Todavía recuerdo como sus ojos se clavaron en los mío mientras yo seguía botando describiéndole las maravillas del sexo en grupo, hasta que explotó en mi interior como una bomba rabiosa mientras su cuerpo se contraía...
Cómplices en lo perverso, tú y yo... Su sexo para ti, mientras te observo, beso tu nuca, aprieto mis pechos contra tu espalada, mi pubis contra tus glúteos que retumbarían en mi vientre mientras la penetras.
Pretende ser poesía, pero está vez no de corte erótico, sino más bien dramático...
Ayer en la noche me preparé para ti, pero antes, me brindé a él. Sólo lo hice por alimentar aun más nuestro fugaz encuentro si esto es posible. Bajo la ducha rasuré mi cuerpo íntegramente, lo hice despacio.
Qué cosas se desean en plena excitación, debía ser el ambiente el que me llevaba a querer convertirme en algo que yo no debía ser.
Ansiedad en noches cerradas Condena que me derrumba Tu ombligo, mi celda privada Tu vientre mi loca tortura...
Cántaros de dulce veneno que engañaban mi apetito tus pechos entre mis manos, afilado mi cuchillo
Tu mano volvía a intentar quererme tocar, agarrar el arito plateado, pero mi negativa con la cabeza y la mirada convirtieron en torturada tu expresión. Me agaché lentamente y por primera vez, roce mi lengua con tu deseo.
En ese instante sintió una mano amplia posarse sobre su nuca, envolver su cuello sin el más mínimo esfuerzo. Dedos largos y gruesos, piel tersa. Un escalofrío subió por sus piernas hasta convertirse en un nudo en la garganta. La tibia piel le reconfortó.
Susceptible de interpretación, no todos vemos lo mismo en un cuadro, ni sentimos lo mismo con una canción, a veces pasa lo mismo con la lectura...
El sonido de los besos de su abuela, las sonrisas de sus amigos, los padres con sus hijos en sus hombros... Un conjunto de diapositivas de color, de fondo, escuchó al lobo aullar...
... a la vuelta de la esquina párteme en dos, como sino fuera nadie y a la vez tú máxima fantasía, porque así, creo que podría disfrutar hasta morir...
Creo que podría derretirme entre tus labios, dejar que la corriente se apoderara de mi cuerpo produciendo fuertes contracciones sobre mi sexo mientras que tu boca permaneciera pegada a mi. Pero tienes algo más en mente.
. Lo hizo con fuerza, pero de una forma tan tremendamente morbosa y carente de sentimientos que resultó delicioso para lo que en esos momentos deseaba. Cada vez que su polla se introducía al completo en mi, hasta sentir sus testículos golpeando la parte inferior de mis nalgas, veía la llama de los ojos del camarero...
¿Colorada? ¿Que me están saliendo colores y temblando el pulso? Mira Juani que no tiene gracia eh, te digo que no y punto, que fue mi Tomás que no se qué hizo. Anda no te rías... no te vuelvo a contar nada eh, que no te lo vuelvo a contar... Me va a gustar a mi ver esas cochinadas, ¡por favor!
... y si mi locura es la que te atrae bendita enajenación la que me envía a mi Alfonso disfrazado de loquero, que en mi invalidez sumerge sus manos bajo este absurdo camisón anudado en la espalda para palpar mi sexo maduro.
Dos lectores asiduos nos hablan sobre aquellos que nos leen en silencio y que rara vez dejan su firma, pero, quiza si, su valoración.
Relato 100. Cubro todas las categorías. Entrevista a "un" lector. Mis agradecimientos, mis reflexiones tras nueve meses de gestación... Todo lo que estoy aprendiendo!!!
En el sexo me ocurre lo mismo, basta que me digan que tiene que ser especialmente magnético, especialmente romántico, especialmente... lo que sea para que se convierta en un fracaso especialmente inolvidable.
La mirada oscura se estrella contra el suelo. Enrojecida su piel para deleite de mis sentidos, que provocan que mi boca se convierta en dulce, y mi corazón en un motor que trabaja a mil revoluciones. Disfruto con su sufrimiento.
Nuestros labios se unieron y precipité mi mano hacia la cremallera de sus pantalones, rápida, en busca de ese sexo anhelado. Duro y firme, ahí estaba... esta vez no me iba a echar a correr no, esta vez no iba a huir...
No puedo parar, siento el orgasmo subir por mis piernas y enrredarse a mi vientre... pero ella me insiste... mientras me masturbo con una mano, de la camisa extraigo mi cartera, saco el dinero y se lo entrego al universitario...
Si cierro los ojos y sello mis labios, con mi mano puedo conmoverte más que con una palabra
Capítulo 8: Demasiado tarde Diana se aterroriza, decide dcontarle a su padre que está pasando... demasiado tarde...
Capitulo 9 y último: Dudas, traición y el llanto de la impotencia... Se masturba con rabia, con tanta impotencia como aquel día dentro del coche cuando su polla no quería responderle... Y como si de una película se tratara ve pasar la sucesión de imágenes por su cerebro...