"Quiero follarte ahora"
Uff, lo has susurrado en mis oídos, lo has hecho de forma tan intensa que se me ha erizado la piel. No sé porque me gusta tanto cuando me hablas así pero parezco salirme de mi misma para convertirme en otro ser.
Me gusta que uses esa palabra, "follarte", ummm, implica tanto, tiene tantos matices. No vas a decirme que me quieres, ni llenarme de besos con promesas, no. Vas a arrancarme jadeos, suspiros y toda mi coraza habitual. Vas a convertirme en carne, carne que se consumirá en escalofríos de placer mientras tu cara se congestiona entre expresiones de sufrimiento y brillos de sudor.
Porque si vas a follarme no lo harás en una cama, quieres hacerlo ya, y aquí no sería posible, tampoco en un coche. Eso más que follarme sería joderme, la edad no me permite adoptar las posturas acrobáticas que ese escaso espacio exige...
Tú lo vas a hacer de pie, lo sé. Limpiaras tus manos en el trapo blanco y desatarás tú delantal, mientras tu dedo me indicará el camino que tengo que seguir con cierta perversidad. Y yo ahí estaré, convirtiendo mi entrepierna en almíbar, y mi paladar en agua que se escurrirá entre mis labios. En la puerta trasera, donde descargan los camiones, ahí, me agarrarás del cabello desde atrás y volverás a susurrarme...
"Quiero follarte..."
Entonces sé que volcarás mi cuerpo sobre la tapa del cubo de basura, con prisa y ansiedad, como si el dolor de tus testículos te estuviera poseyendo, bajarás los pantis, mis bragas, tus pantalones y me follarás en ese rincón oculto
No me importaría que me besaras antes pero veo en tus ojos que solo deseas que tu sexo se envuelva de mi temperatura. Veo en tu expresión que te pierdes por ver mis nalgas desnudas, mientras mis pechos se aplastan sobre la naranja tapadera del contenedor, y follar, como lo hacen los animales, en busca de tu placer, sin más miramientos...
Para luego por la noche, cuando lo recuerdes bajo las sábanas, a escondidas de tu mujer que soy yo, masturbarte con deseo. Como lo haces las noches posteriores al sexo frenético. Al día siguiente me haces el amor, para calmar mis necesidades afectivas, eso crees tú. No te imaginas todo lo que sacas de mi cuando te comportas tan bruscamente, no sabes como me gusta. Crees que solo te apasiona a ti y a mi me hace sentir mal, en cambio, enloquezco cuando durante la noche siento como envuelves tu amoratado glande en un pañuelo para empaparlo con el recuerdo de tus posesiones animales. Te escucho respirar fuerte mientras me hago la dormida y mi sexo comienza a palpitar...
En la mañana, te despiertas, y mientras te duchas busco bajo la cama tu pañuelo, a través de la puerta entornada veo el vaho colarse en el dormitorio. Rozo la tela ya seca por mi entrepierna, la acerco a mi nariz, inspiro y comienzo las caricias aceleradas alrededor de mi clítoris con los recuerdos grabados en cada uno de mis cinco sentidos. Se trata de un placer rápido, acelerado. Debo dejar el pañuelo en su lugar antes de que me descubras...
Me das los buenos días envuelto en la toalla, premias mi permisividad insinuándote con caricias, con besos, con palabras de amor, "te quieros", mientras tu sexo se introduce en mi interior lentamente. Ummm, crees que eso me excita más, siempre en esos instantes estoy más húmeda que la tarde anterior cuando en la calle me follaste bestialmente, pero con tu piel oliendo a gel, lo que no sabes es que tu sexo resbala a través de los restos de mi primer orgasmo matutino.
Sé que a ti te enloquece saber que me follas como si no fuera nada tuyo, con esa dosis de frialdad. Pero también sé que te gusta pensar que yo disfruto más con tu cariño y dulzura, eso hace que cualquiera de los dos encuentros resulte especialmente atractivo.
¿ Por qué estropear las cosas si a así los dos llegamos a enloquecer? ¿Quizá desde la ducha tú observas como busco con ansia tu pañuelo bajo la cama? ¿Será que a los dos nos enajena este silencio?
Ahora vuelve a susurrarme que quieres follarme....
Salgamos de nuestro bar, y a la vuelta de la esquina párteme en dos, como sino fuera nadie y a la vez tú máxima fantasía, porque así, creo que podría disfrutar hasta morir...
Mañana, ya me harás el amor...