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Mi madrastra no me ve como su hija XI

en Lésbicos

Daniela Pov

Estaba en mi cuarto esperando a la susodicha, tantas cosas dichas alabado a aquella mujer, la curiosidad era demasiado, ojala esta tipa ayude a quitarme a Alejandra por unas buenas horas. Me recosté en la cama cubriendo mis ojos con las manos, inundándome por no sé qué ocasión más, con el recuerdo de mi ex madrastra; sus besos, caricias, mi piel se erizaba solo con traerlo a la mente.

Escuché murmullos afuera, me levante y salí a ver qué pasaba, de seguro ya llego Bárbara. Salí y efectivamente, se encontraba una chica joven, muy delgada pero realmente hermosa, mientras me acercaba a ella sus rasgos faciales se me hacían conocidos, no fue hasta que estuve frente a frente, que supe quién era. Bárbara, es la misma mujer con la que vi a Alejandra, esta es su amante. Que bajo había caído, tener a una prostituta como amante y era capaz de llevarla a restaurantes como si fuera la gran cosa.

Por la expresión que mostro, estoy segura que me reconoció, pero haría como si nunca la he visto, voy a jugar con esta niña, puede que logre arrancarla de los brazos de Alejandra, y se interese por mí. Fui muy amable con ella; va ser divertido y a la vez excitante descubrir que maravillas hace en la cama esta niña, por algo se ganó tanto la simpatía de Ale.

Por las miradas que me brindaba, ya la tenía en el bolsillo, que ingenuas pueden ser estas chicas.

Admito, que sentir los labios cálidos de esta puta me provocaron cosquilleos en mi interior y en mis bragas.

Fuimos a la habitación, no imagine lo que era capaz de hacer, sentir, aquella chica con cara de ángel.  Lo que no lograron las dos putas con las que estuve, lo logro una sola, me maree, fue muy intenso lo que viví. Sus dedos hicieron magia, su lengua me hizo ver mundos paralelos, que bien la movía. ¿Cuánto tiempo llevara trabajando en esto?

Cuando me recupere de todo lo que me hizo, era mi turno de demostrarle que podía ser mejor que Alejandra.

-        Creo que llego mi turno, de devolverte el favor- insinué, subiéndome en su cuerpo.

-        Es mi trabajo, pero puede hacerme lo que quiera- ronroneo, obedientemente.

Sonreí ladinamente, y acapare sus labios, eran finos, pero podía gozar de ellos, morderlos, estirarlos. Sus jadeos me excitaban, no espere mucho y ahonde mis dedos en su interior, arrulló mi espalda con fuerza, pero no me detuve, seguí penetrándola, mientras tome su pezón erecto entre mis dientes, dándole mordidas que agitaban el cuerpo de Bárbara, mi pulgar se encargó de su clítoris, empecé a torturarlo restregándolo circularmente, me calentaba escuchar su quejiditos placenteros.

-        ¿Así te lo hacen las demás?- gruñí. Entre gemidos pudo mover la cabeza negando. Sonreí, había elevado mi ego.

Baje hasta su centro para encárgame de su botoncito de carne con mi boca, quería que se corriera y beberme todo sus chorritos, empecé a succionarlo mientras continuaba ahondando en sus paredes, curvando mis dedos para hacerla ver estrellas, su cuerpo empezó a contraerse y aprisiono mis falanges con fuerza para que no siguiera moviéndome; apretó las sabanas con fuerza y se corrió maravillosamente, expulsando ese manjar que me encargaría de retirarlo con mi lengua.

Recorrí todo su coñito, esmerándome en limpiar por completo, mi última lamida fue desde su ano hasta su monte de venus. Subí hasta chocar nuestros senos, su rostro estaba empapado de sudor, al igual que el mío, habían sido sesiones extensas y esto todavía no terminaba.

-        Estás muy agitada- afirme, cuando podía ver como trataba de llenar sus pulmones con oxígeno normalmente.

-        Por tu culpa- jadeo. Sonreí victoriosa, es lo que lograba en las mujeres

-        Recupérate pronto, porque aún nos falta- abrió sus ojos demás, por lo que había dicho. Mientras esperaba que se calme, yo me dedique a besar su cuello, sí, esto no ayudaba a que se tranquilice, pero no importaba, puse una mano en su mejilla mientras mi boca seguía ocupada besando, mordiendo pequeñas partes de su piel, su lóbulo derecho fue atacado también, volví a oír sus quejiditos, por lo que estaba haciendo, había descubierto que es muy sensible en esas partes… Y de esa manera continuamos dándonos placer hasta el amanecer, solo con la luna de testigo, encerradas en estas cuatro paredes.

¿Qué pasaría si Alejandra se enterara de todo?

 

Alejandra Pov

Después de esa noche que pedí a Andrea que se quedara no la he vuelto a ver, no entiendo que pasó, he llamado a Zafiro pero me dice que está muy ocupada, le ofrecido más dinero y tampoco, ella no me atiende el teléfono, inclusive he ido a ese asqueroso bar y tampoco he tenido suerte. Es como si se la hubiera tragado la tierra.

Han pasado cinco meses de no parar de buscarla, me sentía sola sin ella, no sabía lo que me estaba pasando, pero pensaba más en la ausencia de Andrea que de Daniela, es como si aquella muchacha ocupara todos mis pensamientos. A mi ex hijastra no la he vuelto ver o si, la he visto, pero siempre rodeada de mujeres, esa es la vida que lleva, prefiere esa vida a darme una oportunidad de aclarar las cosas, aunque eso ya no me importa tanto, solo quiero encontrar a Andrea.

Me levante del asiento de aquel restaurante que permanecía cenando sola, no quería compañía de nadie, camine meditabunda, planeando donde sería otro lugar que podría estar Andrea, abrí la puerta del tocador y como un baldazo de agua fría fue ver a Daniela con Andrea besándose, eso no podía ser cierto, ¿cuándo paso eso? todo este tiempo se alejó de mí, porque estaba con ella. Como pudo ser capaz de algo semejante.

Mis ojos se nublaron de lágrimas, era espantoso, sentí como ardía mis entrañas, ellas se separaron y se sorprendieron de verme ahí parada, observando aquel espectáculo.

Alejandra susurro sorprendida Andrea, nunca pensó que la descubriría.

Negué con mi cabeza y hui presurosamente, suficiente había tenido.

Deje uno cuantos billetes, no me importa si es demás, que lo aprovechen, abrí las puertas de ese local para montarme al coche, por hoy no cargaba a mi chofer, antes de poder cerrar la puerta tuve a alguien impidiéndomelo, alce la mirada y la vi claramente, no sé cómo puede ser tan cínica de buscarme.

-        ¿Qué quieres?- espete con furia a Daniela, que no me dejaba cerrar la puerta.

-        Hablar contigo- soltó. Suspire con desgana

-        Después de meses, ahora si quieres hablar. Ándate a la mierda, Daniela- Intente volver a cerrar, pero su fuerza era mayor a la mía.

-        Solo una vez, hablemos una sola vez y si tú lo decides, no me vuelves a ver jamás, me desaparezco de tu vida.- alego firmemente. La mire por unos segundos y asentí.

Rodeo el auto y subió como copiloto.

-        ¿A dónde vamos?- pregunte

-        Donde te sientas cómoda- menciono. Lo pensé un poco y decidí que iríamos a mi departamento. Antes de arrancar mire hacia el restaurante, tal vez asomaba Andrea, pero nunca la vi, no tuve otro remedio que irme con Daniela.

-        Desde… ¿cuándo estas con ella?- no podía aguantarme las ganas de saber cómo llegaron a conocerse

-        Cuando estemos allá, te cuento todo.

Me exaspere, sin embrago, acepte, maneje lo más rápido posible, intentando no infringir las leyes de tránsito. Al llegar, subimos a mi departamento, ya era hora de aclarar todos los puntos.

Entramos y me senté primero en el mueble, no estaba para cortesías, ella  se sentó al frente mío.

-         Ya estamos aquí, ahora sí, dime todo- Miro al techo, sentí como tomo respiración antes de hablar.

-        La conocí hace cinco meses, una amiga la contrató. Al momento que la vi no la reconocí, hasta que recordé su rostro era la misma con la que estuviste en ese restaurante, y… bueno, me llene de ira, porque pasabas tanto tiempo con ella, además, era una prostituta, pagabas por compañía, eso me cegó, y quise vengarme, no de ti, sino de ella, porque Bárbara si te podía tener y yo no.- confeso. Fruncí mi entrecejo

-        Eres una reverenda idiota, no he podido estar contigo porque tu no quieres, te he buscado y me has rechazado, como puedes culparla a ella que lo único que ha hecho es estar conmigo en cada momento y sin necesidad de que le pague, se convirtió en mi amiga y tú me lo arrebataste- lo último lo mencione con un quiebre en mi voz.

-        No estaba preparada, tenía mucho rencor dentro, no podía creer que hubieras engañado a mi padre todo ese tiempo.

-        Tu padre no fue un santo, perdóname, también tiene cola que le pisen- solté, furiosa.

-        Si, lo sé. He sido una idiota,  buscar en otras mujeres, lo que solo tú puedes darme.- bajo su mirada

-        Y Bárbara, que es ella para ti- era una duda que me carcomía

-        Al inicio pensé en enamorarla para alejarla de ti, pero al trascurso del tiempo me di cuenta que es una chica muy agradable sin ningún ápice de maldad, y tuve que confesarle la verdad. Se enojó al principio, pero después de escucharme tomo la decisión de ayudarme, se alejaría de ti, para que de esa manera tú la vayas olvidando, sí, creo que no fue la mejor idea, somos un par de infantiles, inmaduras que no sabemos tomar la mejor decisión.

-        No puedo correr que Bárbara se haya prestado para todo esto- susurre. Yo comenzaba a sentir cosas por ella aunque no sé qué será a ciencia cierta, mientras que ella ayudaba a Daniela a volver conmigo, que ironía.

-        Me darás una oportunidad- hablo bajito, Daniela

-        Primero debo hablar con An… Digo, Bárbara- sentencie. Ella solo pudo afirmar

Andrea Pov

Desde esa noche mi vida cambió un poco, Daniela pagó a Zafiro, para que yo pasara con ella por dos semanas, sin celular y viviendo en el mismo departamento, no entendía bien esa actitud.

Los primeros días quise comunicarme con Alejandra, pero no me lo permitió, sentía que estaba escondida del mundo, aunque no me podía quejar, era muy amable conmigo, atenta, y nuestras noches en la cama eran excitantes, salvajes, muy pasionales, sin embargo, seguía pensando en la señora.

El día que tenía que irme paso algo que me dejo en shock, no podía ser cierto.

-        Me han gustado estas dos semanas contigo Daniela- exclame a aquella chica que me había mostrado un lado muy diferente a lo que me había contado Alejandra. Le di un beso en la comisura de su labio antes de irme, no obstante tomo mi mano, regrese a verla y tenía su cabeza agachada.

-        Lo siento- murmuro. No sabía que pasaba, no entendía por qué tenía que pedir perdón. Tome su barbilla para que alzara su rostro, la vi,  aquellos ojos brillosos estaban a punto de  estallar en lágrimas.

-        Soy la peor persona del mundo, Bárbara, la peor de todas. Sé quién eres, sé que eres la prostituta de Alejandra, pensaba alejarte de ella, que te enamores de mí,  pero por lo que veo lo segundo no pude lograr. Yo, yo… quería recuperar a Alejandra de alguna manera.

Sentí ganas de vomitar, todo se revolvió en mí, ¿fui particípese de un plan?, un absurdo plan. Me solté con fuerza de su agarre, no quería saber más, pero no pude irme, su llanto desgarrador me lo impidió, yo era muy sensible para dejar una persona así.

Cuando estuvo un poco más calmada, me conto su historia, se atrevió a confesarme como ha sido su vida, las peripecias que tuvo que pasar con su primera pareja, los horrores y traumas que le dejaron y por lo cual no le ha permitido liberarse y entregarse al amor como corresponde. Escucharla a hablar de Alejandra me dolió, podía ver como sus ojos brillaban al revelar lo que sentía, yo, yo jamás podría compararme con ella, Daniela esta muy enamorada, pero es muy cabezona para hablar claro con su ex madrastra.

Me toco tomar la decisión más difícil de mi vida, tratar de arrancarme los sentimientos que estaban naciendo por la señora, no tenían lugar, nunca podría hacerse realidad. Por mi propia cuenta decidí alejarme, Daniela encontró otro bar, pero uno exclusivo donde trabajaría, insistió en que podía encontrarme otro trabajo pero no acepte, yo decidiré cuando lo dejo.

Han pasado varios meses y pondremos nuestro plan a funcionar, sabíamos dónde Alejandra estaría y fuimos hasta allá, la vi sentada en una mesa y mi corazón aleteo con presura, más hermosa que nunca estaba, pero tuve que desviar mi vista no podía embobarme admirándola. Esperamos el momento adecuado, cuando vimos que se dirigía al baño fuimos a ganarle, el plan era que nos encontrara besando, aún no entiendo muy bien como esto ayudaría, y siento que es infantil, pero bueno, solo me deje llevar por la loca de Daniela, nos hemos vuelto excelentes amigas. Mi corazón se estrujo al verla llorar, así no debía ser, tenía que insultarnos para que pudiéramos aclararlo después, pero no fue así, ella salió corriendo.

Demonios, la hemos cagado.