosotras sois mis favoritas – dijo enfadado ante el silencio repentino de ambas – Mi favorita es Mariana – informó – En segundo lugar, yo decido a quién me follo, cuándo me la follo y cómo me la follo. En tercer lugar, vosotras, dudo que me deis más placer que la abuela, por ejemplo, todas tienen más experiencia que vosotras.

Olga: ¡Eso no puedes saberlo! – le espetó dolida.

Javier: Lo sé y lo imagino, no sabéis nada de sexo, solo la teoría, pero no tenéis ni idea - les espetó duramente.

Rachel: ¡Nosotras podemos satisfacerte sobradamente! – dijo con petulancia.

Olga: ¡Eso! – la apoyó.

Javier: ¿A sí? – dijo pensativo.

Rachel: ¡Por supuesto!

Javier: ¿Me lo vais a demostrar? – dijo pícaro.

Olga: ¡Sí! – dijo decidida.

Rachel: ¿Qué deseas, mi amor? – dijo sugerente relamiéndose.

Javier: Quiero una tortilla – dijo pícaro.

Olga: ¿Ahora? – dijo ingenua.

Rachel: ¿Tienes hambre? – dijo sin entender nada.

Javier: ¡No tengo hambre! – dijo riéndose estruendosamente – Quiero ver todo lo que sabéis de sexo, quiero una tortilla, pero de coños – les informó.

Olga: ¿Qué? – dijo sorprendida.

Javier: Lo que habéis oído – dijo pícaro – quiero ver como tenéis sexo entre vosotras, antes de evaluar lo que sabéis de sexo.

Rachel: ¿En serio? – dijo perdida - ¡No, eso no! - dijo tras mirar a su amiga.

Javier: Entonces nunca te tomaré – le informó riendo.

Olga: Si eso quieres, eso tendrás, mi amor – dijo decidida.

Rachel: ¿Qué dices, guarra? – dijo indignada.

Olga: Javi quiere que tengamos sexo entre nosotras y si eso quiere yo lo voy a satisfacer – dijo seria – No voy a permitir que una nimiedad como el tener sexo con mi amiga me deje sin que mi hombre me haga suya.

Rachel: Bueno, en eso llevas razón – dijo analizando sus palabras – Esta bien, lo haré.

Olga: ¿Cómo quieres que lo hagamos?

Javier: Sorprenderme – dijo sentándose en una silla al lado de la cama – pero os advierto de que, si no me ponéis cachondo, no os haré mías – les advirtió.

Rachel: No te preocupes – dijo decidida tras su amenaza – estarás tan cachondo que te dolerá la polla.

Javier se rio haciendo enervarse aún más a ambas muchachas. Rachel, picada y con determinación se giró hacia su amiga y la besó apasionadamente mientras bajaba sus manos por sus tetas hasta su culo, metiéndola mano. Olga, sorprendida, le devolvió el beso y la agarró de su nuca para profundizarlo mientras la agarraba de la cintura. Ambas estaban desnudas. Javier se sorprendió, pues creía que no iban a ser capaces de hacerlo, su pedido no iba en serio solo era una forma de hacerlas callar, pero no podía negar que le gustaba lo que estaba viendo, y eso que solo era el principio, se quedó mirando con deseo a ambas.

Rachel: Tienes un culo muy duro, zorra – dijo agarrándolo.

Olga: Gracias, putita, tu tienes una piel muy suave – dijo empezando a acariciarla.

Rachel: Vamos a enseñarle a este bocazas todo lo que podemos hacer – dijo seria.

Olga: Una buena lección – dijo volviéndola a besar profundamente.

Rachel le devolvió el beso con ardor mientras subía sus manos a sus tetas y se las agarraba suavemente, haciéndola gemir y que ella le bajara las manos a su culo y se lo agarrara. Olga rompió el beso para besarla el cuello sensualmente y bajar hacia sus tetas. Miró a Javier a los ojos y le guiñó un ojo para, segundos después, engullir en su boca el pezón de Rachel haciéndola gemir suavemente y notando cómo la polla de Javier se ponía algo dura ante esa visión tan sexy.

Rachel: ¡Oh, sigue zorra!

Olga: Tienes un buen par de tetas, putita – dijo volviéndose a meter el otro pezón en su boca.

Olga comenzó a alternar ambas tetas de Rachel, sensualmente, lamiendo y mordiendo suavemente sus pezones. Rachel, se estaba calentando por la mezcla de sensaciones que le producía tener a su mejor amiga comiéndole las tetas y su amado mirándola. Olga bajó sus manos por su vientre hasta sus muslos y al pasar por su coño se dio cuenta de que estaba mojada. Olga bajó poco a poco con su lengua hasta su vientre bajo. Tras echarle una sonrisa pícara a Javier, empujó a Rachel suavemente a la cama y la abrió de piernas.

Olga: Mi amor, esta putita está caliente – le informó traviesa.

Rachel: Usas muy bien la lengua, zorra - gimió.

Olga: Mi amor, ¿me das permiso para torturarla? – dijo traviesa.

Javier: Adelante – dijo divertido.

Olga con una sonrisa pícara, bajo sensualmente entre las piernas de su amiga y se colocó entre sus piernas, con la cara delante de su coño y comenzó a pasar su lengua por su coño, haciéndola gemir.

Rachel: ¡Oh sí, que bien usas la lengua, zorra!

Olga: Prepárate, putita, voy a comerte el coño y vas a chorrear – dijo cachonda por la situación.

Olga comenzó a comerle el coño más intensamente a Rachel, haciéndola gemir. Javier observaba caliente el espectáculo que ambas le daban. Rachel disfrutaba de la comida de coño de su amiga mientras la agarraba del pelo y la hundía aún más en su coño. Olga le comía con gula el coño, nunca había tenido tendencias homosexuales, pero debía reconocer que le estaba gustando comerle el coño a su amiga y más con su amado mirándola.

Rachel: ¡Oh sí, cómeme el coño, zorra, sí, así! ¡Qué bien usas tu lengua, zorra!

Olga: Tienes un coño riquísimo – gimió.

Olga siguió comiéndole el coño a su amiga hasta que empezó a correrse salvajemente. Cuando Rachel se corrió, Javier se levantó de la silla y se acercó a ambas para corroborar que Olga también estaba cachonda. Javier cogió a Olga del pelo y la levantó con dureza y la empujó a la cama al lado de su hermana y la colocó en la misma postura.

Javier: ¿No crees que tienes que devolverle el favor a Olga, hermanita? – dijo levantándola de la cama del brazo y colocándola encima de ella.

Rachel: Como mi hombre ordene – dijo con voz post orgásmica – Prepárate zorra, te voy a comer entera.

Olga: A ver si es verdad, putita.

Rachel comenzó a besarla apasionadamente, saboreando su sabor de la boca de su amiga, fue bajando lenta y sensualmente por su cuello a sus tetas y empezó a comérselas y a morderlas con suavidad.

Olga: ¡Oh sí, cómeme las tetas, putita, déjamelas listas para mi hombre, sí! – gimió.

Rachel: Nuestro hombre se pondrá las botas, entonces – dijo mordiéndole el pezón con mayor intensidad.

Rachel subió de las tetas de su amiga para volver a besarla con lengua, mirando a Javier sensualmente, mientras Olga suspiraba en el beso de su amiga. Javier se volvió a sentar mirando como su hermana calentaba a su amiga, más todavía, bajando de nuevo a sus tetas ara lamerlas y pellizcarlas.  Cuando los gemidos de Olga subieron de tono, Rachel bajó con su lengua por su cuerpo hasta su coño y empezó a lamerlo.

Olga: ¡Oh sí, me encanta, sigue comiéndome el coño, putita, déjalo listo para que mi hombre me lo rompa! – gimió.

Rachel: Creo que nuestro hombre nos va a romper el coño a ambas – dijo mirando pícaramente a un excitado Javier.

Javier: Necesitáis más que eso para que os haga mías.

Olga: ¡Sigue comiéndome el coño, putita! – dijo agarrando sus pelos y apretando su cara contra su coño encharcado.

Rachel se vio presionada contra el coño mojado de su amiga y, después de la sorpresa, comenzó a devorarle el coño con ardor. Javier lo veía ahora divertido cómo Olga le daba de comer su coño a su hermanita. Olga miraba a su amado y colapsó excitada por su mirada de deseo.

Olga: ¡Oh sí, cómeme el coño, sí, me corro, putita, me corro, sí, sí!

Rachel: ¡Mmmmhhhggggg!

Vio Javier como se corría Olga y decidió seguir con el juego. Se volvió a levantar de la silla y cogía de los pelos a su hermana para sujetarla mientras tiraba de Olga posicionándola tumbada en la cama y colocó a su hermana encima a horcajadas.

Javier: Ya está bien de juegos, quiero una tortilla – les advirtió - ¡hacerlo! – les ordenó.

Olga/ Rachel: Sí, mi amor.

Rachel se colocó con las piernas abiertas en forma de V y se entrelazó con las piernas de Olga, que se incorporó en la cama para pellizcarle los pezones a Rachel. Ambas se rozaron los coños suavemente.

Olga: ¡Oh sí, me encanta la sensación de un coño rozando el mío!

Rachel: ¡Oh sí, a mí también, sí!

Rachel empezó a moverse, haciendo la tijera, mientras Olga echaba a cabeza para atrás por el placer. Unos segundos después, ya desatada, Olga subió la cabeza y mirando a Rachel le agarró del culo y tiró contra ella, profundizando el roce.

Olga: ¡Oh sí, quiero más, quiero correrme mirando tu cara de puta!

Rachel: ¡Y yo también, zorra, sigue moviendo tu culo, perra!

Olga y Rachel profundizaron el contacto de sus mojados coños empezaron a gemir más ruidosamente. Luego de unos minutos viendo cómo ambas se contenían, Javier se levantó de la silla para forzarlas de nuevo a que se desinhibieran y les pellizcó los pezones con algo de dureza a ambas haciéndolas gritar de placer.

Javier: Quiero que mis mujeres se abran conmigo, desataros como buenas putas si queréis esto – dijo agarrándose la polla.

Olga/Rachel: ¡Oh sí, mi amor! ¡Cómo tu desees, sí!

Ambas empezaron a intensificar, no solo su roce de coños, sino también sus manoseos entre ellas. Olga comenzó a tocar, acariciar y pellizcarle las tetas a Rachel mientras Rachel le agarraba del culo y le cogía una teta con fuerza. Javier, contento por la interactuación entre ellas se volvió a sentar. Rachel le cogió una mano a Olga de sus tetas y se la llevó a la boca para empezar a chupar sus dedos como si de una polla se tratase.

Olga: ¡Oh sí, me encanta, putita, estás muy buena, sí, no quiero parar, sí, sigue chupando mis dedos, cerda!

Rachel: ¡Oh, sí, sí, me encanta, te como tus dedos como si fueran la polla de mi amado hermanito, sí, que ricos, quiero más!

Olga pellizcó con dureza los pezones de Rachel, haciéndola gritar de placer, pero le calló la boca metiéndole los cuatro dedos en su boca. Rachel, como respuesta, le metió un par de dedos en su culo a Olga haciéndola gemir ruidosamente y que se rozara más intensamente. Tras unos minutos así, ambas se corrieron como putas cachondas mientras gritaban mirándose entre ellas y a Javier.

Olga: ¡Oh sí, me corro, putita, me corro, sí, sí! ¡Javier!

Rachel: ¡Oh sí, sí, sí, me corro, sí, sí! ¡Javier!

Tras correrse, ambas, como impulsadas como resortes, saltaron de la cama, pero para sorpresa de Javier, en vez de dirigirse hacia él se acercaron la una a la otra y se besaron apasionadamente. Entre besos Rachel se tumbó boca arriba en la cama y Olga se colocó sentada encima de su cara, inclinándose hacía la entrepierna de Rachel, haciendo un 69. Javier estaba algo anonadado por la iniciativa de ambas, pero también muy satisfecho. Ambas comenzaron a comerse los coños y para sorpresa de Javier, sus culos, gimiendo y disfrutando. Ambas se tocaban y comían los coños mientras jugaban con los dedos en sus culos. Luego de unos minutos, ambas se corrieron ruidosamente.

Olga: ¡Mmmmhhhggggg! ¡Mmmmhhhggggg! ¡Mmmmhhhggggg!

Rachel: ¡Mmmmhhhggggg! ¡Mmmmhhhggggg!

Sabiendo que ya estaban listas y que estaban disfrutando, Javier se fue de la habitación sin ser notado por ambas chicas. Se dirigía a su habitación, pero de camino se encontró a Lucía, completamente desnuda, sentada en su puerta.

Javier: ¿Me estabas esperando? – dijo curioso.

Lucía: Sí, amo – susurró.

Javier: ¿Necesitas algo? – dijo curioso.

Lucía: Saber si mi amo me va a castigar – susurró.

Javier: No te entiendo – dijo perdido.

Lucía: Antes he enfadado a mi amo, su esclava quiere saber que castigo le impone – dijo con algo de temor.

Javier, que en principio no sabía a qué se refería la rubia, cayó en lo que había pasado en el granero. Sonriendo travieso, agarró a la rubia y la metió a su habitación, cerrando la puerta tras de sí. Lucía, desorientada, le miró.

Javier: ¿Eres virgen, prima? – preguntó verdaderamente curioso.

Lucía: Sí, amo – susurró mirando al suelo.

Javier: ¡Mírame! – ordenó - ¿Por qué?

Lucía: No he tenido la oportunidad de que mi amo me hiciera suya, nunca – se explicó susurrante – Ni antes de serlo ni ahora.

Javier: ¿Siempre te has sentido atraída por mí? – dijo curioso desnudándose.

Lucía: Sí, amo – susurró sin poder evitar mirar su polla.

Javier: Antes de castigarte, te voy a dejar jugar con mi polla – dijo sabedor del deseo con la que la miraba – Puedes hacerle lo que quieras.

Lucía no esperó confirmación, rauda se abalanzó hacía su morcillona polla y la engulló de una sola vez hasta su garganta, gimiendo de deseo. Javier se sentó en la cama y Lucía, sin sacar su polla de su boca empezó una mamada muy profunda mientras se colocaba entre sus piernas a cuatro patas y con ambas manos en el duro culo de su primo.

Javier: ¡Eso, puta, trágate toda mi polla, pónmela dura! – le azotó el culo.

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhhh!

Lucía soltó una mano del culo de su primo y le agarró los huevos. Se sacó su polla de la boca para respirar y comenzó a lamerle los huevos mientras lo pajeaba suavemente sin dejar de mirarle a los ojos.

Javier: ¡Oh sí, puta! ¡Qué bien la comes! – le pellizcó el pezón - ¿Tanto deseabas mi polla, zorra?

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! ¡Muchísimo, amo, me encanta su polla!

Javier: ¿Por eso nunca me dejabas ni rozarte, ni tocarte de refilón? – dijo algo cabreado – Siempre que te tocaba lo hacía a posta, me gustaban tus tetas.

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! No lo hacía por gusto, amo, sino para no caer en tus brazos, ¡somos primos! – dijo llorando – Solo te provocaba para saber si te gustaba, me ponía bruta.

Javier: ¡Eso no te impide ahora comerme la polla! – dijo incrustándosela de nuevo en la garganta de un empellón y dejándola ahí unos segundos - ¿Qué ha cambiado? – dijo sacándosela.

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! Que ahora soy libre para amarte, adorarte, ser tuya, amo – dijo mirándole a los ojos llorosa.

Javier: Ahora vas a comerme la polla, porque voy a violarte, por puta calienta pollas – dijo volviendo a incrustarle la polla en su garganta.

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhhh!

Lucía recibía una follada de boca en toda regla de Javier, lo hacía gustosa, le encantaba el sexo duro, siempre se lo imaginó así, le encantaba pensar en que Javier la follara violentamente por provocarle, por ponerle cachondo, era su fantasía. Javier empezó a follarle la boca a su prima con salvajismo, con dureza.

Javier: ¡Toma polla, puta, que boca tienes, sí, engulle mi polla, sí, así, puta traga pollas!

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhhh!

Javier le folló la boca a su prima hasta que notó que se iba a correr, solo entonces paró y la empujó tirándola al suelo. Al verla ahí, con las piernas abiertas, no lo dudó, y enloquecido, la espatarró y sin ningún miramiento le ensartó la polla en su coño encharcado

Javier: ¡Toma polla, puta! – le mordió el pezón duramente.

Lucía: ¡Oh sí, sí, sí, me duele, pero me encanta, amo, sí, qué polla tienes, me abre entera, me vas a partir, sí, sí! – gritaba de placer.

Javier: ¡Es lo que te mereces por puta calienta pollas! ¡Y por mirona! – decía entre mordiscos a sus pezones.

Lucía: ¡Sí, sí, sí, amo, castigue a su puta, dame un duro correctivo, sí, sí, sí, sí!

Javier comenzó a follarla salvajemente sin importarle los gritos entre dolor y placer de su prima. Lucía estaba encantada con su primo, por la fuerza, por el deseo y por el salvajismo con el que se la follaba. Javier le incrustaba su polla entera en su coño y la sacaba del todo para volverla a incrustar hasta el fondo. Lucía no aguantaba más.

Lucía: ¡Amo, sí, no pares, necesito correrme, por favor, amo, sí, sí!

Javier: ¡Córrete, puta, demuéstrame tu deseo, tu amor por mí, tu sumisión a mí! – gimió en su boca mientras le mordía el labio con dureza.

Lucía: ¡Oh sí, amo, me corro, por fin me corro con tu polla, sí, sí, sí, no pares, sí, amo, me encanta, sí, sí, sí, me corro!

Javier, siguió follándola así haciendo a su prima encadenar varios orgasmos, hasta que unos minutos después, le sacó la polla del coño, la levantó un poco y la colocó a cuatro patas para volverla a ensartar toda su polla por el coño mientras ahora, le pellizcaba los pezones y le azotaba el culo.

Javier: ¡Tienes un buen coño, puta, me encanta follarte! – le azotó el culo.

Lucía: ¡Mmmmmhhhhh! ¡No dejes de follarme nunca, amo, te necesito, sí, sí, sí, me encanta como me rompes el coño!

Javier empezó a acariciar el ojete de Lucía, que dio un respingó al notarlo, pero le dejó hacer. Javier comenzó a incrustar un dedo en su culo mientras no dejaba de follarla salvajemente por el coño. Lucía subió el culo para facilitarle la maniobra a Javier. Luego de unos minutos, tras haberle abierto un poco el ojete, le sacó la polla de su coño y se la colocó en la entrada de su culo y le metió la cabeza de su polla.

Javier: ¡Espero que estés lista para esto! – le azotó el culo - ¡Voy a follarte el culo que nunca me has dejado tocar, puta! – dijo incrustándole la polla de una estocada lenta en el fondo de su culo.

Lucía: ¡Oh sí, sí, me duele, me duele, pero no pares, castiga a tu puta, dale duro a mi culo, rómpeme el culo, sí, sí, sí!

Javier comenzó a follarle el culo, primero despacio, pero incrementando el ritmo de la follada al culo de su prima. Lucía, pasó pronto del dolor al más puro placer, encadenando orgasmos mientras Javier le pellizcaba sus pezones duramente y le azotaba el culo marcando sus penetraciones. Luego de unos minutos de intensa follada, Javier se corrió en el culo de su prima.

Javier: ¡Toma polla, puta sí, me voy a correr, cerda, sí! – le azotó el culo.

Lucía: ¡Oh sí, sí, sí, me encanta, sigue follándome, sí, así, no pares, más duro, amo, sí, córrete en tu puta, sí, dale tu leche!

Javier: ¡Oh sí, uta, me voy a correr en tu culo, perra, sí, toma mi leche, toma polla, sí, sí! – le azotó el culo.

Lucía: ¡Oh sí, me corro, me encanta sentir cómo me llenas de leche, sí, sí, sí, no pares, sí, dámela toda!

Javier se corrió en el culo de su prima bestialmente mientras Lucia se unía a su primo con un orgasmo ensordecedor, bestial, brutal. Luego de ambos correrse, Javier se levanta y Lucía cae al suelo, sin fuerzas. Javier vio su culo y su coño llenos de sangre, su culo rojo, y fue a por crema al baño. Cuando volvió con la crema cogió a su prima y la colocó en la cama tumbada boca abajo.

Javier: ¿Estás bien? – dijo algo culpable.

Lucía: ¡En mi vida he estado mejor! – rio feliz – Mi amo me ha hecho suya, estoy en las nubes.

Javier: Pero te he hecho daño, perdón, no sé qué me ha pasado…

Lucía: No tienes que pedirme perdón, mi amor, mi amo, mi dueño – dijo amorosamente callándole la boca con un dedo de forma tierna – Me has hecho la mujer más feliz de este mundo, me has hecho tuya, y me has cumplido mi fantasía.

Javier: ¿Qué fantasía? – dijo curioso.

Lucía: Tenía la fantasía de que me violaras salvajemente por ponerte cachondo – confesó – Y me lo has cumplido con creces – sonrió - ¡No voy a poner sentarme en un mes! – dijo feliz.

Javier: Siempre he querido hacerte esto – reconoció – Yo intentaba tocarte, tú te me acercabas, me provocabas y luego me huías.

Lucía: Desde que tengo uso de razón estoy enamorada de ti – dijo girándose y besándolo amorosamente – Si tú llegas a tocarme, te hubiera violado yo a ti hace mucho – se rio.

Javier: Hubiera estado gracioso – dijo riendo – Te amo, rubia – dijo besándola con amor, con pasión.

Lucía: Yo te amo infinito, mi amor, mi amo, mi dueño, te deseo, te necesito, te adoro, eres mi dios, mi semental – decía entre besos.

Javier: Descansa anda – dijo acariciando su pelo – Voy a dar una vuelta de reconocimiento por la zona.

Lucía: Vale, mi vida, ten cuidado.

Javier salió fuera a dar una vuelta a la granja para comprobar que todo estaba en orden y de paso seguir cuidando a los animales y el huerto. Pero, aunque había disfrutado mucho follando a su prima y la quería, no podía evitar sentirse mal, recordando cómo lo trataba antes de que todo pasara. Un sentimiento de ira irracional se apoderó de él y decidió que al menos por un tiempo no tendría sexo con ella, pues se le pasaba por la cabeza todo tipo de castigos sadomasoquistas y no quería pasarse de la raya.