miprimita.com

Loca

en Amor filial

Alma libre que agita las alas en noches abiertas...

Así me gustaba soñarme, pero mi realidad abstracta y confusa, de ligeros momentos de lucidez se alimentaba de una monotonía diaria desde que amanecía hasta que el firmamento se teñía de negro cubriendo los pequeños luceros de las fantasías. Así es la gran ciudad, tiene tal fuerza vertiginosa que puede borrar de tus sueños hasta los anhelos más volcánicos que la tierna infancia despertó.

Las definiciones nunca me habían gustado, ni siquiera sabía si el rojo que yo conocía era el que también veían los demás. Quizá el color que yo identificaba con la fuerza y la pasión tenía unas tonalidades que para otros se parecían al amarillo que mis pupilas cazaban. Este podría ser el quid de porqué Alfonso combinaba tan mál las prendas de vestir. Nunca pude entender esa obsesión por juntar unos pantalones de pana Rojos con un jersey de cuello de pico naranja. Era algo que chirriaba al más mínimo sentido de la estética.

Siempre, desde chiquitita, daba vueltas a una manera de poder comprobar que todos veíamos los colores igual, y ahora 45 años después todavía no tengo respuesta a esa pregunta pero si a que no todo en está vida se puede describir.

Vale, vale, ya sé que todo esto es algo raro, pero yo también soy asi. Si, debo reconocerlo, me ha llevado algo de tiempo asimilarlo pero ahora con el paso de los años, veo las cosas desde otro prisma, desde un mundo paralelo.

En la soledad estoy aferrada al amplio ventanal que tengo. Ese desde el cual asomo mi chata naricilla para inundarme de la adictiva contaminación que me tiene presa sin permitirme alzar el vuelo hacia otro lugar.

Son cosas que no se pueden describir, con mi cabeza ladeada me sueño viajera de mochila en solitario, donde me sobran todos y solo me faltas tú. Con tus pantalones rojos y tu jersey naranja tras los árboles en flor y tu sexo entre mis labios, me faltan tus densos ríos poderosos que inundaban mi olfato y regaban mi piel, como me falta ese sueño juvenil que me robaste.

Es curioso como puedo soñarte entre los edificios de colores y ruidos sofocantes que alteran mi alma y embrutecen mi razón, Frente al ventanal todavía puedo ver tu oscura sonrisa, la de los tiempos jóvenes en los que mis alas acariciaban el viento tras arbustos y matorrales.

Sola, ese era mi destino, ya a mis 18 años tú decías que asi era yo, un único ser libre sin ataduras ni raíces. Nunca me enganché a nada ni nadie más que tú.

Ese maldito pueblo espectador de tus ardores maduros, de tus fantasías secretas. Conocedor de tus oscuros deseos y mi cuerpo. Cuarenta y cinco años, los que ahora tengo yo, son tantos y a la vez tan pocos... Asi eras tú, rudo, de campo, dedicado a la ganadería, con ese aroma ovino, acercabas tus dedos a mi cuerpo y presionabas bajo mis bragas de algodón, áspera piel Alfonso, áspera, mezclada con tu aliento de hogaza y chorizo de los pueblos castellanos con los que perfumabas mi sexo para hacerme "buena hembra" como decías. Y me cubrías, como los sementales lo hacen, con un grueso sexo de cabeza amoratada que me hacía aullar como perra en celo mientras el sol dorado tintaba de ocre las eras clavándose en mi nuca, y Chuco rozaba con los pelos de su agitado rabo mis piernas enre tus jadeos y mi eterno juvenil sudor.

Todos los días, tú no sabías de laborables y festivos. Entre tus ovejas me bajabas las bragas y sumergías tus ansiosas manos para clavarlas en mi tierna cavidad, mientras tu lengua hinchada, ácida de vino malo del botijo se adhería a mis pezones hasta ponerlos del mismo color que tu preciado elixir.

Me enseñaste todo lo que tenía que saber sin palabras. Los rumores se extendieron y como si de una leyenda se tratará me convertí en objeto de deseo, huérfana de padre y madre nadie velaba por la protección de lo que en esos tiempos se consideraba el más preciado tesoro, el honor. A escondidas, tanto el Fausto como el Tanis me demandaban, su olor a oveja no era tan puro como el tuyo, porque mientras que uno era básicamente primario, los otros se alimentaban de fanfarronería y sufrimiento ajeno.

No, no me mires así Alfonso, de nuevo pareces decirme que estoy loca como todos me lo dicen. No seas tonto, que te veo llegar cada tarde como un ángel a la vera de mi ventanal, regresas desde el cielo, y si mi locura es la que te atrae bendita enajenación la que me envía a mi Alfonso disfrazado de loquero, que en mi invalidez sumerge sus manos bajo este absurdo camisón anudado en la espalda para palpar mi sexo maduro, marchito tras su marcha. -¡Así, así Alfonso!- No puedo más que mascullar palabras, pero siento tus manos introducirse entre mis pliegues, y, posteriormente llevártelas a la nariz para olerme como animal enfermo... Yo también te inspiro, ya no hueles a chorizo, lo haces a desinfectante pero sé que no puedes ser un espejismo, sé que es la prueba de que me has perdonado.

 

-¡No te carcajees!- no puedo erguir la cabeza, ladeada deja escapar un hilo de transparente saliva con fuerte concentrado de tu ausencia, que solo gotea a tal ritmo cuando entre tu abotonada bata dejas asomar ese poderoso sexo que en mi juventud me hizo mujer y me convirtió en pieza deseada de muchos otros estandartes. Mira como la chiquita de mi lado mira con envidia, déjala, ella está loca, con solo 32 años la han encerrado aquí porque dice que ve a lobos y fieras que la atacan, ya ves, nos mira con envidia mientras dejas mi sexo desnudo ante su vista y metes tus dedos entre el plástico del a silla de ruedas y mis nalgas. Jajaja, déjame que me ría, sabía que volverías ahora que el Tanis y el Fausto no están y que tú me has perdonado.

Nunca quise hacerte daño, no pretendía que desaparecieras de mi vida porque nunca esperé nada de nadie nada más que de ti, tu aroma y tu sexo, pero aquel día me asusté cuando me apretaste con fuerza el cuello mientras sumergías tu sexo entre mis nalgas, el instinto me hizo girarme y golpear tu cabeza con aquella piedra, ¡maldita piedra!, quién la pondría allí... Caíste inconsciente, me asusté tanto que en mi acelerada carrera semidesnuda por el campo salí desaborida hacia la carretera Alfonso, entre llantos y contusiones de nuestros apasionados encuentros, hasta chocar frontalmente con el automóvil del Tomás.

Veintisiete años en esta silla, añorando tu olor y tus placeres. Lejos del Chuco, las ovejas, el ácido aroma del vino, y el olor rural, en la gran ciudad esperando que llegué la tarde para tu visita rutinaria, esa en la que mandas salir a los familiares de mi cmpañera de cuarto y candas la puerta para el reconocimiento diario, bajas del más allá... ¡ No, eso no puede ser!, el caso es que estás mucho más refinado Alfonso, preso en tus 63 años como yo lo estoy en mi silla, con ese aire de doctor haces bien tu papel mirándome a los ojos con sarcasmo y superioridad, como si de verdad pensaras que estoy loca mientras toqueteas mi sexo con la misma desesperación que cuando era una virgen jovenzuela, para luego embestirme con similar brusquedad a la de los matorrales de nuestro pueblo - ¡ahhh Alfonso como te siento!- que mientras llenas mi boca y se escurre por mis comisuras tu pecado creo oler a tus rebaños, a chorizo, a vino castellano. Mis pupilas se dilatan, te suplican que me desprendas de la ropa pero tú te limitas a llenarme la boca solo con un trozo de ti, en el campo, en cambio te restregabas, ahora, en tu papel solo me consuelas mientras me gritas con tu expresión -"Loca, loca"-

Loca, si , lo estoy, mientras me limpias con una gasa las ultimas gotas de tu esperma de mi boca veo como invades con tu mirada la cama vecina, has girado mi silla para que no pueda ver los edificios sino que por mi forzada posición observe tus espaldas aproximarse a ella...

¡Qué malvado Alfonso! Y que travieso, jugaste conmigo... Es el doctor el que se sumerge entre los delgados muslos de la joven demente, no sé dónde te has metido, pero como un espectro se ha cambiado él por ti, las manos de ese hombre de blanco envuelven los pequeños pechos de la mujer mientras en mi paladar se ha quedado preso el sabor amargo de su esperma ...

Con los ojos cerrados veo tus pantalones rojos, los de pana, y aprovecho los jadeos masculinos de la habitación para recrearte en mi recuerdo entre los trillos y las eras, entre los sueños inocentes que algún día tuve, los sueños de convertirme en una estupenda peluquera... Sueño contigo Alfonso, yayo como te llamaba de pequeña, abuelo hasta que en mi juventud probé tu sexo... Sangre de tu sangre, de ardores enfermizos... sangre animal, leyenda de nuestro apellido...

Ja, dicen que estoy loca, escucho como alguna enfermera le cuenta a otra que hace unos años, cuando todavía yo hablaba dije que en nuestro pueblo se contaba que nuestra familia esta bajo un hechizo, abuelo. Déjame que vuelva a llamarte así, si este ha sido nuestro destino. Les conté lo del monte de la herradura, si, si... Se lo escuché hace tiempo a tio Antonio, cuando yo solo tenía 10 años.

Decía que al lado de el ciprés del Monte de la Herradura subió uno de nuestros antepasados, desesperado por una desenfrenada pasión y debido a que en nuestro pueblo no se encontraba ni una sola mujer tras una epidemia vírica que afecto a las féminas el pastor con alta fiebre desahogaba sus impulsos bajo las hojas del solitario ciprés. Cada noche como algo metódico ascendía hasta arriba con el rebaño y comenzaba a masturbarse bajo las estrellas. Aquel hecho acabó convirtiéndose en algo enfermizo. El tiempo a parte de arrugas también llevo a la vida de este hombre una mujer, pero su adicción a los orgasmos continuos le llevaba a subir cada noche al monte y masturbarse desenfrenadamente. Esta adicción descontrolada fue provocando en su mente un trastorno crónico. Dicen que un día bajo con la mano sangrante llorando y muy alterado diciendo que el ciprés del Monte le había hablado. Nadie le creyó, pero él anunció que el árbol le amenazó con la muerte anticipada de su esposa sino paraban sus acciones recurrentes. A las pocas semana la esposa falleció mientras se encontraban ambos en la cama ...

Se contaba que nuestro antepasado subió corriendo y desesperado con un hacha a cortar el ciprés en venganza de lo ocurrido, pero éste antes de ser tumbado lanzó un hechizo sobre la familia augurando muertes aceleradas y desgracias para todos los miembros de la casta viéndose destinados a cometer grandes aberraciones y locuras por un deseo sexual desbocado.

¿Ves abuelo como lo conozco?, por eso no puedo odiarte, mis padres muertos, tú muerto, yo loca.... loca y con el único deseo de que llegué la tarde de mañana, de que tus dedos se introduzcan entre los labios de mi vulva y que de tu sexo se alimente mi paladar... Déjame pensar que el de la bata blanca eres tú Alfonso, abuelo...,que a pesar de muerto puedes ser espectro, ¿no estoy loca? Entonces porqué no pensar que puede ser cierto, déjame soñar que es un hechizado quien se carcajea de esta pobre demente inválida mientras me posee, no dejes que vuelva la lucidez en ese momento y pueda ver el cartelito de la pechera de la bata donde hoy, mientras sus manos me limpiaban el semen de mis labios, he podido leer Doctor Alvarez Tomás, Psiquiatra, Clínica Arturo Florer.

Déjame soñar con volver a nacer, donde mi alma libre que agite las alas en noches abiertas...

Mas de alesandra

El Viaje de Natalia: La fiesta

El Viaje de Natalia: Una obsesión

El viaje de Natalia: Soy tus ojos

Esclava de su esclavo

Un beso compartido

Estando en flor...

El viaje de Natalia: Mi amigo Carlos

El viaje de Natalia: Háblale mientras te...

El viaje de Natalia: Te echo de menos

El viaje de Natalia: Un equipaje para siempre

El viaje de Natalia: La vida en el campo

El viaje de Natalia: Aquel último verano

El viaje de Natalia: Una bocanada de humo

El viaje de Natalia: Una extraña cita

Sueño Profundo

El viaje de Natalia (2)

El viaje de Natalia

El eco de mi fantasía

La moda llegó a TR...

El hermano sandwich

Dormía a tu lado

Tu verano en mi invierno

Despertares...

Háblame...

Tus palabras...

Encuentros multiples

No me atrevo

Bajo el Puente

Últimas páginas de un diario

... Y Dios lo vió todo

Preso en mi -universo-

Entre sábanas rojas

Aquella tarde de billar

Cada tarde en el parque...

No erótico: Radiografia del subconsciente

Falsas apariencias

Cuentos no eróticos: El aullido del lobo

El mudo -tic-tac-

En el otro lado...

Sota, caballo y rey

Los lectores contestan...

Mi -Todo a Cien- de TR

Especialmente... frustrado!

Vértigo

Destino prohibido

Adicción en Vanesa

Ravel; más que un bolero...

Atracción mortal (7)

Atracción mortal (8)

Atracción mortal (9)

Valladolid en silencio...

Juego de perversión

Unos ojos que te miran

Quizá...las lagrimas se vuelvan saladas...

María se despertó inquieta

Una tarde de pastas y té

Ismael cumple 32

Una vida de otoños

Siete Pecados Capitales

Instintos animales

El clítoris mental

Nuestra pequeña Lucía

Créeme... mañana no lo volveré a hacer...

Puñales en los genes

Seducción femenina

2= Infidelidad; 4; Intercambio

A ti.. mi mejor amigo, mi mejor amante...

A ti... autor de TR

Despedida de soltera

Remite: Desde la cuenta atrás...

Fotografia desde el tragaluz

Quiero comprarme una vida

Locura temporal

La última campanada de 2004

A 60€ la hora...

La llamada del Tabú

En clave de sol

Un lienzo en blanco para ti

El amigo de Laura (5)

El amigo de Laura (4)

El amigo de Laura

El amigo de Laura (2)

El amigo de Laura (3)

Amor complicado

La cara oculta de la novicia Doña Ines (inedito)

El iman de un buen tacón...

A lo hecho... pecho?

Buenos dias!

El viaje a Kerala

Buen vino de reserva!

Ahora solo pienso en pollas Ales

Una amistad dificil de llevar

Puta de uno

En menos de 24 horas...

Por qué rizar el rizo?

Una chica dificil

Dulce tortura

Mi 23 cumpleaños!

Dificil final!

Juego de mesa

Tengo que confesartelo

Anécdotas del piercing...

Carta a un gigolo

Desde mi ventana...

La venganza de mi hermano... el final!

La venganza de mi hermano (3)

La venganza de mi hermano (2)

...en la cabina...

La venganza de mi hermano...

El piercing

Desesperados (2)

Que eres bisexual?

Desesperados

Un trastero, mis vecinos y yo quería ser mayor...

Mi primera vez

Una mañana en la playa nudista!

Poema al amante

Mi tio es un maestro!

El regalo a Sergio

Mario, Susi y yo

El profesor de Autoescuela

El eclipse solar

Mi marido esta enfermo?

Aprendiendo en clase...

Una cena de negocios

Viaje en el Metro

Aprendiendo en clase... (2)

La lengua tan preciado musculo!

Un verano inesperado!

Sorpresas te da la vida!