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Una noche en Bangkok

en Bisexuales

Tras muchos años de prometerle a Karen que la iria a visitar a Australia donde habia establecido su residencia tiempo atras, finalmente habia conseguido encontrar el tiempo para tomarme unas largas y deseadas vacaciones.

Que ademas conicidieran las fechas con una de las raras ocasiones en que Karen iba a visitar a su familia en el norte de Inglaterra, me hizo acabar de decidir. Quedamos en el aeropuerto de Londres para hacer el largo viaje juntos.

El dia de partida nos encontramos sin dificultad en la sala de embarque del aeropuerto de Heathrow.

Al contrario que yo, en los dos años pasados desde la ultima vez que nos habiamos visto, ella habia mejorado su imagen. Yo seguia vistiendo descuidado y habia engordado. Ella en cambio, se veia estupenda. El cabello rubio que ahora llevaba muy corto le daba una imagen juvenil y traviesa. Me abrazo y planto un fuerte beso en mis labios.

Dada la larga duracion del viaje hasta Melbourne, a sugerencia suya, habiamos decidido hacer una escala de dos dias en Bangkok para tener ocasion de descansar un poco y de paso hacer turismo.

Durante el largo vuelo nos pusimos al dia de nuestras respectivas andanzas en el tiempo que no nos habiamos visto.

La vida la habia tratado bien y, ademas de en su fisico, se reflejaba en su actitud. Segura de si misma, relajada, se la veia feliz.

Cuando nos descubrio su relacion con su socia en el restaurante, no todo el mundo reacciono positivamente. Sus amigos, sorprendidos o no, lo aceptamos en general sin problemas, pero con su familia fue mucho mas dificil.

Somos amigos desde la infancia, como hermanos, y no me había sorprendido demasiado el anuncio de su relacion lesbiana. Pese a que le habia conocido varios novios, siempre habia sido algo distinta. Para mi, si ella era feliz, era suficiente.

Durante el vuelo me conto muchas cosas sobre Eloise, su novia. Me mostro fotos

(atractiva, nada del otro mundo) y con lo que Karen me explico sobre ella y sobre la relacion entre ambas, yo decidi que Eloise me caia bien. Parecia muy buena gente y si Karen estaba asi de entusiasmada con ella, debia serlo.

Llegamos a Bangkok. Karen solo cansada, yo con la espalda destrozada. "Te acostumbraras si haces el viaje algunas veces mas" dijo ella. En aquel momento yo estaba pensando en quedarme a vivir para siempre en Australia, solo para ahorrarme el viaje de regreso y asi se lo manifeste. Se puso a reir.

Pasado el control de pasaportes y recogidos nuestros equipajes, evitamos a quienes nos ofrecian transporte en el interior de la terminal y fuimos a buscar uno de los taxis que esperaban pasaje en la zona habilitada oficialmente para ello.

Karen le dio al taxista la direccion de un hotel en el que teniamos reservada una habitacion. Ella ya se habia alojado alli anteriormente y lo sugirio como un buen sitio para pasar las dos noches que ibamos a estar en la ciudad.

Llegamos al hotel. Era sencillo, pero confortable. Habiamos decidido compartir dormitorio, como en tantas otras ocasiones. La habitacion era amplia, con una zona de salon amueblada con unos sofas muy comodos y una zona de dormitorio abierta, separada del resto de la estancia por mobiliario bien diseñado al efecto.

El baño era bastante anticuado, pero nos dio igual. Nos moriamos por una ducha. "Duchate tu primero si quieres" dijo Karen "luego yo me voy a pasar una hora en la bañera".

Me duche y cambie de ropa. Con unos shorts y una vieja camiseta me tumbe sobre la cama. Puse en marcha le TV mientras ella se iba a bañar. Antes de darme cuenta, me habia quedado dormido.

Cuando me desperte, pude ver por la ventana que ya habia oscurecido. Tumbada a mi lado, dormida, estaba Karen envuelta en una toalla de baño que con dificultad cubria las partes mas intimas de su cuerpo.

Me levante procurando no hacer ruido y comprobe la hora. Las 7 de la tarde. Habia dormido casi 5 horas y me encontraba muchisimo mejor. Si me recuperaba de las horas de vuelo asi de rapido, tal vez la emigracion definitiva a Australia no seria necesaria.

Karen abrio los ojos y, todavia medio dormida me pregunto "¿Que hora es?". Se lo dije y sugirio que fueramos a cenar a un restaurante no muy lejos donde ella habia estado en una ocasion anterior.

Yo me cambie de ropa, dandole la espalda y en un minuto estaba listo para salir.

Ella saco algo de su maleta y desaparecio en el baño.

Diez minutos mas tarde fui al mini-bar y abri una cerveza. Lesbiana o no, para arreglarse para salir, Karen se tomaba su tiempo.

Pasaron otros diez minutos antes de que reapareciera, por fin lista para nuestra primera noche en Bangkok.

Estaba mas delgada que la ultima vez que la habia visto. Tenia poco pecho, que una camiseta negra sin mangas ceñia para remarcarlo. Ombligo al aire que mostraba un piercing que no le conocia. Unos pantalones negros ajustados enfundaban sus piernas algo musculosas, mejor torneadas de lo que yo recordaba y un trasero de buenas formas.

No pude evitar hacerle un cumplido, rebajandolo con un comentario impertinente respecto al tiempo que habia tardado encerrada en el baño en conseguir ese efecto.

Se rio y me pregunto burlona si le estaba tirando los tejos. "Que va, es por la cerveza en ayunas" respondi "Venga, vamos a comer algo que me muero de hambre".

El restaurante donde me llevo era extremadamente sencillo. Me decepciono su eleccion. Como profesional del sector que era Karen, habia esperado que me sorprendiera con un sitio especial.

Recordarlo ahora me hace parecer que vuelvo a estar alli, con esa fantastica cena que me espera:

Ella pide por los dos. En cuanto llega la comida, mi olfato me dice que el sitio si es especial. Las sonrientes camareras despliegan un monton de platos distintos en nuestra mesa. En cuanto pruebo el primero, mis papilas gustativas casi me provocan un orgasmo. Delicioso. Instantes mas tarde, mi interior casi se incendia. El picante del chili que incorpora el plato es casi inaguantable. El resto de los platos que pruebo coinciden en ambas cosas: deliciosos y extremadamente picantes. Casi me duele la boca, pero no puedo resistirme a seguir comiendo. Noto que Karen come poco. Los gestos de su mano tambien indican que las fuertes especies picantes le abrasan la boca. Arroz y te helado son nuestros unicos antidotos.

Acabamos de cenar. Casi no queda comida en los platos. Era deliciosa. Yo estoy sudando a borbotones y dudo que nunca vuelva a recuperar la sensibilidad de mi boca. Karen tiene la cara tambien congestionada por el picante de la comida. Pedimos la factura. 480 baht. Menos de 10 euros. Increible para la cantidad y calidad de lo que hemos disfrutado.

Salimos a la calle y a unos pasos encontramos una tienda donde venden helados. Compramos dos para apagar un poco mas el delicioso fuego que nos sigue quemando las bocas.

"¿Y ahora que hacemos?" le pregunto. "No se ¿Te apetece ir a uno de esos famosos bares de Bangkok?".

Hombre, pues claro, me muero de ganas. No lo expreso de ese modo. "Bueno, si no estas muy cansada" es la formula que utilizo.

Tomamos un taxi y ella da una direccion. "Patpong road". En pocos minutos llegamos.

Un atiborrado mercadillo en el centro y neones de todos los colores a los lados. Eso es lo primero que me llama la atencion. Empezamos a andar y Karen se detiene varias veces. Habla con los vendedores, regatea tecleando numeros en sus calculadoras. Compra. Yo miro, sorprendido por el ambiente.

Pronto pasamos ante las puertas que los neones alumbran. Recibimos innumerables invitaciones a entrar en locales que prometen desde la cerveza mas barata a los sex-shows mas impactantes.

Yo miro al interior de los bares y descubro la vision de bellezas asiaticas en biquinis bailando sobre plataformas elevadas. Karen pronto se da cuenta de que las compras de camisetas me interesan mas bien poco. "¿Quieres entrar en alguno?" Pues claro que quiero. "Bueno, para tomar algo, ¿no?" Poco sospechaba que mundo me iban a abrir aquellas palabras...

No recuerdo el nombre del bar, pero estaba en una esquina y era muy grande. Entramos y una camarera ataviada con americana amarilla y minifalda blanca, nos dirigio a unos taburetes disponibles. Tomo nuestras ordenes, dos cervezas, y desaparecio.

"¿Que te parece?" me pregunto Karen con una sonrisa burlona en su cara que reflejaba claramente que ya sabia lo que me parecia.

El espectaculo que se desarrollaba ante mis ojos y a mi alrededor, para quien no lo haya visto y no este acostumbrado, era impresionante.

Muchas, unas 20, bellezas asiaticas bailando en el escenario detras de la barra de bar, vestidas con biquinis reveladores.

Musica a todo volumen que, apropiadamente para la ocasion, hacia resonar los acordes de la cancion "One night in Bangkok" de Murray Head que se habia hecho famosa en los 80.

A nuestro alrededor, otras bellezas en los mismos biquinis paseaban, hablaban con los clientes y, en algunos casos, se sentaban en sus regazos, les besaban y reian con ellos.

Llegaron nuestras cervezas. Brindamos.

Se me acerco una chica deliciosa. Educadamente me ofrecio su mano, que estreche observandola. Me pregunto mi nombre y me dijo el suyo. Casi enseguida me pregunto si la podia invitar a beber algo con nosotros. Por supuesto. Con un beso en mi mejilla y una sonrisa, fue a buscar su bebida.

Vi que Karen se reia. "¿Que pasa?" pregunte, algo cortado. "Nada, eres el tipico macho occidental que cae ante la belleza asiatica" se rio a carcajadas.

Bueno, pues si. Es que ella, que era lesbiana, no se habia dado cuenta de lo deliciosa que estaba?... como se llamara. No me acordaba de su nombre.

Justo entonces volvio mi adorable nueva amiga con su coca-cola en la mano. Brindo con nosotros. Debia tener mucha sed porque apuro su bebida de un trago.

"Me gustas mucho. Quiero irme contigo" me dijo al oido. Sus labios atraparon el lobulo de mi oreja provocandome inmediatamente una ereccion.

Yo podia ser nuevo en esas circunstancias, pero tonto del todo no era. Mire a Karen, que, divertida, seguia con una sonrisa nuestra conversacion. Apuramos nuestras cervezas, pagamos la cuenta y salimos a la calle.

Karen me miraba divertida. "¿Estas muy cansado o quieres que vayamos a tomar otra cerveza?" pregunto burlona, sabiendo de antemano cual seria mi respuesta. "Tu mandas, donde tu quieras".

Pasando entre tenderetes que vendian CDs piratas, relojes y camisetas de marcas replicadas, al otro lado de la calle Karen me guio hasta otro de los muchos bares que se alineaban de un extremo al otro de la calle.

Dentro, otra vez una solicita camarera nos indico un lugar vacio con una mesa en uno de los largos sofas que flanqueaban ambos lados del interior del bar.

De repente nos vimos envueltos por una nube de agresivas super-modelos asiaticas con poca ropa a la caza de una bebida.

Inmediatamente me puse a la defensiva. Las chicas eran impresionantes, pero esa agresividad reclamando invitaciones tenia que significar que aquello nos iba a costar mucho dinero.

Muslos y pechos se amontonaban tentadores ante mis ojos, pero me negue a invitar a ninguna de ellas. Karen tambien parecia abrumada por tanta atencion. Por suerte, al cabo de un momento, la camarera que nos traia las cervezas ayudo a despejar a las atractivas ninfas que nos rodeaban como buitres.

La camarera nos pregunto si era la primera vez que estabamos alli. Ambos respondimos que si. Hablamos un rato mas y la invitamos a tomar algo con nosotros.

La musica cambio de ritmo por unos instantes y, siguiendo esa señal, hubo tambien un cambio en las chicas que bailaban en el escenario. Pudimos ver que las que habian estado bailando hasta entonces descendian y la mayoria de las que nos habian recibido tan agresivamente pasaban a bailar. Teniendo la ocasion de contemplar sus cuerpos mas detenidamente, me arrepenti de no haber invitado a alguna de ellas a acompañarnos.

Realmente en este bar las chicas tenian cuerpos mucho mas impresionantes que en el anterior. Muy femeninas. Muy altas. El proceso de seleccion debia ser distinto.

Dos de las que habian bajado de bailar en el escenario se nos acercaron. Una a Karen y la otra a mi.

Yo enseguida le tuve que decir a la que se me habia acercado que, pese a considerarla muy atractiva, no era mi intencion pasar el resto de la noche con ella, aunque fuera una maestra a la hora de chuparla tal y como prometia y yo no ponia en duda.


Viendome despedir a aquella deliciosa mujer de curvas irresistibles con mirada triste por lo que me perdia, Karen se rio y me presento a la que se habia sentado junto a ella.

"Esta es Dalia" me dijo. Nos saludamos con dos besos. Dalia era impresionante. Muy alta, como parecian ser todas sus compañeras de bar, delgada, piel morena, pechos que reclamaban la atencion de quienes estaban a su alrededor, cabello largo negro que casi le llegaba a la cintura, cara muy atractiva. El biquini verde que vestia dejaba poco a la imaginacion, pero yo no pude dejar de imaginar cosas.

"Es simpatica, ¿La invitamos a tomar algo?" me pregunto Karen. Por supuesto, confirme, y a ser la abuela de mis nietos, si dependia de mi.

Segui con la mirada el adorable trasero de Dalia enfundado en el minusculo tanga verde de su uniforme que iba a buscar su bebida.

Pronto se volvio a sentar al lado de Karen y brindo con los dos.

Dalia nos preguntaba cosas, pero mi mirada se escapaba hacia los deliciosos cuerpos que bailaban en el escenario a pocos metros de donde estabamos sentados.

"Dalia pregunta que cual te gusta" me dijo Karen. La cara de Dalia con esa sonrisa amplia de labios voluptuosos, me hizo facil responder sin pensar. "Todas. La que mas Dalia" dije guiñandole un ojo y con una sonrisa. Tampoco era mentira.

Me habria resultado muy dificil elegir. Todas las chicas que bailaban en el escenario o se movian a nuestro alrededor eran muy atractivas y tenian cuerpos impresionantes.

"Lo sabes, ¿no?" me pregunto Karen. "¿El que?" "Fijate" insistio. Seguia sin entenderla.

"Todas las chicas de este bar son en realidad chicos. Travestis. Transexuales." me dijo.

Mi cara, evidentemente, reflejo la sorpresa de la revelacion que acababa de recibir. Tome un trago de cerveza. Karen se puso a reir. "¿Te da corte de que te gusten?" pues si, era la respuesta que no articule.

Karen y Dalia hablaron un rato. Evidentemente Karen le estaba contando a la belleza del tercer sexo que yo no habia sabido de que iba la cosa hasta unos instantes antes.

Dalia se rio un poco, pero no parecio importarle. Debia estar acostumbrada. Karen me confeso que ella tampoco se habia dado cuenta hasta que Dalia se lo dijo.

No me sentia especialmente incomodo, pero era inesperado para mi. Que todas esas bellezas fueran en realidad... lo que fueran, me sorprendia.

Dalia, aparte de ser transexual, nos confeso que todavia no habia tenido la oportunidad de ser operada. Viendola, yo nunca habria dicho que fuera otra cosa sino una mujer aunque, sabiendolo, pense que efectivamente aquellos pechos parecian siliconados. La cara no traicionaba para nada su sexualidad original. Las manos tampoco eran grandes para su altura. Ni siquiera se le notaba la nuez, que yo siempre habia pensado que era el signo evidente de un travesti.

La conversacion fue interesante. Le contamos que ni eramos pareja ni buscabamos sexo y Dalia nos conto su historia. Que su historia fuera verdad, ya es otro asunto, pero la hizo creible.

Seguimos hablando y bebiendo hasta que las luces del local se encendieron, buscando que los clientes lo abandonaramos.

Dalia se disculpo timidamente cuando la camarera nos pidio que pagaramos la cuenta. Debia ser por la siesta que habiamos dormido por la tarde, pero ni Karen ni yo teniamos ganas de ir a dormir.

Le pedimos a Dalia que nos acompañara a tomar una ultima copa en nuestro hotel. Su primera reaccion fue esceptica. No, no buscabamos sexo con ella, nos apetecia saber mas sobre ella y su situacion, dijimos. A cambio de la promesa de 1000 bahts, Dalia acepto. Fue a cambiarse de ropa en el bar y, en un taxi, llegamos a nuestro hotel.

Otra vez, me siento sumergido en los momentos vividos:

Volvemos al hotel. El portero de noche nos contempla con sorpresa por unos instantes, pero pronto desaparecemos en el ascensor.

Dalia con tacones de palmo que la hacen pasarme por poco, jeans ajustados y una camiseta que con dificultad contiene sus pechos operados, me resulta explosiva.

No se si Karen se burla de mi y planea algo o no. Cuando hablabamos de su recien desubierto lesbianismo yo le pregunte muchas cosas al respecto. Dalia podria tener algunas respuestas.

En el hotel, abrimos una botella de vino blanco. Dalia se quita los zapatos y deja de ser la mas alta de los tres.

Brindamos y hablamos.

Dalia nos cuenta otra vez como hace tiempo decidio que su espiritu pertenecia a una mujer. Su historia es la misma que en el bar, pero su tono es distinto. Contradictoriamente para lo que podriamos esperar Karen y yo, parece sentirse menos comoda vestida que con el provocador y minusculo biquini verde.

Su cuerpo era el de un hombre, nos dice, pero a base de espiritu, hormonas, y operaciones lo ha transformado. Ahora esta ahorrando para el gran paso (operacion lo llama ella, a mi no se me van de la mente unas tijeras, casi me duele la polla solo de pensarlo)

Timidamente nos pregunta nuestra opinion respecto al resultado hasta ahora.

Tanto Karen como yo confesamos que su imagen es la de una mujer muy atractiva.

Coge confianza y vuelve a preguntarnos por nuestras circunstancias. Le resulta muy divertido saber que Karen es lesbiana. Le sorprende que estemos juntos y con ella. No se cree que no busquemos sexo.

¿Lo hemos probado con alguien como ella?, nos pregunta.

No. Ni Karen ni yo.

¿Nos apetece?

Dificil respuesta para mi. Recuerdo que en el bar he pensado que como podia tener pene sin que se le notara con aquella minuscula vestimenta. Tiene un cuerpo mas atractivo que la mayoria de mujeres "de verdad" con las que he hecho el amor. Sin embargo no soy capaz de quitarle importancia al eslabon perdido que la sigue uniendo con mi genero.

Karen parece divertirse viendome pensar. Le pregunto si a ella le atrae Dalia.

Responde que si, pero tambien sin conviccion.

Dalia vuelve a estar en su terreno. Si se habia sentido incomoda hablando, ahora lo olvida. Lleva la seduccion en la sangre. Se despoja de su camiseta. Sus pechos siliconados de gran volumen atraen por completo la atencion de mi mirada. Desnudos e iluminados, los veo artificiales, pero sus pezones claros y puntiagudos estan invitando a mi boca a devorarlos, aunque ella no lo sepa.

Le pide a Karen que se quite tambien la camiseta sin tirantes negra que oculta los suyos. Cuando quedan al descubierto, resultan minusculos comparados con los de Dalia. Los pezones rojizos, de aureolas granuladas, casi no presentan relieve.

Bueno, pues yo tambien me quito mi camiseta. Ni mis pechos ni mis pezones llaman la atencion, afortunadamente.

Dalia lleva el control. Besa los pezones de Karen que por fin adquieren un cierto volumen. Karen la hace parar un momento. Me mira y mi mirada la invita a seguir. Sonrie y vuelve a colocar la boca de Dalia en sus pezones mientras le acaricia los voluminosos globos siliconados con ganas.

Mi mano tambien va al pecho desnudo de Dalia. Una sensacion extraña la del pecho siliconado en la mano. Muy duro, firme, pero se nota la bolsa de silicona. El pezon reacciona como uno de verdad. Me atrevo a acariciar el de Karen que me mira sorprendida pero sin protestar.

Una sensacion muy distinta. Pequeño, blando, muy calido. Es la primera vez que acaricio un pecho por curiosidad cientifica. A la vista me gusta mas el de Dalia. Al tacto, el de Karen sin duda.

Nos detenemos y hablamos un poco mas. A los tres nos da morbo la situacion, aunque a Karen y a mi tambien nos corta por distintas razones (a ella por mi, a mi por el pene de Dalia).

Dalia ha estado sobre todo con hombres. Segun nos dice, esta acostumbrada a que la mayoria se sientan incomodos, incluso culpables, por ir con ella. Muchos no quieren ver su apendice masculino. Por eso, dice, es tan buena con la boca.

Tambien ha estado con algunas mujeres, pero pocas. Ha penetrado a unas cuantas, aunque le cuesta. A ella le atraen los hombres.

Nunca ha estado al mismo tiempo con una mujer y un hombre y, segun nos dice, tiene muchas ganas. Imaginar que eso supone que debe estar erect@ no me hace mucha ilusion.

Nos atrae hacia ella y nos besa en la boca. Primero a Karen, luego a mi. Luego sigue abrazandonos y nuestras tres bocas se juntan en un beso donde las lenguas no dejan de encontrar nuevas compañeras de juegos.

Solo soy vagamente consciente de que una de las lenguas es Dalia, una transexual y la otra de Karen, casi mi hermana. Las devoro con ganas.

Las manos de Dalia se colocan en mi entrepierna. Mi pene erecto recibe las caricias sin cuestionarse el origen. Sus dedos masajean habilmente mis huevos. Casi me falta la respiracion. Beso a las dos sin parar.

Karen se esta quitando los pantalones. Por unos breves instantes veo su cuerpo de piel muy blanca enfundado solo en unas bragas negras, que enseguida desaparecen.

Viendola desnuda, Dalia se inclina hacia su sexo. Colocando su cabeza entre los muslos de Karen su boca le busca la vagina. Karen, sentada, recibe el primer contacto de la cara de Dalia con un estremecimiento. A continuacion la expresion de su cara me indica que la lengua de Dalia esta haciendole eso que antes nos contaba que tan bien sabia hacer.

Observar me parece suficiente. No me atrevo a sacarmela para masturbarme, pero empiezo a acariciar los muslos de la mujer que todavia no lo es por encima de sus jeans. La firmeza de la tela hace imposible distinguir la piel que oculta. Mis manos aprietan muslos y culo y los encuentran deliciosos.

La cara de Karen manifiesta que la lengua y los dedos de Dalia estan haciendole un trabajo fantastico. Gime de gusto y su respiracion se hace entrecortada. Pese al aire acondicionado del dormitorio, empieza a sudar.

A mi me excita aun mas ver a Karen tan caliente. Mis manos recorren varias veces la zona ¿vaginal? de Dalia. No noto ninguna protuberancia especial que avise de miembros escondidos. Intensifico mis caricias.

Dalia desabotona sus jeans sin dejar de comer a Karen. Se los desenfundo. Debajo lleva otro minusculo tanga, este de color negro. Un pene erecto de tamaño mas bien reducido resulta ahora evidente bajo la minuscula cantidad de tela que lo cubre.

Sin dejar de lamer a Karen que parece estar a punto del orgasmo, una mano de Dalia toma una de las mias y se la coloca sobre la breve pieza de ropa que todavia viste. Dispuesto a la experimentacion, aplico un movimiento de masaje. Puedo sentir como los testiculos se desplazan ante la presion de mi mano y el pene late con fuerza por el estimulo que recibe.

Karen casi grita de gusto cuando la lengua y los dedos de Dalia la hacen correrse. Observar su cara en extasis me excita aun mas. Instantes mas tarde Dalia se levanta. Su boca brilla con los jugos del coño de Karen que acaba de lamer.

Se quita el tanga y queda completamente desnuda. Su pene, pequeño pero completamente erecto, parece totalmente fuera de lugar en ese cuerpo de diosa.

Su mano se posa sobre el mio, tambien completamente erecto y solo un poco mas grande que el suyo. Su masaje me encanta. Desabrocha mis pantalones y hace que levante mi culo lo suficiente como para poder deslizarlos. Los calzoncillos los acompañan.

Por unos instantes sus ojos buscan los mios. Sonrie. A continuacion una oleada de placer recorre mi cuerpo. Siento la calidez de su boca engullendo hasta el fondo mi pene.

Lascivamente lo chupa con velocidad. Su mano de largas uñas acaricia mis testiculos. Su lengua acaricia repetidamente el interior de mis muslos haciendo que me estremezca y no pueda evitar soltar gruñidos de placer.

Se detiene otra vez. Su cara preciosa. Sus labios a milimetros de mi polla. Mira a Karen.

Karen me mira a mi. Yo le devuelvo la mirada. Parece el salon de los espejos. La mirada de Dalia, que es quien ha tenido el control desde hace rato, invita a Karen a devolverle el placer que le ha dado antes.

Cuando lo comprende, Karen muestra sorpresa, pero pronto actua. La boca de Karen cerrandose sobre esa polla fuera de lugar entre las piernas de Dalia es una de las imagenes mas chocantes que he visto nunca.

Con el placer que le produce la atencion que Karen dedica a su pene, Dalia vuelve a lamerme. Succiona mis huevos haciendome gritar de gusto. Estoy a punto de correrme.

Supongo que es por eso que, sin pensarlo, mis manos abrazan las caderas desnudas de Karen y las atraen hacia mi boca. Cuando mi lengua se introduce en su vagina, Karen detiene por un instante la comida de polla que le esta haciendo a Dalia para mirarme aprobadoramente.

Sus labios vaginales se apartan para permitir que mi lengua la penetre tan al fondo como puede. Cada caricia a su clitoris excitado es respuesta por un gemido breve. Veo como sigue tragandose hasta el fondo el apendice de Dalia.

A mi ya no hay quien me pueda hacer aguantar mas. Los dedos de largas uñas en mis testiculos y la boca que engulle sin problemas hasta el fondo mi pene, me hace correr en uno de los orgasmos mas intensos que he gozado nunca.

Mi lengua se ve recompensada por estremecimientos de Karen que indican que ella tambien se ha corrido.

Contemplo como durante unos momentos mas Karen sigue chupando a Dalia. Finalmente la deliciosa travesti tambien se corre. Karen parece sorprendida por haber recibido semen de un ser tan femenino en su boca.

Es muy tarde. Doblamos nuestra propina inicial a 2000 bahts, que pagamos en el momento y la invitamos a quedarse a dormir.

A la mañana siguiente nos despertamos tarde. Sorprendentemente ni Karen ni yo nos arrepentimos de nada. Dalia dice que tampoco, pero a ella no sabemos si creernosla.

Se ofrece a pasar el dia con nosotros. Le decimos que queremos ir a conocer algunas de las atracciones turisticas de la ciudad. Ella nos puede guiar, asegura.

Toma prestada una blusa de Karen porque no se siente comoda con la camiseta del dia antes para ir por la ciudad durante el dia. Nos lleva a varios lugares interesantes. Comemos juntos. Pasamos un dia genial.

Por la noche, tanto Karen como yo nos sentimos algo incomodos por lo que paso el dia anterior y preferimos no repetir. Dalia lo comprende.

Le intentamos dar los 2000 baths que le acabamos dando el dia antes. Los rechaza casi ofendida. Su mirada dice mas de lo que queremos discutir.

Nos da el numero de su telefono movil. "Llamame la proxima vez" dice sin mirar directamente a ninguno de los dos.