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Mi madrastra no me ve como su hija II

en Lésbicos

Estuvo tan cerca de que mi padre nos descubriera. Cómo pude caer, estaba decidida a devorarme a esa mujer, mi tanga quedo muy húmeda por sus insinuaciones. Su sabor alcoholizado aun lo recordaba mis labios quemaban con la sensación de haber tenido su lengua dentro de la mía, mis manos acariciaron ese gran trasero.  Cerraba mis ojos tratando de dormir y no podía.

Maldita mujer

Ya habían pasado como tres horas de aquel encuentro en su baño y el sueño no se apoderaba de mi cuerpo, lo único que me apoderaba era el recuerdo de haber tenido ese encuentro tan erótico con mi madrastra.

Me levanté de la cama y fui a la cocina, necesitaba un vaso de agua bien fría, tal vez le ayude a mi cuerpo a enfriarse.

Divise que las luces en la cocina estaban encendidas, ¿será la sirvienta? me acerqué... no podía ser, ahí estaba la mujer de mis desvelos.

Intenté salir sin ser vista, pero fue imposible.

—A donde crees que vas hijita—hablo juguetonamente. Tome valor y regresé a verla

—A ningún lado, vine por un vaso con agua.

Pase por su costado, para tomar un vaso y llenarlo

—¿Y tú que hacías?— pregunté

—Tenía dolor de cabeza y vine por una pastilla

Yo solo asentí

Me tome mi vaso de agua y me disponía a volver a mi habitación pero la mano de Alejandra me lo impidió.

—Tú y yo tenemos algo pendiente— insinuó

—Lo que estuvo a punto de pasar iba hacer un error. Tu estas casada con mi padre — le recordé

—Eso no quita que me deseas, vamos Daniela, se sincera y no conmigo, sino contigo. Te mueres por estar entre mis piernas devorándome. En la ducha lo demostraste— se acercó peligrosamente. Trate de caminar hacia atrás hasta que choque con la pared.

—Fue un momento de debilidad, nada más— espete nerviosa, me tenía acorralada.

—Entonces... Si yo me acerco de esta manera — se pegó a mi cuerpo— No sientes nada— preguntó

Claro que sentía, no sirvió el agua. Sentía mi cuerpo más caliente que antes, mi centro palpitaba por atención

—No, nada— titubee

Sonrió descaradamente

—No sabes mentir —juzgó, mordiendo su labio inferior.

Llevo su cabeza a mi cuello y aspiro fuerte

—Como me gusta tu olor— comenzó a besar esa parte, cerré mis ojos. Entre sus dientes tomó mi lóbulo derecho.

Mierda, no tenía defensas contra ella

Mis manos se movieron involuntariamente y agarraron su culo. La pegue enérgicamente a mí. Quería sentirla

Dejo los besos y empezó a lamer mi cuello, bajo por el canalito de mis senos.

Le favoreció que cargaba una blusa descotada. Gemí al sentir su lengua por encima de esa prenda que ahora solo estorbaba.

Posó sus manos por dentro de ella y me la quito. Sus ojos brillaron lobunamente, podía observar mis senos ya que no cargaba sujetador. Mis pezones estaban erectos, le daba una idea de lo excitada que estaba.

—Por suerte, no sentías nada hijita— sonrió, mientras se repasaba los labios con la lengua.

—A la mierda todo

Le di la vuelta y la posicione a ella contra la pared

Me apoderé de sus labios, no podía seguir aguantando las ganas que tenía.

Me estaba devorando esa boquita, mi lengua se enredó con la suya. Mis senos fueron presas fáciles para las manos de Alejandra

—Son pequeños — susurró

—Pero juguetones —jadee

—Ya lo veremos— replicó

Sin dejar de ver mis ojos, tomo uno y se lo llevo a la boca.

Me respingue. Dios que placer

Lo chupaba hambrientamente, y el otro era apretujado por su otra mano, sentía que quería ordeñarlo.

Gruñí, cuando mordió mi pezón, que salvaje.

—Vamos a tu cuarto, te voy a demostrar lo que es  estar con una mujer de verdad— propuso

Embobada por todo lo que estaba haciéndome, asentí

Fuimos, tratando de no hacer mucho ruido, mi padre estaba dormido

Mierda, mi padre. Pero ya era muy tarde para arrepentimientos.

Ni bien entramos al cuarto puso seguro a la puerta, y caímos a la cama

—Y si mi padre se despierta— hable

—Él duerme como un tronco, ni los gritos que vas a dar lo despertaran— dijo, mostrando una sonrisa ladina— Ahora cállate que te voy a follar a mas no poder

Pego su boca a la mía y me beso con una fuerza inconmensurable, me deje hacer por ella.

De un tirón desprendió el short que cargaba puesto. Se había transformado en una leona a punto de devorar a su presa.

Con su mano atrapo las mías y las puso  por encima de mí cabeza.

Hundió su cabeza en mi cuello, sentía las succiones que daba, de las cuales seguro quedaran marcas. Me removía debajo de ella, alzaba mis caderas quería cariño en mi parte baja. Llevó su rodilla a mi entrepierna y empezó a restregarla. Me moví, buscando contacto. Jadee más fuerte cuando sentí mi clítoris rosarse, mis movimientos aumentaron, me iba a correr tan solo con su rodilla. Pero la hija de puta la retiró.

—Si te vas a correr, será con mi boca puesta en tu coño, con nada mas— gruñó en mi oído.

Metió su mano dentro de mi braguita, y acarició mi hendidura

—Hijita, pero si ya estás bien mojada— saco su mano, y llevó sus dedos a sus labios.

—Hmm... Como lo esperaba, un delicioso manjar — añadió, mientras seguía chupando sus dedos

La vi desprevenida y la sorprendí poniéndome encima de ella.

—Me gusta cuando yo soy la que mando—demande

—Te faltan muchos años para que tu pued...— hundí dos dedos en ella, abrió su boca por la sorpresa.

Resbalaron fácilmente, estaba muy húmeda, añadí unos más y seguí penetrándola.

Con mi otra mano levante un poco más el batón que cargaba, pero ella termino quitándoselo por completo. Vi esas apetitosas tetas y me llevé una a la boca, lamí hasta el cansancio, me habían encantado desde que las vi por primera vez.

—Más duro, que me corro. Joder— Sonreí. Ejercí mucha presión en mis arremetidas; mordí sus pezones. Aun no sé cómo mi padre no se despierta con los gritos que está pegando su mujer.

Curvee mis falanges y rasgue en ese punto donde la haría explotar y no falle, se corrió, sentí como aprisionó mis dedos dentro. Baje y  lamí aquel líquido que salía de su raja. Eran pequeños lametazos pero que volvían a excitarla. Abrí sus labios para retirar todos sus jugos, pero vi ese huequito y se me hizo inevitable no hundir mi lengua.

Volvió a gritar. Eso le enseñará que no soy una niñita pasiva.

Tome con mi boca a ese clítoris que estaba hinchado, y que rogaba por atención. Comencé a succionarlo

—Ohh... siii, así me gusta que me follen—lloriqueaba, retorciéndose de placer

Jugué con el, quería que me regale otra sacudida de líquidos jugosos de su coñito.

Tomo mi cabellera entre sus manos y me pego a su sexo. Movía sus caderas de adelante para atrás, mientras decía cosas sin sentido, estaba a punto de correrse otra vez. Ayude a la labor metiendo dos dedos y moviéndoles furiosamente. Aumente la rapidez de mis lamidas, sentía como aquel botoncito palpitaba como si tuviera vida propia, anunciaba que un gran orgasmo vendría.

Grito por última vez y sentí como mi boca se llenaba de su esencia. Que buen squirt.

Di una última lamida, y ascendí por en medio de su cuerpo, dejando pequeños besos primero en esa mata de vellos cobrizos, pasando por su ombligo, avanzando hasta sus tetas y como última parada sus labios.

Que saboree desde mis labios sus líquidos.

— Sabes muy bien, madrastra, demasiado bien — ronronee. Había olvidado la culpa que tenía. Pero como no lo haría teniendo a esta mujer que es una diosa. Una medusa que al verla, petrifica mis sentidos, y se roba mi compostura.

—En tus labios todo sabe bien, Daniela. Desde que te vi, no he pensado en otra cosa que no sea tenerte en mi cama, para follarte sin cansancio. Aunque esta vez lo hayas hecho tú, tramposa — Sonreí.

—Si esperabas una sumisa, conmigo te equívocas, me gusta decidir. Cuándo piensas que tomas el control, es porque yo lo dejo— hable con suficiencia

—Ya veremos cuanto te dura. No habido chica que no pueda doblegar— advirtió

Me carcajee

—Suerte con eso. Pero déjame decirte que por hoy la diversión ha terminado — casi estallo en risas, cuando vi la cara de sorpresa

—Como que terminó, aun no te hago mía— refunfulló

—Otro día será. Madrastra, lo bueno se hace esperar— alague

—Entre más te resistes, mis ganas aumentan. Cuando te tenga no tendré compasión contigo, vas a pedirme que no deje de hacerlo.

Eso sí me causó gracia. Que se creerá

—Me estas amenazando, mamá postiza — insté

—Tómalo como quieras — en su tono se sentía la molestia.

Vino por lana y salió trasquilada

—Si no te molesta, puedes salir de mi habitación, ya tengo sueño— Mencione dando un bostezo

Estaba hallando divertido jugar con ella.

Se levantó tomando su batón, y salió sin emitir palabra alguna. Le había herido el orgullo.

Pero mierda yo había quedado necesitada, mi centro aun palpitaba. Busque a mi amigo dildo, y jugué con el, me tome la molestia de gemir fuerte, quería que mi madrastra escuchara que hacia lo que no le deje hacer a ella. Restregué fuerte mi botón con mi pulgar, mientras hundía ese aparato en mi interior, hasta que sentí que se estremeció mi cuerpo y mis jugos se chorrearon por el dildo, habia calmado aunque sea un poco mi tension sexual.

En tu honor, madrastra. Pensé