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5 días con Maria Sharapova. DIA 4

en Grandes Series

La introduccion a la serie esta en "Cinco dias con Sharapova" en la categoria de Fantasias Eroticas y los relatos que anteceden a este (DIA 1, DIA 2 y DIA 3 en la categoria de Grandes Series). La frase "jugar cinco dias seguidos con mi cuerpo no es nada facil" que dijo tras ganar el Masters de tenis la adorable tenista rubia de 17 años, es la culpable de que iniciara esta serie (todo el resto, culpa mía).

Es nuestro cuarto dia juntos. Nos despertamos los dos temprano. Maria no me da mucha oportunidad de seducirla una vez mas por la mañana en la cama ni en la ducha.

Se mueve con energia y yo solo puedo hacer que seguirla hipnotizado.

Tiene ganas de salir de casa. Hasta esta, mi fantasia, se me rebota. Me tengo que apuntar a algun cursillo de control de algo.

Hace frio. Lo de que salgamos yo con gabardina y ella en vestidito de tenis que es lo que le sugiero, no cuela. No la culpo. Ni siquiera yo me atrevo a insistir.

Cuando salimos a la calle Maria va envuelta en un grueso abrigo azul marino bajo el que otro grueso jersey, azul claro y de cuello alto, cubre su torso. Unos jeans no demasiado ceñidos y unas botas negras de tacon alto que la hacen mas alta que yo, completan el vestuario visible.

No se muy bien donde llevarla. Me decido por lo facil. Tomamos un taxi que nos deja al principio de las Ramblas. Bajamos por el centro de la calle mas apasionante del mundo. Hay tanto ambiente que casi nadie se fija en la impresionante belleza que se abraza a mi para protegerse del frio de estos dias.

Me sorprende que nadie la reconozca. He de admitir que tambien me decepciona. Me hubiera gustado presumir de pareja fantastica.

Observando a Maria de cerca, veo que su nariz enrojecida por el frio, su cabello colgando lacio y cubierto por la proteccion de su abrigo y sus formas muy disimuladas por el grueso de su ropa hacen dificil descubrir en ella a una de las deportistas mas deseadas y me consuelo.

Llegamos abrazados al final del paseo. El Mediterraneo sigue siendo mucho mas calido que las aguas de la adolescencia de Maria. En un impulso un poco cursi, agarro su mano y la llevo a subir a una de las golondrinas del puerto. Una de esas naves que han llevado a tanta gente a atravesar las aburridas pero tranquilas y romanticas aguas del puerto de Barcelona.

Con el frio que hace, no somos muchos los que nos hemos aventurado a bordo.

Nos sentamos en la planta superior, al aire libre, a babor y cerca de la popa de la embarcacion. Poca gente mas desafia el frio.

Una señora mayor de cara triste esta dos bancos mas alla, al lado de estribor. Parece muy ensimismada en sus pensamientos. Como se atreva a convertirse en personaje y darme la tabarra con que se le murió el marido o no le llega la pensión, le corto el cuello, que ya empiezo a estar hasta las narices de rebotes y sorpresas.

Maria me abraza mientras la nave se aleja de su amarre. Huelo el aroma que desprende su pelo y recuerdo la ducha de la que gozamos juntos hace solo dos dias.

La embarcacion sigue avanzando lentamente. Aparte de esa señora mayor que parece triste, casi todo el resto de los pocos que ocupamos la planta superior de la golondrina parece que vamos en plan de turismo. Algunos en turismo internacional, otros en turismo domestico.

Al subir he visto que en el primer banco habia sentados dos crios de menos de diez años junto con quien debe ser su abuelo. Ambos parecian excitados por la novedad de este trayecto por mar.

Detras de ellos, un matrimonio-pareja que parece pasar algo de frio, sin que les importe. En la cincuentena larga. Parecen contentos.

Al otro lado y paralelo al matrimonio-pareja de los cincuenta y tantos, un señor solo con pinta de ser de climas mas frios y mirada que no pierde detalle.

Detras del señor solo, con un banco de separacion entre ellos, dos chicas asiaticas. Creo que japonesas pero no estoy seguro. Parecen jovenes.

Otra pareja, por debajo de los 30, parecen recien casados, solo tres bancos delante de la posicion que ocupamos Maria y yo y un hombre joven escondido tras una camara de video, que se sienta solo al lado opuesto, completan el pasaje.

La navegacion es lenta, el aire frio y la situacion muy rara para mi, pero parece que romantica para Maria, porque me besa el cuello y me susurra cosas al oido, sin que mi imaginacion haya tenido que tomar la iniciativa.

Paso mi brazo alrededor de su cintura. No se si puedo sentir el calor que desprende su cuerpo bajo tanta ropa de abrigo, pero me lo imagino. Su mano desabrocha un botón de mi gabardina a la altura de la cintura y me acaricia el torso.

Nos besamos. Nuestras lenguas se entrelazan. Que caliente llega a ser esa boca!

Yo controlo de reojo por si alguno de pasajeros de la golondrina nos observa. Maria esta totalmente dedicada a besarme y su mano baja por mi cuerpo desabrochando mas botones de mi gabardina, sin preocuparse si alguien nos ve o no. Eso es problema mio.

Cuando su blanca mano se posa en mi pantalon, mi ereccion ya es completa. Echando un vistazo a mi alrededor y, visto que nadie parece estarse dando cuenta de lo que estamos haciendo, mi mano tambien recorre su largo muslo hasta posarse y acariciar con insistencia su coño, cuyo calor siento por encima de sus jeans.

Maria se estremece y no puede evitar lanzar un gemido como si estuviera respondiendo a una pelota de set.

Se da cuenta de que ha llamado la atencion y se intenta encoger a mi abrigo. Yo paro mis caricias y, mal disimuladamente, intento dar una ojeada desinteresada a la reaccion del resto del pasaje.

Me parece que se han girado a mirar absolutamente todos. Casi todos apartan rapidamente la mirada en cuanto sienten que mis ojos les observan. Los dos niños del primer banco siguen mirando y señalan con el dedo durante unos segundos, pero el abuelo les distrae con algo que se ve al frente y enseguida se concentran en eso.

A Maria parece gustarle tentar a la suerte porque su mano bajo mi gabardina empieza a bajarme la cremallera del pantalon. Su boca y su lengua se concentran en mi cuello y su mano diestramente, aunque lo este haciendo con la izquierda, se abre paso entre mi ropa y pronto deja al descubierto mi pene erecto. No es muy grave porque ni en mi fantasia mide 30 cm y con la de ropa que llevo cerca, mucho no se va a ver si alguien no se fija directamente, pero mi mirada recorre nerviosamente el resto del pasaje de la embarcacion.

A varios de los ocupantes del puente les descubro echando miradas furtivas en nuestra direccion. Por suerte esos ojos encuentran los mios y se retiran rapidamente, sin llegar a fijarse en la mano de Maria que me masturba lentamente.

Tengo la sensacion de que menos el abuelo con los nietos, la pareja de cincuentones y la señora triste, todos los demas pasajeros estan tensos y pendientes de nuestras actividades, aunque sin atreverse a mirarnos descaradamente. Controlo especialmente al de la camara de video. A ver si vamos a acabar en internet.

Maria sigue ignorando a quienes nos rodean y con todo el descaro baja hasta empezar a chuparme la polla. El que suelta el gemido ahora soy yo.

Ha sido menos escandaloso que el que habia lanzado Maria antes, pero con tanta gente pendiente, ha llamado la atencion igual o mas.

Esta claro que el abuelo sabe lo que esta pasando y distrae a sus nietos para que no se fijen en espectaculos poco adecuados a su edad como el que Maria y yo estamos brindando.

La pareja de cincuentones sigue mirando hacia delante. O no quieren o no se atreven a mirar. Los gestos exagerados con los que ambos señalan diversos puntos del paisaje al frente hacen que quede claro que son conscientes de lo que esta pasando en nuestra zona.

El hombre joven de la camara de video nos mira y la deposita junto a el en el banco, con el objetivo apuntando en la direccion opuesta a nosotros, en prueba de una supuesta buena voluntad.

Los ojos calidos del hombre de climas frios tambien se fijan en nosotros.

Y las dos japonesas. Estas, tras un momento de sorpresa escandalizada por ver mi pene en la boca de Maria, hacen el gesto de sacar camaras de sus bolsos, pero mi mirada pronto las hace cambiar de opinion y se dedican simplemente a mirar, hipnotizadas, la mamada que me esta haciendo Maria.

La señora triste no se ha movido.

La pareja mas joven frente a nosotros que parece de recien casados tambien nos mira con descaro. El chico, de aspecto atletico y seguro de si mismo, no disimula y devora con la mirada lo poco que la ropa de Maria revela y disfruta de cada embestida que su boca le proporciona a mi polla. La chica, guapa de cara pero demasiado cubierta con ropas de abrigo como para poder decir mas de su fisico, alterna su mirada entre la cara de su pareja y mi polla que aparece y desaparece como el Guadiana en la boca de Maria.

Puesto que parece que todos los presentes estamos en nuestro papel (todavia no me lo creo, no se me ha rebotado ni la señora triste), me relajo y empiezo a gozar cada vez mas de la calidez de la boca de Maria en mi polla.

Caliente como me tiene, no se si yo tambien desato mi parte exhibicionista o simplemente me da por presumir de pareja espectacular y empiezo a intentar desnudarla para que nuestros compañeros de embarcacion gocen de la vision de su delicioso cuerpo.

Maria me ayuda a quitarle el abrigo y yo casi le arranco el grueso jersey de cuello alto. No lleva sujetador ni falta que le hace. Al contacto con el frio aire del mar sus pezones pequeños se endurecen instantaneamente.

Agarrandola de la rubia cabellera tiro para que, sin ganas, deje de chuparme la polla y se incorpore. Beso esos firmes pechos bronceados de rayos UVA, los pezones duros rebotando ante los rapidos embates de mi lengua.

Mis ojos recorren las miradas llenas de lascivia de quienes nos observan. Tentado estoy de invitar a los mirones a participar.

A las japonesas les dejaria jugar como quisieran. Conmigo o con Maria.

Al del video, que ya no lo usa o al hombre de ojos calidos de climas frios, les invitaria a un sandwich. Hoy a mi me apetece por delante. No creo que ninguno de los dos se quejara por tener que tomar a Maria por detras. Le murmuro la idea al oido y, tras furtivas miradas a los candidatos, me dice que si, que desea la experiencia.

Con la pareja de recien casados sentados pocos bancos delante nuestro, estoy casi tentado a hacer un intercambio. El chico es evidente que se esta volviendo loco con lo que puede ver del cuerpo de Maria y con lo que ella me esta haciendo. La chica, entre excitada y cabreada por la reaccion de su hombre, no deja de mirar a su pareja ni a mi polla. Ya he dicho antes que es guapa y ademas la forma en la que me mira la polla me pone.

Maria parece que por primera vez desde que hemos salido del muelle, se da cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor. Se pone en pie.

Por favorporfavor, que no se vaya a poner a firmar autografos ahora.

Con la seguridad que le da saberse parte de mi fantasia y de que nada de esto va a trascender mas alla del dia de hoy, el DIA 4 de esta serie, se pone de cara a mi y de espaldas a todos los demas pasajeros de la golondrina y procede a bajarse lentamente sus jeans.

El abuelo y los nietos del primer banco siguen mirando al frente, igual que la pareja de cincuentones, por exigencias del guion, que es mio.

El resto del pasaje de la cubierta superior disfrutamos de la vision de esa deliciosa hembra.

Hay movimientos de algunos pasajeros que buscan tocarla y disfrutar de su cuerpo. Maria se deja rozar pero busca mi cuerpo para el contacto duro.

Sintiendo como mi pene penetra su calida vagina y gozando de la sensacion de su cuerpo desnudo abrazado al mio, no tengo tiempo de pensar en lo divertido que hubiese podido ser follar con las dos japonesas o con la novia guapa.

Nos corremos intensamente. Maria ha conseguido sorprenderme casi hasta darme miedo, pero me tiene totalmente rendido.

En el quinto y ultimo dia de mi fantasia voy a acabar sucumbiendo a la tentacion que he estado intentando resistir desde el primer relato de esta serie y, juntos, vamos a dar un repaso al album de fotos de Maria.