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No te preguntare

en Hetero: Infidelidad

                                          NO TE PREGUNTARE

Al entrar al comedor del Restaurante del Hotel, la vio sentada en una mesa hacia el centro del salón, otra mesa ocupada por una pareja de jubilados y el maître eran los otros ocupantes de aquel comedor.

 Camino hasta su altura

 -         Buenas noches y buen provecho – le dijo mientras se sentaba en una mesa vecina a requerimiento del  maître.

-         Buenas noches y gracias – respondió ella levantando sus ojos hacia el y con una calidad sonrisa.

Ambos se concentraron en su cena.

 -         Adiós, buenas noches – le sonrió cuando se levantó para irse

 Me encantaría sentarme con él y charlar un rato, parece un caballero. Aunque por otro lado, ¿me interesa un caballero? – se sonrío a si misma

    -         Adiós, buenas noches – le respondió él

 Como será su noche solitaria en la habitación de un hotel. ¿ Tendrá los mismos pensamientos que yo? ¿Cómo calmará su soledad?

 

Al día siguiente a la hora del desayuno ella llegó al comedor después que él, había mucha más gente y ninguna mesa cercana libre, pero saludo al pasar por su lado

 -         Buenos días – le dijo como si realmente la noche anterior hubiese tenido lugar  aquella conversación que solo fue en pensamientos

 -         Buenos días – respondió él,  cortés, levantando la vista del periódico, cuya lectura acompañaba su desayuno.

       Ay! Supongo que no la volveré a ver como tantas veces sucede, pero solo sentir  su presencia es agradable, seria bonito tener una ventura si ella también

      pensara como yo…

                 o – o – o – o- o

Era la cena de aquel segundo día de estancia, él estaba sentado en la misma mesa de la noche anterior. Esa noche era más solitaria, sólo el maître y él.

 De pronto apareció ella por la puerta, no era alta, no era esbelta, no era una modelo, era una mujer agradable. A él se le alegro el corazón, ya no se sentía tan solo.      

       -   Buenas noches – saludo ella de nuevo con una sonrisa al acercarse a su mesa.

-         Buenas noches….perdona – se armo de valor -  ¿seria un atrevimiento si te ofreciera compartir mesa?  Esto tan solitario,  que charlar un poco estaría bien

 -         Encantada, siempre que no tenga que explicarte mi vida – le dijo ella sonriendo mientras tomaba asiento.

 -         No te preguntare ni tu nombre, ni a que te dedicas, ni con quien duermes – se rió él. Ah! Ni cuales son tus preferencias sexuales…

 -         Estupendo…Entonces ofréceme una copa de vino..Por cierto yo tampoco te  preguntaré si estas casado – le dijo señalando el anillo que el llevaba en su dedo   

       y mostrándole divertida el suyo. Y ….por cierto…a lo de las preferencias sexuales, es a lo único que estoy dispuesta a contestar, no me atraen las mujeres

   

    Ambos rieron con sinceridad, se había roto el hielo. 

 -         Bueno… de todos modos….quizás te pida tu e-mail mañana cuando desayunemos – le djo el en voz baja, como si le contara un secreto.

 -         ¿Cuándo desayunemos? Veremos si coincidimos 

-         Espero que si – le respondió él con voz segura.

   A la mañana siguiente, mientras estaba inclinada sobre el escritorio de la habitación, escribiendo su e-mail sobre un impreso de carta del hotel, sintió el agradable calor del cuerpo de él abrazando su cuerpo desnudo, sus manos cogiendo cada una de sus tetas y su miembro a media erección acariciando sus nalgas.

 -         No por favor, yo no puedo más  - le sonrió mientras volviendo la cabeza, se abrazo a su cuello y lo beso tiernamente.

 -         Vayamos a desayunar – respondió él, agachándose y dándole un beso sobre el pelo de su pubis.

 -         Primero escríbeme también tu e-mail

             Porque estaría tan seguro que desayunaríamos juntos – se sonrió a ella misma,  Mientras deslizaba piernas arriba sus bragas negras.

Dedicado a una amiga sin nombre