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Fantasia en la red

en Erotismo y Amor

(Aviso a los lectores, este relato es erotico pero debereis tener paciencia para llegar a esa parte)

LA FANTASIA ALEGRA LA VIDA, SI NO SUSTITUYE LA REALIDAD

(PRIMER ENCUENTRO)

I

Catalan: Hola, te apetecería un rato de charla caliente?

Evaqueen: Depende

Catalan: de que depende?

Evaqueen: de lo que me ofrezcas

Catalan: Sueños y fantasía

Evaqueen: suena bien

Evaqueen: pero tú crees que esa es forma de entrar?

Catalan: para que perder el tiempo

Evaqueen: de donde eres

Catalan: de Barcelona, y tu

Evaqueen: de un pueblo de la sierra de Madrid

Evaqueen: se llama Galapagar

Catalan: me suena

Evaqueen: de q

Catalan: voy bastante a Madrid y lo he oído, no se porque.

Evaqueen: que edad

Catalan: 45 y tu?

Evaqueen: 35

Evaqueen: oye, eres novato?

Catalan: en el chat?

Catalan: si, hace dos días que entre por primera vez.

Catalan: porque?

Evaqueen: Por tu entrada y escribes todo completo.

Catalan: Bueno siento lo de la entrada, pero me gusta la fantasía.

Catalan: La fantasía alegra la vida, mientras no sustituye la realidad

Evaqueen: eso es verdad

Evaqueen: y todos necesitamos fantasía.

Catalan: mis disculpas otra vez

Evaqueen: olvídalo

Evaqueen: estoy acostumbrada, aquí se ve de todo.

Evaqueen: pero tan de entrada como tu…

Evaqueen: eres casado?

Catalan: si, y sincero como ves

Evaqueen: yo también

Evaqueen; y dos hijos

Rosqueen uno de 15 y otro de 8

Catalan: yo tengo uno de 19

Evaqueen: como es tu mujer

Evaqueen: no, déjalo

Evaqueen: ni no te apetece hablar de ella

Catalan: no, no me importa es una mujer fantástica

Evaqueen: eres feliz?

Catalan: si, y espero que tu tb lo seas

Evaqueen: ya me gustaría

Catalan: siento oír eso.

Evaqueen: la quieres?

Catalan: si

Evaqueen: tiene suerte

Catalan: tú no quieres a tu marido?

Evaqueen: yo si pero…..

Catalan: comprendo, lo siento

Evaqueen: me case muy joven

Evaqueen: demasiados años juntos

Catalan:Yo me case a los 19 años y por amor

Evaqueen: yo tb

Evaqueen: me quede embarazada

Catalan: eso ya es más complicado

Catalan: entonces era más difícil encontrar medios

Evaqueen: mi padre me hecho de casa

Catalan: jolin, debió ser duro.

Evaqueen: si

Catalan: bueno pero piensa que lo que no hiciste con 20 años no se puede recuperar. Yo creo que los que nos casamos tan jóvenes, debemos tenerlo siempre en cuenta.

Evaqueen: Eso lo se.

Catalan: oye te tengo que dejar, me voy de viaje y mi avión va a salir

Evaqueen: a donde vas?

Catalan: a Berlin

Evaqueen: que suerte

Catalan: no creas, voy por trabajo

Evaqueen: nunca he subido en avión

Evaqueen: me da miedo

Catalan: no pasa nada, es acostumbrarse.

Evaqueen: como te llamas

Catalan: Xavi y tu?

Evaqueen: Eva

Evaqueen: me das tu msn

Catalan: eso que es?

Evaqueen: de verdad eres novato?

Catalan: si, pero aprendo rápido

Rosqueen no sabes lo q es el messeger

Catalan: ah!, si mi hijo lo usa, pero yo no tengo

Evaqueen: dame tu e-mail y te agregare

Catalan: marentes00@yahoo.es

Evaqueen: espera

Evaqueen: no lo acepta

Evaqueen: claro, tiene que ser un Hotmail

Evaqueen: ves a tu correo

Evaqueen: yo te invitare a entrar

Evaqueen: tienes que descargar el msn

Catalan: como?

Evaqueen: yo te guío

…..…..

Catalan: creo que ya esta

Evaqueen: si, te voy a agregar

Eva( desde el msn): hola si lo has hecho bien

Xavi ( desde el msn): si creo que si, te dije que aprendía rápido. Cierro el chat

Eva: yo tb, seguimos aquí

Xavi: me tengo que ir, mi avión va a salir

Eva: cuando vuelves

Xavi: pasado mañana

Eva: vale nos vemos, buen viaje

Xavi: ok, adeu

Eva : adeu

Esa había sido la primera conversación formal que Pelayo había tenido en el chat. Aquel lunes estaba en el aeropuerto de Barcelona para coger un vuelo a Berlin, cuando por los altavoces anunciaron un retraso de una hora y medio en la salida del vuelo, por "Congestión del control de trafico aéreo de Marsella." Pelayo se fue a la sala VIP de Iberia y para matar el tiempo conecto su portátil al móvil y decidió experimentar en el chat de terra.

Lo había hecho por primera vez dos días antes, y le había agradado la sensación de charlar con gente de diferentes sitios. Aunque las conversaciones no fuesen ni muy fluidas ni muy interesantes.

Ese día la conversación con Eva, no sabia porque, pero le había impresionado, no habían hablado de nada especialmente interesante pero percibió una gran sensación de sinceridad y posible amistad que le causaba una sensación agradable. Quizás el hecho de que fuese

casada como él, que se había casado joven también , les había permitido sentir una cierta complicidad.

Ya en el avión, Pelayo pensó en la conversación que habían tenido y sintió cierto remordimiento por haberle mentido en el nombre y la edad, pero eran precauciones

Lógicas en un mundo donde la gente no se ve y puede adoptar cualquier personalidad, quizás ella tampoco había dicho la verdad, aunque parecía sincera.

"Bueno, cuando vuelva si me contacta le diré la verdad"-penso. Saco su portátil y empezó a trabajar preparando la presentación de resultados que tenia que hacer al día siguiente, en la sede central de su Empresa en Berlin y se olvidó de Eva, del chat y del msn, para enfrascarse en

numeros, porcentajes y gráficos y como los debería explicar en su pobre inglés.

II

Cuando el jueves por la mañana Pelayo puso en marcha su ordenador de sobremesa en el despacho, se abrió la ventana del messeger y se dio cuenta que no había vuelto a pensar en aquella conversación con Eva, habían pasado cinco días. De todos modos aquel día no lo abrió porque tenia mucho trabajo pendiente y no podía dedicarse a chatear.

El viernes si lo conecto, y vio que Eva estaba desconectada; lo dejo abierto sin tener mucha convicción de que ella lo contactara y, si no lo hacia él tampoco pensaba hacerlo, a pesar de que le había caído muy bien aquella mujer, era Internet y había visto en los programas basura de la televisión tantas historias, que siempre le habían parecido patéticas, que no sabia si le apetecía seguir con aquello, aunque por otro lado le atraía la idea de fantasear con aquella desconocida.

Aquella tarde en un momento dado el ordenador dio un pitido y una pequeña ventana se abrió: "Evaqueen dice:" Hola.. El se había puesto como nick "la fantasía alegra la vida, si no sustituye la realidad".

Desde el otro lado Eva pudo leer:

-La fantasía alegra la vida, si no sustituye la realidad, dice:

- Hola, como estas?

- Bien y tu?, bonito lema el tuyo.

- tb

-como te ha ido el viaje

- muy bien gracias.

- me acorde mucho de ti – le mintió amablemente.

- si, pq?

- me pareciste una persona muy interesante – eso lo decía sinceramente

muchas gracias

tu tb me caíste muy bien

a pesar de tu entrada

caray, olvídalo

olvidado

no soy así, de verdad

pero mira – se invento una teoría sobre la marcha- entrando así puede suceder: que no me contesten

que me envíen a hacer puñetas

que digan que si, y entonces, dependiendo del día, lo dejo. Y si la persona es interesante sigo y tenemos una bella fantasía y quizás una amistad.

o que como tu no digan ni si, ni no y reconduzcan la conversación

entonces, ahí hay una mujer interesante.

Y eso es lo que tú hiciste.

Sin darse cuenta había establecido una teoría que era cierta – pensó inmediatamente Pelayo.

pero hay otras formas

soy novato, recuerdas?

de verdad?

Que si, ya te lo dije

vale me lo creo.

Siguieron charlando durante más de media hora de cosas banales. Pelayo de cuando en cuando intentaba llevar la conversación hacia el sentido erótico festivo,

Y ella le seguía la corriente para muy hábilmente darle la vuelta a la conversación y salir de ese tono. Eso a Pelayo cada vez le gustaba más, era divertida, no era puritana pero al final de forma sutil no entraba al trapo; otra en su caso le hubiese dado un corte de esos que te dejan helado. Era un juego en definitiva.

Como empezaba el fin de semana se despidieron y quedaron para verse la siguiente semana.

Era un lunes de septiembre y Pelayo salía para visitar clientes en Paris, había vuelto de comer, su avión salía a las 5 y no tenia ganas de ponerse a resolver ninguno de los dossiers que se apilaban en su mesa; cuando tenia que salir de viaje, necesitaba relajarse un poco antes de marchar.

Se le ocurrió conectar el msn, inmediatamente se abrió la ventanita:

Evaqueen dice: Hola

Hola, como estas?

Que tal el finde

Bien, pero me voy dentro de un rato al aeropuerto

Otra vez de viaje?

A donde vas ahora

A Paris

Que suerte, me encantaría conocer Paris

Aunque fuese en fotos

Tienes fotos

No, pero prometo traértelas

Vas a estar muchos días

Vuelvo pasado mañana por las noches.

Sabes Paris me encanta

Pasear al anochecer

Por sus bulevares suavemente iluminados

Por la luces de neon….

Me hace pensar y fantasear con las historias de amores

Y pasiones desenfrenadas que han paseado por ellos a lo largo de los siglos y

Las noches de bohemia que allí se han vivido.

Que poético estas

Bueno soy un poco poeta

Ah si?

Si, me gusta escribir.

Te enviare alguno de mis poemas cuando vuelva

Me encantara leerlos

Siguieron charlando sobre poesía, Paris y viajes. Eva quería saber que ciudades conocía, países, a que se dedicaba. Pelayo le respondía a todas sus preguntas porque era como estar charlando con una amiga de toda la vida que se mostraba interesada por todo lo que él le explicaba. A veces se hacían bromas que eran contestadas por la risa de Internet: jajajajaja.El tiempo pasaba sin darse cuenta.

Eva te tengo que dejar

Mi avión sale dentro de 45 minutos

Y tengo 15 o 20 hasta e l aeropuerto

OK

Pero vuelve pronto

Me gusta charlar contigo

Por cierto, tengo que decirte algo

dime

El otro día te mentí

Ah si, en q

Mi nombre no es Sabih

Ah bueno eso es normal aquí

Como te llamas?

Pelayo y tú?

Yo soy Eva autentica

Jajajajaja

En q más me has mentido?

Mi edad o son 45

Q edad tienes?

48

No te preocupes son 3 mas solo

En q mas mentiste

Nada mas

Seguro?

Seguro, nada mas

Bueno

No te preocupes, lo entiendo

Yo te dije toda la verdad

Lo siento

No seas bobo

No tiene importancia

Oye, q voy a perder el avión

Vale adiós

Nos veremos cuando vuelvas

Ok

Adeu

Adeu

Tb me contestas en catalán

Tengo muchos amigos catalanes

Son los mas educados del chat

Si?

Si, no todos entran como Xavi! - esto ultimo sonó a sorna.

Jajajajajaja

Vale!!!!

Es broma!!

Que pierdo el avión!!

Vete, vete

Y vuelve…. Pronto

ok, te contactare cuando vuelva

adeu

adeu

vete…vete

la conversación de aquella tarde lo había enganchado de tal manera que tenia una sensación muy extraña en su cuerpo, se hubiese quedado allí delante del ordenador horas y horas charlando con aquella mujer, si no fuese porque tenía que coger aquel avión. Apago el ordenador y salio pitando hacia el aeropuerto.

III

Se acomodo en su asiento de bussines class. La conversación de aquella tarde seguía martilleando en su cabeza como si verdaderamente hubiese oído las palabras de aquella mujer. No podía sacársela del pensamiento. Era como un tormento, como podía ser – pensaba- él que siempre había rehuido esos sentimientos, que ahora no pudiese quitarse de la cabeza una desconocida, de la que no conocía nada, ni siquiera sabia si su nombre o su edad eran realidad. El le había mentido a ella, dándole un nombre falso, ¿ porque no habría de haber hecho ella lo mismo?. Ni siquiera sabia, realmente, de donde era. Y, ni siquiera, si era una mujer. ¿Y si era un hombre o un homosexual que quería pasar el rato, siguiendo la corriente a los incautos?

En su cabeza una voz interna y profunda, lo intentaba despertar de aquella pesadilla y le repetía una y otra vez:¿Pero que has encontrado en esa mujer?, ¿como puede ser que te obsesiones con alguien que solo existe en la red? No sabes donde ni como es.

Esta decido fuera de mi cabeza - pensó.

Aunque por razón de su trabajo viajaba continuamente en avión, nunca había podido superar la desagradable sensación de vació en el estomago que sentía cuando el aparato levantaba el vuelo y subía…y subía.. hasta alcanzar su horizontal de vuelo. Hoy esa sensación le parecía agradable, le había devuelto a la realidad y por un momento creyó ver claro y dejo de pensar en ella.

Con satisfacción cerro los ojos para adormilarse y así evitar que volviera a su pensamiento. Si me duermo- pensaba- al despertar, esta pesadilla habrá terminado;

esto ha sido un cruce de cables entre el chat y las prisas por marchar que han hecho subir mi adrenalina.

Con los ojos cerrados empezó a sentir el desvanecimiento de ese sueño suave que nos tiene entre dos mundos, ni estaba dormido ni estaba despierto pero sentía un gran bienestar.

Le volvió al mundo de los despiertos, la suave voz de la azafata que por los altavoces anunciaba el aterrizaje en Paris dentro de quince minutos. Había pasado una hora y veinte minutos, había conseguido no pensar en ella- se engañaba el mismo porque ella seguía presente y había penetrado en lo más profundo de su cerebro, o ¿en su corazón?.

Las ultimas palabras recibidas - vete, vete… vuelve pronto- era como si en lugar de

haberlas leído, las hubiera escuchado de sus labios, como si fueran palabras tiernas y cariñosas y habían causado en el un efecto de hechizo llegado por la red.

IV

Desde la habitación del hotel veía las lujosas boutiques iluminadas de la Rue Saint Honoré , mientras pensaba en lo grandioso que le parecía siempre Paris. Por más veces que había estado allí, siempre tenía la sensación de que iba a descubrir algo nuevo.

Empezaba a anochecer y decidió salir a dar un paseo, le encantaba pasear por las calles de Paris al anochecer cuando se encienden las luces de neon rojas, blancas y lilas que iluminan la penumbra de sus calles y sus bulevares. Paseando por esos bulevares era como si pudiese sentir las más emocionantes fantasías de amores apasionados y lujurias desenfrenadas que aquella penumbra había iluminado a lo largo de los años.

Camino hacia la Madelain y siguió por el Boulevard Madelain con intención de llegar a las galeries Lafayette en el boulevard Haussmann, y desde el Boulevard Montmatre bajar por las callejas que desembocan en el Palacio Real y volver hacia el hotel en la Rue cambon, justo detrás de la Place Vendome.

Delante de la Madelain, que iluminada parecía aun más majestuosa que de día porque se erguía orgullosa hacia el cielo, proyectadas sus columnas por focos de luz cual cohetes iniciando el vuelo, se le vino a la cabeza nuevamente aquella dirección: evaqueen@hotmail.com. "me gustaría conocer Paris, aunque fuese en fotos" le había dicho.

"Me gustaría conocer Paris". "Vete, vete….". "Vuelve pronto….". Esas palabras resonaban como el estribillo de una canción, sin parar en su cabeza.

Que sitio mejor que Paris para dar rienda suelta a la fantasía, a los sueños y a la pasión.

-Al diablo con la razón, con hacer siempre lo razonable!- se dijo asimismo en voz alta.

Una señora bien vestida que caminaba a su lado, se lo quedo mirando extrañada.

Pardon Madame, je ne suis pas fou. Je suis énamouré.

La señora se puso a reír mientras seguía su camino. Nada así parece extraño en Paris.

Acababa de tomar una decisión, era una locura pero por una vez en su vida iba a seguir lo que su corazón le dictaba. Se iba a arriesgar y sabía que el riesgo podía ser grande.

Abandono la idea de terminar el trayecto que se había propuesto; en la plaza de la Opera decidió cortar hacia abajo siguiendo la Rue de la Paix volvió al hotel atravesando la impresionante Place Vendome, que de noche con la iluminación de los regios edificios presentaba la gran majestuosidad de siempre.

Caminaba deprisa, mientras una extraña sensación de excitación y miedo hacia que su corazón palpitara tan fuerte que creía se le iba a salir del pecho. Desde su adolescencia no recordaba haber vuelto a sentir esa sensación tan extraña, al tiempo que no se quitaba de la cabeza aquella mujer.

De pronto una luz brillo en su celebro que le calmo un poco su ritmo cardiaco, no solo era una mujer la que lo había enganchado en la red, era mucho mas que eso, era un Ideal de mujer, una fantasía , un ideal de locura desenfrenada, una idea de locura de amor, era la aventura misma como Idea.

.

V

Sentado en la cama de su habitación intentaba convencer a la Srta. de Iberia en Madrid, para que efectuara la reserva de aquel billete, no sabía ni siquiera el nombre de la señora para la que estaba haciendo la reserva y que debería recoger el billete en Madrid.

-Comprenda señor, no podemos tramitar un billete de avión sin titular, lo prohíben las

normas de Aviación Civil.

-Pero oiga, soy tarjeta oro de Iberia y yo respondo, a mi me tiene Ud. Localizado.

Lo intentó de nuevo, le explicó a la señorita una bella historia de un amor surgido en un anterior vuelo y que ahora debían encontrarse en Paris, pero que quería que fuese una sorpresa. pensó que quizás así la empleada, mujer al fin, accedería a hacer una excepción.

Lo siento señor, de verdad no puedo hacer nada. Espere un momento,

El corazón le dio un vuelco, por fin aquella señorita iba a ceder

vera podemos hacer una cosa, Ud. Me da un nombre y apellido, yo a esta persona le tramito el billete y la tarjeta de embarque y, así puede acceder directamente al control de pasajeros y no tendrá necesidad de identificarse.

Señorita muchas gracias, acaba Ud. De salvar una bella historia de amor. Ponga Ud. Madame Eva Púrpura.

Bien ya esta, tome nota del localizador: XY542Z

Muchas gracias otra vez, ha sido Ud. Muy amable

Gracias a Ud. Señor y le deseo un feliz encuentro con su amada. Ya me gustaría a mí tener alguien que me sorprendiera así.

Lo encontrara porque Ud. Se lo merece.

Gracias señor. Adiós

Adiós señorita.

Colgó el teléfono, no pensaba, solo actuaba, no quería pensar y que su sentido lógico le obligara a dar marcha atrás, como le había ocurrido siempre que había intentado cometer alguna "locura". Esta vez no- se decía-, esta vez intentaré realizar esta fantasía.

Cogió el portátil y redacto el e-mail:

"Hola evaqueen@hotmail.com, hola desde Paris.

La relación que hemos tenido estos días me ha marcado tan profundamente, que no puedo dejar de pensar en ti.

Es de noche y la magia se ha apoderado de las calles, los sueños vagan libres por los bulevares en busca de excitantes fantasías. Después vendrá el día y Paris se erigirá otra vez serio en su orgullo centenario para mostrar su esplendor. Pero Paris estará triste porque cuando vuelva a caer la noche no volverá la magia a sus calles si tu no estas aquí conmigo. Salva la magia de Paris!

Paris y yo te necesitamos!!.Salvamos de nuestra monotonía!!:

Ven a Paris, dame la mano y salta conmigo al paraíso de los amantes, donde nunca se marchitan las rosas del amor.

No lo pienses, déjate llevar por los impulsos de tu corazón. Vivamos una locura de amor. Vivamos la fantasía de Paris. No tengas miedo, yo siempre caminare a tu lado. Tu marcaras el camino yo me limitare a seguirte.

En Barajas, oficina de venta billetes de Iberia.

Da localizador XY542Z, te entregaran tu billete .Hora de salida 17:30 debe estar allí para embarcar antes de las 17 h. El billete puedes recogerlo a partir de las 6. de mañana.

Te espero en Hotel Melia Vendome,8 Rue Cambon -Paris. En recepción te entregaran una llave y un sobre con un mensaje mío, léelo en el ascensor.

Ah!, vuelves a Madrid en el vuelo de pasado mañana a las 9:30 h., máximo a las 12h.Volverás a estar en tu casa.

Te espero

Pelayo "

VI

Estaba aderezando una lubina para poner al horno para la cena." Mis hijos me van a odiar esta noche" – pensaba, porque cada vez que ponía pescado protestaban. A ella le preocupaba mucho la alimentación de los niños, detestaba la comida basura que ahora invadía el mundo de los crios: frankfurts, hamburguesas, pizzas; grasas y mas grasas aunque muchas veces sucumbía a sus exigencias, pero al menos un día a la semana les hacia comer pescado.

Puso el horno a 180 grados y metió la bandeja con el pescado sobre una base de rodajas de patata, cubiertas de cebolla, tomate y pimiento, todo bien picado. Le encantaba cocinar aunque su marido no lo apreciara. Últimamente no apreciaba nada de lo que ella hacia,

discutían por cualquier cosa, estaba siempre irritable, aquel era un matrimonio que iba tirando, como tantos otros, por los hijos y la fuerza de la costumbre. Hacia tiempo que a pesar de haber sexo, no había comprensión que es la base del amor. "El sexo no es todo, en un matrimonio", le había dicho Eva a Pelayo en alguna de las conversaciones de los últimos días

Mientras se hacia el pescado, se fue al ordenador a ver el msn y el e-mail. Tenía dos, uno de su hermana que le explicaba trivialidades de un amigo tailandés, lo leyó rápidamente y fue a pinchar el siguiente. Por un momento se quedo con el ratón inactivo, al ver el asunto:VEN A PARIS. Miro el remitente y… ¡era él!, el que iba a perder el avión. Respiro hondo y pinchó. Vamos a ver – se dijo.

No salía de su asombro, abrio los ojos en un gesto de incredulidad y se llevo las palmas de las manos encima de la boca para silenciar una exclamación de asombro.

- Joder, ¡que fuerte! – la exclamación llego a sus propios oídos salida de la boca por entre los dedos de sus manos que intentaban tapar la boca

No podía creerselo.No, debía haber un error pero no el destinatario era ella y el remitente era la dirección que le había dado Xavi, bueno Pelayo o quien quiera que fuese.

Instintivamente salio del e-mail y cerro la sesión del Messenger. Sin salir de su asombro, volvió a la

cocina, no era capaz de hilvanar ningún pensamiento, estaba loqueada, no sabía como reaccionar. En los dos meses que llevaba chateando para matar la monotonía de su vida, había encontrado de todo pero nunca le había pasado nada similar.

Realmente ella también se había sentido atraída por la forma en que escribía aquel hombre, la conversación era amena y él escribía realmente como si fuese un poeta.

Aquella tarde había sentido cierto vacío, al despedirse de él y en su interior estaba deseando que volviera de viaje para seguir hablando. Pero aquello del e-mail, le había cogido de sorpresa, no se lo hubiese esperado nunca.

De todos modos se sintió flotar en una nube de halago. Hacia mucho tiempo que nadie le decía algo tan bonito y ella que era muy sensible.Le encantaba aquella galantería que se desprendía del e-mail.:"siempre caminare a tu lado…".

VII

Aquella noche después de cenar y recoger la cocina, como hacia cada noche, se fue a sentar al salón con su marido y sus hijos a ver la televisión. Estaban dando uno de esos concursos de jóvenes cantantes que sigue todo el mundo y que a ella le aburrían sobremanera pero que lo soportaba porque participaba Fede, un muchacho joven de su pueblo al que conocía y, además al día siguiente seria el tema de conversación en los corrillos de mujeres en el colegio, el autobús etc.

Ella miraba la tele pero no la veía, su mente estaba en otro sitio no podía olvidar un pasaje de aquel e-mail: " Ven a Paris, dame la mano y salta…... " . No dejaba de preguntarse si aquel hombre, era un obseso, por la forma de entrar en el chat podría parecerlo. Pero luego cambio su tono- se decía- y resultaba súper agradable,

no era posible que fuese el típico cazador del chat, esos que entran a saco buscando cibersexo. Podría ser un depravado, pero no, porque según le había dicho y parecía sincero, dentro lo que se puede percibir en un chat, que era un ejecutivo de una multinacional americana que desde Barcelona viajaba aquella misma tarde a Paris, no parecía lógico. ¿Seria un loco?- Pensó- para inmediatamente responderse: puede ser un loco peligroso; pero ¿porque viajar hoy a Paris para este numerito? Lo podía montar viajando a Madrid que me tendría más cerca. Se quedo con la última posibilidad que le dio su subconsciente: loco romántico –se dijo..

Intentó concentrarse en el programa de televisión, pero no habían pasado diez minutos que su mente volvió al

encuentro de aquel desconocido. Decididamente debía ser un loco romántico, porque además y, hasta ahora no había pensado en ese detalle, si era verdad lo que decía en el e-mail, le había enviado un billete de avión gratis. Con lo caro que debe ser ir a Paris en avión - pensó.

Yo estoy cansado, me voy a dormir – dijo su marido-

Que hora es ya?

Las once, pero estoy reventado y este programa es siempre lo mismo, dijo de aquella forma seca y poco agradable que era habitual en él

Vale cariño, buenas noches.

El se agacho y se dieron el rutinario beso de buenas noches, sin más.

Bueno niños, vosotros también es hora de que os vayáis a dormir que mañana tenéis colegio.

Después de cierta resistencia por parte de ellos, prevaleció su autoridad y se fueron a dormir.

Ella los acompaño a su cuarto, primero al pequeño de 8 años, lo arropó y le dio un beso de buenas noches con inmensa ternura, después paso a la habitación del mayor, tenia 15 años y era su ojito derecho; se había casado embarazada y había sufrido mucho, su vida no había sido fácil, quizás por eso a veces le tenia un cariño especial, si es que a una madre como ella le puede quedar aún mas cariño del que ya da habitualmente. Sus hijos eran su vida.

Ella siempre se quedaba hasta las doce o la una despierta, unas veces planchando,doblando y

el chat le divertía, conocía gente y le daba la oportunidad de hablar de cualquier tema. A veces había alguno que la "pinchaba" de forma desagradable pero lo intentaba cortar con suavidad, no quería herir los sentimientos de nadie. Es lo que había intentado hacer aquella tarde con "catalán", pero luego él había cambiado de tal forma que ella también había quedado sorprendida y algo enganchada. Después las conversaciones que siguieron a la vuelta de Pelayo de Berlín ya fueron mas sinceras y amistosas, diriase que incluso calidas y había nacido una gran complicidad entre ellos.

VIII

Decidió no salir a cenar, no le apetecía ir a un restaurante él solo. Descolgó el teléfono de la mesita, pulso el servicio de habitaciones y pidió un sándwich de jamón York.

Mientras llegaba el tentempié, llamo por teléfono a su casa y hablo con su mujer y su hijo, como hacia habitualmente cuando estaba de viaje y en el tono cariñoso de siempre.

Llamaron a la puerta, era una camarera que muy gentil le puso un mantelito en una mesita redonda que había en una esquina de la habitación, colocando encima el

sándwich, una servilleta y un juego de tenedor y cuchillo. Le dio las gracias y alargo su mano ofreciéndole una generosa propina, que la muchacha agradeció, mientras la acompañaba amablemente a la puerta.

Saco una cerveza del minibar, puso la televisión y se puso a cenar, intentando dejar su mente en blanco y no pensar en nada. Miraba la televisión y con el mando a distancia en la mano iba pulsando un canal detrás de otro y, así hasta los 32 que había disponibles en el Hotel, realmente lo hacia mecánicamente porque no buscaba nada, ni escuchaba nada.

Cuando hubo terminado de cenar, se estiro en la cama por encima de las sabanas, la televisión hacia un run-run de fondo, ininteligible. Tenia la mirad fija en el techo como si de una gran pantalla de cine se tratara.

Sentía angustia, incertidumbre y ciertos remordimientos, él nunca había sido infiel a su mujer y además la quería. Había tenido fantasías muchas veces, pero eran como las que todos tenemos alguna vez: con alguien inalcanzable o incluso imaginario.

Esta vez era diferente, al otro lado del ordenador había una persona de carne y hueso que le había hecho revivir olvidadas sensaciones, sentimientos que creía olvidados porque la lógica de la razón siempre le habían aconsejado guardarlos ocultos en lo más profundo de su corazón.

Toda esa amalgama de sentimientos encontrados entre si surgían ahora con la fuerza de un geiser y le provocaban tal estado de vértigo que estuvo a punto de marearse, cuando el techo de su cuarto empezó a girar alrededor suyo.

Desde cuando no sentía yo esto –pensó, e inmediatamente se acordó de su primer amor, del desengaño que le siguió y, del segundo amor que curo aquella profunda herida de la que aun conserva la cicatriz.

Tenia catorce años cuando sus amigos de "colla" le presentaron aquella muchacha de pelo negro liso, largo hasta media espalda, con cara de ángel celestial, con vestido de terciopelo negro, zapatos de charol y envuelta en una gabardina blanca. Con Leila, así era su nombre, descubrió el aleteo de las primeras mariposas, la ansiedad de la espera hasta la siguiente cita, olvidarse de comer, sacar las peores notas de su vida y el sentimiento de amor que representaba pasear al anochecer por el viejo bulevar con las manos cogidas y los dedos entrelazados. Entre paseos, sueños y algún inexperto beso en las últimas filas del cine del barrio pasaron tres meses que Pelayo recuerda como si los hubiese vivido

en una nube y, que ahora comprendía habían sido casi de amor platónico, con toda la belleza que ello representa.

Un día Leila, se volvió arisca, perdió interés por las cosas que los unían. A pesar de su inexperiencia, Pelayo comprendió que se había roto el encantamiento. Ella prefirió salir con un guaperas, hijo de una familia de dinero.

Fueron días de desconsuelo e insomnio, la veía por todas partes, sentía el olor de la colonia "Clair Matin que usaba Leila, aun hoy tumbado en aquella cama recordaba el aroma de aquel perfume como si ella estuviese a su lado.

Pasaron los meses y volvió a enamorarse de la que hoy es su mujer, Montse. Era diferente de Leila, mas alegre, más bonita aun. La recuerda con sus botas de cuero, la minifalda, el suéter de cuello alta y aquella preciosa melena lisa y negra que le llegaba a la cintura.

Tenían quince años y se habían conocido bailando "Mamy Blue" de los Pop Tops en un guateque en casa de su amigo Jordi, fueron pasando los meses y juntos descubrieron el amor de verdad. Crecieron juntos en la vida y en el amor, se casaron muy jóvenes con 19 años, habían hecho las bodas de plata hacia dos años. Y se seguían queriendo, no podía pensar en una vida sin ella. Y ese pensamiento le atormentaba, sentía remordimientos

por aquella locura que estaba cometiendo, por aquella fantasía que aun no sabia si era compartida pero, que de serlo podía romper su inquebrantable fidelidad.

Tumbado, prácticamente inmóvil, recordaba lo bien que se había sentido cuando Leila después de un año de haberlo abandonado, le llamo un día por teléfono para verse y hablar con él. Se citaron en el parque del barrio, era una tarde de primavera, las rosas en todo su esplendor sobresalían hermosas sobre el verde césped de los parterres.

El había acudido a la cita con el corazón encogido,

amaba a Montse pero al ver a Leila noto que su corazón aun estaba herido y bombeaba sangre con tal fuerza que notaba una fuerte presión en las sienes.

Aquella tarde, ella le pidió perdón y reconoció haberse equivocado:

Lo siento me deje llevar por las apariencias. Pero ahora que se que sales con otra chica, no lo puedo soportar.

Mi hiciste mucho daño. Te quería tanto……..

Lo sé, perdóname

No tengo nada que perdonarte, me conformo con que seas mi amiga para siempre.

Eso ya lo soy. Ya se que sales con otra chica, pero si cambias de opinión me gustaría volver a salir contigo- le dijo cociéndole la mano.

Al sentir el roce de la mano de Leila con la suya, se le nublaron los ojos y noto un fuerte espasmo que le encogió el estomago.

No se que decirte. La quiero y a ti no puedo olvidarte, aunque perdí la confianza en ti.

Lo sé, pero haré lo posible para que vuelvas a confiar en mí.

Sabes te enviare un poema, como los que te escribía antes, y en el te haré sabe mi decisión.

Vale, ¿sabes que guardo todos tus poemas?

Haces bien, algún día te harán rica – bromeo

Se despidieron dándose dos besos en las mejillas. Había sido una conversación de adultos. Eran muy jóvenes pero maduros, la vida no había sido fácil, principalmente para Pelayo que ya trabajaba desde los catorce años y estudiaba bachillerato nocturno en el Instituto, donde además se había introducido en los ambientes libertarios de la lucha antifranquista de la época.

En ese ambiente los sentimientos éticos y filosóficos sobre la pareja y el amor, además de la política social, llenaban sus mentes de maravillosos ideales, que después la vida se iría encargando de ir dejando aparcados a los lados del camino. Habían soñado con cambiar el mundo, y al final el mundo los había cambiado a ellos.

Pasados unos días, haciendo gala de uno de esos valores, la sinceridad, le explico a Montse la cita con Leila. Aquel día descubrió que la sinceridad hacia daño, hacia sufrir.

Lógicamente Montse le planteo la disyuntiva: "tú mismo, o ella o yo".

A día siguiente le envió al Leila un poema:

SOLO UN AMIGO

Si al final te vas,

Si al final me abandonas,

Que sepas mujer

Que donde hubo tanto amor

No queda sitio para el rencor.

Lo que duele no es el adiós,

Lo que duele es la falta de valor

Para decir hasta aquí llegó

El rió de nuestro amor.

Que sepas mujer,

Que abandonaste algo superior

Que nos pertenecía a los dos

Y no tuviste valor.

Ahora quieres salvar el amor,

Que olvide mi honor

Porque me pides perdón.

Que sepas mujer:

Si un día necesitas una cara amiga,

Mírame,

En mis ojos no hallarás rencor.

Si un día necesitas hablar,

Llámame,

En mi encontraras un amigo sincero.

Si un día necesitas mirarte al espejo,

Llámame,

De mi boca solo escucharas palabras de verdad.

Si un día necesitas llorar

Búscame,

En mi encontraras el hombro amigo.

Que sepas mujer,

Que no te debes equivocar,

Si un día necesitas unos labios que besar,

Una ilusión que amar,

No me llames,

No me busques,

Y si me encuentras

No me mires,

No me escuches

En mi solo encontraras

La amarga respuesta

De un corazón herido

Que ya encontró otros labios que besar.

Recuerda mujer

Donde hubo tanto amor

No queda sitio para rencor,

Pero donde hubo traición,

No pidas amor,

Solo queda sitio para el perdón.

Recuerda mujer,

Solo si te vas,

Un amigo,

Un amigo y nada más.

Leila y Pelayo, nunca más volvieron a hablar del tema. Ella comprendió la respuesta . Aún hoy son grandes amigos y confidentes, también se hizo amiga de Montse y a veces salen a cenar juntos con otras parejas de amigos y cuando lo hacen terminan yendo a bailar. Pelayo y Leila no bailan nunca juntos, ambos saben que donde hubo fuego siempre quedan brasas a las que no conviene dar aire.

Había sido largo el camino hasta aquella habitación de hotel en Paris, no había sido fácil, nunca había hecho locuras – si olvidamos sus correrías delante de los grises en los años de lucha política. Ese camino lo había hecho y lo quería seguir haciendo con la persona que siempre había creído en él, como él mismo, siempre le había amado sin esperar recibir, que es el autentico amor.

Aquellos recuerdos y todos aquellos sentimientos nuevos eran lo que hacían que sintiera que le faltaba el aire para respirar. Tuvo que levantarse, abrir la ventana y aspirar aire con la boca abierta como pez sacado del agua.

¿Qué estaba haciendo? – Se preguntaba, dándose con la mano en la frente- ¿Cómo podía haberse dejado llevar por aquella fantasía?, ¿Cómo se había atrevido a enviar aquel e-mail? Decidió darse una ducha, creyó que le aclararía las ideas y, así fue. Al salir de la bañera parecía que todas sus dudas se habían ido: "vuelvo a sentir lo mismo que entonces y quiero vivirlo sin compromisos, sin ataduras y si Eva viene es que piensa como yo, no tenemos porque destruir nada de lo que tenemos, ni hacer daño a nadie, sino vivir esta locura de amor en el paraíso de los amantes. Y si no viene, que probablemente no venga, igualmente habré sentido el vértigo de este torbellino que esta noche me atormenta"-se dijo auto convenciéndose.

Decidió acostarse e intentar dormir, a la mañana siguiente tenía varias entrevistas importantes con clientes y ya no tendría tiempo de pensar en todo aquel asunto. Volvería al hotel justo una hora antes de la posible llegada de Eva, si llegaba

IX

Cuando todos dormían se fue al ordenador, con la esperanza de encontrarlo en el msn o en chat y decirle:" ¿pero bueno tu de q vas?".Aunque en el fondo de su corazón lo que quería era intentar conocerlo mejor y saber si iba de buen "rollo" o no. No podía negar que la idea de aquella invitación le causaba una extraña excitación y angustia al mismo tiempo.

Encendió el msn. Había varios amigos on-line que enseguida la saludaron, pero ella les devolvió el saludo cortésmente y a continuación cambio su status a "No disponible". Se fue al chat de Terra y recorrió todas las salas buscando "catalán" o "Xavi". Ningún "catalán". Encontró un Xavi en la sala de + de 30, lo pincho.

Hola Xavi

hola rossamary como estas?

Bien y tu?, sabes quien soy?

Yo bien, pro creo q no te conozco.

No estabas esta tarde con el nick "catalán"

No, lo siento

pero si quieres podemos seguir

No.

Perdona y muchas gracias

No te preocupes. Adiós

Q tengas suerte

Notó cierta decepción pero al mismo tiempo alivio, si le había enviado un e-mail es que llevaba portátil y si no estaba conectado es que no era un "cazador habitual".Seria verdad que era novato en el chat?

Decidió pinchar el msn de su amiga Pilar, que vivía en Santiago desde hacia cinco o seis años, cuando tuvo que trasladarse al Juzgado de Primer Instancia de aquella ciudad al obtener un ascenso como funcionaria del Ministerio de Justicia. Eran intimas amigas desde la infancia, juntas habían compartido los secretos de los primeros novios y después cuando Eva se casó, Pilar, que seguía soltera, seguía siendo el hombro de apoyo de Eva, que le contaba sus más íntimos secretos y problemillas conyugales..

Hola guapa

Como estas

Menos mal Pilar estaba allí, siempre había estado allí cuando la necesitaba.

Le explico todo lo sucedido.

Y que piensas hacer

Nada. Pero que se ha creído.

Solo hemos chateado unas cinco o seis veces

Eso si varias horas cada vez q nos conectábamos

Además a lo mejor ni es verdad

Igual quiere que vaya a buscar el billete

Y esta allí para conocerme.

O sea,

No piensas ir a ver si esta el billete

No

Entonces pq te preocupas

Sinceramente no puedo

Quitármelo de la cabeza

La verdad a mi

Si fuese verdad

me parece muy romántico

muy excitante

ya hace tiempo q nadie

era tan galante conmigo

pero…..

oye por ir mañana al aeropuerto

ver si esta el billete

q esta lo recoges

Luego decides

q no, no pierdes nada

Eso es verdad

Pero además

aunque fuese verdad

no puedo ir!

Pq?

pq no!

q le digo a Juan?

¿A Juan, aún le aguantas?

A Pilar nunca le había caído bien el marido de su amiga y desde que sabía

Los problemas que tenían, menos aún.

Pili!, no empieces por favor..

Vale, vale perdona

¿y los niños?

bueno pero a ti la idea

te seduce o no!?

La verdad, sí

esta historia me ha hecho

Sentir emoción, angustia, miedo.

En dos horas he recordado sentimientos

q creía olvidados para siempre.

Y tengo los nervios a flor de piel.

Pues, ves a ver lo de los billetes

Luego decides

Si eso haré, si no es verdad

Ya me olvido

Y si es verdad….

Si es verdad te vas

Yo te cubriré

Me encuentro mal o me caso por

Sorpresa y tienes que venir

Tu marido siempre ha dicho que estoy loca

Pues una locura más no le sorprenderá

Le dejas la cena preparada el desayuno de los niños

Y por un día que los lleve el al cole…,

A fin de cuentas es una noche.

Y en Paris!!!!

Que fácil lo ves!

Haz una locura en tu vida!!

Eso si, me envías ahora mismo

copia de ese e-mail y mañana

me llamas antes de las 9 de la noche

sino movilizo la INTERPOL.

Jajajajajajaj

Vale, vale

Aun no he dicho q si.

Estoy hecha un lío

Mejor me voy a dormir

Mañana te cuento

De todos modos

Te estoy enviando el e-mail

Ya lo he recibido

Jolin!!, yo quiero uno así

Hasta el e-mail es romántico.

No sigas, q bastante confundida estoy

Hasta mañana

Y gracias

Por escucharme, como siempre

No seas tonta, para eso

Estamos las amiga

Un beso, buenas noches.

Apagó el ordenado se dirigió al cuarto de baño, se dio cuenta que estaba sudando, estaba muy nerviosa. Decidió darse una ducha, para ver si calmaba aquel estado de

excitación. Después se puso el camisón, nunca se ponía bragas para dormir, excepto cuando tenía la regla, la agobiaban.

Tumbada en la cama boca abajo con los ojos cerrados, hacia esfuerzos para dejar su mente en blanco y dormirse, quería dormir y olvidar el tema. Seguro que al despertar vería las cosas de forma distinta, aquello era una locura, ¿pero, como podía ni siquiera pensar en la posibilidad de seguirle la corriente a aquel loco?, esta palabra le desagradó, no quería decir eso de él, empezaba a imaginarlo como su Caballero de armadura reluciente. Cambio el término: como podía fiarse de aquel romántico empedernido.

Se dio la vuelta sobre el lado derecho, abrió los ojos y se encontró con la figura de su marido. Se giro otra vez hacia el lado izquierdo, no quería estar de cara a él mientras pensaba en todo aquello, le daba cierto pudor. No conseguía dejar de pensar, no conseguía conciliar el sueño.

Por fin tomo una decisión, iría al aeropuerto haber si estaba aquel maldito billete, ¿porque se habría conectado al chat aquel día!?-pensó. Iría y, luego ya decidiría. Noto como un gran alivio, se había quitado un peso de encima, había tomado una decisión. Volvió a ponerse boca abajo y se quedo dormida.

X

La alarma del despertador la rescato a las ocho de un profundo sueño.Habia dormido de un tirón, se levanto fue al cuarto de baño y después saco de su mesita de noche unas bragas rojas se las puso debajo del camisón y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno para sus hijos, su marido se iba a las 7 y desayunaba en el trabajo.

Mientras sus hijos desayunaban, se arreglo el pelo, se pintó los labios se dio un poco de colorete en la cara, para disimular las ojeras que tenia de haber dormido poco, pero muy suave, le gustaba parecer natural. Busco en el armario y saco un pantalón de hilo rojo y una blusa negra de tirantes.

Salio hacia la cocina y apremio a los niños, "vamos a llegar tarde al colegio, como

siempre". ¿¡Pero donde tenía la cabeza!? se iba sin sujetador; volvió al dormitorio y se puso uno negro que había comprado el día anterior y aun no sabia si le quedaba bien-, gastaba la talla 105. Sí, le quedaba perfecto a pesar de haber tenido y amamantado dos hijos y, de la talla que tenia, sus pechos se mantenían con un alto grado de tersura, la aureola bien definida de color oscuro circundaba sus pezones que en estado de excitación tenían la medida justa para acariciarlos pero sin una dimensión exagerada.

Dejó a sus hijos en la puerta del colegio y volvió a su coche se quedo pensativa por un momento reflexionando sobre aquella locura que le había propuesto aquel desconocido amigo en la red. ¿O era una fantasía? Sí, él le había hablado de la fantasía, "la fantasía alegra la vida" -le había dicho. No, no era un depravado, estaba como una cabra, pero una cabra encantadora –pensaba mientras tomaba rumbo a la A-6 en dirección a Madrid.

A pesar de ser más de las nueve de la mañana el tráfico era muy denso, ella odiaba ir a Madrid en coche, le agobiaba el trafico; cuando tenia que bajar lo hacia en autobús y luego se movía en metro, pero aquel día para ir a Barajas necesitaba ir en coche.

Llevaba los cinco sentidos puestos en la carretera, eso le ayudaba a no pensar en lo que estaba haciendo, no quería pensar, porque si lo hacia era probable que su sentido de la corrección le hiciese dar media vuelta y, tampoco era eso lo que le pedía su corazón.

Tardo casi tres cuartos de hora en llegar al aeropuerto. Dejo el coche en el parking de salidas internacionales y se dirigió a la terminal, busco la oficina de venta de billetes de Iberia.

Había varias ventanillas abiertas, se puso en la cola de la que vio con menos gente, tenia tres personas delante.

Volvía a sentir un nudo en el estomago, le sudaban las manos. Y si no hay ningún billete y hago el ridículo- se decía, para inmediatamente responderse: mejor así me vuelvo a casa y acabamos con esta angustia.

-Buenos días señora en que puedo ayudarle

el tono amable y el hecho de que fuera una mujer la que le atendía le dio cierta tranquilidad. Respiro profundamente y se decidió a hablar de un tirón.

Vera me han dicho que viniese aquí a buscar un billete para Paris, que ya esta reservado a nombre de Eva Queen y me han dado un numero de localizador XY542Z

XY542Z - repetía la azafata, mientras tecleaba en el ordenador.

Un momento, vamos a ver….

Aquellos segundos le estaban pareciendo horas, un calor sofocante en sus mejillas le hizo darse cuenta que estaba sudando por todos los poros de su cuerpo, tal era su estado de nervios.

- Efectivamente aquí esta

- Ah!, ¿si?, ¿seguro? –pregunto con un tono de cierta angustia e incredulidad que, junto con el nombre tan poético, hizo que en la azafata surgiera su sexto sentido de mujer y comprendiera de que se trataba.

- Si claro, lo quiere ¿no?- dijo sonriendo

- Sí, sí por favor. ¿Tengo que pagar algo?

- No señora, esta todo pagado incluso las tasas de

aeropuerto. Y es un billete en bussines- la azafata dijo esto ultimo con gesto inclinando su cabeza hacia el lado derecho y abriendo los ojos, lo que hizo que Eva se ruborizara aun más.

- Un momento que lo imprimo.

Eva aun estaba más desconcertada, porque en el fondo tenia la esperanza de que todo fuese una broma. Sí, si así fuese, no podría nunca culparse a si misma por no haber tenido el valor de comprobarlo y al mismo tiempo se evitaba tomar la decisión que le esperaba en las horas que quedaban hasta la hora en que su marido volvía a comer a casa.

- Aquí tiene señora. Ya le he dado las tarjetas de embarque, así cuando venga no tiene que pasar por el mostrador, a no ser que quiera facturar equipaje.

- Perdone y por donde tengo que entrar, sabe… es la primera vez y…

- No se preocupe, ve aquella entrada allí ala izquierda, pues por allí pasa el control de seguridad y después busque la zona D, en los monitores vera su numero de vuelo, este de aquí- le dijo, señalando el numero de vuelo del billete- y encontrara el numero de puerta de embarque.Tambien puede preguntar en cualquier mostrador y se lo indicaran

- Muchas gracias

- A Ud.., que tenga buen viaje.

Se dio media vuelta y caminó dirección al parking, llevaba los billetes en la mano y los miraba con incredulidad. Mientras los miraba atónita se preguntaba: "¿y ahora que hago yo con esto?"

XI

Aquella mañana, hizo la limpieza de la casa y preparo la comida de manera mecánica, estaba como ausente, su mente daba vueltas y más vueltas.

No había decidido nada, por veces pensaba como decir a su marido que iba a estar fuera aquella noche, para a continuación decirse así misa: "no puedo, no debo ir". Últimamente sus relaciones no pasaban por un buen momento. Tenian pocas cosas que contarse, él estaba siempre de mal humor y sacaba punta a todo hasta terminar en discusión, hasta por las mayores banalidades. Demasiado tiempo casados – pensaba ella muchas veces.

A sus treinta y cinco años, trabajando fuera y llevando la carga de la casa y la educación de sus dos hijos, porque él era de los que

creen que con llevar un sueldo a casa y echar un polvo a la semana, ya han cumplido como hombres, se sentía sola, desatendida y poco valorada, lo que le hacia caer en frecuentes periodos depresivos que aun acentuaban más la incomprensión de él. Su refugio eran sus hijos y desde hacia unos meses charlar con los amigos del chat..

Se había casado con diecinueve años cuando, se había quedado embarazada, lo que le valió el rechazo de su Padre, con el que aun hoy no se hablaba, eso le dolía y empeoraba sus momentos bajos. Habían sido años difíciles, había sufrido mucho y ahora que Vivian con cierta holgura económica y las cosas podían ir mejor, no sabía porqué pero, entre ella y su marido cada día había más distancia.

Nunca se había planteado seriamente dejarlo, aunque con su sueldo podría vivir, pero no quería que sus hijos sufrieran. Tampoco era eso lo que buscaba, se conformaba con encontrar cariño y sentirse correspondida.

Cuando él llego, ella tenia la mesa puesta. Se sentaron y Eva sirvió la comida, como siempre su marido comía en silencio, hasta que ella lo rompió.

¿Te acuerdas de mi amiga Pilar? La del Instituto

Sí, la que estaba como una cabra. ¿Qué le pasa, no se había ido a trabajar fuera?

Si es funcionaria en un Juzgado de Santiago

¿y que le pasa?

Pues no te lo vas a creer. Me ha llamado esta

mañana para invitarme a su Boda.

Bueno, si se casa es normal, ¿no? Nosotros también la habíamos invitado a la nuestra.

Si pero el problema es que se casa mañana.

Se sorprendía ella misma de la naturalidad y el convencimiento con que estaba inventandose aquella mentira.

Pero…

Ella le interrumpió enseguida

Me ha dicho que como suponía que tú no podrías ir por el trabajo y le hace mucha ilusión tenerme allí, que me enviaba un billete de avión para ir esta tarde y volver mañana por la mañana.….

Le pilló desprevenido, se quedo callado por un momento.

¿Pero porque no la dicho con tiempo? ¡Sigue loca como siempre!

Eso le he dicho yo, pero ya sabes como es de impulsiva, dice que lo decidieron ayer y como trabaja en el juzgado no tiene problema y que aparte de sus hermanos y sus padres solo me invita a mí.

Intentaba no darle ocasión para hablar y decir algo que pudiera terminar en una discusión y dar al traste con el guión que estaba inventando sobre la marcha.

La verdad, me gustaría ir. Total es una noche, dejo la cena hecha y mañana para la hora de comer ya estoy aquí. Lo único que tendrías que dar el desayuno a los niños y llevarlos al colegio. ¿Que te parece?-pregunto en el tono mas amable posible-, además así subiría en avión. Seria una lastima perder el billete.

Lo había cogido tan de sorpresa y le había lanzado la historia tan seguida, que no le dio tiempo a pensar.

Bueno y cuando te vas – <cuando te vas>, ¡ya esta!-pensó Eva.

Pues sale el avión a las cuatro, pero tengo tiempo porque solo me llevo una bolsa con un vestido y una muda. Antes pasare por el Colegio para decírselo a los niños.

Y, ¿Cuándo vuelves?

Mañana en el avión de las 10, o sea que máximo a las doce estoy aquí, ya preparare cualquier cosa para comer.

Vale, vale, esta bien. Pero dile de mi parte que esta loca. De todos modos

Pronto se divorciará porque una boda así de golpe….

Se lo diré. Bueno pues mientras terminas el postre voy a preparar la bolsa

Vale, vale. ¡Oye!, llama cuando llegues eh! - lo dijo también en un tono de amabilidad que no era normal en él últimamente.

Si, si claro. No te preocupes.- ella utilizo también un tono muy suave, casi cariñoso.

Quizás hasta nos iría bien estar unos días lejos el uno del otro- pensó ella sorprendida por la amabilidad que habían utilizado mutuamente. Saco del armario un vestido negro de esos de tela suave que caen acariciando el cuerpo, para terminar con un poco de campana justo encima de las rodillas; de su mesita de noche copio tres conjuntos de ropa inferior uno blanco, otro negro y otro color Burdeos; fue al cuarto de baño por su neceser y coloco todo en la bolsa. ¡Ya esta!-Se dijo.

Cuando su marido se había marchado, llamo por teléfono a su amiga Pilar y le explico la historia que había montado.

¡Eva no te reconozco!- le dijo Pilar riendo y divertida

Di que sí que caray, haces muy bien. Suéltate el pelo y si esta bueno dale

Mi e-mail, ¡ Jaajajaj!

Pilar por favor!, que estoy muy nerviosa.

No te preocupes – ahora Pilar ya utilizaba un tono más serio-, eso si yo te cubro

Pero antes de las nueve de la noche tu me llamas sin falta y me dices como va la cosas, nunca se sabe….Si no me llamas ya te dije que movilizo a la INTERPOL.

Te llamaré. Estoy muy nerviosa y asustada, pero lo voy a hacer, nunca he hecho una locura desde que me quede embarazada la primera vez.

Venga, vete pero ten mucho cuidado. ¿Vale?

Si, si. Hasta luego, te llamaré.

XII

El trayecto en avión había sido toda una experiencia. Le dolía un poco el cuello de haber pasado el viaje mirando por la ventanilla. Le había llamado la atención lo pequeños que se veían los pueblos y la continua sucesión de montañas que vistas desde el aire parecían la olas en alta mar, unas detrás de otras y, especialmente las nubes que parecían mantos de blanco algodón flotando debajo del avión. Ese espectáculo había desviado la atención de su mente mientras duro el viaje, lo que le hizo bien porque por primera vez en todo el día, se había sentido relajada.

Desembarco del avión sin saber para donde tenia que ir. Decidió ir detrás el grupo que iba delante de ella y salir de la zona de desembarque. Al salir al hall ya vio los letreros que indicaban la parada de taxis.

Espero en la cola. Cuando le toco su turno le mostró al taxista la dirección del hotel. "no se preocupe lo conozco", le dijo el taxista en un castellano correcto pero con un acento que no adivino a distinguir, luego supo que era portugués. El poder entenderse con el taxista hizo que se sintiera más cómoda.

En el trayecto del aeropuerto hasta el Hotel, tuvo ocasión de repasar en su mente todo lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas. Y otra vez le asaltaron las dudas y su mente volvió a hacerse preguntas: ¿Cómo había llegado hasta allí?, aquella historia no tenia sentido, ¿es que había perdido el sentido común? ¿¡Y si llegada al hotel y él no estaba!? Y, si aún estando, ¿no le gustaba? Otra vez tenia un nudo en el estomago, la garganta seca y le sudaban las manos. "Pero bueno, siempre he cuidado de mi misma "– se dijo para darse ánimos-, "además ahora ya no hay marcha atrás".

El taxi paró en la puerta del hotel, le pago, se bajo y temblando como una hoja se dirigió

A recepción.

Bonjour madame

Buenas tardes Señorita – contesto ella inmediatamente, esperando una respuesta en castellano

Perdón señora, Buenas tardes

Vera…, estoy buscando la habitación del Sr. Fernandez, Pelayo Fernandez. Me dijo que…,

Ah, si señora – le respondió inmediatamente la recepcionista, sin dejarle -continuar- su marido no ha pedido que le demos una llave y este sobre.Es la habitación 315

Lo de "su marido" le causo por un momento cierto enojo, pero enseguida se dio cuenta que era para que ella no se encontrara violenta en recepción.

¿Sabe Ud. Si esta en a habitación ahora..?

Lo siento pero no lo sé, pasa tanta gente que…

Ah, lo comprendo no se preocupe, subiré a ver…...

Se dirigió a los ascensores y mientras esperaba, abrió el sobre. Había una nota

"Bienvenida a Paris mi amor,

Si estas leyendo esta nota es que has decido dar el salto al cielo de los amantes. Supongo que a pesar de ello, miles de dudas abruman tu mente y que el aleteo de miles de mariposas en

tu estomago se confunde con el miedo a lo desconocido, creando en todo tu cuerpo una gran sensación, mezcla de congoja, miedo y ansiedad, al mismo tiempo que el deseo de llegar a nuestro encuentro te producirá, como a mi, una gran excitación..

… Yo siento lo mismo y por eso comprendería, aunque te espero con ansiedad, que no quisieras venir a mi habitación sin antes conocerme.

Si así lo prefieres puedes volver a recepción y pedir la habitación 310 a nombre de Madame Eva Púrpura, llámame cuando estés en ella.

Si por lo contrario decides, como deseo, venir

directamente a mi habitación, cuando entres te encontraras una sonrisa y unos brazos que te abrazaran para calmar tu ansiedad, que también es la mía.

Amor, si has llegado aquí no dudes que nos esperan horas de felicidad, aprovechemos esta oportunidad para conocer la Magia de Paris. Dejémonos llevar por el río de la pasión que termina en el mar. No importa si no llegamos al mar, lo importante es navegar.

Te espero con ansiedad"

La nota que iba firmad a mano por Pelayo, le dio una gran sensación de bienestar y tranquilidad. No pensó por un momento en volver a pedir la otra habitación, no había hecho un largo camino hasta llegar allí para ahora andarse con mojigaterías, pero saber que la tenia la tranquilizada. Es un caballero –pensó.

Se metió en el ascensor y pulso el botón que marcaba la planta 3. el trayecto duro solo unos segundos y de pronto se encontró en el pasillo buscando la puerta 315.

Cuando hubo llegado delante de la puerta, aunque llevaba la llave magnética en la mano, pensó que no era correcto entrar sin llamar. Se quedo quieta por unos segundos, segundos en los que su mente trabajo a velocidad de vértigo.

" ¿Como me esperara?", "espero que no tenga el mal gusto de estar en ropa interior o en albornoz" esto lo había visto en muchas películas y siempre le pareció de mal gusto. Si así fuese se habría terminado todo.

Golpeo suavemente la puerta con los nudillos de su mano derecha, al tiempo que sostenía la llave magnética, el bolso colgado al hombro y en la otra mano la bolsa de viaje.

Pasaron otros pocos segundos, que se le antojaron una eternidad, hasta que la puerta se abrió y detrás de ella apareció la figura de un hombre de estatura media, moreno con canas blancas en las sienes y con un poco de sobrepeso –"como yo"- pensó Eva enseguida. Vestía pantalón gris claro y camisa gris merengo de manga larga, cinturón marrón y zapatos a juego impecablemente limpios. Con una sonrisa le alargo la mano derecha con la palma extendida hacia arriba, invitándola a entrar, al tiempo que con inmensa dulzura le decía:

Hola mi amor, entra por favor y dame tu bolsa

Hola estoy muy nerviosa, pero estoy aquí – dijo al tiempo que ponía su mano encima de la de él.

Yo también estoy nervioso, pero no tenemos porque si ya estamos juntos.

Se dieron un beso en las mejillas y él la abrazó tiernamente. Ella se dejo llevar, le paso los brazos por la cintura cruzándolos en su espalda y apoyo su cara contra su pecho. así permanecieron un momento, mientras él le daba tiernos besos en la cabeza acariciando su pelo con la mano derecha, mientras con la izquierda la seguía abrazando contra su pecho. Los dos permanecían en silencio, hablaba el fuerte latido de sus corazones, pegado el uno al otro. Pelayo le acaricio la cara y ella levanto sus ojos al encuentro de los de él, había tanta ternura en aquella mirada –"quiéreme, ámame" parecían decir- que el llevo sus labios sobre aquellos parpados y los beso suavemente varias veces, luego bajo los labios a sus mejillas, primero un lado, luego el otro, sin prisa, despacio, era mas una caricia que un beso. Ella levanto un poco más la cabeza y sus labios se encontraron, fueron varios los suaves, tiernos y lentos besos que se dieron. Por fin sus bocas se fundieron en un apasionado beso que provoco un electrificarte escalofrió que recorrió sus cuerpos, hasta que les falto el aire y volvieron a los tiernos besos en los labios, sin que sus ojos dejaran de mirarse.

El la abrazaba con un brazo por la cintura y el otro con la palma de la mano aguantaba su espalda, mientras ella había cruzado sus brazos en el cuello de él.

Me encanta tu colonia, le susurro ella al oído

Siesta de Antonio Miro.

Debería ducharme vengo sudada y debo oler a demonios – le volvió a susurrar al oído mientras

mordisqueaba los lóbulos de sus orejas.

Mi amor, hueles de maravilla. Tu perfume me encanta, "esencia de loewe" verdad?

Si, pero…

El no la dejo terminar al encontrar su boca nuevamente en otro beso, esta vez más apasionado, más salvaje. No quería interrumpir aquel instante mágico con una ducha. metió las manos por debajo de su blusa y acaricio la piel de su espalda, atrayéndola más hacia el; ella acepto la invitación y se apretó con él, notando en su vientre la dureza del deseo de Pelayo, lo que la excito aun más.

Ahora empezaban a desahogar de forma más frenética toda la tensión que ambos habían acumulado durante el día. Ella separo su boca y cogiéndole la cara entre las palmas de sus manos empezó a darle suaves besos en los labios y en el cuello, para seguir a continuación desabrochando su camisa y besando la parte de su pecho que botón por botón iba quedando al descubierto; cuando tuvo todo su pecho al descubierto metió sus dos manos, una a cada lado del pecho y le empujo la camisa sobre los hombros para quitársela del todo. El levanto la blusa para sacársela por la cabeza, ella tuvo que levantar los brazos en un gesto automático, y a continuación mientras la besaba en el cuello le desabrocho el sujetador y se encontró con dos hermosos senos endurecidos por el deseo rozando su pecho.

Eva le desabrocho el cinturón y los pantalones que cayeron al suelo, al mismo tiempo que los suyos. El bajo sus labios a sus cantaros de miel donde se entretuvo succionando suavemente, jugueteando al mismo tiempo con aquellos dos botones dentro de su boca. Primero uno, luego el otro, sin prisas y con suma delicadeza, bajo lentamente por su vientre hasta donde empezaba el vello de su pubis, al tiempo que deslizaba por sus muslos las braguita hasta dejarlas a los pies de Eva. Ella le cogio la cabeza amorosamente y le hizo subir otra vez hasta su boca – "no estoy duchada, recuerdas". Le volvió a besar con pasión desenfrenada, para a continuación repetir ella el mismo recorrido en el cuerpo de él, deslizando también su slip hasta el suelo dejando al aire la exhibición de su deseo que ella intento besar, pero él no le dejo levantándola con cariño y abrazándola. Ahora ella notaba toda aquella. potencia pegada a su vientre.

Rodaron encima de las sabanas blancas hacia un lado y hacia otro, como si de una lucha de poder se tratara, pero no era de poder sino de deseo. Hasta que el le pidió que tomara el timón de la nave, que marcara el rumbo y los tiempos, mientras el bebía la miel de sus cantaros. Eva acepto el timo y llevo la nave con las velas libres y desplegadas al viento, navegaron cual velero bergantín al ritmo de las olas, unas de suave vaivén y otras bravas que obligaban mas que a navegar a montar sobre sus crestas. Duro la travesía hasta que una inmensa ola los lanzo abrazados a la orilla rugiendo las más ardientes palabras de amor. Se había roto la embarcación y agotados de la dura lucha contra las olas, yacían abrazados sobre la blanca arena, besándose en las sus mejillas.

XIII

Después de tomar juntos una ducha, se secaron el uno al otro entre juegos y risas más propios de dos adolescente que de dos personas de su edad, pero es que el enamoramiento por fuerza es siempre adolescente, o no es. Atrás habían quedado olvidados los nervios, las dudas y la incredulidad de aquellas horas previas.

Ella saco de su neceser un frasco de "poême"de Lancôme y unas braguitas negras lisas, sin encaje alguno. El le quito el frasco lo volteo por un momento para sacar el tapón y llevarlo al cuello de ella, primero por lado izquierdo, luego por el derecho, lo bajo por entre sus pechos y siguió por su vientre lasta el monte de Venus, a continuación cogio sus braguitas y levantándole primero un pie desnudo y luego el otro las fue deslizando suavemente por sus piernas hacia arriba hasta dejarlas perfectamente colocadas,

cubriendo la azabache desnudez y depositando un beso entre sus muslos.

Ella le imitó, mojando su dedo índice en colonia SX se lo paso por la nuca, lo volvió a mojar y se lo deslizo por su columna vertebral hasta donde empieza el punto final, cogio un slip Burdeos y se lo coloco con delicadeza guardando la renovado ilusión que el empezaba a apuntar de nuevo.

Vistámonos, tú has venido a salvar la magia de Paris. Tienes que caminar por sus calles y dejarte llevar por su fantasia.Cuando tu te vayas Paris ya no volverá a ser Paris y todos los amantes que han paseado sus bulevares se removerán de envidia en sus tumbas

Estasss looco. ¡Maravillosamente loco!- le dijo riendo con ganas como hacia tiempo que no lo hacia, estaba en una nube.

El volvió a ponerse la ropa que llevaba cuando ella llegó, se acababa de cambiar para recibirla. Ella se puso el vestido negro que marcaba perfectamente la silueta de su cuerpo. Le pidió que se lo abrochara por la espalda y al tiempo le paso una fina gargantilla de oro con una amatista roja que él le coloco en el cuello.

Se decidían a salir, cuando ella recordó algo.

Espera tengo que hacer una llamada, sino te vendrá a buscar la INTERPOL.

¿Cómo?

Ella se lo explico mientras marcaba el número de Pilar. Sonaron tres tonos de llamada y Pilar contesto al otro lado.

¡Pilar!,¡hola! Soy Eva desde Paris.

¿Estas bien? – le pregunto con voz apremiante.

Si, si, no te preocupes. Todo va perfectamente.

Entonces, es un caballero – dijo afirmando más que preguntando.

Es un maravilloso caballero. Eso si, un poco loco, ¡un maravilloso loco! – exclamo al tiempo que le miraba a él erigiéndole una tierna sonrisa.

Me alegro, disfruta y no te preocupes por nada , ya sabes que te cubro con mi vida si hace falta. Y por cierto pregúntale si tiene un clon para mí.

Jajajaja… se lo dir酅. Gracias por todo Pilar, mañana hablamos.

Colgó, se quedo pensativa por un instante en su rostro apareció un semblante serio y mirándolo a los ojos le dijo:

Ahora debería llamar a casa.

Por supuesto –le dijo comprensivo señalando el teléfono. Te espero en el pasillo

No, por favor no es necesario que te vayas.

Claro que si, esto es un sueño de enamorados que no debe interferir en nuestra vida familiar, sino pasaría a ser una mentira que destrozaría la magia de este sueño.

Esta bien amor, salgo enseguida.

- Tomate todo el tiempo que necesites- le dijo al tiempo que cerraba detrás de si la puerta de la habitación.

XIV

Salieron del hotel, y giraron por la Rue Saint Honoré, pasaron delante de la Place Vendome y cruzaron por la Rue de Rivoli hasta el Louvre; empezaba a anochecer y el museo ya estaba cerrado, tampoco hubiesen tenido tiempo de visitarlo, a Pelayo le hubiese gustado mostrarle todo Paris pero las pocas horas de que disponían no se lo permitían. Pasaron a la zona de la Pirámide y la fontana

A quien se le ocurriría poner esta pirámide aquí entre tanta majestuosidad – dijo Eva con tono de desaprobación.

Ya sabes los arquitectos modernos . A mi tampoco me gusta.

Continuaron su paseo por les Champs Elysees. Caminaban cogidos de la mano con los dedos

entrelazados, el iba llamando la atención de Eva sobre esto y aquello, los Jardines, la gran noria….., de cuando en cuando se paraban, se olvidaban de lo que los rodeaba y se besaban..Parecían dos quinceañeros y es que esa era la edad que en aquellos momentos tenían sus corazones. En su recorrido hasta la Place de la Concorde ella lo admiraba todo, le llamaron la atención las estatuas, las rejas negras con ribetes dorados, el obelisco, que él le explico era originario de Egipto, la fontana de la Place de la Concorde.

Ya era de noche, el reloj marcaba las ocho y el bullicio de Paris empezaba a dar paso a la quietud.

El paró un taxi y le indicó una dirección: Place de la

Bastille. . En un primer momento había pensado en llevarla a cenar a la Gare de Lyon al majestuoso "Train bleu", pero luego se decidió por Hypopotamus, un restaurante intimista de tipo alsaciano, situado en una esquina de la Place de la Bastille, enfrente mismo de la Maison de la Radio; su fachada con su letrero de neon rojo combinado con los toldos y las cortinas, unido a otros restaurantes y cafés de la zona con el mismo colorido nocturno, definían perfectamente aquella magia del Paris nocturno que a Pelayo tanto le gustaba y que le había tratado de transmitir a Eva.

Los pusieron en una mesa en el primer piso, al que se accedía por una estrecha escalera de madera que parecía llevaba siglos allí; la iluminación tenue de algunos apliques de suaves bombillas alargadas,

estratégicamente distribuidos, junto los quinqués con velas en el centro de las mesas resaltaban el rojo de los manteles y creaban un ambiente de ensueño para dos enamorados.

Muy suave, sonaban canciones de Jacques Brel.

Pidieron la cena, no prestaron mucha atención a lo que pedían porque se estaban alimentando de sus sonrisas, sus miradas y de un brindis con un "rouge" Saint Emilion. Eva le cogía la mano encima del mantel rojo a la luz de aquella vela y allí le dijo por primera y, quizás, última vez, la palabra que a él le hizo estremecer de pies a cabeza: te amo. El le respondió con un: J’ai t’aime aussi mon amour.

No hablaron en ningún momento de sus vidas cotidianas, solo se contaron sus sueños. A él le hubiese gustado ser escritor, de hecho a menudo escribía poemas y tenia alguna novela empezada que nunca podría terminar porque le faltaba motivación. Ella soñaba con ser feliz como era aquella noche, huyendo de un mundo real al que sabia que tenía que volver. Se dejaron llevar por su fantasía. ¿Donde mejor que Paris para olvidarse del resto del mundo y dejarse llevar por la Magia de aquella noche, que moriría con el próximo amanecer?

XV

Serian sobre la once de la noche cuando salieron del restaurante.

¿Te apetecería ir a bailar?- le pregunto él

¡me encantaría!. Hace siglos que no voy a bailar.

Te advierto que soy un patoso

No te preocupes, yo también. Mientras no me pises

Eso no lo garantizo

Rieron los dos con ganas, mientras se cogian de sus cinturas.

La llevo a una sala de baile, de esas de toda la vida, en el Boulevard Saint Germain, en el barrio latino; "baiolongo" era una sala regentada por un profesor de baile cubano que se había afincado en Paris en los años 60.

La sala preparada para bailes de salón y música de sangre caliente, le transportaba a uno al pasado, a los gloriosos sesenta. No había cambiado, seguía con sus

cortinajes rojos, sus lámparas de araña colgando del techo, la orquesta en un pequeño escenario y el viejo profesor de baile que iba anunciando las piezas de la orquesta.

Primero bailaron un tango arrabalero, fue una lucha cuerpo a cuerpo para ver quien conquistaba a quien, desaires, insinuaciones, despedida y reencuentro hasta el abrazo final.

Luego siguió un pasodoble español, marcaron los tiempos, él orgulloso de su pareja exhibía, marcando los taconazos, a su chica por la pista, mientras ella se dejaba llevar con la frente en alto como diciendo" este es mi hombre".

Continuaron con un vals, para flotar sobre la pista como estaban flotando sobre sus nubes de fantasía en aquella noche parisina.

Era como la calma que sigue a la tormenta, a la pasión del tango y del pasodoble.

El viejo profesor anuncio un cha-cha-cha, se olvidaron de lo que les rodeaba, cimbrearon sus caderas, marcaron sus movimientos mirándose a los ojos y con una sonrisa en los labios "¿que te parece?," cuando tu vienes yo voy" parecían decirse.

A continuación una rumba bolero, ¡hay la rumba bolero! Aquellos pasos marcados despacio dejando apercibir el cimbreo de las caderas que acaban encontrándose, tocándose lentamente, vientre contra vientre, una pierna entre las otras dos de la pareja.

Cuando se acercaban sus labios quedaban a un suspiro uno del otro, morían de ganas de besarse, pero aquel no era el lugar.

Después llegaron los ritmos calientes, samba, mambo, merengue y salsa. Bailaron y bailaron. Eva cimbreaba su cuerpo alrededor de

él, insinuante, picara unas veces, descarada otras pero siempre sonriéndole desafiante, mientras su vestido negro se elevaba en una perfecta campana dejando ver sus morenos muslos, hasta insinuar su prenda más intima. El la seguía, su cimbreo era más torpe, pero lo había hecho peor otras veces. Cuando ella le desafiaba, él mostraba desdén sonriendo también. Se habían olvidado del mundo, no veían a nadie a su alrededor, era su universo y ellos los dos únicos habitantes.

Cuando ya el sudor empapaba sus cuerpos y su resistencia empezaba a flaquear, ella hizo un gesto insinuando "vale, vamos a parar un poco" y se dirigió al servicio, el la espero sentado en la mesa que les habían asignado y tomo un sorbo de Champagne.

Cuando ella volvió se inclino sobre él, con su mano izquierda cogio la derecha de él y abriéndole la palma de la mano depósito en ella algo que lleva en su mano derecha, al tiempo que con otra picara sonrisa le beso en los labios y tiro de él para llevarlo otra vez a la pista. El apretó en su mano aquel objeto, que le pareció algo fino y delicado, como si fuese una prenda, al llegar a la pista le pasó un brazo por la cintura y disimuladamente bajo su mano libre hasta las nalgas y efectivamente comprobó que no llevaba braguitas, ella había depositado en su mano su más grande intimidad. El la miro a los ojos, subió su puño cerrado y lo beso, para a continuación llevárselo al bolsillo mientras le daba un tierno beso en los labios.

Siguieron bailando salsa y samba, el vuelo de su vestido era hora mas intrigante pero ella lo dominaba a la perfección, parecía que hacia un movimiento rápido y que al siguiente podía quedar al aire toda su intimidad, pero entonces se echaba hacia delante y con sus manos bajaba el vuelo del vestido. Así una y otra vez, aquel juego entre miradas de pasión que se cruzaban entre los dos, los llevo a un estado de excitación que sus corazones otra vez parecían salirse de sus pechos.

Sobre la una de la madrugada ya sus cuerpos no aguantaban más aquel derroche físico, cogieron un taxi y se fueron al hotel.

Desde el barrio latino el taxista los llevo bordeando el Sena hasta el Pont de la Concorde, donde cruzo a la Place del mismo nombre y por la Rue Saint Honoré los llevo hasta su hotel. En el trayecto pudieron contemplar la grandiosidad nocturno desde Notre Dame, pasando por el Louvre, La Asamblea Nacional y la Place Vandôome.

Durante el recorrido Eva le dijo

Ahora comprendo lo que me decías de la Magia de Paris.

Es increíble, maravilloso

Solo porque estas tu aquí.

Bobo – le dijo cariñosamente-

XVI

Los dos necesitaban una ducha para sacarse el sudor provocado en sus cuerpos por el frenesí del baile.

Me voy a dar una ducha rápida, ¿vale amor?-dijo Eva con ternura.

Bien cielo, mientras preparare unas copas de champagne

Abrió el minibar y saco un botellín de Moet chandon que vertió en dos copas. Al rato salio Eva del baño con el albornoz blanco puesto.

¿Vas tú ahora? – le dijo más como una afirmación que una pregunta

Si, pero no te tomes el champagne sin brindar conmigo.

Vale

Se dio un chapuzón rápido, mientras ella se secaba el pelo con el secador de pared, esos que ponen en todos los hoteles que secan pero no sirven para moldear el cabello porque tienen una salida de aire rectangular y ancha.

Pelayo se seco con la toalla y también se puso el otro albornoz que quedaba.

La cogio por la cintura la beso en el cuello:

deja el pelo, ya se secará. Con el pelo húmedo estas mas sexy- bromeo

¿Ah, si?, ven aquí- le cogio la mano y tiro de él fuera del baño.

Brindemos – le dijo cogiendo las dos copas y ofreciendole una a él

Chin, chin.

Chocaron sus copas que tintinearon a vidrio, que no a cristal y ambos tomaron un sorbo sin dejar de mirarse a los ojos.

Ella cogio la mano libre de él y sonriendo, aquella noche tenia siempre la sonrisa en los labios. Le entrego su copa.

Aguántalas. No las dejes caer, ni se te ocurra dejarlas encima de la mesita.

- Aguántalas…- le dijo al oído en voz baja e insinuante.

Está bien. Las aguantaré, si…puedo.

Podrás. Pobre de ti … que… no… puedas – le iba diciendo mientras le mordisqueaba el lóbulo de su oreja derecha. Y él permanecía con los brazos en cruz levantados y medio doblados hacia delante sujetando las dos copas.

Lo siguió besando por el cuello, suavemente, muy lentamente, mordiéndolo solo con los labios, subió a su boca y cogiendo su cara entre las manos lo beso profundamente intercambiando sus lenguas. El se dio cuenta que apretaba demasiado las copas, podían romperse en su mano, aflojo un poco la presión sobre el vidrio, cerro los ojos y se dejo llevar, le encantaba que ella llevara la iniciativa.

Eva siguió su recorrido sin prisa, se entretuvo mordisqueándole los pezones, ahora duros como empezaban a estar los suyos propios, siguió bajando, le soltó el cinturón del albornoz dejando su vientre al descubierto, siguió bajando con sus besos por el vientre hasta llegar a su fuente de place, se detuvo allí por un instante mientras con sus manos le acariciaba las nalgas, el estaba tenso: miles de escalofríos recorrían su cuerpo; luego se coloco detrás de él y subió rozándole con los labios por la columna vertebral hasta el cuello, momento en el que él se volvió para que sus bocas se volvieran a encontrar. Pelayo continuaba con las copas en las manos, ahora ya los brazos estaban medio caídos, flotaba en un sueño de placer; ella le abrazo por la cintura mientras se besaban y notaba el duro y calido deseo de él presionándola contra su vientre, era una calida y agradable sensación. Separaron sus bocas y él dejando las copas encima del minibar le quito el albornoz a ella. Eva se lo quito a él y los dos quedaron desnudos y sus cuerpos juntos. Pelayo cogió las copas otra vez, le ofreció a Eva uno y alzo la suya para brindar otra vez, tomaron otro sorbo, dejando mojados e insinuantes sus labios.

-Ahora te toca a ti aguantar las copas.

- Será un placer mi amor –ahora era ella quien sostenía una copa en cada mano.

Pelayo la beso en los labios otra vez, siguió bajando hasta el cuello donde balanceo a derecha e izquierda, para seguir bajando hasta sus pechos, allí se deleito besando primero un pezón y luego el otro, con mucha suavidad mordiéndolos solo con los labios, introduciéndolos en su boca mientras los acariciaba con la lengua. Se encontraba como el sediento en el desierto que encuentra un oasis con una fuente fresca, no se cansaba de beber pasión de aquellos cantaros de miel.

Ella empezaba a bajar las copas, mantenía cerrados los ojos, empezaba a flotar en una nube de placer que empezaba a levantarse hacia el cielo.

Cuando hubo calmado su sed siguió su camino, lento suave pero seguro, beso a beso hasta llegar al siguiente oasis, jugueteo entre con el vello monte de Venus, de negro azabache, para luego adentrarse en pleno oasis. Para facilitar su entrada, ella separo sus piernas todo lo que pudo, y de una de las copas cayeron unas gotas de champaña sobre la espalda de él, que se estremeció.

-Perdón mi amor – se disculpo ella con voz entrecortada y casi inaudible.

Beso el interior de sus muslos con suaves y húmedos besos, subiendo y bajando como velero sobre las olas de un bravío mar, cruzando el estrecho de la ingle, hasta llegar a la calida laguna de aguas tranquilas, allí arrió las velas y se detuvo durante algunos minutos, para saborear los tropicales frutos que le ofrecía aquel paradisíaco oasis. Ella seguía con los ojos cerrados y suaves estremecimientos sacudían su cuerpo, como el viento sacude los frutales; Eva quisiera dejarlo prisionero con ella en aquellas latitudes para toda la eternidad.

Continuo, pasando su cuerpo entre las piernas de ella, despacio, rozándole los muslos con su piel, para emprender un nuevo el camino en la espalda, en aquel desierto de bronceada arena, caminó despacio, pisando lentamente, besando con labios y boca cada centímetro de piel una y otra vez, hasta llegar a la nuca, metió su cabeza bajo su pelo y mordió con los labios por todo la nuca hasta detrás de los oídos.

Eva perdió por un momento las fuerzas y sus brazos se desvanecieron dejando caer las dos copas sobre la moqueta, que empapo el resto de champagne derramado. Se giro bruscamente le puso las dos manos a los lados de la cara, las apretó con fuerza y lo atrajo hacia ella; fundieron otra vez sus bocas en un profundo y apasionado beso, sus lenguas se entrelazaban en una sola al tiempo que, empujándolo suavemente ,le hacia retroceder unos pasos hasta tumbarlo de espaldas sobre la cama. Rodaron abrazados por encima de las sabanas, intercambiando las posiciones, primero ella encima, luego él y así hasta que por fin ella quedo encima de él, alargo la mano y cogiendo los dos almohadones blancos los coloco debajo de la espalda de él, dejando su boca a la altura de sus propios pechos, uno de los cuales Pelayo se llevo inmediatamente a la boca succionándole suavemente pero con pasión. Al mismo tiempo Eva, ayudándose con una mano introdujo la dura pasión de él en el volcán de fuego que había despertado entre sus piernas. En aquella posición, mientras él alternaba las caricias en los pechos con profundos besos al juntar sus bocas; con las manos recorría todo aquel bronceado cuerpo que ella, apoyada con las manos sobre el cabezal de la cama, le ofrecía mientras navegaba nuevamente controlando el timón en medio de aquella tormenta de pasión, al ritmo del vaivén de las olas y empujada por el calido viento de un frenesí desbocado. De sus bocas salían las más ardientes palabras de pasión, sonarían vulgares en cualquier conversación pero allí en el espacio cerrado de aquella habitación sonaban como las mas tiernas palabras de amor, entre los latidos de sus corazones que amenazaban con salírseles del pecho.

Navegaron y navegaron entre aquel temporal de placer, hasta que miles de nubes soltaron sus rayos provocando en sus cuerpos una sucesión de calambres y escalofríos que les hacían retorcerse en acompasados espasmos, hasta que rompió la tormenta y ambos se empaparon mutuamente de lluvia de amor y sudor, al mismo tiempo sus bocas se volvían a fundir en una sola hasta que les volvió a faltar la respiración.

Abrazados y empapados de sudor siguieron besándose, mirándose a los ojos, en silencio hasta que por fin se durmieron.

XVII

La luz del día que se colaba por entre los cortinones y las ganas de hacer pis despertaron Eva, miro el reloj eran las seis de la mañana. Lo miro fijamente como dormía y sintió una gran sensación de amor y ternura, alargo su cabeza hasta darle un beso en la mejilla.

Pelayo también se despertó con el sonido del agua del bidet, también necesitaba ir al servicio, se levanto cuando la vio aparecer desnuda como una diosa proyectada por la luz del lavabo en la semi oscuridad del resto de la habitación.

Medio dormidos se cruzaron en medio de la estancia, se dieron un besito sin decirse palabra.

El hizo también pis y se aseo en el bidet y se volvió

desnudo como estaba a la cama, permanecieron en silencio desnudos encima de las sabanas blancas, intentando despejarse de aquel adormilado despertar. Ella recorrió con sus ojos el cuerpo de él y no pudo reprimir una maliciosa sonrisa al parar su mirada en su sexo, aquel duro objeto de deseo de hacia unas horas, parecía ahora vergonzosamente escondido en si mismo. Se volvió hacia donde estaba él, alargo la mano y acaricio su sexo dormido, mientras empezó a besarlo en el pecho. El se despertó, cuando su miembro también volvió a recobrar su dignidad.

Empezaron, en silencio, otro intercambio de besos que fue bajando por sus respectivos cuerpos, hasta que quedaron totalmente entrelazados con sus bocas

sobre sus fuentes de placer y vida, diciéndose con las caricias todo aquello que sentían el uno por el otro y que las palabras más bellas no podrían expresar. En aquella conversación silenciosa se intercambiaron los inmensos sentimientos de ternura, amor y pasión que mutuamente necesitaban transmitirse.

Fue un largo "te quiero" prolongado en el tiempo, hasta que Eva en un espasmo apretó la cabeza de Pelayo entre sus piernas tan fuerte que le hizo daño, pero él no se quejo porque en aquel momento sintió que su cuerpo se fundía y con un gesto firme intento apartarse de ella que intento retenerlo:

no te preocupes amor mío, no me importa- le dijo con voz temblorosa y emocionada

No cariño, no es necesario, prefiero que me abraces dentro de ti.

Ella alzo las piernas doblando las rodillas y lo abrazó entre ellas, mientras sus sexos volvían a recibirse para en un breve navegar llegar al último puerto.

XVIII

Mientras ella se duchaba, él se sentó en el escritorio cogio una cuartilla y escribió unos versos, su mano escribía mientras su corazón dictaba.

-Que haces amor – le pregunto ella recién salida del baño envuelta en una gran toalla blanca, mientras con otra se secaba los cabellos.

- Toma – le dijo entregándole la cuartilla doblada por la mitad- guárdalo en tu bolso y léelo solo cuando estés en el avión.

Tanto misterio me asusta.

No te preocupes, es un poema pero quiero que lo leas en el avión. OK?

OK!, así lo haré

Se miraron a los ojos una vez más, había en ellos cierta tristeza que intentaban ambos disimular con una sonrisa desesperada, sabían que se acercaba el final de aquella hermosa locura.

Habían desayunado en el buffet del hotel y ahora daban un último vistazo a aquella habitación que había sido todo un universo durante unas horas, ¡cuando la echarían a faltar a partir de ahora!

Antes de salir de la habitación, Pelayo extendió su mano y le entrego su frasco de colonia "siesta "de Miro.

Cuando quieras pensar en mi, te ayudará – le dijo al tiempo que con una sonrisa forzada, que intentaba tener cierta picardía, le devolvía la prenda que ella le había entregado la noche anterior en el baile.

No, quédatelas también para cuando quieras pensar en mí. No, espera –rectifico enseguida.

Las cogio, las metió en el bolso y metiendose las manos por debajo del vestido en un rápido gesto se agacho un poco y se quito las braguitas que llevaba puestas y se las entregó

Estas están recién puestas y también ha estado en contacto con mi cuerpo, aquellas estaban sudadas, tendrías que haberlas lavado – al decirle esto volvió a forzar una sonrisa.

Sonó el teléfono de la mesita, de recepción les avisaban que los dos taxis que habían pedido ya estaban en la puerta.

Se dieron un último beso y bajaron hasta la calle.

El primer taxi fue para ella, él le dio al taxista la dirección.

-Bonjour Monsieur, s’il vous plait elle va à Orly terminal Ouest.

Metieron su bolsa en el maletero, se abrazaron de nuevo, se miraban a los ojos en silencio, los dos los tenían húmedos pero continuaban con aquella

forzada sonrisa evitando que se derramaran sus lágrimas, se besaron nuevamente, como si fuese, quizás lo era, el último beso de su vida.

Pelayo se quedo de pié unos segundos viendo como partía en aquel taxi la mujer que le había hecho sentir cosas que creía dormidas.

Eva se volvió a mirar por la ventanilla trasera, hasta que el taxi doblo en la esquina de Rue Cambon con Saint Honoré.

Tenia la sensación de que aquella aventura le había hecho olvidar todas sus frustraciones, empezaba una nueva vida sin cambiar de vida. Siempre viviría el recuerdo de aquella noche en Paris.

XIX

Pelayo se subió a su taxi, le dio un número de la Rue de la Grand Armée. Llevaba la vista perdida por la ventanilla, mientras el taxi pasaba por los sitios que tantas veces había admirado, el Louvre, les Champs Elysées, la Place la concorde. Aquella majestuosidad que siempre tenia Paris, ahora le abrumaba. Percibía el triste color de un día de Paris sin sol, la monotonía de las calles, no había ya magia. Era Paris sin ella. Dos lágrimas corrieron por sus mejillas.

Solo deseaba terminar aquella reunión de trabajo que tenia y volver a Barcelona, quizás el sol del Mediterráneo le ayudara a superar aquella inmensa tristeza que le provocaba un nudo en la garganta que parecía asfixiarle o condenarle a romper en llanto.

XX

Efectuó todo los tramites de check-in en el aeropuerto, paso por paso como Pelayo le había indicado."Y no te preocupes en el mostrador de Iberia, hablan español, cualquier duda…… y si no, me llamas al móvil" – le había dicho mientras desayunaban para tranquilizarla, ante la inquietud que le manifestó de no "aclararse" en el aeropuerto,

Se acomodo en su asiento y dejo que su mirada se perdiera por la pequeña ventanilla del avión, mirando sin interés el movimiento de otros aviones sobre la pista. No pensaba en nada, se sentía abatida, desconcertada pero con una inmensa felicidad interior.

Cuando el avión empezó a levantar el vuelo, abrió el bolso que se había colocado encima del regazo y saco la cuartilla que Pelayo le había entregado. Leyó:

A ELLA

Sobre un blanco lecho de espuma,

Cubriendo con un manto de flores

La morena desnudez de Diosa

Buscando encendidos amores,

Apareciste entre la bruma,

Como sirena encantada

Salida del vientre del mar,

Alumbrada por la creciente luna.

Con el velo de la ansiedad

Me rozaste suave al pasar

Y en el florido jardín

De tu encendido rosal,

Me invitaste a entrar,

Flotando sobre las aguas

De tu calido mar.

En nuestro velero engalanado

De encendidos pétalos mojados,

Navegamos por inhóspitos mares

Con olas de fuego, que en su vaivén

Nos anclaron en sureños puertos

De vibrantes amaneceres de frenesí.

De nuestra travesía

Fueron testigos el mar,

Las estrella del firmamento,

El bravo rugir de las olas

Y un ramo de violetas

Que con un beso te ofrecí,

Intentando que con el alba

No volvieras a partir

Dejándome solo en la orilla del mar

Sin el aroma de tu jardín.

A medida que iba leyendo aquellos versos por sus mejillas empezaron a bajar las lágrimas que habían estado retenidas en sus ojos. Mientras con una mano sujetaba la cuartilla, se llevo la otra a su boca intentando ahogar el llanto.

QUE NUNCA ACABE LA NOCHE

(SEGUNDO ENCUENTRO)

I

Aprovechando una visita a unos clientes en Vigo, Pelayo decidió aprovechar y quedarse el fin de semana largo, el lunes también era fiesta, para visitar a sus amigos Jesus y Virginia. Le habían invitado muchas veces a visitarles en su casa, una vieja casona rural que habían ido restaurando con gran esfuerzo.

Nunca había encontrado el momento, pero ahora reciente aun su divorcio que aunque no había sido en ningún modo traumático, si le producía una cierta sensación de soledad, creyó que era el momento oportuno para ver a sus amigos. Virginia y él habían sido compañeros de Instituto cuando eran adolescentes, en aquella época de estudios nocturnos y orgías ideológicas, en los últimos años del franquismo, habían cultivado una amistad profunda, rayando a veces la pasión platónica que supieron seguir conservando aun cuando ella, años más tarde se caso y se fue a vivir con su marido a Vigo. Jesús también había estudiado con ellos, aunque no formaba parte por aquel entonces del grupo libertario al que pertenecían Virginia y Pelayo. En realidad formaba parte de aquellos alumnos sensatos, de casa bien, que aspiraban a sacar una carrera y colocarse en la vida, sin querer cambiar el mundo. Por aquel entonces tanto Virginia como Pelayo, sentían cierto desprecio por aquel tipo de compañeros. Años más tarde comprendieron que lo importante eran las personas que llevaban dentro y que quizás eran ellos los que eran unos ilusos, creyendo que las cosas podían cambiar, que podía haber una sociedad de iguales.

II

Cuando sobre las nueve de la mañana del sábado paró su coche a la puerta se quedo sorprendido. La casa estaba en el centro de una finca de al menos unos dos mil metros cuadrados, construida toda en piedra granítica, tejado de pizarra, puertas y ventanas de madera de pino, todo al más puro estilo gallego y al fondo… la ría, ofrecía la visión bucólica que tantas veces había soñado. Se quedo realmente impresionado. Alrededor de la casa la hierba verde cubierta de orballo, le produjo una especial sensación, recordando su niñez en la aldea de Lugo, donde había nacido.

Al oír llegar el coche, parecieron en la puerta Jesús y Virginia con una sonrisa en los labios, y detrás de ellos una chica morena. Pelayo al principio no se percato bien de ella, porque se dirigió a abrazar y besar a sus amigos.

La sorpresa fue cuando Virginia, mientras lo dejaba ir del último abrazo, le presento a la muchacha:

Ah!, mira te presento a Eva, una amiga de Madrid que ha venido ha pasar el fin de semana con nosotros.

En ese momento las miradas de los dos se encontraron, ambos abrieron los ojos a la vez, con un gesto de sorpresa. Aunque inmediatamente reaccionaron para que sus amigos no se dieran cuenta. En sus conversaciones nunca había salido el tema de que tuvieran unos amigos en Vigo y que además fueran comunes.

Encantado le dijo Pelayo, dándole los dos besos de rigor y de forma apresurada y un tanto nervioso.

Lo mismo digo, le contesto Eva, procurando no mirarlo a los ojos. Sentía calor en las mejillas y temió haberse sonrojado y que la perspicaz de su amiga Virginia se diera cuenta.

La sorpresa había sido mayúscula para ambos y aunque intentaron disimular muy bien, Virginia, con ese sexto sentido que tienen las mujeres, y las gallegas más, se quedo con la mosca detrás de la oreja, aunque no dijo nada.

Te ayudo a sacar la maleta del coche, le dijo Jesús

No te preocupes, puedo yo solo. Todavía no estoy tan viejo!

Vale, vale, pues venga vamos dentro que aún no abras desayunado.

Pues la verdad es que no, primero pensé en hacerlo en el hotel pero luego me acorde que un buen desayuno casero y gallego seguro que seria mucho más agradable – dijo riéndose- aunque no creo que para mi colesterol sea muy apropiado.

Un día es un día – intervino Eva.

Lo malo es que es un día detrás de otro….. – respondió con soltura y gracia Pelayo.

Pues te estábamos esperando, así que venga para dentro, que aquí fuera aun hace frío do carallo – ordeno Virginia.

Pelayo fue por su azafata al coche, la pequeña maleta que usaba para estar fuera dos o tres días, y siguiendo a Virginia se dirigieron todos hacia la casa. Jesús, iba haciéndole preguntas sobre su trabajo y sus viajes, delante de ellos Eva caminaba callada y con un nudo en la garganta.

III

Habían pasado tres años desde aquel inolvidable encuentro en Paris y aunque ninguno de los dos se sabía explicar asimismo muy bien porqué, nunca volvieron a tener una aventura. Su relación era fantástica, se llamaban muy de tarde en tarde por teléfono, algún sms – normalmente era Pelayo quien lo hacia para saber de ella.

Eva seguía con su vida más o menos como hacia tres años, sobrellevando su vida matrimonial como mejor podía y trabajando para asegurarse una cierta libertad, esa que le permitía un fin de semana decir "me voy a casa de mis amigos sola y punto".

Pelayo también continuaba con el mismo trabajo, pero con más presión y más viajes. Ahora casi no tenía tiempo para pensar en esas fantasías que se podía permitir hacia tres años. Eso le había pasado factura, su pelo había blanqueado más, su humor ya no era el mismo y ya no disfrutaba con su trabajo. Ese ritmo de vida le había costado su matrimonio, a veces se preguntaba si valía la pena llevar una vida así, si no seria mejor romper con todo y dedicarse a vivir, aunque fuese con menos capacidad económica, pero era consciente que estaba metido en una rueda de la que solo un susto de salud le podría sacar, porque es en esos momentos cuando uno es capaz de valorar la vida y separar su valor de las necesidades terrenales.

Muchas mañanas tenia que hacer un autentico esfuerzo para levantarse e ir a la oficina, o dirigirse al aeropuerto. A veces temía llegar a caer en una depresión. Ese había sido también uno de los motivos de aprovechar para quedarse el fin de semana con sus amigos. Charlar con los amigos, era lo único que le distraía y hacia que no pensara continuamente en el trabajo.

Por supuesto se había olvidado de los chats, aunque muy de tarde en tarde abría el Messenger para saludar a Eva, él sabia que todas las noches la encontraría allí. Pero tampoco quería hacerlo con mucha frecuencia, porque cuando lo hacia una especial energía fluía por la red en ambos sentidos, o eso al menos pensaba él.

Las conversaciones seguían siendo largas y al final faltaban las horas de sueño. De todos modos cuando lo hacia, siempre era muy bien recibido por Eva que le explicaba sus cosas, las buenas y las no tan buenas, le consultaba sus inquietudes. Realmente había entre ellos un filling de autentica amistad y cariño, o al menos en eso querían dejarlo los dos para no complicar las cosas. Nunca hablaban de lo ocurrido en Paris, lo guardaban como un tesoro en sus corazones, bajo siete llaves.

IV

Durante los tres años que habían transcurrido, se habían visto una sola vez en Madrid y de eso hacia ya más de un año. Habia sido un encuentro especial, más de un año después de su encuentro en Paris acordaron verse una tarde en Madrid. Tomaron café en la cafeteria del hotel donde se hospedaba Pelayo, luego decidieron salir a dar un paseo. Eva mostró su deseo de ir al servicio antes de salir.

Puedes subir al de mi habitación si quieres- le ofreció Pelayo

No, mejor no, aquí tiene que haber uno – respondió Eva intentando mostrar seguridad en si misma

Si hay uno allí, pero tranquila puedes subir, yo me quedo aquí. Puedes fiarte de mí.

No es eso, mejor lo dejamos así.

De acuerdo, mira allí al lado de los ascensores están los servicios- le dijo sonriendo.

Estuvieron paseando por el parque del Retiro, que Pelayo no conocía. Eva le mostró todos los rincones, el Palacio de cristal, que Pelayo se lo había imaginado como un gran palacio y se quedo sorprendido cuando vio que era poco más que un salón de baile, aunque eso si con un encanto especial.

Caminaban de uno al lado del otro, Pelayo sintió varias veces la irrefrenable necesidad de cogerle la mano, pero no lo hizo. Se sentía como cuando era un adolescente y le gustaba alguna amiga, temía insinuarse y perder su amistad. En este caso le ocurría lo mismo, temía hacer algo que la molestara y estropeara aquella tarde tan bonita que estaban teniendo, paseando, charlando, el tiempo pasaba rápidamente. Solo un fuerte dolor de pies le hizo caer en la cuenta a Pelayo que llevaban dos horas caminando, entonces le propuso sentarse en una terraza a tomar un refresco, allí volvió a sentir la necesidad de abrazarla y besarla, pero una vez más se reprimió.

Estaban tan bien juntos, que ninguno tenia prisa porque llegara la hora de marchar. Pero la hora llego. El la acompañó a la estación de autobuses y se despidió de ella con dos besos en las mejillas.

Envíame un mensaje cuando llegues – le pidió Pelayo

Lo haré, cuídate mucho.

Adiós Eva, hasta pronto.

Pelayo volvió a su hotel, alegre pero al mismo tiempo triste. Alegre por haber estado con ella, triste porque había vuelto a recordar el tumulto de sentimientos que había sentido aquellos días de la aventura de Paris.

Sonó el móvil, era un mensaje de Eva:

"lo he pasado muy bien a tu lado. Y no creas que no he subido a tu habitación porque no me fíe de ti, es que es mejor no dar ocasión a la tentación"

Uff, pensó Pelayo, tiene razón. En ese momento comprendió que era mejor que se vieran lo mínimo posible, porque sino acabarían sufriendo, al menos él.

VI

Bueno antes de desayunar enseñarme este palacio – Pelayo se dirigía a Jesús y Virginia

Vale, así ya dejas la maleta en tu habitación – respondió Jesús

A la entrada había una sala con suelo de losas de piedra, esta era la zona donde antiguamente se dejaban los aperos de labranza a la vuelta del campo, a la derecha una puerta de madera maciza de dos alas daba a lo que antiguamente eran las cuadras y que ahora, como descubriría luego, se había convertido en el corazón de la vivienda con la cocina, el comedor, un baño y la habitación principal de la casa tipo suit con baño propio, o sea la de Jesús y Virginia. A la izquierda y pegada a la pared una escalera de dos tramos de granito subía a la planta de arriba.

- Subamos arriba, donde están las habitaciones de los invitados. Nosotros nos hemos quedado abajo, porque ya sabes…luego cuando uno se hace mayor, o si estas enfermo…….subir escaleras es un coñazo.

Asi que decidimos hacer nuestra habitación abajo, cerca de la cocina. Para que al menos cuando seamos viejos tener la comida cerca – añadió con el típico sarcasmo gallego.

La escalera subía hasta el centro de lo que era la casa, terminando en un pasillo muy ancho que tenia 5 puertas, tres a un lado y dos al otro.

Cuatro habitaciones y un cuarto de baño. Dos, las que usareis tu y Eva son las mas grandes, las otras dos son más pequeñas porque en ese lado hemos tenido que dejar espacio para el baño. De todos modos como puedes ver dar todas al exterior.

Y esta es la tuya, espero que no ronques muy fuerte porque al lado esta la de Eva.

Pues casi mejor que me des una del otro lado, no sea que se levante por la noche y me linche. Porque roncar, ronco.

No seas bobo, ya será para menos – le animo Virginia- además estos tabiques son gruesos, no como esos de las ciudades que son de papel.

No te preocupes, yo duermo como un tronco – tercio Eva – no me entero ni aunque se me lleve una grúa.

Todos se echaron a reír

Pelayo dejo la maleta dentro de la habitación.

Bien pues venga, a ver donde esta ese suculento almuerzo gallego, que estoy hambriento…

Virginia y Jesús bajaban delante por las escaleras, detrás iba Eva y el ultimo Pelayo. Al girar del pasillo para la escalera, Eva aprovecho para mirarlo a los ojos y sonreírle tiernamente. El le devolvió la sonrisa

Haciendo un gesto con los ojos como diciendo, quien lo iba a decir!!.

Se sentaron en la mesa de la cocina, una de estas típicas cocinas gallegas que son más grandes que algunos apartamentos en las grandes ciudades, con una mesa de robusta madera de castaño para un regimiento, la cocina económica de leña, que aquella hora de la mañana se agradecía el calor que desprendía, aunque también en uno de los lados tenían una moderna vitro cerámica.

En animada conversación dieron buena cuenta de unos huevos fritos con chorizo y una botella de Albariño.

-Esto es un desayuno de pecado – dijo Pelayo. Sobretodo de pecado para mi colesterol.

-No te preocupes, tengo un tractor de leña para partir, veras como lo que más – bromeo Jesús.

Hombre tampoco te pases.

No veo yo a Pelayo con una hacha en la mano – Se unió Eva a la conversación.

No si por verme, yo me veo. Pero por si acaso no te acerques!

No, no lo haré, no tienes tu pinta de leñador. Tengo una idea mejor, porque no vamos a hacer una excursión.

Podríamos ir a Santiago, sugirió Virginia.

Vale, asintió Jesús, pero esa excursión la tenemos que hacer en coche. O sea "queimar, o que se dice queimar…. pouquiño, eh!"

Bueno hombre, siempre podemos compensar al mediodía con una mariscada – respondió Pelayo, que se sentía feliz entre sus amigos.

Yo no he estado nunca. Me gustaría ir – se apunto Eva.

Pues no se hable más, como tú y yo somos los invitados y tú eres la dama, tus deseos son órdenes. A Santiago voy…caminando… porque allí mi niña Carmela me esta esperando…- canturreo Pelayo una vieja canción de su juventud y que no recordaba ya quien la cantaba, en aquella época en que era casi imposible escuchar a alguien cantar en gallego..

Mejor cállate, intervino Virginia, que para que llueva en Santiago no hace falta que cantes tu.

Se rieron todos, quizás por no llorar…porque si alguna gracia no tenia Pelayo, esa era la de cantar.

Vamos en mi coche, dijo Pelayo más bien afirmando que preguntando.

Por eso no discutiremos, asintió Jesús. Tú conduces, pero recuerda: quien conduce no bebe..!!

Coño, me has jodido…,en eso no había pensado, pero bueno me sacrificaré…..vamonos ya!.

VII

Eran las once y media cuando llegaron a Santiago, dejaron el coche en el aparcamiento que hay la entrada más cercana a la catedral y se dirigieron a la Plaza do Obradoiro.

Como era de esperar, lloviznaba y la neblina, esa típica bruma que acompaña la lluvia fina de Santiago, daba al día un color especial y diferente del soleado Vigo que habían dejado. A Pelayo le encantaba aquel tiempo.

Eva, aprovecha a disfrutar de Santiago, porque es el día perfecto.

Coño Pelayo, ¿a esto le llamas tu un día perfecto?

Si, piensa bien lo que te he dicho. Venir a Santiago con un día de sol, no tiene encanto. Esta ciudad hay que verla y patearla con este chirimiri y esta bruma, es la que la hace especial, la que Resalta sus edificios y los soportales de sus calles de piedra, es lo

que la convierte en el corazón de Galicia. Con sol podrías pensar que estas en cualquier ciudad de Castilla, como Segovia por ejemplo. Estos días son auténticamente gallegos, la lluvia forma parte de nuestras vivencias, de nuestra esencia.

Si viveras aquí todo el año, no se si pensarías lo mismo. Eres un nostálgico – intervino Jesús-

Y un romántico empedernido –añadió Virginia. Por cierto…¿ sigues escribiendo?

A punto estuvo de escapársele a Eva un "si lo hace y me encanta", pero reaccionó a tiempo y se sumo a la conversación, dándole un punto más de pasión:

Mirándolo bien, quizás tiene razón. Sin esta llovizna seria diferente y también estoy de acuerdo con Virginia, creo que le ves el lado romántico. Me gusta!, así que fuera paraguas y sentir la "esencia de Galicia" – cerro el paraguas-

¡Así me gusta!, Pelayo cerró también su paraguas y hecho a correr hasta las escalinatas de la Catedral.

Jesús y Virginia los siguieron, aunque con los paraguas abiertos.

_ Estáis como dos cabras….dijo Jesús al tiempo que salía también corriendo

¡Venga Virgin…..que estos no nos van a dejar atrás!

VIII

Cuando sobre las doce de la noche subió a acostarse se acerco a la puerta de la habitación de Eva, estaba cerrada. Por un momento había pensado que quizás la había dejado abierta como invitación a que entrara en su habitación ya que estaban los dos solos en el piso de arriba. Se resigno y se fue directamente a su habitación, se desnudo, se puso el pijama y se metió en la cama, le costo conciliar el sueño pensando que ella estaba en la habitación de al lado pero al final se durmió. Soñó toda la noche con ella.

Sobre las cuatro de la mañana se despertó con necesidad de ir al servicio, salio de su habitación y se dirigió al fondo del pasillo donde se encontraba el lavabo. Medio adormilado ni siquiera se fijo en la puerta de la habitación de Eva, que suponía continuaba cerrada. Sin embargo al volver hacia su habitación, cual no fue su sorpresa al ver que la puerta de su habitación estaba entreabierta. No pudo resistir la tentación y con total sigilo asomo su cabeza por la puerta entreabierta. Una visión maravillosa le sobresalto y despertó de su letargo, allí estaba ella tendida boca abajo sobre las sabanas blancas,

destapada y totalmente desnuda iluminada por la luz de la luna que entraba por el gran ventanal y que daba a su desnudez un color especial. Indudablemente ella también se había levantado, probablemente por la misma necesidad que él, y había dejado la puerta entreabierta y el calor de la calefacción le había permitido quedarse desnuda en la cama. Pero ¿porque había dejado la puerta entreabierta, si cuando se había acostado la tenia cerrada?, quizás estaba medio adormilada también y no pensó en cerrarla, ¿o quizás lo había hecho con toda la intención, pensando que él necesitaría levantarse a media noche? A esa hora los del piso de abajo dormirían y no habría peligro de que oyeran nada.

Pelayo, inmóvil con el cuerpo en el pasillo y la cabeza entre la puerta y el marco de la misma, permanecía inmóvil preguntándose si aquella deducción era una posible realidad o más bien su propio deseo. Dudaba, no sabia que hacer, si volver a su habitación o entrar y tentar a la suerte. La visión de aquel cuerpo desnudo, tan deseado y que hacia mucho tiempo había amado, le puso en un estado de extrema excitación.

Llevando como toda vestimenta un slip de color negro, sintió como su deseo aumentaba y se endurecía. Dudo, se volvió hacia atrás para inmediatamente volver hacia delante y contemplar de nuevo aquella maravillosa visión. Su piel tenia un tono blanco plateado por el color que le daba la luz de la luna, sus piernas entreabiertas dejaban ver una mancha negra entre sus inglés, mas debajo de las pronunciadas nalgas. Con un impulso irrefrenable y pisando con sumo cuidado para no despertarla se acerco a su cama y permaneció silencioso, contemplándola por unos minutos más. Temeroso de que se despertara pensó en irse con el mismo sigilo que había entrado, sin embargo algo le impulso a actuar, "ahora o nunca más", pensó.

Se quito el slip, se acerco muy despacio hacia la cama, bajo su cabeza hacia las nalgas de Eva y con suma delicadeza empezó a besarlas, suponía que se despertaría inmediatamente y posiblemente su reacción fuese desagrada- ble y tuviese que irse avergonzado. De todos modos después de los primeros besos, nada sucedió, ella seguía impasiblemente dormida, o eso parecía. El siguió besándole las nalgas, fue subiendo por la espalda siguiendo su columna con suaves besos con los labios, hasta llegar a su cuello, después se entretuvo en mordisquear con sus labios los hombros. Empezó a sentirse seguro, era imposible que no se hubiese despertado, seguio por los omóplatos, bajo de nuevo por el lado derecho hasta su cintura y de allí hasta las nalgas otra vez. Llegado a este punto se atrevió a subirse a la cama, situarse encima de ella, y apoyándose en sus brazos para no cargar su cuerpo sobre el de ella, volvió a besarla, esta vez fue subiendo, alternando los mordiscos solo con los labios, con la humedad de su lengua hasta llegar a su cuello, donde se entretuvo en besarla a ambos lados y en el nacimiento de su pelo, detrás de las orejas. En ese momento extendido sobre ella aunque sin apoyar su cuerpo, su miembro erecto rozo la entrepierna de ella. El sintió una sensación dificil de explicar. Y fue en ese momento cuando ella, sin moverse le hizo saber que estaba despierta.

Pensé que ya no ibas a venir. Llevo toda la noche despierta, esperándote.

Tenias la puerta cerrada cuando me acosté – le susurro el al oído, sin dejar de besarla.

Tonto, susurro, lo hice por si a Virginia se le ocurría subir. Pero te esperaba.

En ese momento ella se apoyo en sus codos y encogió las piernas apoyándose en sus rodillas, con lo que sus cuerpos entraron en total contacto y su sexo quedo situado en perfecta posición para ser penetrado. Ella misma alargo su mano por debajo de su cuerpo y cogiendole su miembro le ayudo a encontrar el camino del placer, al tiempo que volvió su cabeza todo lo que la posición le permitía para que Pelayo pudiese besarla en la boca.

La entrada en aquella cueva calida, le produjo a Pelayo una sensación de placer que hacia mucho tiempo no experimentaba y que por un momento estuvo a punto de hacerle estallar, al fin consiguió controlarse permaneciendo inmóvil por un momento, al mismo tiempo que Eva abría un poco más sus piernas. La calida sensación de la piel de sus nalgas con el vientre de él la colmaba de una extraña sensación de placer y ternura, mientras él no dejaba de besarla con suavidad en la cara, el cuello y la espalda por donde ahora pasaba sus labios y su calida lengua de un lado hacia el otro.

Con un gesto rápido ella se incorporo un poco más apoyando sus manos en el fuerte cabezal de madera de la cama, esa posición semilevantada le permitió a Pelayo prescindir de sostenerse sobre sus brazos y sin dejar de estar dentro de ella, abrazarla y poder acariciarle el cuelo, los pechos, estirarle suavemente los pezones y bajar, el bello de su pubis hasta encontrar su clítoris y darle un suave masaje mientras su miembro seguía moviéndose dentro de ella.

Muy despacio, estaban en mitad de la noche y los acompañaba la luz de la luna, fueron acompasando sus movimientos, mientras Pelayo con una mano, acariciaba y pellizcaba suavemente sus pezones, de cuando en cuando se los estiraba con suma precaución de no hacerle daño, con la otra mano seguía acariciando su punto de placer.

Eva se mordía los labios para no gritar, sentía placer en todos los puntos de su cuerpo. El placer y el suave dolor de sus pezones, acompañados por la agradable sensación

de sentir su espalda rozar con el pecho de Pelayo, se unían con el fuego que salía de los dos volcanes que sentía entre sus piernas.

Al movimiento acompasado de sus sexos se unía el placer del roce de sus cuerpos, la boca de Pelayo sobre la espalda de Eva, y sus entrecortadas respiraciones y algunos casi inaudibles gemidos, con cuidado de que no les oyeran los de abajo aunque debían estar dormidos.

Me falta poco amor – le advirtió con ternura-

Tranquila, no tengas prisa, estoy bien. No quiero que esto termine nunca.

Estas seguro? – le dijo ella con voz entrecortada por la excitación

Si no te preocupes – respondió Pelayo, al tiempo que aceleraba los movimientos, consciente de que ella necesitaba que el final fuera una autentica explosión.

Momentos después, ella lanzo un gemido reprimido

Ya, ya mi amor – susurro en voz muy baja.

Pelayo acelero más, al mismo tiempo que ella utilizo con más fuerza el movimiento de sus caderas, para ayudarle a que el alcanzara el clímax final.

Lléname de ti – le dijo ella con voz aun excitada.

Otro gemido entrecortado, fue la señal que Pelayo iba a inundar sus entrañas de calido amor. Cuando sintió salir la fuerza de su excitación dentro del cuerpo de Eva, sintió tal inmensa ternura que la abrazo fuertemente hasta el punto que ella le tuvo que pedir que aflojara porque no la dejaba respirar.

Pelayo no lo dijo, pero lo pensó, esa hermosa sensación de amor y ternura al sentir como se vaciaba en el interior de su amada debía ser la más bella forma de concebir un hijo. Ese pensamiento tan bello, a continuación lo inquietó.

No te pregunté si podía terminar dentro de ti. ¿no será un problema?

No, no te preocupes. Estoy protegida. No soy tan tonta.

Lo siento, por un momento pens酅 no continuo y volvió a besarla.

Bobo….,

Se desplomaron ambos sobre la cama. Pelayo se incorporo de lado sobre ella, y ahora ya teniendo su cara delante, vio brillar sus ojos a la luz de la luna y no pudo refrenarse de empezar a besarla en los labios, las mejillas, los pechos, los pezones y bajar hasta su vientre, mientras ella acariciaba su pelo en silencio.

Cuando Pelayo intento bajar allí mas abajo del vientre, ella cerro las piernas.

Quietooo, todavía no se acaba la noche. Tengo que ir a lavarme.

No quiero que se acabe la noche ni que se apague la luna, quisiera que esta fuese una noche eterna, tengo bastante con el sol de tus ojos.

Ay! Mi poeta, tan fantasioso como siempre. Llegará el día, saldrá el sol y tú volverás a tu mundo de viajes, aviones y hoteles y yo a la rutina de mi vida de cada día. Pero habrá algo que siempre nos ayudara a ver la luna, aun cuando brille el sol, serán los recuerdos de Paris y de esta noche. Si sé que cada día piensas en mí un segundo, sentiré que sigue siendo noche y que hay luna llena.

Nunca te lo he dicho, pero no hay un solo día de mi vida que no piense en ti, y no un segundo. Es algo más profundo, estas siempre conmigo.

Entonces será siempre noche y habrá siempre luna llena en mi vida, porque cuando el sol me queme pensare en ti, que tu estas a mi lado. Me sentiré libre y ningún gilipollas podrá hacerme daño.

Tu libertad esta dentro de ti, es tu fuerza….nadie conseguirá que seas lo que tu no quieras ser y ni veinte gilipollas podrían con ella.

Lo miro con aquellos ojazos negros, le cogió la cara con la palma de su mano y lo beso tiernamente en los labios.

Me quedaré con esa frase..

Se levanto de la cama, se puso su pijama, sin bragas. Se volvió a inclinar sobre él besándolo en la mejilla .

No te vayas, me voy a lavar, vuelvo enseguida…….vigila que no se apague la luna.

No, te acompaño – le dijo al tiempo que se levantaba y cogía su slip para ponérselo.

Estas loco….encantadoramente loco, lo volvió a besar. Como se despierte Virginia y nos pille, veras tú la de explicaciones que vamos a tener que darle – lo dijo en voz baja y con tono divertido, parecían dos adolescentes disfrutando con la sensación de peligro.

Vamos. Virginia duerme como una marmota a estas horas. No haremos ruido!. Tampoco creo que si nos oye vaya a subir.

IX

Alumbrados por la estela de luz de la luna que dejaba pasar la puerta entreabierta de su habitación, se deslizaron por el pasillo hasta el cuarto de baño. Una vez dentro, cerraron detrás de si la puerta con sumo cuidado de no hacer ruido, al tiempo que Pelayo accionaba el interruptor de la luz. El silencio de la noche en el campo es tan profundo que el mínimo ruido parece un estruendo. Pero el suelo cubierto de parket ayudaba a amortiguar el ruido de las pisadas y en cierto modo aislaba el piso de arriba del de abajo. Con suerte sus amigos no los oirían desde abajo.

Eva se fue directamente a sentarse en la taza del water para hacer pis, mientras Pelayo la miraba esperando su turno. Sin embargo, cuando oyó el sonido de agua, se inclino sobre ella y la beso en la boca.

Estas como una cabra! – le dijo Eva apartándolo después de un largo beso- . Me cortas…déjame terminar…por favor, sino veras….- había cogido su miembro por encima del slip y con un gesto le amenazaba, sonriendo, con retorcérselo.

Vale, vale. No la maltrates.

Cuando hubo terminado, Eva se levanto abrió el grifo del bidet y espero a que saliera agua caliente lo que no sucedió de forma inmediata, pues la caldera estaba muy distante en el piso de abajo del Curato de baño. Pelayo había terminado de hacer pis y accionado la descarga eléctrica de la cisterna, cuando el agua caliente empezó a llegar al bidet y Eva se sentó en él.

Espera, déjame a mi, dijo Pelayo arrebatándole de la mano el bote de gel y poniéndose un chorreton en la palma de su mano derecha.

Por un momento Eva se quedo mirándolo desconcertada, se encontraba rara en aquella posición con las piernas abiertas sobre la fría taza de cerámica blanca, el agua corriendo y el allí de pie quitándole el jabón y poniéndose en su mano derecha. Pero no le dio tiempo a decir nada, cuando quiso reaccionar sintió la mano de él entre sus piernas, frotando con suavidad su sexo con el jabón y el agua caliente.

Joder!- exclamó Eva-

Es todo lo que pudo decir al sentir aquella sensación rara al principio, pero que iba siendo cada vez más placentera, porque Pelayo se había inclinado sobre ella y abrazándole los hombros con el brazo izquierdo la besaba en la boca mientras muy despacio y muy suavemente frotaba toda su entrepierna, su sexo y su trasero con la espuma del jabón y el agua caliente.

Eva se abandono ante aquella múltiple sensación de placer, respondió al beso de Pelayo con pasión y ante la excitación de su sexo empezó a acompañar los movimientos de su mano, con el movimiento de sus caderas, incorporándose levemente, hasta que por fin estalló de placer. Nunca había sentido nada igual.

La enjaguo para quitarle el jabón, la seco con una toallita de bidet, le ayudo a levantarse y se sentó el para lavarse también.

Espera que te lo haga yo- le dijo Eva. Ambos seguían hablando en susurros.

No, amor. Ya lo hago yo. Me reservo para luego. Recuerda los hombres somos débiles-sonriendo.

No recuerdo yo que tú seas tan débil, pero bueno también tendré que pensar en alguna sorpresa yo.

Es que ha sido una sorpresa?

Joder…no lo sabes tu bien!, ha sido algo…algo…no se..diferente…especial.

Apagaron la luz y volvieron a la habitación con el mismo sigilo. Eva se acerco a la venta, aparto la cortina y pudo apreciar una vista encantadora, la urbanización que se deslizaba por la ladera hasta la ciudad estaba dormida, solo se oía algún ladrar de perro, las luces encendidas de las calles con su tono amarillento daban una cierta sensación de quietud y al mismo tiempo de soledad. La luna se reflejaba en el mar tranquilo de la ría. Todo era armonía y paz.

Pelayo se acerco a ella, la abrazo atrayendo su espalda hacia el pecho de él, estuvieron en silencio unos minutos contemplando aquella estampa.

Son las seis pronto amanecerá- Eva interrumpió el silencio, con cierta tristeza en su voz

El la beso en el cuello y la apretó más hacia si.

Quedamos que esta noche seria eterna – le respondió Pelayo

Es verdad, perdona pero es que a veces vuelvo a la realidad. Pero tienes razón, estamos juntos,

Hagamos que la noche no se acabe.

Se giro y lo beso en la boca abrazándose a su cintura. Fue un largo beso que aprovecharon para quitarse las pocas prendas que llevaban puestas y volver a dejar que los rayos de la luna acariciaran sus cuerpos desnudos.

Ella se deslizo encima de el sin dejar de besarlo en los labios, la cara y los ojos, rozándole su pecho con sus tetas cuyos pezones volvían a estar duros. Pelayo que empezaba a estar exhausto se dejaba hacer mientas le devolvió los besos y acariciaba su espalda, que sabia que era la zona mas erógena de Eva.

- Estate quieto – de dijo apartando cogiendo la mano que acariciaba su espalda y apoyándola en la almohada- ahora es mi turno, quiero que no hagas nada, que te relajes y disfrutes de mi amor. Solo eso, ¿vale?

- Esta bien cielo…aunque no se si seré capaz de estarme quieto.

- Tú me has dado una gran sorpresa antes, ahora me toca a mí. Así que haz el favor de dejarme hacer tranquilamente, y disfruta porque eso es lo que mas deseo ahora. Se lo decía en voz muy baja y al oído mientras le dada besitos en la oreja en la cara con los labios, para después bajar por su cuello, el pecho hasta llegar a su miembro que cogió con una mano, mientras le besaba por los lados bajando y subiendo con su lengua hasta los testículos.

Pelayo se abrió de piernas, cerró los ojos y le dejo hacer mientras le acariciaba el pelo.

Cuando por fin Eva se hubo introducido su su miembro en la boca, descapullandolo con suma suavidad y pasando la lengua por su prepucio, el pensó estar tocando el cielo. Ella se aplico sin prisa a succionar y saborear su miembro despacio, introduciéndola hasta el fondo de su boca, cuando llegaba al fondo y él sentía su glande tocar el fondo de la boca sentía un placer indescriptible, mas intenso que cuando estaba dentro de ella.

Pelayo perdió la noción del tiempo, hasta que sintiendo que le faltaba poco, intento pararla.

- Déjalo ya amor que me voy a correr…dijo con voz entrecortada.

- Ni hablar. Cállate, disfruta y vuelve a llenarme de ti, le respondió Eva sin dejar de acariciar su glande con la lengua, mientras con una mano de apretaba suavemente los testículos y con la otras sostenía su miembro en la boca. Bajó el ritmo de su succión para hacérselo más lentamente, al tiempo que con la lengua le rodeaba el glande.

-Pelayo la obedeció, al tiempo que se desesperaba de placer ante la lentitud de ella. Más deprisa, pensó en decirle, pero se callo hasta que por fin estallo en el más bestial orgasmo que nunca había sentido. Sintió como el néctar de la vida salía lentamente durante unos segundos, en que pudo sentir como el placer subía por toda su miembro hasta la punta, haciéndole perder toda noción de tiempo o sentido de pudor, levantando el culo, introduciendo aun más su miembro en la boca de ella.

- Yaaa…! – Exclamo- Ella continuó chupando hasta que ya no salio ni una gota más de néctar y su miembro empezó a ponerse flácido.

- ¿Te ha gustado?- le pregunto besándolo en la boca con restos de néctar aun en sus labios.

- Uff creo que nunca había sentido tanto placer al llegar al final. ¡Estas loca!.

- Si, felizmente loca. Esta noche ha sido la más intensa de mi vida y me siento feliz de haberte dado tanto placer como tú me has dado a mí.

- Pero ahora me toca a mí –respondió Pelayo con voz agotada.

- No, de verdad yo ya estoy bien …no puedo más y tu pareces agotado, ¡por fin te veo agotado! Descansemos un poco que pronto debemos levantarnos.

Pelayo no tenia fuerzas para insistir. Se abrazaron de nuevo sintiendo el calor de sus cuerpos desnudos y agotados y se quedaron adormilados.

X

Habían salido todos a despedir a Pelayo cuando, después de un reparador y opíparo desayuno gallego, decidió partir.

Pelayo abrazo a Virginia y a Jesus agradeciéndoles su hospitalidad y a continuación abrazo a Eva. Ella le cogió la cara entre sus manos y lo beso en la boca con pasión.

-¡ Carallo..¡Exclamo Jesús volviendo sus ojos hacia Virginia con un gesto de sorpresa.

- Tu como siempre…no te enteras de nada – le dijo Virginia sonriendo.

- Pero…. Balbuceo Jesús

- Sin peros.... Anda vamos dentro que me estoy quedando helada, le dijo cogiéndolo cariñosamente por la cintura.

- Envíame un sms, cuando llegues - le dijo Eva mirándolo a los ojos-

- Lo haré, no te preocupes.

- Buen viaje y cuídate

- Gracias, tu también. Cuídate.

Pelayo se subió al coche, arranco el motor y salio hacia la carretera, mientras Eva se quedo mirando hasta que el coche se perdió entre un suave manto de niebla.

Nunca llego el sms.

En un campo de Medina del Campo apareció un coche entre el trigo verde, un hombre yacía en su interior.

El diagnostico del forense de guardia fue fallecimiento por infarto de miocardio.