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La mejor madre II

en Amor filial

Al día siguiente, Isabel se despertó feliz. Se levantó temprano y se puso a hacer las labores de la casa. Cuando fueron las 9 de la mañana fue a despertar a su hijo. Cuando abrió la puerta se lo encontró dormido, boca arriba, con la polla erecta y destapado.

Isabel: Buenos días dormilón – le susurró en el oído – Ya es hora de levantarse.

Iker: Un poco más – dijo adormilado.

Isabel: No, mi amor, ya es hora de levantarse, tienes que estudiar. ¿Necesitas algo? – dijo deseando que su hijo le pidiese una paja.

Iker: No mamá, gracias – dijo algo avergonzado al darse cuenta de dónde miraba su madre – Enseguida voy al baño.

Isabel salió algo desilusionada de la habitación de su hijo, pues le apetecía hacer una buena paja para despertarlo, pero no tiró la toalla y fue más allá en su taque a su hijo. Quería que su hijo la usara para satisfacerse. Le preparó el baño, pero esta vez cuando su hijo entró, ella estaba en tanga.

Isabel: Venga, que el baño ya está listo.

Iker: ¿Qué haces así? – dijo señalando su escasa vestimenta.

Isabel: Bueno, si me vas a mirar las tetas, que sea sin impedimentos – dijo sonriente – Venga al agua – dijo comenzando a desnudarlo.

Isabel comenzó a desnudarlo con la tienda de campaña de su hijo en todo su esplendor. Cuando lo desnudó, la polla erecta de su hijo salió cómo un muelle y le golpeó en la cara, aposta, ya que ella se acercó de más para provocarlo.

Isabel: ¡Uy! Está muy traviesa esta mañana – dijo riendo.

Isabel comenzó a lavar a su hijo suavemente, cómo siempre, con amor y ternura. Cuando llegó a la polla de su hijo, pasó de largo y al subir por sus piernas le acarició sus huevos, notando que el color había mejorado.

Isabel: ¿Cómo estás hoy, mi amor?

Iker: Mejor, gracias.

Isabel: Si quieres luego seguimos con el tratamiento – dijo guiñándole un ojo.

Iker: ¡Mamá! No digas esas cosas.

Isabel: Tranquilo cariño, que tu polla se altera – dijo traviesa, notando lo dura que se puso cuando dijo eso.

Isabel terminó de lavar a su hijo y lo comenzó a secar. Le acariciaba todo su cuerpo suavemente, de forma muy sensual. Iker estaba muy cachondo y muy nervioso, no sabía lo que quería su madre. Isabel, muy cachonda, empezó a pasarle sus tetas por los muslos y la polla, haciéndolo gemir.

Iker: ¡Mamá! ¿Por qué no me pones la crema?

Isabel: Tú sabes por qué – dijo sin parar de restregarse.

Isabel siguió restregándose contra su hijo, haciéndolo gemir. Cuando él comenzaba a mover las caderas, ella paraba y se alejaba, para volver a comenzar de nuevo.

Iker: ¿Por qué me haces esto?

Isabel: Sí quieres algo, tienes que pedirlo, mi amor – dijo pícara.

Iker: Necesito correrme.

Isabel: Entonces ordénamelo – dijo mirándolo con cara de puta viciosa.

Iker: ¡Hazme una paja, puta! – dijo cachondo perdido.

Isabel: Sí, mi amor.

Isabel cogió con sus dos manos la polla de su hijo y comenzó a menearla despacio, sin quitar sus ojos de los de su hijo y mirándolo con cara de viciosa. Empezó una paja lenta mientras le restregaba sus tetas por los muslos. Iker no dejaba de mirarla las tetas. Isabel comenzó a subir el ritmo de la paja al mismo tiempo que se daba golpes con ella en su cara.

Iker: ¡Qué haces mamá! ¡Oh sí, no pares!

Isabel: ¿Te gusta darme pollazos en la cara? A mami le encanta, mi amor – dijo dándole un beso en la polla a su hijo - ¿Te gusta sentir mis tetas? – dijo apretándolas contra sus huevos suavemente.

Iker: ¡Me encanta, puta! ¡No pares, oh sí, no voy a tardar en correrme!

Isabel: ¿Dónde quieres correrte, mi amor? ¿Prefieres correrte en mis tetas o en mi cara? ¿O prefieres darme de beber? – dijo abriendo un poco su boca.

Iker: ¡Quiero correrme en tu boca! – dijo cachondo - ¡Oh sí, me corro, oh sí, sigue, así!

Isabel: Eso es mi amor, ¡dale toda tu leche a mami, que tiene sed! – dijo abriendo la boca y sacando la lengua.

Isabel guio la polla de su hijo hacía su boca entreabierta y recibió toda la corrida de Iker, una gran corrida. Iker no paraba de soltar leche de su polla, llenando la boca entera de leche a su madre que recibía gustosa toda la descarga de leche de su hijo. Cuando terminó de correrse, Iker se apoyó el cuerpo en el lavabo y miró a su madre, con su corrida en la boca. Isabel miró con lujuria a su hijo al mismo tiempo que sin dejar de mirarlo, se tragaba toda la corrida entera de su hijo, dejándolo atónito.

Isabel: Muy rica tu leche, mi amor – dijo sonriendo - ¿Te has quedado a gusto?

Iker: ¡Ha sido genial, mamá! – dijo alucinado – Perdón por llamarte puta – se apresuró a decir.

Isabel: No importa, mi amor, a mami le encanta ser tu puta – dijo sonriente y feliz - ¿A ti te gusta que tu madre sea tu puta? – dijo acercándose a él.

Iker: La verdad es que sí – dijo nervioso – Me gusta mucho y me gusta mucho tu cuerpo – dijo dándole un buen repaso.

Isabel: Me gusta tu respuesta, mi amor – dijo dándole un beso apasionado a su hijo, que él tardó un poco en contestar – Ya sabes que soy tuya, en todos los aspectos.

Iker: Gracias mamá – dijo volviendo a estar otra vez erecto – La verdad es que me alivia mucho el dolor.

Isabel: ¿Quieres más? – dijo cogiendo de nuevo su polla.

Iker: ¡Sí! ¡Me gustaría!

Isabel: Ordena a tu puta que quieres que te haga – dijo lasciva.

Iker: ¡Quiero que me hagas una cubana! – dijo cachondo sin poder quitar la vista de las tetazas de su madre.

Isabel: Ven, siéntate y disfruta de las tetas de tu puta – dijo sentándolo en el váter.

Isabel se colocó de rodillas y entre las piernas de su hijo. Cogió su polla y después de meneársela un par de veces, se la metió entre sus tetas. Isabel comenzó a pajearlo con sus tetas, a hacerle una sensual cubana con una sonrisa pícara.

Isabel: ¿Te gusta lo que te hace tu puta, mi amor?

Iker: ¡Me encanta! – dijo cachondo sin perder detalle de lo que le hacía su madre.

Isabel: Ahora te va a encantar – dijo guiñándole un ojo.

Isabel movió un par de veces sus tetas en la polla de su hijo y se separó con una sonrisa pícara, fue al armario y cogió aceite que usaba para los masajes. Ante la sorpresa de su hijo, se untó con aceite las tetas. Isabel volvió a colocarse entre las piernas de su hijo y metió su polla entre sus tetas, haciendo que ahora escurra mejor.

Isabel: ¿Qué tal ahora, mi amor?

Iker: ¡Mucho mejor, sigue, no pares, me encantan tus tetazas!

Isabel: Agárrate y disfruta, mi amor, que vienen curvas – dijo con cara de puta viciosa.

Isabel siguió con la cubana a su hijo cada vez más rápido. Ahora escurría mejor su polla y ambos disfrutaban más.

Isabel: ¡Me encanta!

Iker: ¡No voy a tardar en correrme, puta! ¡Me encantan tus tetas, no pares, sigue, así!

Isabel: ¿Dónde quieres correrte, mi amor?

Iker: ¡En tu cara y tus tetas! ¡Oh sí, pajéame, sí, no pares, sigue, así! ¡Me corro!

Isabel: ¡Oh sí, mi amor, dame toda tu leche en mi cara y en mis tetas! ¡Báñame en tu leche, mi amor! ¡Dámela toda!

Isabel sacó la polla de su hijo de sus tetas y la empezó a pajear rápido, apuntando hacia su cara y tetas y recibió toda la corrida de Iker, una gran corrida. Iker lanzaba potentes chorros de leche, los primeros cayeron en su cara y los últimos en sus tetas. Cuando terminó de correrse, Isabel miró con lujuria a su hijo al mismo tiempo que sin dejar de mirarlo, se lamía toda la corrida que su hijo le había echado en la, con cara de viciosa.

Isabel: ¡Me encanta tu leche, mi amor! ¡Me has enviciado! – dijo relamiéndose.

Iker: Eres muy buena, mamá – la felicitó – Ya casi no me duele.

Isabel: Gracias, mi amor – dijo dándole un pico – ya sabes que lo que quieras no tienes más que pedirlo.

Iker: Gracias mamá. Voy a ir a ponerme al día con los estudios, hoy me van a traer apuntes y ejercicios.

Isabel: Vale, mi amor. Espera, te ayudo – dijo solícita.

Isabel ayudó a su hijo a vestirse y se fue a sus quehaceres, no sin antes hacerse un dedo, gritando para que le oyera su hijo. Iker se quedó atónito con las cosas que decía su madre, tipo: “Me encanta tu polla, hijo”, “Quiero toda tu leche, Iker”, Quiero que me folles mi coño y mi culito”, “Quiero sentir tu polla reventándome”. Casi a la hora de comer, llamaron al timbre. Isabel, avisada por su hijo, se vistió y abrió la puerta, no se esperaba lo que vio. Ante ella había una chica, de la edad de su hijo, muy guapa, rubia de ojos claros, vestida con vaqueros y una camiseta escotada que dejaba ver sus tetas ya grandes.

Isabel: Hola, ¿tú eres la compañera de Iker?

Laura: Sí – dijo sonriente – Vengo a darle los apuntes y ejercicios de las últimas semanas.

Isabel: Pasa, está en su habitación.

Isabel, muy celosa, guio a esa muchacha hasta la habitación de su hijo, que estaba tumbado en la cama, con el pantalón corto y sin camiseta. Isabel no quitó ojo a la muchacha y vio cómo le brillaban los ojos, cuando vio a Iker. Enseguida lo saludó con demasiado entusiasmo, para el gusto de Isabel.

Laura: ¡Iker! – se lanzó a abrazarlo con cuidado y plantarle dos besos en la cara, cerca de los labios - ¿Qué tal estás? – dijo pasando sus manos por las escayolas.

Iker: Bueno, podía estar peor, ¿y vosotros que tal por clase?

Laura: Bien, cómo siempre – dijo encogiéndose de hombros - ¡Aquí te traigo todo! – dijo señalándole una carpeta llena de folios – Si necesitas ayuda me avisas y me vengo a estudiar contigo – dijo coqueta mientras se mordía el labio inferior y le miraba lasciva.

Iker: Gracias, Lau – dijo sonriendo.

Laura: Y, ¿necesitas ayuda para otras cosas? – dijo señalando su polla con la mirada.

Isabel: ¡No, no te preocupes! Lo tengo muy bien atendido – dijo con una sonrisa forzada y muy celosa.

Laura: No lo dudo, pero hay cosas que una madre no puede atender – dijo sonriendo – Quizá yo…

Isabel: ¡No te preocupes! Ya él se las apaña, ¿verdad que sí, cielo? – dijo mirándolo con cara de pocos amigos.

Iker: Sí, sí – contesto divertido por el ataque de celos de su madre ante la insinuación de su amiga – No te preocupes, ya me apañaré.

Laura: No es molestia – dijo acercándose peligrosamente a su boca – Lo haría encantada.

Isabel: Bueno ya es muy tarde y tus padres te estarán esperando – dijo separándola de su hijo – Más tarde te avisará mi hijo si le tienes que ayudar – dijo empujándola fuera de la habitación.

Laura: Adiós Iker, ¡llámame!

Iker: Adiós Laura – dijo divertido.

Isabel, luego de que se fuera Laura, llegó hecha una furia a la habitación de Iker, que se le notaba la diversión en sus ojos.

Isabel: ¡Qué se ha creído esa niñata!

Iker: Mamá, tranquila – dijo riendo – Es solo una compañera de clase.

Isabel: ¡Esa zorra quiere ser más que tu compañera de clase! – le espetó celosa - ¿No has visto que casi se te tira encima? Si no la llego a parar te folla conmigo delante – dijo roja de ira.

Iker: No creo que sea para tanto – dijo riendo – Pero si tan celosa estás, ¿por qué no te desnudas y me follas tú? – dijo con cara pícara.

Isabel: ¡Mi amor! ¿Eso quieres? – dijo ya sorprendida y contenta.

Iker: Sí. Quiero que me demuestres hasta dónde eres capaz de llegar conmigo – dijo serio - ¡Desnúdate y ven a follar con tu hijo! – le ordenó.

Isabel: ¡Ahora mismo, mi amor! ¡No sabes las ganas que tengo! – dijo feliz y cachonda.

Iker: No lo sé. Pero estoy seguro de que me lo demostrarás.

Isabel se desnudó de forma lenta y sensual, viendo cómo la polla de su hijo volvía a cobrar vida. Cuando estuvo desnuda, lo desnudó a él y se tumbó encima suya, con cuidado de no hacerle daño en los brazos. Comenzó a besarle lento y apasionadamente.

Isabel: ¡No sabes cómo te amo, mi amor! ¡Cómo te deseo! – dijo entre besos.

Iker: Yo también mamá, te amo y te deseo – dijo entre besos.

Isabel comenzó a moverse, restregando su cuerpo con el de su hijo, notando la dura polla de su hijo en su encharcado coño. Isabel comenzó a besar el cuello de su hijo y el pecho mientras Iker se dejaba hacer.

Isabel: ¡Estás buenísimo, mi amor, me vuelves loca! – dijo mirándole con deseo.

Iker: Tú también estás buenísima, mamá, te comería entera – dijo mirando sus tetas.

Isabel comenzó a bajar hacía la polla de su hijo, pero él se removió y la paró.

Iker: ¡No quiero que me la chupes ahora, quiero que te empales con ella! ¡Ya! – dijo mirándola intensamente - ¡Quiero sentir cómo abro tu coño con mi polla, puta!

Isabel: ¡Sí, mi amor, lo estoy deseando! ¡Quiero que me partas en dos con tu pollón! ¡Oh sí! – dijo gritando mientras poco a poco se auto penetraba con la polla de su hijo el coño.

Isabel, se comenzó a meter la polla de su hijo lentamente, sintiendo cómo la abría el coño como nunca antes nadie lo había hecho. Iker, comenzó a comerle las tetas a su madre, haciéndola gemir y gritar de placer.

Isabel. ¡Oh sí, mi amor, me encanta, me corro! – dijo al penetrarse entera.

Iker: ¡Vamos, puta, cabalga a tu hijo! ¡Dame teta!

Isabel comenzó una lenta cabalgada mientras besaba a su hijo y dejaba sus tetas en su boca. Iker disfrutaba de lo que le hacía su madre, que lo trataba con amor y pasión, mientras daba rienda a su hambre de teta. Isabel, poco a poco fue subiendo el ritmo de su cabalgada, hasta hacerlo duro. Se follaba a su hijo mientras berreaba de placer con los ojos en blanco y no paraba de correrse.

Isabel: ¡Oh sí, mi amor, no pares de comerme las tetas! ¡Que pollón tienes, mi amor, me encanta! ¡Me partes en dos, pero me muero de placer, mi amor! ¡Me corro!

Luego de unos minutos de intensa cabalgada de Isabel a su hijo, Iker se corrió dentro del coño de su madre, que recibió la descarga de leche de su hijo con un orgasmo apoteósico.

Iker: ¡Me encanta cómo me follas, puta! ¡Me corro! ¡Oh sí, toma leche, puta, toma la leche de tu hijo, sí!

Isabel: ¡Sí, dámela toda en mi coño, oh sí! ¡Quiero toda tu leche, me encanta! ¡Me corro!

Cuando ambos terminaron de correrse, Isabel se quedó tumbada, exhausta, encima de su hijo con cuidado de no hacerle daño. Estaba feliz, su hijo le había dicho que la amaba y que quería follarla. Empezó a besar con ternura y amor a su hijo por su pecho y su cara, mirándolo feliz.

Isabel: ¡Me ha encantado, mi amor! No esperaba que me pidieras que te follara.

Iker: Llevo mucho tiempo deseándolo, mamá. Desde que comencé a pajearme eres la musa de mis pajas. Todo lo que ha pasado desde el accidente, es un sueño para mí, pero no puedo dejar de pensar que está mal.

Isabel: No te preocupes, mi amor. No le hacemos daño a nadie – dijo sincera y sonriente.

Iker: ¿Soy mejor que papá? – dijo curioso.

Isabel: ¡Muchísimo mejor que ese patán! – dijo seria – A parte de ser encantador, responsable y buena persona, eres el mejor amante del mundo. No sé a quién has salido con esa polla, pero a él no – dijo sonriendo.

Iker: Siempre he querido ser mejor que él, en todos los aspectos – le confesó.

Isabel: ¡Lo eres! – dijo besándolo con amor y adoración - ¿En qué piensas? – dijo al verlo serio.

Iker: En que quiero recuperarme ya – dijo mirándola con intensidad – No me aguanto las ganas de follarte entera y cómo quiera – dijo besándola.

Isabel: ¡Mi amor! Soy toda tuya – dijo acurrucándose a su lado – Todo mi cuerpo es tuyo para que lo uses a tu antojo.

Iker: Me muero de ganas de follarte el culo y la boca – dijo sonriente mientras le pasaba su lengua por su cuello.

Isabel: ¡Cuando quieras, mi amor! – dijo sorprendiendo a su hijo - ¡Quiero que me hagas de todo!

Iker: Mamá, hay algo que no te he contado

Isabel: ¿El que? – lo miró preocupada.

Iker: Cuando me pasó lo del accidente, no fue porque me quisieran robar. Fue porque unos chicos del barrio me increparon diciéndome lo buena que estabas, que te iban a follar entre todos y que eras una puta. Por eso estallé y empecé la pelea.

Isabel: ¡Mi amor! – dijo abrazándolo fuerte – Gracias por defenderme – dijo emocionada – No me importa lo que digan los demás – dijo quitándole importancia – a mí solo me importa lo que digas, quieras y pienses tú, mi amor – dijo llena de amor.

Iker: Te amo, mamá. Tengo hambre, ¿comemos?

Isabel se levantó y fue a por la comida. Ambos comieron en la habitación, pero Isabel después de comer se llevó toda la ropa y pertenencias de su hijo a su habitación.

Isabel: A partir de hoy dormirás conmigo – dijo sonriente y feliz.

Iker: Lo haces para que te folle a todas horas – dijo riendo.

Isabel le guiñó un ojo, provocativa y terminó de colocar las cosas de su hijo. A partir de ese momento viviría por y para su hijo.