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Sinfonia para dos (5)

en Grandes Series

                                           SINFONIA PARA DOS (5)

Fue un día de nuevas experiencias, después de bajarse en plaza Universidad y despedirse del  joven estudiante, quien muy amablemente le indico que bajara por  la Calle Pelayo para llegar a Plaza Cataluña y Ramblas,empieza a encontrarse con la una ciudad de sorpresas.

               

                                   o- o – o – o – o - o

Curiosa coincidencia, le doy plantón en Madrid y ahora me encuentro en su calle - sonrío mientra se adentraba en los Almacenes el Águila, justo en la esquina de Pelayo y Plaza Universidad.

Lo malo de no ir a Madrid es que no he podido gozar del macizo Pelayo, ¡mira que está bueno…! Pero ya habrá otra ocasión y…será cuando yo decida…cuando consiga que pierda la cabeza por disfrutar de mi coño.

Además de los Almacenes, había recorrido una por una las tiendas de ropa de la calle Pelayo, se había probado bikinis, vestidos, pantalones y blusas sin decidirse a comprar nada. Simplemente disfrutaba con tanta tienda y tanta variedad de modelos y coloridos.

No se había decidido por nada, ya tendría tiempo.

Al llevar al cruce de Cataluña con la Rambla, enfrente al Banco Central, dudo para donde ir hasta que enfrente, al otro lado de la plaza, vio un letrero que decía “El Corte Inglés” y allí se fue. Cruzo por enfrente al Café Rhin y después entre las manadas de palomas que no se inmutaban ante los pies de los transeúntes cruzó la plaza.

Allí se paso la mañana. Desde su luna de miel en Madrid no había estado en otros grandes almacenes como aquellos. Recorrió todas las plantas, se probó de todo, haciendo una parada muy especial en el departamento de lencería donde cogió varios conjuntos de encaje de diferentes colores. El encaje le daba la sensación de ser de más señorío y  moderna.

Al verse desnuda de cuerpo entero en el espejo del probador sintió un cierto cosquilleo. Volvió a su recuerdo el joven estudiante y al probarse las primeras bragas de encaje su mente se fue a toda velocidad a su pueblo, su casa, a Lucia.

Ufff..., ¿qué diría Lucia si me viera ahora con las tetas al aire y esta braga de encaje?

Mientras se probaba, se miraba por delante, por los lados, por encima del hombro para intentar ver como se marcaba su culo, su mente iba pasando la película de aquella noche

en que nació la amistad y el “amor” con Lucia.

Cuando volvieron de la cocina al salón, con el acuerdo de hacer un trío, Inés tomo la iniciativa. Se acerco a Ismael empezó  a morrearlo al tiempo que desabrochaba su cinturón de cuero negro y desabrochaba los botones de su bragueta.

E hizo un gesto a Lucia para que se uniera a ellos, se abrazaron los tres por la cintura y con su mano llevo la cara de Ismael hasta que su boca quedo a la altura de los labios de Lucia.

Cuando Lucia e Ismael se enlazaron en un apasionado beso de tornillo, mientras las manos de él bajaban torpemente la cremallera de la falda de Lucia, Inés se puso de rodillas a los pies de Ismael y empezó a practicarle una lenta mamada. El ya se había abandonado a la iniciativa de las dos mujeres. Era la experiencia con la que siempre había fantaseado.

Instintivamente Inés y Lucia intercambiaron sus posiciones, pero Lucia mientras le chupaba la polla a Ismael aprovecho para meter las manos debajo del vestido de Inés,

acariciarle la entrepierna y bajarle las bragas hasta los tobillos. Inés levanto un pié y luego el otro hasta quedar libre de la prenda. Las caricias de Lucia habían empezado a

calentarla y le copio la mano dirigiéndola a su coño para que no dejara de tocárselo

Los tres completamente desnudos decidieron irse a la habitación de matrimonio y seguir en la cama.

Ahora se estaba probando un conjunto blanco, la braga llevaba una parte central de una suave tela aterciopelada que tenia un tacto muy suave y que le producía como una suave caricia sobre el culo y el coño, por los lados en la zona delantera llevaba un tira a cada lado de tela tejido transparente, en forma de media luna,  que dejaba ver la abundante mata de pelo negro que le cubría el triangulo de pubis completo, de una pierna hasta la otra, una fina orla de encaje remataba los laterales. Esta sensación interrumpió por un momento sus pensamientos y se percató  de que entre la sensación producida por los recuerdos y el roce de aquella tela se estaba humedeciendo y sus pezones empezaban a ponerse duros.

.

Ya en la cama, Ismael busco la forma de follarse rápidamente a Lucia, era lo que aquella noche le estaba motivando. Pero Inés no le dejo ponerse encima a él, le sugirió que fuese Lucia quien le follará a él, accedió encantado a la posición pasiva.

Lucia se inserto en la polla dura de Ismael y empezó a subir y abajar, introduciendo y sacando la polla en su coño, al tiempo que su culo se movía  en lentos círculos, al tiempo que s inclinaba hacia delante para sentir el gusto del roce de su clítoris contra el pubis de él que le acariciaba ambas tetas con ambas manos. Inés aprovecho para ponerse a horcajadas encima de la cabeza de él y de espaldas a Lucia, abrió sus piernas para bajar su coño hasta la boca de Ismael de forma que no pudo resistir comérselo, mientras Lucia lo hacia vibrar de gusto, siguiendo con sus movimientos y apretando y aflojando los músculos de su coño sobre la dura polla.

 En menos de diez minutos el cuerpo de Ismael empezó a arquearse y sufrir espasmos, el placer y la embriaguez de cumplir su fantasía, estar con dos mujeres a la vez, le había llevado al orgasmo más electrizante de su vida. Sus testículos daban espasmos bombeando la leche que sentía subir por el conducto interno de su polla hasta salir por la punta dentro del cálido coño de Lucia,  que seguía moviéndose más lentamente para vaciarlo completamente y dejarlo exhausto por un buen rato.

Ismael dio un grito debajo de las piernas de Inés, ¡ya, me corro……no puedo más!. Su voz era entrecortada, le faltaba el aire allí debajo de Inés que se retiro a un lado y se tumbo en la cama boca arriba. Lucia se apartó también y él se quedo inmóvil, respirando con dificultad, estaba  sudando, a pesar de no haberse movido, y agotado.

Lucia se echo encima de Inés que experimentó una extraña sensación al sentir el roce de los pezones de ella con los suyos. En aquella posición Lucia procuro que todo su cuerpo se acoplara con el de la esposa del hombre al que le acababa de sacar una corrida que lo dejaría fuera de combate un buen rato. Esa había sido su intención, pues quería disfrutar sin interrupciones del cuerpo de aquella mujer algo más mayor que ella. Ella conocía bien las técnicas para hacerla disfrutar, las practicas en las largas noches del convento y las enseñanzas de Libertad no habían sido en balde.

Le metió la lengua en la boca y entrelazándola con la de ella la hizo disfrutar de un beso como nunca había conocido. Después, mientras bajaba besándola con los labios humedecidos desde el cuello, se movía deslizando su cuerpo sobre el de Inés de forma que el suave pelo de su larga melena acariciara la piel de su ya casi amante, a quien esa sensación le erizaba la piel y endurecía unos pezones que hábilmente Lucia  succionaba alternativamente. Al mismo tiempo se los metía  en la boca con una parte del pecho, acariciándolos en círculo con su lengua.

Inés empezó a desinhibirse y empezó a utilizar sus manos para acariciar aquel cuerpo duro y esbelto, al tiempo que abría las piernas para sentirlo moverse entre ellas. Suspiraba con las expertas caricias de Lucia. Cuando esta colocó su boca sobre el coño de Inés y empezó a chuparle los labios externos e internos, a recorrer cada pliegue y cada rincón de aquel coño ya encharcado, no podía aguantar los gemidos y los gritos de placer. Estaba claro que aquella chica conocía mucho mejor que su marido los puntos exactos donde darle placer.

Mientras, él seguía tumbado sobre la cama disfrutando de aquel espectáculo pero sin que su miembro reaccionará.

Después del primer orgasmo, que le vino cuando Lucia introdujo la puntita de su lengua dura en los primeros centímetros de su coño y la movió hacia adentro y hacia fuero imitando el movimiento de una polla entrando y saliendo, ella fue imitando y siguiendo las indicaciones de Lucia hasta que también la llevó al orgasmo. Fueron horas de caricias de piel contra piel, de besos apasionados pero sin prisas, de humedad contra humedad, de suaves caricias con las puntas de los dedos recorriendo dos cuerpos desnudos entregados al place y la pasión. Perdieron la cuenta de los orgasmos que se dieron aquella noche, en alguno de ellos también participo Ismael, que ellas admitieron como parte de lo acordado pero no porque les representará más placer del que ellas se podían dar, quien se corrió sobre las tetas de Lucia en un segundo polvo y ultimo aquella noche.

Al final de la noche, una indiscreción de Ismael estuvo a punto de estropearlo todo.

-         ¿Lucia esto lo has aprendido con la Vieja?

-         ¿A que vieja te refieres? – preguntó mosqueada Inés

-         La Señora. Lucia es la doncella de Libertad.

-         ¿Cómo, ya os conocíais?

-         De verla de compras con la Señora – respondió Ismael nerviosos, dándose cuenta que había metido la pata.

-         No, he pasado muchos años en el convento- respondió Lucia en voz baja, como si sintiera vergüenza .

-         ¿ Estuviste en un convento? – se asombró Inés

-         Si, y en invierno, que las noches eran frías y largas, nos metíamos dos juntas en cama para darnos calor y una cosa lleva a otra…y….practicábamos bastante

-         Pues me alegro que hayas estado en un convento y que hayas aprendido tanto, a mi me has dado más placer esta noche que este – dijo dirigiéndose a Ismael con una sonrisa burlona- en todos los años que llevamos follando. Pensaba que solo os enseñaban a coser y a rezas, si un día me canso del mundanal ruido…ya se donde irme –bromeó.

Aquellos encuentros se repitieron con asiduidad, aunque la mayoría de veces sin Ismael. Inés había despertado a un nuevo conocimiento del sexo. Desde que conoció a Lucía desapareció el vacío que sentía habitualmente y nunca más pensó en volver a visitar la casa de la Señora enlutada.

Finalmente se decidió por el conjunto blanco, le pareció que la transparencia de su pelo negro era algo que podía excitar a quien la viera con el conjunto.

Lo guardaré para una ocasión especial, porque por ahora será difícil que tenga alguna oportunidad que valga la pena

 

Salió de El Corte Ingles hacia la izquierda y  se fijo en el edifico de la esquina. Era la telefónica. Se le ocurrió que podría aprovechar para llamar a Ismael y a Lucia, esta era la única que estaba en el secreto de que no viajaría a Madrid, sino a Barcelona.

Facilitó los dos números en uno de los mostradores de telefonistas y pidió dos conferencias, al ser al mismo pueblo y misma provincia se las darían seguidas pero tendría que esperar, había una demora de 15 minutos.

Al sentarse en uno de los bancos de madera, mientras esperaba la asignación de la cabina, se dio cuenta que estaba mojada en la entrepierna. El recordar inconscientemente las escenas de su iniciación en el Lesbos había estimulado su coño

mientras estaba entretenida probándose conjuntos. Buscó el letrero de “Lavabos” y se dirigió al de Señoras, aprovecho para aliviar su vejiga y secarse el sexo bien, cuando se acerco el papel higiene no pudo contenerse de recrease un poco,  estaba hinchado y sensible pero no era el momento de darle placer.

Esta noche, aprovechare a oír follar a mis vecinos de habitación y te daré placer .

 

Volvió a sentarse en el banco de madera a esperar que la avisaran.

-         ¿Inés Casaluega? – anunció la telefonista.

-         ¡Aquí!

-         Cabina 5

 Se dirigió a la cabina 5, cerro la puerta y descolgó el teléfono. La telefonista le anunció el primero número que era el de la fonda y en segundo lugar el de Lucia en casa de la bruja Libertad, cuando colgara debía esperar la nueva llamada –le advirtió la voz al del auricular.

-         Le paso..

-         Diga – respondió una voz masculina

-         Hola Ismael, soy yo…Inés

-         Pero…¿Dónde coño te has metido? Estaba preocupado

-         ¿Por qué?

-         ¿Cómo que porqué? Me llamó Pelayo esta mañana diciendo que no te habías presentado en Madrid.

-         No, es que decidí venir a Barcelona.

-         ¿Porque?

-         Necesitaba una ciudad con mar…

-         Bueno pero será por unos días y luego te iras a Madrid, ¿no?

-         Bueno…si, quizás

-         ¿Cómo que quizás?

-         Ismael, veras…..no se lo que haré…pero….no volveré por un tiempo

A Santa María.

       -    ¿Cómo que no volverás? ¿Porque?- Se hacia el sorprendido, pero cuando la vio

            marchar ya sabia que de una forma u otra la había perdido para siempre.

       -    Te tengo un gran cariño, pero…..quiero cumplir mis sueños. Quiero ser alguien

             en la vida, no solo la posadera de un pueblucho.

-         ¡No digas gilipolleces!

-         No esperaba que lo entendieras….Ya te llamaré otro día….o mejor…

Te escribiré.

-         No, quiero que vuelvas….o te denunciaré a la Guardia civil por abandono del

hogar.

-         Ya lo imaginaba que te pondrías así. Pero recuerda tu secreto, me he traído

conmigo las pruebas. Tú sabrás si quieres denunciarme a la Guardia Civil

-         Tú no harías eso, ¿verdad?

-         No me pongas a prueba……no volveré….al menos por ahora

-         ¿Y que le digo a Pelayo?

-         Que en otra ocasión….cuando tenga las ideas claras….no, dile que ya le escribiré. Adiós

-         Oye – fue lo ultimo que oyó decir a Ismael antes de colgarle el teléfono.

Esperó unos minutos hasta que el timbre volvió a sonar

-         Su segunda conferencia señora

-         Gracias

-         Dígame

-         Lucía, hola….soy yo – ahora su voz era entrecortada, los ojos se le habían llenado de lagrimas –

-         Inés, cariño, ¿como estas? ¿has llegado bien?

-         Estoy bien. Si, he llegado bien y ya he estado de compras. ¿Le has contado a alguien mis planes?

-         No, no te preocupes, a nadie. Y a Ismael lo tengo entretenido, esta mañana cuando llamo Pelayo, le estaba chupando la polla pero se le bajó de golpe- se rió a carcajadas.

-         Joder…eso me cabrea un poco – le dijo insinuando celos

-         No te preocupes cielo. Pero cuéntame que te has comprado.

-         Pues un conjunto de bragas y sujetadores blancos con encaje y la braga un poco transparente. No te puedes imaginar la cantidad de cosas bonitas que una se puede comprar aquí

-         ¿Y para quien te vas a poner ese conjunto? – Lucia lo preguntaba con voz pícara

-         Lo guardaré para……una ocasión muy especial – le contestó con  el mismo tono  de voz picara que había utilizado Lucia

-         Vale, eso me gusta

Siguieron hablando durante un par de minutos más sobre cosas del viaje y de lo que sucedía en casa de la Señora.

Cuando salió de la telefónica  era la una del mediodía giro a la izquierda y descubrió la amplia zona de tiendas de la Puerta del Ángel, le llamó la atención el inmenso termómetro de Can Cotet que marcaba 22 grados, era un día claro, soleado y maravilloso. Se sentía alegre, entro en Jorba Preciados, no se cansaba de ver tiendas y ropa, otro día-pensó- me dedicaré a las zapaterias. Allí se compró un bikini amarillo y allí en el probador decidió que debía recortarse el vello del pubis y de la entrepierna pues le sobresalían por los lados de la braga del bikini, como ya le ocurría con las normales, y eso en la playa no seria muy estético. Los sujetadores recogían bien su pechos apretándolos un poco hacia el canalillo y resaltándolos, se sentía irresistible

Luego callejeo sin rumbo por los estrechos callejones del Barrio Gótico, admirando algunos de los edificios de la calle del Obispo. Tenía hambre, buscaría algún bar para comer un bocadillo.

Al final de la Calle del Obispo desembocó en una plaza, era la plaza San Jaime y allí en la esquina derecha del edificio de la Diputación vio el Frankfurt Conesa. Los turistas hacían cola y salían con bocadillos y bebidas. Aquel era su “restaurante” –decidió poniéndose en la cola-.

Cuando le tocó la vez, se sorprendió al descubrir un local donde entre el mostrador y la pared quedaba solo un pasillo, de ahí que la gente saliera con los bocadillos y las bebidas a la calle, dentro no había sitio para más de tres o cuatro personas y de pié.

Detrás de la barra había un señor mas bien bajo, calvo y regordete maniobrando con maestría dos instrumentos con parrilla y tapa, en uno ponía las salchichas y en el otro, panecillos abiertos. Con estos dos ingredientes preparaba los frankfurts mientras dos camareros servían las bebidas y cobraban.

Este podría ser un buen negocio, por lo que veo, y además se podría conocer mucha gente diferente. ¡Y sin tener que servir mesas!

Se comió su bocadillo fuera en la esquina acompañado de una Mirinda de Limón. Mientras comía entabló conversación con unas chicas de Burgos que estaban de viaje de fin de carrera. Ellas le indicaron la calle San Fernando para salir a la rambla y después girando a la derecha podía subir de nuevo hasta la calle Pelayo, pues su intención era coger el autobús en Universidad donde se había bajado aquella mañana.

Subía por la Rambla admirando el colorido de los quioscos de flores y pájaros cuando de repente oyó una gran algarada, la gente empezó a chillar y a correr en dirección contraria a ella. Se oían  sirenas y disparos. Por un momento se quedo paralizada, aterrorizada, no sabia que pasaba, no sabia que hacer. De pronto alguien la cogió fuertemente de la mano y tiro de ella, empezó a correr siguiendo aquella mano, sin saber a donde iba ni porqué, solo corría.

Después de unos minutos, que le parecieron horas, se encontraba dentro de una oscura portería de una callejuela  a la que no sabía como había llegado, apretada entre un cuerpo y la pared. Los dos respiraban con dificultad y se mantenían en silencio, mientras las sirenas, el griterío y algún esporádico disparo se oían a cierta distancia aunque no lo suficiente para no sentir miedo.

-         Si entra aquí la policía, te besare. Haremos que somos una pareja de novios dándose el lote – le susurro el hombre que tenia oprimiendo su cuerpo.

-         Vale – contestó sin saber que decía, estaba aturdida

Levantó los ojos y cual no fue su sorpresa al descubrir que aquel cuerpo que la presionaba contra la pared tenia la cara de aquel estudiante que aquella mañana le rozaba el culo en el autobús y que la había puesto cachonda

-         Pero… ¡tú eres Jordi!

-         Si, pero… chsssst. No hables – le susurro mientras sus ojos miraban nerviosos hacia la puerta de entrada, si cuerpo seguía pegado a ella.