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La escritora de relatos - iii

en Fantasías Eróticas

                               LA ESCRITORA DE RELATOS

                                 TERCERA PARTE

Me incorpore dispuesto a cumplir su deseo de que la follara. No, no le haría el amor.

Bajé de la cama, metí mis manos por debajo suyo, tomándola de la cintura y arrastrándola hacía el ángulo de la cama.

-Ven. Quiero acercar tu culo a la esquina de la cama. Aquí, en el ángulo.

En silencio ella se ayudó con las manos a deslizarse sobre las sábanas cuando yo la atraje hacía mi. La coloqué de forma que,  estando yo de pié, el ángulo de la cama quedara entre mis piernas abiertas y justo señalando su coño, como si de una brújula se tratara. Tomé sus piernas con las manos y las levanté separándolas todo lo que pude.Ante mi quedó expuesta la concha abierta, húmeda y palpitante. Ella me miraba expectante, su cara y su cuello estaban colorados como supongo lo estaba yo.

No tuve que hacer un gran esfuerzo para penetrarla teniendo mis manos ocupadas sosteniendo sus piernas en alto. Flexioné un poco las piernas, me acerqué con la polla tiesa y dura, que al segundo intento entró suavemente en el coño lubricado, descapullándose al mismo tiempo. Con el juego sexual  previo que habíamos tenido yo estaba bastante sensible y tuve que pensar en controlarme para no sufrir un orgasmo  al meterla hasta el fondo. Pensaba que ella también estaba cercana al orgasmo, pero no lo sabía, así que decidí darle gusto y excitarla más follándola solo en la entrada, solo con el capullo. Sé que eso produce un gran placer y además la ansiedad de esperar que en la siguiente entrada llegue al fondo.

Empecé a moverme dándole solo la puntita.

- Te voy a follar solo con la puntita

- ¡Umm me gusta! ¡Me gusta mucho! pero la quiero dentro también

- ¿Sí? Pues tendrás que suplicármelo

-Ni lo pienses - lo dijo con una voz diluida en el placer

Estando follándola así de pié, abierto de piernas, con libertad de movimiento y teniendo todo su cuerpo desnudo a la vista, yo estaba disfrutando mucho de todas las sensaciones; el sexo se debe disfrutar con los cinco sentidos. Pero esa posición y follarla solo con el capullo me permitía controlar y retrasar mi orgasmo.

Ella empezó a mover su cuerpo con frenesí buscando más penetración, mientras se acariciaba las tetas con las manos y se estiraba los pezones. Pero yo controlaba que la verga no se introdujera entera. Sabía que le estaba dando mucho gusto, pero  también mucha excitación.

- No seas boludo...  métemela  entera, la quiero toda

- Pídelo por favor

-! Por favor, métemela hasta el fondo, toda hasta el fondo!

- ¿Quieres que te folle duro?

- Sííí, cógeme duro. Hasta el fondo...¡Métela ya! - el  meloso acento argentino hacía que sus palabras sonaran como música.

Entonces con un golpe de riñones la metí hasta el fondo de un golpe seco, mis huevos produjeron el típico "plash" contra sus nalgas. Ella lanzó un profundo gemido. Yo seguí bombeando así fuerte, retirándome hasta casi sacar la polla del coño y volviendo a entrar  fuerte hasta el fondo, cada vez más rápido. A mí aquello me estaba dando un gusto enorme, mezcla de placer en la polla dentro del coño y de la sensación de follarla así fuerte sin contemplaciones. Tal como me había pedido, no le estaba haciendo el amor, la estaba follando sin consideración. Parte del placer era esa sensación de tenerla allí entregada,  gimiendo  y retorciéndose como una zorra , y era mi polla la que la estaba follando.

Yo estaba sudando, aquel ritmo además del gusto me estaba agotando físicamente, notaba como sudaba.  Cuando empezaba a pensar que no sería capaz de aguantar hasta que ella se viniera,  ella empezó a gemir y a mover la pelvis al mismo tiempo que mi polla entraba y salía.

- Me vengoooo - Sentí un gran alivio y seguí follándola duro

Noté como se formaba un nudo dentro de su coño apretando mi polla, y su cuerpo empezó a convulsionarse de una forma electrizante, arqueando la espalda que se levantaba  sobre la cama.

- Yaaa... yaaa... me vine.... ¡Que bien, Que placer!

No paré. Seguí bombeando duro. Su orgasmo me había dado confianza, podía llevarla al extasis. Seguí follandola fuerte, hasta el fondo, rápido hasta que sentí como su coño entraba en una fase de continuos espasmos, su cuerpo se retorcía y de su boca solo salían gemidos de placer. Había entrado en una cadena de múltiorgasmo, sentía como tenía corridas húmedas.  Yo me había concentrado tanto en su placer que obvie el mío, ya se había pasado el peligro de explosión orgásmica, algo que ya me había pasado, aunque en contadas ocasiones. Podría seguir penetrándola fuerte todo el tiempo del mundo.

- Ya, ya... por favor para. No puedo..más  - Su voz era entrecortado, casí agónica.

Yo me paré, dejé la polla dura dentro del coño, pero no tenía fuerzas para seguir bombeando. Sentí mi corazón latiendo desbocado, parecía que se iba a salir del pecho, y me faltaba el airé. Cuando note que su coño se relajaba, saque la polla.

- Pero vos...  no te has venido aún.

- No, pero necesito descansar. Me has agotado..

Me eché a su lado en la cama. Me costaba respirar, miré el reloj y me di cuenta que habían pasado casi una hora desde que habíamos entrado en la habitación. La excitación y el esfuerzo  con todo el cuerpo follándola en aquella posción de pié con las piernas semi flexionadas, y a aquel frenético  ritmo, me estaba pasando factura.

Creo que ella se asustó.

- ¿Te encuentras bien? - me dijo poniéndome una almohada debajo de la cabeza

- Sí, sí.. solo necesito descansar un poco

Ella se levantó y vino con un vaso de agua que bebí de un trago. Estaba empapado en sudor.

"Como se te ocurre echar un polvo como si tuvieras veinte años..." - me reprochaba, pensando en que se acercaba un infarto.

Isabel se tumbó a mi lado y empezó a acariciarme y a darme besitos en la cara y los labios

- Descansa. Es que eres un bruto  ¡Vaya cabalgada que me has dado! ¡He tenido una cadena de orgasmos, no me había pasado nunca¡

Me había pedido que no le hiciera el amor, la había follado como ella quería. Sin embargo, ahora era todo ternura. Ella me estaba dando amor en esos momentos que temía fueran los últimos. Se hizo el silencio. Millones de pensamientos pasaban por mi mente a la velocidad de la luz. La rodeé con un brazo y la atraje hacía mi. Sí tenía que venir la noche fría, que me encontrara abrazado a un cálido y hermoso cuerpo de mujer.