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Cortito (historias del barrio 3)

en Lésbicos

HISTORIAS DEL BARRIO – III

Esto me lo contó una de mis vecinas, que a la vez es compañera del gimnasio donde, cuando estoy en Buenos Aires, voy un rato para tratar de mantener en forma (Cosa bastante difícil, pero lo estoy logrando), y como consecuencia de este descubrimiento ahora tengo una nueva compañera de cama, no muy frecuente, pero cuando nos juntamos la pasamos bien.

Para que se hagan una idea la relatora es una mujer de unos 35/40 años, soltera, geóloga (por su profesión se la pasa viajando como yo y a raíz de esto comenzó la relación), buen cuerpo nada extraordinario, normal diríamos, y por lo que charlamos antes y después de esta historia bastante liberal (O sea se acuesta con quien le viene en ganas, hombre o mujer, según sea su humor y/o sus oportunidades) y no puta, ya que según acordamos ella y yo, puta es la que cobra…

Cuando estábamos desayunando después de dormir juntas en su casa, nos dedicamos a cuerear a los conocidos/as y contarnos nuestras experiencias mas divertidas.

"Te dije que habíamos estado a la tarde dándonos manija por teléfono. Mi amiga, (Una Señora de su casa como yo, por supuesto y que no conoces) llegó cerca de las 9 de la noche, ya había cenado (Yo también) y como te dije la estaba esperando en bolas, solo con la salida de baño, ya que después de cenar me pegué un ducha, me perfumé un poquito y apenas me maquillé.

En cuanto llegó, nos saludamos con un beso de lengua. Le metí la mía hasta la garganta y la muy reventada aprovechó y me sacó la salida de baño.

 

Así que cuando logramos despegarnos la desnude (mientras le chupaba el lóbulo de la oreja y le decía al oído una sarta de guarangadas y lo mucho que me la cojería). No fue muy difícil, solo tenia la remera y una pollera de jean, nada debajo y las sandalias de taco alto.

Le dejé las sandalias (Me encantan) y le metí, de una sola vez tres dedos en la concha, mientras ella hacia lo mismo. A todo esto ni habíamos hablado y estábamos paradas en el medio del comedor...

 

Después de una acabada "a dedo limpio" de las dos nos saludamos como corresponde a dos señoras – besitos en la mejilla – "hola como te va", "muy bien, y vos", "ahora bárbaro" y cosas así, hablamos  un par de boludeces mientras nos recuperamos y tomamos aire y un par de copas de vino blanco que había dejado yo preparadas en la mesa y nos fuimos al dormitorio.

 

Parece que la manija que nos habíamos estado dando surtió efecto, las dos estábamos calientes como la puta que lo parió. Empezamos con un 69 de aquellos hasta que acabamos las dos, después de un rato de descanso y franela me cojió con mis consoladores por el culo y por la concha hasta que casi me desmayo, me hizo ver las estrellas de colores cuando me metió el consolador en el culo mientras me masajeaba el clítoris, le chupe las tetas mientras ella se pajeaba con mi vibrador, acabe 4 veces en la cama y creo que ella otras tantas.

Nos estuvimos revolcando hasta cerca de la 12, cuando el marido llamó por teléfono para avisar que en media hora pasaría a buscarla. Así que se bañó rapidito mientras yo la miraba desde la cama y le decía todas las guarangadas que se me ocurrían. Sobre todo que es lo que haría con el marido cuando llegaran a la casa.

 

Betty (Mi amiga) mientras se secaba y se ponía de mi desodorante intimo, me grito desde el baño "Cojer como una coneja". Salió en bolas del baño acariciándose las tetas, sacó del bolso que había traído un conjunto de tanga y corpiño blanco de encaje y se terminó de vestir. Cuando el marido tocó el timbre salió corriendo y gritándome desde el jardín: " otro día me das la revancha, no me gusta que me ganen" y yo pulcramente desde la ventanita de la puerta (Seguía en bolas, así que no me asomé) le contesté: "seguro, otro día vamos a jugar como hoy y seguro que vos me ganás"...

Lo divertido – mas allá de sesión de sexo - es que al día siguiente me llamó por teléfono a la oficina y me contó, no solo que hizo que el marido la cojiera por todos lados y acabara adentro de su concha, sino que antes lo apretó al muchacho y él le confesó que en lugar de ir a jugar al fútbol, como le había dicho, se fue a encamar con una mina. Eso le costó al zángano del marido no solo una buena puteada, sino un anillo y una extensión de la VISA con 700 dólares (De esas prepagas, viste), esta si que es una puta. "

 

Hasta aquí, la historia… que barrio extraordinario este de Versalles, no???

©14-abr-08