miprimita.com

Tradición familiar II

en Amor filial

Al día siguiente, Alejandra se despertó y vio a su marido acostado, espatarrado y con la polla en erección llamándola a gritos. Se relamió, le encantaba la polla de su marido. Después de unos segundos, Alejandra se colocó entre las piernas de José y le rozaba con las tetas su polla. Comenzó a chuparla con pasión, a lamerla con fruición y deseo, cuando estuvo bien lubricada se la metió entre las tetas y empezó con la cubana mientras le lamía la punta de la polla.

José: ¡Oh sí! ¡Qué buen despertar, mi amor! ¡Oh sí, puta, así! ¡Qué buena zorra eres cariño, sí, cómo me gusta! Oh sí, no pares, sí!

Alejandra poco a poco aumentaba el ritmo y la presión que ejercía en la polla de José.

Alejandra: ¿Te gusta mi amor? Ahora verás mi vida -dijo con picardía y travesura.

Alejandra comenzó a comerle lo que sobresalía de la polla de José mientras lo masturbaba con sus tetas llevando a José al cielo. José se corrió en la boca de Alejandra que se tragó la leche de José con gula, pasión y deseo.

José: ¡Oh sí, trágatelo todo, puta! ¡Oh sí, qué bien lo haces, oh sí, sí, así! ¡Toma leche, puta, sí!

Cuando José se corrió se tumbaron en la cama abrazaditos y desnudos, y Alejandra aprovechó para acurrucarse un rato con su marido. Luego de unos minutos de remoloneo, ambos se levantaron para desayunar y allí se encontraron son sus hijos.

Virginia: ¡Buenos días! – les dijo a sus padres contenta.

José: Buenos días, princesa.

Víctor: Buenos días, papá, mamá.

José: Buenos días, campeón.

Alejandra: Buenos días chicos.

José: Víctor, tenemos que decirte algo.

Víctor: ¿El qué? – dijo curioso.

José: Cómo sabes en la familia hay una tradición, que es que los padres iniciamos a los hijos sexualmente.

Víctor: ¿En serio? Creí que era una trola.

José: No es ninguna trola, yo mismo inicié a tu hermana, ¿verdad, princesa?

Virginia: Cierto – dijo recordando con una sonrisa.

José: ¿Qué dices, campeón?

Alejandra: ¿Quieres que te inicie tu madre?

Víctor: ¡Sí, claro! – dijo sorprendido, pero contento.

José: ¡Perfecto, campeón! Os iréis este fin de semana al pueblo, unos días y no volveréis hasta que tu madre te haya hecho todo un hombre – dijo abrazando a su hijo orgulloso.

Alejandra: Cierto, cielo. Así que prepárate – dijo guiñándole el ojo con una sonrisa pícara.

La familia fue a sus quehaceres diarios y todo transcurrió con normalidad. La noche de antes Alejandra entró en la habitación de su hijo mientras estudiaba, para hablar con él sobre lo que harían en el pueblo. Llevaba una camiseta sin sujetador y unos pantaloncitos cortos, mientras que su hijo estaba en calzoncillos.

Alejandra: Cielo, ¿tienes un momento?

Víctor: Sí, claro, ¿qué pasa?

Alejandra: ¿De verdad quieres hacerlo? ¿Cómo te sientes?

Víctor: ¡Sí, claro! No creía que fuera posible, pero lo voy a disfrutar – dijo mostrándole una erección.

Alejandra: Ya lo veo – dijo señalando su erección riendo.

Víctor: ¡Perdón!

Alejandra: No te preocupes, me halaga, pero quiero que te desinhibas cuando estemos solos, quiero que te sientas libre de hacer o decirme lo que quieras, no me va a enfadar si me llamas puta, o perra, o mamá simplemente.

Víctor: Eso haré mamá, tranquila.

Alejandra: Haremos todo lo que quieras y lo que surja, cielo, pero si tienes alguna fantasía también lo haremos – dijo guiñándole un ojo.

Víctor: Gracias, mamá.

Alejandra: ¿Alguna pregunta?

Víctor: ¿Tú…tú quieres hacerlo? Quiero decir – dijo nervioso – nadie te obliga.

Alejandra: Cielo, me parece lo más bonito del mundo que una madre o un padre inicie sexualmente a sus hijos, que los enseñe como tratar o qué hacer con su pareja, que los lleve por el buen camino.

Víctor: Y… ¿vamos a seguir teniendo sexo luego cuando volvamos?

Alejandra: Sí tú quieres si – dijo riendo – tu padre y tu hermana follan de vez en cuando, pero te advierto, mientras estemos en el pueblo seré tu mujer, tu puta, tu esclava, todo lo que quieras, pero cuando volvamos, si me quieres follar o quieres hacer algo conmigo, antes que tú está tu padre, al igual que le pasa a tu hermana que antes que ella estoy yo. ¿Entendido?

Víctor: ¡Alto y claro!

Alejandra: Bueno, te dejo estudiar, prepara la maleta que mañana por la mañana nos vamos para el pueblo – dijo dándole un pico.

Víctor: Vale mamá – dijo devolviéndole un pico.

La familia hizo un día normal para ellos. Alejandra se despidió esa noche de su marido con una batalla sexual que acabó con 10 orgasmos de ella y 4 de él. Al día siguiente, madre e hijo se fueron, luego de despedirse de José y Virginia. Alejandra llevaba una camisa sin sujetador y una falda por la rodilla que realzaba su culo, junto con un tanga, mientras que su hijo llevaba un vaquero sin calzoncillos y una camisa. Iban cargados con una maleta cada uno con ropa para 2 semanas. Cuando llegaron a la casa del pueblo, cada uno fue a dejar las maletas, pero Alejandra le dijo a su hijo que su habitación, durante el tiempo que estuvieran solos sería la de matrimonio.

Alejandra: Cielo, ya que hemos venido a follar, vamos a dormir en la misma cama – dijo sonriendo pícara – vamos a mi habitación que es más grande.

Víctor: Vale mamá.

Luego de acomodar la ropa en el armario, Alejandra fue a preparar la cena mientras Víctor iba a darse una ducha. Cuando la cena estuvo lista, fue el turno de Alejandra de ducharse. Cuando estuvieron aseados, madre e hijo se sentaron a cenar, ella vestida con un fino camisón sin nada debajo y él con un pantalón corto.

Alejandra: ¿Qué te parece la cena?

Víctor: Muy rica, mamá.

Alejandra: ¿La cena o yo?  – dijo sonriendo pícara.

Víctor: Ambos – dijo sonriendo travieso – pero tú más.

Alejandra: Gracias cariño – dijo dándole un beso suave en la boca - tú también estás muy “rico” – dijo admirando su cuerpo.

Víctor: Gracias mamá – dijo sonrojado.

Madre e hijo cenaron tranquilos, conversando de cosas triviales. Recogieron la cena y se pusieron a ver la televisión. Había una película romántica y decidieron verla. Alejandra aprovechó una escena de sexo para tantear el terreno.

Alejandra: Cielo, hace mucho calor aquí – dijo mirando su polla descaradamente – mejor nos desnudamos, ¿no?

Víctor: Sí, buena idea, mamá.

Madre e hijo se desnudaron en el salón, lentamente, mientras se miraban sonriendo. Cuando quedaron completamente desnudos, Alejandra le preguntó que opinaba de ella.

Alejandra: ¿Te gusta lo que ves?

Víctor: Sí, mamá, muchísimo – dijo sin poder evitar empalmarse al ver el cuerpo de su madre.

Alejandra: Ya lo veo – dijo señalando su polla – pero quiero que me digas cómo me ves. ¡Suéltate!

Víctor: Estás buenísima, mamá. Me encantan tus tetazas y tu culo. Tienes unas piernas muy sensuales.

Alejandra: Gracias cielo – dijo besando a su hijo – a mí también me gustas mucho. Tienes un cuerpo fibrado lo justo, tienes una buena polla – dijo relamiéndose – y además eres muy guapo, cielo.

Víctor: Gracias, mamá – dijo sonrojado - ¿Es más grande que la de papá?

Alejandra: Aún te queda por desarrollarte, cielo – dijo riendo – pero te acercas mucho.

Víctor: ¿Puedo tocarte?

Alejandra: Adelante cielo, soy toda tuya, no tienes que preguntar, solo hazlo.

Víctor se acercó tímido y comenzó a tocarle las tetas suavemente a su madre, le pasaba los dedos por los pezones y las miraba embelesado. Alejandra lo dejaba hacer.

Alejandra: ¿Quieres comértelas? – dijo ofreciéndoselas.

Víctor: ¿Puedo?

Alejandra: Claro, cielo – dijo riendo – todas tuyas.

Víctor cogió tímido las tetas de su madre y comenzó a lamerle las tetas suavemente a su madre, le pasaba la lengua por los pezones y las amasaba. Alejandra lo dejaba hacer a su ritmo mientras comenzaba a gemir.

Alejandra: ¡Oh sí! Cómele las tetas a mami, cielo. ¡Así, sí!

Víctor: ¿Te gusta?

Alejandra: ¡Sigue, cielo, no pares de comerme las tetas! ¡Me encanta sentir tu lengua y tus manos en mis tetas!

Víctor siguió comiéndole las tetas de su madre cada vez con más ansia, arrancando a su madre gemidos y gritos de placer, sin dejar de amasarle las tetas. Alejandra, después de unos minutos de disfrutar de la comida de tetas que le hacía su hijo, le cogió la cara y le separó para besarlo apasionadamente. Cuando acabó el beso, lo sentó en el sofá.

Alejandra: Me ha encantado cielo, pero esto no podemos dejarlo así – dijo agarrando la polla a su hijo.

Víctor: ¡Mamá! – dijo gimiendo.

Alejandra: Prepárate cielo, y disfruta de lo que te va a hacer mami.

Alejandra le cogió la polla a su hijo con ambas manos y comenzó a masturbarlo, lentamente mientras le sonreía.

Alejandra: ¿Te gusta, cielo? -dijo pícara.

Víctor: ¡Oh sí! Mamá…sigue...

Alejandra siguió pajeando a su hijo lentamente hasta que vio que no iba a aguantar más y decidió dar un paso más. Alejandra, después de guiñarle un ojo a su hijo, se llevó la polla de su hijo a la boca, comenzando a chupársela de una manera sensual, y lenta.

Víctor: ¡Oh sí, mamá! Cuantas veces he soñado con esto… ¡Sí! ¡Cómemela! ¡Sí!…

Alejandra siguió la orden de su hijo y se metía la polla entera, haciéndole una buena garganta profunda y llevando a su hijo a la gloria, sin dejar en ningún momento de mirarle a los ojos. Luego de unos minutos, aumentó el ritmo de la mamada.

Víctor: ¡Oh sí! Eres la mejor chupapollas ¡Sí! Vas a hacer que me corra, ¡puta! ¡Sí!

Alejandra: Vamos cielo, dame toda la leche que guardas para mí -dijo sacándose la polla de su hijo de la boca y sin dejar de mirarle a los ojos, para acto seguido, volverse a meter la polla hasta la garganta y subir aún más el ritmo.

Víctor: ¡Sí! Tómala toda, mamá… ¡Toma toda mi leche! ¡Sí, me corro! …

Víctor se corría y se corría dentro de la boca de su madre, que tragaba todo lo que podía de la grandísima corrida de su hijo, sin dejar de mirarlo a los ojos en ningún momento. Cuando terminó de correrse, Víctor se quedó sentado y relajado. Alejandra, sin dejar de mirar a su hijo, le enseñó su corrida en su boca para, acto seguido, tragársela ante la mirada alucinada de su hijo.

Alejandra: Caray cielo, me has llenado el estómago de leche, ¡Que corrida! -alabó a su hijo- Ven, vamos a mi cama, que es más grande.

Alejandra llevó a su hijo a su habitación y lo tumbó en la cama para luego tumbarse ella.

Alejandra: Ven cielo, túmbate encima de mí – dijo abriendo sus piernas para que se colocara entre ellas mientras Víctor hacía lo que le decía su madre - Bien cielo, ahora besa a tu madre.

Víctor, algo cohibido miró a su madre que le sonreía y empezó a besarla, al principio besos pequeños y poco a poco subiendo de tono hasta que su madre le dijo como besar.

Alejandra: Cielo, besar se besa así -dijo antes de coger a su hijo de la nuca y atraerlo a ella.

Alejandra besaba como una loba a su hijo, le metía la lengua hasta la campanilla y guiaba a su hijo, que poco a poco empezaba a soltarse y a tener iniciativa. Víctor comenzó a devorarle la boca a su madre mientras la acariciaba sus tetas y le pellizcaba los pezones.

Alejandra: Sigue así cielo, no pares -dijo entre besos y su hijo seguía tocando sus tetas - Cielo, besar en la boca está muy bien, pero hay más partes. Besa mi cuello lentamente y no dejes de tocarme las tetas – le guio.

Víctor le hacía caso y empezó a besarle el cuello a su madre arrancándole suspiros y gemidos, se volvió más osado y bajo su mano para tocarle el coño a su madre.

Alejandra: ¡Oh si cielo, sigue, no pares! ¡Oh sí!

Víctor bajó a las tetas de su madre para lamerlas, comerlas y morderlas, mientras no dejaba de tocar y acariciar el coño a su madre, de arriba abajo y de forma circular. Después de un rato así Alejandra quería más y se puso a cuatro patas.

Alejandra: Cielo, demuéstrame como manejas la lengua, cómeme el coño.

Víctor muy caliente bajó hasta el coño de su madre sin dejar de mirarla, mientras Alejandra giraba su cabeza y sonreía de forma sexy a su hijo.

Alejandra: Vamos cielo, empieza a usar esa lengua en el coño de dónde saliste -dijo poniendo cara de zorra viciosa consiguiendo calentar a su hijo más si era posible.

Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su madre. Alejandra gemía de placer, estaba muy caliente.

Alejandra: Cielo me matas de placer… ¡Sí! Por favor, ¡cómemelo, sí! ¡No pares…más más! ¡Sí! ¡Que bien usas la lengua, cielo!

Víctor le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su madre al límite una y otra vez. Alejandra se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su hijo.

Alejandra: ¡Sí, cielo! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro!

Víctor se tragaba la corrida de Alejandra con gusto. Luego de un rato, Alejandra paró a su hijo.

Alejandra: Cielo, ya está bien que vas a dejar seca a tu madre – dijo separando a su hijo suavemente entre jadeos – creo que ya es hora de que me folles cielo, fóllate a tu madre, a tu puta -decía deseosa.

Víctor: Si mamá, te voy a follar como una puta, aunque es mi primera vez…

Alejandra: Lo sé cariño, y eso es muy bonito cielo, ven métemela aquí -dijo separándose los labios vaginales y enseñándole el agujero.

Luego de unos instantes Víctor se colocó y la penetró de una estocada. Víctor al principio la follaba lento e inseguro, pero luego con ayuda de su madre la empezó a follar de forma desesperada.

Alejandra: ¡Sí, cielo, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! Qué bueno eres cielo ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí!

Víctor se dejaba guiar, sin parar de follar a su madre, creía que estaba en un sueño, se estaba follando a su madre. Empezó a pellizcarla las tetas mientras no paraba de follarla.

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Sí toma polla, sí, que apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar de leche! ¡Sí!

Alejandra: ¡Si, cielo como me gusta, sí! ¡Sigue mi cielo, no pares, sí cielo, más, más! ¡Me corro! ¡Vamos cielo, dame tu leche en mis tetas, dámela toda! ¡Lléname las tetas con tu deliciosa leche, mi cielo! ¡Oh sí!

Víctor: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Sí toma polla, sí, que apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar de leche! ¡Sí!

Cuando Alejandra sacó la polla de su hijo de su coño y se puso tumbada boca arriba en la cama, Víctor se corría en las tetas de su madre, que recibía con gusto tanta leche de su hijo, se corrió simultáneamente mientras se tocaba el coño. Tras la corrida, copiosa y abundante de él, y la corrida simultanea de ella, ambos se tumbaron en la cama abrazados.

Alejandra: Ha sido fantástico mi campeón, eres todo un semental – le alabó - ¡Menuda corrida!

Víctor: Gracias por esto, lo deseaba mucho -dijo mirando lascivamente a su madre.

Descansaron unos minutos, pero Alejandra quería más, le daba demasiado morbo que se la follara su hijo como a una puta barata.