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Gracias a las drogas me follé a mi madre

en Amor filial

La familia Martínez López, está compuesta por 3 miembros, el padre, la madre y el hijo.

Felipe Martínez es un hombre de 42 años, empresario hostelero, dueño de una cadena de hoteles. Es un hombre corpulento, alto, fuerte, con el pelo corto y elegante. Tiene los ojos oscuros y es atractivo.

Lorena López, es una mujer de 41 años, ama de casa. Es una mujer alta, que cuida su figura para verse atractiva para su marido, tenía buen cuerpo, con un culo prieto y respingón, una cintura de avispa, unas piernas largas y torneadas, unas tetas grandes y bien puestas, una cara preciosa con unos ojos claros y unos labios gruesos. Es una diosa.

Vicente Martínez, es un chico de 16 años. Es un chico alto, como su padre, robusto, fuerte y con ojos oscuros. Tenía éxito entre las chicas, pero le obsesionaba su madre.

Felipe y Lorena tenían una vida muy ajetreada, sobre todo Felipe con su trabajo y apenas tenían tiempo para salir juntos por ahí. Para divertirse se quedaban en casa y veían películas o cenaban romántica y relajadamente. Lorena no era muy activa sexualmente y por ello, Felipe, con el consentimiento de ella, le daba ibogaína, una droga para estimular sexualmente. Felipe trabajaba con muchas mujeres atractivas y al llegar a casa siempre quería sexo con su mujer, pero ella no necesitaba tanto sexo. Una noche, mientras cenaban, Felipe le dio a su mujer la droga. Aprovechaban que su hijo había salido con sus amigos para divertirse. Después de cenar, bailaron pegados, rozándose los cuerpos sensualmente. La droga ya había hecho efecto. Ambos se empezaron a besar apasionadamente mientras se desnudaban, lento, sin prisas. Cuando se terminaron de desnudar, Felipe comenzó a jugar con su mujer.

Felipe: Bueno cariño, ¿quieres juerga o prefieres dormir? -dijo con una mirada traviesa.

Lorena: Tu puta siempre quiere juerga -dijo cachonda perdida.

Felipe besó a su mujer apasionadamente mientras la metía mano, sin aguantar la calentura. Le tocaba sus preciosas tetas y el culo. Lorena se dejaba hacer encantada mientras ella también lo tocaba en el pecho. Cada vez estaban más calientes.

Lorena: Mi amor, esto necesita cuidados - dijo pícara agarrando su polla.

Felipe: Y a qué esperas zorra, ¿una invitación?

Lorena agarró más fuerte su polla y empezó a masturbarlo. Felipe agarró a su mujer de los hombros y la hizo agacharse, hasta quedar a la altura de su polla.

Lorena: Mi amor, me encanta tu polla, mi vida -dijo lujuriosa mientras la lamía.

Felipe: Vamos zorra, demuestra lo bien que la chupas.

Lorena: Agárrate mi amor que vienen curvas -dijo empezando a comerle la polla.

Felipe: ¡¡Lorena!! ¡Si mi amor, sí! ¡Qué bien lo haces, mi vida, sí, así puta!

Lorena: ¿Te gusta mi amor? -dijo parando de chupársela y volviendo a chupársela ahora más profundo.

Felipe: ¡Oh sí! Eres la mejor chupapollas ¡Sí! Vas a hacer que me corra, ¡puta! ¡Sí!

Lorena quería llevar a Felipe al límite, quería que la tratase como lo que se sentía, una puta, su puta, su mujer, su todo. No dejaba de chuparle la polla cada vez más rápido y profunda haciéndolo enloquecer. Ella se sentía más cachonda gracias a la droga y deseaba comerse esa polla y que explotara en su boca para tragarse hasta la última gota. Luego de unos minutos de mamada intensa, Felipe se corrió en la boca de su mujer.

Felipe: ¡Sí puta, sí! ¡Te vas a llevar mi leche! ¡Oh sí! ¡Toma leche, puta, tómala toda! ¡Oh sí, me vacío en tu boca de puta! ¡Sí, toma leche!

Lorena no se apartó, sino que siguió chupándosela aún más rápido y profundo hasta que sintió la corrida de Felipe en su garganta. Se tragó toda la corrida gustosa, como un manjar. Cuando Felipe terminó de correrse levantó a su mujer y la besó apasionadamente mientras saboreaba su propia corrida. Lorena se relamía.

Lorena: ¡Oh sí, que rica leche, mi vida! ¿Te ha gustado, mi amor? -preguntó curiosa.

Felipe: Mucho mi vida, gracias por chupármela, lo necesitaba -dijo excitado y agradecido.

Lorena: Lo que sea por mi hombre, mi amor -dijo amorosa y tierna- ¡Te amo! Soy tu mujer, tu puta, tu esclava, soy tuya, siempre lo he sido, te amo mi amor -dijo cachonda.

Felipe: Por supuesto, puta- -dijo metiéndola mano y viendo lo encharcado que tenía el coño – pero esto no va a quedar así, perra -dijo con deseo.

Felipe la tumbó encima de la mesa y la empezó a tocar las tetas mientras la besaba apasionadamente. Lorena se dejaba hacer encantada. Felipe la tocaba todo el cuerpo delicadamente, la besaba el cuello y bajaba a sus tetas, las comía, mordía, lamía, estrujaba, pellizcaba, le hacía de todo mientras con la otra mano la tocaba el coño.

Lorena: ¡Oh sí, mi vida, sigue, así! ¡Cómeme el coño, oh sí, que gusto, mi amor! ¡Qué bien lo haces, sí, me encanta!

Felipe seguía a lo suyo sin dejar de comerle las tetas, empezaba a bajar poco a poco hasta su coño. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su mujer. Lorena gemía de placer, estaba muy caliente.

Lorena: Mi amor, me matas de placer, ¡oh sí! Por favor, ¡cómemelo, sí! ¡No pares, usa tu lengua, así, sí, me corro, sí, más, más! ¡Sí! ¡Qué bien usas la lengua, mi amor! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro!

Felipe le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su mujer al límite una y otra vez. Lorena se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su marido.

Lorena: ¡Sí! ¡No pares, sigue, más, me encanta, oh sí, más, así, más, no pares, más! ¡Sí! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro!

Felipe se tragaba la corrida de Lorena con gusto. Luego de unos minutos, Felipe se colocó de pie, entre sus piernas y colocó sus tobillos en sus hombros para penetrarla de una estocada el coño, despacio para no hacerla daño.

Lorena: ¡Oh sí, mi amor, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! ¡Qué bueno eres follando a tu puta, mi amor! ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, oh sí!

Felipe se la follaba cada vez más rápido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso y sin dejar de comerla las tetas. Lorena no aguantaba más y empujó a su marido, que cayó en el sofá y se colocó encima de su marido, penetrándose con su polla su coño y comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. Felipe seguía comiéndole las tetas y tocándole el culo.

Lorena: ¡Si, mi amor como me gusta, sí! ¡Sigue mi amor, no pares, sí mi vida, más, más! ¡Me corro! ¡Vamos amo, dame tu leche en mi útero, dámela toda dentro de mi coño! ¡Llénale el coño con tu deliciosa leche a tu puta, amo! ¡Oh sí!

Felipe: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Sí toma polla, sí, que apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te lo voy a llenar de leche! ¡Sí! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar de leche! ¡Sí! ¡Me corro!

Tras la corrida, copiosa y abundante de él, y la corrida simultanea de ella, ambos se sentaron en el sofá abrazados.

Lorena: ¡Me ha encantado, mi amor! ¡Eres un semental! – dijo abrazada a él - ¿Te ha gustado?

Felipe: Si -dijo sonriendo lascivo – Eres toda una diosa en la cama, mi amor, pero yo quiero reventar tu culito – dijo agarrándoselo.

Lorena: ¿Quieres follar mi culo, mi amor? -dijo amorosa.

Felipe: Si -dijo mirándola con deseo - mereces un castigo por puta -dijo con lujuria mientras le daba un azote.

Lorena: Es todo tuyo mi amor, úsalo cuando quieras mi vida -dijo sumisamente y deseosa de que lo hiciera.

Felipe comenzó a comerle las tetas mientras Lorena le masturbaba. Se colocaron en posición de 69 y mientras Lorena le comía la polla dejándola bien ensalivada para cuando la follara el culo mientras le tocaba los testículos, Felipe le comía el coño y le metía dos dedos por el culo haciéndola gemir. Él, después de unos minutos le metía prácticamente el puño por el culo, ella gritaba de placer.

Lorena: ¡Oh si mi amor, como me gusta! ¡Sí, sigue mi vida, no pares!

Felipe le mordía el clítoris mientras le lamía el coño haciéndola correrse. Lorena estaba en el cielo.

Lorena: ¡Oh sí mi amor, más, más! ¡Me corro!

Lorena se corrió en la boca de Felipe mientras lo masturbaba. Cuando se corrió, Felipe la colocó a cuatro patas sobre el sofá y se puso a jugar con su polla en su culo. Cuando empezó a meterle la polla por el culo Lorena suplicaba más.

Lorena: ¡Mi amor, folla mi culo, amo, dame bien fuerte por el culo! ¡Vamos mi amor, lo estoy deseando mi vida! ¡Folla mi culo! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares!

Felipe estaba muy caliente oyendo a Lorena suplicar que se la follara por el culo. La penetró despacio, pero de una sola estocada. Lorena comenzó a gritar mientras Felipe la follaba despacio al principio para poco a poco aumentar el ritmo de la follada a un ritmo vertiginoso, endiablado, salvaje a petición de ella mientras la azotaba el culo y le pellizcaba los pezones. Lorena estaba en el cielo.

Lorena: ¡Oh sí, mi amor! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Qué bien follas amo, dame polla, así, sigue, más duro, así, azótame, pellízcame! ¡Oh sí!

Felipe complacía a Lorena mientras la follaba el culo, prácticamente la taladraba el culo con su polla.

Felipe: ¡Toma polla, puta! ¡Qué culazo tienes zorra, que estrecho! ¡Oh sí, toma polla! ¡Qué apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar el culo de leche, por puta! ¡Sí, me corro!

Lorena: ¡Oh sí, mi amor! ¡Dame tu leche en mi culo, en el culo de tu puta, oh sí! ¡Me corro, oh sí! ¡Me encanta sentir como me rellenas de leche, mi amor, me corro, sí, oh sí!

Lorena se corría una y otra vez, sin descanso, cuando sintió que Felipe la rellenaba el culo de leche caliente y espesa se corrió por última vez y ambos cayeron rendidos en el sofá.

Lorena: ¿Se ha quedado a gusto mi amado marido? ¿O quiere más? -dijo deseosa y complaciente.

Felipe: No ha estado mal cariño, pero antes de dormir quiero que me hagas una cubana con esas tetas grandes que tienes -dijo con deseo mientras la acariciaba.

Lorena: Con mucho gusto, mi amor -dijo sensualmente.

Después de unos minutos de descanso, Lorena se colocó entre las piernas de Felipe y le rozaba con las tetas su polla. Comenzó a chuparla con pasión, a lamerla con fruición y deseo, cuando estuvo bien lubricada se la metió entre las tetas y empezó con la cubana mientras le lamía la punta de la polla.

Felipe: ¡Oh sí, puta, así! ¡Qué buena zorra eres cariño! ¡Oh sí, como me gusta, no pares, sí!

Lorena poco a poco aumentaba el ritmo y la presión que ejercía en la polla de Felipe mientras le succionaba con más fuerza la cabeza de su polla, haciéndolo gemir más fuerte.

Lorena: ¿Te gusta, mi amor? Ahora verás lo que te va a hacer tu mujercita, mi vida -dijo con picardía y travesura.

Felipe: ¡Oh sí, puta, así! ¡Cómete mi polla, así, sí, usa tus tetas, sí, como me encanta, sí chúpamela, perra! ¡Oh sí, como me gusta, no pares, oh sí!

Lorena comenzó a comerle lo que sobresalía de la polla de Felipe mientras lo masturbaba con sus tetas llevando a Felipe al cielo. Unos minutos después, Felipe se corrió en la boca de Lorena que se tragó la leche de Felipe con gula, pasión y deseo.

Felipe: ¡Oh sí, trágatelo todo, puta! ¡Oh sí, qué bien lo haces, oh sí, sí, así! ¡Toma leche, puta, sí!

Felipe se corrió por última vez como un animal en la boca de su mujer, que se tragaba la corrida de su marido como si fuera el mejor manjar del planeta. Cuando Felipe se corrió se fueron a la cama y se tumbaron abrazaditos y desnudos ya dispuestos a dormir.

Lorena: ¿Te ha gustado todo, mi amor?

Felipe: ¡Sí, mi amor! Cada día te superas más – dijo besándola con pasión.

Lorena: Lástima que solo me pongo así si tomo esa dichosa droga – se lamentó.

Felipe: No pasa nada, mi amor. Te amo – dijo besándola antes de quedarse dormido abrazado a ella.

Lorena: Te amo, mi amor – dijo devolviéndole el beso y acurrucándose en los brazos de su marido.

Ambos se quedaron dormidos enseguida en los brazos del otro. Lo que no sabían era que su hijo Vicente había regresado antes y había contemplado la mayoría del sexo entre sus padres, poniéndose muy cachondo viendo a su madre follada como una puta.

Durante los días siguientes, Vicente no dejaba de observar a su madre. La veía como se movía, como cocinaba. Lorena notaba raro a su hijo, mirándola todo el tiempo, pero cómo luego le sonreía o le decía lo guapa que estaba o le daba un beso y se iba, no le daba importancia, al fin y al cabo, así se comportaba siempre. Felipe no notaba nada raro en su hijo. Vicente entró a su casa, venía de estudiar en la biblioteca y le extrañó no ver a su madre. La buscó por toda la casa y no la encontró. Se dirigió al baño para darse una relajante ducha, pero no pudo, ya estaba ocupado. La puerta estaba abierta, entornada, pero sin cerrar y su madre estaba dentro, dándose una ducha.

Vicente: ¡No me lo puedo creer! – pensó - ¡Por fin la vuelvo a ver desnuda!

Lorena estaba de perfil en la ducha, con los ojos cerrados mientras se lavaba la cabeza. Se veían claramente sus tetas, pero no sus piernas por el vaho. Se recreó viéndola, como se lavaba, era completamente sexy. Tuvo una erección de campeonato. Estuvo mirando a su madre mientras empezó a tocarse la polla por encima del pantalón vaquero que llevaba. Lorena, ajena a todo, se lavaba tocándose cada centímetro de su cuerpo. Tan ensimismada en lo suyo estaba, que no vio como su hijo, escondido detrás de la puerta, se sacaba la polla y se comenzaba a pajear mientras la miraba.

Vicente: ¡Joder! ¿Cómo puede estar tan buena? – pensó mientras se empezaba a masturbar frenéticamente - ¡Estás buenísima, mamá, que follada te metía! – susurró.

Vicente siguió masturbándose durante un par de minutos, hasta que, justo cuando se iba a correr, su madre se giró, quedando de frente a su hijo y lo vio. Vicente no pudo parar, le pudo la excitación y el morbo del momento, y se corrió abundantemente ante la sorpresa de su madre, que no supo reaccionar. Vicente salió corriendo a su habitación para evitar a su madre, que al ver a su hijo salir huyendo reaccionó, y terminó de ducharse. Lorena salió de la ducha y se secó, aún atónita con lo que acababa de pasar. No sabía qué pensar. Salió del baño y se dirigió nerviosa a su habitación, dónde se cerró con el cerrojo para vestirse tranquila. Vicente, por su parte, aún excitado por lo que había pasado, solo pensaba en cómo hacer caer a su madre en sus brazos voluntariamente. Pensó en buscar la droga que le daba su padre para ponerla cachonda.

Vicente salió discretamente de su habitación y comprobó que su madre estaba en la suya. Se dirigió al despacho de su padre y cerró la puerta, se dirigió a la mesa del escritorio y comenzó a buscar. Rebuscó y rebuscó, pero solo encontró papeles y papeles. Hasta que se giró y vio que el cuadro de detrás del escritorio no estaba pegado a la pared. Se asomó y apartó el cuadro sacando a la luz la caja de seguridad de su padre. Supo en ese momento que ahí estaría la droga. Se puso a pensar como poder abrirla y se quedó mirando las fotos de su padre y encontró la solución: la fecha de su boda. La introdujo en el teclado y se abrió.

Vicente: ¡Soy un genio! – festejó – Mamá, eres mía – dijo mirando unos botes que supo que eran la droga.

Lorena, estaba en su habitación, pensando en lo que había sucedido. Se puso a pensar en cómo la miraba su hijo a menudo y pensó que lo normal, pues era la mujer más cercana que tenía su hijo para que se fijara sexualmente en ella. Pensaba tanto en eso, que no se dio cuenta como se iba humedeciendo su coño. Pensó que le gustaba sentirse deseada, aunque fuera por su propio hijo, lo vio tierno. Cuando reaccionó, estaba delante del espejo, desnuda y con una mano sobándose las tetas y otra acariciándose el coño. Se sorprendió, pero no paró al darse cuenta lo mojada que estaba. No le pasaba desde antes de casarse con su marido.

Lorena: ¡Oh, no puede ser! – gimió masturbándose - ¡Oh sí, sí, estoy cachonda!

Lorena se sentó enfrente del espejo, en el borde de la cama. Siguió masturbándose mientras se miraba al espejo. No se podía sacar a su hijo de la cabeza, la paja que se hijo mientras la veía ducharse. Se imaginaba la polla de su hijo, dura, mientras la observaba lavarse su cuerpo.

Lorena: ¡Oh sí, mírame cariño, mira a mami! – gimió - ¡Oh sí, sí, menéatela mirando a mami!

Lorena siguió masturbándose, cada vez más fuerte, más cachonda, sin dejar de imaginar a su hijo pajeándose mientras la mira. Con ese pensamiento se corrió como loca, como nunca antes se había corrido, gimiendo y gritando de placer mientras se mordía el labio para contenerse, mientras se imaginaba a su hijo soltando toda su corrida mientras la miraba.

Lorena: ¡Oh sí, cariño, córrete para mami! – gimió - ¡Oh sí, mami se corre, sí, sí, sí, me corro!

Lorena, luego de terminar de correrse, se sentía mal, mareada. Pensaba que lo que había hecho estaba mal. Ella estaba casada y se debía masturbar pensando en su marido, su marido sería la que le pusiera cachonda. Se puso a llorar, desconsolada, pensando que era una mala madre. Luego de unos minutos se calmó, pensando que sería solo el morbo y que pondría distancia con su hijo para que no volviera a ocurrir. Se vistió y salió de la habitación para hacer sus quehaceres.

Vicente se encontraba ya en su habitación pensando un plan para hacer caer a su madre. Primero pensó en echarle la droga en el agua durante la comida, pero recordó que su padre comía con ellos. Luego sopesó la idea de meterle la droga en el desayuno, pero también estaba su padre. Hasta que llegó a la idea final: Le metería la droga en su té. No se daría cuenta. Era brillante.

Durante el resto del día, Lorena no dejaba de pensar en su hijo, no sabía si hablar con él o dejarlo pasar, al fin y al cao era la primera vez que pasaba. Por otro lado, cuanto más pensaba en lo ocurrido, más cachonda se ponía. Tuvo que aguantarse las ganas de masturbarse de nuevo un par de veces. Más tarde, cuando llegó Felipe, cenaron como siempre, sin comentario de lo ocurrido. Durante la cena, Lorena no podía mirar a su hijo a la cara, pues se imaginaba su polla y se ponía cachonda. Vicente, por su lado, actuaba normal, hablando con su padre de cosas triviales.

Vicente: Papá, tengo unas dudas en contabilidad, ¿me podrías ayudar este finde?

Felipe: Claro campeón, tu padre te ayuda – dijo orgulloso - ¿Qué tal el día?

Vicente: Bien papá, lo normal, mucho estudio. Este sábado tengo cumpleaños, no cenaré aquí – dijo mirando a ambos.

Felipe: Me alegro que te diviertas también, campeón – dijo divertido - ¿Qué tal tu día, amor?

Lorena: ¿Qué? – dijo ruborizada.

Felipe: Que qué tal tu día, ¿estás bien? – dijo notándola algo rara.

Lorena: No, amor, estoy bien – dijo sofocada pensando en su hijo – Mi día normal, mucho qué hacer en casa.

La cena transcurrió normal. Luego vieron un rato la televisión en familia y se fueron a dormir. Lorena estaba en el baño y se fijó que había unos pies detrás de la puerta, se veía la sombra. Rápidamente pensó en su hijo y se puso cachonda. Su marido estaba en su despacho y pronto saldría para su habitación. Se puso cómoda, se quitó toda la ropa interior y se quedó sólo con el camisón transparente. Decidió salir de improvisto para ver la cara de su hijo al verla. Vio que se tocaba el paquete, que creció enormemente al tenerla delante. Lorena le sonrió de forma natural.

Lorena: Hola, cariño, ¿ibas al baño? – dijo mirándole descaradamente el paquete – Descarga, que lo necesitas – dijo divertida y cachonda – Buenas noches, cielo – dijo dándole un beso lento y sensual en el moflete.

Vicente: Sí, buenas noches, mamá – dijo sorprendido y caliente al ver a su madre solo con el camisón puesto.

Lorena fue a su habitación moviendo su cuerpo sensualmente mientras andaba, sabedora de que su hijo la miraba embelesado y caliente. Cuando llegó a su habitación su marido ya estaba allí, pasó en silencio y dejo la puerta entornada, sabedora de que su hijo los espiaría, solo de pensarlo se ponía más cachonda. Felipe levantó la mirada al sentir su presencia y se quedó sin aliento al ver a su mujer de esa guisa.

Felipe: Pero bueno, ¿quieres matarme de un infarto? – dijo comiéndosela con los ojos - ¿Qué haces así?

Lorena: ¿Te gusta? – dijo sugerente.

Felipe: ¡Por supuesto, estás buenísima y sexy! – dijo mostrando su erección.

Lorena: ¡Folla a tu mujer, amor!

Felipe contempló anonadado, cómo su mujer se abalanzaba sobre él- No sabía el motivo por el que su mujer estaba cachonda, pero no le importaba, se la iba a follar. Empezó a besar apasionadamente a su mujer. Ambos se empezaron a besar apasionadamente mientras se desnudaban raudamente. Vicente estaba en la puerta observando todo. Cuando se terminaron de desnudar, Felipe comenzó a jugar con su mujer.

Felipe: Te voy a reventar todos tus agujeros a pollazos, puta – dijo agarrándola del pelo.

Lorena: Es lo que más deseo, amor -dijo cachonda perdida.

Felipe besó a su mujer apasionadamente mientras la metía mano, sin aguantar la calentura. Le tocaba sus tetas y el culo, lo amasaba con fuerza. Lorena se dejaba hacer encantada mientras ella también lo tocaba en el pecho y le agarraba su polla pensando en la polla de su hijo. De repente miró hacía la puerta y lo vio allí, observando. Eso le calentó aún más. Hizo como si su hijo no estuviera espiando.

Lorena: Mi amor, necesito tu polla - dijo agarrando su polla con desesperación.

Felipe: ¡Cómetela, perra!

Lorena agarró más fuerte su polla y empezó a masturbarlo y se agachó sin dejar de mirarle a los ojos, hasta que quedó a la altura de su polla y, pensando que era la de su hijo, la engulló entera, haciéndolo gemir.

Felipe: ¡Oh sí, puta, chúpala así, toma rabo!

Lorena: Mi amor, ¡folla mi boca! – le pidió mientras se sacaba su polla de la boca.

Felipe: ¡Oh sí, puta, toma rabo, así, enterita, oh sí, toma polla! ¡Si, sí! ¡Vamos puta, demuestra lo puta que eres!

Vicente no se perdía detalle de la follada de boca que le daba su padre a su madre. Felipe le follaba la boca muy duro a su mujer mientras Lorena se dejaba pensando que esa polla que le perforaba la garganta era la de su hijo. Lorena se sentía muy cachonda sabiéndose observada por su hijo, tanto que se corrió como nunca mientras su marido le follaba su boca. Lorena agarraba el culo a su marido para que le metiera toda su polla mientras le miraba a los ojos, con deseo. Felipe no dejó de follarle la boca a su mujer hasta que, cuando se iba a correr, le sacó la polla de su garganta y la tiró a la cama.

Felipe: ¡Eres la mejor chupapollas, puta! Pero no quiero correrme aún – dijo colocándose encima de ella.

Felipe la tumbó en la cama y la empezó a tocar las tetas mientras la besaba apasionadamente. Lorena se dejaba hacer mientras miraba a la puerta y veía a los ojos a su hijo. Miró hacía su entrepierna y la vio: su polla, más gorda y larga que la de su marido. Se puso más cachonda al imaginarse esa polla por todo su cuerpo. Felipe la tocaba todo el cuerpo, la besaba el cuello y bajaba a sus tetas, las comía, mordía, lamía, estrujaba, pellizcaba, mientras con la otra mano la tocaba el coño.

Lorena: ¡Oh sí, amor, sigue, así, me encanta!

Felipe empezaba a bajar poco a poco hasta su coño. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su mujer. Lorena gemía de placer, estaba muy caliente. Vicente, al ver como su madre le miraba a él y a su polla, comenzó a pajearse lentamente, notando como su madre gemía mas mientras le miraba mordiéndose los labios.

Lorena: ¡Oh sí, cómemelo, sí! ¡No pares, usa tu lengua, así, sí, me corro, sí, más, más! ¡Sí! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro! ¡Sí! ¡No pares, sigue, más, me encanta, oh sí, más, así, más, no pares, más! ¡Sí! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro!

Felipe le comía el coño llevando a su mujer al límite una y otra vez. Lorena se corría sin parar disfrutando de la situación: su hijo pajeándose mientras ambos se observan y su marido comiéndole el coño. Lorena encadenaba orgasmos deseando tener la polla de su hijo en su boca. Felipe se tragaba la corrida de Lorena. Luego de unos minutos, Felipe se colocó entre sus piernas y colocó sus tobillos en sus hombros para penetrarla de una estocada el coño, violentamente.

Lorena: ¡Oh sí, amor, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! ¡Me corro, oh sí, más, me encanta! ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, oh sí!

Felipe se la follaba cada vez más rápido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso y sin dejar de comerla las tetas. Lorena no dejaba de mirar a su hijo mientras Vicente se pajeaba. Felipe seguía comiéndole las tetas y agarrándole el culo con fuerza.

Lorena: ¡Si, amor como me gusta, sí, no pares, sí, más, más! ¡Me corro!

Felipe: ¡Toma polla, puta! ¡Eres una viciosa, puta! ¡Sí toma polla, sí, te voy a reventar el coño a pollazos, perra!

Lorena se corrió viendo como su hijo aumentaba el ritmo de su paja. Luego de unos minutos de intensa follada, Felipe la colocó a cuatro patas sobre la cama, pero ella se puso travesada en la cama, mirando para la puerta y obligando a su marido a colocarse detrás. Felipe se puso a jugar con su polla en su culo. Cuando empezó a meterle la polla por el culo Lorena suplicaba más.

Lorena: ¡Amor, folla mi culo, amor, dame bien fuerte por el culo! ¡Folla mi culo! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares!

Felipe estaba muy caliente oyendo a Lorena suplicar que se la follara por el culo. La penetró despacio, pero de una sola estocada. Lorena comenzó a gritar mientras Felipe la follaba despacio al principio para poco a poco aumentar el ritmo de la follada a un ritmo vertiginoso, endiablado, salvaje a petición de ella mientras la azotaba el culo y le pellizcaba los pezones. Lorena estaba en el cielo. Vicente se pajeaba frenéticamente mientras miraba la follada que recibía su madre y deseando ser él el que se la diera. Su madre, adivinando los pensamientos de su hijo, se corrió sonoramente, deseando lo mismo que él.

Lorena: ¡Oh sí, me corro, sí! ¡Sigue, dame más duro, sigue, no pares, oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Fóllame! – gritó mirando a su hijo.

Felipe: ¡Toma polla, puta! ¡Oh sí, toma polla! ¡Oh sí!

Lorena se corría una y otra vez, sin descanso. Felipe comenzó a alternar el culo y el coño de su mujer mientras Lorena no paraba de disfrutar, viendo a su hijo pajearse cada vez a mayor velocidad. Felipe aumentaba el ritmo de la follada, haciéndola muy intensa, sin dejar de tirarle de los pelos a su mujer, clavándole bien a fondo su polla y azotándola. Luego de unos pocos minutos, en los que Vicente tuvo que aguantar su corrida, Felipe se corrió en el culo de su mujer.

Felipe: ¡Oh sí, me voy a correr en tu culo, puta! ¡Toma mi leche en tus intestinos, perra, oh sí, me corro, sí! ¡Toma leche, puta, sí!

Lorena: ¡Oh sí, córrete para mí sí, me corro, sí! – dijo mirando con deseo a su hijo, con cara de puta viciosa - ¡Oh sí, cuanta leche, sí, más, lléname entera con tu leche, sí! ¡Me corro!

Felipe se corrió como un animal en el culo de su mujer, que recibía su corrida mientras se corría al ver a su hijo correrse bestialmente sobre la puerta de la habitación al mismo tiempo que la miraba a ella y juraría que le decía “toma mi leche, putón”. Cuando Vicente se corrió, salió corriendo de la puerta para evitar que su padre le viera. Cuando Felipe se corrió, Lorena fue al baño a lavarse después de una sesión de besos apasionados y amorosos con su marido. En la puerta vio al salir la cantidad de leche que su hijo había eyaculado, se sorprendió y solo pensaba en recibirla ella. Fue hacía el baño cuando salió su hijo duchado de él. Supuso que se había dado una ducha de agua fría pues aún seguiría caliente. Ese pensamiento la calentó y divirtió.

Lorena: Buenas noches, cariño, ¿tienes calor? – dijo mirándole descaradamente.

Vicente: Sí, hace mucho calor esta noche, mamá – dijo mirando a su madre, en camisón descaradamente.

Lorena: Te comprendo – dijo sugerente – Espero que te haya gustado el espectáculo – dijo risueña – has echado mucha leche.

Vicente: Bueno – dijo no sabiendo que decir – Sí, me ha gustado mucho el espectáculo – dijo al fin – ha sido…entretenido – dijo mirándola de arriba abajo con lascivia.

Lorena: Me alegro, cariño – dijo sonriéndole – Voy a lavarme, que tu padre me ha dejado perdida – dijo pasando a su lado y rozando su polla – Buenas noches, cielo.

Vicente: Buenas noches, mamá – dijo sorprendido y caliente por la acción de su madre.

Lorena se encerró en el baño y se tuvo que volver a masturbar después de haberle tocado la polla a su hijo. Vicente, por su parte, hacía lo mismo pensando en la follada que acababa de presenciar. Cuando ambos se relajaron, cada uno por su lado, Lorena fue a la cama con su marido no sin antes limpiar la leche ya seca de su hijo de la puerta y Vicente se quedó dormido en su cama.

Lorena: ¿Te ha gustado, mi amor?

Felipe: ¡Sí, mi amor! Cada día te superas más – dijo besándola – Pero, ¿por qué? ¿Qué te ha pasado? ¿Te has tomado la droga por tu cuenta?

Lorena: No, mi amor, no ha pasado nada, ni me he tomado nada – dijo algo apenada - ¿Si te lo cuento, no te enfadas?

Felipe: Dime – dijo preocupado – Lo prometo.

Lorena: No es nada, mi amor, solo que llevo unos días que he notado a Vicente mirándome mucho y eso me ha gustado. Me da morbo y me pone muy cachonda – reconoció.

Felipe: Bueno, eso no es malo, es normal – dijo aliviado.

Lorena: No es normal que me ponga cachonda pensando que mi propio hijo me espía mientras me follas o mientras me ducho – confesó – Ni que piense en él mientras me follas.

Felipe: Bueno, eso si es malo, pero mientras tengas ganas de follar cómo hoy, no me preocupa – dijo riendo – Es más, si es beneficioso, provócalo a diario.

Lorena: ¿En serio? – dijo asombrada - ¿No te molesta?

Felipe: No me molesta porque es algo natural. Es un chico joven y su referente femenino más cercano eres tú, es normal que se fije en ti. Estás para comerte, mi amor – dijo agarrando una teta suya y su culo mientras la besaba – Y a ti te da morbo porque un chico joven se fija en ti sexualmente, es normal. Encima es beneficioso para mí, porque te pones muy cachonda sin necesidad de droga.

Lorena: Entonces, ¿qué hago?

Felipe: Tú sigue igual que estos días. Me da igual si vas desnuda por casa o si te duchas con la puerta abierta o si a partir de ahora follamos con la puerta abierta. Yo quiero que vengas cachonda perdida como hoy, a diario. Sí para eso tienes que exhibirte delante de nuestro hijo o pillarle pajeándose sabiendo que lo hace pensando en ti, a mí me da igual – dijo encogiéndose de hombros.

Lorena: Bueno, te haré caso, amor. Te amo, mucho – dijo besándolo – Buenas noches, amor.

Felipe: También te amo, amo. Buenas noches – dijo acurrucándose con su mujer para dormir.

Ambos se quedaron dormidos enseguida en los brazos del otro, Lorena pensando que ahora con la bendición de su marido se iba a divertir mucho con su hijo y Felipe pensando en las folladas que iban a tener a diario.