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Tradición familiar V

en Amor filial

Los días siguientes fueron casi rutinarios, ambos iban desnudos por la casa y Víctor se levantaba y se follaba a su madre, dándole a beber siempre su leche, y el resto del día se la follaba por el coño o por el culo y terminaba corriéndose en su culo. Alejandra le causaba curiosidad el por qué su hijo se corría en su culo, así que unos días después decidió preguntárselo mientras desayunaban tranquilos.

Alejandra: Cielo ¿puedo preguntarte algo?

Víctor: Claro, mamá, dime.

Alejandra: ¿Por qué siempre te corres en mi culo?

Víctor: Bueno, mamá, es el único agujero que puedo llenarte de leche, pero si no quieres me correré en tu boca o en tus tetas.

Alejandra: No cielo, no te preocupes – dijo sonriente mientras le daba un beso – no me molesta que te corras en mi culo, ni en mi boca, ni en mis tetas, y si lo haces, tampoco en mi coño.

Víctor: ¿No?

Alejandra: Claro que no, cielo. Si lo que te piensas es que me puedes dejar embarazada, tranquilo, porque no puedo tener más hijos – le explicó – cuando naciste tú me hice la ligadura de trompas y tu padre la vasectomía, así que no podemos tener más hijos.

Víctor: No lo sabía.

Alejandra: No queríamos más, ya teníamos a la parejita – le dijo sonriente – y cuando os iniciáramos sabíamos que querríais la corrida dentro así que, aprovechamos. Y tú también lo puedes hacer, cielo, no te preocupes que no me molesta.

Víctor: ¡Gracias, mamá! – dijo besándola – Oye, y papá y Virginia, ¿siguen follando?

Alejandra: Sí, de vez en cuando, tu hermana me pide permiso para que se la folle tu padre, de hecho, mientras estemos tú y yo aquí solos, tu hermana se encargará de satisfacer a tu padre.

Víctor: Entonces, ¿tú y yo seguiremos follando cuando lleguemos a casa?

Alejandra: Si quieres, sí. Pero siempre, siempre, tienes que pedirle permiso a tu padre, y si él te lo da me podrás follar, cómo quieras, por dónde quieras, dónde quieras, me harás lo que quieras, y yo te complaceré gustosa - dijo abrazándolo.

Víctor: Me da a mí, que se lo pediré a papá a diario, porque me pones muy cachondo, mamá – dijo besándola.

Alejandra: Ya veo – dijo agarrando la polla erecta de su hijo - ¿deseas algo, cielo? – dijo sugerente y sensual en su oído.

Víctor: De momento, quiero que me comas la polla. Luego ya veremos – dijo agarrando la cabeza de su madre, para que se tragara su polla, cosa que hizo sin rechistar, hasta la garganta, de una estocada y sin dejar de mirarle a los ojos.

Alejandra comenzó a comerle la polla a su hijo a un ritmo salvaje, como una tigresa. Víctor comenzó a follarle la boca como un poseso.

Víctor: ¡Oh sí! ¡Me encanta! ¡Que boca tienes, puta! ¡Eres una buena puta, traga pollas! ¡Vamos puta, trágate la polla de tu hijo!

Alejandra siguió un rato más siendo follada por la boca por su hijo, de manera salvaje, parecía que le iba a incrustar la polla en la garganta. Luego de unos minutos, Víctor le sacó la polla de la boca a su madre y le dio un descanso.

Alejandra: ¿Te gusta la mamada, cielo? – dijo cogiendo aire.

Víctor: ¡Me encanta lo puta que eres, mami! Pero vamos a otro lado – dijo cogiéndola de la mano.

Alejandra se dejó guiar por su hijo, curiosa. Víctor la llevó al salón, la colocó en el sofá a cuatro patas, y sin ningún miramiento, a la vez que le daba un sonoro azote, le incrustó su polla de una estocada, pero suavemente, en el culo, y cuando la tuvo totalmente dentro, empezó a follarse a su madre de una manera salvaje.

Alejandra: ¡Mi cielo, folla mi culo, cielo, dame bien fuerte por el culo! ¡Vamos mi cielo, lo estoy deseando mi vida! ¡Folla mi culo! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares! ¡Oh sí, mi cielo! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Qué bien follas mi cielo, dame polla, así, sigue, más duro, así, azótame! ¡Oh sí!

Víctor complacía a Alejandra mientras la follaba el culo, prácticamente la taladraba el culo con su polla y mientras la cogía del pelo para follarla de la forma más salvaje posible.

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué culazo tienes zorra, que estrecho! ¡Oh sí, toma polla! ¡Qué apretadito lo tienes y que gustazo follarlo puta! ¡Oh sí! ¡No voy a parar hasta reventártelo, zorra!

Víctor la cogió en brazos y sin sacarle la polla del culo, la subió a la habitación y la depositó en la cama tumbada boca abajo con las piernas abiertas, le volvió a incrustar su polla de una estocada en el culo, y siguió follándose a su madre de una manera salvaje mientras no paraba de azotarla y pellizcarle los pezones.

Alejandra: ¡Mi cielo, me matas de placer! ¡Vamos mi cielo, folla mi culo! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares! ¡Oh sí, mi cielo! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Qué bien follas mi cielo, dame polla, así, sigue, más duro, así, azótame, pellízcame, destrózame! ¡Oh sí!

Víctor siguió follando a su madre por el culo, mientras no paraba de azotarla, marcando el ritmo de la follada. Alejandra recibía la follada de su hijo feliz. Víctor, después de unos minutos, empezó a follarle el culo y el coño a su madre, sin parar de azotarla y pellizcarle los pezones.

Alejandra: ¡Mi cielo, folla mi coño, cielo, dame bien fuerte! ¡Vamos mi cielo fóllame! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares, reviéntame mis agujeros! ¡Oh sí, mi cielo! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Qué bien follas mi cielo, dame polla, así, sigue, más duro, así! ¡Oh sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, putón! ¡Oh sí, toma polla, oh sí! ¿Quieres que te llene el coño de leche, puta?

Alejandra: ¡Oh sí, mi cielo, quiero tu leche en mi útero! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! Si quieres mi leche en el fondo de tu coño, ¡pídemelo!

Víctor giró a su madre para colocarla boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas y empezó a follarle con violencia el coño a su madre. Alejandra le hizo la pinza con las piernas apretándole bien su culo contra su coño para que no pudiera sacar su polla de dentro de su coño.

Alejandra: ¡Oh sí, quiero tu leche en mi útero! ¡Dame toda tu leche en el fondo de mi coño, hijo! – dijo para ponerle más cachondo - ¡Vamos, mami está esperando toda tu leche en su coño de puta! ¡Dámela toda, vacía tus huevos en el coño de mami!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Toma toda mi leche en tu coño, mami! ¡Oh sí, me vacío los huevos en tu coño, puta! ¡Tómala toda, oh sí, toda mi leche!

Víctor se corría dentro del coño de su madre por primera vez y lo hacía más cachondo que nunca y soltando una cantidad de corrida enorme, más que las veces anteriores. Alejandra se corrió como una loca entre gritos de placer al sentir la descarga de leche de su hijo en el fondo de su coño. Cuando terminaron de correrse, acabaron tumbados en la cama exhaustos y abrazados.

Alejandra: Me ha encantado tener tu leche en mi coño, cielo. ¿Te ha gustado?

Víctor: Me ha encantado. Tenía muchas ganas de correrme dentro de tu coño, mamá, me daba mucho morbo.

Alejandra: Ya veo – dijo riendo mientras metía un par de dedos dentro de su coño y sacaba algo de la copiosa corrida de su hijo para, ante la mirada atónita de él, lamerse los dedos – A mí también me ha encantado sentir tu corrida llenándome el coño, cielo – dijo besándolo.

Víctor: ¡Serás puta! – dijo riendo – Pues me correré más veces dentro de ti – dijo tocando su culo – me encanta follarte, mamá, y que seas mi puta – dijo volviéndola a besar.

Alejandra: Bueno, cielo, ahora vamos a reponer fuerzas. ¡Me tienes agotada! – dijo levantándose de la cama para almorzar algo.

Así se pasaron la mañana, entre besos, caricias, y juegos sexuales. Víctor pensó en cumplir una fantasía. Ese mismo día, por la tarde, Víctor decidió cumplir una fantasía sexual: deseaba darle en las narices a su vecino. Su vecino siempre había deseado a Alejandra, era un viejo verde que no se cansaba de decirle a Víctor lo buena que estaba su madre y que no tardaría en follársela y que cuando lo hiciera él estaría presente. Esa tarde, Víctor le pidió a su madre darse un baño en la piscina y tomar el sol, para relajarse, a sabiendas de que el vecino no les quitaría ojo, aunque su madre no se enterase de nada.

Víctor: Mamá, ¿por qué no nos damos un baño y tomamos un poco el sol? Así descansamos un rato – dijo abrazando a su madre.

Alejandra: Me parece buena idea, además de que así puedo estrenar un bikini nuevo – dijo guiñándole un ojo.

Víctor: Voy a cambiarme y a preparar el agua de la piscina – dijo dándole un beso.

Alejandra: De acuerdo, cielo, yo iré a cambiarme y a por las toallas.

Ambos se prepararon y a los pocos minutos estaban tomando el sol, Alejandra con un diminuto bikini que apenas le tapaba lo justo y Víctor con un bañador ajustado que resaltaba su polla. Como apretaba el sol, Alejandra le pidió a su hijo que le echara crema para no quemarse. Víctor vio a su vecino ya asomado cuando su madre se colocó boca abajo y empezó la acción.

Víctor: Mamá, ¿por qué no te quitas la parte de arriba? Así no tendrás marcas del sol.

Alejandra: ¡Pero cielo! Alguien me puede ver – dijo medio asustada mirando para todos lados.

Víctor: Nadie te ve, estamos solos. Vamos, ¡aprovecha!

Alejandra: De acuerdo, cielo – dijo luego de pensarlo – pero si hay alguien mirando me tapo.

Víctor vio como el vecino se asomaba un poco más para ver las tetas de su madre en todo su esplendor. Alejandra, ajena a su escrutinio, se quitó el sujetador y lo dejó al lado de la toalla por si alguien la veía poder taparse, ajena a todo. Víctor, cuando su madre se colocó, se puso encima de ella, sentado en su culo, dejando una buena visual a su vecino que los miraba de costado. Víctor comenzó a darle crema a su madre por los hombros y brazos, suave, despacio, para luego bajar por su espalda y darle un suave masaje, arrancando algún gemido de su madre, que se dejaba hacer.

Víctor: Mamá, ahora haga lo que haga, no te muevas.

Alejandra: ¿Qué vas a hacer?

Víctor: Voy a disfrutar de la puta de mi amada madre – dijo a su oído.

Alejandra: Con cuidado cielo, que nos pueden ver.

Víctor sabía que los estaban viendo, pero comenzó a bajar las manos para acabar tocando el culo de su madre, bajando las bragas hasta los tobillos, dejando sorprendido a su vecino. Víctor siguió con el masaje, ahora en el culo de su madre, pasando los dedos hábilmente por la raja del culo y del coño ya chorreante de su madre.

Alejandra: ¡Oh sí, cielo, sigue!

Víctor bajó por las piernas de su madre y le quitó las bragas dejándola desnuda, para subir de nuevo al culo de su madre y volver a pasar los dedos hábilmente por la raja del culo y del coño de su madre. Alejandra gemía de placer ante un atónito vecino que no se creía lo que veía.

Víctor: ¿Quién es tu dueño? – dijo a su madre mientras miraba con una sonrisa triunfante a su vecino.

Alejandra: Tú, cielo, tú eres mi dueño – dijo gimiendo - ¡No pares!

Víctor siguió masturbando a su madre metiéndole varios dedos en su culo y en su coño, mientras lamía la espalda y el cuello de su madre. Alejandra estaba muy caliente y sintió mucho morbo de que la pillaran follando con su hijo. Con ese pensamiento se comenzó a correr.

Alejandra: ¡Oh sí, hijo, sigue, no pares, oh sí, me encanta! ¡Usa a mami! ¡Me corro!

Ante un atónito vecino, Alejandra se comenzó a correr de manera bestial. Víctor se sacó la polla y ante la sorpresa de su vecino, comenzó a restregársela a su madre por el culo y el coño, sin llegar a metérsela.

Víctor: ¿Te gusta lo que te hace tu hijo, puta? ¡Si sigues gritando así te escucharán todos los vecinos! – dijo dándole un sonoro azote.

Alejandra: ¡Oh sí, hijo, sigue, no pares, oh sí, me encanta tu polla! ¡Dame más! ¡Me corro! ¡No importa que me vean!

Luego de unos minutos así y de ver como el vecino se comenzaba a pajear viendo el espectáculo de madre e hijo, Víctor se quitó de encima de su madre, que se quejó.

Víctor: ¡Ahora te toca a ti darme crema, mami! – dijo dándole un sonoro azote.

Alejandra: Túmbate, hijo, que tu mami te cuidará del sol – dijo mirándole con mucha lujuria.

Víctor se tumbó boca abajo y Alejandra se colocó encima de su hijo sentada en su culo y comenzó a masajear a su hijo, los brazos, los hombros, el cuello, la espalda, suavemente, mientras con sus piernas hábilmente le bajaba el bañador. Alejandra comenzó a masajearlo con su cuerpo, restregándose con el cuerpo de su hijo, pasándole las tetas y la lengua por toda su espalda.

Víctor: ¡Oh sí, mami, sigue, me encanta sentir tus tetas!

Alejandra comenzó a masajear el culo de su hijo y las piernas, suavemente, mientras le quitaba el bañador por los tobillos. Alejandra comenzó a pasar la lengua y las manos por el culo y los huevos de su hijo, llegando incluso a meterle la lengua en el culo, provocando en su hijo mucho placer.

Víctor: ¡Oh sí, mami, sigue, no pares!

Cuando Alejandra vio como de caliente estaba Víctor paró y le dio la vuelta para mostrar su erección. Alejandra se relamió y comenzó a masajear los hombros y pecho de su hijo sin dejar de mirarle a los ojos.

Alejandra: Te noto un poco tenso, hijo, creo que deberías relajarte – dijo agarrando la polla de su hijo con una mano.

Víctor: Entonces, relájame mamá.

Alejandra, ante un atónito vecino, sonrió y después unas sacudidas a la polla de su hijo comenzó a pasarle la lengua, a lamerla de arriba abajo sin dejar de pajearlo suavemente. Víctor gemía de placer. Luego de unos minutos, Alejandra comenzó a meterse la polla de su hijo en su boca, al principio poco a poco, pero luego entera, haciéndole una garganta profunda.

Víctor: ¡Oh sí! ¡Me encanta! ¡No pares, oh sí! ¡Cómetela toda!

Alejandra siguió comiéndole la polla a su hijo de manera brutal, hasta que sintió que estaba por correrse. Alejandra soltó la polla de su hijo y ante un incrédulo, pero cachondo vecino, se sentó en la polla de su hijo, incrustándosela entera de una estocada, para comenzar a cabalgarlo como una amazona salvaje. Víctor gemía de placer mientras su madre se follaba el coño y el culo y el la azotaba y le comía las tetas.

Alejandra: ¡Mi cielo, folla mi coño, cielo, dame bien fuerte! ¡Vamos mi cielo fóllame! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares, reviéntame mis agujeros! ¡Oh sí, mi cielo! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Qué bien follas mi cielo, dame polla, así, sigue, más duro, así! ¡Oh sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, putón! ¡Oh sí, toma polla, oh sí! ¿Quieres que te llene el coño de leche, puta?

Alejandra: ¡Oh sí, mi cielo, quiero tu leche en mi útero! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! Si quieres mi leche en el fondo de tu coño, ¡pídemelo!

Víctor giró a su madre para colocarla boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas y empezó a follarle con violencia el coño a su madre. Alejandra le hizo la pinza con las piernas apretándole bien su culo contra su coño para que no pudiera sacar su polla de dentro de su coño. El vecino estaba cachondo perdido por el espectáculo.

Alejandra: ¡Oh sí, quiero tu leche en mi útero! ¡Dame toda tu leche en el fondo de mi coño, hijo! – dijo para ponerle más cachondo - ¡Vamos, mami está esperando toda tu leche en su coño de puta! ¡Dámela toda, vacía tus huevos en el coño de mami!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Toma toda mi leche en tu coño, mami! ¡Oh sí, me vacío los huevos en tu coño, puta! ¡Tómala toda, oh sí, toda mi leche!

Víctor se corría dentro del coño de su madre al mismo tiempo que el vecino se corría bestialmente mientras decía “hijo de puta” a Víctor, que le enseñaba obscenamente el dedo por detrás de la cabeza de su madre. Alejandra se corrió como una loca entre gritos de placer al sentir la descarga de leche de su hijo en el fondo de su coño. Cuando terminaron de correrse, acabaron tumbados en la tumbona exhaustos y abrazados.

Alejandra: Me ha encantado, cielo. ¿Te ha gustado?

Víctor: Me ha encantado. Tenía muchas ganas de follarte fuera de casa, mamá, me daba mucho morbo.

Alejandra: Ya veo – dijo riendo – A mí también me ha encantado sentirme usada como una puta a la vista de todos, es morboso y excitante, cielo – dijo besándolo.

Víctor: ¡Ya veo! – dijo riendo – Cuando quieras repetimos – dijo tocando su culo – me encanta follarte, mamá, y que seas mi puta – dijo volviéndola a besar.

Alejandra: Bueno, cielo, ahora vamos a reponer fuerzas. ¡Me tienes agotada! – dijo levantándose de la tumbona para preparar la cena.

Así se pasaron la tarde, entre besos, caricias, preparando la cena. Víctor pensó en cumplir otra fantasía.