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Tradición familiar

en Amor filial

La familia Gutiérrez Velasco está compuesta por cuatro miembros:

Alejandra Velasco, la madre, tiene 51 años y se conservaba bastante bien, tenía unas tetas grandes y algo caídas, un culo grande y respingón, unas piernas largas y gorditas, un vientre con algo de grasa, con el pelo rizado y castaño, es muy guapa. Es la típica mujer que todos los hombres voltean a ver. Es ama de casa.

José Gutiérrez, el padre, tiene 52 años, es un hombre bajito y fornido, se cuida haciendo deporte, se dedicó a trabajar para una empresa importante, una multinacional. Aún tiene bastante éxito con las mujeres, cosa que a su mujer le saca de quicio.

Virginia Gutiérrez, la hija, tiene 23 años, es 5 años mayor que su hermano y se parece físicamente a su madre. Tiene las tetas normales para su edad, tersas y duras, un culo duro y respingón por el ejercicio, unas piernas largas y torneadas por la misma razón, también es morena de pelo, es una adolescente muy guapa, como su madre.

Víctor Gutiérrez, el hijo, tiene 18 años, es el hijo pequeño del matrimonio, es un muchacho normal, estudioso y deportista, algo introvertido, se cuida mucho físicamente.

Alejandra se encontraba en su casa, esperando a su marido, junto con sus hijos. José se había ido a trabajar como todos los días y llegaba a la hora de comer, se volvía a ir en la tarde y volvía para la cena. Como cada día hablarían de sus cosas mientras cenaban. Eran una familia muy unida y cercana. Cuando lo sintieron llegar a casa salieron a recibirlo.

Virginia: ¡Papi! -dijo dándole un abrazo y muchos besos en la cara.

José: Hola princesa – dijo devolviéndole el abrazo.

Víctor: ¡Papá! -dijo mientras se daban un abrazo y palmaditas en la espalda.

José: Hola campeón.

Alejandra: Hola mi amor -dijo besando a su marido.

José: Hola mi vida.

Después de los saludos se sentaron a cenar y empezaron su conversación diaria, que, según sus padres, era para hacer que la familia sea unida y para eso tenían que hablar y contar todo. En casa, siempre iban o en calzoncillos o en bragas o con poca ropa, eran una familia liberal en ese aspecto. Hoy, todos estaban en calzoncillos y bragas.

José: Haber, ¿quién me cuenta lo que ha hecho o le ha pasado hoy?

Virginia: Yo hoy tuve un día ajetreado papi. Primero, la profesora que nos mete caña me sacó a la pizarra para explicar un trabajo. Segundo, en el descanso mis amigas me invitaron a una fiesta el sábado, pero he quedado con mi novio – dijo encogiéndose de hombros.

José: Sí quieres ir a la fiesta, puedes ir, pero ¡cuidado eh! -dijo mirando a su mujer quién asintió de acuerdo.

Virginia: Gracias papis, juro que me voy a portar bien. Luego después de comer estuve con mi novio y me dijo de quedar esta noche para ver una peli, pero le dije que no podía, la verdad es que preferí quedarme con vosotros. Y de mi día poco más hay que contar.

José: Buena elección hija, bueno campeón y tu día ¿qué tal?

Víctor: Bueno mi día normal, en clase me dieron el resultado de los últimos exámenes y todos aprobados con buena nota, estuve con mis compañeros en el recreo jugando a las cartas en la cafetería y me dijeron de quedar esta tarde, pero les dije que no y me quedé estudiando.

José: Campeón tienes que salir más, los estudios son importantes para prepararse bien para afrontar el futuro, pero eres joven. Hazme caso, vive el presente y disfruta, que no pasa nada por divertirse. Hay tiempo para todo ¿verdad mi amor?

Alejandra: Claro hijo, tu padre tiene razón.

José: Bueno ¿y tú día?

Alejandra: Rutinario. Luego de que vosotros os fuerais a vuestros quehaceres yo fui a la compra, ordené la casa, paseé a los perros, les di de comer, puse una lavadora, tendí otra… en fin, mi día normal.

Después de cenar entre conversaciones y risas y de qué recogieran todo estuvieron viendo la televisión en familia. Alejandra estaba en el sofá con José acaramelados, mientras que Virginia estaba en un sillón enfrente de su padre y Víctor estaba en otro enfrente de su madre, ambos para verlos mejor. Alejandra si se dio cuenta de que su hijo se la comía con la mirada, y eso le gustó. Luego cuando se acabó la película cada uno se fue a su habitación a dormir.

José: Bueno cariño, ¿quieres juerga o prefieres dormir? -dijo con una mirada traviesa.

Alejandra: Tu puta siempre quiere juerga -dijo cachonda perdida por como la miraba su marido.

José besó a su mujer apasionadamente mientras la metía mano, sin aguantar la calentura. Le tocaba sus preciosas tetas y el culo. Alejandra se dejaba hacer encantada mientras ella también lo tocaba en el pecho y el culo. Cada vez estaban más calientes.

Alejandra: Mi amor, esto necesita cuidados de tu puta -dijo pícara.

José: Y a qué esperas zorra ¿una invitación? -dijo cogiéndose la polla con la mano.

Alejandra empezó a masturbarlo.

Alejandra: Mi amor, me encanta mi vida -dijo lujuriosa mientras la lamía.

José: Vamos zorra demuestra lo bien que la chupas…

Alejandra: Agárrate mi amor que vienen curvas -dijo empezando a comerle la polla.

José: ¡¡Alex!! ¡Si mi amor, sí! ¡Qué bien lo haces, mi vida, sí, así puta!

Alejandra: ¿Te gusta mi amor? -dijo parando de chupársela y volviendo a chupársela ahora más profundo.

José: ¡Oh sí! Eres la mejor chupapollas ¡Sí! Vas a hacer que me corra, ¡puta! ¡Sí!

Alejandra quería llevar a José al límite, quería que la tratase como lo que se sentía, una puta, su puta, su mujer, su esclava sumisa, su todo. No dejaba de chuparle la polla cada vez más rápido y profunda haciéndolo enloquecer.

José: ¡Sí puta, sí! ¡Te vas a llevar mi leche en tus tetazas! ¡Oh sí! ¡Toma leche, puta, tómala toda! ¡Oh sí, me vacío en tu boca de puta! ¡Sí, toma leche!

Alejandra no se apartó, sino que siguió chupándosela aún más rápido y profundo hasta que sintió la corrida de José en su garganta. Se tragó toda la corrida gustosa, como un manjar. Cuando José terminó de correrse se colocó abrazada a él en la cama.

Alejandra: ¡Umm, oh sí que rica leche mi vida!  ¿Te ha gustado mi amor? -preguntó curiosa.

José: Mucho mi vida, gracias por chupármela, lo necesitaba -dijo excitado y agradecido.

Alejandra: Lo que sea por mi hombre mi amor -dijo amorosa y tierna- te amo y lo haré siempre. Soy tu mujer, tu puta, tu esclava sumisa, tu zorra, tu todo, soy tuya, siempre lo he sido, te amo, soy tu puta, mi amor -dijo cachonda.

José: Por supuesto puta- -dijo metiéndola mano y viendo lo encharcado que tenía el coño – pero esto no va a quedar así perra -dijo con deseo.

José la empezó a tocar las tetas mientras la besaba apasionadamente. Alejandra se dejaba hacer encantada. José la tocaba todo el cuerpo delicadamente, la besaba el cuello y bajaba a sus tetas, las comía, mordía, lamía, estrujaba, pellizcaba, le hacía de todo mientras con la otra mano la tocaba el coño.

Alejandra: ¡Sí, mi vida, sigue, así! ¡Cómeme el coño, sí, que gusto mi amor! ¡Qué bien lo haces, sí, me encanta!

José seguía a lo suyo sin dejar de comerle las tetas, empezaba a bajar poco a poco hasta su coño. Cuando llegó a su coño comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su puta. Alejandra gemía de placer, estaba muy caliente.

Alejandra: Mi amor me matas de placer… ¡Sí! Por favor, ¡cómemelo, sí! ¡No pares…más más! ¡Sí! ¡Qué bien usas la lengua, mi amor! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro!

José le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su mujer al límite una y otra vez. Alejandra se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su macho.

Alejandra: ¡Sí! ¡No pares…más más! ¡Sí! ¡Más, más, no pares, así, sigue! ¡Me corro!

José se tragaba la corrida de Alejandra con gusto. Luego de unos minutos José se colocó encima de ella y la penetró de una estocada, despacio para no hacerla daño.

Alejandra: ¡Sí, mi amor, sí! ¡Fóllame! ¡Folla a tu puta! ¡Sí, así, no pares, sí! ¡Qué bueno eres follando a tu puta, mi amor! ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí!

José se la follaba cada vez más rápido, a un ritmo salvaje, duro, sin descanso y sin dejar de comerla las tetas. Alejandra no aguantaba más y colocó a José debajo suyo con habilidad y sin sacar su polla de su coño comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. José seguía comiéndole las tetas y tocándole el culo.

Alejandra: ¡Si, mi amor como me gusta, sí! ¡Sigue mi amor, no pares, sí mi vida, más, más! ¡Me corro! ¡Vamos amo, dame tu leche en mi útero, dámela toda dentro de mi coño! ¡Llénale el coño con tu deliciosa leche a tu puta, amo! ¡Oh sí!

José: ¡Toma polla, puta! ¡Qué buena estás, puta! ¡Sí toma polla, sí, que apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te lo voy a llenar de leche! ¡Sí! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar de leche! ¡Sí! ¡Me corro!

Tras la corrida, copiosa y abundante de él, y la corrida simultanea de ella, ambos se tumbaron en la cama abrazados.

Alejandra: Ha sido fantástico mi amor.

José: Si que lo ha sido, pero todo puede mejorar ¿no? -dijo sonriendo.

Alejandra: ¿Quiere más mi dueño? -dijo amorosa y contenta.

José: Si -dijo mirándola con tanto deseo que su mujer pensó que se correría con la mirada intensa de su marido- mereces un castigo, uno ejemplar: te voy a follar el culo puta -dijo con lujuria mientras le daba un azote.

Alejandra: Es tuyo mi amor, úsalo cuando quieras mi vida -dijo sumisamente y deseosa de que lo hiciera.

José comenzó a comerle las tetas mientras Alejandra le masturbaba. Se colocaron en posición de 69 y mientras Alejandra le comía la polla dejándola bien ensalivada para cuando la follara mientras le tocaba los testículos, José le comía el coño y le metía dos dedos por el culo haciéndola gemir. Él después de unos minutos le metía prácticamente el puño por el culo, ella gritaba de placer.

Alejandra: ¡Oh si mi amor, como me gusta! ¡Sí, sigue mi vida, no pares!

José le mordía el clítoris mientras le lamía el coño haciéndola correrse.

Alejandra: ¡Oh sí mi amor, más, más! ¡Me corro!

Alejandra se corrió en la boca de José mientras lo masturbaba. Cuando se corrió, José la colocó a cuatro patas sobre la cama y se puso a jugar con su polla en su culo. Cuando empezó a meterle la polla por el culo Alejandra suplicaba más.

Alejandra: ¡Mi amor, folla mi culo, amo, dame bien fuerte por el culo! ¡Vamos mi amor, lo estoy deseando mi vida! ¡Folla mi culo! ¡Oh sí, dame, dame, dame más, mucho más, no pares!

José estaba muy caliente oyendo a Alejandra suplicar que se la follara por el culo. La penetró despacio, pero de una sola vez. Alejandra comenzó a gritar mientras José la follaba despacio al principio para poco a poco aumentar el ritmo de la follada a un ritmo vertiginoso, endiablado, salvaje a petición de ella mientras la azotaba el culo y le pellizcaba los pezones.

Alejandra: ¡Oh sí, mi amor! ¡Qué placer, mi vida, sigue, dame más duro, sigue, no pares por favor! ¡Oh sí! ¡Me corro, sí! ¡Qué bien follas amo, dame polla, así, sigue, más duro, así, azótame, pellízcame! ¡Oh sí!

José complacía a Alejandra mientras la follaba el culo, prácticamente la taladraba el culo con su polla.

José: ¡Toma polla, puta! ¡Qué culazo tienes zorra, que estrecho! ¡Oh sí, toma polla! ¡Qué apretadito lo tienes y que gustazo follarlo, puta! ¡Oh sí! ¡Te voy a llenar el culo de leche, por puta! ¡Sí, me corro!

Alejandra se corría una y otra vez, sin descanso, cuando sintió que José la rellenaba el culo de leche caliente y espesa se corrió por última vez y ambos cayeron rendidos a la cama.

Alejandra: ¿Se ha quedado a gusto mi dueño, amo y señor? ¿O quiere más? -dijo deseosa y complaciente.

José: No ha estado mal cariño, pero antes de dormir quiero que me hagas una cubana con esas tetas grandes que tienes -dijo con deseo mientras la acariciaba.

Alejandra: Con mucho gusto mi amor -dijo sensualmente.

Después de unos minutos de descanso Alejandra se colocó entre las piernas de José y le rozaba con las tetas su polla. Comenzó a chuparla con pasión, a lamerla con fruición y deseo, cuando estuvo bien lubricada se la metió entre las tetas y empezó con la cubana mientras le lamía la punta de la polla.

José: ¡Oh sí, puta, así! ¡Qué buena zorra eres cariño! ¡Oh sí, como me gusta, no pares, sí!

Alejandra poco a poco aumentaba el ritmo y la presión que ejercía en la polla de José.

Alejandra: ¿Te gusta mi amor? Ahora verás mi vida -dijo con picardía y travesura.

Alejandra comenzó a comerle lo que sobresalía de la polla de José mientras lo masturbaba con sus tetas llevando a José al cielo. José se corrió en la boca de Alejandra que se tragó la leche de José con gula, pasión y deseo.

José: ¡Oh sí, trágatelo todo, puta! ¡Oh sí, qué bien lo haces, oh sí, sí, así! ¡Toma leche, puta, sí!

Cuando José se corrió se tumbaron en la cama abrazaditos y desnudos ya dispuestos a dormir.

Alejandra: Mi amor, te amo mi vida, espero que nunca dejes de hacerme esto, lo quiero siempre -dijo enamorada.

José: Yo también te amo mi vida- dijo enamorado.

Luego se acurrucaron para dormir, pero Alejandra vio a su hijo espiarles en la puerta y juraría que se estaba pajeando. Decidió hablar con su marido de lo sucedido con su hijo.

Alejandra: Mi amor, tengo algo que contarte.

José: Dime.

Alejandra: Antes he visto a Víctor espiándonos y creo que se estaba pajeando.

José: No me extraña mi vida, estás buenísima – dijo besándola y agarrando su culo.

Alejandra: Creo que es hora de iniciarlo sexualmente, como hiciste tú con Virginia.

José: Sí, yo también lo creo – dijo pensativo – ya tiene 18 años.

Alejandra: Sí él quiere, este fin de semana, aprovechando que empiezan las vacaciones de verano, me lo llevo a la casa del pueblo, a solas, y le hago un hombre.

José: Está bien mi vida – dijo mientras se acurrucaban a dormir.